viernes, 16 de febrero de 2024

Ucrania: el despido de Zaluzhny y el frente de Adviivka


La prensa imperialista vaticina un nuevo “baño de sangre”

 Otra vez, Ucrania estaría quemando reservas estratégicas en objetivos tácticos, creando las condiciones para un nuevo “baño de sangre”. 

 Finalmente, y tal como lo previmos hace un mes en el artículo “Balance y Perspectivas de una guerra reaccionaria”, publicado el 11 de febrero pasado en la revista En Defensa del Marxismo, Zelensky ejecutó el despido del comandante en jefe del Ejército Ucraniano, General Valery Zaluzhny. 
 Este había reclamado una leva nacional de 500 mil nuevos soldados. En parte, para rotar a aquellos que hace dos años están en el frente de guerra, ya que los familiares se vienen movilizando crecientemente reclamando que los “muchachos vuelvan ya a casa”. Zelensky se ha opuesto, hasta ahora, a ese pedido. 
 En su lugar, nombró a Oleksandr Syrsky, comandante de las fuerzas terrestres de Ucrania desde el inicio de la invasión rusa. ¿Qué implica este cambio de caballo en medio del río y quién es Syrsky? 
 Este comandante ucraniano, nacido y con familia en Rusia, tiene para exhibir ciertos éxitos, correspondientes a una etapa ya perimida de la guerra cuando todavía no existían problemas con el reclutamiento y se contaba con pertrechos abundantes. Se le endilga la responsabilidad de la defensa de Kiev, al principio de la guerra, y la exitosa ofensiva ucraniana de septiembre de 2022 sobre Kharkiv. 
 Sin embargo, el Washington Post (8/2/24) afirma que “se espera que la decisión de nombrar a Syrsky comandante en jefe provoque una reacción violenta entre las tropas sobre el terreno. Entre los soldados rasos, Syrsky es especialmente desagradable, considerado por muchos como un comandante al estilo soviético que mantuvo las fuerzas bajo fuego durante demasiado tiempo en la ciudad oriental de Bakhmut que finalmente cayó bajo control ruso. Miles de soldados ucranianos murieron y muchos más resultaron heridos defendiendo la ciudad, que tenía un valor estratégico limitado.”
 Entrevistando a personal militar ucraniano, el Washington Post agrega que “algunos soldados ucranianos se refieren a Syrsky como ‘carnicero’. ‘Sólo sé lo que he oído de mis subordinados’, dijo un oficial militar de alto rango que, como otros, habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hacerlo públicamente. ‘El cien por ciento de ellos no lo respetan porque no creen que él cuente las vidas de los soldados. En comparación con Zaluzhny, recibe un apoyo mucho menor’, añadió la persona”.
 En ese entendimiento, el Washington Post dice que “el personal militar ucraniano en el campo, dijo que desconfían especialmente de Syrsky exactamente porque se lo considera más cercano y leal a Zelensky y al jefe de su administración, Andriy Yermak”. Agrega otra fuente, un comandante que estaría luchando en el este que “en un par de meses probablemente habrá algunos intentos de realizar acciones de asalto o algo así. Porque Syrsky seguirá a Zelensky. Y Zelensky quiere grandes victorias”. “Creo que habrá más ataques irreflexivos”, añadió. “Y aferrarse a territorios que no deberían conservarse. Por ejemplo, Bakhmut, en lugar de crear una defensa normal, algunas estructuras de fortificación, trincheras, simplemente metieron a la gente en la picadora de carne para detener los ataques. Creo que veremos más de esta m—”. 
 Otro comandante fue más directo y utilizó un insulto para decir que los soldados ucranianos estarían en peor situación como resultado del cambio: “porque va a cumplir con todas las exigencias políticas al tomar decisiones militares”. 

