lunes, 29 de octubre de 2007
La palabra de orden en Cuba es: ¡Coraje!
Declaración oficial del Gobierno de Cuba al discurso de Bush
Conferencia de prensa concedida por Felipe Pérez Roque, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, a la prensa nacional y extranjera, efectuada en el MINREX, el 24 de octubre del 2007, "Año 49 de la Revolución."
(Versiones Taquigráficas-Consejo de Estado)
Karina Soto (Moderadora).—Muy buenas tardes a todos.
Tenemos aquí la presencia de todos los medios de la prensa nacional y de 61 corresponsales de 45 medios de prensa de 17 países. Sin más...
Felipe Pérez.—Buenas tardes.
Les agradecemos a todos los corresponsales de la prensa nacional y de la prensa extranjera, acreditada aquí en La Habana, su presencia.
Los hemos convocado para dar respuesta, a nombre del gobierno y del pueblo de Cuba, a las declaraciones realizadas por el presidente Bush, hace apenas un par de horas.
Nosotros apreciamos que las palabras del Presidente de Estados Unidos anuncian una escalada sin precedente en la política del gobierno de Estados Unidos contra Cuba, de más bloqueo, más subversión, más intento de aislamiento de Cuba, y nuevos y renovados esfuerzos para intentar rendir por hambre y enfermedades al pueblo cubano.
Apreciamos las palabras del Presidente como una confirmación de que la política en vigor, en el régimen de Bush, es el cambio de régimen en Cuba, incluso por la fuerza. Sus palabras de hoy vienen a confirmarlo.
Lo que el Presidente de Estados Unidos ha llamado "acelerar el periodo de transición", en el que según él está Cuba, equivale —y quiero recordar aquí las palabras de Fidel de hace apenas dos días— a la reconquista de Cuba por la fuerza. Ese es el plan que ha quedado hoy mejor delineado y al desnudo ante la opinión pública.
Quiero subrayar una frase del discurso del Presidente de Estados Unidos, dijo: "La palabra de orden en nuestros tratos futuros con Cuba no es estabilidad, la palabra de orden es libertad."
Cuba entiende estas palabras como un acto irresponsable, que da una idea del nivel de frustración, de desesperación y de odio personal del presidente Bush contra Cuba; una invocación a la violencia, un llamado, incluso, al uso de la fuerza para derrocar a la Revolución Cubana e imponer sus designios en Cuba.
Cuba rechaza categóricamente la estimulación de la violencia, la evocación, incluso, del uso de la fuerza, que da razón todavía mayor a la alerta de Fidel a la comunidad internacional, a la opinión pública, que refuerza nuestra razón y la veracidad de nuestras palabras, cuando nos preparamos continuamente reforzando nuestra defensa, la preparación de nuestro pueblo para enfrentar los planes más aviesos y peligrosos de este régimen.
El Presidente, además de, en lenguaje amenazante y altanero, delinear incluso la opción del uso de la fuerza, el escenario incluso de la ruptura de la estabilidad en Cuba para dar paso a lo que llamó la "libertad", que es el cambio de régimen, que es el derrocamiento de la Revolución y la reconquista de Cuba por la fuerza; al hacerlo, el Presidente de Estados Unidos dejó abierta las opciones de si eso sería el resultado de un hipotético y fantasioso levantamiento interno en Cuba, que Estados Unidos apoyaría, lo cual cualquier persona medianamente bien informada y con dos dedos de frente sabe que no es políticamente posible, que la Revolución Cubana tiene un apoyo abrumador y mayoritario del pueblo; pero dejó también abierta la idea de que esa estabilidad pueda ser vulnerada desde fuera, con una nueva guerra de conquista y anexión, como la que lanzó contra Iraq, y como la que amenazó con lanzar contra 60 o más oscuros rincones del planeta, entre los cuales, por supuesto, estaba Cuba.
Debemos advertir que un escenario como ese no solo significaría la ruptura de la estabilidad de Cuba, sino también de la estabilidad de Estados Unidos, y pondría en peligro también al pueblo norteamericano, cuyos hijos serían enviados a matar y a morir en una guerra en Cuba que duraría 100 años, y que no terminaría sino con la victoria de nuestro pueblo, a un costo tremendo, es lógico, en vidas de sus hijos, destrucción material; pero cuyo único resultado posible es la preservación de la independencia y la soberanía de Cuba. Y debo decir que aquí la reacción es de serenidad y firmeza.
La palabra de orden en Cuba no es ni la estabilidad, ni nada de eso, la palabra de orden en Cuba es: ¡Coraje! Y es nuestra respuesta; serenidad absoluta y confianza en nuestra fuerza y en la solidaridad que el mundo dispensa hoy a Cuba, y en la admiración que la resistencia de Cuba levanta en el mundo.
