jueves, 25 de julio de 2024

La participación griega en el ataque sionista a Yemen, y sus implicaciones con Ucrania y el petróleo ruso


Operación “mano larga” de Israel contra Yemen. 

La operación “mano larga” de Israel, que atacó el sábado 20 de julio a diez objetivos en el puerto de Hodeidah, Yemen, y que involucró cazas de quinta generación estadounidenses F-35 y otros más antiguos como F-16 y F-15, dejó un saldo importante de destrucción y 6 muertos. 
 Los cazas bombarderos israelíes tuvieron que volar una distancia de 1800km para impactar y, la misma distancia, para regresar a las bases aéreas de despliegue, lo cual suponía que los aviones debieron repostar combustible en el aire para completar su misión. Como se ve, no fue una acción militar simple, ni tampoco improvisada.
 Ciertamente, “el plan aplicado por los pilotos israelíes fue uno de los objetivos del reciente entrenamiento conjunto con la Fuerza Aérea griega, que tuvo lugar hace unos dos meses. Allí, “la fuerza aérea israelí ‘ensayó’ operaciones similares con sus aviones cisterna repostando a un gran número de cazas griegos, operando exactamente de la misma manera que el sábado por la tarde” (Kathimerini 21/7).
 De acuerdo a medios griegos, en dichos ejercicios realizados en las cercanías de la isla de Creta, su Fuerza Aérea participó con 56 aviones F-16 y la Fuerza Aérea de Israel con 2 aviones cisterna B707 del 120º Escuadrón de los Gigantes del Desierto. 
 Para la parte griega, “el beneficio fue significativo ya que los operadores de la fuerza aérea fueron recertificados en procedimientos de reabastecimiento de combustible en vuelo, tanto de día como de noche, y los dos países mejoraron aún más su cooperación militar.”
 “La posibilidad de reabastecimiento de combustible en vuelo es crítica no sólo a nivel táctico sino también a nivel estratégico ya que permite el control de áreas amplias y vitales para Grecia como el Mediterráneo oriental” (ídem). Es decir que, esta colaboración a Israel también le trae réditos en el plano militar para mejorar su dominio aéreo en el mediterráneo frente a Turquía, su histórico enemigo con el cual se está recrudeciendo su disputa en torno a Chipre, donde ambas partes anuncian intenciones de crear bases navales militares en su lado de la isla. 
 Pero, volviendo a la colaboración de la burguesía griega con el Estado genocida de Israel, esta no es un suceso aislado, sino que forma parte del despliegue militar heleno contra los hutíes desde fines de febrero. “Cuando con la operación ‘Aspides’ (espada en griego), que congrega a un conjunto de países de la UE, bajo el mando operativo heleno, y cuyo cuartel general se encuentra en la “ciudad griega de la Larisa, en el centro del país” (Europa press 8/2), se desplegó un operativo naval y aéreo para mitigar los ataques los hutíes a embarcaciones de países que cooperen con Israel.
 La misión cuenta con “tres fragatas y medios aéreos, en la necesidad de responder a la preocupación de los Estados miembros por los ataques de los rebeldes yemeníes a cargueros que transitan en el mar Rojo, con dirección al canal de Suez. La ola de bombardeos hutíes está generando un alza de los costes de transporte que puede llevar a elevar el precio de muchos productos que llegan a Europa” (Ídem).
 La burguesía naviera griega podría ser considerada una de las más importantes del mundo, tanto en términos relativos como absolutos. Por ello, es que gran parte de los reportes de ataques se trata de embarcaciones griegas. “Las navieras desempeñaron durante mucho tiempo un papel preponderante en la economía griega. Las empresas griegas poseen el 17% de toda la flota naviera mundial -más que ningún otro país-, incluido el 31% de los petroleros del mundo. Con casi 150.000 millones de dólares, es la flota más valiosa del mundo” (Forbes 13/5). 
 Pero esta burguesía naviera griega, que está sufriendo ataques en el mar Rojo, a raíz de sus propias acciones de apoyo al Estado de Israel en el genocidio contra el pueblo palestino, es la misma que ha experimentado un salto cualitativo en su acumulación de capital con la triangulación masiva de petróleo ruso sancionado.
 Así, a “dos años después del inicio de la invasión a gran escala de Ucrania, (donde) Rusia generó más de 650.000 millones de dólares en ingresos por su exportación de combustibles fósiles, de los cuales 193.000 millones proceden de la venta de crudo”, “los armadores griegos que transportaban petróleo ruso desempeñaron un papel importante en este proceso”(Forbes 13/5). 
 Las operaciones en cuestión no solo dispararon las ganancias, en una industria que prácticamente no paga impuestos en Grecia, sino que aumentaron el valor de los buques antiguos que antes se enviaban a desguace y que ahora fueron vendidos a gran valor para pasara formar parte de la “flota fantasma de Putin”. Y también garantizaron una ampliación y modernización de la flota actual con importantes pedidos de embarcaciones de carga a distintos astilleros.
 Pero eso no es todo, porque mientras Grecia se beneficia militarmente de su cooperación con Israel y del comercio con el petróleo y gas licuado rusos, también se anuncia la posible transferencia de 35 aviones F-16 a Ucrania, lo que va en línea con el entrenamiento de pilotos ucranianos que ya se está dando por Atenas y que, podría estar relacionado, con la provisión de F-16 modernizados que Grecia fue recibiendo en el último periodo de la empresa norteamericana Lockead Martin.
 Así las cosas, resulta evidente que la burguesía griega se encuentra por demás interesada en la continuación de la masacre del pueblo palestino, el yemení e incluso el ucraniano. Ciertamente, la continuación y profundización de la guerra imperialista le cae como maná del cielo. 
 Pero la panacea para los capitalistas griegos, que hasta compran clubes de futbol como sus homónimos oligarcas rusos, no implica la reversión de los programas de ajustes a repetición aplicados a las masas trabajadoras griegas por la troika del FMI, el BCE y la UE, sino la pauperización permanente y la profundización del militarismo. 
 En Grecia, como en todos los países beligerantes en la presente guerra imperialista, la consigna es “guerra a los gobiernos de la guerra, por gobiernos de trabajadores que traigan la paz entre los pueblos”. 

