domingo, 31 de enero de 2021

A 200 años del precursor del materialismo histórico: Friedrich Engels


Engels nació el 28 de noviembre de 1820 en Barmen el reino de Prusia (en la Alemania actual), amigo y constructor teórico junto a Marx del socialismo científico. Hay quienes observan el análisis engelsiano desde una óptica por fuera de Marx y viceversa dando a entender de manera reduccionista ciertos fallos de uno u otro bajo sus premisas teóricas, lo que en realidad corresponde es leer y estudiar tanto a Engels en combinación junto a Marx. Este ejercicio dialéctico es imprescindible para comprender el desarrollo de sus grandes aportes teórico-prácticos que cobran vigencia en la actualidad. 
 Nació en una familia de industriales textiles, y en 1843 en Manchester empieza su viraje radical y su estudio en el socialismo de Owen1 y el movimiento cartista2, allí empieza a tener una gran incidencia en su pensamiento la economía y la estructura social de los trabajadores. En 1845 Engels escribe sobre La condición de la clase obrera en Inglaterra y empieza a formular sus primeras premisas sobre lo que sería el materialismo histórico: 
 “Estos inventos, que después fueron mejorados todos los años, decidieron la victoria del trabajo mecánico sobre el trabajo manual en los principales sectores de la industria inglesa, y toda la historia reciente de esta nos muestra cómo los trabajadores manuales han sido desplazados de sus posiciones por las máquinas. Las consecuencias de ello fueron, de una parte, una rápida caída de los precios de todos los productos manufacturados, el desarrollo del comercio y de la industria, la conquista de casi todos los mercados extranjeros no protegidos, el crecimiento acelerado de los capitales y de la riqueza nacional; y, de otra parte, el incremento aún más rápido del proletariado, destrucción de toda propiedad, de toda seguridad de sostén para la clase obrera, desmoralización, agitación política…”3
 A partir de la descripción de las deplorables condiciones materiales y espirituales de la clase obrera que relataba Engels, Marx se empieza a interiorizar en el aspecto económico y político de cómo la burguesía explota el trabajo para sus propios beneficios. Cabe destacar que en 1844 en conjunto escriben La sagrada familia y en 1846 La ideología alemana. Edición que no fue publicada por la socialdemocracia alemana y se mantuvo inédita hasta 1932.
 “El proletario está desprovisto de todo; no puede vivir un solo día para sí. La burguesía se ha arrogado el monopolio de todos los medios de existencia en el sentido más amplio del término. Lo que el proletario necesita solo lo puede obtener de esa burguesía cuyo monopolio es protegido por el poder del Estado. El proletario es, por tanto, de hecho como de derecho, el esclavo de la burguesía; ella puede disponer de su vida y de su muerte. Le ofrece los medios de vida pero solamente a cambio de un ‘equivalente’, a cambio de su trabajo; llega hasta concederle la ilusión de que obra por voluntad propia, que establece contrato con ella libremente, sin coacción, como persona mayor. Linda libertad, que no deja al trabajador otra elección que la de someterse a las condiciones que le impone la burguesía, o morir de hambre, de frío, de acostarse enteramente desnudo para dormir como las bestias del bosque. ¡Lindo ‘equivalente’…”(ídem).
 La contribución práctica de Engels tuvo su salto cualitativo cuando a partir de la liga de los comunistas y las convulsiones que se venían dando en la Europa occidental por las revueltas sociales, junto a Marx y sus seguidores constituye el primer programa socialista con las diferenciaciones de clases sociales y los objetivos políticos para el proletariado y una salida obrera a las agitadas coyuntura de la época , con Marx escriben en 1848 El Manifiesto del Partido Comunista: “Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden existente. Que las clases dominantes tiemblen ante una Revolución Comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar. ¡Proletarios de todos los Países, uníos!…” 4 
 Engels fue muy prolífico a la hora de abordar diferentes problemáticas sociales de la época. En El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, da su visión en la evolución del patriarcado desde las tribus y las gens: “El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuñó también las riendas en la casa; la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción…”5. 
 Continúa: “En un viejo manuscrito inédito, redactado por Marx y por mí, encuentro esta frase: La primera división del trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la procreación de hijos. Y hoy puedo añadir: el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresión de clases, con el sexo femenino por el masculino…” (ídem) 
 De esta manera mantuvo serias críticas sobre el urbanismo y ecología en donde hacía hincapié en la mercantilización de los recursos naturales por manos de la denominación y la explotación irracional de los capitalistas. Las cuales llevaba a aglomeración de trabajadoras y trabajadores en condiciones infrahumanas en los centros de la metrópoli, por el traslado del campo a la ciudad. 
 La importancia de la concepción engelsiana es que sentó las bases de la praxis socialista marxista en su escrito Del socialismo utópico al socialismo científico y cómo superar la visión de un reflejo impresionista de los principales teóricos del socialismo como Owen, Fourier y Saint-Simón, puso en el contexto histórico el desarrollo dialéctico de las fuerzas productivas y el antagonismo de clases y la lucha por el poder político del proletariado, dejando afuera todas las visiones aventureras y que no actuaron como representantes de los intereses del proletariado sino de manera voluntarista de todas sus experiencias. Las cuales las llevó a tener limitaciones insalvables y a abortar esos proyectos socialistas: “De este modo el socialismo no aparecía ya como el descubrimiento casual de tal o cual intelecto de genio, sino como el producto necesario de la lucha entre dos clases formadas históricamente: el proletariado y la burguesía. Su misión ya no era elaborar un sistema de lo más perfecto posible de la sociedad, sino investigar el proceso histórico económico del que forzosamente tenían que brotar estas clases y sus conflictos…”6. 
 Junto a Marx y Bakunin contribuyó en la construcción de la Primera Internacional en 1864 que conglomeró a las grandes ramas de pensamientos socialistas, anarquistas para organizar al proletariado europeo sobre las bases de sus objetivos a la hora de confrontar al capitalismo y su burguesía en donde se disputaban diferentes posiciones a seguir por parte del movimiento obrero.
 En efecto luego de la muerte de Marx tuvo la titánica tarea de acumular todos los escritos inéditos del mismo para terminar con el tomo 2 y 3 de El Capital, que fueron publicados por Engels para seguir manteniendo el legado y el marco teórico en el cual Marx se asentó para criticar de manera erudita al modo de producción capitalista y su relación ante la sociedad. 
 “Por eso, Marx era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo. Los gobiernos, lo mismo los absolutistas que los republicanos, le expulsaban. Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultrademócratas, competían a lanzar difamaciones contra él. Marx apartaba todo esto a un lado como si fueran telas de araña, no hacía caso de ello; solo contestaba cuando la necesidad imperiosa lo exigía. Y ha muerto venerado, querido, llorado por millones de obreros de la causa revolucionaria, como él, diseminados por toda Europa y América, desde las minas de Siberia hasta California. Y puedo atreverme a decir que, si pudo tener muchos adversarios, apenas tuvo un solo enemigo personal. Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra…”7.
 En este sentido continuando, Engels funda de manera directa la Segunda Internacional a partir de 1889, en este marco la socialdemocracia alemana es el gran partido que representa a los y las trabajadoras alemanas junto con sus millones de afiliados y lo catapulta hacia otros países europeos. En este momento es donde las ideas marxistas tienen un auge en la influencia del movimiento obrero y la socialdemocracia es quien más divulgación le va a dar a inicios del siglo XX. 
 Dos grandes tendencias se empiezan a formar en el seno de la socialdemocracia alemana la ortodoxa por parte de Kautsky y la revisionista (reformista) por parte de Bernstein, triunfa la ortodoxia marxista y se constituye el programa de Erfurt en 1891 la cual Engels responderá en su Contribución a la crítica del proyecto de programa socialdemócrata: 
 “Quieren convencerse a sí mismos y al partido de que ‘la sociedad actual se integra en el socialismo’, sin preguntarse si con ello no está obligada a rebasar el viejo orden social; si no debe hacer saltar esta vieja envoltura con la misma violencia con que un cangrejo rompe la suya…”8. 
 “Este olvido de las grandes consideraciones esenciales a cambio de intereses pasajeros del día, este afán de éxitos efímeros y la lucha en torno de ellos sin tener en cuenta las consecuencias ulteriores, este abandono del porvenir del movimiento, que se sacrifica en aras del presente, todo eso puede tener móviles ‘honestos’. Pero eso es y sigue siendo oportunismo, y el oportunismo ‘honesto’ es, quizá, más peligroso que todos los demás…” (sic).
 La crítica citada anteriormente hacia el programa socialdemócrata se mantendrá por 10 años oculta pasando la misma, por la muerte de Engels en 1895 y será publicada posmortem. En este contexto podemos observar cómo la socialdemocracia tergiversó y mostró a un Engels democratizante a favor de la adaptación al parlamentarismo burgués en el Reichstag alemán.
 “Está absolutamente fuera de duda que nuestro partido y la clase obrera solo pueden llegar a la dominación bajo la forma de la república democrática. Esta última es incluso la forma específica de la dictadura del proletariado, como lo ha mostrado ya la Gran Revolución francesa…” (sic). 
 El derrotero político socialdemócrata abandonará para siempre todo su bagaje marxista al votar en 1914 los créditos de guerra y así dar comienzo a la Primera Guerra Mundial donde millones de obreros fueron empujados a su muerte bajo una guerra imperialista.
 Trotsky en Terrorismo y comunismo vuelve a Engels al citar su postura a favor de la dictadura del proletariado y contra las tergiversaciones de Kautsky y el SPD (sigla de la socialdemocracia alemana):
 “En 1891, esto es, poco antes de su muerte, Engels defendía tenazmente –según acaba de decírsenos- la dictadura del proletariado como única forma para su poder gubernamental. Esta definición la ha repetido muchas veces Kautsky. Esto, entre paréntesis, toda la indignidad de sus actuales tentativas encaminadas a falsificar la dictadura del proletariado hasta el punto de hacer de ella una invención rusa…”9. 
 Por consiguiente, los aportes teóricos y prácticos de Engels a la concepción de la teoría marxista y al socialismo científico son fundamentales, volver a su obra abre una gran caja de herramientas a la hora de construir partidos revolucionarios de combate, en donde nos marca claramente la diferencia entre el oportunismo y la praxis revolucionaria de las masas y el proletariado para la toma del poder político, como su gran amigo Marx sostuvo la lucha de clases es el motor de la historia. A 200 años de su nacimiento el precursor del materialismo histórico cobra más vigencia que nunca. Viva Engels y el internacionalismo obrero.