 Syrsky, Adviivka y un remake de Bakhmut 

En sus primeros comentarios públicos desde su nombramiento, el general Syrsky dijo que su prioridad inmediata sería “la distribución y entrega más rápida y racional de todo lo necesario para las unidades de combate” para contrarrestar los ataques rusos. Prometió poner la “vida y la salud” de las tropas al frente de las decisiones en el campo de batalla, trabajando para mantener “un equilibrio entre el cumplimiento de las misiones de combate y la restauración de las unidades” (New York Times, 9/2). 
 El NYT agrega, en base a analistas propios bien informados, que “las fuerzas rusas están arrasando la ya maltrecha ciudad de Avdiivka en el este de Ucrania y enviando oleadas de unidades de asalto para abrumar a las tropas ucranianas superadas en armamento. Después de meses de brutales combates, el ejército ruso amenaza con cortar una línea de suministro vital a la ciudad, lo que podría imposibilitar una mayor defensa”. 
 En ese contexto, y más aún teniendo el cuadro general del frente donde Ucrania registra escasez de munición, armamento y personal, era de esperar que la situación de Bakhmut, donde bajo la comandancia de Syrsky se dilapidó innecesariamente una gran cantidad de mano de obra, no vuelva a repetirse. 
 Sin embargo, “Ucrania está reforzando Avdiivka. Y hay buenas razones para creer que está reforzando la ciudad oriental (actualmente el lugar de la ofensiva invernal de Rusia) con una de las mejores brigadas del ejército ucraniano” (Forbes, 11/2).
 Forbes, que responsabiliza al Partido Republicano del avance ruso sobre Adviivka, dice respecto del cambio de mando y lo que tuvo que ver la situación de este frente que, “Zaluzhny tiene fama, merecida o no, de adoptar una defensa móvil para minimizar las bajas ucranianas. Syrskyi, por el contrario, tiene la reputación (una vez más, merecida o no) de aceptar un gran número de bajas en luchas obstinadas y estáticas”. “Es posible que, al promover a Syrskyi, Zelensky haya manifestado su intención de luchar por Avdiivka. Incluso a un alto costo”. 
 Pero más allá de un envío ucraniano de tropas de reserva, y más allá de la importancia relativa de este frente, que está tremendamente fortificado desde 2014 y que es la puerta de entrada a Donetz, el ejército ruso estaría “a punto de tomar” Avdeevka (The Telegraph, 9/2).
 La falta de misiles antiaéreos de parte de Ucrania habría posibilitado que Rusia realice ataques tácticos aéreos a repetición destruyendo una posición fortificada tras otra. Este problema, junto al de la abundancia de artillería rusa, frente a la escasez de Ucrania, no se resuelve saturando las trincheras con tropas de infantería. Por el contrario, es el camino para un mayor agotamiento del potencial del ejército ucraniano. 
 Rusia tiene, por ahora, una amplia superioridad frente a Ucrania en este frente. Si logra expulsar a las tropas ucranianas, éstas deberán retirarse unos 20 kilómetros, a nuevas fortificaciones que se encuentran en construcción. Una victoria de este tipo permitiría aliviar fuertemente los bombardeos sobre la ciudad de Donetz, que se suceden asiduamente desde 2014. 
 Así las cosas, si efectivamente los planes de Syrsky y Zelenzky son resistir la defensa de la ciudad, “cuando ya no quede munición, no importará si hay una o dos brigadas ucranianas en Avdiivka. Y la decisión de los comandantes ucranianos de reforzar la ciudad será, en el mejor de los casos, discutible. En el peor de los casos, podría resultar en un baño de sangre para las tropas ucranianas que intentan huir hacia el oeste de una ciudad que ya no pueden defender” (Forbes, ídem). 
 En esta última afirmación hay una alta dosis de aversión a Trump y al Partido Republicano por vetar la asistencia de EEUU a Ucrania (que ya fue votada afirmativamente por el Senado). Pero lo cierto es que luego de que el ejército ruso molió las defensas de Adviivka con ataques aéreos masivos, de que pasó a controlar las principales rutas de suministro de la ciudad, que hizo colapsar las zonas fortificadas del sur a partir de utilizar un oleoducto soviético que le permitió sacar 200 tropas de fuerzas especiales detrás de las líneas enemigas y rodearlas, y que dividió virtualmente la ciudad en 3 calderos, la alusión a “un baño de sangre” de Forbes es bastante realista. 
 Para peor, mientras se espera la llegada de reservas a Adviivka, y como si el mando ucraniano trabajase para el Kremlin, “para reforzar las unidades de infantería después de grandes pérdidas, Ucrania ha transferido soldados de unidades especializadas en artillería o logística a posiciones de infantería, según los soldados entrevistados por el Kyiv Independent. Esto significa que es posible que los soldados desplegados en la primera línea defensiva ni siquiera conozcan las habilidades básicas de supervivencia de un soldado de infantería, lo que provoca aún más bajas” (Kiev Independent, 10/1). 
 Y agrega que entrevistó a un artillero “Serhii, de 20 años del 59º”, que “dijo que su grupo de artillería originalmente de 64 hombres había enviado 15 hombres al frente. Dijo que la mayoría de ellos habían sido asesinados en sus primeros días allí. Lo atribuye al hecho de que ‘no sabían casi nada’ acerca de estar en la infantería. Sólo cuatro de 15 sobrevivieron”. 

 Guerra a la guerra 

Así, a punto de cumplirse dos años de esta guerra reaccionaria en Ucrania, cada vez se ve más nítidamente la necesidad de parar esta matanza luchando, con independencia de clase, por la derrota de los gobiernos de la guerra imperialista. Derrocando a los Putin y Zelenskys, los revolucionarios deben pelear por la creación de gobiernos de trabajadores que unan a la clase obrera de Rusia y Ucrania.
 La perspectiva es meridianamente clara: socialismo o “baño de sangre”. 

 Facundo Miño

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