miércoles, 18 de octubre de 2023

Israel hunde a la Franja de Gaza en una catástrofe humanitaria


El bloqueo mantiene a Gaza sin agua, combustible ni medicamentos 

Se estima que más de un millón de personas abandonaron sus hogares en la Franja de Gaza desde el comienzo de los bombardeos israelíes, pero sin tener dónde ir, debido a que el enclave costero se encuentra férreamente bloqueado por el Estado sionista y Egipto. Como resultado, cientos de miles de personas se amontonan en precarios campamentos de refugiados de Naciones Unidas en los que, dado el implacable cerco, escasea la comida y las familias “disponen de menos de un litro de agua al día” (La Nación, 17/10). 
 Hace pocos días, el gobierno de Tel Aviv dictó un ultimátum para que la población civil abandonara el norte del territorio gazatí. Esto provocó un flujo poblacional hacia el cruce de Rafah, en la frontera con Egipto. Pero, mientras daba esta orden de evacuación, Israel seguía bombardeando intensamente el sur del enclave, recibiendo de ese modo a los desplazados. Hasta el día 16 de octubre, según la agencia palestina Wafa, más de 2.800 palestinos fueron asesinados por los ataques, de los cuales 853 eran niños y 37, trabajadores de la salud. Esto, según el primer ministro Benjamin Netanyahu, es “solo el comienzo”, ya que aún falta la invasión terrestre, que se espera para las próximas jornadas. 
 Mientras tanto, “los hospitales advirtieron que están al borde del colapso, casi sin medicamentos y a un día de que los generadores que mantienen operando máquinas como incubadoras y respiradores se queden sin combustible” (ídem). La vida de miles de pacientes está en riesgo. Los nosocomios han resistido la orden de evacuación israelí, dado que cumplirla implicaría el deceso de muchos internados. La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, advirtió el riesgo de que el desplazamiento masivo, sin agua ni condiciones sanitarias, conduzca a una ola de enfermedades.
 Mientras el pueblo de Gaza es sometido a este castigo colectivo, hay ayuda humanitaria para 300 mil personas del otro lado de la frontera que no puede ingresar debido a los bombardeos y el bloqueo. “Tenemos que destruirlos hasta la médula”, había anticipado recientemente May Golan, ministra de los Derechos de la Mujer. “Estamos tratando con animales”, intentó justificarse el ministro de seguridad Yoav Galant. 
 El desplazamiento forzoso de más de un millón de gazatíes trae a la memoria el triste recuerdo de la “Nakba” (catástrofe), cuando 700 mil palestinos fueron expulsados de sus tierras durante el proceso de conformación del Estado de Israel. De momento los gazatíes se encuentran encerrados, pero en el mediano plazo no se puede descartar un éxodo masivo hacia países vecinos, como Egipto o Jordania, donde ya viven más de dos millones de palestinos. 
 “La catastrófica situación humanitaria en Gaza está a punto de alcanzar un punto de inflexión. La población atrapada en Gaza debe recibir inmediatamente el combustible, el agua, los alimentos y los medicamentos que necesita desesperadamente”, admitió la titular de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien no se caracteriza precisamente por su simpatía hacia la causa palestina. 
 Mientras tanto, en Cisjordania fueron asesinados 52 palestinos por la represión policial desde el inicio de la incursión de Hamas en territorio israelí. A su vez, cinco murieron a manos de las bandas de los colonos. El gobierno israelí promueve abiertamente el armamento de estos grupos: desde enero de 2023 hasta octubre, el Ministerio de Seguridad de Itamar Ben-Gvir, del ultraderechista Poder Judío (junto al Likud, los partidos ultraortodoxos y el Partido Sionista Religioso, la coalición que posibilitó el nuevo mandato de Netanyahu), distribuyó 27.000 armas de fuego para favorecer esas milicias (Wafa, 17/10). Además, en el mismo sentido, se vienen relajando las normas para el acceso a las armas.
 El escenario se completa con los bombardeos que Israel ha realizado contra Hezbollah en el Líbano y sobre los aeropuertos de Damasco y Alepo, en Siria. En la frontera con el país de los cedros, Israel evacuó 38 localidades ante la posibilidad de una regionalización del conflicto. La milicia chiíta apoya a Hamas y lanzó cohetes sobre territorio israelí. 
 El titular del Departamento de Estado yanqui, Antony Blinken, visitó Medio Oriente para reforzar el apoyo a Israel (este miércoles lo hará Joe Biden), pero también preocupado ante un posible desmadre de la situación, ya sea una insurrección generalizada del pueblo palestino, o una guerra regional, dos consecuencias posibles de la ofensiva sionista. Como válvula de escape, Blinken aseguró que se reabrirá el paso de Rafah para permitir el ingreso de ayuda humanitaria, y se reunió también con el jefe de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, y con el rey de Jordania, Abdullah II.
 La segunda ola de manifestaciones en apoyo al pueblo palestino en el mundo ha sido más masiva que la primera, tanto en Europa como en el mundo árabe. Esto tiene que ver con que la acción genocida que Israel está llevando adelante empieza a quedar en evidencia, a pesar de la profusa propaganda sionista en los medios de comunicación y las redes sociales. 
 Hay que detener esta masacre. 

 Gustavo Montenegro

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