Así que si el objetivo de las palabras del Presidente de Estados Unidos es intimidar al pueblo, asustar a su Dirección, debo decirle desde ahora que es un completo fracaso el resultado de sus amenazas contra Cuba; pero hay, y tomamos nota de ello, una evolución de la agresividad del tono de su lenguaje hacia Cuba.
En enero del 2004, el presidente Bush había dicho que había que "trabajar por una transición rápida y pacífica en Cuba", eso fue en enero del 2004. En febrero del 2004 repitió otra vez que el objetivo de su política era "la transición rápida y pacífica a una democracia". En mayo del 2004 habló de que había que "acelerar", ya no era esperar o trabajar, sino "acelerar el día en que Cuba sea un país libre", dijo. Ya para octubre del 2004 decía que "el pueblo cubano debería ser liberado", cosa que nadie aquí le pidió, ni le pide, ni le va a pedir, pero ya evolucionó la idea, no de esperar o de desear, sino a decir que ese pueblo "debería ser liberado".
En agosto del 2006, prometiendo la futura "liberación" de Cuba, aseguraba que cuando eso suceda "los cubano-americanos, decía, podrán lidiar con el tema de la confiscación de propiedades", es decir, "podrán entonces, una vez que nosotros liberemos a Cuba, ocuparse de recuperar allí sus antiguas propiedades", los batistianos, los torturadores, los asesinos, los terratenientes ligados a la dictadura de Batista, que retornarían aquí a recuperar las propiedades, que es casi siempre el leitmotiv de toda esta política.
Sin embargo, ya para junio del 2007, decía: "Continuaremos presionando por la libertad de Cuba". En junio del 2007, a una pregunta improvisada en un encuentro con militares norteamericanos, dijo: "Algunos dirán que el problema es la estabilidad en Cuba. Yo considero que tenemos que presionar duro por la democracia." Fue una frase donde ya enseñó la idea de que la estabilidad no era lo más importante.
Bueno, ha continuado su catarata de amenazas y frases contra Cuba, que ha desembocado hoy en este nuevo paso, que ya no es esperar, desear, sino asegurar que la palabra de orden, en este momento, no es estabilidad, que la palabra de orden es libertad.
Nosotros estamos claros de qué significa la "libertad" que el presidente Bush promete a los cubanos, y nos tomamos en serio la evocación de nuevos y renovados esfuerzos del gobierno de Estados Unidos para cumplir su política de cambio de régimen en Cuba, que es, por demás, ilegal; es una política violatoria del derecho internacional. El Presidente de Estados Unidos no tiene autoridad moral, ni potestad legal para proponerse cambiar el ordenamiento jurídico, político, que los demás pueblos de la Tierra, soberanamente, han decidido darse. Es una violación de nuestros derechos como pueblo independiente, como nación soberana. Es una conculcación de nuestro derecho a ejercer la libre determinación.
Nosotros sabemos qué vendría detrás de la "libertad" traída en los bombarderos y las armas del ejército de Estados Unidos: los grupos terroristas, sedientos de sangre, que todavía hoy se entrenan en Florida con total impunidad, permitidos y tolerados por el gobierno de Estados Unidos, con los cuales, hace unos días, se reunió el presidente Bush en Miami, para prometerles y conversar con ellos sobre esta presentación, y para recordar que él les prometió que "él resolvería el tema de Cuba", él sabía —dijo— cómo resolverlo; esos grupos, uno de cuyos voceros dijo que lo único que reclamarían al Presidente en ese momento serían tres días de licencia para matar en Cuba. Pero, bueno, hay que saber que no van a encontrar aquí a un pueblo poniendo otra mejilla; hay que saber que encontrarán a millones de combatientes, armados y entrenados, y a un pueblo preparado y fogueado, después de casi medio siglo de Revolución victoriosa, en defender sus conquistas y su derecho a la libertad y a la independencia.
Entonces, en adición a este anuncio, a este preludio de una escalada de más bloqueo, a estas amenazas, en adición a esto, el Presidente hizo una descripción mentirosa y ridícula de la situación en Cuba. Nunca vi a un político destilar más odio y más frustración. Fue una cosa patológica. Hizo una descripción de Cuba que únicamente la ceguera, debido al odio y la impotencia, puede llevar a caer en esos extremos.
No voy, por supuesto, a emplear tiempo en rebatir las mentiras; pero solo, como botón de muestra, voy a comentar algunas.
Dijo que en Cuba era ilegal reunirse más de tres personas sin autorización, nosotros que hemos visto a más de un millón reunirse en la Plaza, por su propia voluntad, para reclamar el enjuiciamiento o la extradición a Venezuela del terrorista Luis Posada Carriles, o la liberación de nuestros Cinco Héroes, o el cese del bloqueo contra Cuba. Dijo que era ilegal cambiar de trabajo en Cuba, que era ilegal mudarse de casa.