 Juliano Wexler 

 · (1) Robert Owen era uno de los llamados socialistas utópicos de los siglos XVIII y XIX 
 · (2) El cartismo fue un movimiento propio de la primera etapa del movimiento obrero. El término procede de la “Carta del Pueblo”, documento enviado al Parlamento Británico en 1838, en el que se reivindicaba el sufragio universal masculino y la participación de los obreros en dicha institución.

 Bibliografía 

 · (3) Engels, Friedrich. 1845. La situación de la clase obrera en Inglaterra. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/situacion/situacion.pdf 
 · (4) Heller, Pablo. Guerrero, Alejandro. Chiviló, Matías (Coordinadores). Programas del Movimiento Obrero y Socialista. Buenos Aires, Rumbos, 2017. 
 · (5) Engels, Friedrich. 1884. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. La Plata, De la Campana, 2012. 
 · (6) Engels, Friedrich. 1880. Del Socialismo Utópico al Socialismo Científico. Buenos Aires, Ediciones Luxemburg, 2012. 
 · (7) Engels, Friedrich. 1883. Discurso ante la tumba de Marx. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/83-tumba.htm
 · (8) Heller, Pablo. Guerrero, Alejandro. Chiviló, Matías (Coordinadores). Programas del Movimiento Obrero y Socialista. Buenos Aires, Rumbos, 2017. 
 · (9) Trotsky, León. 1920. Terrorismo y Comunismo. España, Akal, 2016.

sábado, 30 de enero de 2021

Capitalismo, pandemia y vacunas


La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que “el mundo está al borde de un modelo moral catastrófico y el precio se pagará con la muerte y el sustento de los más pobres” (BBC, 19/01); esta aseveración tiene que ver con la enorme desigualdad en la distribución de vacunas. Los estudios de seroprevalencia sugieren que en la mayoría de los países el Covid19 ha infectado al menos el 10% de la población mundial. Las dificultades para cerrar acuerdos directos con las farmacéuticas, junto a los problemas logísticos para la aplicación de las vacunas y el resquebrajamiento detrás del programa COVAX (Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid), da un panorama sombrío al futuro próximo de la vacunación ya que la finalización de la pandemia estaría asegurada por el acceso equitativo a las vacunas en todo el mundo. 
 Forman parte del COVAX nueve vacunas apoyadas por la CEPI y otras nueve que están en proceso de evaluación. Los 80 países interesados, que se pueden autofinanciar, se suman a los 92 países de ingreso bajo y mediano que van a recibir el compromiso anticipado del mercado. COVAX está codirigido por la coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante la Epidemia (CEPI), la Alianza para las Vacunas (Gavi) y la OMS, en colaboración con fabricantes de vacunas de países pobres. Dicho organismo asegura que “el acceso en pie de igualdad a una vacuna es la clave para vencer el virus y allanar el camino hacia la recuperación de la pandemia”. 
 Para el sarampión -cuyo desarrollo de la vacuna duró 20 años- se necesita que el 95% de la población esté vacunada; para la polio, el 80%; para este nuevo virus, con un 60% sería suficiente, aunque no está demostrado si una persona puede reinfectarse aún recibiendo la vacuna ni está clara su eficacia ante eventuales mutaciones del virus. Todo esto imposibilita hacer un pronóstico adecuado sobre la eficacia de la vacunación ante el Covid19 (El País, 16/11/20). 