 Facundo Miño

martes, 23 de julio de 2024

La rebelión de la juventud en Bangladesh


En un intento por descomprimir las grandes movilizaciones juveniles que estallaron a comienzos de julio, la Corte Suprema de Bangladesh restringió a través de un fallo judicial conocido este domingo el sistema de cuotas que aseguraba más de la mitad de los puestos laborales del sector público a familiares de veteranos de la guerra de independencia y a ciertas minorías. De acuerdo al máximo tribunal, a partir de ahora sólo el 7 por ciento de los cargos podrán estar reservados para aquellos sectores. Aunque el tribunal exhortó a los estudiantes a retomar las clases y abandonar las calles, el movimiento juvenil exige la restauración de las comunicaciones (limitadas por el gobierno para obstaculizar las protestas), la libertad de los presos políticos y justicia para los más de 100 muertos por la represión estatal en el curso de la rebelión. 
 Las movilizaciones juveniles contra el sistema de cuotas se iniciaron el 1 de julio, días después de que un tribunal de jerarquía inferior a la Corte lo rehabilitara, pese a que había sido suprimido en 2018, en el marco de otras protestas populares. 
 El gobierno de la primer ministro Sheikh Hasina, de la Liga Awami, en el poder desde 2009, acusó a los manifestantes de “razakar”, mote con el que se conoce a quienes colaboraron con el gobierno de Pakistán durante la guerra de independencia de 1971. A partir del 15 de julio, lanzó a las bandas paraestatales de la Liga Chatra -munidas de barras de hierro y ladrillos- contra la juventud. Además, el 19 instauró el toque de queda y sacó el ejército a las calles, mientras que, en paralelo, la policía de Dhaka (la mega urbe capital que aloja a 20 millones de personas) prohibía las manifestaciones. No obstante, la mecha de la rebelión se extendió a 47 distritos del país, sobre un total de 64. 
 La ira de los manifestantes se explica por el altísimo desempleo juvenil y las dificultades para conseguir trabajo. En el caso del sector público, en 2023 un total de 346 mil jóvenes compitieron en un examen de ingreso por apenas 3.300 lugares (El País, 19/7). 
 Este levantamiento no es un rayo en cielo sereno. En 2023, las obreras de la indumentaria, que trabajan por sueldos bajísimos para las grandes marcas, fueron a la huelga con movilizaciones en demanda de un aumento del salario mínimo, en lo que se conoció como la “revuelta de las tejedoras”, también ferozmente reprimida. Un año antes, las protestas callejeras desafiaron el aumento en los combustibles.
 El gobierno de Hasina viene de conseguir el desembolso del tercer tramo de un préstamo por 4.700 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional, que ha tenido como una de sus condiciones, precisamente, la actualización de las tarifas. Las dificultades para costear las importaciones de combustibles, en el marco del salto en los precios que siguió al estallido de la guerra de Ucrania, empujó al gobierno a las garras del Fondo. 
 Reelecta este año en unos comicios en que la oposición no participó por falta de garantías, Hasina busca mantener un equilibrio entre los dos pesos pesados de la región: India y China. En junio, la primer ministro viajó a Nueva Delhi. Y este mes, cuando las protestas estudiantiles ya estaban en curso, se reunió con Xi Jinping. Un artículo sobre esta visita publicado por el Global Times, medio ligado al Partido Comunista Chino, señala que Beijing es el principal socio comercial de Dhaka y que 700 firmas chinas operan en la zona. Además, Bangladesh participa del proyecto de la ruta de la seda promovido por el gigante asiático.
 Que viva la lucha de la juventud contra el gobierno represor y hambreador de Hasina. 