No sé, quiénes le han preparado estos discursos, estos párrafos, me imagino que son de los viejos dinosaurios de Miami que nunca más han tenido contacto con la realidad cubana.
Dijo que Estados Unidos es el mayor proveedor de ayuda humanitaria a Cuba y que el año pasado fueron 270 millones de dólares; que es el país que más ayuda, dijo, a Cuba.
Estos extremos de hipocresía, de falta de elemental respeto a la verdad, realmente han sido escasos. Esto es un nuevo récord, vamos a decir, de la impudicia.
Averigüé, por curiosidad, sobre los 270 millones... El año pasado a Cuba entraron desde Estados Unidos 5 millones de dólares en materiales, donativos, computadoras de uso, ómnibus de uso, lo que han traído los Pastores por la Paz, los grupos religiosos de Estados Unidos, las organizaciones no gubernamentales, en abierto desafío a las prohibiciones y a la persecución del régimen de Bush. Es lo que muchos de los mejores hijos del pueblo norteamericano, a riesgo de enfrentar penas de prisión, multas, la persecución de su propio gobierno, han hecho llegar a Cuba por vías disímiles; 5 millones, que nosotros apreciamos como símbolo y expresión de los mejores valores del pueblo norteamericano.
El Presidente de Estados Unidos dice que, el año pasado, ellos son el gobierno que más ha ayudado a Cuba; en el año, precisamente, cuando más bloqueo, más persecución ha habido, cuando han multado a los grupos religiosos que venían a Cuba, a las instituciones religiosas, cuando han llevado su persecución al punto de la esquizofrenia.
Esas han sido algunas de sus palabras para describir la realidad cubana, como ya dije, en un discurso que provoca realmente aversión de solo escuchar estas frases.
Ha hecho, por otro lado, un llamado desesperado a otros países para sumarse al bloqueo y a la subversión contra Cuba, para sumarse a esta política fallida que nadie en el mundo comparte.
Cuba considera que las palabras de hoy reconocen explícitamente que el gobierno de Estados Unidos se encuentra solo en su política hacia Cuba. Ha habido una apelación reiterada y desesperada para que otros gobiernos se sumen; incluso, les ha dictado el decálogo de las cosas que, a su juicio, deberían hacer esos gobiernos, sus embajadas en La Habana. Prueba de que no tienen apoyo ni reconocimiento en el mundo, porque debo recordar aquí, que se puede ser el más poderoso, pero no el más respetado; se puede tener la capacidad de destruir a un país con un ataque nuclear, pero no de levantar simpatía; se puede ser temido, incluso, pero eso no quiere decir que se sea querido o apoyado. Y lo que ocurre es que el Presidente de Estados Unidos choca con el hecho de que la comunidad internacional no sigue su política, de que hay un rechazo casi universal al bloqueo genocida que impone contra el pueblo de Cuba, que crece la admiración y el reconocimiento a Cuba.
Aquí tengo una noticia de hoy, solo una. Mientras el Presidente de Estados Unidos leía la diatriba anticubana que allí le prepararon, Cuba resultaba elegida en París miembro del Consejo Ejecutivo de la UNESCO, por 157 votos, de los 175 posibles; el país con más votación de todo el Tercer Mundo para integrar el Consejo Ejecutivo de la UNESCO; el país que más votos obtuvo en el Hemisferio Occidental, incluso, más votos que Estados Unidos; como expresión del reconocimiento a Cuba, que se eligió miembro del Consejo de Derechos Humanos con más de dos tercios de los votos, en la misma elección a la que el gobierno de Estados Unidos no concurrió por temor a no ser elegido; el país que preside el Movimiento de Países No Alineados, y cuya batalla el año pasado fue apoyada en Naciones Unidas nada más y nada menos que por 183 de los 192 miembros de las Naciones Unidas.
Está solo el Presidente de Estados Unidos. Está furioso, además; está desesperado. Es comprensible, prometió resolver la situación de un plumazo a aquellas mafias cubanas en Miami, que lo llevaron a la presidencia de modo fraudulento, que aplicaron las mismas tácticas que aplicaban aquí antes del triunfo de la Revolución, y que permitieron que, después de una controversial y polémica elección que tuvo durante un mes al mundo viendo aquel espectáculo deprimente, finalmente fuera proclamado por la diferencia de un voto en la Corte Suprema.