 Guerra comercial y vacunas 

En la historia contemporánea, la lucha por obtener vacunas con el objetivo de prevenir las enfermedades infectocontagiosas desecha totalmente la teoría de “la inmunidad de rebaño” que países desarrollados como Suecia y Gran Bretaña promocionaban, claramente, en defensa de sus “economías”. La Declaración de Barrington pide un regreso a la vida normal para las personas con menor riesgo para contraer la enfermedad y lograr la inmunidad colectiva. The Lancet calificó este enfoque como “peligrosa falacia no respaldada por evidencia científica”. La ONU expresó que son algunos de los obstáculos que enfrentan las naciones de la región (FRANCE 24). 
 Los estudios de seroprevalencia sugieren que en la mayoría de los países el Covid19 ha infectado al menos el 10% de la población. Según el CDC, Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, se producen en escala las siguientes vacunas de primera línea disponibles: Moderna (podría ser efectiva para cepa sudafricana) con una inmunidad del 94,5%; Pfizer/BioNTetch inmunidad del 95%; Oxford/Astra Zeneca (Gran Bretaña) 62% y Sputnik V (Rusia), 95%. 
 La vacuna Sputnik V fue desarrollada por el Instituto Gamaleya. En Argentina, los estudios de la Sputnik enviados por el Fondo de Inversión Rusa, fueron analizados por la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología), para poder ser aplicados también en mayores de 60 años. 
 Según The Lancet la vacuna contra el Covid de la farmacéutica China Sinovac tiene una efectividad del 50% que no supera el mínimo de eficacia global exigido por la OMS, (BBC News, 14/01/2021). Las vacunas ARNm (Pfizer, Moderna) contienen material del virus que causa Covid 19 generando en nuestro organismo una proteína inocua pero que a su vez el sistema inmunitario no reconoce como propia, y así genera anticuerpos, entre ellos células inmunitarias que tienen memoria, y reaccionan ante una infección por dicho virus. Oxford /AstraZeneca utiliza virus atenuados que causan resfrío en los chimpancés. 
 Pfizer acumula retardos en la entrega de la vacuna, porque, argumenta, producir el ARN mensajero en cantidades industriales no es sencillo, y no previeron que deben ampliar su fábrica en Bélgica. Mientras tanto, Sanofi anunció su acuerdo con Pfizer, pero sin abandonar la producción de su propia vacuna que compite con la de Pfizer. En Alemania, con gran cantidad de contagios, Pfizer no entregó las vacunas prometidas y no están vacunando según lo que se había prometido, y afrontan cierre de comercios y escuelas. “Berlín es una ciudad desértica” comentó una periodista para A24. 
 AstraZeneca anunció el 22 de enero que no podrá cumplir con la entrega de 31 millones de dosis de las 80 prometidas para el primer trimestre de 2021 para la UE. En agosto había recibido 336 millones de euros de compra de las vacunas. UE compró 400 millones de dosis pero no llegaron. Por eso la UE presiona a AstraZeneca cuyas principales fábricas están en Bélgica, para que no le vendan más a Gran Bretaña, pionera por ahora en la aplicación de la vacuna, a esta altura con más de 1.000 muertos por día. Gran Bretaña es el país de Europa que vacuna a mayor velocidad y cantidad, mientras que la UE amenaza con retener las dosis. Las vacunas no son bienes sociales sino mercancías. Las empresas defienden sus secretos comerciales, científicos y patentes. 
 La revista The Science, en su editorial, Jon Cohen, titulado “Inyecciones de esperanza”, destaca que el desarrollo de estas vacunas ha sentado un precedente histórico en la humanidad” (17/12/2020). El desarrollo de vacunas costó varias décadas a la ciencia y ahora en un año se desarrollan vacunas para un virus nuevo. El impedimento a que se llegue a la protección de la totalidad de la población reside en el sistema capitalista. Ningún país realizó una cuarentena estricta en pos de conservar las economías en diferentes países. La gestión capitalista de la crisis sanitaria y de la vacunación está costando millones de muertes y profundiza la crisis sanitaria más importante de la historia reciente de la humanidad. 

 Silvia Carranza 
 29/01/2021

viernes, 29 de enero de 2021

La crisis internacional en torno al aprovisionamiento de la vacuna


Los laboratorios informan que la producción se halla muy por debajo de los compromisos asumidos.

 Luego de más de un año de iniciada la pandemia de Covid-19, todos los Estados apuestan a la vacunación masiva para intentar reactivar sus economías. Sin embargo, la provisión de esta tiene varios problemas. En este momento, más allá de las cuestiones de logística y planificación de las campañas de vacunación, el eje está puesto en que las principales farmacéuticas, las que poseen las vacunas aprobadas y con las que los países centrales están comerciando, se encuentran atrasadas en su ritmo de producción. Eso significa que van a entregar la mitad o menos de las dosis prometidas. 
 Esta situación causó la ira de la Unión Europea con el laboratorio anglosuizo AztraZeneca, el cual anunció la semana pasada que no iba a cumplir con el cronograma de entrega de vacunas para el primer trimestre del año. El bloque europeo le compró 300 millones de vacunas, con opción en el contrato de sumar otras 100 millones, pero ahora la entrega se reducirá en un 60%. El conflicto se desató porque para Reino Unido (primer Estado en cerrar el contrato con el laboratorio), las dos millones por semana que estaban previstas fueron provistas en tiempo y forma. 
 Lo mismo sucedió con la vacuna rusa Sputnik V, que también anunció que no iba a poder entregar las vacunas por problemas en su producción. Esto fue lo que originó que arribaran a nuestro país apenas el 10% de las dosis anunciadas para enero. Luego de ello, Alberto Fernández salió a declarar que «la Argentina no apostó por la vacuna rusa Sputnik, lo que ocurrió fue que la vacuna rusa Sputnik V fue la primera que tuvo disponible Argentina», lo que es una confirmación del relegamiento de nuestro país, que se profundiza por el rumbo colonial del gobierno. 
 Esto grafica que aquella ilusión de que la pandemia estaba terminada, es falsa. La especulación capitalista en torno a la comercialización de la vacuna y la carrera imperialista para conseguirla están en la raíz de estos incumplimientos. De esta demora en el aprovisionamiento surgirá un recrudecimiento de la crisis sanitaria, ya que los gobiernos evitan todo lo posible tomar medidas de prevención para la población y destinar mayores presupuestos a los sistemas de salud. Las alzas especulativas de las bolsas del mundo -sin correlación real con la marcha de la economía- amenaza con pincharse al calor de la crisis del abastecimiento de las dosis. 
 Es una situación que no sucedería con la centralización de los recursos, y por lo tanto de la producción y distribución de las vacunas en base a las prioridades que fije la deliberación de los trabajadores con el horizonte puesto en sus necesidades y no en las ganancias de los laboratorios y los reclamos patronales de reactivación. En suma, sería el control obrero del manejo de la pandemia lo que puede ofrecer una salida. La gestión capitalista ha demostrado que pone a los trabajadores y su salud en el último lugar.

