viernes, 22 de junio de 2007

Por la Refundación del Internacionalismo Proletario.


La Primera Internacional (1864-76)

1. Formación de la Primera Internacional

La Primera Internacional nació en Inglaterra. Esto no fue accidental. Inglaterra, la cuna del capitalismo industrial, era el país económicamente más avanzado del siglo XIX. Los antagonismos de clase modernos surgieron primero y se desarrollaron más poderosamente en Inglaterra y fue allí donde primero se manifestaron las formas esenciales de la lucha proletaria contra la clase capitalista. En el gran Movimiento Cartista de 1840, Inglaterra presenció la primera movilización política del proletariado como clase. Fue en Inglaterra donde por primera vez la clase obrera se organizó en sindicatos. Los más consecuentes y visionarios líderes de la clase obrera inglesa fueron los primeros en llegar a una clara comprensión de la lucha de clases como factor histórico y principio táctico. Fue allí donde el proletariado adquirió antes el profundo sentido de la solidaridad internacional y la necesidad imperativa de concertar la acción en la lucha contra la sociedad capitalista basada en esta solidaridad.
La Primera Internacional no fue la creación exclusiva de la grandiosa mente de Marx. Fue un producto genuino del movimiento de la clase obrera y de la iniciativa de su vanguardia. Creció sobre un terreno ya roturado con la lucha de clases y regado por las semillas del internacionalismo. Su aparición fue preparada por un grupo de precursores que había difundido las ideas y sentimientos de la solidaridad proletaria, ideas que penetraron en pequeños círculos de trabajadores concientes, aun bajo las condiciones más adversas y decepcionantes.
Desde 1845 hasta 1864, hubo una serie de intentos de organización de la clase obrera que culminaron en la fundación de la Primera Internacional. Aquí señalaremos las tres organizaciones más importantes. La primera de ellas fue la Sociedad de Demócratas Fraternales, organizada en 1845 por Julián Harney en Londres, donde se aglutinaron los refugiados políticos de toda Europa. Esta fue la primera organización internacional de la clase obrera. La segunda fue la Liga Comunista que, basada en el trabajo de Marx y Engels, el Manifiesto comunista, dio al movimiento obrero internacional su primer programa científico y las bases teóricas correctas. La tercera fue el Comité Internacional organizado por Ernest Jones en Londres que, por medio de sus mítines masivos y manifiestos, mantuvo vivas las tradiciones del internacionalismo durante los reaccionarios años de 1850.
Cuando las condiciones para su fundación maduraron, la Primera Internacional fue construida sobre las bases del trabajo realizado por estos pioneros. Después de la derrota de las revoluciones de 1848 y durante el auge posterior del capitalismo en la década de 1850, el movimiento obrero estuvo terriblemente deprimido. A muchos le parecía que nunca recobraría la intensidad revolucionaria que había desplegado en los momentos más candentes de los levantamientos de 1848. A pesar de que la idea del internacionalismo decayó, nunca estuvo totalmente extinguida. Se mantuvo viva en pequeños grupos aislados muy débiles, pero fieles líderes de la clase obrera. Aquellos que han pasado por períodos comparables de reacción y repliegue durante el siglo XX pueden comprender el carácter de la época.
El despertar político de la clase obrera inglesa y francesa también revivió la idea del internacionalismo. La visita de delegados obreros franceses a la Exposición Mundial de Londres en 1862, aunada la conspiración conjunta de Francia, Inglaterra y Rusia para aplastar la insurrección polaca por la independencia en 1863, condujo a un intercambio de correspondencia sobre sus calamidades comunes y finalmente a un mitin conjunto de representantes obreros franceses e ingleses en el St. Martin's Hall en Londres, en setiembre 28 de 1864. Allí se decidió crear un comité que delineara los estatutos para una organización internacional obrera que deberían ser aprobados en un congreso internacional, citado al año siguiente en Bélgica. Las reseñas periodísticas sobre el comité, que estaba compuesto por numerosos sindicalistas y representantes obreros extranjeros, mencionaban en último lugar a Karl Marx, quien estaba destinado a ser una de las figuras más destacadas de la organización.

2. El papel de Marx

Inmediatamente Marx se convirtió en el líder intelectual de este comité de cincuenta miembros, la mitad de los cuales eran obreros ingleses. Después que otros vacilaron, asumió la tarea de esbozar el programa y los estatutos de la Primera Internacional. El comité entusiasta y unánimemente aprobó el Discurso inaugural y las Reglas provisionales, pidiendo solamente la adición de unas pocas frases abstractas acerca del "derecho y el deber, la verdad, la moralidad y la justicia" que, como Marx dijo a Engels, fueron incluidas por él de tal forma que no desfiguraron el contenido.
El Discurso inaugural de la Asociación Internacional de Trabajadores pronunciado en el mitin del St. Martin's Hall de Londres, el 28 de setiembre de 1864, es, junto con el Manifiesto comunista, una fuerte denuncia al capitalismo y una exposición de las metas de la clase obrera. Comenzó recordando el impresionante hecho de que durante los años de 1848 a 1864, a pesar de ser un período de incomparable desarrollo industrial y comercial, la miseria de la clase obrera no había disminuido.
Y aun más: "los señores de la tierra y del capital continuarán utilizando sus privilegios sistemáticamente para la defensa y perpetuación de su monopolio [de los medios de producción]." Por lo tanto, la gran tarea de la clase obrera es la de tomarse el poder político. Los trabajadores se están dando cuenta de esta necesidad, tal como lo demostraron con el resurgimiento de los movimientos obreros en Inglaterra, Francia, Alemania e Italia y con los esfuerzos por organizar políticamente a los trabajadores. Los obreros "poseen un elemento para el éxito, su número. Pero el número pesa en la balanza sólo cuando está unido en una organización y dirigido hacia un fin consciente". La experiencia ha demostrado que ignorar la solidaridad que debe existir entre los trabajadores de todos los países y dejar de impulsarlos a estar presentes hombro a hombro en todas las luchas por su emancipación, revierte siempre en un fracaso general de todos sus esfuerzos. Esta consideración, junto con las señaladas anteriormente sobre la política exterior, condujo al mitin del St. Martin's Hall a fundar la Asociación Internacional de los Trabajadores. (Mehring)
El discurso concluyó con el inmortal grito de batalla del Manifiesto comunista: "¡Proletarios de todos los países, uníos!".
En las Reglas provisionales se incluyen muchas de las máximas clásicas del marxismo. La emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos. La lucha por la emancipación de la clase obrera no es la lucha por el establecimiento de nuevos privilegios de clase, sino por la total abolición del régimen de clases. El sometimiento económico del trabajador ante aquellos que se han apropiado de los instrumentos de trabajo, esto es, de las fuentes de la vida, conduce a todo tipo de servidumbre: miseria social, atrofia intelectual y dependencia política. La emancipación económica de la clase obrera es, por lo tanto, la gran meta para la cual deben utilizarse todos los movimientos políticos. La emancipación de los trabajadores no es una tarea local, ni nacional. Abarca a todos los países en los que existe la sociedad moderna y sólo puede lograrse por medio de una cooperación sistemática entre todos estos países. Las reglas trazaron y definieron las tareas del Consejo General compuesto por trabajadores de varios países representados en la asociación.
El Discurso inaugural se diferencia del Manifiesto comunista en la forma. Marx escribió a Engels, "hace falta tiempo, antes de que el movimiento revivido nos permita utilizar el viejo lenguaje audaz. La necesidad del momento es: osadía en el contenido, pero moderación en la forma". Este documento se diferenciaba del Manifiesto porque pretendía agrupar en una sola estructura a trabajadores con diferente grado de desarrollo político. Pero, contenía implícitamente las ideas fundamentales del comunismo. Marx confiaba en que posteriormente la conciencia de clase de los trabajadores se desarrollaría y se elevaría como resultado de su acción unificada para garantizar la victoria final del socialismo científico al interior de la Internacional, y a través de ésta, sobre la clase capitalista.