¿Con qué autoridad usted se erige en juez de los derechos humanos y la democracia en los otros países? Usted no tiene autoridad moral, señor Presidente; usted no tiene credibilidad. Dos tercios de los norteamericanos sienten vergüenza de usted. Usted tiene menos de 25% de apoyo de la opinión pública de su país. Usted está —como se dijo en estos días por el compañero Alarcón— empacando para irse. No lo subestimamos, por supuesto, usted es peligroso, usted tiene poder; pero usted no tiene apoyo, usted no tiene credibilidad, usted no tiene autoridad; nuestro pueblo lo sabe; ha lidiado, además, antes de usted, con otros nueve presidentes de Estados Unidos, y está aquí y va a seguir aquí.
Entonces hay, además, una clara frustración en las palabras del Presidente de Estados Unidos. El hecho de que Cuba ha derrotado todos sus intentos, sus planes anunciados en estos años, todas sus iniciativas, que la Revolución sigue aquí, enhiesta y firme, lo obsesiona. Estamos ante un Presidente con una obsesión: la bandera que flamea aquí victoriosa y que ellos no han podido arriar ni van a poder.
La economía cubana se fortalece, los esfuerzos de nuestro pueblo van fructificando. La Revolución es ahora más fuerte, ha resistido nuestro pueblo con ejemplar madurez política y unidad los duros años de periodo especial que ha tenido que vivir.
El bloqueo está aislado, es más claro que nunca para nosotros que es insostenible esa política y que es una cuestión de tiempo; es una política, además, que no levanta simpatía dentro de Estados Unidos, cuyos ciudadanos son víctimas también de toda esa política de persecución y agresiones contra Cuba.
Crece la unidad de nuestro pueblo; pero, además, acabamos de tener una prueba: unas elecciones ejemplares en su transparencia, en su organización, en la masividad de la asistencia popular, sin que el voto fuera obligatorio. Más del 95% de asistencia, con más de 8 100 000 cubanos participando en esas elecciones, en una muestra ejemplar de civismo, de cultura política, donde no se dio un escándalo, nada parecido a lo que ocurrió en Miami cuando a usted lo eligieron Presidente fraudulentamente. Unas elecciones que cualquier observador honesto tiene que reconocer que han transcurrido en un ambiente de normalidad y de participación popular; en medio de un debate popular ejemplar, en Cuba, sobre nuestras dificultades, sobre nuestros problemas, estimulado por la Dirección de nuestro Partido, a partir de la discusión del discurso de Raúl el pasado 26 de julio.
Nosotros entendemos esta reacción de hoy, como otro acto fruto de esa desesperación. El Presidente ve que se le acaba el tiempo, que no puede cumplir su promesa, y eso no lo hace menos peligroso, por supuesto. Pero, además, hay, en su discurso hoy, un intento vano y ridículo de reclutar, para seguir su política contra Cuba, a los militares cubanos, a los integrantes de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, del Ministerio del Interior. Les promete perdonarles la vida después que tome el control de Cuba, si ahora, a tiempo, se arrepienten de servir a su pueblo, de defender la Revolución.
Oiga, un mensaje tengo para el Presidente de Estados Unidos: Usted delira, está delirando. Usted le está hablando a un ejército libertador. Usted olvida que en Cuba el ejército es el pueblo uniformado. Usted olvida que más de 350 000 cubanos vistieron voluntariamente ese uniforme para ir a enfrentar al régimen del apartheid que Estados Unidos y otros países occidentales apoyaban, y que hicieron posible con su victoria la liberación de Namibia, la preservación de la integridad territorial de Angola, la liberación de Mandela, la legalización del ANC, el surgimiento de una Sudáfrica sin apartheid. Usted olvida eso.
Usted les promete a los combatientes de la seguridad cubana, si no reprimen el alzamiento que dice usted que va a haber en Cuba, perdón para el futuro. Usted olvida que esos hombres y mujeres llevan medio siglo derrotando los más de 600 planes que ustedes organizaron para tratar de asesinar a Fidel, que derrotaron la guerra sucia y las bandas armadas que ustedes organizaron y suministraron en las montañas de Cuba, que han derrotado los planes de terrorismo contra Cuba. Usted olvida que los hombres y mujeres que llevan ese uniforme son el pueblo en el poder, porque aquí hay una Revolución victoriosa que ustedes no han podido derrotar. Usted se equivoca.
Les propone, les promete a los funcionarios del gobierno que si traicionan a su pueblo y se pasan de bando y se presentan allí ante usted, usted les perdonará en el futuro la vida. Usted se equivoca, usted no conoce a este pueblo. Usted cree que este pueblo son gente de la categoría de los mercenarios que ustedes pagan aquí.
Por cierto, que los mercenarios, pagados aquí por los servicios especiales y el gobierno de Estados Unidos, a quienes el año pasado les dedicaron 9 millones, pero en este año les van a dedicar 45 millones de dólares, esos estaban allí, en la Sección de Intereses norteamericana en La Habana, viendo en vivo, junto a los diplomáticos norteamericanos, el discurso del presidente Bush, y aplaudiendo —puedo imaginar— las amenazas proferidas contra su pueblo. Por eso reivindicamos hoy aquí el derecho de la Revolución a defenderse y a emplear todos los recursos a su disposición, dentro del respeto a nuestras leyes, a nuestra ética, para defender a nuestra Patria.