 Lucía Cope

jueves, 28 de enero de 2021

La política exterior de Biden


Los primeros pasos del gobierno demócrata. 

 Los primeros decretos de Joe Biden en materia de política exterior han apuntado a revisar y dar marcha atrás con algunas de las medidas dispuestas por su predecesor. El presidente entrante ha anunciado la vuelta de Estados Unidos al acuerdo climático de París y a la Organización Mundial de la Salud (OMS), y también el regreso al pacto nuclear con Irán, del que se retiró bajo la gestión de Trump. Entre los decretos figura cancelar la construcción de la muralla con México y restablecer la protección legal de una parte de los migrantes que había quedado sin efecto en el gobierno saliente y que estaban expuestos, por lo tanto, a una deportación. 
 Los anuncios de Biden no nos deben hacer perder de vista, sin embargo, la continuidad que plantea el gobierno demócrata con respecto a puntos centrales de gestión del magnate.

 China y guerra comercial

 Por lo pronto, la escalada con China no sólo va a continuar sino que está llamada a profundizarse.
 «Estamos en una competencia seria con China. La competencia estratégica con China es una característica definitoria del siglo XXI», remarcó la vocera presidencial, Jen Psaki, en su habitual conferencia de prensa diaria en la residencia oficial. «Pekín ahora -remarcó- desafía nuestra seguridad, prosperidad y valores de una forma significativa que requiere un nuevo enfoque de Estados Unidos. Esa es una de las razones por las que queremos abordar esto con paciencia estratégica, queremos realizar revisiones internas, queremos involucrarnos más con republicanos y demócratas en el Congreso y, lo que es más importante, queremos discutir esto con nuestros aliados» (La Nación, 25/1). 
 Una exacta medida de lo que está en juego lo da el hecho de que Biden debuta con un nuevo incidente militar con el gigante asiático. Los roces entre las dos potencias en el Mar de la China Meridional afloraron otra vez, luego de un ejercicio militar de Estados Unidos el fin de semana. El portaviones USS Theodore Roosevelt ingresó en la zona acompañado por tres buques de guerra para promover la «libertad de los mares», indicó el ejército. Se trata de una zona estratégica, pues allí circula gran parte del comercio en Asia y de Asia hacia Occidente. La presencia naval norteamericana pretende colocar un freno a la expansión china en la región. 
 El hombre elegido por Biden para llevar adelante las relaciones internacionales de Washington, Antony Blinken, dio una señal contundente días atrás en su audiencia de confirmación en el Senado, al afirmar que Trump había hecho lo correcto en «adoptar un enfoque más duro» hacia China. «Estoy muy en desacuerdo con la forma en que lo hizo en varias áreas, pero el principio básico fue el correcto, y creo que eso es realmente útil para nuestra política exterior», dijo Blinken. 
 El gobierno de Biden tiene pensando mantener el respaldo de Estados Unidos a Taiwán que brindó la administración de Trump, otro punto de tensión con China. Y Blinken también avaló la condena a las violaciones de derechos humanos en el gigante asiático contra los uigures, una minoría musulmana, sometidos a abusos en campos de concentración en el noroeste del país. La condena se hace extensiva a la cruzada represiva dictada por el gobierno chino contra Hong Kong. La preocupación por los «derechos humanos» es simplemente una cobertura para proceder a una ofensiva mayor en el plano económico, político y militar. El objetivo acariciado por el imperialismo es avanzar en la colonización de China y completar bajo su tutela el proceso de restauración capitalista aún inconcluso. 

 Rusia

 Lo mismo vale para el ex espacio soviético. Los demócratas venían realizando reproches a Trump por sus vínculos con Putin. Estas relaciones cordiales entre ambos mandatarios no habían disipado las sanciones económicas contra Rusia que datan desde la ocupación de Crimea. Pero ahora lo que se viene es un endurecimiento con Moscú. La Casa Blanca muy probablemente utilice la detención del opositor Alex Navalny y las protestas que ha desatado para avanzar en nuevas represalias y en un cerco militar. Por lo pronto, Biden nominó para encabezar la central de inteligencia norteamericana a William Burns, un ex embajador en Moscú que ha tenido un papel gravitante para limitar la influencia del Kremlin en Oriente Medio y el Norte de Africa durante la expansión de la Primavera Árabe hace una década. Una flamante alta funcionaria de asuntos políticos de la Cancillería, Victoria Nuland, que acaba de ser designada, fue una diplomática que colaboró política y financieramente con el levantamiento popular que volteó al gobierno pro-ruso del corrupto Viktor Yanukovich en Ucrania en 2014. 
 No nos olvidemos que en los papers del Pentágono figuran tanto Rusia como China como «enemigos estratégicos». Estamos frente a un política de Estado, que es patrimonio común de la burguesía norteamericana. Henry Kissinger ha advertido que, bajo el mandato de Trump entramos en una «guerra fría», y no descartó la emergencia de guerras calientes. Estamos hablando de conflictos locales pero con un alcance internacional. 
 Biden ha señalado que su propósito es devolverle a Estados Unidos su rol de liderazgo mundial, lo que es un eufemismo para señalar que apunta a un reforzamiento del lugar y la función de la primera potencia capitalista como gendarme mundial. Recordemos que los demócratas reprochaban a Trump ser demasiado tibio con China y, de un modo general, lo responsabilizan por el retroceso de Estados Unidos en su presencia militar en el mundo. El belicismo de los demócratas va más lejos que el del magnate. En este sentido, Biden ha sido una figura clave en alentar históricamente estas tendencias. En la guerra de Malvinas en 1982 a la salida de una reunión de la bancada demócrata con el secretario de Estado yanqui manifestó claramente: “es claro que el agresor es Argentina y es claro que Inglaterra tiene razón, y debería ser claro para todo el mundo a quién apoya Estados Unidos”. En el Congreso, donde viene jugando un rol prominente desde hace varias décadas, fue uno de los que fogoneó la intervención de Estados Unidos en los Balcanes en la década de 1990, la invasión de Afganistán en 2001, y la invasión de Irak en 2003. Es un entusiasta defensor del Estado de Israel y de sus gobiernos de turno responsables del genocidio del pueblo palestino. Como vicepresidente de Barack Obama, apoyó el aumento de la presencia militar en Afganistán, un golpe de Estado en Honduras en 2009 y la intervención en Siria y Libia. 
 Bajo una retórica de cooperación internacional, se viene un mayor intervencionismo y a esto no escapa América Latina. Viene al caso señalar que en la asunción de Biden estuvieron presentes los emisarios diplomáticos de Juan Guaidó, reafirmando que Estados Unidos reconoce al nombrado como presidente interino de Venezuela. La Casa Blanca va a continuar con sus conspiraciones y pugnar por el desplazamiento de Maduro. De un modo general, las banderas de los “derechos humanos” y la “corrupción” va a ser esgrimida para forzar a los gobiernos sudamericanos a un mayor alineamiento con Washington, de modo de reforzar su presencia en la región y apuntalar los negocios y los intereses del capital norteamericano a expensas de la propia burguesía local y de la creciente competencia china. 