3. Logros de la Primera Internacional

La Primera Internacional vivió durante catorce años, desde 1864 hasta 1878. Como es imposible relatar toda su actuación y los documentos de sus congresos, se mencionarán solamente los logros y las actividades organizativas más destacadas.
La Internacional se anotó su primer éxito significativo en la lucha que dirigieron sus miembros por la reforma de los derechos políticos en Inglaterra. Al escribir a Engels el 7 de julio de 1886, Marx decía: "Las demostraciones de los obreros de Londres, maravillosas, si las comparamos con cualquier otra que hayamos visto en Londres desde 1849, son fruto del trabajo de la Internacional. Por ejemplo, Lucraft, el líder de la demostración en Trafalgar Square, es miembro de nuestro consejo. En un mitin de 20.000 personas en Trafalgar Square, Lucraft propuso una demostración en Whitehall Gardens, "donde una vez hicimos picadillo la cabeza de un rey", y poco después, una demostración de 60.000 personas en Hyde Park, casi se convierte en insurrección."
Los miembros de la Internacional dirigieron una vigorosa campaña por una legislación laboral progresiva. Exigieron una jornada de trabajo más corta y condenaron el trabajo nocturno y todas las formas de trabajo perjudiciales para las mujeres y los niños. En 1886, el Congreso de la Internacional de Ginebra declaró: "Exigiendo la adopción de estas leyes, la clase obrera no consolidará los poderes dominantes, sino que por el contrario, convertirá en su propio instrumento a esos poderes que ahora son utilizados contra ella."
La Internacional estimuló la organización sindical en muchos países. Así mismo, buscó elevar el nivel político del movimiento sindical y lograr que sus miembros fuesen concientes de su misión histórica. "Conduciendo incesantemente una guerra de guerrillas en la lucha diaria entre el capital y el trabajo, los sindicatos llegarán a ser aun más importantes como palanca para la abolición organizada del trabajo asalariado. En el pasado, los sindicatos han concentrado sus actividades demasiado exclusivamente en la lucha inmediata contra el capital, pero en el futuro no se pueden mantener por fuera de la política general y del movimiento social de su clase. Su influencia será cada vez más fuerte y las grandes masas de trabajadores se darán cuenta de que su meta no es estrecha ni egoísta, sino que se propone lograr la emancipación de millones de oprimidos."
De acuerdo a esta línea, la Internacional apoyó las huelgas que se extendieron de un país a otro después de la crisis económica de 1866. En cualquier sitio donde estallaran estas luchas la Internacional llamó a los trabajadores a apoyar, en su propio interés, a sus camaradas extranjeros. Los capitalistas trataron de atribuir estas huelgas a las maquinaciones de la Primera Internacional, así como hoy se las atribuyen a las actividades de los "agitadores extranjeros", "rojos" y "trotskistas". Algunos capitalistas suizos llegaron a enviar un emisario a Londres para averiguar las fuentes financieras de la Internacional, que eran realmente escasas. "si estos buenos cristianos ortodoxos hubiesen vivido durante los primeros días de la cristiandad, habrían investigado la cuenta bancaria de Pablo en Roma", dijo Marx burlonamente.
La Internacional expresó su solidaridad activa siempre que las luchas de los pueblos llegaron al extremo de una guerra civil o nacional. De 1864 a 1869 la Internacional le envió cuatro mensajes al pueblo norteamericano. El primero fue al presidente Lincoln, apoyando la resistencia de su gobierno al poder esclavista; el segundo al presidente Johnson sobre el asesinato de Lincoln; el tercero al pueblo, por su triunfo sobre los esclavistas; y el cuarto a William Sylvis, presidente del National Labor Union, en 1869, en protesta contra los intentos de las clases dominantes europeas de arrastrar a Estados Unidos a la guerra.
La Internacional desató sobre su cabeza la ira de toda la burguesía y de los filisteos cuando, en dos mensajes escritos por Marx, exhortó a los trabajadores franceses que se sublevaron al final de la guerra franco prusiana en 1871 a tomarse el poder y crear la Comuna de París. Con un ejército invasor a sus puertas, estos "titanes de tormentas" de la clase obrera. Fueron sangrientamente masacrados por las fuerzas de la burguesía francesa, ayudadas por el ejército de Bismarck, así como en 1943 - 1945 el general Badoglio logró desviar y aplastar la revolución italiana con la ayuda de las fuerzas anglo norteamericanas y estalinistas.
El mayor logro de la Internacional fue dar la prueba viviente de que la unidad internacional de los trabajadores era posible y fructífera.
A pesar de su inevitablemente primitiva organización interna, aportó un modelo para todas las organizaciones proletarias internacionales posteriores. El término "internacionalismo" está en el diccionario y el himno "La internacional" fue escrito gracias a la existencia de la Primera Internacional.

