martes, 30 de abril de 2019

Se desinfló el globo Washington-Guaidó en Venezuela




Un intento de golpe con un buen componente de guión mediático a través del uso de las llamadas redes sociales, se fue preparando como única opción después de más de tres meses de derrotas sucesivas para la oposición y su payaso Guaidó

La oposición violenta, encabezada por Juan Guaidó, un diputado autoproclamado presidente interino, y cumpliendo órdenes de sus instigadores y financistas de Estados Unidos, se lanzó «con todo» este 30 de abril, para echar abajo las bases y la obra de la Revolución Bolivariana de Venezuela.
Un intento de golpe con un buen componente de guión mediático a través del uso de las llamadas redes sociales, se fue preparando como única opción después de más de tres meses de derrotas sucesivas para la oposición y su payaso Guaidó, el hombre lanzado al ruego por Estados Unidos, lo más probable con la intención de «quemarlo», acusarlo de no cumplir las expectativas imperiales, y que cargue con toda la culpa del fracaso de las acciones contrarias al pueblo bolivariano.
No es la primera vez que grupos vándalos, generalmente pagados por los propios opositores, irrumpen en las calles y otros espacios públicos de Caracas, lanzan piedras y balas, bombas molotov y otros medios letales; saquean comercios, destruyen instalaciones públicas y —muy importante— son seguidos por filmaciones desde móviles, que de inmediato son subidas a la red, de manera que el mundo conozca de «primera mano» lo que el propio Guaidó ha calificado como el «fin del gobierno de Maduro».
Si hay muertos en esa intentona golpista, si hay presos, si se violenta alguna ley de las contenidas en la Constitución, la «culpa» recaerá sobre las fuerzas bolivarianas del orden, no sobre los terroristas opositores.
El guión que se trata ahora de escenificar es muy parecido a otros —fracasados todos— de años anteriores. Tratar de penetrar las Fuerzas Armadas Bolivarianas, llamarlas a unirse con urgencia a los grupos opositores encabezados por el diputado Guaidó; prometerles mayores salarios y otros beneficios materiales e, incluso, asegurarles que se le mantendría su jerarquía militar, han sido, entre otros, los componentes del objetivo principal de tener como aliados a los militares.
Al parecer Guaidó se supo demasiado huérfano de poder e inteligencia para pasos como este, y llevó adelante, como primera acción, sacar de la prisión al terrorista Leopoldo López, el mismo que en intentos de golpe de estado anteriores, instituyó las guarimbas, los cierres de calle y hasta la quema de personas de afiliación chavista.
Esta vez, con Leopoldo López fuera de la prisión, lo inmediato fue la foto con Guaidó, el video de ambos encabezando el fracasado golpe y el «agradecimiento» a un puñado bastante exiguo de militares que, o fueron engañados o, en algún caso, se prestaron al show golpista.
«He sido liberado por militares a la orden de la Constitución y del Presidente Guaidó. Estoy en la Base La Carlota. Todos a movilizarnos. Es hora de conquistar la Libertad. Fuerza y Fe», exclamó el terrorista Leopoldo López a través de las redes sociales.
El bochornoso espectáculo nos debe recordar a otro personaje, menos violento pero miserable también, Pedro Carmona «el breve», que en otro intento de golpe contra el Comandante Hugo Chávez, también se autoproclamó presidente y se atrevió a dictar órdenes nada divinas, ni salidas de algunas de las páginas de la Constitución Venezolana. Su fracaso fue muy rápido y de manera estrepitosa.
Este martes 30 de abril, el pueblo bolivariano se lanzó a las calles, no en defensa de los golpistas, sino en apoyo a su Revolución, su presidente constitucional y a las Fuerzas Armadas Bolivarianas, escudo seguro para que el pueblo se sienta dueño de su destino y los agresores, pierdan sus ilusiones de conquistar el poder a través de la violencia y el terror.
El intento de golpe ha fracasado. El pueblo ha triunfado. La justicia venezolana, de seguro, se aplicará a quienes han vuelto a las acciones violentas y a sus patrocinadores terroristas con apellido de oposición.
El globo Washington—Guaidó se acaba de desinflar, pero la alerta del pueblo y sus fuerzas armadas bolivarianas, debe mantenerse activada con mayor fuerza y seguridad en la victoria.

Elson Concepción Pérez | internet@granma.cu

El caos permanente de Libia. Indiferencia e inercia




En el actual desorden internacional, algunos asuntos son víctimas de un silencio ensordecedor por parte de la mayoría de los estados y de los grandes medios de comunicación, silencio al que acompaña un desinterés manifiesto del mundo intelectual y particularmente de los juristas más eminentes quienes, sin embargo, teóricamente deberían sentirse muy concernidos. Es el caso, entre otros, del problema kurdo, los pueblos autóctonos del Golán anexionado, Cachemira, la reunificación de Corea, etc. Y la cuestión libia desde 2011 (1). El único punto en común de esas situaciones de crisis crónica cuyo origen es antiguo, es la extrema debilidad de los pueblos directamente afectados, los cuales no están en condiciones, por diferentes razones, de influir con fuerza en las relaciones internacionales. Las grandes potencias «vigilan» para que dichas situaciones permanezcan más o menos ignoradas por la opinión internacional con el fin de evitar que resurjan, ya que sus intereses económicos o estratégicos estarían en causa.
La complejidad, que en algunos casos alcanza un nivel que parece inextricable, facilita este «mantenimiento en la sombra» sin suscitar, aunque solo sea, la curiosidad intelectual de los juristas especializados, de quienes aunque podamos admitir que no tienen la obligación de señalar la conveniencia (dejando a los políticos esta tarea), al menos tienen la responsabilidad de cuestionar los procesos de retroceso del derecho, fuente de miseria social y de crisis masivas.

1. ¿Por qué esa falta de atención?

Ante la constatación preocupante de la indiferencia (al menos aparente) de los juristas expertos en el terreno del derecho internacional y de los politólogos analistas de las relaciones internacionales, debemos buscar las causas de esta nueva «traición de los intelectuales»
Es particularmente desgarrador para quienes, en el corazón del mundo occidental, todavía son sensibles a la tesis querida de G. Scelle, eminente jurista de mediados del siglo XX, favorable al «desdoblamiento funcional» que hacía responsables a las grandes potencias, como Estados Unidos (o Francia), de sustituir la ausencia de un poder mundial centralizado y de neutralizar a las soberanías enfrentadas.
Esta concepción parece prolongar hasta nuestros días la vieja tradición de los «estados civilizados» superiores a pueblos a los que consideran inferiores y a los que por lo tanto tendrían plena legitimidad para imponer sus puntos de vista por todos los medios y escoger sus lugares de intervención dominadora.
Al igual que los grandes medios de Europa y Estados Unidos, numerosos juristas y politólogos, lejos de ponerse en el lugar de los sirios, intervienen exclusivamente para describir la organización y el funcionamiento «técnico» de las instituciones y las normas o para criticar a los «enemigos» más o menos declarados (por ejemplo China o Rusia) con ocasión de sucesos puntuales (por ejemplo el conflicto ruso-ucraniano) con el mismo espíritu que lo hacen los estados en los que residen.
Ese descriptivismo selectivo dominante, que ignora las prácticas estatales, viola claramente la legalidad internacional y en particular el principio de igualdad soberana de los estados, como fue el caso de la intervención en Libia en 2011 y en el conflicto armado de varios meses que siguió hasta la ejecución sumaria de Muammar Gadafi, merece, al parecer, la búsqueda de hipótesis explicativas.
La primera hipótesis es la confirmación del seguidismo doctrinal tras la política: así la doctrina dominante ejerce una función de legitimación de las relaciones de fuerza existentes y particularmente de la política seguida por los estados que las aprueban. Lo que escribía en 1905 el profesor Bonfils sigue siendo el fundamento del enfoque actual: «Francia, a pesar de algunas debilidades pasajeras, siempre ha sido la campeona de la justicia y el humanismo» (2). Muchos son los herederos oficiosos del profesor Louis Le Fur (Précis de Droit International public, Dalloz, 1931) que lo único que hacen es expresar de forma erudita el consenso ideológico de su tiempo y su mundo, marcado por el «centrismo occidental». Como en el pasado y como en la doctrina estadounidense, los contemporáneos se preguntan sobre la «ilegibilidad de algunos estados» al derecho internacional, demasiado poco «civilizados» para beneficiarse del derecho común, antaño la doctrina francesa casi unánimemente señalaba los pueblos «salvajes o bárbaros» por no considerarlos desde el punto de vista del derecho «miembros regulares de la comunidad internacional», es decir, como los estados europeos y Estados Unidos. Los juristas críticos que aparecieron a mediados del siglo XX, particularmente durante los años 1970-1980, que se inspiraban en el marxismo y se preocupaban por la igualdad soberana de todos los estados, fueron considerados «ideólogos subversivos» (3).
No debemos protestar por la utilización de la fuerza armada contra Irak o a favor de Kosovo ni examinar la muy «flexible» interpretación de la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad en 2011, que concluyó en la liquidación total el régimen de la Jamahiriya libia por iniciativa del Gobierno francés y sus aliados británico, estadounidense y Catarí. Como en la época colonial (en particular durante la «guerra» de Argelia, calificada en derecho de «operación policial»), Francia no puede trabajar más que por el «bien común de la humanidad» (Le Fur). El recurso a la fuerza armada se lamenta de forma unánime, pero como dijo en el pasado el Instituto de Derecho Internacional, que no compartía «la utopía de aquéllos que quieren la paz a cualquier precio», la guerra es «un mal inherente a la humanidad e inevitable».
El seguidismo doctrinal se conformó con adoptar los desvíos de las estrategias estatales, es decir, hoy el «derecho del humanismo», después la «seguridad», antes que procedimientos considerados «ineficaces» (por ejemplo los del capítulo VI de la Carta de las Naciones Unidas, basados en la negociación y el acuerdo) y los fundamentos considerados inapropiados (la soberanía de los estados, por ejemplo).
Parodiando a Bourdieu, es obvio que para los juristas la mayoría de las veces el derecho no es una lucha. Al contrario, es el silencio o la prudencia extrema los que se imponen en materia de injerencia, de ética internacional (muy apropiada para soslayar el derecho), la guerra contra los «enemigos combatientes» según la clasificación estadounidense de los prisioneros de Guantánamo, lugar inédito de detención con respecto al que los trabajos jurídicos occidentales han sido escasos.
El arcaico concepto de la «guerra justa» se ha reintroducido en la «modernidad» jurídica. La ilegalidad se convierte para la OTAN, o en el marco de ciertas resoluciones del Consejo de Seguridad, en un concepto lícito del derecho consuetudinario, como en el caso de la injerencia humanitaria, en desafío de las posiciones de la Corte Penal Internacional ( fallo Nicaragua-Estados Unidos del 27 de junio de 1986 ).
La deconstrucción del derecho internacional calificada a veces de «clásica» para señalar su arcaísmo (apoyada por algunas corrientes doctrinales como lo demuestra la construcción de teorías «nuevas» ampliamente apoyadas por los gobiernos y los medios occidentales, como la «injerencia humanitaria» y la «responsabilidad de proteger», están en el origen de la «legalidad-legitimidad moderna», apropiada para los intereses contemporáneos de las potencias occidentales.
Como señaló André Hauriou en su último escrito en 1974, las investigaciones jurídicas están «de acuerdo con el gusto de los tiempos» (4). Es evidente que Libia no está de moda. La profesión de jurista es una con su objeto, existe una especie de fraternidad entre el científico y su objetivo y Libia nunca se ha beneficiado.
El drama es que encontramos, en particular entre los autores estadounidenses, posicionamientos que tomó la doctrina nacionalsocialista de la Alemania de los años 1930-1940. Heinrich Rogge, por ejemplo, considera que «ningún principio jurídico de derecho positivo debe estorbar el libre desarrollo de los pueblos civilizados». Esa es la posición actual del Departamento de Estado. La distancia es mínima si se sustituye «libre desarrollo de los pueblos civilizados» por la expresión de los «principios universales», incluida la vía de las injerencias polimorfas en todos los pueblos y en todos los estados.
La OTAN y las potencias occidentales, tanto en los Balcanes como en Libia, Siria y Yemen en los últimos años, han impuesto los intereses de algunos estados y algunas empresas bajo el paraguas de «valores democráticos» a aquéllos que juzgados de «autoritarios», «totalitarios», o simplemente no fiables, como el régimen de la Jamahiriya, no tenían legitimidad para sobrevivir.
El resultado es el desarrollo en un buen número de países de un caos generalizado del que Libia es la ilustración más flagrante: a iniciativa de las potencias occidentales, las instituciones implosionaron, se destruyó el sistema económico y los recursos petroleros son saqueados por las milicias relacionadas con las grandes empresas. El intervencionismo de fuerzas externas es de naturaleza múltiple, las tribus recobraron su hostilidad tradicional y los exciudadanos de la Jamahiriya no tienen otra razón para vivir que sus intereses individuales de naturaleza mercantil.
Así se comprende el silencio casi total de los medios, del mundo intelectual (incluidos los juristas y los politólogos) respecto a una situación que es «la obra» iniciada por la Francia de Sarkozy contra Libia, la catástrofe libia es el resultado de un «apocalipsis legal» tolerado por el mundo jurídico y apoyado por la política.