 Gustavo Montenegro

lunes, 22 de julio de 2024

Trump, con apenas un rasguño, pega un salto hacia la Casa Blanca


El atentado fallido contra Donald Trump en un acto de campaña en Pennsylvania el sábado 13 de julio ha hecho ingresar a la crisis política de Estados Unidos en una nueva etapa. 
 Sobre el hecho en sí, hay más especulaciones que datos firmes. Muchos de los informes muestran impericia o falta de reacción en el personal de seguridad asignado a Trump por el Estado federal. Al mismo tiempo, Thomas Crooks, el joven trabajador de 20 años que se apostó en un techo y disparó contra Trump, es un interrogante. Es blanco, registrado como votante republicano (aunque cuando asumió Biden en 2021 hizo una donación de 15 dólares a una campaña asociada a Biden) y no se le conocen militancia, ni ideología. El joven fue abatido en el momento y el FBI dice que no tiene muestras de un plan previo junto a otros, ni una pertenencia política, ni un mensaje dejado para la posteridad, ni un móvil claro.

 ¿La violencia es inaceptable para el régimen político yanqui?

 El atentado parece ser un síntoma más de la enorme carga de violencia política que viene extendiéndose en Estados Unidos hace años. La enorme represión contra la revuelta anti-policial de 2020 y el intento de toma del Capitolio del 6 de enero de 2021 fueron dos saltos en ese camino de violencia política ascendente, con Trump como incitador y protagonista. Trump ha respaldado públicamente y colabora con grupos de milicias o patotas armadas de extrema derecha. Aunque con objetivos menos relevantes que un candidato presidencial, han habido 298 asesinatos en masa en Estados Unidos este año, 4 de ellos luego del atentado contra Trump. Una población fuertemente armada y una descomposición política que ha llegado en puntos casi a la guerra civil son el contexto ineludible de este hecho. Como ejemplo de esta tendencia, The Economist cita una encuesta en la que el 10% de los encuestados consideran legítimo el uso de la violencia política para impedir una nueva presidencia de Trump, y un 7% lo consideran para garantizar que ascienda al poder.
 El pacifismo impostado e hipócrita con el que tanto Trump como Biden quieren enfrentar el hecho es indignante. Ambos son criminales de guerra sistemáticos. En 2020 Trump mandó a tirar un misil para asesinar al general iraní Qassem Soleimani en un aeropuerto en Bagdad. Biden en su momento respaldó la acción. Ambos son represores, como lo ha mostrado Biden reiteradamente con su persecución al movimiento por Palestina en las universidades norteamericanas. Siguen los asesinatos policiales de civiles que llevaron a la revuelta en 2020. Black Agenda Report cita que hubo 704 en lo que va de 2024, y 1.352 en 2023. Biden financia, colabora y lidera la guerra en Ucrania y el genocidio de la población civil en Palestina. Cuando dicen “la violencia es inaceptable” mientras tienen las manos llenas de sangre, es claro que lo que quieren decir es que es inaceptable derramar sangre de la clase dominante.
 El gobierno de Joe Biden no parece, justamente, tener responsabilidad alguna en el intento de asesinato de Trump. No se ha visto favorecido por el atentado fallido, sino perjudicado. Y, uno supone, si quisiera asesinar un blanco enemigo, como lo hacen junto a sus aliados estratégicos todos los días, debería haber usado personal y medios un poco más eficientes que un joven casi salido de la secundaria sin preparación militar.
 Trump reaccionó al instante, en lo que pareció una operación fotográfica para mostrarlo como un héroe de acción, llevando a que a muchos comentaristas les sorprendiera que sus guardaespaldas le dieran tiempo para posar en una zona donde recién había habido intercambio de fuego y no había claridad si había más posibles tiradores. El episodio se asemeja mucho al atentado contra Bolsonaro en la campaña que lo llevó a la presidencia, frente al que se declaró inmortal. Haya sido autogolpe, o un émulo adolescente de aquel personaje demente de Robert De Niro en “Taxi Driver”, que pasa en su delirio de seguidor de un candidato a querer matarlo, Trump salió re-energizado del roce con la muerte. 