Por otro lado, ha habido el intento en ese discurso de justificar su política hacia Cuba en una supuesta defensa de la democracia, de los derechos humanos, y nosotros respondemos que el presidente Bush no tiene autoridad moral para dictarles a los cubanos lo que deben hacer. Usted no es un libertador, señor Bush; usted es un brutal represor. Su régimen ha invadido, ha masacrado, ha torturado en nombre de la libertad. Usted avergüenza a sus compatriotas.
Usted autorizó la existencia de cárceles secretas, de vuelos clandestinos. Usted legalizó el uso de la tortura, del vejamen a los prisioneros. Usted mantiene el centro de torturas en la Base Naval de Guantánamo, que ha sido mundialmente repudiado. Usted autorizó la invasión y la ocupación de Iraq que ha costado más de medio millón de vidas de civiles inocentes. ¿Con qué moral usted puede venir a dictarles a los cubanos pautas sobre su futuro, su concepto de respeto a los derechos humanos o su sistema democrático?
El Presidente anunció tres nuevas iniciativas sobre Cuba, prueba ya de que casi no queda nada que ensayar contra Cuba; ya no queda prácticamente nada que emplear. Dijo que estaba dispuesto a considerar el otorgamiento de licencias a organizaciones no gubernamentales y a grupos religiosos para que suministren computadoras a los jóvenes cubanos y al pueblo cubano y acceso a Internet, si el gobierno cubano les permite el acceso a Internet. Un anuncio ridículo, que movería a la risa si no estuviera insertado en este recrudecimiento de la política contra Cuba, en un país que, pese al bloqueo y las prohibiciones y haciendo enormes esfuerzos —porque no se pueden comprar computadoras que tengan componentes norteamericanos o de origen norteamericano en el mercado internacional para Cuba—, tiene ya más de 500 000 computadoras instaladas, que el año que viene instalará otras 150 000 y que a partir del año que viene podrá ya ensamblar y producir aquí en nuestro país 120 000 nuevas computadoras por año; donde funcionan hoy 602 Joven Club con más de 7 000 computadoras que dan acceso gratuito a Internet a más de 2 millones de cubanos por año, que han graduado 1 300 000 jóvenes cubanos en estos años, que imparten 32 tipos distintos de cursos de computación gratuitamente, operando las 24 horas del día, que incluyen programas especiales para proveer acceso a la computación a los ciegos, a las personas con discapacidades, a los ancianos. Y usted le ofrece unas computadoras que serían traídas por unas ONG, que serían organizaciones pantalla del gobierno de Estados Unidos. Es una oferta ridícula que nuestro país rechaza, lógicamente, y no se toma en serio.
Además, anunció invitar a jóvenes cubanos, hijos de sus contrarrevolucionarios en Cuba y de sus mercenarios, a un programa de becas que han implementado para América Latina, por tres años; a un país que tiene 65 universidades, donde se imparten 99 carreras universitarias y donde estudian hoy 730 000 jóvenes cubanos, 69 de cada 100 jóvenes cubanos que están en la edad de ir a la universidad, la más alta tasa entre los países del Tercer Mundo, y que compite favorablemente y, cuidado si no somos, el país donde mayor proporción de jóvenes en la edad de 18 a 24 años pueden ir a la universidad. Un país que tiene en este momento 30 000 jóvenes de 120 países del Tercer Mundo becados gratuitamente en sus universidades, 23 000 de ellos estudiando la carrera de Medicina.
Hablarle de unas becas a un país donde estudian hoy 70 000 jóvenes cubanos totalmente becados en las universidades, no solo estos jóvenes de otros países, sino también más de 40 000 jóvenes cubanos, que reciben la alimentación, el alojamiento, estipendio, libros, atención médica gratuita; un país que ha universalizado el acceso a la educación, que tiene hoy 3 millones de estudiantes, cuyos logros en esta materia son reconocidos mundialmente.
El Presidente se aparece anunciando un programita para formarle cuadros a la contrarrevolución y a los grupos mercenarios que ellos pagan. Incluso, esos mismos familiares de los mercenarios que ustedes pagan en Cuba para que apoyen su política, para que los ayuden a aplicar el bloqueo, no tienen vedado su acceso ni a la educación ni a la salud ni a los servicios que Cuba garantiza a todos los ciudadanos. Nadie les niega el ingreso, incluso, aun siendo gente que no comparta las ideas de la Revolución, los sueños de justicia y libertad de su pueblo.