2. Impunidad de los responsables del caos libio

Las exigencias que se imponen con respecto a Libia parecen evidentes.
Libia no puede ser considerada por el mundo occidental una simple suministradora de petróleo de calidad al precio más bajo posible y un espacio estratégico que permite a los europeos externalizar el control de los movimientos migratorios procedentes del África subsahariana.
En primer lugar el mantenimiento de la paz y la seguridad en la región solo puede ser el resultado de la normalización de la situación en todas las regiones de Libia, el resultado de la reconstrucción de un Estado estable con instituciones adaptadas a la sociología del país, lo que solo se puede concebir en el respeto de la soberanía de Libia.
En segundo lugar, como los dirigentes occidentales no dejaron de proclamar a favor de Camboya, por ejemplo, a propósito del proceso de los Jemeres Rojos, la justicia debe pasar por favorecer la reconciliación contra todos los responsables de la situación del pueblo libio sumido desde hace ocho años en la miseria, la corrupción, los enfrentamientos armados y la presencia dominadora de los Hermanos Musulmanes, Al Qaeda y el Dáesh, por otra parte combatidos por los occidentales y Rusia. Porque ciertamente las fracturas en la sociedad libia fueron estimuladas por fuerzas exteriores cuyas preocupaciones no tenían nada de humanitarias y actuaban a favor o en contra de los dirigentes y sobre ciertos grupos libios mucho antes de los sucesos de Bengasi en febrero de 2011 (5).
Catar y los Hermanos Musulmanes de Egipto y Túnez, especialmente, proporcionaron los medios materiales, políticos y mediáticos (en particular el canal de televisión Al Jazeera) presentados como liberadores y demócratas contra la dictadura de Gadafi.
Sin verificar los hechos, el Fiscal de la Corte Penal Internacional, Moreno Ocampo, así como los medios occidentales declararon, entre otras denuncias, que se distribuyó viagra a las fuerzas del régimen, con el fin de justificar de antemano ante la opinión internacional los ataques que vendrían (6).
Este ambiente favoreció la adopción de la resolución 1973 (presentada por Francia y Gran Bretaña) en 2011, adoptada por el Consejo de Seguridad el 17 de marzo de 2011, dirigida a prohibir el sobrevuelo de las aeronaves del régimen sobre el territorio libio, con el fin de proteger a las poblaciones civiles de eventuales bombardeos. Estados Unidos sin embargo había prevenido: el Consejo de Seguridad considerará «ir más allá de una simple zona de exclusión». Las declaraciones del Secretario General de la OTAN, A. F. Ramussen, añadiendo que la organización atlántica proseguiría «su misión mientras fuese necesario, la cuestión no es tanto saber si Gadafi caerá, sino cuándo». Según la OTAN, esta «guerra de Libia» (y no oficialmente «contra Libia») se basaba en el derecho humanitario, totalmente instrumentalizado.
No fue hasta el 8 de septiembre de 2016 cuando la comisión de Investigación del Parlamento británico entregó su informe en el que se señalaba la ilegalidad de esa intervención armada poniendo de manifiesto la responsabilidad de Nicolas Sarkozy y David Cameron, que agitaron informaciones falsas difundidas por las redes de exiliados libios y los canales de televisión Al-Jazeera y Al-Ardia: «La intervención limitada, dirigida oficialmente a proteger a los civiles, se transformó de manera oportunista en una campaña para derrocar al régimen. Esta política no estaba basada en una verdadera estrategia que permitiera organizar el país pos-Gadafi. Dio como resultado el hundimiento económico y político, las guerras entre las tribus y las milicias, las crisis humanitarias y migratorias, la ampliación de las violaciones de los derechos humanos, la propagación de las armas del régimen libio en toda la región y el crecimiento del Estado Islámico en el norte de África».
Ese informe fue confirmado por Amnistía Internacional, que desde el 23 de junio de 2011 denunció las informaciones falsas sobre el comportamiento de las fuerzas regulares contra los civiles (7). Solo 48 horas después de la votación de la resolución 1973, y a pesar de que la Unión Africana dirigida por Jean Ping había decidido intervenir para encontrar una solución política y pacífica a la crisis, se lanzaron los primeros bombardeos aéreos. Se trataba de obstaculizar de forma urgente cualquier negociación y cualquier transacción: el objetivo real, especialmente para Sarkozy y el Estado francés era eliminar, por diversas y variadas razones, incluidas las personales, a Gadafi y su régimen (8). Los bombardeos especialmente intensivos sobre Sirte, su ciudad, las ejecuciones de los miembros de la familia de Gadafi y las circunstancias de su muerte (9) son otros tantos elementos demostrativos (10).
A los bombardeos de las poblaciones de pueblos y ciudades libias, a los crímenes y actos de tortura de las milicias anti-Gadafi, se añade el caos generalizado que se pretendía en el conjunto del país desde hace casi ocho años.
Ese caos que reina en el territorio libio, donde se enfrentan dos autoridades con pretensiones gubernamentales (Trípoli frente a Bengasi), varias asambleas (no representativas) y las diversas tribus tradicionales, así como diversas milicias islamistas, demuestran a menudo una criminalidad común. El conjunto, impregnado de la presencia de islamistas de diversas tendencias se mantiene. Esa profunda confusión no pone en cuestión los intereses de las grandes empresas petroleras que revenden en el mercado mundial el petróleo libio saqueado a bajo precio a las milicias y a los micropoderes que lo poseen. Dicha confusión no perturba a Francia ni a los demás estados europeos, que buscan una solución para detener la llegada de emigrantes al continente. Además la Unión Europea financia a las autoridades libias que controlan, arrestan y detienen a los emigrantes que buscan asilo en el continente europeo.
Esta casi anarquía no se debe únicamente a las divisiones entre los libios. Cada bando y cada grupo se benefician, más o menos según sus obediencias, de apoyos extranjeros políticos y financieros, italiano, francés, estadounidense, catarí, etc., que estimulan las contiendas y rivalidades y suprimen cualquier soberanía libia. Los estados europeos y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tienen una responsabilidad especial en esas violaciones de los principios fundamentales de la Carta de la ONU.
El asunto de la congelación de los activos libios es muy significativo.
Desde la resolución 1973 (2011) el Consejo de Seguridad tiene bloqueados los activos libios, en particular los fondos soberanos depositados por Trípoli en diferentes bancos occidentales. Algunos capitales se desbloquearon en 2011, antes de la caída de la Jamahiriya, para financiar la insurrección (11). Esos activos no solo siguen congelados casi ocho años después, sino que el bloqueo fue prolongado por la resolución 2441 (2018) hasta el 15 de febrero de 2020. Sin embargo la primera resolución 2009 (2011), confirmada por varias resoluciones más, preveía la restitución «al pueblo libio de esos activos, así como sus intereses y dividendos».
El hecho de que el Consejo de Seguridad no haya conseguido reunir las condiciones para determinar cuál es el poder legítimo en Libia y no pueda darle los medios materiales para conseguir su efectividad, demuestra que existe contra el pueblo libio una especie de guerra usurera, de naturaleza económica y financiera, con el fin de imponer a Libia una política económica conforme a los deseos de las potencias dominantes.
Pero debido a eso las Naciones Unidas son cómplices de una situación en la que el conjunto de los derechos humanos, políticos, económicos, sociales y culturales de Libia se violan sistemáticamente mientras las lógicas comerciales se criminalizan en un clima general de corrupción, que solo suscitan reacciones muy moderadas de las instancias encargadas del problema, en particular el «Comité libio» y la Organización de Expertos de las Naciones Unidas sobre los Activos Libios.
Otro hecho revelador relacionado con la práctica de ciertos bancos (entre ellos el Société Générale (12), el BNP, etc.), es que parece que nadie sabe dónde están los intereses y dividendos, miles de millones, de esos activos libios que deben restituirse según las resoluciones de las Naciones Unidas y del organismo de Expertos de las Naciones Unidas.
La impotencia del Consejo de Seguridad, que favorece el mantenimiento de las divisiones en el pueblo libio y el desarrollo de una «economía gris», se unen a la indiferencia mostrada por los estados occidentales, a pesar de algunos encuentros multilaterales sin efectos concretos.
La «responsabilidad de proteger a los civiles» que fue invocada en el Consejo de Seguridad para la intervención de la OTAN que siguió podría volverse contra las personas que la esgrimieron como un argumento pseudojurídico durante la agresión. La situación caótica de Libia merecería una nueva intervención en nombre de esa «responsabilidad de proteger», pero ese tipo de injerencia siempre se practica en sentido único, las potencias occidentales todavía no han optado claramente entre el ejército de Haftar (en Cirenaica y Bengasi) y el Gobierno de Fayez el Sarraj (en Trípoli), ya que el desorden establecido no cuestiona sus intereses.
Para salir de las múltiples contradicciones que sufre el pueblo libio, y los países vecinos por contagio (13), se impone ante todo el respeto de su soberanía, competencia del Consejo de Seguridad encargado del mantenimiento de la paz y la seguridad. La voluntad de las grandes potencias, el intervencionismo actual obviamente no tienen por objetivo promover la soberanía de los pueblos pequeños.
Así, los crímenes cometidos en 2011 por la OTAN, los dirigentes de varios países occidentales (14), Catar y los responsables de las fuerzas armadas contra las poblaciones civiles, que constituyen crímenes de guerra, así como su inercia desde 2011 hasta hoy, al igual que los dirigentes de empresas que se aprovechan del caos para mejorar sus beneficios, podrían tener que someterse a la justicia penal si esta no fuera, como la CPI, una justicia política incapaz de sancionar a los ciudadanos de las grandes potencias. En realidad la CPI solo ejerce su competencia con respecto a los actos cometidos en África, porque «es el único espacio lo bastante marginal políticamente para no enfrentarse a los obstáculos de Estados Unidos y lo bastante débil políticamente para no desafiar a la Corte» (15). La presencia de jueces africanos no es en absoluto una garantía de imparcialidad ya que se atienen, lo mismo que los jueces occidentales, a un formato al estilo Common Law inadecuado para los problemas surgidos en los países del Sur (16).
Es difícil imaginar, aunque un recurso siempre es políticamente útil si se publica, que la CPI cuestione a los dirigentes de la OTAN o a los responsables franceses, ingleses o estadounidenses.
Aunque en 2017 la agresión se convirtió en un crimen según la CPI, esta nueva competencia no puede aplicarse a lo sucedido en 2011. Solo los crímenes de guerra cometidos en Libia son susceptibles de un proceso pero, como en Costa de Marfil, los responsables occidentales y sus aliados tienen todas las posibilidades de librarse (17).
No se pueden esperar de la CPI condenas penales a los destructores de Libia fuentes de eventuales reparaciones para un pueblo globalmente víctima de las operaciones de la OTAN.
En cuanto a los obstáculos para el cobro de los activos libios (18) son de tal complejidad y a menudo las consideraciones financieras (de los bancos de negocios) tan importantes, que es posible que solo se puedan restituir cuando se decida que deberán utilizarse para establecer una dirigencia libia estable a la que se dictará la política que decidan las potencias.
La increíble «desaparición» de los intereses y dividendos de los activos libios, congelados por la actuación de ciertos bancos de acuerdo con algunas instancias estatales en violación de las decisiones de las Naciones unidas, es un indicio que revela el carácter esencialmente político de la cuestión de la restitución de dichos activos necesarios para la reconstrucción de Libia.
Salvo que se logre la unión de las fuerzas libias favorables al respeto de la soberanía del país y el apoyo que pudieran recibir de las potencias extranjeras frente a las injerencias de 2011 a 2019, el caos libio se prolongará hasta acabar en un alineamiento con la política impuesta por intereses (especialmente petroleros y estratégicos) indiferentes a las necesidades del pueblo libio.
Una vez más la exigencia de respeto a la legalidad pasará a la cuenta de pérdidas y ganancias.