4. La lucha por el marxismo

Los problemas más serios de las ideas del socialismo científico entre los obreros avanzados fueron las diferentes variedades del socialismo pequeño burgués, anarquismo y actitudes sectarias y oportunistas en relación a los problemas que afrontaba el movimiento obrero. La historia de la Primera Internacional, escribió Marx en una carta a Bolte el 23 de noviembre de 1871, fue "una lucha continua del Consejo General contra las sectas y los experimentos de aficionados, que intentaban mantenerse dentro de la Internacional contra el movimiento real de la clase obrera. Esta lucha se llevaba a cabo en los congresos, pero mucho más en las negociaciones privadas del Consejo General con las secciones individuales". (Selected Correspondence)
Marx tuvo que pelear con las ideas proudhonianas, que hoy han desaparecido totalmente, pero que en esa época eran la corriente más popular del socialismo pequeño burgués. Los dos futuros yernos de Marx, Paúl Lafargue y Charles Longuet, fueron apóstoles de Proudhon antes de volverse marxistas.
A diferencia de los socialistas científicos, los proudhonianos querían conservar la propiedad privada, reorganizando el intercambio de productos apropiados privadamente. Sus planes prácticos para reformar la sociedad burguesa consistían en formar sociedades cooperativas y en remendar el sistema monetario. Estos socialistas pequeños burgueses eran enemigos de las principales formas y métodos de lucha proletaria. Proudhon se oponía a los sindicatos, deploraba las huelgas y repudiaba la participación directa en política. Sus discípulos sostenían que las naciones deberían disolverse en pequeñas comunidades que luego formarían algún tipo de asociación voluntaria en sustitución del estado.
Sin embargo, la lucha teórica y organizativa más importante de Marx fue contra las ideas anarquistas, representadas por Mijail Bakunin, heroico revolucionario ruso y padre del movimiento político anarquista que hoy está en sus últimos días. Las principales diferencias entre Marx y Bakunin pueden ser brevemente indicadas. El marxismo se basa sobre el proletariado industrial como la fuerza social decisiva de la sociedad moderna. Bakunin buscó la base social para su movimiento revolucionario en los campesinos, el lumpen-proletariado y en los elementos pequeño burgueses desposeídos y desesperados.
El marxismo lucha contra todos los gobiernos reaccionarios y busca establecer el poder estatal de la clase obrera, como transición necesaria para abolir toda autoridad del estado y las formas de coerción. El anarquismo está contra toda autoridad y todo tipo de estado, independientemente de su carácter reaccionario o progresivo y de su naturaleza de clase. Los anarquistas, por lo tanto, se oponen a la participación en política, mientras los marxistas enseñan que los trabajadores deben participar activamente en política y conquistar el poder del estado "por los medios que sean necesarios".
Los fundadores de la Internacional tuvieron que combatir así contra una multitud de enemigos externos y de opositores internos. Estas fuerzas destructivas llegaron a ser arrolladoras bajo condiciones históricas adversas, después del fracaso de la Comuna de París. Esto condujo a la decadencia, desintegración y finalmente a la disolución formal de la Primera Internacional en 1878, después de que su sede fue trasladada a Nueva York.
A pesar de que la Primera Internacional murió, su obra sigue vigente. En 1878 Marx, atacando el argumento de que la Internacional había fracasado, escribió: "En realidad, los partidos obreros socialdemócratas en Alemania, Suiza, Dinamarca, Portugal, Italia, Bélgica, Holanda y Norteamérica, organizados más o menos dentro de fronteras nacionales, ya no son secciones aisladas dispersamente repartidas en varios países y dirigidas por un Consejo General desde la periferia, sino que representan a la clase obrera misma en constante, activa y directa relación, que se mantiene unida por el intercambio de ideas, la asistencia mutua y la igualdad de fines... Así, lejos de haber muerto, la Internacional se ha desarrollado de un nivel a otro más alto, en el cual muchas de sus tentativas originales ya han sido realizadas. Durante el curso de este constante desarrollo experimentará muchos cambios antes de que el último capítulo de su historia pueda ser escrito". Se verá cómo esta visión profética de Marx acerca de las vicisitudes de la Internacional se ha verificado en la realidad.
Uno de los rasgos de identidad de la izquierda contemporánea ha sido, y sigue siendo, su definición y vocación internacionalista. Partiendo de la célebre definición del "Manifiesto Comunista", de Marx y Engels, sobre el carácter internacional de la lucha de clases, se ha ido evolucionando gradualmente desde el internacionalismo proletario inicial a la actual solidaridad internacionalista. No obstante, las raíces del internacionalismo se pueden remontar a mucho antes del "Manifiesto Comunista". Desde el origen de la división de la sociedad en clases antagónicas y, por consiguiente, de la lucha de clases, se fueron produciendo diversos antecedentes del internacionalismo actual.
En la gran rebelión contra el sistema esclavista romano, encabezada por el gladiador Espartaco, participaron esclavos de muy diversos países. Les unía la común aspiración de liberarse del yugo esclavista. En ese sentido, existió un cierto grado de internacionalismo entre los seguidores de Espartaco. En recuerdo de ellos, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknencht denominaron "Liga Espartaquista" a su organización internacionalista que después sirvió de base para fundar el Partido Comunista de Alemania. También participaron siervos de diversos países centroeuropeos en las luchas campesinas contra los señores feudales que se desarrollaron en los siglos XV y XVI de nuestra era. En ese sentido, asimismo existió un cierto internacionalismo en las luchas que libraron los siervos medievales. No obstante, tanto en el caso de la solidaridad internacionalista de los esclavos, como en la de los siervos medievales no se dió un auténtico internacionalismo, ya que el nacimiento del concepto de nación--y, por lo tanto, los de nacionalismo-internacionalismo, no se produce hasta finales del siglo XIX, a través de acontecimientos históricos como la independencia de los EE.UU. de América, la batalla de Valmy, las guerras napoleónicas, que están ligados al desarrollo de las burguesías y de sus mercados nacionales.
Una vez que se desarrolló el concepto de nación, se pueden considerar como manifestaciones de internacionalismo burgués a la Legión Francesa, de Lafayette, que apoyó militarmente a los independentistas norteamericanos, a la actuación recíproca del norteamericano Tomás Payne respecto a los revolucionarios franceses, a los "afrancesados" españoles en las guerras franco-españolas, al apoyo que a las tropas napoleónicas prestaron los carbonarios italianos y a la actuación de la Legión Polaca en apoyo de los ejércitos napoleónicos.
Una vez que se fue desarrollando la clase de los proletarios, surgió un internacionalismo de nuevo tipo: el internacionalismo proletario. Su primer simbolismo surgió cuando, a iniciativa de Marx y Engels, la Liga Comunista cambió en 1848 su lema "Todos los hombres son hermanos" por la de igualmente, en el "Manifestó Comunista", de "Proletarios de todos los países: ¡Uníos!
Asimismo, ya en la contestación a la pregunta número 19 del "Catecismo Comunista”, qué precedió al "Manifiesto Comunista," Engels se refirió al ineludible carácter internacionalista de las revoluciones proletarias. Igualmente, en el prefacio del "Manifiesto Comunista", al exponer que "ya es hora de que los comunistas expongan a la faz del mundo entero sus conceptos, sus fines y sus tendencias", Engels precisaba también que "con este fin, los comunistas de las más diversas nacionalidades se han reunido en Londres y han redactado el siguiente Manifiesto”. En tal Manifiesto, y más precisamente, en sus párrafos dedicados al tema de "los comunistas y la patria", se proporciona "a censa contrario” la definición del internacionalismo proletario. Respondiendo a la acusación de que los comunistas querían abolir la patria, es decir, la nación, los comunistas decían a través de su Manifiesto: "Los obreros no tienen patria, no se les puede arrebatar lo que no poseen. Más, por cuanto el proletariado debe conquistar en primer lugar el poder político, elevarse a la condición de clase nacional, constituirse en nación, todavía es nacional, aunque no en el sentido burgués. El aislamiento nacional, y los antagonismos entre los pueblos, desaparecen de día en día con el desarrollo de la burguesía, con la libertad de comercio y el mercado mundial, con la uniformidad de la producción industrial y las condiciones de existencia que le corresponden. El dominio del proletariado les hará desaparecer más deprisa todavía. La acción común, al menos en los países civilizados, es una de las primeras condiciones de su emancipación. En la medida en que sea abolida la explotación de un individuo por otro, será abolida la explotación de una nación por otra. En esa acción común--según se expone en el "Manifiesto Comunista" --se expresa el internacionalismo proletario, según el célebre lema "¡proletarios de todos los países: uníos!". Coincidiendo la publicación del "Manifiesto Comunista" con las distintas formas de lucha que tuvieron lugar en diferentes países europeos, durante la Revolución de 1848, se dieron muchas expresiones tanto del internacionalismo proletario como de la solidaridad internacionalista de los demócratas radicales, que se unieron a la lucha conjunta contra las monarquías absolutas europeas. En ese sentido, la Asociación Internacional de Trabajadores (A.I.T.), o Primera Internacional, bajo el impulso de Marx, Engels, Bakunin, etc. constituyó--al igual que las Internacionales sucesivas--la expresión organizativa del principio del internacionalismo proletario. En la famosa Commune de París, de 1871, en que por primera vez--aunque muy brevemente--llegó la clase obrera al poder en un Estado nacional, se dieron muy distintas expresiones del internacionalismo proletario: desde la participación en su actividad política, y acción bélica, de exiliados de diversos países europeos, hasta la solidaridad internacionalista contra la represión de los "comunards". Así P.O. Lissagaray, en su célebre "Historia de la Comuna", dice al respecto: "Los trabajadores extranjeros hicieron grandes funerales a sus hermanos de París. En Londres, en Brúcelas , en Ginebra, en Zürich, en Leipzig, varias reuniones se hicieron solidarias con la "Commune", condenaron a los asesinos a la execración del mundo y declararon cómplices a los gobiernos que no dirigieron contra aquellos ninguna amonestación". Se refiere al fusilamiento de más de 30.000 "comunards" por las fuerzas represivas del Gobierno burgués de Thiers. Todos los partidos socialistas glorificaron la lucha de los vencidos. La gran voz de la Internacional contó
esfuerzo en una elocuente proclama, y confió su memoria a los trabajadores del mundo entero."Por ello, durante décadas, se homenajeó a los "comunards" por los trabajadores de los más diversos países.
La Revolución Soviética suscitó un gran movimiento de solidaridad internacional que se manifestó en muy distintas formas:
1) actos de confraternización en los frentes entre las tropas rusas y alemanas.
2)Motín de la Flota Francesa en el Mar Negro--dirigido por el maquinista André Marty, futuro organizador de las Brigadas Internacionales en la guerra civil española--y diversos plantes de los soldados aliados contra la intervención imperialista que trataba de aniquilar al poder soviético.