 Trump recargado 

 Trump eligió mostrarse cauto y magnánimo, llamando a la unidad nacional contra la violencia y a “unir el país”, como comentó frente a la solidaridad de Biden. Los dirigentes republicanos, por abajo, responsabilizaron directa o indirectamente a los demócratas, sea por ineficiencia en garantizar su seguridad, o por agitar el carácter reaccionario de Trump como eje de su campaña. Los demócratas se apuraron, claro, a condenar el hecho y llamar a bajar la virulencia de los choques políticos. Milei rápidamente salió a responsabilizar a “la izquierda internacional”, sin miedo alguno al ridículo. Esto corrió por su cuenta, aunque hay muchas teorías conspirativas que circulan en el campo trumpiano, sin respaldo de Trump mismo y su campaña oficial.
 Casi sin demora, Trump estuvo en el centro de la Convención Nacional Republicana que consagró la formula de Trump a presidente y JD Vance a vice. La convención fue la consagración final del copamiento del Partido Republicano por el movimiento MAGA y la ultraderecha que está agrupada ahí. Trump dio la orden de cuidar el discurso y mantener una presentación moderada. El clima de la convención era exultante y las encuestas reflejan avances republicanos en seis Estados tradicionalmente disputados con los demócratas. Entre los puntos que Biden debe disputar para poder remontar está, justamente, el Estado de Pensilvania donde fue el atentado.
 No han quedado rastros de la resistencia que le oponía un sector más tradicional del partido republicano durante su primera presidencia y en las elecciones de 2020. Vance es señalado como un posible heredero político de Trump, un ladero joven que se propone darle continuidad al movimiento MAGA. Vance se ha destacado por sus planteos completamente tajantes de cortar la asistencia militar a Ucrania e incluso por cuestionar la continuidad de la Otan, planteando que “Europa debe invertir en su propia seguridad”. Es racista e islamófobo, al punto de haber planteado que Inglaterra, bajo el nuevo gobierno laborista, se transformaría en un país islamista gobernado por la ley de la sharia.
 Pero Vance no solo es un extremista dentro del campo republicano. También es un vaso comunicante con los sectores capitalistas que se han volcado al apoyo de Trump en este nueva elección. Vance pasó por un fondo de inversión liderado por Peter Thiel, creador de Pay Pal, que junto a Elon Musk, han saludado entusiásticamente su elección como vicepresidente. El cambio de una elección a otra es notorio. En 2020 el vuelco capitalista por Biden era abrumador. Ahora la recaudación de ambas campañas está cuasi-empatada, Biden recaudó 389 millones de dólares y Trump 388. Financial Times toma nota del vuelco creciente de las empresas tecnológicas de Sillicon Valley y fondos de inversión por un apoyo público a Trump. Starbucks, que ha enfrentado un proceso de sindicalización muy publicitado estos años, fue sponsor oficial de la Convención Nacional Republicana.
 La Convención Republicana también contó con la presencia de un importante dirigente de la burocracia sindical, que ha estado históricamente ligada al aparato demócrata. Sean O’Brien, presidente del sindicato camionero Teamsters, respaldó a Trump desde un ángulo proteccionista, planteando la necesidad de que las industrias permanezcan en EEUU y oponiéndolo a la transnacionalización del capital. Un operativo importante para darle un atractivo mayor en la clase obrera a una política ultra-reaccionaria del capital, en particular de sumar a los sindicatos a la guerra comercial con China. O´Brien viene de acordar avances en la automatización de su industria que ya han costado 12 mil puestos de trabajo. 
 El principal documento que prepara las bases de un nuevo gobierno de Trump se llama Proyecto 2025 y fue elaborado por un think tank derechista llamado Heritage Foundation. Son mil paginas que incluyen un programa de fondo, un plan de medidas de 180 días y un análisis de qué funcionarios del Estado pueden permanecer y cuáles deben ser removidos. Un punto central es la clausura de muchas instituciones del Estado federal (agencia de control ambiental, departamento de educación), mientras en otros se trata de eliminar el status de funcionarios de carrera y ocupar los puestos con funcionarios afines. Otras medidas incluyen el desmantelamiento de subsidios sociales y un gasto militar incluso mayor al actual. 
 Otro sector de las elites que se preparan para volver al gobierno con Trump realizó estos días la convención de los “Nacional Conservadores”. Allí, entre una extensa agenda reaccionaria, Tom Homan, ex encargado de migraciones y aduana en el gobierno anterior de Trump prometió: “Si Trump vuelve, voy a dirigir la operación de deportación más grande que este país haya visto. No han visto nada aún. Esperen el 2025.” 
 Un cambio de régimen político de la profundidad planteada no se desprende de manera lineal de una victoria electoral de Trump este año. Dependerá de la lucha de clases, como la rebelión que derrotó a su gobierno en 2020. Pero su agenda tiene un punto de apoyo en la mayoría conservadora de la Corte Suprema y los jueces nombrados por Trump, que vienen trabajando en blindarlo frente a sus múltiples casos judiciales, como la jueza Aileen Cannon de Florida, que desestimó la semana pasada el procesamiento de Trump por su apropiación privada de documentos confidenciales.