Anunció la creación de un llamado Fondo Internacional para la libertad de Cuba, que dice que ayudaría a buscar no sé qué créditos para Cuba, para que Cuba pague no sé qué deuda y, sobre todo, con la intención de que otros países pongan dinero, porque él quiere derrocar a la Revolución, pero que otro lo pague, y de paso aprovecha para tratar de "pasar el cepillo", como se dice en Cuba, y lograr que otros pongan dinero, como vimos en su guerra en Iraq y en otras guerras.
Esas son las tres medidas concretas que adelantó, pero anunciando que ha llegado, que está llegando ya el momento en que él va a venir a liberar a los cubanos.
Quisiera, finalmente, explicar lo que nosotros creemos, realmente, que el presidente Bush debería proponerse como agenda para Cuba y que son estos 12 puntos que voy a decir ahora:
Primero: El gobierno de Estados Unidos debe respetar el derecho de los cubanos a su independencia y a su soberanía, el derecho de los cubanos a la libre determinación. Hay que respetar el derecho de los cubanos a tener sus instituciones, su sistema político, sus leyes. No es competencia del gobierno de Estados Unidos, por poderoso que sea.
Segundo: El gobierno de Estados Unidos debe cesar de inmediato su política de agresiones y amenazas contra Cuba, por demás, inútiles. Se estrellan contra nuestro coraje y nuestra determinación de ser un pueblo libre.
Tercero: Debe dejar de intervenir groseramente en los asuntos internos de Cuba. Debe renunciar a la idea fallida de fabricar una oposición interna en Cuba con dinero de Estados Unidos. El gobierno de Estados Unidos debe dejar de financiar a sus grupos mercenarios en Cuba.
Cuarto: El régimen de Bush debe poner fin a las acciones subversivas contra Cuba y a la guerra radial y televisiva contra nuestro país. Debe desmontar las mal llamadas Radio y Televisión "Martí", que son una ofensa al pueblo cubano, que ensucian el nombre del Héroe Nacional de Cuba en trasmisiones de radio y televisión que alientan la violencia, el asesinato político, el sabotaje económico.
Quinto: El Presidente de Estados Unidos debe levantar de inmediato y sin condiciones el bloqueo genocida contra Cuba, para lo cual tiene que derogar varias leyes y tiene que lograr que el Congreso lo haga; porque hay que recordar que, aunque él habló de que podría tomar medidas para levantarle el bloqueo a Cuba el día que haya derrotado a la Revolución, según la ley norteamericana, porque todo el bloqueo está codificado, los Presidentes de Estados Unidos no podrán levantar el bloqueo a Cuba, y el Congreso no los autorizará, hasta que no se devuelvan todas las propiedades, no solo de los que eran norteamericanos, y no tanto de aquellos, como las de los batistianos, los torturadores y los ladrones que se fueron después y se hicieron ciudadanos norteamericanos. Debe derogar la Ley Helms-Burton, debe derogar la Ley Torricelli y todas las demás leyes de ese engendro que es el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba.
Sexto: Debe eliminar la prohibición de los viajes a Cuba de los norteamericanos, que es la violación de un derecho plasmado en su Constitución, y debe eliminar la prohibición de las visitas familiares a los cubanos que viven allí, a los cuales, usted, señor Presidente, les impide venir a ver a sus familias a Cuba, violando sus derechos.
Séptimo: El gobierno de Estados Unidos debe dejar de estimular la emigración ilegal desde Cuba. Debe eliminar la criminal Ley de Ajuste Cubano y la política de pies secos-pies mojados, que estimulan el tráfico de personas, la comisión de actos violentos con el fin de emigrar.
Usted, señor Presidente, es el responsable de los que todavía mueren en el mar, incluidos niños, mujeres, tratando de emigrar ilegalmente desde Cuba; usted es el responsable del tráfico de personas. Usted debe cumplir los acuerdos migratorios. Usted debe cumplir el número de visas, para que puedan emigrar legalmente de Cuba las personas, como ustedes se comprometieron y como han incumplido este año. Y ustedes deben cumplir su compromiso de que a los que intercepten en el mar los devuelvan a Cuba, para desestimular estas prácticas.
Octavo: El gobierno de Estados Unidos debe cesar las agresivas campañas de propaganda sucia, de mentiras contra Cuba, que emplean cuantiosos recursos, como no hubo nunca antes dedicados a esta actividad.
Noveno: Ustedes deben liberar a los cinco luchadores antiterroristas cubanos, presos políticos en las cárceles norteamericanas.