3) Huelgas, motines y sabotajes en diversos países de la "Entente" contra dicha intervención.
4) Muchos extranjeros se incorporaron al Ejército Rojo, para participar en la guerra civil, entre rojos y blancos, contra la intervención imperialista. Muchos de ellos habían caído prisioneros de los ejércitos zaristas, como Mate Zalka, el futuro general Lukács de las Brigadas Internacionales en España. A esta solidaridad internacionalista con la Revolución Soviética, alude la parte dedicada a Yugoslavia del libro titulado "La solidaridad de los pueblos con la República Española" en los siguientes términos: "La historia de la lucha liberadora de los trabajadores de Yugoslavia, bajo la dirección del Partido Comunista, ofrece numerosos ejemplos de solidaridad, de los combatientes yugoslavos por la libertad con los movimientos avanzados y revolucionarios de otros países. Así ocurrió durante la gran Revolución Socialista de Octubre en Rusia, en la que participaron activamente miles de luchadores yugoslavos, entre los que figuraron jefes militares tan famosos como Aleksa Dundic, Danilo Srdíc y otros. Así ocurrió también en la propia Yugoslavia, en la que surgieron en repetidas ocasiones movimientos masivos de solidaridad: en defensa de la joven Republica Soviética, frente a las invasiones imperialistas, en apoyo de la Revolución húngara y de la lucha revolucionaria en Bulgaria y.más tarde, en defensa de Dimitrov, durante el proceso de Leipzig, y por la salvación de Thaelman y otras víctimas del nazismo. En los años 30 ocupa un lugar especial el movimiento de ayuda al pueblo español, que peleó valientemente, de 1936 a 1939, contra el fascismo interior e internacional." Durante la década del 30, del siglo XX, se realizaron grandes campañas internacionalistas por la libertad de Gramsci, Luis Carlos Prestes, Dimitrov y Thaelman. Asimismo la agresión imperialista nipona contra China, produjo también un gran movimiento de solidaridad antimperialista. En ese sentido fue muy significativo el ejemplo del ex-brigadista canadiense Norman Bethune que, después de haber luchado en España llegó a ser Jefe de Sanidad del Ejército Popular de Liberación de China y sacrificó su vida por la causa del pueblo chino. La solidaridad internacionalista con la causa de la Republica Española, revistió diversas formas: envió de dinero, medicamentos, armas, alimentos, armas, adhesión de intelectuales, etc. por la justa causa de la Republica Española, pero alcanzó su máxima expresión con la participación en la lucha de las mundialmente famosas Brigadas Internacionales. En síntesis, más de 35.000 voluntarios de 35 países, acudieron a España para defender solidariamente al pueblo español de la agresión fascista. Casi la mitad dieron su vida por tan noble causa. Fue inusitado el interés que suscitó internacionalmente la guerra de España. En su bibliografía figuran más de 20.000 obras y está considerada como la más amplia de un acontecimiento del siglo XX. En ese sentido, esta figura como "la última guerra romántica de la historia mundial".
Por otra parte, para que la solidaridad internacionalista--como expresión actual del internacionalismo proletario--sea posible, se requieren ciertos requisitos. Así Santiago Álvarez, en su obra "Homenaje a las Brigadas Internacionales", en su 50º aniversario, dice: "La ayuda solidaria internacional, internacionalista, a un pueblo que combate por la libertad o la independencia de su patria, se hace posible en la medida que ese combate es patrimonio de la totalidad, o de la mayoría, de ese pueblo y se prolonga cierto tiempo. Al menos lo suficiente para suscitar esa solidaridad. Ese fue el caso de la lucha antifascista española 1936-1939". La contribución militar de las Brigadas Internacionales a la causa de la República Española--nunca comparable por su magnitud a la de los Ejércitos regulares de la de los intervencionistas germano-italianos--fue relevante. No sólo participaron en la defensa de Madrid sino también--formando parte de las tropas de choque del Ejército de Maniobra---en las principales batallas: Batalla del Jarama, de Brunete, de Belchite, de Teruel, del Maestrazgo y del Ebro. Empero--como subrayó Santiago Alvarez-- es un hecho histórico que la presencia de las Brigadas Internacionales, tuvo entre el pueblo, y, en un primer tiempo, en las filas del incipiente Ejército Popular, una repercusión mayor de lo que dichas unidades representaban como fuerza militar. Su presencia era una expresión desinteresada y heroica de la solidaridad internacional; mostraba a todos, un modelo de organización militar y disciplina y, por lo tanto, un ejemplo a imitar. La imagen de las Brigadas Internacionales inspiraba confianza y su comportamiento irradiaba a las unidades del Ejército Popular y al pueblo entero." En justa reciprocidad, los republicanos españoles participaron, durante la IIª Guerra Mundial, en la lucha común contra el nazi-fascismo en Dunquerque, Narvik, Bir Hakein, El Alamein, Italia, Normandia, y en las defensas de Moscú, Leningrado y Stalingrado. En defensa de esta última ciudad soviética cayó el teniente Rubén Ruiz Ibárruri, hijo de Dolores Ibárruri. Asimismo fue a un gran internacionalista, el héroe Asturiano Cristino García, a quien se nombró en Francia "el liberador de tres Departamntos".No menos destacada fue la participación de ex-brigadistas y republicanos españoles en la liberación de París de la ocupación nazi. En general, los ex-brigadistas de la guerra de España fueron los los organizadores de la resistencia antinazi en la mayoría de los países europeos ocupados por nazis y fascistas .La Revolución Cubana ha tenido la solidaridad de dos destacados internacionalistas: la del comandante republicano Bayo, exiliado español, y la del Comandante Ernesto CHE Guevara. Por su parte, los más destacados intelectuales mundiales han prestado, durante décadas, su apoyo a la Revolución Cubana. A su vez, esta última revolución, ha mostrado combativamente su solidaridad a los pueblos del Congo, de Guinea, Angola, Mozambique, Bolivia, Granada, etc.
Uno de los conflictos bélicos del siglo XX que ha suscitado mayor solidaridad internacional ha sido la heroica lucha del pueblo vietnamita por su independencia. En ella participaron no sólo diversos pueblo y Estados sino también una parte de la juventud norteamericana. Por su parte, los vietnamitas no admitieron la participación de voluntarios extranjeros en su lucha para dejar constancia así del carácter nacional e independentista de su combate. Igualmente suscitó un movimiento de solidaridad internacionalista la ayuda prestada a la Revolución sandinista por diversos pueblos, incluyendo la de jóvenes norteamericano.
En el campo general de la solidaridad internacionalista, debe distinguirse entre la solidaridad humanista de las O.N.G.S, etc. y la solidaridad internacionalista de clase. En general, la primera no aspira a cambiar el "statu quo ante" mientras que la segunda se sitúa en una perspectiva revolucionaria. De esta última, forman parte asimismo las huelgas que los trabajadores de las fábricas de otros países llevan a cabo contra las multinacionales que han entrado en conflicto social contra los trabajadores que trabajan en otras factorías de la misma empresa. De la solidaridad internacionalista humanista, forma también parte el movimiento favorable a que los Estados de los países avanzados destinen el 0,07 de su presupuesta a la ayuda solidaria internacional. En un artículo titulado "Los Estados Unidos de Europa",publicado en 1912 en el periódico "El socialdemócrata",Lenìn no hacia objeción--desde el punto de vista político--a unos EE.UU- republicanos de Europa pero si los rechazaba , desde una perspectiva económica, por considerar que tales Estados Unidos se dedicarían primordialmente a explotar a los pueblos de lo que ahora denominamos "Tercer Mundo".
En el campo de las definiciones del internacionalismo, basta con citar dos elaboradas desde una perspectiva marxista. La primera, es la que nos proporciona el Instituto de Marxismo-Leninismo de Moscú. En tal definición, se dice: "Internacionalismo proletario: Ideología de la solidaridad internacional de los proletarios y de los trabajadores de todos los países; es uno de los principios ideológicos fundamentales que sirven de guía a la clase obrera y a sus partidos. Quienes primero proclamaron los principios del internacionalismo proletario fueron Marx y Engels en el "Manifiesto del Partido Comunista", donde pusieron de relieve la comunidad de intereses del proletariado de todos los países en la lucha por liberarse del capitalismo. La esencia del internacionalismo proletario está expresada en la consigna "¡Proletarios de todos los países, uníos!". La clase obrera de cada nación no puede considerar su lucha al margen de la del proletariado de las demás naciones, pues su enemigo no es sólo la burguesía de su propio país, sino. Además, la de la burguesía de los otros países. De ahí que sean comunes los intereses fundamentales de todo el proletariado internacional. En el internacionalismo proletario se combinan orgánicamente el amor del proletariado hacia su propia patria, el anhelo de verla libre de su yugo de clase y de toda opresión, con el apoyo de los trabajadores de los otros países, por la paz, la democracia y el socialismo. Al internacionalismo proletario le es ajeno el menosprecio hacia otras naciones, incluso hacia las más pequeñas, pues cada nación hace su aportación a la cultura mundial. En las presentes condiciones, los principios del internacionalismo proletario exigen que se libre una lucha intransigente contra toda estrechez nacional, contra la ideología del cosmopolitismo, que se defienda decididamente la unidad de los partidos obreros y comunistas."
Por su parte, en un diccionario marxista, elaborado desde una perspectiva gramsciana, se define así el Internacionalismo proletario:" Es la concepción que sostiene la necesidad de la unión y de la ayuda recíproca entre las fuerzas revolucionarias de todo el mundo. Se opone en particular al nacionalismo y el imperialismo. Desde los primeros años de su existencia, el movimiento obrero organizado se ha apropiada de la concepción internacionalista, organizando asociaciones internacionales y apoyando en todas partes todo movimiento revolucionario contra las condiciones sociales y políticas existentes. La concepción internacionalista propia del marxismo, afirma que es indispensable que las clases oprimidas conduzcan la lucha revolucionaria contra los respectivos gobiernos para contribuir al desarrollo de la revolución internacional. Según Lenìn, el internacionalismo consiste en afirmar, actuando en consecuencia, que el interés de la revolución obrera internacional está por encima de la integridad territorial, de la seguridad, de la tranquilidad de éste o aquel, y con más exactitud del propio Estado nacional"
Aportes hacia una estrategia alternativa de orientación revolucionaria
4.1. – Nuestra estrategia en el tiempo es la lucha revolucionaria a largo plazo hasta la toma y consolidación del poder por los trabajadores de la ciudad y el campo, liderando un conjunto de fuerzas populares que incluyen a otros sectores y capas sociales.
4.2. – Nuestra estrategia en el espacio será continental, latinoamericana y fundamentalmente regional del Cono Sur. El proceso de liberación de nuestro país está íntimamente ligado al desarrollo revolucionario del área.
4.3. – El Plan del CHE fracasó circunstancialmente, se frustró un intento pero el proyecto de liberación que encabezara el Comandante Guevara sigue vigente, por ser el único camino que el imperialismo deja a los pueblos.