 Perspectivas

 Si pasamos revista a quienes integran el elenco de colaboradores, vemos que el nuevo presidente se ha rodeado de halcones demócratas. Aunque se ha tratado de ensalzar la amplitud de Biden en las designaciones, que incluye mujeres y hasta descendientes de afroamericanos, eso no alcanza para disimular su filiación ultrarreaccionaria. Avril Haines, designada en el puesto de directora de Inteligencia nacional, defiende oficialmente a los agentes de la CIA contra las acusaciones de torturas a sospechosos durante la represión posterior al 11 de septiembre. Se encargó de elaborar la justificación legal de los asesinatos con drones cometidos por la administración Obama, donde ocupó el cargo de subdirectora de la Agencia Central de Inteligencia: la CIA. 
 La pretensión de Biden de devolverle su papel de liderazgo a Estados Unidos tropieza, sin embargo, con la decadencia histórica de ese país, que se potencia ahora con el salto de la bancarrota capitalista y de la pandemia que atraviesa una segunda ola. Más bien, en realidad, ni siquiera está en condiciones de volver al estadio previo al mandato de Trump. El escenario es muy diferente. La crisis mundial capitalista ha hecho su trabajo implacable de topo. En un marco de una economía mundial que ha entrado en una depresión, solo comparable con la del ’29, es muy difícil conciliar los intereses encontrados de las diferentes potencias y corporaciones rivales, en que la competencia se ha vuelto más salvaje y en la que se juega, en muchos casos, la sobrevivencia. En este marco, restablecer una alianza con sus socios occidentales, seriamente deteriorada bajo el mandato de Trump, está cuestionada. Las potencias europeas no están dispuestas a declinar de los compromisos que han anudado con China. Lo mismo vale para Japón. En ambos casos, han pasado a integrarse a alianzas lideradas por el gigante asiático, como el Banco asiático de Infraestructura e Inversión (BAII) del que forman parte los principales países de la Unión Europea o el bloque comercial RCEP recientemente conformado bajo iniciativa de Pekín y que incluye entre sus miembros a Japón. Por su parte, Estados Unidos no está en condiciones de ceder fácilmente en los condicionamientos dispuestos en los cuatro años de Trump contra corporaciones extranjeras. Por lo pronto, la administración demócrata mantiene las represalias de las empresas, fundamentalmente de origen europeo que hayan violado las sanciones comerciales impuestas por Washington contra Irán. 
 Pero, además, la política exterior está condicionada por la política interna. Mal puede Estados Unidos afianzar un papel de gendarme internacional si no tiene bajo control su frente interno y un disciplinamiento de las diferentes clases sociales a la autoridad del Estado, que es lo que hoy está trastocado en el escenario norteamericano. 
 Biden encabeza un transición turbulenta y debe lidiar con una enorme crisis social, económica y política, por un lado, y la sombra de una rebelión popular que sigue latente y que viene de estremecer los cimientos de la vida norteamericana, por el otro. 
 Es una ilusión infundada asignarle a Biden un cambio progresista en la política exterior. Esta advertencia vale para los nacionalistas y populares y el progresismo latinoamericano, que abrigan expectativas en un trato más amigable o al menos una atenuación de la presión de Washington. El gobierno demócrata está llamado a acentuar los condicionamientos leoninos en la deuda y el sometimiento semicolonial. Las contradicciones y escollos que vayan surgiendo en la implementación de la política yanqui, deben ser aprovechados para reforzar y profundizar la lucha anti-imperialista de los pueblos latinoamericanos en vistas a conquistar la liberación nacional y social, que tiene que asumir un carácter continental. El mejor aliado que tienen los explotados de la región son los trabajadores y la juventud estadounidense, que ha sido la gran protagonista de la rebelión del año pasado y que está socavando el poder imperialista dentro de sus propias fronteras.

 Pablo Heller

BlackRock desarrolla el mercado “privado” de la vacuna contra el Covid


En los últimos días, el diario brasileño Folha de Sao Paulo ha divulgado unas informaciones por demás significativas en relación a las tratativas entre el laboratorio Astra Zeneca, el gobierno Bolsonaro y diversos grupos capitalistas que operan en ese país. El objetivo de estas negociaciones es articular un abastecimiento “directo” (privado) de la vacuna contra el Covid 19 entre ese laboratorio y empresas brasileñas, que así podrían inmunizar a su personal sin esperar el turno de los listados oficiales. El acuerdo, según Folha, tendría la bendición y el interés del gobierno Bolsonaro. De la cifra que estaría en danza -33 millones de vacunas- la mitad sería entregada gratuitamente al Sistema Único de Salud de ese país. Para Astra Zeneca, ese “regalo” sería generosamente recompensado por la colocación de la otra mitad de las vacunas a empresas privadas, y al exorbitante valor de 24 dólares la dosis. 
 A pesar de la profusión de datos tan precisos sobre los términos del acuerdo, un comunicado de Astra Zeneca negó la versión. La desmentida se limita a señalar que “por el momento, todas las vacunas están disponibles a través de acuerdos con gobiernos y organizaciones multilaterales”. El laboratorio no rechaza la posibilidad de acuerdo privado, sólo señala que por ahora debería priorizar los contratos ya firmados. Pero en estas mismas horas, ese laboratorio está bajo la picota de todas las potencias europeas (con la excepción de su “cuna” inglesa), justamente por el incumplimiento de sus acuerdos de abastecimiento. Las prioridades de entrega de vacunas por parte de los laboratorios internacionales son un secreto celosamente guardado por ellos. 
 Mientras Astra “desmentía”, en Brasil se está gestando un lobby feroz en favor de este acuerdo público-privado de vacunas. La misma “Folha” nos informa de una reunión de 120 empresarios de la construcción pidiendo la provisión privada de la vacuna, y lo mismo ocurrió con la Asociación de las patronales textiles. 