 Biden, la verdadera baja de la campaña 

 Biden suspendió sus publicidades de campaña luego del atentado. Todo su ángulo de oponerle la defensa de la democracia a la posibilidad de que Trump se vuelva un dictador quedó en un segundo término. Luego del atentado llamó a “enfriar la retórica incendiaria”. La convulsión del atentado sirvió a Biden para apaciguar un poco el operativo clamor de funcionarios y simpatizantes demócratas para que se baje de la candidatura presidencial mientras cada aparición pública que hace muestra el retroceso vertiginoso de sus funciones cognitivas. 
El entorno de Biden incluso impulsa en estas horas una reunión online de delegados para confirmar su candidatura sin debate antes de la Convención Nacional Demócrata. El entorno de Biden controla el aparato partidario, y podría imponer la nominación. El ala izquierda del partido, que en ocasiones anteriores levantó a Bernie Sanders como candidato alternativo, ha reforzado anónimamente su respaldo a Biden. La diputada Alexandria Ocasio-Cortez dijo: “El asunto está cerrado. Él es el candidato, y yo lo apoyo”. Sanders mismo escribió una columna llamando a apoyar a Biden con el argumento del “mal menor” en el New York Times. Pero el asunto no parece realmente zanjado.
  The New York Times había liderado la ofensiva para reemplazar a Biden de la boleta demócrata luego del desastroso desempeño de este en el debate televisado. La semana anterior había estado marcada por una carta de George Clooney, organizador de eventos multimillonarios de recaudación demócrata en la industria de cine de Hollywood, que pedía que Biden se haga a un costado, publicada (llamativamente) luego de consultar con el ex presidente Barack Obama. Existe un operativo para lanzar a la esposa de Obama, Michelle, como candidata de reemplazo a Biden, e incluso hay encuestas que indican que podría ganar la elección contra Trump. La vicepresidenta Kamala Harris, y varios gobernadores demócratas, por el contrario, a pesar de no contar con los inconvenientes biológicos de Biden, parecen carecer de votos propios para aportar. 
 Los capitalistas millonarios que sostienen la campaña demócrata han decretado una huelga de desembolsos para tratar de dominar el proceso y no sólo lograr reemplazar a Biden sino tener la palabra final sobre quién será el reemplazante y con qué programa deberá competir. La movida incluye a dueños de gigantes como Disney y Netflix, entre otros, que declararon públicamente estar demorando aportes millonarios. Un grupo declaró haber reunido 100 millones de dolares que aportarán solo para apoyar un reemplazante. Esta crisis entre el aparato político y los capitalistas que representa se procesará en las próximas semanas y promete una pulseada peligrosa para la unidad del partido.
 La crisis del Partido Demócrata, sin embargo, antecede largamente al atentado contra Trump e incluso el desastroso debate televisivo. El carácter profundamente reaccionario del gobierno de Biden lo ha hecho chocar con su base electoral, a la que han afectado la inflación, la crisis de vivienda y el ajuste a gastos sociales y salarios que se desprendió del creciente gasto militar. A pesar de los discursos, el gobierno no ha dado un paso para defender los derechos reproductivos contra los avances de la Corte Suprema trumpista. Juega un rol central en la crisis el avance del genocidio en Palestina financiado por EEUU, que ha chocado violentamente con la juventud, sectores importantes de trabajadores y con la comunidad árabe y musulmana, que es clave en el Estado en disputa de Michigan. 