4.4. – La vanguardia a la luz de las experiencias en nuestra América Latina es una conducción estratégica compartida y no corresponde asimilarla a un partido, es toda fuerza organizada que levante un proyecto revolucionario, antiimperialista, democrático popular por la liberación nacional y el socialismo. Esta conducción revolucionaria (vanguardia) al elaborar una estrategia revolucionaria definirá correctamente al enemigo inmediato y al enemigo estratégico, formulando una política de alianzas y preparando las condiciones morales y materiales para la victoria. Se sobreentiende y si no fuera así lo reafirmamos: la ideología del Proletariado es la centralidad, por lo tanto la refundación del Internacionalismo Proletario.
4.5. – En el camino hacia el poder van apareciendo la necesidad y la posibilidad de adoptar nueva formas de lucha y de combinarlas en manera distinta e inédita. Para ello, la organización debe ser capaz de prever el paso a un nivel superior de lucha y como vanguardia debe encontrarse la manera de conducirlo y dirigirlo. En ese contenido son clave, la madurez ideológica, la preparación teórica y la práctica política de los cuadros.
La lucha revolucionaria es un proceso integral, donde debe ponerse en tensión toda la organización y no solamente una parte de ella. Lo mas complejo es adaptar el conjunto de la organización a las nuevas situaciones.
4.6. – Es necesario tener en cuenta una visión a largo alcance. A los reflujos le siguen los flujos, el movimiento de los pueblos y la lucha de clases es constante. Las épocas de revolución no contienen una sola situación revolucionaria que al ser agotada sin éxito signifique la derrota definitiva. Mientras no se supere la crisis estructural, mientras sigan existiendo las causas que están en la base de la crisis, habrá maduración de la situación en un sentido revolucionario, hasta que esas causas no sean eliminadas, incluso pueden llegar a darse varias revoluciones, si éstas no triunfaran o no llegaran a consolidarse.
No puede madurar una crisis revolucionaria y no puede definirse en una revolución si la vanguardia no está preparada, si no se supo preparar las condiciones subjetivas (organizarse y acumular fuerzas en sentido global) y no se supo aprovechar las condiciones objetivas existentes.
4.7. – La vanguardia en la dirección de la lucha de clases debe ser consciente de la limitación del movimiento espontáneo (estallidos populares). El vapor más potente (movilizaciones) se desperdicia si no existe el pistón (vanguardia organizada) que regule y comprima el vapor en el momento decisivo. La relación de la vanguardia con el pueblo se construye en un plano de aprendizaje mutuo y se parte del desarrollo histórico del nivel de conciencia de las masas. Es difícil que los pueblos accedan directamente al conocimiento del nivel de enfrentamiento de la lucha de clases de nivel nacional e internacional. Hay un conocimiento del pueblo por la explotación diaria a la cual se ve sometido y hay otro conocimiento indirecto donde el explotado se capacita en una tarea y juega un papel protagónico la vanguardia. En este aprendizaje mutuo se debe fundir el luchador popular, el trabajador destacado en sus luchas con el intelectual revolucionario, todo en el marco de la lucha directa, real, permanente e inmediata, resultado de una práctica concreta de enfrentamientos con la clase dominante.
4.8. – La estrategia incluye un doble carácter en la lucha de clases: la liberación nacional (que lleva en su seno un alto contenido democrático popular) y el socialismo. El carácter de esta estrategia que se refleja en el programa, establecerá reivindicaciones inmediatas (programa mínimo) y otro finalista. El carácter democrático popular tiene particular interés en esta coyuntura histórica dado que se ha generado una revalorización de la democracia por parte del imperialismo y las oligarquías – democracia burguesa tutelada, recortada, dictadura disfrazada – que incluye una estrategia reaccionaria contra el movimiento popular de guerra interna de baja intensidad en defensa de la seguridad nacional e interior (Planes Santa Fe, guerra al “terrorismo”, guerra preventiva, etc.). La lucha es por una democracia obrero popular, una democracia integral, la cual no se puede concebir sin cambios económicos sociales profundos, sin la defensa de la soberanía popular, nacional o la autodeterminación de los pueblos.
4.9. – La vanguardia no puede separarse de la caracterización de la sociedad, por lo tanto su composición incluye a los sectores más lúcidos y avanzados. El sujeto social de la vanguardia en nuestro país, incluye a los trabajadores de la ciudad y el campo, a los semi ocupados, subocupados y trabajadores marginales, a las capa medias, al movimiento estudiantil, a los cristianos revolucionarios, al movimiento barrial, a los militares progresistas, a la activa participación de la mujer y a la pequeña burguesía.
4.10. – La vanguardia será plural, compartida y hacia una dirección unificada. Quien quiera jalonar por sí solo el proceso revolucionario lo atrasará, como quien sume siglas en un voluntarismo estéril. La unidad será forjada en el tránsito de la lucha misma.
4.11. – La organización de la vanguardia será un instrumento de la lucha y no un objetivo. Los principios organizativos deben corresponder al nivel de las luchas populares. No corresponde crear estructuras y mandos cuando no se dispone de una real fuerza organizada.
4.12. – La vanguardia se regirá por una dirección central y el ejercicio democrático en los distintos niveles. Sumisión de la minoría a la mayoría, pero con pleno respeto a las minorías. Revocación de mandatos, crítica y autocrítica, rotación de responsabilidades, dirección colectiva y responsabilidad personal, autonomía de las conducciones intermedias, disciplina consciente y debate dentro de la organización revolucionaria.
4.13. – La vanguardia organizada deberá implantar una línea política respaldada por las masas. Lo central no es que la organización sea grande o pequeña, lo que interesa es que conduzca mayorías. Detectar los sectores sociales potencialmente revolucionarios y articularlos con la vanguardia organizada. Disponer de una estructura flexible capaz de adaptarse a períodos diferentes y a nuevas situaciones.
4.14. – Al construirse la vanguardia en la lucha, el proceso de la construcción se hará por etapas. En la primera etapa se generan los núcleos, partidos u organizaciones revolucionarias. Etapa donde se crea la estrategia revolucionaria y una organicidad para llevarla adelante. La segunda etapa es donde la vanguardia capta los sectores más combativos y más avanzados. La tercera etapa es el pasaje de la conducción de masas radicalizadas a las más amplias. Esta dirección de trabajo no es lineal, en épocas de calma las amplias masas son apáticas, dominadas por la situación vigente. Solamente en crisis, cuando la clase dominante se agrieta y se hace difícil mantener su hegemonía es cuando grandes sectores populares se interesan en la política y es cuando la práctica de conducir de la vanguardia se pone a prueba.
4.15. – La lucha revolucionaria debe sustentarse en el principio de apoyo en las propias fuerzas y en la solidaridad internacionalista militante y en la contracción del Internacionalismo Proletario. La solidaridad revolucionaria de otros pueblos, gobiernos y organizaciones estarán en el marco de una solidaridad y generosidad sin condiciones mutuas.
4.16. – Para la victoria es preciso forjar un fuerte Partido, inserto en la táctica (coyuntura), una clara definición estratégica (objetivos), una política clara en términos de alianzas, diferenciando lo táctico de lo estratégico, en el primer aspecto, será necesario la construcción de un arco opositor (unir lo unible y aislar al enemigo principal). En el segundo aspecto, la tarea define con precisión que tipo de alianzas, en función de que objetivos, en este caso el rasgo saliente es la definición por la revolución y el socialismo. La disposición de estas a transitar por todos los medios de lucha para la conquista por parte de los trabajadores del poder político del estado.
4.17. – Será necesario forjar un fuerte movimiento antiimperialista en un marco político más amplio, llamado a agrupar y a desarrollar fuerza motriz, que servirá para unir a las masas. Unidad practica moral y material, todo esto en la perspectiva de ir hacia una síntesis superadora. Verdadero embrión de la construcción de la vanguardia. La vanguardia adquiere en esta etapa y a la luz de la experiencia histórica la necesidad de la conformación del Estado Mayor de la Revolución, y este debe ser de carácter regional, continental.
4.18. – Es necesario forjar un ámbito internacionalista, antesala de la Internacional Comunista, de refundar el internacionalismo proletario, esa construcción es la instalación del Estado Mayor de la Revolución (internacionalista).Tomar contacto con las organizaciones revolucionarias que se están organizando y luchando, esa es la prioridad imprescindible. Delimitar los campos de acuerdo y avances en esa dirección adquiere singular importancia. La caracterización de la época, rasgo principal, situación de las masas, la captación de las principales tendencias, analizando y entendiendo el desarrollo dinámico de los aspectos políticos (gobiernos-estado), las múltiples formas que va adoptando la lucha de clases. La modificación de la fuerza del trabajo, la centralidad de la clase obrera, los marcos de alianzas.
4.19. – Nuestra revolución está inserta en la época de la necesidad humana e histórica de la Revolución Socialista Mundial, cuyas fuerzas motrices son los trabajadores y los movimientos de liberación antiimperialistas. Se vive la época de la lucha, cuyo rasgo saliente es el deseo de las grandes masas por los cambios, no siempre bien orientado. La lucha por Socialismo, en una etapa de reflujo de las fuerzas populares, plantea a los revolucionario la obligación de aprovechar este tiempo para ordenar el Partido, afinar la estrategia, afirmarse en la teoría, doptar a los cuadros con el arsenal ideológico, metodológico, y operar en el plano político-social, necesidad del partido. El partido respira por los poros sociales y políticos, prioriza y califica las tareas de los cuadros.
De la bipolaridad se ha pasado a una etapa hegemónica del imperialismo estrechamente emparentado con la socialdemocracia. El avance de las fuerzas revolucionarias en el continente y en nuestro país, está marcado por una etapa de reflujo a nivel mundial, el desarrollo de la lucha revolucionaria adolecerá de marchas y contramarchas y exigirá, durante largos años, de una entrega y consecuencia revolucionaria sostenida y sacrificada.
4.20. – Las diferentes alternativas neoliberales y socialdemócratas (Aprismo, Justicialismo, Acción Democrática, MIR de Bolivia; Menemismo, Fujimori, Collor, Brizola, etc.) solamente apuntan a crear situaciones revolucionarias. Sus reformas están signadas por el fracaso. Intentan, en los límites del capitalismo, encontrar soluciones que vendrán únicamente con la implantación del Socialismo. No hay un tercer camino, el reformismo burgués o la actitud consecuente del movimiento obrero. El reformismo no es una etapa necesaria a recorrer por los pueblos como falsa expectativa.
El reformismo imperará en un largo plazo y las luchas por un espacio clasista se profundizarán, y de esas luchas y de la coordinación y alianza con esos sectores potencialmente revolucionarios debe surgir una táctica que una, ese es el arco opositor. Que recorrerá las particularidades de cada región, país, pero que al mismo tiempo por su contenido será Internacionalista.