Robert Charvin
Investig’Action
Traducido del francés para Rebelión por Caty R.

Notas:

(1) La suerte que sufre el pueblo palestino moviliza a algunas asociaciones de solidaridad en el mundo occidental, así como a algunos movimientos universitarios y se libra así de la indiferencia de la que se beneficia la política israelí desde hace más de medio siglo.
(2) Prólogo del Manual de Derecho Internacional Público de Rousseau (1905).
(3) Véanse, por ejemplo, las apreciaciones aportadas por el movimiento de juristas «Critique du Drouet», fundado en los años 70, al que se comparó con una «disidencia» subversiva «afortunadamente» insignificante para la comunidad de los juristas «clásicos».
(4) Véase de A. Hauriou «Réflexions sur les statuts épistémologiques respectifs du pouvoir et de la liberté». RDP. 1974, p. 643.
(5) Conviene señalar que, paradójicamente, los disturbios de Bengasi en los que se basó la presunta intervención humanitaria fueron acompañados de colgamientos, degüellos o mutilaciones que recuerdan los métodos de los islamistas argelinos, los del Estado islámico en Irak y los del Dáesh en Siria.
(6) Esa noticia falsa, así como la del bombardeo de la población de Bengasi por la aviación del régimen, que nunca existió, fueron repetidas por todos los grandes medios occidentales y desarrolladas por diversas personalidades (como Bernard Henri Lévy) del mundo político, de las artes y las letras sobre la única base de una antigua hostilidad hacia la persona y el régimen de Gadafi.
(7) Véase el artículo de J. Ping en Le Monde diplomatique de agosto de 2014 ¿Era necesario matar a Gadafi? Uno de los tres puntos aceptado por Trípoli era la renuncia de Gadafi al poder. El llamamiento del obispo de Trípoli, monseñor Matinelli, pidiendo un «gesto humanitario hacia el coronel Gadafi que protegió a los cristianos de Libia», no fue escuchado.
(8) Uno de los aliados africanos de Francia más estables, Idriss Deby, presidente de Chad, lo expresó abiertamente el 16 de diciembre de 2014 en Dakar, en la clausura del Foro sobre la Paz y la Seguridad en África: «el objetivo de la OTAN era asesinar a Gadafi. Ese objetivo se cumplió». Véase también Avec les compliments du Guide , de F. Arki. K. Laske, Fayard. 2018.
(9) Véase la descripción del linchamiento de Gadafi por las milicias de Misrata (brigadas Al Nimer y al Assad), tras los ataques del escuadrón 3-mars-Ardennes al vehículo que transportaba a Gadafi y a uno de sus hijos ( Human Rights Watch . 16 de octubre de 2012).
(10) Con respecto a las víctimas civiles de los bombardeos de las fuerzas de la OTAN, de las que Amnistía Internacional da cuenta en su informe « Libia, las víctimas olvidadas de los ataques de la OTAN », de 2012, (tras una investigación sobre el terreno en enero y febrero de 2012), vino la respuesta: La propia OTAN (carta del 13 de marzo de 2012) se atrevió a afirmar que «como había ordenado explícitamente el Consejo del Atlántico Norte, ningún civil y ningún individuo específico, civil o militar, fue nunca objetivo en el curso de esa operación. Véase también el informe de Amnistía Internacional «La lucha por Libia, asesinatos, desapariciones y torturas», 13 de septiembre de 2011.
(11) Los ejecutivos del Banco Central libio, a través de los Hermanos Musulmanes, revelaron al Tesoro estadounidense las cuentas bancarias del país, lo que permitió congelar los activos en menos de una semana desde el principio de las protestas y beneficiar al consejo Nacional de Transición antes de la caída del régimen, es decir, desde el 1 de septiembre de 2011.
(12) Hay un proceso abierto ante el Tribunal Supremo de Londres contra la Société Générale y ha comenzado una instrucción en Bélgica con respecto a los intereses de los activos libios depositados en los bancos belgas cuya utilización parece que fue autorizada por el Gobierno belga y el Tesoro Público belga desde 2012.
(13) Las intervenciones militares francesas, incapaces de controlar el territorio como en Malí, por ejemplo, basadas en la «seguridad» no hacen más que agravar la situación y exacerbar las tensiones sociales locales sin arreglar nada en la lucha contra los «yihadistas» (quienes por otra parte tienen poca afinidad con los islamistas de Irak y Siria). La desaparición del Estado libio es una de las fuentes de desestabilización de los países vecinos, cuyas dificultades esenciales resultan de cuestiones económicas, sociales, inmobiliarias y secundariamente religiosas.
(14) Señalemos que Alemania se desmarcó y rechazó cualquier participación en la operación «Protector unificado» de la OTAN contra Libia.
(15) Véase «Dominic Ongwen on Trial: the ICC’s African Dilemmas », de A. Branch, en International Journal of Transitional Justice, 2017, p. 34.
(16) Esta particularidad que favorece la propensión a sancionar a los ciudadanos del Sur por hechos que también podrían reprocharse a los representantes del mundo occidental, ya fue denunciada por el juez indio Radhabinod Pal, del Tribunal Internacional militar para Tokio, y por el internacionalista Georg Schwarzenberger.
(17) Más que hacia una reorientación, la Corte Penal Internacional (CPI) camina hacia el declive. Aumentan los países que se retiran del Estatuto de Roma (algunos estados africanos, Filipinas, etc.) y vuelven incierto el futuro de la CPI. La creación de esta jurisdicción fue prematura. La «comunidad» internacional no tiene una existencia real, no existe una cohesión ideológica y todavía menos intereses comunes. La CPI, y numerosos estados ya son conscientes, presenta todas las características de una jurisdicción política al servicio de los dominantes. Los juristas occidentales, en general entusiastas en 1998 cuando se adoptó el Estatuto, se han vuelto más «cautos» en cuanto a su valoración.
(18) Los tratados internacionales no regulan la cuestión de la restitución de los activos adquiridos por la corrupción (Véase de T. Balmelli «La restitution des avoirs acquis par la corruption: de l’obligation morale à l’obligation juridique» en T. Balmelli. B. Jaggi. Les traités internationaux contre la corruption, 2004. (Suisse), p. 63 y s.

Robert Charvin es profesor emérito de derecho (especializado en las relaciones internacionales) en la Universidad de Niza Sophia-Antipolis, decano honorario de la Facultad de Derecho y Ciencias Economicas de Niza y consultante en Derecho Internacional, derecho de las relaciones internacionales.

El poder busca consenso electoral para aplicar el ajuste en Argentina

Macri, el PRO y Cambiemos consiguieron consenso electoral en 2015 y 2017, con lo cual sustentaron el programa de ajuste en curso, con deterioro creciente de todas las variables económicas y sociales. Por eso, al tiempo que crece el desempleo, la pobreza y la desigualdad, junto a la concentración económica y la extranjerización, aparece el agotamiento en el consenso a la política oficial.
La inflación y la recesión son una realidad para definir el rumbo de la dominación, con impacto regresivo en la sociedad, impactando fuertemente en quienes perciben los menores ingresos y que constituyen la mayoría de la población. Son realidad porque son procesos deliberados en la disputa del poder. La recesión es provocada por el gobierno, para ajustar, aunque se le escape el tema precios. Estos aumentan como parte de la disputa entre fijadores de precios para ver quien acumula más riqueza socialmente generada. No solo hay distribución regresiva del ingreso entre el capital y el trabajo, sino que opera también una disputa por la renta entre los propios empresarios.
En ese cuadro, en estos días se agravó la situación, con nuevas alzas del tipo de cambio, con un dólar a 47 pesos, o un riesgo país cercano a los 1000 puntos, evidenciando la imposibilidad de pago de la deuda externa acrecida durante estos años en unos 185.000 millones de dólares. Todo puede seguir aumentando. El dólar no tiene techo y mientras alto cotice más fácil será el logro por sostener el déficit cero de las cuentas públicas, e incluso buscar el superávit exigido por la ortodoxia. El riesgo país es la presión internacional para acelerar el ajuste y las regresivas reformas laborales, previsionales y tributarias. La deuda seguirá refinanciándose tanto como se quiera, a cambio de nuevas rondas de ajustes. Los acreedores externos, más que cobrar, pretenden condicionar el cambio reaccionario.
Estas devaluaciones de la moneda son palmaria demostración del ejercicio del ajuste y se traslada a los precios, más allá de los “precios esenciales”, apenas 64 productos sobre una base de miles necesarios en el abastecimiento cotidiano. Algunos se sorprenden por la evolución de tal o cual variable, cuando todas y cada una de ellas son variantes del ajuste buscado por el poder económico y político, local y mundial. Ese conjunto de bienes y servicios del universo cotidiano de consumo sufren modificaciones en sus precios y afectan la vida diaria por la carestía. Solo a modo de ejemplo podemos verificar como las petroleras ya anuncian un 5% de incremento de los combustibles para mayo, y a no dudar, eso se transfiere a precio.
Sobre esta realidad y para intentar frenar la volatilidad cambiaria, la tasa de interés establecida desde el BCRA vuelve a superar el 70% (71,87% para las LELIQ del 26/4 según el BCRA) y persevera en un costo usurario para cualquier proyecto familiar, productivo o de desarrollo. Lo concreto es el estímulo a la especulación financiera para los pocos en capacidad de invertir excedentes en la timba de las finanzas. De hecho, basta observar el movimiento del saldo de las reservas internacionales para verificar que los ingresos de divisas desembolsados por el FMI o por liquidación de exportaciones favorecen la fuga de capitales. Si el 9/4 había 77.481 millones de dólares de Reservas internacionales, dos semanas después, el 24/4 quedaban 72.330 millones de dólares.
¡¡¡Son 5.151 millones de dólares menos en dos semanas!!! Después argumentan que en el país no hay recursos disponibles para inversiones productivas, ¡¡¡increíble, pero real!!! No a todos les va mal. Esos miles de millones se acreditaron en algunas cuentas, seguramente en el exterior o en activos externos, lo que incluye las cajas de seguridad.
Tan dura es la realidad económica y social que ahora se duda del mantenimiento del consenso electoral a la propuesta del oficialismo para gestionar otro periodo de gobierno y consolidar el cambio (reaccionario) del orden vigente. Crece el descontento social e incluso la protesta, que incluye un Paro Nacional con movilización para el próximo 30/4. Por eso, desde el mismo poder económico concentrado y extranjerizado se proponen adecuaciones en la oferta electoral de renovación presidencial, incluyendo hipótesis que demandan la abstención de la candidatura del presidente Macri. Aunque ello no ocurra, vale consignar la presión a Macri y su entorno más estrecho para acelerar los cambios que el poder demanda. Insistamos: reformas laborales, previsionales e impositivas.
El poder reconoce que, ante la baja de la consideración social al aporte del gobierno, ya no alcanza con el ajuste en desarrollo, ya que se necesita del consenso electoral para avanzar más allá de la contención del gasto público y promover reformas estructurales (laborales, previsionales y tributarias) para hacer rentable la inversión capitalista. Es una exigencia del capitalismo de época y no solo para la Argentina. Se trata de un programa que es hegemónico en el sistema mundial actual y que solo tiene resistencias nacionalizadas en función de la histórica organización social y popular en cada territorio.
Queda claro que en la Argentina no han podido torcer el brazo, aún, del movimiento sindical y social para realizar las reaccionarias reformas que requieren, pese a complicidades de organizaciones sindicales y sociales que retardan protestas y movilizaciones de confrontación con la estrategia del poder. Destacan suscripciones a la baja de convenios colectivos, caso de los petroleros en el sur patagónico para avanzar con las inversiones en Vaca Muerta, pero no pueden trasladarlo a otros sectores y territorios. Si alguien consulta por el conflicto energético cordobés, más allá de la pretendida privatización de la empresa pública (EPEC), lo que hay es una fuerte presión ´para modificar el histórico convenio colectivo de Luz y Fuerza de los tiempos de Agustín Tosco.
El objetivo del poder pasa por disciplinar a las organizaciones populares que retardan la adecuación estructural del capitalismo local a las demandas de la hegemonía neoliberal construida desde la política pública en las últimas cuatro décadas. El capitalismo, local y mundial ya no puede funcionar bajo las lógicas reformistas del Estado benefactor o su variante devaluada aplicada en nuestra región entre los 50 y los 70 del siglo pasado. Por eso el neoliberalismo ensayado bajo las dictaduras del Cono Sur entre 1973 y 1976, generalizadas luego en el capitalismo mundial en los 80 y 90, viene por más, que no es otra cosa que revertir derechos conquistados por más de un siglo. Insistamos, no es solo una cuestión nacional, es global.
La onda temporal pasa por la reestructuración regresiva de las relaciones laborales con precariedad del empleo, menos seguridad social y baja de salarios; pero también con la reforma del Estado vía privatizaciones, desregulación y nueva funcionalidad del Estado para sostener la demanda de ganancias y acumulación capitalista. Por eso no servía ni sirve para el poder la integración no subordinada en la lógica del ALBA, la CELAC e incluso Unasur. Estas dos últimas, aun conteniendo a regímenes de orientación contradictoria, no incluían la presencia de EEUU y Canadá, discutiendo así la hegemonía imperialista para la región.
En síntesis, el ajuste avanza con la política oficial consensuada y avalada por una oposición institucional complaciente, sin espacio por ahora para profundizar en líneas de intervención directa en cambios estructurales por la subsistencia de un movimiento popular en la resistencia. Este obstáculo es el que hay que remover, aducen desde el poder. La disputa electoral interviene en esa dirección, ya que el que gane deberá confrontar el mayoritario apoyo conseguido en las urnas con una lógica en sentido inverso de crítica, protesta y búsqueda de alternativas que satisfagan necesidades populares ampliadas. Esa contradicción no se resuelve en el mercado, sino que será producto de fuertes iniciativas enfrentadas, entre el bloque del poder y los sectores afectados por la política hegemónica, lo que incluye la represión crecientemente explícita.
La batalla es política y se busca hacer funcionar el orden económico en tiempos de brutal ofensiva del capital. Algunos intelectuales, como Joseph Stiglitz, Nobel de Economía 2001, y otros economistas críticos de la ortodoxia cree que es posible volver a la política económica de hace 4 décadas, restableciendo un orden entre mercado y sociedad, ilusionando con una lógica que asocia democracia con capitalismo. Es bueno discutir esa tesis para pensar si es posible encontrar solución a las necesidades sociales y de la propia naturaleza en el marco del capitalismo.
El socialismo no tiene buena prensa, pero su búsqueda sigue siendo un faro que ilumina el presente y el futuro, por lo que a veces nos entusiasma indagar sobre la posibilidad de construir nuevas propuestas políticas, que rompan el tablero de lo previsible y se presente una propuesta en contra y más allá de la lógica del capital. Ello supondría romper la fragmentación de una izquierda amplia, más allá de partidos, que articule a grupos políticos, sociales, a personalidades y a diferentes trayectorias históricas que anidan en una perspectiva crítica al capitalismo y horizonte socialista. Puede parecer un sueño, pero en la víspera del día internacional de los trabajadores y las trabajadoras bien vale anteponer un deseo por hacer realidad de la utopía en tanto objetivo que nos permita caminar para inducir una lógica de transformación social.