 BlackRock 

En el escenario de estas negociaciones en Brasil, tiene un papel protagónico el fondo internacional BlackRock, el segundo accionista de Astra Zeneca (y también de Pfizer). Las empresas privadas interesadas en el abastecimiento “directo” informaron al diario brasileño que “los 33 millones de dosis pertenecían a BlackRock y no a Astra” (26/1). Por esa razón, las negociaciones por el abastecimiento de la vacuna tienen lugar con el fondo de inversión, y sin intervención del laboratorio. Ocurre que “el fondo arregló con la farmacéutica que recibiría lotes (de la vacuna) a cambio de sus inversiones para producción” (id). O sea que BlackRock seguiría con Astra (y seguramente también con Pfizer) la misma conducta de los Estados capitalistas que cedieron recursos públicos a los laboratorios, y que hoy se encuentran acaparando el 90% de las vacunas producidas. Entre las empresas mencionadas por Folha en la “lista de BlackRock”, o sea, de receptores privilegiados de la vacuna, se encuentra el Banco Santander de Brasil, que también tiene a BlackRock inserto en su grilla de accionistas. La lógica del abastecimiento “directo” o privado pude adivinarse fácilmente: las empresas con personal vacunado podrían presentar un horizonte inmediato sin ausentismo ni interrupciones productivas, y por esa vía ganar terreno frente a sus competidores, al menos, en los paneles de la especulación bursátil. 

 Vacuna privada, barbarie social 

Cuando Astra Zeneca anunció el desarrollo comercial de su vacuna, informó también que ofrecería precios promocionales a los Estados “mientras dure la pandemia”. Pero al mismo tiempo, el laboratorio se autoatribuyó la facultad de decretar el fin de la pandemia para julio de 2021. A la luz de los alevosos retrasos en que está incurriendo Astra –incluso para la provisión en la Unión Europea, es evidente que julio está “a la vuelta de la esquina”. Mientras la llegada de la vacuna a las grandes masas se dilata, los laboratorios –y los fondos de inversión que los controlan- preparan el desarrollo de un lucrativo mercado privado, donde la provisión selectiva será un arma de lucha feroz entre las potencias y corporaciones capitalistas. 
 La sobrevivencia de BlackRock, Vanguard, Fidelity y otros exigen la indefensión y la muerte para la mayoría de la población mundial. La declaración de todas las vacunas como bien público, la abolición del derecho de patentes y el derecho de todos los países a acceder a sus fórmulas y procedimientos de fabricación es una lucha crucial para poner fin a la barbarie que están perpetrando los estados y sus monopolios asociados. 

 Marcelo Ramal 
 27/01/2021

sábado, 23 de enero de 2021

Sobre los nuevos términos y condiciones de WhatsApp


Un avance contra la privacidad 

 El lunes 8 de enero WhatsApp anunció una actualización de su política de privacidad y términos. Esta actualización (que excluye a los residentes europeos) amplía la forma en la que la plataforma compartirá los datos de los usuarios con Facebook y con el resto de las aplicaciones de su propiedad, como Instagram o Messenger. 
 En los términos y condiciones, se habla de una nueva forma de usar WhatsApp para que tus datos, mensajes, contactos, ubicación (y un largo etcétera que veremos más abajo) puedan ser usados para mejorar el algoritmo del que Facebook se vale para comercializar productos. 
 «Exploraremos maneras para que tú y diferentes empresas puedan comunicarse usando WhatsApp, por ejemplo con información de pedidos, transacciones y citas; notificaciones de entrega y envío; actualizaciones de producto y servicio; y marketing en general… 
Es posible que recibas información sobre el estado de un vuelo próximo, un recibo de un artículo que compraste o una notificación sobre una entrega realizada. Los mensajes que posiblemente recibas con contenido de marketing pueden incluir ofertas sobre productos o servicios que podrían interesarte». 
 Para esto, la plataforma empezará a recopilar información que se distingue entre datos que se proporcionan desde tu cuenta, los datos de tu actividad que se recopilan automáticamente e información de terceros. 
 Entre los datos de la cuenta que «aceptamos compartir» se incluyen nuestro número de teléfono, nuestros grupos, historial de conexiones, listas de difusión, nombres y fotos de perfil también de nuestros contactos. 
 En cuanto a la información que WhatsApp recopila automáticamente de nuestra actividad se incluye: información sobre la forma en que se usa y se interactúa con otros usuarios a través de los servicios de Facebook, información sobre transacciones como recibos de pagos, incluidos los de las tiendas de aplicaciones o terceros que procesen tu pago; información sobre tu dispositivo como el modelo, el sistema operativo, navegador, red móvil y la IP (y con esto tu ubicación); información sobre las «Cookies», que es la información que se guarda en tu dispositivo al navegar en internet; información sobre tu estado, es decir, cuando estás en línea, tu última conexión o incluso cuándo modificaste por última vez tu mensaje de estado. 
 Sobre la información de terceros, hay 3 puntos: la información que otros usuarios proporcionan sobre nosotros cuando utilizan los servicios de Facebook. La información que proporcionamos a sus «proveedores externos» para recopilar información de mapas o procesos de pagos. «Estos proveedores externos pueden proporcionarnos información sobre ti en ciertas circunstancias; por ejemplo, las tiendas de aplicaciones pueden enviarnos informes que nos ayudan a diagnosticar y solucionar problemas con el servicio.». Y por último, la información que reciben de nosotros los llamados Servicios de terceros: «si usas el botón de Compartir en WhatsApp en un servicio de noticias para compartir un artículo con tus contactos, grupos o listas de difusión de WhatsApp en nuestros Servicios, o si decides acceder a nuestros Servicios por medio de la promoción de un operador de telefonía móvil o de un proveedor de dispositivos móviles.» O por ejemplo «si usas un servicio de copia de seguridad de datos integrado con nuestros Servicios (como iCloud o Google Drive), recibirán información sobre lo que compartes con ellos». 
 Con respecto a la privacidad de los chats, si bien se aclara que mantienen el llamado cifrado de extremo a extremo (desde que salen hasta que llegan), la plataforma guarda en sus servidores todos los mensajes hasta el momento en que son recibidos, luego de eso se eliminan. Aún así, en sus términos dicen que «Facebook no usará tus mensajes de WhatsApp para ningún otro propósito que no sea el de asistirnos en operar y proveer nuestros Servicios». 
 Muchas voces se levantaron en críticas contra esta decisión de la app. Personalidades como el fundador de Tesla, Elon Musk, y Jack Dorsey, cofundador de Twitter salieron al cruce y respaldaron abiertamente a Signal. De hecho, tras los dichos de Musk las acciones de Signal se dispararon un 500%. Incluso, la compañía de análisis de datos Sensor Tower reportó que más de 100.000 usuarios instalaron Signal, mientras que Telegram registró casi 2,2 millones de descargas, según la agencia de noticias británica Reuters. Mientras que las descargas de WhatsApp cayeron un 11% en los primeros siete días de 2021 en comparación con la semana anterior, de acuerdo a Sensor Tower. 
 El éxodo hacia aplicaciones alternativas gira en torno a un concepto que empieza a ponerse de moda: el cifrado o encriptación de los mensajes, que es un método que convierte los datos en una forma ininteligible. Pero en términos generales, la diferencia entre WhatsApp y sus competidores es que tanto Signal como Telegram no pertenecen (por ahora) a ninguna corporación, es decir que cualquier información que pueda obtener no interactúa con Messenger, Facebook o Instagram.