 Una opción desde abajo 

 DSA (Demócratas Socialistas), la principal organización de la izquierda demócrata, se está erosionando crecientemente ante estas presiones. Sus dirigentes públicos apoyan a Biden, pero participa por abajo del movimiento para no votar a ningún candidato en las primarias (Uncommited) promovido por la comunidad musulmana. Participó de los acampes por Palestina, e incluso los impulsó, mientras el gobierno de Biden anunció que va a reforzar la persecución del movimiento. Mientras en los años anteriores su militancia ganaba espacio en las primarias, desplazando a los candidatos del establishment, los vientos soplan ahora para el otro lado. Jamaal Bowman ingresó como diputado nacional por DSA. Sus coqueteos con organizaciones sionistas llevaron a una crisis nacional a la organización, con sectores de base que mocionaban su separación o sanción por esa causa. Ahora, fue derrotado en la primaria demócrata por un candidato del aparato partidario gracias a una inversión récord de parte de fondos sionistas que preferían un representante directo y no uno con lealtades divididas. Ocasio-Cortez, la diputada estrella de la organización, recibió la quita del apoyo electoral de la dirección nacional de DSA por votar resoluciones en el Congreso favorables a Israel y a su campaña militar contra Palestina. El proyecto de disputar o reformar por izquierda al imperialista Partido Demócrata ha terminado en un desastre. 
 La elección 2024 en Estados Unidos está dominada por los enemigos de la clase obrera local y mundial. Pero se han puesto en marcha enormes fuerzas. En las huelgas y procesos de sindicalización. En el movimiento contra el genocidio en Palestina. En movimientos raciales y de género que hoy han sido en gran medida desmovilizados por los demócratas, pero inevitablemente resurgirán frente a las ofensivas. Es urgente la organización de una alternativa política independiente de la clase obrera frente a las opciones del capital imperialista decadente. En ese camino, el frente único en defensa de todas las reivindicaciones obreras y populares y la oposición total a la política militar imperialista en Ucrania, Palestina y Taiwán es estratégica. 

 Guillermo Kane

domingo, 21 de julio de 2024

Hoy en la Mesa Redonda: El terrorismo contra Cuba a lo largo de estos años.


Sobre el colapso mundial informático por la caída de CrowdStrike y Microsoft


Un fallo en la plataforma de ciberseguridad provocó un efecto dominó en empresas de todo el mundo.
 La concentración capitalista y los gigantes tecnológicos. 

Los sistemas informáticos de empresas y servicios públicos fallaron luego de que “Falcon Sensor” -software corporativo de CrowdStrike que utiliza inteligencia artificial y análisis en tiempo real- realizara el jueves en la noche una actualización incompatible con la plataforma Windows de Microsoft dejando a millones de computadoras con el famoso error de la “pantalla azul de la muerte” (BSOD) en lo que ya se considera por especialistas y consultores como la mayor interrupción de TI en la historia.
 Este fallo no solo afectó a empresas tecnológicas sino que tuvo un impacto profundo en múltiples sectores, incluyendo compañías aéreas, salud y medios de comunicación​. 
 El CEO de CrowdStrike, George Kurtz público en X este viernes que se había identificado la falla y que “se estaba implementando una solución”, asegurando que no se trataba de un ciberataque. Eso sí, requiere de una acción masiva presencial en los equipos por parte de los departamentos de TI de todas aquellas empresas que usarán estos servicios de seguridad y se hayan visto afectados por este problema. 
 Las acciones de CrowdStrike que cotizan en Wall Street cayeron casi un 16,8% en las operaciones previas a la apertura del mercado y las de Microsoft también cayeron alrededor de un 2,3%. 

 El impacto de la caída en la economía global 

Los primeros problemas técnicos se produjeron en Estados Unidos a última hora del jueves y horas después se propagaron en Asia y Europa. Empleados del JP Morgan informaron que no pudieron conectarse a los sistemas de la empresa, mientras que en Hong Kong algunos empleados de Bank of America Corp. tuvieron problemas para conectarse durante el apagón. La Bolsa de Valores de Londres difundió que enfrentaba una interrupción que le impedía publicar estados de cuenta, mientras que los bancos y terminales de pago en Australia también se vieron afectados. 
 Además McDonalds Corp, United Airlines Holdings Inc. y LSE Group estuvieron entre las principales empresas afectadas que informaron problemas en las comunicaciones y en sus servicios. 
 La compañía aérea neerlandesa KLM Airlines suspendió la mayoría de sus vuelos mientras que Air India, el Aeropuerto Internacional de Hong Kong, el Aeropuerto de Berlín Brandenburgo y Londres Stansted también informaron interrupciones, lo que obligó a algunos de ellos a depender de check-ins manuales y se informaron largas colas.
 En Latinoamérica se han reportado problemas en México, Colombia, Perú, Chile y Brasil, mientras que en Argentina se detectaron inconvenientes menores en Ezeiza y Aeroparque, debido a que algunas aerolíneas tenían el servicio contratado con esta compañía.