Julio C. Gambina

Adónde va la burguesía en Argentina

Dos meses después de haber expuesto en público sus graves tensiones internas, el núcleo dominante del gran capital no ha resuelto la táctica a seguir y, en consecuencia, mantiene la posibilidad de ruptura y brusco cambio político.
En sordina durante 2018, abiertamente desde fines de enero pasado, los integrantes de la Asociación Empresaria Argentina (Aea) disputan en función de dos diferentes tácticas frente a las elecciones: mantener el apoyo al gobierno de Mauricio Macri y Cambiemos, o jugar su futuro a un candidato calificado como “de centro”, Roberto Lavagna.
En torno a la Aea, centro decisivo del capitalismo en Argentina, se aglomera el hasta ahora sólido frente amplio burgués (Fab), colocado por la coyuntura en situación de posible fragmentación.
El aún nonato proyecto de fuga hacia otro candidato con el mismo programa tiene base en por lo menos uno de los miembros de Aea, Paolo Roca (dueño de la transnacional Techint), quien a su vez ostenta estrechos vínculos de diferente tipo con el grupo Clarín, que oscila sobre la medianera, pero de todos modos pone a sus periodistas al servicio de una demolición sistemática de la figura de Macri. Otros empresarios, con peso pero fuera del círculo áulico, son el banquero Jorge Brito, el grupo Manzano-Vila, entre muchos otros nombres de menor gravitación, donde figuran por supuesto los más de 40 empresarios presos o procesados. Aunque todos ellos fueron socios-colaboradores-beneficiarios de los gobiernos de Kirchner y su esposa, buscan una figura capaz de vencer a Macri y, a la vez aventar la posibilidad de una eventual victoria de Cristina Fernández. Éste es el respaldo con que cuentan la socialdemocracia, diferentes ramas del Partido Justicialista (PJ) y el grueso de la estructura sindical, para presentar un tercer candidato. El plan es convocar otra vez (y van…) a un gran acuerdo nacional, con base en el PJ, la Unión Cívica Radical (UCR), las cúpulas sindicales y, como telón de fondo, el Vaticano. El candidato en cuestión, muy lejos del supuesto centro, cuenta con el respaldo del hoy menguado Opus Dei y su otrora famosa infantería di Dio, Comunión y Liberación, la vanguardia fascista del Vaticano.
La indefinición de Lavagna hasta el momento no proviene de sus dudas, sino de la irresolución del núcleo dirigente del Fab. Depende también de otro factor, para abrir el camino a la inclusión del peronismo: un acuerdo furtivo entre Lavagna y Cristina Fernández, para garantizar un trato judicial benévolo en caso de acceder a la Presidencia. El gestor de tal acuerdo es Alberto Fernández, hombre de Domingo Cavallo durante el menemismo, luego primera espada de Néstor Kirchner y siempre, según afirman quienes lo conocen de cerca, seguro colaborador del Departamento de Estado.

Argentina ha ingresado en una fase agravada de la lucha interburguesa

Ahora bien ¿por qué reemplazar a Macri? ¿Por qué el capital correría el riesgo de un gobierno de frente único entre socialdemócratas y peronistas clásicos, con estos últimos basados en feudos provinciales ajenos a toda idea de país Federal y con la conocida capacidad para barrer de un plumazo a tibios liberales socialdemócratas, acosados además por socialcristianos con rótulo de centro y garras derechistas?
Una respuesta generalizada es que el programa de Cambiemos ha fracasado. Que se ha instalado la volatilidad de la moneda y la inestabilidad puede tomar la forma de una espiral hacia la ingobernabilidad.
En función de estas inconsistentes certezas sectores patronales han llegado al extremo inédito de exigir públicamente que Macri no sea candidato para las presidenciales próximas y que en su luga ponga a la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, devota discípula del papa Francisco. Una campaña mediática aplastante condena a Macri casi con la misma ferocidad con que denuesta a Nicolás Maduro. El alegado fracaso de Cambiemos parece ser un desenlace avistado recién desde febrero en adelante. Ya se verá qué ocurrió antes, para dar lugar a tan sagaz descubrimiento.
Hay considerable distancia entre la verdad y estas socorridas explicaciones. Porque… ¿fracasó Cambiemos? ¿Qué debía hacer y qué hizo este gobierno del frente amplio burgués?
Su misión explícita era sanear la economía, obviamente desde la perspectiva de la continuidad capitalista. Hacerlo implicaba atacar de frente a las masas, impidiendo a la vez que una sublevación social generalizada rompiera el frágil equilibrio del sistema. Está fuera de discusión la rampante ineptitud de una mayoría de los miembros del gabinete, así como la estolidez del Presidente. No obstante, tales objetivos se han alcanzado en gran medida en estos 40 meses.
Ningún grupo económico dominante, ningún Banco, por supuesto, puede aducir pérdidas económicas. ¿Acaso los grandes capitalistas derraman lágrimas por las quiebras en masa y los cierres de pequeñas y medianas empresas, o por el aumento de la desocupación? ¿Será un fracaso la caída del salario real, el aumento del desempleo y las superganancias para los especuladores de aquí y allá? ¿Será un fracaso la suba del dólar de 15 a 45 pesos, con la consecuente licuación de deudas del Estado en pesos?
¿Qué pensamiento revolucionario es ése que basa su afirmación acerca del fracaso de un gobierno en las pullas de un sector burgués y los gritos en falsete de las burocracias sindicales?
El pequeño detalle, desde la perspectiva de la clase obrera y el socialismo científico, es que si el gobierno del frente burgués ha fracasado, las clases dominantes están a la defensiva y la clase obrera puede tomar la iniciativa, puede aprovechar relaciones de fuerza a su favor y dar un gran salto hacia delante. ¡Bravos estrategas quienes están viendo semejante paisaje en la Argentina de hoy!
No. La realidad es muy diferente. El gobierno de Macri no ha fracasado. Es verdad que sus tremendos éxitos en el saneamiento económico dieron lugar al empobrecimiento de las masas y la traslación volcánica de la plusvalía, lo cual pone en riesgo su victoria electoral en las presidenciales. Pero eso puede ser resuelto con relativa facilidad, dado que las víctimas de la victoria de Macri no tienen organización, ni programa de acción, ni estrategia propias. O puede que no, y que otro elenco con su mismo programa se haga morder el polvo en octubre o noviembre. En cualquier caso, los ataques que recibe Macri provienen de otras causas.
Mixturado con socialdemócratas y desarrollistas, además de liberales puros refunfuñantes pero de notoria plasticidad, apoyado en la venta por internet de espejitos de colores a las masas para consumar el saqueo, el de Cambiemos ha sido un gobierno extremadamente condicionado por presiones sectoriales de todo tipo, en primer lugar porque la carnada mayor en la excursión de pesca fue modernizar el país, acabar con la ineficiencia (y por extensión con una de sus causas principales, la corrupción, llegada con los Kirchner a niveles inmanejables para un sistema estable), erradicar al peronismo seguidor de la Sra. Fernández y, último pero de primera importancia, equilibrar precios relativos llevados a un desquicio sin límites.
Sometido a esas presiones múltiples y casi siempre contradictorias, en su recorrido hacia esos objetivos el gobierno del Fab dio lugar a acontecimientos resonantes, trascendentales más allá de su resultado inmediato. A comienzos de 2018 Macri envió al Congreso la ley sobre la despenalización del aborto, por las mismas razones que Néstor Kirchner y su esposa abrazaron en 2003, burda e inopinadamente, la causa de los derechos humanos.
Esa medida oportunista, obró como fulminante descarga eléctrica sobre la sociedad. No ya legisladores adocenados, en su mayoría ignorantes, acomodaticios y reaccionarios, sino grandes franjas de la población se vieron discutiendo un tema de peso singular: la interrupción voluntaria del embarazo.
Con Francisco a la vanguardia beligerante, la iglesia se lanzó contra Macri. En el camino, para poner sólo un ejemplo, el episcopado se vio obligado a admitir que el Estado deje de pagarle el salario a los miembros del egregio purpurado. Que la gran prensa lo minimice no debería implicar que el pensamiento político deje de medir el extraordinario impacto que esto tiene en el ordenamiento institucional.
Casi simultáneamente, y como por arte de magia (¿o habrá sido por la formidable laboriosidad y osadía de un periodista?), salieron a la luz misteriosos cuadernos con registro incontrastable de cobro de coimas a empresarios por parte de los gobiernos de Kirchner primero y su esposa después. La explosiva revelación no sólo golpeó a funcionarios del gobierno y en particular a Cristina Fernández. Sobre todo puso en la picota a grandes empresarios. Varios de ellos fueron detenidos y otros están desde entonces procesados, a merced del escarnio público. Dos emblemas del capitalismo local cayeron bajo el maleficio: Roggio y Roca. El primero se convirtió en colaborador arrepentido para eludir la cárcel; el otro lanzó a su segundo a los leones y huyó a México.
Sólo hay que imaginarlo: el titular de la única verdadera transnacional con asiento en Argentina, socio del Vaticano, patriarca entre los socios subordinados del imperialismo, huyendo como conejo en Pascuas frente a su propio sistema judicial.
Los mismos jueces comprometidos con la suma de tropelías cometidas desde siempre en el manejo de los tribunales respecto de los delitos económico, llenaron las cárceles VIP con nombres impensables. Muchos más están desde entonces procesados y a la espera del rumbo político que tome el país. Entre ellos figuran parientes cercanos del Presidente y hasta la empresa de su propia familia está bajo la lupa. Un fenómeno semejante no tiene parangón: grandes empresarios, altos funcionarios (entre ellos el ex vicepresidente y el todopoderoso ex ministro de Planificación), presos por un gobierno… ¡de empresarios!.
A esto cabe agregar que, sin cuadernos pero con montañas de pruebas, el gobierno de Cambiemos llevó a la cárcel –o intentó hacerlo, sin suerte en el caso más notorio- a prominentes señores feudales con membrete de dirigentes sindicales, también parte de la clase patronal, aunque con las singularidades del caso.
En suma: la búsqueda del indispensable saneamiento para que el capitalismo sobreviva, llevó por diferentes caminos y como resultante de un inmanejable juego de presiones a una confrontación interburguesa como jamás ha vivido Argentina.
Acaso involuntariamente, Macri estuvo al timón de esta tormenta impensable. Mientras tanto, para sofrenar los efectos del aspecto estrictamente económico del saneamiento, Cambiemos sostuvo e incluso incrementó las formas de contención social mediante asignaciones familiares y otros mecanismos adoptados por el capitalismo en las últimas décadas para evitar el apocalipsis social. Una herejía para el dogma liberal, existente sólo en antiguos libros que nadie lee. Paradojalmente, lo hizo con los que estaban y siguen estando al límite de la supervivencia, con lo cual el mayor peso del ajuste cayó sobre las clases medias: su propio electorado.
Quienes apostaron a la fuga de Macri en helicóptero y debieron soportar el oprobio de su arrolladora victoria electoral en 2017, cuando la Sra Fernández perdió contra nadie menos que Esteban Bullrich, en la Provincia de Buenos Aires, ahora han descubierto que Cambiemos comanda al Titanic. Para aludir al fracaso oficial, cambiaron de vehículo. Acaso no entienden la diferencia entre un helicóptero, símbolo de la derrota de un Presidente, y un transatlántico, representación del país todo, efectivamente a la deriva en medio de devastadores obstáculos. Al parecer el afán por regresar a la posesión de algún cargo oficial y eludir la cárcel nubla la vista y el entendimiento.
Quienes desechan o minimizan en papel de Macri en esta deriva de la crisis nacional, tienen razón en el sentido de que hay una fuerza invisible que ordena sus pasos, pero yerran redondamente en cuanto al significado de los hechos. Semejan a quienes pretendieron desconocer los juicios a las juntas militares, porque el presidente era Raúl Alfonsín.
Está ocurriendo una fractura muy honda en la burguesía y sus aliados de arriba (imperialistas de diferente nacionalidad) y abajo (sindicalistas venales, iglesias, instituciones deportivas, culturales, etc). En la coyuntura, la arremetida judicial contra algunos de los capitalistas mayores y la supuesta caída en las encuestas (otro instrumento repugnante de manipulación social) lleva al capital a la indecisión estratégica.
Como lo hizo después del Cordobazo, cuando la burguesía vio el rostro de la Revolución frente a frente, un sector entonces mayoritario y hoy minoritario apela al peronismo para sortear la crisis. Medio siglo atrás era la clase obrera quien lideraba la oposición social. Por eso los llamados “gorilas” abrieron las puertas a Perón para que –Triple A mediante- frenara ese ímpetu desde las bases, que implicaba un choque frontal con el capitalismo. Hoy, frente a quienes propugnan perseverar con Macri, hay quienes creen que es imprescindible abrir alguna válvula de escape y que para eso bastaría con… Lavagna. Tal la confusión, desorganización e indefensión políticas de trabajadores, estudiantes y pueblo en general. Aunque no está dicho que Lavagna llegue a ser candidato (aparte otras razones, las decisivas, hasta fines de abril no lo favorecen las mediciones), no está desencaminada la interpretación que le atribuya la posibilidad de encarnar “la tercera vía”.
Una suma considerable de siglas alusivas a agrupamientos denominados progresistas se ha sumado a la eventual candidatura del ex ministro de economía de Eduardo Duhalde. Algo semejante ocurre para apoyar un retorno de la ex presidente Fernández. Según ignotos encuestadores, tan corruptos como los empresarios hoy encarcelados, Macri sería el tercero frente a estos dos contrincantes.
Mientras tanto, si la tilinguería dominante en los medios de incomunicación ha reemplazado la división de la sociedad en clases por “la grieta”, el vaciamiento del pensamiento socialista científico ha cambiado la tarea de concientización y organización de las masas por la obtención de una banca legislativa, siquiera sea de Concejal.
Es comprensible que en este cuadro político las mayorías estén abrumadas y confundidas y la intención de voto cambie como veleta en torbellino. Esa indecisión se traslada a las clases dominantes, razón por la cual aún no han optado. Obligadamente lo harán en los próximos 45 días, puesto que deben definirse candidaturas y fórmulas para las Paso (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, engendro mediante el cual el país vive diez meses en campaña electoral y vota innumerables veces).