Balance estratégico táctico

1) La estrategia regional y a largo plazo, desde una óptica revolucionaria, confirma la necesidad de ubicar como primer tema de la agenda, la construcción del Internacionalismo proletario. Cuya modalidad centrara en esta etapa primaria la construcción de ámbitos de debate, acuerdo político, declaración en conjunto, coordinación de actividades comunes, ayuda reciproca, colaboración e intercambio solidario. Así mismo la prioridad estará signada por desarrollar “La Gaceta Proletaria regional, verdadero órgano de denuncia y enjuiciamiento al Capitalismo, las clases dominantes y sus secuaces.
2) Los ejes de la estrategia: a) toma del poder por los trabajadores de la ciudad y el campo; b) una vía revolucionaria hacia el poder con la combinación de todos los métodos de lucha; c) conducción estratégica compartida; d) programa por una democracia popular, por la liberación y el socialismo e) la organización revolucionaria; f) condiciones objetivas y subjetivas para la revolución g) lucha de clases organizada, limitaciones de la lucha espontánea; h) la lucha política de masas, incluye toma del gobierno y poder; i) no confundir realidades con deseos, pulsar estado de conciencia y ánimo de las masas; j) sujeto social de los cambios los trabajadores y demás sectores populares, k) centralismo democrático y demás principios organizativos dialécticos en la organización; l) línea de masas; m) desarrollo de la vanguardia por etapas; n) apoyo en las propias fuerzas y dependencia del pueblo; ñ) liberación, entendido como pilar de la construcción del socialismo (nacional por su forma internacionalista por su contenido); o) construcción de ámbitos regionales y/o latinoamericanos, en la perspectiva de la refundación del internacionalismo proletario.; p) luchar contra el reformismo socialdemócrata.