 Capitalismo Big Tech 

Durante la última década el capitalismo ha atravesado transformaciones estructurales con la expansión acelerada de la informática y las tecnologías digitales que han creado nuevos monopolios y una creciente dependencia en el mercado a la nuevas tecnologías. Entre los años 2000 y 2021 estas empresas alcanzaron los primeros puestos de capitalización bursátil desplazando a las compañías tradicionales de explotación de materias primas, convirtiendo a las Big Tech en la punta de lanza del capitalismo en el siglo XXI. 
 Cuando se observan las principales corporaciones estadounidenses como Microsoft, Apple, Google, Meta, Cloudflare, IBM, Amazon y Starlink, también con las empresas chinas como Baidu, Alibaba y Tencent, se ve una nueva etapa en la disputa en los mercados y por consiguiente en el orden económico delineando nuevas formas de poder y dominación que les permite ejercer un control significativo sobre la innovación y el acceso a la tecnología. 
 Sin embargo este advenimiento de las Big Tech no han logrado que estos desarrollos en materia tecnológica tengan una incidencia en la productividad del trabajo. Al contrario de como se preveía con la llegada de la Inteligencia Artificial (que suponía la solución de todos los problemas y males del capital), se ha promovido la competencia entre capitales y una mayor tensión entre las potencias. 
 Recientemente el gobierno de Biden ha aumentado los ataques al capital chino en un intento de dominar el mercado mundial como líder tecnológico -objetivo que también persiguen China y la Unión Europea- reforzando la guerra comercial.
 Esto demuestra que la era de los gigantes tecnológicos concentra grandes contradicciones que también han sido alimentadas con la burbuja y la especulación que se fue generando con la IA, que solo pretende implementarse para agravar exponencialmente el multiempleo, la pérdida de puestos de trabajo y una mayor precarización laboral. 

 Guerra de monopolios y dependencia tecnológica 

Este crecimiento corporativo se ha traducido en un salto en el dominio de las TI sobre la sociedad que abarcan hoy todos los sectores productivos, de servicios y telecomunicaciones en el mundo. El colapso de CrowdStrike muestra el impacto de esta transformación en la producción. Por ejemplo, Microsoft y Amazon no sólo lideran en software y servicios en la nube, respectivamente, sino que también establecen estándares tecnológicos que otras empresas deben seguir. 
 Por otro lado, CrowdStrike y Cloudflare, aunque son líderes en ciberseguridad y servicios de red, también dependen en cierta medida de la infraestructura y las plataformas proporcionadas por gigantes como Amazon Web Services (AWS) para operar. Esta dinámica crea un ecosistema donde la innovación está centralizada en manos de unos pocos, mientras que una amplia gama de empresas y usuarios dependen de estas tecnologías, lo que puede aumentar su vulnerabilidad y limitar su capacidad para ser autónomos. 
 Por su parte el empresario tecnológico Elon Musk también se metió en la disputa y expresó su opinión ante la empresa de tecnología calificando el incidente como “el mayor fracaso informático de la historia”, además de publicar un mensaje en X. 
 Google, filial de Alphabet Inc., está en conversaciones avanzadas para adquirir la startup de ciberseguridad Wiz por aproximadamente 23.000 millones de dólares. De acuerdo con The Wall Street Journal este acuerdo, si se concreta, representaría la adquisición más grande en la historia de la compañía. Para corporaciones como Google la seguridad cibernética es una prioridad clave para la expansión en el mercado de la nube que deja planteado en lugar de un proceso armónico de desarrollo tecnológico una mayor disputa entre capitalistas por copar los mercados, acaparar los desarrollos y un uso lucrativo en detrimento del bienestar social. 
 Empresas como Microsoft, CrowdStrike, Cloudflare y Amazon reflejan la centralización del capital y el poder económico en el capitalismo. Estas corporaciones dominan sectores estratégicos como el software, la ciberseguridad y la infraestructura de la nube, consolidando su control sobre los medios de producción tecnológica. 
 Esta concentración les permite dictar las condiciones del mercado, sofocar la competencia y perpetuar una dependencia tecnológica de otras empresas. Eso, de la mano de la intervención de los Estados que las respaldan. En este contexto las interrupciones de servicios y los riesgos de ciberseguridad no solo exponen las vulnerabilidades sistémicas, sino que también subrayan cómo la centralización del poder tecnológico en manos de unas pocas élites corporativas perpetúa el imperialismo y sus contradicciones. 