Papel de los intelectuales orgánicos del capital

Ínterin, la suma de cualidades de analistas, comentaristas y periodistas de los grandes medio los ha llevado al pánico.
Como ocurre con ciertas mentes enfermizas, crean una fantasmagoría en sus propios cerebros, la proyectan a su entorno, son presa del pánico que propagan y luego tuercen desesperadamente para alejarse del peligro imaginado. Así, obligados por sus mandantes a corroer a Macri, ahora gimen ante lo que creen un segura victoria de Fernández.
El mecanismo es retorcido pero simple: primero asumen que a la primera magistratura se llega por la opinión consciente de las mayorías; luego, con base en ridículas encuestas pagas arriban a la conclusión de que esa opinión mayoritaria ya escogió a Fernández; enseguida, ya en la frontera del delirio, se convencen y difunden que Fernández presidiría un gobierno de cambios radicales y transformaciones estructurales con sentido anticapitalista (no importa que la propia interesada ponga como modelo a Portugal, así como en 2007 señaló a Alemania). Finalmente, cocinados en su propia salsa, salen desesperados a pedir que Macri ceda su lugar, o que Lavagna los salve de la pesadilla.
No se debería minimizar el hecho de que están en la cárcel muchos de quienes robaron sumas fabulosas (Fernández está amparada en fueros, como su hijo y a diferencia de su hija, parapetada en Cuba por el momento), pero sólo una ínfima parte de esos dineros ha sido recuperada. Dicho de otro modo: hay montañas de recursos para acicatear la opinión de encuestadores, periodistas, comentaristas, analistas y políticos a la caza de un cargo o, al menos, buena pitanza.
Además de Clarín, también La Nación contribuyó con ese clima que llegó al límite de la histeria: “Fernández gana y Argentina vuelve a enfilarse hacia Venezuela”; la sagrada “libertad de prensa está en peligro”.
Hay más falacias que palabras en esa afirmación. Los historiadores del futuro podrán hacerse un festín con estas elucubraciones a mitad de camino entre la ignorancia, la enajenación y la corrupción. Pero no importa, hoy lo difunden los grandes medios. Y convence a buena parte de la ciudadanía interesada en la política (una ínfima proporción de la sociedad), más los operadores financieros, que al socaire aprovechan para hacer grandes fortunas con obscenas especulaciones día a día.
La lucha interburguesa a punto de salirse de control y la estridente debilidad de Cambiemos y su presidente alientan este absurdo político que no se corresponde con la coyuntura económica del país y, mucho menos, con las relaciones de fuerzas sociales y políticas.
Un sector del capital y los políticos y sindicalistas a su servicio, con el cuco del caos pretenden llevar el generalizado descontento a votar por un Perón calvo y con sandalias de pescador; tan anciano como aquél, pero con apenas el espectro de los sindicatos, partidos, iglesia y respaldo social que apoyaron al original.
Imposible predecir si al límite el gran capital recompondrá el Fab y mantendrá su apoyo a Macri u optará por Lavagna. Depende en mucho del devenir económico de los próximos tres meses. Es altamente probable que quienes ven a un Macri en agonía inmediata se lleven una sorpresa. Para estar al día, observe si acaso Clarín y La Nación comienzan a cambiar el tono.
Como sea, la crisis estructural del país muestra que ni siquiera dominando sin disputa el escenario político el capital logra sostener, por medios democrático-burgueses, la hegemonía sobre la propia clase dominante. Por eso, si Macri revierte el cuadro negativo en el que lo han encerrado los suyos propios, obligadamente acelerará la dinámica hacia un bonapartismo colindante con el fascismo.
Aunque los cerebros del Fab no le dan apoyo y por tanto descartan la perspectiva de una victoria de Fernández, si yerran Argentina ingresaría a una fase diferente, superior, de la lucha interburguesa. Nuevas mafias, con rasgos desconocidos hasta ahora, más carteles narcotraficantes, enseñoreados en el país en los últimos años, estarían formalmente en la disputa. Esto implicaría ingobernabilidad y descontrol económico. Lavagna ofrecería un desenlace semejante, aunque en ritmos diferentes y con otros modales. En los tres casos el país vería formas crecientes de violencia como forma regular del accionar político.
Estas son las perspectivas que la burguesía, en cualquiera de sus fracciones, ofrece al país. Será necesario un arduo esfuerzo para comprender, asumir y educar a millones sobre este horizonte en el abismo. Quiérase o no, el futuro reclama un drástico cambio del panorama político actual, con la irrupción de una fuerza de masas basada en un programa anticapitalista, con metodología democrática y vocación de transformación raigal. No hay racionalidad alguna en aceptar el rumbo que le ofrece el capitalismo a nuestro país.

Luis Bilbao
@BilbaoL

lunes, 29 de abril de 2019

Las medidas de EEUU causan hambre y muerte a los venezolanos en busca de una capitulación

La realidad muestra que alrededor de 40.000 venezolanos murieron en menos de dos años como resultado de las sanciones ilegales de EEUU diseñadas para derrocar al gobierno constitucional de Venezuela y las pérdidas ocasionadas desde 2013 por las medidas coercitivas unilaterales de Washington ascienden a más de 114 mil millones de dólares.
Un estudio del que es coautor el reconocido economista Jeffrey Sachs, señala que “las sanciones apuntan deliberadamente a destruir la economía de Venezuela y, por lo tanto, llevar al cambio de régimen. Es una política infructuosa, cruel y fallida que causa graves daños al pueblo venezolano. Entre los resultados de las amplias sanciones económicas implementadas desde agosto de 2017, se estima que hay más de 40.000 muertes”, afirma el estudio, publicado por el Centro para la Investigación Económica y Política con sede en Estados Unidos.
Sachs es el Director de la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y exasesor especial del Secretario General de las Naciones Unidas., y es considerado como entre los tres economistas vivos más influyentes (según The Economist) y uno de los 100 líderes mundiales más influyentes (según Times).
Mientras, las pérdidas ocasionadas por las medidas coercitivas unilaterales impuestas por Washington, desde el 2013 y hasta la fecha, ascienden a 114.302 millones de dólares. De ellos, 21.450 millones son de pérdidas ocasionadas por estas medidas unilaterales, los bloqueos financieros, los embargos comerciales, el robo de los activos de Citgo, los recursos que se dejan de percibir por ese acto de pillaje, el oro retenido en Inglaterra y los euros bloqueados en Euroclear.
Los restantes 92.852 millones de dólares, corresponden a lo que el país ha dejado de producir como consecuencia del ataque a la moneda, que además de inducir la inflación, también contrae los niveles de producción nacional, según informe de la Fundación Latinoamericana por los Derechos Humanos (Fundalatin) .
La banca internacional mantiene bloqueado dinero de Venezuela: entre ellos se destacan el Banco de Inglaterra mil 359 millones de dólares; el Citibank 196 millones de euros, el London 453 millones de euros, el North Capital 238 millones de huros, eñ Novo Banco mil543 millones de euros, el Sumitomo 415 millones de dólares. Son cinco mil millones de euro pirateados.
Cediendo a las presiones estadounidenses para evitar el acceso de Venezuela a sus ingresos por exportación de hidrocaburos, la petrolera española Repsol suspendió temporalmente sus intercambios de productos refinados por crudo venezolano con la estatal Pdvsa. Repsol ha estado cobrando dividendos pendientes de sus proyectos en Venezuela mediante la recepción de crudo venezolano, que en parte intercambia por combustible enviado al país sudamericano, según la agencia Reutgers.

