viernes, 5 de diciembre de 2008
LA CRISIS QUE NO VE CNN
Caracas, 04 Dic. ABN (Gabriel Ramírez).- En cuestión de meses, grandes bancos de todo el mundo han desaparecido mientras que los gobiernos de Estados Unidos, China e Inglaterra, entre otros, gastan cientos de miles de millones de dólares en paquetes de rescate financiero al tiempo que la lucha contra el hambre, enfermedades como el Sida, o la seguridad laboral, pasan a un segundo o tercer plano.
Ciertamente la crisis financiera ha sido de grandes proporciones. Nadie duda en afirmar que se necesita de compromisos entre los países industrialmente desarrollados, de los productores de petróleo, de las instituciones internacionales financieras y de las pequeñas naciones para encontrar las vías razonables para salir de la crisis.
Tal parece que después que el daño estuvo hecho, después que colapsaron los principales bancos del mundo -poniendo en riesgo los ahorros de millones de personas-, luego de que grandes transnacionales despidieron a miles de trabajadores, las naciones poderosas han decidido, por fin y a su manera, actuar.
Los neoliberales en defensa de la intervención del Estado en la economía
En el Reino Unido se nacionalizó la banca parcialmente con 88 mil millones de dólares, en Alemania con 109 mil millones y en Francia con 55 mil millones de dólares, por citar sólo algunos países.
Sólo Estados Unidos, en su intento no por salvar vidas ni puestos de trabajo, sino banqueros irresponsables, invirtió una cantidad de dinero exorbitante.
En principio, luego de intensos debates en el Congreso y el Senado de EEUU se aprobó un plan de rescate de 700 mil millones de dólares para intervenir y salvar grandes bancos como Lehman Brothers. Posteriormente el gobierno de EEUU anunció otro paquete de rescate de 800 mil millones de dólares adicionales.
Teniendo en cuenta tal cantidad de dinero, y más allá de cualquier interpretación, eso es la nacionalización de la banca en el país defensor libre mercado en el hemisferio.
En Europa, Inglaterra también hizo una gran inversión para salvar los bancos, concretando una nacionalización parcial de los mismos en el país en el que Adan Smith desarrolló su teoría de que el mercado se regularía a sí mismo gracias a una mano invisible y que el gobierno debía tener un papel limitado en la economía.
La debacle que opacó a una crisis mucho más aguda
La debacle financiera, como anteriormente describimos, es de proporciones gigantescas y verdaderamente preocupantes. Aunque se inició en Estados Unidos su alcance es global y no hay economía en el mundo que, en distintas medidas, pueda escapar de ella.
Sin embargo, hay crisis que azotan desde hace décadas el futuro de la humanidad, con tanta o más fuerza que esta debacle financiera: el Sida, el desempleo y el hambre.
Los intentos de los países desarrollados por disminuir los casos de Sida, o por paliar el hambre en países como Haití, o en la África subsahariana, resultan ridículos cuando se comparan con los cuantiosos esfuerzos por salvar a la banca irresponsable.
En el mundo hay 33,2 millones de personas infectadas de Sida según la Organización Mundial de la Salud (OMS), de ese total 22,5 millones residen en África a pesar de que su población sólo supone el 10% de la población mundial. Eso, sin lugar a dudas es también una crisis de grandes proporciones a escala global.
Luego de que la opinión publica fue testigo de las movilizaciones de presidentes por salvar los mercados bursátiles han surgido decenas de críticas a los mismos, condenando el hecho de que no han aplicado un “paquete de rescate” a los millones de seres humanos infectados por Sida, ni mucho menos un plan de salvataje a los millones de africanos que viven en situación de desempleo.
Entre el año 1981 y el 2001 el Producto Interno Bruto (PIB) de los países del África subsahariana disminuyó un 13%, duplicándose el número de personas que vivía en pobreza extrema, hasta alcanzar los 314 millones de afectados. En el año 2000, la esperanza de vida en el continente negro era de 47 años y en algunos países no llegaba a los 37 años.
En el año 2001, los líderes de diferentes países africanos se reunieron en la ciudad de Abuja (Nigeria) y declararon el continente en “estado de emergencia” respecto a la epidemia de VIH. Se comprometieron a aumentar el gasto en salud al 15% de los presupuestos nacionales anuales. El control del VIH, la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas constituían la prioridad principal de cara al siglo XXI.
Un año más tarde, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) instó a los países desarrollados a aumentar sus ayudas al desarrollo hasta el 7% de su PIB para el año 2015. En 2006, sólo Dinamarca, Luxemburgo, Holanda, Noruega y Suecia habían alcanzado esa cifra. España, por ejemplo, solo aporta el 0,5% de su PIB.