Y me detengo aquí, para subrayar que se encuentran hoy aquí especialmente invitados por nosotros en la Cancillería, la compañera Elizabeth Palmeiro Casado, esposa del compañero Ramón Labañino Salazar, Héroe de la República de Cuba, preso político en las cárceles de Estados Unidos, condenado a cadena perpetua y 18 años por haber luchado contra el terrorismo allí en Estados Unidos. Te damos la bienvenida, Elizabeth. Te reiteramos todo nuestro apoyo y simpatía.
Está también la compañera Magali Llort Ruiz, madre del compañero Fernando González Llort, Héroe de la República de Cuba, preso político en las cárceles de Estados Unidos, condenado a 19 años de prisión, cuyo único delito fue luchar contra el terrorismo, prevenir planes que, de haber sucedido, habrían también asesinado a ciudadanos norteamericanos y de otros países.
Está con nosotros también el compañero Cándido René González Castillo, padre del compañero René González Sehwerert, Héroe de la República de Cuba, condenado a 15 años de prisión, preso político en las cárceles de Estados Unidos.
Recordamos aquí en este momento a Olga Salanueva, la esposa de René, impedida de visitarle durante más de nueve años, a la que se le ha negado la posibilidad siquiera de ver a su esposo en todos estos largos años de cautiverio duro y cruel.
Está con nosotros también el compañero Roberto González Sehwerert, hermano de René, y dedicado, como los otros familiares, a hacer conciencia sobre esta batalla por la liberación y el retorno a su patria de nuestros Cinco Héroes.
Y está con nosotros la compañera Isabel Hernández Nordelo, hermana de Gerardo Hernández Nordelo, Héroe de la República de Cuba, preso político en las cárceles de Estados Unidos, condenado a dos cadenas perpetuas y 15 años.
Recordamos ahora a la compañera Adriana Pérez O’Connor, esposa de Gerardo, a la que el régimen de Bush impide también ver a su esposo desde 1998, a quienes impide, incluso, concebir un hijo, sueño de su unión.
Recordamos también a Antonio Guerrero Rodríguez, Héroe de la República de Cuba, preso político en cárceles de Estados Unidos, condenado a cadena perpetua y 10 años.
A todos les damos nuestro mensaje de aliento y de solidaridad y nuestra certeza de que finalmente ellos volverán y que todo el odio descargado sobre ellos no doblegará su voluntad ni la nuestra hasta que se haga justicia.
Décimo: El presidente Bush debe extraditar a Venezuela o enjuiciar en Estados Unidos al terrorista Luis Posada Carriles, libre hoy por las maquinaciones de las más altas autoridades norteamericanas; que se pasea libre en las calles de Miami, llevando sobre su conciencia la muerte de decenas de civiles inocentes cubanos y de otros países; autor intelectual de la voladura del avión cubano, junto a otro terrorista, Orlando Bosch, perdonado y dejado libre también en Estados Unidos por el padre del actual Presidente de Estados Unidos, ambos, antiguos agentes de la CIA, terroristas entrenados por la Agencia Central de Inteligencia en los años en que el padre del actual Presidente de Estados Unidos era el Director de la CIA. El gobierno de Estados Unidos protege a estos terroristas porque teme que revelen los secretos que conocen sobre los planes contra Cuba y contra otros países, sobre todo, lo que se hizo en la Operación Cóndor.
El Presidente debe eliminar la impunidad de los grupos terroristas, que todavía hoy aparecen en los canales de televisión de Miami entrenándose con armas pesadas para el día en que vengan a Cuba junto a las tropas norteamericanas, o amenazando con actos terroristas.
Undécimo: El Presidente de Estados Unidos debe cerrar de inmediato el centro de torturas que creó en la Base Naval de Guantánamo y cuya existencia defiende todavía hoy pese a la repulsa mundial. El lugar donde se aplican las prácticas ya prohibidas por convenciones internacionales de tortura contra los prisioneros, como el sometimiento de los presos en los interrogatorios a altas temperaturas o muy bajas temperaturas, la simulación de la asfixia, los castigos, los tratos crueles, inhumanos y degradantes.
¿En nombre de qué derechos humanos usted habla, cuando todo el mundo sabe que usted lleva sobre sus hombros la muerte y la tortura de presos muchas veces inocentes? Usted debe devolverle a Cuba el territorio que ocupan ilegalmente, en contra de nuestra voluntad, en la Base Naval de Guantánamo.
Duodécimo: Usted debe cesar las presiones contra la comunidad internacional para que apoyen la política de su régimen contra Cuba. Usted fracasará, usted no tendrá el apoyo de la comunidad internacional. Usted puede encontrar unos pocos aliados que, por interés o por falta de valor, lo secunden; pero usted no tiene apoyo para esta política y usted va a fracasar, se lo decimos hoy, y usted no va a lograr sus designios de derrotar a la Revolución Cubana y de reconquistar a Cuba. Como dijo Fidel: ¡Ustedes a Cuba no la tendrán!; ustedes tendrían que exterminar a un pueblo entero. Y en Iraq se ha probado, y en Viet Nam se probó, que ningún ejército es invencible cuando pelea contra un pueblo dispuesto a defender su soberanía y que tiene causas y razones fundadas para luchar por su patria.