BALANCE DEL PERIODO (98-99) HASTA EL 2004 y ALGUNOS ASPECTOS 2007

1) La estrategia regional y a largo plazo, desde una óptica revolucionaria, no sufrió aportes en el desarrollo de la lucha de clases de nivel mundial, como para introducir cambios en la estrategia. Los análisis del imperialismo, y la socialdemocracia, y América Latina, efectuados en el nacimiento de los destacmentos:RCA-PCT-RCU lo confirman.
2) La administración Bush con la declaración de guerra en el 2001 profundizo su política de agresión genocida a los pueblos, de aventurerismo militar, de guerra preventiva, intervenciones militares en Afganistán e Irak, la ingerencia e intento de golpe de estado en Venezuela, recrudecimiento del bloqueo a Cuba, creciente ayuda militar al gobierno de Colombia, el golpe de estado en Haití, la complicidad abierta o encubierta de las Naciones Unidas y la socialdemocracia en hechos de intervención, etc.; confirman nuestra estrategia de lucha revolucionaria por el socialismo.
3) Los ejes de la estrategia: a) toma del poder por los trabajadores de la ciudad y el campo; b) una vía revolucionaria hacia el poder con la combinación de todos los métodos de lucha; c) conducción estratégica compartida con la hegemonía del proletariado; d) programa por una democracia popular, por la liberación y el socialismo e) la organización revolucionaria(el partido); f) condiciones objetivas y subjetivas para la revolución g) lucha de clases organizada, limitaciones de la lucha espontánea; h) la lucha política de masas, que incluye toma del gobierno y poder; i) no confundir realidades con deseos, pulsar estado de conciencia y ánimo de las masas; j) sujeto social de los cambios: la clase obrera, el conjunto de los trabajadores y demás sectores populares, k) centralismo democrático y demás principios organizativos dialécticos en la organización; l) línea de masas; m) desarrollo de la vanguardia por etapas; n) apoyo en las propias fuerzas y dependencia del pueblo; ñ) liberación y socialismo ligada al internacionalismo proletario; o) forjar los frentes antiimperialistas, antifascistas y movimientos regional o latinoamericano de guerra al imperialismo, ensamblados a las luchas de los pueblos originario y campesinos.; p) luchar contra el reformismo socialdemócrata que se mantienen en todos sus términos y que será en la táctica donde algunos aspectos deberán ser tenidos mas en cuenta ( la lucha contra el reformismo hegemoniza el área y llegó al gobierno en nuestro país, la lucha será contra ellos como enemigos directos, al tener el estado en sus manos como instrumento de opresión), y donde será necesario coordinar en el área con los que se oponen revolucionariamente a los gobiernos de Lula, Kitchner, Tabare, Bachelet y otras modalidades de rancios populismo nacionalistas.

LINEAMIENTOS ESTRATEGICOS

Uno de los elementos claves en esta etapa, es el estudio y análisis de la estrategia. La confusión generada por el reformismo socialdemócrata tratando de hacer política des-ideo logizando los contenidos de clase, hace que los explotados veamos con una mirada unipolar la realidad, y por tanto confundamos táctica con estrategia.
Desde el nacimiento de RC/s (PCT) hemos caminado principalmente en la revalorizacion del marxismo-leninismo, rescatando su frescura subversiva y conspirativa. La teoría del Partido eje central de nuestra acción, por tanto la caracterización del mismo.
En este cuadro histórico dado la coyuntura nacional y regional, hoy se abre una nueva etapa, donde los lineamientos tácticos son similares en varias organizaciones revolucionarias, por lo tanto es muy importante aclarar que lo que nos diferencia de otras propuestas alternativas de izquierda revolucionaria es la estrategia.
Si no comprendemos, estudiamos y elaboramos la estrategia, estaremos difusos, confusos, y será difícil aplicar los lineamientos tácticos. Nos encontraremos aplastados por la dinámica oscilante de los reformistas, donde cada derrota circunstancial nos hará dudar del proyecto político, y veremos con un perjudicial cortoplacismo la salida revolucionaria. Se trata de trabajar metódica e incansablemente teniendo claro que el camino es largo y espinoso, pero convencidos del triunfo final.
Este destacamento en construcción se identifica antes que nada como anticapitalista por la revolución y el socialismo. Vemos al capitalismo como un sistema social basado en la explotación del trabajo humano, y por ello injusto e insultante de la dignidad humana. En él, la relación capital - trabajo es la base para la división de los seres humanos en clases sociales. Su existencia lleva implícita su lucha, con la conformación de elementos antagónicos, no reconciliables: explotados y explotadores, y en un sentido más amplio oprimidos y opresores. La praxis revolucionaria se debe plasmar en la lucha a distintos niveles (económico, político, ideológico) contra el capitalismo, por su destrucción y superación.
Su destrucción implica eliminar las relaciones de producción existentes basadas en la explotación, eliminar las instituciones políticas burguesas, eliminar el orden jurídico que las sostienen y combatir las creencias que lo justifican y refuerzan. Ese cambio, esa destrucción y construcción se darán inevitablemente por medio de la fuerza, implica el uso de la violencia revolucionaria contra los opresores.
La construcción del Socialismo, de una sociedad sin explotados ni explotadores, tiene como elemento imprescindible la destrucción del estado, la eliminación de la institución estatal burguesa, suprimir las funciones de los cargos estatales (dedicados al control, recaudación, etc.), eliminar los cuerpos armados del estado. Esta destrucción de la organización estatal debe ir acompañada de la creación, fortalecimiento y consolidación de instancias de organización de la sociedad que permitan la reapropiación, por parte de la clase obrera y los oprimidos todos, de la conducción de su propio destino, que posibilite el uso de las riquezas que pertenecen únicamente a la humanidad toda.
Estas nuevas instancias creadas por el pueblo en lucha deben brindarle el control político económico que permita reorganizar la producción en base a nuevas relaciones sociales, fundadas sobre la igualdad y la solidaridad, que posibiliten combatir la reacción contrarrevolucionaria, a través de la DICTADURA DEL PROLETARIADO con el pueblo en armas, que habilite el defender las conquistas alcanzadas en el proceso revolucionario y profundizarlas. Estas instancias de organización deben tener como objetivo final su desaparición, teniendo en cuenta que su cometido primario de control político - económico debe diluirse una vez extinguidas las clases, pasando de la administración del poder a la administración de las cosas. Es por ello que las mismas deberán basarse en la más amplia democracia para todos los sectores del pueblo, el mayor respeto para todas las expresiones revolucionarias, no deberán permitir la consolidación de ámbitos políticos separados del pueblo, el cual deberá mantener siempre el control directo, deberán impedir la conformación de burocracias y elites de poder. La única garantía de este proceso post-revolución es la generación, consolidación y extensión del poder popular como una instancia previa a la destrucción del estado burgués.
El proceso de revolución socialista no puede pensarse como un acontecimiento circunscrito a un país; el mismo es un proceso internacional en el cual los oprimidos ven coincidir sus intereses más allá de fronteras. El internacionalismo es un principio irrenunciable, por el cual la clase obrera, saltando las fronteras de los estados nacionales, no deben ver otros límites que los que demarcan las clases.
Esta larga y compleja tarea revolucionaria es exclusivamente obra de la clase obrera y el pueblo, todas las organizaciones revolucionarias que forman parte de él, tienen por serlo, parte de responsabilidad en esta obra, pero la tarea revolucionaria no puede pensarse separada del método (materialismo dialéctico e histórico), del marxismo-leninismo, por tanto del Partido, no invalidando este las diversas acciones y pensamientos que en el seno del pueblo se desarrollan, pero si orientándolo.
Hoy los revolucionarios nos encontramos en un escenario muy desfavorable para llevar adelante nuestra lucha. La actual etapa nos muestra una ofensiva del capital en todos los planos: deterioro de las condiciones de trabajo, aumento del grado de explotación, marginalización de amplios sectores, ataque político al campo popular, consolidación en el imaginario social del actual orden social. Pero así mismo un proceso de lucha ascendente, corta América latina, el rearme ideológico y político que las masas van entreviendo, formas y modalidades de lucha es también el rasgo distintivo de la época.
Dentro de la izquierda se constata un notable predominio de posiciones socialdemócratas, con sectores reformistas que continúan planteando la necesidad del gradualismo, de adaptar ritmos, de abrir los ojos a la coyuntura, y sectores que directamente plantean la inevitabilidad de la adaptación, la imposibilidad de superar el actual orden establecido, y ante esto el deber de trabajar para modificar sus aspectos más negativos. Este crecimiento está amparado por la necesidad del sistema de rotaciones políticas que lo fortalezcan en el imaginario social, teniendo como garantía que no serán cuestionados los pilares fundamentales ni las condiciones que actualmente resultan necesarias imponer a la clase obrera y el pueblo.
Para el proyecto revolucionario resulta una necesidad permanente, táctica y estratégica el Partido de igual forma y en el marco de la táctica el desarrollo de un arco opositor, arco opositor este que ira definiendo un cuadro de alianzas estratégicas. Espacio donde se trabaje hacia la unidad de los revolucionarios, con toda su diversidad, que permita instalar en el campo popular una alternativa política, que sea un centro para la acumulación de fuerzas dirigidas hacia la superación de la atomización y que se identifique como una opción clasista y combativa.
Hoy, la revolución aparece como una urgencia contemporánea y como la única alternativa para una humanidad digna de ese nombre, por tanto necesidad humana e histórica.
Para la enorme mayoría de los seres humanos que pueblan este planeta, solo un proceso revolucionario de dimensiones internacionales puede ofrecerles alguna perspectiva de dignidad.
No obstante esto, la izquierda revolucionaria en nuestros países y en el mundo muestran en la actual coyuntura una debilidad extrema a la hora de posicionarse como una alternativa real. Si bien, son múltiples las organizaciones de perspectivas revolucionarias que actúan políticamente, ninguna de ellas ha logrado en los últimos 15 años convertirse en una referencia de masas. Esta imposibilidad no puede atribuirse únicamente a la hegemonía de la izquierda reformista y a la ofensiva de las clases dominantes sobre los sectores populares. Creemos firmemente que esta imposibilidad tiene hondas raíces en las prácticas políticas de la propia izquierda revolucionaria.
En el seno de las organizaciones de la izquierda revolucionaria, sobreviven prácticas sectarias, autoproclamatorias y sustituís tas que han impedido la conformación de alianzas serias y duraderas entre las distintas organizaciones. La ausencia de proceso critico respecto de las derrotas del pasado reciente, el atraso en la elaboración y el debate teórico son elementos que ayudan a explicar el actual debilitamiento, por momentos la intermitencia en el accionar de buena parte de las organizaciones de la izquierda radical, sin dejar de analizar críticamente practicas que deberían estar laudadas. A lo que se debe agregar el oportunismo de izquierda.
En la superación de esta realidad parece estar la clave para romper la marginalidad política de la izquierda revolucionaria, en momentos en donde la vida nos pone sobre la mesa esta posibilidad. Trabajar sin escamotear ningún esfuerzo en procura de la más genuina unidad de los revolucionarios y desarrollar una política de inserción real que nos vincule con grandes masas de trabajadores debe ser considerado un objetivo estratégico central para esta etapa.
La imprescindible unidad de los revolucionarios, no podrá ser el resultado de un invento de laboratorio (o de biblioteca), ni la sumatoria mecánica de programas y documentos, sino que deberá ser el resultado de un complejo y profundo proceso político, teórico y cultural cuyo ritmo solo lo puede determinar la propia lucha de clases.