Hace siete años que África se declaró en emergencia con respecto al Sida y pocos lo saben. Hace menos de tres meses los mercados bursátiles se declararon en emergencia y urgieron a los gobiernos intervenir para salvarlos y ya es un acontecimiento altamente conocido.
Durante el año 2007, casi dos millones de africanos se infectaron por el virus. El 61% de los infectados, y el 75% entre los jóvenes, eran mujeres. Tres de cada cuatro muertes en el mundo por Sida se registraron en el África subsahariana. Se estima que para 2010, más de 20 millones de niños puedan perder a sus padres por la enfermedad.
La malaria, enfermedad parasitaria transmitida por los mosquitos del género Anopheles, constituye la segunda causa de mortalidad en esta región, la primera en niños menores de cinco años. Cada año se producen entre 300 y 500 millones de casos clínicos de malaria, el 90% de ellos en África.
La FAO y el “compromiso” de los gobiernos del primer mundo
Al término de la última reunión de la la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por su sigla en inglés) Estados Unidos y Europa (exceptuando los países anteriormente nombrados) no solamente no aumentaron sus cuotas a la FAO ni realizaron aportes extraordinarios, sino que además se negaron a que la declaración final incluyera una exhortación a modificar los hábitos de consumo de sus habitantes, que literalmente están saqueando el planeta.
“A pesar del entusiasmo de los discursos y de los compromisos financieros, hemos recibido una ínfima parte de lo que había sido anunciado”, declaró el director general de la FAO, Jacques Diouf, al termino de dicha reunión.
“Sólo 10% de los 22 mil millones de euros anunciados fueron pagados”, precisó y lamentó que “respecto a las expectativas de los países pobres, los medios financieros no estén a la altura de las necesidades”.
Desempleados: desamparados de la crisis
Como es evidente, la entrada en recesión de las principales economías del mundo y la quiebra de grandes bancos y empresas transnacionales ha traído como consecuencia grandes despidos masivos, dejando a cientos de miles de familias sin el sustento necesario. Los bancos y empresas que no quebraron, redujeron sus puestos laborales debido a la crisis.
La lista de desempleados del mundo podría aumentar en más de 20 millones de personas gracias a la crisis financiera mundial, como destacó el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Juan Somavía.
En 2007, la cifra de desempleados llegó a 190 millones y para fines del 2009 puede superar por primera vez la marca de los 200 millones y llegar hasta 210 millones, según esta agencia de la ONU.
“Ésta no es simplemente una crisis en Wall Street. Se necesita un plan de rescate económico para las familias trabajadoras y la economía real”, subrayó el alto funcionario.
Señaló que el número de trabajadores pobres que viven con menos de un dólar al día podría aumentar en 40 millones, y el de quienes viven con dos dólares diarios, a 100 millones.
“Proteger a las personas significa asegurarse de que las pensiones estén disponibles, que tengan beneficios de desempleo, que tengan acceso a servicios de salud”, expresó.
Sin embargo los beneficios a los desempleados no han estado en las tapas de los periódicos, como en cambio han estado los planes para salvar a las automotrices Ford o Chrysler, por ejemplo.
Los servicios de salud mucho menos. En EEUU la salud no es un derecho y cada persona tiene acceso a la salud que su bolsillo le permita. 47 millones de personas no tienen seguro médico en Estados Unidos. El 30% de ellos son niños.
Más del 50% de las pequeñas empresas no ofrece seguro médico. Esto se debe al aumento desproporcionado del precio de los seguros, que sólo en los últimos siete años se incrementó en un 98%.
A pesar de todas estas alarmantes consideraciones, 47 millones de personas sin seguros médicos no son una cifra alarmante para la Casa Blanca. El mundo vive una crisis de Sida, una crisis ambiental, una energética, una de salud y una de desempleo, entre otras.
Son flagelos para la humanidad, son debacles para la calidad de vida del ser humano y han puesto en un real riesgo el futuro del desarrollo del mundo.
Si, es necesario un plan consciente, sostenible y sustentable para tratar el actual estado de la economía mundial. Sin embargo, este plan debe considerar a su vez los problemas sociales y culturales, estas dos áreas no pueden marchar de manera desligada a la crisis financiera.
Es necesario que los gobiernos planteen soluciones a la crisis financiera pensando en el bienestar social de la población más que en los dividendos y las cifras de ganancias o perdidas de una empresa.
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