 Fede Albnz 
Federico Eiguer

sábado, 20 de julio de 2024

“El Pepe Guerra” (31/10/1943 -13/6/2024)


Hace un mes murió en el Uruguay “el Pepe Guerra” como se lo llamaba popularmente. Con él se fue para el otro lado de las cosas quizás la mayor expresión del canto popular uruguayo. Junto a Barulio López, integraron el legendario dúo Los Olimareños. 
 Hace 80 años el folclore propio uruguayo casi no existía, la música argentina y brasileña dominaban ampliamente a la música uruguaya. Fue en Treinta y Tres, en un pequeño departamento del interior uruguayo de menos de 50 000 habitantes, donde se comenzó a tejer una historia para darle una identidad propia para la música de ese país.
Rubén Lena y Victor Lima, dos enormes escritores, le dieron letra propia a las clásicas zambas y milongas hablando de lo propio, de las modalidades y de las costumbres uruguayas de sus pueblos y de sus ríos, en particular el Olimar. 
 En Treinta y Tres Orientales, en la década del 50, se exilió durante un tiempo nada menos que Atahualpa Yupanqui, perseguido por el peronismo. Su estadía dejó una huella cultural en ese lugar y tambien una influencia ideológica. Allí empezó su carrera el Pepe y de allí nacieron Los Olimareños, que al calor de las letras de esos maestros se hicieron conocer y trascendieron a todo el Uruguay.
 Esas letras de pueblo y costumbristas fueron adquiriendo compromisos sociales y políticos que fueron haciendo famosos a sus autores e intérpretes. En los sesenta, el Uruguay vivió fuertemente la influencia de los procesos de la revolución cubana. Las canciones de los Olimareños estaban impregnadas de esa búsqueda de ese “cambio social”. Su máxima expresión fue su canción “Cielo del 69”, una especie de proclama revolucionaria de esa época. Luego, los tiempos cambiaron y se vinieron los procesos contrarrevolucionarios que generarían dictaduras militares en todo el continente. Uruguay no fue la excepción. 
 Para Los Olimareños significó la prohibición de sus canciones y el exilio. El Pepe dejó a los luchadores y desposeídos canciones que han quedado en la historia de la música uruguaya para siempre.
Su canción ”Aleada” todavía hoy hace emocionar tanto a los a rudos militantes del exilio político como aquellos que se fueron por el exilio económico que tambien vivió ese país. En su derrotero por Europa y por México, el Pepe siguió cantando cosas maravillosas su “Solicitantes de tierra”, sobre la reforma agraria mexicana, una pagina de un realismo donde lo social y lo poético alcanzan su máxima expresión. 
 La vuelta a la democracia el “agiornamiento” de los Tupamaros a los nuevos tiempos de la llamada democracia cambió el escenario de la música uruguaya. Los Olimareños -ya hacia muchos años separados- tuvieron su regreso con gloria en el propio Estadio Centenario antes miles de espectadores, pero el Uruguay ya no era el mismo. Los antes perseguidos ahora dirigían el país y el Pepe luego siguió cantando solo, con un derrotero musical que recorrería ya otros tiempos políticos. 
 Sin dejar de brillar, comenzó a cantar ya “para la historia”. Su voz inconfundible hizo famosa “La Galponera”, una milonga sobre la guerra civil uruguaya de 1904 que cambió la fisonomía politica de ese país, dando lugar al nacimiento del Batllismo. Su canto al peón rebelde del campo uruguayo, reflejado en la versión del “Orejano”, de Serafín J García, un ensayista y novelista tambien de Treinta Tres Orientales, fue uno de sus mejores logros musicales.
 El Pepe siguió reviviendo las historias de Lena y Lima y “cantándole a los de abajo”, hasta donde le dio la voz. Trascendió a todas las edades y se lleva el inmenso honor de que a “Don José”, con su voz y la letra de Rubén Lena, se canta en todas las escuelas del país, algo que solo se consigue cuando se penetra muy profundo en el cariño y el amor del pueblo. 
 Un cáncer se lo llevó y murió sin querer homenajes, haciendo honor a su propia canción que decía “sólo quiero que enmudezca mi guitarra en el país musical en que soñé”. 
 Raúl Castro, un creador de la música murguera uruguaya, en una canción famosa, decía que “el letrista no se olvide de la voz del Pepe Guerra”. Porque para el autor, cuando escribió aquella letra, la voz del Pepe era la voz de la rebeldía ante la dictadura, y no quería que esta se olvidase. No la olvidamos.

Juan Ferro
19/07/2024