¿Hasta cuándo Catilina?

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos impuso sanciones económicas este viernes al canciller venezolano, Jorge Arreaza, y anunció que continuará su ofensiva contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro, "incluyendo a aquellos encargados de conducir la diplomacia"
Arreaza y la magistrada Carol Padilla fueron incluidos en la lista negra de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés), informó el Departamento del Tesoro, y estas sanciones representan las principales penalizaciones impuestas por el gobierno estadunidense contra funcionarios venezolanos en los pasados cinco años.
La hipótesis con la que trabaja Washington es la de la destrucción, el caos y la balcanización de los estados-nación de la región. Venezuela se suma a la triste y lista de países agredidos por acciones bélicas, guerreristas y genocidas de Estados Unidos, como Irak, Afganistán, Libia y Siria.
En este caso no fue necesario enviar los portaviones y los destructores sino bastó un proceso perverso y acumulativo de sanciones y agresiones socioeconómicas, políticas, fianancieras y diplomáticas, combinado con la destrucción intencional del sistema eléctrico. nacional, crearon las condiciones para sumar a la población nacional en una condición de guerra total contra un pueblo.

¿Escenarios de negociación?

Como en los casos de Nicaragua, Irán, Rusia, Cuba y Zimbabue, el gobierno de EEUU ha tomado medidas unilaterales contra Venezuela haciendo caso de los tratados internacionales y la propia Carta de la ONU, menoscabando su esencia multilateral, en su condición de garante de la paz y la seguridad internacionales.
La guerra de Donald Trump y sus halcones es contra el multilateralismo –quizá por la ley del más fuerte-, para imponer sus intereses y los de las trasnacionales, para apoderarse de los recursos y riquezas de nuestros países.
En su desconocimiento al orden interacional, la administración Trump no ha firmado el Estatuto de Roma (Corte Penal Internacional), Protocolo de Kioto (ambiente), los tratados de armas nucleares y se retiró de la UNESCO. Ir por el camino del unilateralismo es en el autoconvencimiento de que detentan la hegemonía mundial, hipótesis que la realidad va desmintiendo día a día.
La estrategia de Washington, en relación a Veneuela, se ha estrellado contra la realidad: pese a los bloqueos, las sanciones, la piratería ñpara apoderarse de los recursos del estado venezolano hambreando a la población, no ha logrado producir estallidos sociales que llevaran a la desestabilización final del gobierno y el caos, y ni siquiera el quiebre de la Fuerzas Armadas Nacional Bolivariana, alineada con el gobierno constitucional, que desvaneció el escenario de un golpe de Estado guionizado desde EEUU, con operadores internos..
La estrategia fue la de crear un presidente ficticio, que fracasó en todos sus intentos. Díficil hacer la tarea encomendada porque no tuvo jamás dominio de la población, ni de las instituciones: sólo tuvo el apoyo irrestricto del terrorismo mediático trasnacional y el apoyo, cada vez más tímido, de los gobiernos cómplices del plan estadounidense en la región y algunos de Europa.
Los venezolanos –oficialistas, opositores- tienen conciencia de que el único gobierno (bueno, regular, malo) es el de Maduro. La oposición no es el actor principal de la trama, sino el gobierno estadounidense, que sigue presionando no ya solo a Venezuela sino a cualquier país que mantenga relaciones políticas y comerciales con el gobierno constitucional. Pareciera que la única carta que le queda a Trump es una aventura militar, hipótesis que no gusta nada a los gobiernos (incluso los de deerecha) de América latina y de Europa.
A sabiendas que es muy difícil que el Congreso le financie una aventura militar, Trump está pirateando las cuentas oficiales en el exterior, como las de Citgo (filial de Petróleos de Venezuela). Pero Venezuela cuenta con equipamiento militar ruso de última generación, en especial aéreo, que sería por donde EEUU agrediría (como lo hizo en otras regiones, básicamente por medio de drones, aviones no tripulados, misiles inteligentes).
Ya intentó entrar por tierra, pero ya Colombia y Brasil, se negaron. Y el pueblo estadounidense no está dispuesto a ver a soldados suyos en bolsas negras, por más ue estén cubiertos por la bandera nacional..
El verso de la lucha por la democracia y la libertad es difícil de digerir. Es una muletilla que dejó miles de muertos (incluso estadounidenses) en Afganistán, Irak, entro otros países. No es casual que la derecha de la oposición venezolana haya usado el nombre de Operación Libertad para sus actos de sabotaje, terrorismo y desestabilización. Más allá de avasallar al enemigo, la guerra sirve también para imponerse en una negociación, con un gobierno debilitado (lo hizo en Nicaragua con la operación Irán-Contras en 1989 y otro bloqueo económico criminal).
Quien inicia una guerra espera triunfar para llegar con la mayor fortaleza a una negociación final. A las negociaciones se va fortalecido, debilitado o en equilibrio. A EEUU le gustaría que sus operadores negociasen con un gobierno debilitado, como lo hizo el sandinismo a la mesa en 1989, luego de la acción de paramilitares “contras” y de un criminal bloqueo económico.
La principal fortaleza de la oposición ultraderechista venezolana es el bloqueo económico y financiero de EEUU y sus esfuerzos (los de Washington) de imponer el imaginario colectivo de que el gobierno constitucional de Maduro es ilegítimo, que es un “dictador”. Las banderas esgrimidas desde enero, de la migración venezolana y de la “ayuda humanitaria” que intentaron ingresar sin éxito desde Cúcuta, pese a la oposición, precisamente, de los organismos humanitarios como la Cruz Roja y la Mendia Luna Roja.
Luego levantaron, en la ONU, la bandera de que Venezuela es una amenaza para la paz y seguridad regionales. Es parte de la escalada mundial para llevar al gobierno venezolano a una negociación, en condición de debilidad. A una capitulación.
Cabe recordar que en 2017, se instaló una mesa para diálogo en República Dominicana, con la mediación de los expresidentes Rodríguez Zapatero (España), Martín Torrijos (Panamá), un enviado especial del Papa, otro de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur, ahora vaciada) .
Cuando junto al presidente dominicano Danilo Medinalas partes estaban por firmar el acuerdo, Washington ordenó a la oposición abstenerse de hacerlo. Ahora, México lidera una instancia de negociación, el Mecanismo de Montevideo, al cual la oposición no ha atendido.
La elección de la administración Trump de Juan Guaidó, un dirigente de segunda línea del ultraderechista partido Voluntad Popular, que había sido largamente preparado en EEUU, logró invisibilizar a los otros liderazgos opositores del gobierno venezolano surgidos especialmente a partir de 2004, que hoy no tienen siquiera voz.
La pregunta queda en el aire: si hay una posibilidad de diálogo, ¿con quién se sentará a negociar el gobierno? Se supone que la negociación debe ser entre partes venezolanas y no con liderazgos dirigidos y financiados por Estados Unidos. Demás está decir que, de producirse un diálogo, la facilitación o mediación será esencial, tanto en la elaboración de los puntos a negociar como en el desarrollo de las conversaciones.

Colombia trabaja para EEUU y Guaidó

Los “embajadores” nombrados por el auitoproclamado “pesidente interino” Juan Guaidó iniciaron una reunión privada en la capital de Colombia para diseñar una estrategia de presión, que incluya a Rusia y China, contra el gobierno de Maduro, quien acusó a la OEA de ser agente de Washington para impulsar una intervención militar en Venezuela.
El canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo, inauguró la primera reunión de representantes designados por Guaidó, y señaló que, "ustedes pueden contar, como lo han hecho, con la solidaridad, el acompañamiento y la acción sin descanso del gobierno de Colombia para crear condiciones que le permitan al hermano pueblo de Venezuela volver a vivir en democracia y libertad". Señaló además que su país intensificó sus acciones diplomáticas para estrechar el cerco contra el presidente Maduro, para "generar" un cambio.

Álvaro Verzi Rangel Sociólogo venezolano, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Ocupación con Control Obrero en Montevideo Gas




En el marco de un largo conflicto con la empresa que gestiona Montevideo Gas los trabajadores llevan adelante desde hoy una medida de ocupación con control obrero. La justicia se pone del lado de la patronal prohibiendo la ocupación y la medida de control obrero.

Los trabajadores del Gas ocuparon en el día de hoy las instalaciones de Montevideo Gas y pusieron a funcionar la empresa bajo control obrero. Desde el sindicato (Unión Autónoma de Obreros y Empleados de la Compañía del Gas) denuncian que la compañía Petrobras, concesionaria del servicio, realiza un proceso sostenidos de desinversión que ocasiona la pérdida de más de 7000 usuarios de la empresa y que pretende el despido del 25% de la plantilla laboral y la eliminación de sectores enteros como toma consumos, atención telefónica de emergencias, distribuidores de facturas y la seria afectación a otras áreas. Como trasfondo está la intención de la empresa de irse del país cobrando una indemnización de parte del Estado Uruguayo de alrededor de 85 millones de dólares.
Hace pocos días la Justicia hizo lugar al planteo de Petrobras de prohibir la medida de ocupación priorizando la propiedad privada por sobre los derechos de los trabajadores. Desde e l sindicato denunciaron en la audiencia la intransigencia patronal y su negativa a negociar en base a la propuesta del MTSS poniendo a trabajadores y usuarios de rehenes de una multinacional.

El PIT-CNT se lava las manos

Los trabajadores del Gas vienen sosteniendo un duro conflicto desde hace años con la empresa Petrobras ante la inacción del gobierno y de la propia central obrera.
Desde el gobierno no se han tomado medidas ante la pésima gestión de Petrobras al frente de una empresa que brinda un servicio público a toda la población y que lo único que persigue es cobrar una indemnización. El gobierno es condescendiente con la empresa cuando perfectamente podría anular esta privatización y nacionalizarla para que funcione de acuerdo a las necesidades populares y no para rédito de una multinacional. Se limita a mandar emisarios como los diputados Puig y Nuñez que les pideron a los trabajadores “suspender las medidas” a cambio de una instancia de negociación.
El funcionamiento durante la ocupación bajo control obrero demuestra que los trabajadores pueden gestionar la fábrica en conjunto con los usuarios, sin ninguna necesidad de los empresarios.
Por otra parte desde la central obrera se viene haciendo un vacío a los trabajadores de Montevideo Gas al no implementar medidas concretas más allá de alguna declaración testimonial y visita de algún dirigente, dejándolos aislados en su lucha contra la reducción del personal y el vaciamiento patronal.
Como sucede en otros conflictos los dirigentes de la central prefieren defender al gobierno y evitar cualquier situación que perjudique su imagen. Se necesitan medidas contundentes de apoyo y solidaridad a los trabajadores del GAS mientras ocupan la fábrica y la mantienen funcionando bajo control obrero, y ante la amenaza de desalojo implícita que se da partir de la decisión judicial de prohibir el control obrero.

La Justicia pide intervención del Ministerio del Interior

Desde el Poder Judicial, y ante la ocupación de la empresa, se pidió intervención del Ministerio del Interior en la tarde de hoy. El juez letrado Hugo Rundie Mintegui se comunicó con el ministro Bonomi para que cumpla lo dispuesto por la sede judicial en relación a la prohibición de la ocupación.
Se trata de una medida muy grave que pone sobre la mesa la posibilidad de un desalojo por la fuerza de los trabajadores de Montevideo Gas.
Ante tal panorama se hace más imprescindible aún el apoyo y solidaridad del PIT-CNT para evitar el desalojo e implementar medidas de apoyo a la lucha que llevan adelante los trabajadores del Gas contra los despidos y reducción de la plantilla laboral.
El sindicato ya ha anunciado que si se llega a concretar el desalojó comenzarán una huelga de hambre de forma inmediata frente a la sede del Ministerio de Industria reclamando que se retire a PETROBRAS de la concesión.