Sus planes van a estrellarse. Cuba, señor Presidente, no negocia su soberanía; Cuba no será puesta de rodillas. Usted no va a rendirnos a nosotros con su bloqueo y su intento de rendirnos por hambre y enfermedades. Usted se estrella contra nuestro coraje.
Cuba no podrá ser amedrentada ni nuestra unidad podrá ser vulnerada. Nuestro pueblo se une más ante la amenaza y la prepotencia del imperio que no ha podido doblegarlo.
Para el pueblo de Estados Unidos tenemos también un mensaje. Para el pueblo de Estados Unidos tenemos un mensaje de respeto y de amistad. No los culpamos a ustedes, al pueblo norteamericano, del sufrimiento que el régimen que ustedes también padecen causa a nuestro pueblo.
Nosotros estamos seguros de que un día no habrá bloqueo, que un día ustedes podrán tener relaciones normales con un pequeño país vecino, cuyos médicos estuvieron dispuestos a ir allí cuando el huracán Katrina a llevar alivio y cura a los enfermos, a los damnificados, y este régimen que ahora amenaza otra vez a Cuba lo impidió y los condenó, porque eran negros y eran pobres, a morir allí sin asistencia médica. Un día eso no será así.
Nuestro mensaje también de aliento, de condolencias a los ciudadanos de California que están padeciendo en este momento los incendios forestales. Un día, cuando haya desastre natural, en uno u otro país, se impondrá el ambiente de cooperación, como ha actuado siempre el pueblo cubano, que ha ido a cualquier lugar adonde han sido necesarios sus esfuerzos, su ayuda. Pero hoy el régimen que gobierna a Estados Unidos impide que eso ocurra.
Un mensaje tenemos para el pueblo de Estados Unidos, de amistad. No nos confundimos, somos un pueblo con cultura política, somos un pueblo con principios y decoro y sabemos que ustedes son víctimas, como nosotros también, de esta política, y sabemos que un día ustedes también se van a librar de esta tiranía que les ha sido impuesta, que manda a sus hijos, por ser pobres, a luchar en tierras lejanas, a matar y a morir, para robarles a otros pueblos sus recursos naturales, para favorecer los intereses mezquinos de una oligarquía o una cúpula de intereses, tras el petróleo y los recursos naturales.
Nosotros reaccionamos con indignación; pero con serenidad. No amenazamos, nos preparamos. No alardeamos, no nos jactamos, mantenemos nuestro rumbo. No hay —y lo repito aquí hoy— fuerza humana ni natural en el mundo capaz de hacer desistir a los cubanos de sus sueños de justicia, de libertad y de independencia. Somos una Revolución victoriosa, hay que respetarnos, nos hemos ganado el respeto del mundo.
En estos días, en que se cumplen 45 años de la Crisis de Octubre, y cuando estamos a pocos días de la próxima votación que habrá en la Asamblea General de Naciones Unidas sobre el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, quiero subrayar que hay en este momento en el pueblo cubano la misma serenidad, la misma entereza, el mismo sentimiento de unidad nacional y de orgullo patrio que en aquellos días luminosos y tristes, como los llamó el Che, en que el pueblo cubano estuvo dispuesto a enfrentar, incluso, el holocausto nuclear antes que renunciar a sus principios y a su soberanía, y esa es la determinación que hay ahora en Cuba.
La Revolución Cubana no podrá ser derrotada, y se lo decimos aquí al Presidente del imperio que amenaza a Cuba; tenemos el apoyo del pueblo, el apoyo consciente, voluntario y libre de un pueblo que sabe bien lo que se juega en esta hora crucial de su historia y que no podrá ser ni engañado, ni comprado, ni amenazado, ni rendido.
Así que rechazamos, una por una, cada palabra de amenaza y de chantaje contra Cuba, cada frase llena de odio, y le decimos al Presidente de Estados Unidos que lo que está llegando es el día en que el pueblo de Estados Unidos y el mundo se libren de él, y lo que está llegando es el día en que nosotros logremos que se levante el bloqueo, y que sus amenazas no nos sacarán de nuestro curso de construcción de una sociedad más justa, más humana, más libre, de más socialismo y de más Revolución en este país.
Ese es el mensaje que tenemos para el Presidente imperial que amenaza con guerras en las que él no va a participar, que amenaza con invasiones que él ordenará desde la retaguardia de su confortable refugio; pero que nosotros, si llega el momento, enfrentaremos en la primera trinchera junto a nuestro pueblo.
Muchas gracias (Aplausos).
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