 ¿Qué es Signal? 

Fundada por Moxie Marlinspike y Brian Acton (cofundador de Whatsapp) en 2018, el objetivo de Signal es proporcionar a sus usuarios una aplicación de mensajería completamente encriptada. La aplicación es de código abierto y, de hecho, WhatsApp actualmente utiliza el protocolo de cifrado de extremo a extremo de Signal. 
 El historial de chat de la aplicación se almacena en el dispositivo del usuario en lugar de, como con WhatsApp, en un servidor en la nube específico de la aplicación.
 Signal también permite establecer un PIN de bloqueo de registro, que ayuda a los usuarios a proteger la información de perfil privado. Este número también se puede utilizar para recuperar perfiles, configuraciones, contactos si un usuario pierde el dispositivo o cambia a uno nuevo. 
 Además de cifrar los mensajes, el servicio de Signal oculta otra pieza importante de metadatos: quién envía mensajes a quién. A través de la función de ‘remitente sellado’, la aplicación oculta los detalles del remitente y el destinatario.

 ¿Y Telegram? 

La aplicación de mensajería consta de dos capas de cifrado seguro. El cifrado servidor-cliente se utiliza en los chats en la nube (chats privados y grupales), mientras que los chats secretos de la plataforma utilizan una capa adicional de cifrado cliente-cliente.
 Telegram usa una combinación de AES de 256 bits, RSA de 2048 bits e intercambio de claves Diffie-Hellman y además introdujo hace poco la posibilidad de borrar unilateralmente todo el historial de mensajes que se tiene con una persona sin dejar rastro. Estos «chats secretos» que utilizan cifrado extremo atraen a cada vez más usuarios a la aplicación. Tampoco pueden ser reenviados a otro chat y se puede activar la autodestrucción de mensajes. 

¿Nuestros datos y mensajes están realmente seguros en las empresas capitalistas?

 Está claro que los términos y condiciones de las empresas se actualizan en función de intereses privados y de ésto tampoco están exentas Telegram, Signal ni ninguna empresa capitalista. El desarrollo tecnológico de las plataformas bajo el capitalismo puede encontrar formas ingeniosas de proteger nuestra privacidad frente a los casos como WhatsApp, pero aún así, cuanto más seguras son las plataformas de mensajería, más tienden a monopolizar la oferta de medios de comunicación y el valor de la información que pueda almacenar se eleva y cae en la venta de datos debido a la presión ejercida por los mercados bajo la necesidad del capitalismo de mercantilizar nuestros gustos y preferencias y datos privados para el lucro privado.
 Para navegar o comunicarnos con privacidad real, sin que nuestra actividad sea vigilada y comercializada, no basta con encontrar una alternativa temporal sino con expropiar los medios bajo el control popular y bajo una economía planificada en función de los intereses populares. 

 Fede Eiguer, Juan Vigs 
Equipo de desarrollo web

jueves, 21 de enero de 2021

LUC a la luz de la dialéctica de CONTENIDO y FORMA


Cuando algunos amigos, compañeros y también camaradas hacen mención a: 
 CONTENIDO - FORMA 
 ¿Lo están planteando bien o lo hacen como recurso en la polémica?
 En mi opinión y luego de verlo en reiteración sistemática, en general vinculado a un debate de redes sociales que hace a la LUC, debo señalar que no. Esta mal formulado y por cierto la utilización sin fundamento o conocimiento de la categoría, CONTENIDO - FORMA, es un despropósito.
 Las categorías de "contenido y forma" reflejan aspectos y relaciones particulares y generales de los objetos, fenómenos y procesos de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento.
 Cualquier objeto, fenómeno de la realidad existe simultáneamente como "contenido" determinado y como "forma". 
 El contenido es el conjunto de los momentos, de los elementos de unos u otros objetos, fenómeno y proceso de la realidad. 
 Lenin en resumen de la obra de Hegel "La ciencia de la lógica" (...)
 "La idea de contenido como totalidad, como conjunto de todos los momentos de los objetos y fenómenos de la realidad. La forma es el modo de existencia, el modo de desarrollo, la expresión del contenido" 
 Este es un ejemplo común y fácil de entender, está en los manuales: 
 "Las fuerzas productivas son el contenido del modo de producción y las relaciones de producción, su forma". Contenido y forma guardan relación dialéctica y expresan una contradicción. 

 La dialéctica del contenido y la forma.

 Hablar de dialéctica del contenido y de la forma. 
 La dialéctica del contenido y la forma no solo guarda relación dinámica, es más, es también de transformación recíproca. Lo que en unas condiciones es contenido, en otras condiciones puede ser forma y a la inversa.
 En la historia de la sociedad , las relaciones de producción son la forma del desarrollo de las fuerzas productivas y esas mismas relaciones de producción que constituyen la base material o estructura, son contenido respecto a la superestructura. En este y en todos los casos es preciso un enfoque histórico concreto.
 La LUC en su forma, lleva implícito y explícito en sus artículos, el contenido, el contenido es el todo. Su alteración o derogación de los artículos fundamentales, modifica el contenido y por tanto su forma. 
 El "izquierdismo" autoproclamado comunista, no entiende la dialéctica, la lógica dialéctica y por lo mismo su postura es dogmática y ahistorica. En síntesis, es anti dialéctica, es un pensamiento petrificado y desentendido de la realidad, de lo concreto.

 Osbaldo Zuñiga

martes, 19 de enero de 2021

China en su laberinto


Entre la apertura, la intervención estatal y el default empresario. 

 La esperanza de una recuperación de la economía mundial se concentra crecientemente en China. Algunos pronósticos hablan de que en 2021 podría crecer hasta un 9 por ciento, pero esto es vidrioso y tiende a ocultar los escollos y contradicciones que se vienen abriendo paso en el país asiático. Recordemos que en la crisis financiera de 2008, China ofició de locomotora, contrarrestando la recesión mundial cuyo corazón estaba en las grandes metrópolis imperialistas, empezando por Estados Unidos. Hubo grandes expectativas de que incluso China tenía la capacidad de sacar la economía mundial de la crisis. En lugar de ello, el gigante asiático terminó siendo arrastrado por ella. Ya antes de que estallara el coronavirus, China venía sufriendo una brusca desaceleración. Habían quedado atrás las tasas de dos dígitos y el país asiático estaba creciendo por debajo del 6%, habiendo quienes sostenían que la tasa real era más baja. E incluso este crecimiento más débil había sido sostenido por un endeudamiento de carácter explosivo. La deuda china asciende en la actualidad a casi el 300 por ciento del PBI. De modo tal que China ingresa en esta nueva crisis en una situación más endeble y con menor margen de maniobra que en el pasado y en esa medida, no está en condiciones de cumplir el mismo rol que jugó doce años antes. 