Tras un día de ocupación trabajadores desocupan Montevideo Gas

Finalmente cerca de las 18,30 horas los trabajadores desocuparon las instalaciones de Montevideo Gas. La amenaza de desocupación a partir de la orden judicial y la intervención de fuerzas represivas del Ministerio del Interior llevaron a los trabajadores a definir a abandonar la planta de General Flores y Batlle y Ordoñez y las oficinas de Ciudad Vieja.
Desde el sindicato evalúan que con la medida se logró instalar el tema en la opinión pública y anunciaron que 3 trabajadores comenzaran una huelga de hambre en las inmediaciones del Ministerio de Industria desde el próximo lunes en el marco de un paro de 24 horas del sindicato del Gas reclamando que el gobierno cese la concesión a la empresa Petrobras.

Hernán Yanes

Imperialismo, fase superior del capitalismo




Estudiamos el texto de Lenin "El Imperialismo fase superior del capitalismo" (1916) con Atilio Boron.

¿Quién fue Karl Marx, el autor del Manifiesto Comunista?


domingo, 28 de abril de 2019

El paro nacional y la situación política en Colombia




El jueves 25 se llevó a cabo un paro nacional con movilizaciones en Colombia convocado por las principales centrales sindicales (CUT, CGT y CTC), que contó con la participación del movimiento estudiantil, organizaciones campesinas, ambientalistas y sociales.
El paro –especialmente fuerte en la docencia- fue convocado en rechazo del Plan Nacional de Desarrollo del presidente Iván Duque, que actualmente está en debate en el Congreso, así como en repudio a los crímenes contra activistas sociales y en defensa de los acuerdos de paz con las Farc, en los que el gobierno pretende introducir modificaciones.
La convocatoria a la jornada del 25 denuncia que el plan de Duque implica una profundización de la flexibilización laboral (“elimina el salario mínimo en Colombia con la contratación por horas”, según un dirigente de la CUT) y promueve una reforma jubilatoria que apunta a imponer “pensiones por debajo del salario mínimo en el futuro”, según el dirigente de una de las organizaciones de jubilados que se sumó a la medida.
El asesinato de referentes sociales y activistas, según la Defensoría del Pueblo colombiana, asciende a 278 desde el 1° de enero de 2018, lo que evidencia la persistencia del terror paraestatal y terrateniente.

Obstáculos

Los aspectos antiobreros del Plan Nacional de Desarrollo se completan con una orientación de ajuste fiscal para garantizar el pago de la deuda (que hoy asciende a un 40% del PBI) y el vínculo con el FMI. Algunos dicen que detrás del Plan está el propósito de Duque de mantener en la órbita un posible préstamo por más de 11 mil millones de dólares (Sputnik, 28/3). Como parte del recorte del gasto, está prevista una supresión de subsidios en la energía que podría disparar hasta un 18% las tarifas en sectores populares.
Al mismo tiempo, el plan consolida la matriz extractiva de la economía colombiana, dependiente del petróleo y la minería. “El énfasis del pacto está inclinado a favor de los derechos del capital privado para la explotación de materias primas”, resume el economista Diego Guevara (Portafolio.co, 18/3). El gobierno explora, con una fuerte resistencia de las comunidades del interior, el desarrollo del fracking y hay rumores de privatización de Ecopetrol.
Sin embargo, el gobierno de Duque encuentra dificultades para desenvolver su agenda política derechista y de entrega nacional. En primer lugar, ha debido relajar las metas de ajuste fiscal, en parte para atender la diáspora venezolana, que es una verdadera bomba de tiempo (El Espectador, 29/3).
A la vez, ha debido hacer concesiones frente a las enormes movilizaciones estudiantiles y posteriormente frente a las movilizaciones de las comunidades indígenas. En el primer caso, pactó con los rectores un ligero aumento presupuestario para desactivar una huelga universitaria que se extendió por dos por meses. En el segundo caso, también debió incrementar los fondos para las comunidades.
Y tiene dificultades también para imponer una ampliación del IVA.

La guerra y la paz

Un punto especial es el del proceso de paz. Duque, que fue crítico de los acuerdos, está buscando ahora hacer modificaciones en la reglamentación de la Jurisdicción Especial de Paz. A esto debe añadirse que continúan los asesinatos de activistas en el campo, la captura de viejos territorios guerrilleros por parte de bandas criminales, la expansión de los cultivos de droga, y el naufragio de las negociaciones con el ELN. Como elemento adicional, el gobierno estudia retomar las fumigaciones aéreas de cultivos ilícitos con glifosato en el campo, una política de guerra social contra el campesinado que el ex canciller de Trump, Rex Tillerson, le había exigido reintroducir al ex presidente Juan Manuel Santos (El País, 19/3). Duque, recordemos, es uno de los alfiles de Trump en su política golpista contra Venezuela. Si se tienen en cuenta todos estos elementos, se confirma el fracaso del proceso de paz como tentativa de pacificación y atenuación de los profundos antagonismos sociales en la región.
La lucha contra el Plan Nacional de Desarrollo, que el gobierno intentará imponer con el apoyo del resto de los partidos de derecha en el Congreso, se vuelve en este contexto una batalla clave contra el gobierno reaccionario y proimperialista.

Gustavo Montenegro

EE.UU. contra el mundo ¿cómo entender esa locura agresiva y criminal?

¿Quién es el mayor violador de los principios que la civilización humana y la sociedad mundial se han dado y aprobado para la convivencia pacífica y la prosperidad de todos los países de un confín a otro?
Quienes quieran buscar y apegarse a la verdad sobre la traición cometida por gobernantes sucesivos de los Estados Unidos a su Padre fundador, George Washington, lean con detenimiento los argumentos esgrimidos por el ilustre estadista en su discurso, hace 215 años, al despedirse de su mandato, pronunciado el 19 de septiembre de 1796. Por favor, no dejen de leerlo completo, para que puedan comprobar y comparar cómo las políticas aconsejadas entonces fueron diametralmente opuestas con las proseguidas por sus sucesores, y, especialmente en los momentos actuales, por la actuación imperial paranoica de Donald Trump y su cohorte fascista de asesores de distintos rangos pero con influencias tales que parecen manejarlo como una simple marioneta.
En algunos de los argumentos esgrimidos por George Washington hay coincidencias con lo planteado en l a Carta de las Naciones Unidas, por la que deben regirse todos los países del mundo, la que plantea entre los propósitos de la organización: “El fomento entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar medidas adicionales para fortalecer la paz”.
¿Es consecuente y coincidente la política actual de los EE.UU. con la misión de la Organización de la ONU y su Carta?
Si desde el surgimiento de la nación estadounidense y el resto de las naciones de América Latina empezó el proceso de liberación del colonialismo europeo en esta parte del mundo, y se produjeron cambios para la libertad e independencia de los pueblos respectivos, y la retirada parcial, pero significativa, de las potencias de Europa en estas tierras, la recomposición territorial de los contendientes no fue total, pues aún existen territorios bajo dominio colonial, que son parte del esfuerzo que se libra dentro del Comité de Descolonización de la ONU.
¿Acaso todo lo que adopta hoy el régimen dictatorial de Trump como medidas de sanciones, amenazas de todo tipo, incluso con la agresión militar, persecución territorial y extra-territorial de los activos y propiedades de estados soberanos tales como Cuba, Venezuela, Nicaragua, y decenas de países, incluyendo muchos aliados europeos, no son violaciones flagrantes de estos principios establecidos por la ONU?
Artículo 1.1: “Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural”.
1.2: “Para el logro de sus fines, todos los pueblos pueden disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales, sin perjuicio de las obliga­ciones que derivan de la cooperación económica internacional basada en el principio de beneficio recíproco, así como del derecho internacional. En ningún caso podrá privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia”.
¿Pero acaso esa desenfrenada carrera de Trump y sus secuaces, - léalo bien y compare- no hace añicos, los viola groseramente, los desafía belicosamente como si no formara parte de la ONU, esta declaración relativa a los principios de derecho internacional referentes a las relaciones de amistad y la cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas?

: a) El principio de que los Estados, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza y al uso de la fuerza contra la integridad o la independencia política de cualquier Estado (...)

b) El principio de que los Estados arreglarán sus controversias internacionales por medios pacíficos (...)

c) El principio de no intervención en los asuntos que son de la jurisdicción interna de los Estados, de conformidad con la Carta.

d) La obligación de los Estados de cooperar entre sí conforme a la Carta.

e) El principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos.

f) El principio de la igualdad soberana de los Estados.”

¿Qué es la Ley Helms-Burton, que se viene aplicando desde hace años, y que implica no solamente un bloqueo contra Cuba, sino contra todos los países del mundo, y en algunos aspectos contra los derechos del pueblo estadounidense?
¿Acaso no desprecia ni cumple los acuerdos contra el bloqueo adoptados por la Asamblea General de Naciones Unidas, con votación total del resto del mundo, con la sola excepción en contra de los Estados Unidos e Israel? Las declaraciones del gobierno estadounidense en la Asamblea general y el Consejo de Seguridad, son de tal prepotencia y contrarias al espíritu de la ONU, que solo los lacayos más viles tienen el descaro de acompañarlas.
Es importante recalcar la contradicción de su actuación con la Decla­ración sobre el Derecho al Desarrollo ‑del indivi­duo y de los pueblos ‑ aprobada por Naciones Uni­das, como expresión de una política superior sobre los derechos humanos adoptada por la comunidad internacional. En dicha Declaración se expresa, entre otros, estos elementos fundamentales:
“Reconociendo que el desarrollo es un proceso global económico, social, cultural y político, que tiende al mejoramiento constante del bienestar de toda la población y de todos los individuos sobre la base de la participación activa, libre y signi­ficativa en el desarrollo y en la distribución justa de los beneficios que de él se derivan.”
“Recordando el derecho de los pueblos a la libre determinación, en virtud del cual tienen derecho a determinar libremente su condición política y a realizar su desarrollo económico, social y cultu­ral”.
“Recordando también el derecho de los pueblos a ejercer, con sujeción a disposiciones pertinentes, su soberanía plena y completa sobre todos sus recursos y riquezas naturales”.
Artículo 1.1.‑ El derecho al desarrollo es un derecho humano inalienable en virtud del cual todo ser humano y todos los pueblos están facultados para participar en un desarrollo económico, so­cial, cultural y político en el que puedan reali­zarse todos los derechos humanos y libertades fundamentales, a contribuir a ese desarrollo y a disfrutar de él.”
2. El derecho humano al desarrollo implica también la plena realización del derecho de los pueblos a la libre determinación, que incluye, con sujeción a las disposiciones pertinentes, de ambos pactos internacionales de derechos humanos, el ejercicio de su derecho inalienable a la plena soberanía sobre todas las riquezas y recursos naturales.”
Artículo 5.‑ Los Estados adoptarán enérgicas medidas para eliminar todas las formas de racismo y discriminación racial, el colonialismo, la dominación y ocupación extranjeras, la agresión y la injerencia extranjeras y las amenazas contra la soberanía nacional, (...) las amenazas de guerra y la negativa a reconocer el derecho fundamental de los pueblos a su libre determinación.”
A la luz de estos textos de Derecho Internacional cabe preguntarse. ¿Quién es el mayor violador de los principios que la civilización humana y la sociedad mundial se han dado y aprobado para la convivencia pacífica y la prosperidad de todos los países de un confín a otro? ¿Quiénes han sido y son las víctimas de las agresio­nes: de los Estados Unidos durante tanto tiempo y en tantas partes del mundo?

Wilkie Delgado Correa

sábado, 27 de abril de 2019

Cuatro claves para entender la catástrofe económica argentina


Primer paro nacional contra el Gobierno de Iván Duque en Colombia




A las movilizaciones de docentes, estudiantes e indígenas se sumó este jueves el primer paro contra el Gobierno de Duque desde que asumió el poder.