PRESENTACIÓN

Refundación Comunista es la síntesis política de un amplio proceso sangría y dispersión ideológicos, políticos y programáticos, vivido en el interior del Partido Comunista. Este proceso, que encuentra su principio de génesis a mediados del 99 (25 congreso), es el resultado de largos años de encuentro militante y accionar común en el terreno de la lucha de clases, que sirvieron de cimiento a la posibilidad de la unidad política y orgánica, de las distintas vertientes.
Somos un conjunto de mujeres y hombres que, orientados por el principio estratégico de la unidad de los revolucionarios (sustentado por la ideología el proletariado) y agrupados en torno del programa histórico de la clase obrera, se propone intervenir decididamente en todos los terrenos de la lucha de clases, con el objetivo expreso de ser parte activa de las transformaciones sociales a favor de la clase obrera y el pueblo explotado, de la revolución social y la construcción del socialismo.
1- Somos un destacamento en la perspectiva de la construcción del Partido. Refundación Comunista es un instrumento político para impulsar la lucha de clases junto a los sectores populares en una relación de mutuo aprendizaje, es un medio y no un fin.
2- Este destacamento se define esencialmente como socialista revolucionario, antiimperialista e internacionalista. Proclamamos abiertamente la necesidad de la destrucción del capitalismo, y su superación por la revolución social. Por un mundo sin explotados ni explotadores. Esta destrucción y la construcción de la sociedad socialista se darán inevitablemente por medio de la violencia.
3- Sometimos a la crítica y expropiamos críticamente las influencias teóricas, de las más diversas expresiones del socialismo revolucionario y abrevamos de las más ricas experiencias de lucha de los explotados a través de la historia, la revolución de octubre, bajo la dirección del Partido bolchevique.
4- Impulsamos el enfrentamiento integral al imperialismo y las burguesías cómplices como enemigos principales y a las tendencias reformistas y socialdemócratas como alternativas de dominación burguesa.
5- Aun en el marco de la compleja y desestructurada composición de la clase obrera, reivindicamos a la misma como sujeto histórico y columna vertebral de la transformación revolucionaria de la sociedad.
6- Trabajamos sin descanso porque grandes masas de trabajadores y oprimidos en genera abrasen la causa del socialismo y la emancipación en cualquier rincón del planeta. Convencidos de que nos iremos encontrando y reencontrando con miles de compañeros dispuestos a transitar este camino, hasta conformar el contingente humano que ofrezca definitiva sepultura al injusto orden del capital.
7- El imperativo de la hora nos plantea como primer tema de la agenda de los comunistas, la refundación del Internacionalismo Proletario. La conformación del Estado Mayor de la Revolución, dirección y orientación sustentada en la IDEOLOGIA DEL PROLETARIADO.
8- La revaporización de las categorías marxistas-leninista, la construcción del Partido, la caracterización del Estado, la centralidad de la clase obrera en la construcción de dicho partido, sujeto social de los cambios, son aspectos rectores en dicha tarea. La captación de las principales tendencias y sus contradicciones son aspectos relevantes en la hora de definir el cuadro de alianzas tácticas (coyuntura) y las estratégicas (objetivos).

¡Abre los ojos a tiempo!
La gran rueda de la dicha
raras veces se detiene;
o te impones o te arrollan;
hay que ganar y mandar,
o someterse y perder,
o resignarse o triunfar,
o ser yunque o ser martillo!

BIBLIOGRAFÍA
- Marx y Engels,"Manifiesto de Partido Comunista". Editorial Progreso. Moscú,1977.
- P.O. Lissagaray, "Historia de la Comuna". Editorial Estela.S.A. Barcelona,1971.
- Instituto de Marxismo-Leninismo de la Academia de Ciencias de la URSS , "Diccionario Filosófico." Editorial Pueblos Unidos. Montevideo,1965..
- E. Mascitelli,ed. "Diccionario de términos marxistas".Grijalbo.

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