El presidente Iván Duque tuvo este jueves su primer paro nacional de parte de los trabajadores y trabajadoras colombianas. Sin embargo no se trata de la primera manifestación masiva sino que el país ha venido siendo escenario de permanentes protestas por parte de estudiantes, docentes, indígenas y trabajadores públicos y del sector salud.
En las protestas realizadas en Bogotá y otras ciudades participaron la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y la Federación Colombiana de Educadores (Fecode), así como sectores campesinos y estudiantiles que ven un "enemigo" en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) impulsado por Duque y que se discute en el Congreso.
Además de rechazar el PND, eje del Gobierno de Duque, al que consideran "regresivo" para derechos laborales como las pensiones, las prestaciones y la estabilidad en los trabajos, los manifestantes también protestaron contra los asesinatos y amenazas a líderes sociales del país.
El paro nacional de 24 horas de este jueves, convocado por sindicatos y organizaciones sociales, fue el primero desde que Duque asumió el cargo el 7 de agosto del año pasado.
Las centrales sindicales denuncian que detrás del Plan de Desarrollo se esconde en intento de flexibilización de la jornada laboral, permitiendo la contratación por horas.
Diógenes Orjuela, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), ha manifestado, que eso significaría el fin del contrato laboral y del salario mínimo, pues un empleador, al pagar por horas, no estaría en la obligación de tener un piso de remuneración.
Por su parte los maestros afiliados a la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode) aseguran que el PND "ahonda aún más en los procesos de privatización de la educación pública", así como que atenta contra "la libertad de cátedra, el gobierno escolar y la autonomía de las instituciones educativas del país".
Los cultivadores de café se sumaron también a las manifestaciones para pedir al Gobierno más recursos para enfrentar la crisis por los bajos precios del grano en los mercados internacionales que afectan a las más de 550.000 familias en el país.
Este paro nacional es la tercera gran manifestación contra el Gobierno de Duque después de las protestas estudiantiles que comenzaron en octubre y terminaron en diciembre de 2018 y de los bloqueos de la vía Panamericana el mes pasado por parte de indígenas del departamento del Cauca (suroeste).
El Gobierno y los estudiantes firmaron un acuerdo el 14 de diciembre en el que el Ejecutivo se comprometió a invertir 4,5 billones de pesos (unos 1.418 millones de dólares) en las universidades públicas durante los próximos cuatro años.
Sin embargo la Asociación Colombiana de Representantes Estudiantiles de la Educación Superior (Acrees) se sumó a las protestas de este jueves porque considera que el Gobierno no ha cumplido de forma "integral" con lo acordado para terminar con las manifestaciones que el año pasado se prolongaron por más de dos meses.
De igual forma, los universitarios se manifestaron en contra del Plan Nacional de Desarrollo y en apoyo a las peticiones de Fecode, sindicato que agrupa a más 300.000 maestros.
Duque llegó al poder como "delfín" del expresidente derechista Álvaro Uribe y cuenta con el respaldo pleno de Trump y Estados Unidos, que usaron además su territorio para lanzar los intentos de intervención golpista contra Venezuela. Es parte de los gobiernos de la derecha regional, que alientan mediante el Grupo de Lima todo tipo de sanciones contra Venezuela y el alineamiento directo con Estados Unidos. Sin embargo, al igual que Macri en Argentina o Bolsonaro en Brasil, que encuentran dificultades para asentarse como una nueva derecha fuerte, Duque viene sufriendo todo tipo de protestas contra los intentos de su Gobierno de pasar un plan de ajuste contra los trabajadores y el pueblo de Colombia. La de este jueves fue una nueva muestra de que las movilizaciones callejeras están lejos de terminar.

LID

viernes, 26 de abril de 2019

Portugal: el reino de la precariedad laboral




La cara oculta del “milagro económico” que elogia Kicillof

La experiencia portuguesa ha sido tomada como ejemplo a seguir, exhibiéndola como un modelo de “salida de la crisis con crecimiento”. Los elogios han venido desde Christine Lagarde, directora del FMI, pasando por el Financial Times y hasta por el kirchnerismo. El equipo de Axel Kicillof se encargó de transmitir en los medios, tras el encuentro con los enviados del FMI, su entusiasmo por el “milagro” del país lusitano.
En noviembre de 2015, el Partido Socialista formó un gobierno de coalición junto a otras fuerzas de izquierda, encabezado por Antonio Costa, quien asumió prometiendo “acabar con la austeridad para reactivar la economía”. Negoció nuevas condiciones con el Fondo y hoy se jacta de haber presidido una recuperación de su país. Portugal estaría saliendo de la recesión, el desempleo se redujo a la mitad, el déficit presupuestario podría desparecer este año, por primera vez en más de 40 años, y habría logrado, hacia fines de 2018, cancelar el préstamo especial de rescate que se contrajo con el Fondo en 2011. Aún así, los datos de crecimiento sobre los que se bate tanto el parche son modestos. El PBI creció un 2,1% en 2018, apenas por encima del promedio que tuvo el aumento en la eurozona -del 1,9%.
Pero lo que no se dice es que Portugal es tierra arrasada, y viene de un ajuste mayor al de 2001 en Argentina. Pero, a diferencia de nuestro país, el mismo logró abrirse paso sin que se produjera una rebelión popular. En 2011, el gobierno de centroderecha, que precedió a los socialistas en el poder, implementó un ataque de dimensiones gigantescas, siguiendo los dictados de la Troika (FMI, Unión Europea, Banco Central Europeo) y comparable al que se viene aplicando en Grecia. Los salarios públicos bajaron entre el 20 y 25% y el desempleo creció del 7% en 2008 al 18% en 2013.
Los socialistas están gobernando a partir de ese retroceso histórico y sosteniendo aspectos centrales de los avances reaccionarios impuestos contra los trabajadores. Uno de los más importantes fue la reforma laboral, que facilitó los mecanismos para que las empresas despidan personal, reduzcan los pagos por horas extra y los días de vacaciones, recorten el tiempo de subsidio de desempleo y las condiciones para cobrarlo. A la par de esto, se puso en marcha una suerte de "banco de horas", que terminó haciendo tabla rasa con la jornada de ocho horas e imponiendo jornadas flexibles de acuerdo con la apetencia y necesidades patronales, a lo que se agrega una mutilación de la negociación colectiva.
Portugal ha pasado a ser el reino de la precarización laboral. Así logró reducir el costo laboral y atraer inversiones no sólo locales sino extranjeras. Por esta vía, llegaron multinacionales exportadoras y de servicios, como los call centers, y en especial la industria turística, que es la gran impulsora del “crecimiento”.

Contra los jóvenes

El principal blanco de la precariedad laboral es la juventud. Según Eurostat, el centro de estadísticas más reconocido de la Unión Europea, en 2008, el 10% de los jóvenes de 16 a 24 años tenían un empleo a tiempo parcial, de corta duración. Pero, en 2015, esa proporción llegó al 22% y ahora al 67,5%. Según el Fondo de Compensación del Trabajo, que paga las indemnizaciones por despido, hoy en Portugal apenas uno de cada cinco nuevos contratos de trabajo es fijo, y un 20 por ciento de ellos dura menos de dos meses. Aún así, el desempleo en la nueva generación sigue siendo el triple que entre los adultos, y asciende a al 24 por ciento.
En el caso de los call centers, reinan los contratos basura con salarios miserables de 600 euros, un 30% menos que los ya superbajos de call centers españoles.
El mismo panorama se extiende a la actividad turística, con cientos de miles de jóvenes que desempeñan sus labores en bares, hoteles y todo tipo de servicios gastronómicos, de guías turísticos y transporte “por temporada”, mal pagos y con jornadas extenuantes.
El primer ministro socialista, sin pelos en la lengua, se enorgullece de la puesta en marcha de la reforma laboral, destacando el hecho de que “el aumento de la productividad tenía que pasar necesariamente por la flexibilización de las leyes laborales” (Conferencia sobre el Futuro del Trabajo, 2016). Lagarde, a su turno, compartió esta tesitura al elogiar el camino seguido en el país lusitano, “que eximió a las personas en su primer puesto de trabajo de la obligación de cotizar a la seguridad social durante tres años. El desempleo juvenil aún es elevado, pero esa medida está bien encaminada” (Financial Times, en castellano, 14/4).

Ascenso huelguístico

Importa señalar que el gobierno de centroizquierda mantiene el congelamiento de los gastos sociales. El presupuesto de salud es el menor de los últimos 15 años y las partidas para educación se han reducido, incluso, en relación con los niveles del gran ajuste pactado por el gobierno conservador con la Troika.
Este congelamiento se extiende a los salarios. Los sueldos docentes se mantienen congelados desde 2009 y, de un modo general, los sueldos del sector público están en niveles de indigencia o pobreza.
Sobre esta base, se ha logrado reducir el déficit fiscal y reunir los recursos para pagarle a los acreedores de la deuda externa y al FMI.
Esto es lo que está en la base de la explosión de huelgas que han estallado en el país. “La calle en Portugal hierve y promete superar los registros récord de 2018, en la que hubo un total de 260 huelgas de muchos sectores, con dos que han decido plantarse definitivamente: profesores y enfermeros. Comparten las mismas reivindicaciones: que sus salarios se actualicen, tras los largos años negros de la crisis, y que no sigan cargándoles de horas extra para evitar reponer plantillas devastadas al paso de la Troika” (El Confidencial, 25/2).
Existe un hartazgo en la población y esto empieza a minar la principal base de apoyo electoral del gobierno, que es entre los trabajadores. El gobierno, de todos modos, conserva un margen de maniobra amplio, en un escenario donde la derecha no levanta cabeza y viene retrocediendo en las encuestas. Por otro lado, el gobierno socialista cuenta con el apoyo de la Troika, ya que viene pagando puntualmente la deuda y respetando escrupulosamente los compromisos con el Fondo. Los organismos financieros internacionales ven al “modelo portugués” como una variante potable y compatible con las exigencias y pretensiones del gran capital.
El malestar creciente de la población, sin embargo, amenaza tener un carácter explosivo y ha empezado a obligar al gobierno a echar lastre, estableciendo una recomposición salarial acotada. Entretanto, se mantiene incólume la reforma laboral y la precarización de las condiciones de trabajo.
Si la situación no ha desembocado en una reacción general es por el bloqueo de las centrales sindicales, encolumnadas detrás del gobierno y de los partidos patronales.
Un párrafo especial lo merece la izquierda radical, adaptada al orden social y al régimen político. El Partido Comunista portugués y el marxista Bloco de Esquerda (en el que participan los "trotskistas "del Secretariado Unificado) integran la coalición de gobierno. Su presencia ha servido para justificar y encubrir la gestión de los socialistas y hacer pasar su política antiobrera.

No hay atajos

El respaldo al “modelo de crecimiento” portugués que reivindican Axel y Cristina no debe extrañar. Durante la gestión kirchnerista tuvimos un 34 por ciento de trabajo en negro, un 50 por ciento de la mano de obra por debajo de la línea de pobreza y condiciones de precariedad y flexibilización que fueron avanzando en todas las ramas de la actividad.
Lo que provoca el entusiasmo del kirchnerismo -también de Lavagna y el PJ- es que se pretende conciliar el monitoreo y los acuerdos del FMI con un crecimiento y, por sobre todo, con un supuesto abandono de la austeridad. Esto es una impostura.
Como ya dijimos, antes de la recuperación económica portuguesa actual, tuvo lugar el formidable ajuste, cuyos pilares ha preservado el gobierno socialista. Es lo que reclama el gran capital en Argentina, y lo que dejó inconcluso el macrismo. El “gradualismo” que le reprocha la burguesía al gobierno macrista apunta a poner en marcha las reformas estructurales, empezando por las reformas laboral y jubilatoria. La “renegociación de la deuda”, que pregonan los K y el PJ en general, va unida a buscar un mayor respiro de la clase capitalista y lograr un rescate financiero del Estado, utilizando en su favor una parte de los recursos que hoy se destinan al pago de la deuda. Esto va de la mano de un ataque en regla al salario y a las condiciones de trabajo.
Podemos trazar un paralelo con la reactivación económica K que tuvo lugar después de la maxidevaluación de Duhalde, con precios dolarizados y salarios pesificados, que cayeron a niveles irrisorios en dólares. Y esto empalmó con un escenario económico internacional favorable, con un aumento de la demanda y de los precios de las materias primas y commodities.
No hay atajo posible. El “modelo portugués” es un sinónimo de precariedad laboral y salarios de pobreza. Cualquier sendero de “crecimiento” de la mano del FMI pasará por este prerrequisito y, aún así, hay que ver su viabilidad porque choca con las tendencias disolventes de la crisis mundial capitalista que amenaza marchar a una nueva recesión. A las salidas y al programa de salvataje de los capitalistas, le oponemos un programa de salvataje y de salida de los trabajadores y de la izquierda, que debe partir del repudio de la deuda pública, la ruptura con el FMI y la nacionalización del sistema financiero.

Pablo Heller