 Incumplimientos

 Los medios de comunicación no le han dado la transcendencia que se merecía a una sucesión de incumplimientos de pago al final del año en los préstamos de empresas que se pensaba que tenían el respaldo del Estado. Esto que pasó relativamente inadvertido; sin embargo, estremeció el mercado financiero chino y disparó la inquietud de los grandes operadores internacionales.
.Según la consultora Mitch Ratings, las empresas estatales incumplieron un récord de 6.100 millones de yuanes en bonos entre enero y octubre, una cantidad igual a la de los dos años anteriores juntos. Pero en noviembre, los problemas empeoraron significativamente, con incumplimientos de tres grandes empresas.
 La primera señal de problemas más profundos apareció el mes pasado, cuando la empresa estatal de carbón Yongcheng Coal and Electricity Holding Group, ubicada en el centro de China, dejó de pagar un bono por valor de 152 millones de yuanes. 
 Dos semanas después, el grupo estatal de tecnología de alto perfil, Tsinghua Unigroup, dijo que no cumpliría con un bono nacional por el equivalente a 199 millones de yuanes. 
La semana pasada la compañía anunció que no esperaba pagar intereses o capital en bonos de 450 millones de yuanes. Esto también provocaría incumplimientos cruzados en otros 2.000 millones de yuanes en bonos que vencen entre 2021 y 2028. Tsinghua Unigroup es una firma importante en la fabricación local de semiconductores, una de las apuestas de China, que busca desembarazarse de la dependencia que tiene en el área con las metrópolis capitalistas. Es propiedad mayoritaria de la Universidad de Tsinghua, una de las instituciones académicas más prestigiosas de China y cuenta con el respaldo del gobierno. Otro incumplimiento ocurrido en el cierre de 2020 corresponde a la firma respaldada por el Estado Brilliance Auto Holdings, que está ligada a la gran empresa alemana de automóviles BMW.  Esto representa un giro en la política del gobierno chino, que venía socorriendo a las empresas en apuro, en particular, aquellas más vinculadas al Estado. El interrogante que se ha abierto es hasta qué punto el Estado chino está dispuesto a dejar abandonadas a su suerte a las empresas con dificultades. La necesidad de cerrar el grifo es una cuestión que en particular en los últimos años está en la agenda de discusión de las autoridades chinas ante el hecho del crecimiento monumental de la deuda y el riesgo que esto representa en el sistema financiero, que viene otorgando préstamos de dudosa cobrabilidad. El temor fundado del gobierno, para dar ese paso, era el escenario de cierres y quiebras que este corte podría desencadenar y sus efectos sociales, con cierres y despidos masivos.
 Tras los impagos nombrados, el viceprimer ministro chino Lie He advirtió a las empresas que Pekín adoptaría un enfoque de «tolerancia cero» frente a la falta de cumplimiento de los compromisos asumidos. Importa señalar las repercusiones que la nueva política oficial podría tener, con más razón si tenemos presente que del total del endeudamiento corporativo las empresas estatales representan más de la mitad. Por lo pronto, una veintena de empresas chinas suspendieron los planes de nuevas emisiones de deuda por un total de 2.400 millones de yuanes. 
 El remedio, sin embargo, puede terminar siendo peor que la enfermedad. El hecho de que las empresas pierdan las garantías del Estado aumentará muy probablemente las dificultades para conseguir préstamos o un sensible encarecimiento de su costo, hasta el extremo de hacerlos prohibitivos. Incrementará la reticencia de las propias entidades crediticias a prestar a sus antiguos clientes. Este escenario potencia los riesgos de default, no solo de las empresas afectadas sino del propio sistema financiero, cuya cartera de préstamos está compuesta de este universo de firmas estatales. Es oportuno tener presente que un parte creciente de los préstamos tienen como propósito cancelar viejas deudas. 

 Sobreproducción 

 Pero mas allá de ello, una cuestión tanto o más importante es que las medidas de estímulo no están generando los incrementos del PBI como lo hicieron en el pasado, por lo que la carga de la deuda en la economía se hace cada vez mayor. China tropieza con la crisis de sobreproducción que atraviesa al conjunto de la economía capitalista, empezando en primer lugar por las grandes potencias. El país asiático enfrenta una capacidad sobrante en franjas enteras de la actividad económica, como la producción de acero, carbón o aluminio. Este sobrante se ha acentuado con la recesión en curso y la paralización económica provocada por la pandemia. El gigante asiático no puede escapar a las tendencias disolventes de la bancarrota capitalista y no cuenta con los mismos recursos que en el pasado puso para contrarrestarla.
 Los problemas de deuda no se limitan a las grandes empresas. Moody’s Investor Services, que hace un seguimiento de la deuda de gobiernos locales en China, emitió un informe a principios de este mes poniendo una «perspectiva negativa» para la deuda del gobierno local y regional para el próximo año. Tengamos presente que los gobiernos han debido recurrir a un mercado paralelo de financiamiento, los llamados bancos en la sombra y todo indicaría que las tensiones e incluso la amenaza de default estarían creciendo, pues los gobiernos locales no estarían en condiciones de generar suficientes ingresos para cubrir los reembolsos de la deuda. 

 Idas y vueltas 

 La crisis mundial ha acentuado las contradicciones de la burocracia dirigente china, que oscila entre adaptarse a las exigencias de una mayor apertura económica y a las leyes de mercado, por un lado, y recurrir al intervencionismo estatal para pilotear un descalabro económico y evitar que la situación social se desmadre, por el otro. Sin ir más lejos, estas idas y vueltas han quedado expuestas esta última semana en que China acaba de suscribir un acuerdo de libre comercio con Europa en que flexibiliza el proteccionismo económico reinante, permitiendo la radicación de empresas europeas, reconociéndoles una participación mayoritaria en esferas de la economía (hasta ahora solo se podía poseer hasta un 49 por ciento del paquete accionario). 
 Pero, simultáneamente con ello, se han reforzado los controles y el intervencionismo sobre la actividad privada. La desaparición del fundador de una de las corporaciones líderes (Alibaba, una réplica china de Amazon), Jack Ma, de la vista pública en los últimos dos meses, provocó una catarata de especulaciones en las redes sociales sobre su paradero, que se da en medio de una nueva legislación de regulación de los monopolios e injerencia del PCCh en la vida y funcionamiento de las empresas privadas. Otras grandes empresas, como JD Digits, Tencent, Baidu y Lufax reestructuraron y restringieron su operatoria para evitar represalias. Las tensiones con la burguesía china han ido en aumento. 
 El PC chino ha buscado tener una intervención más activa en las decisiones de negocios. Que podrían llegar hasta el extremo de una disolución de grupos económicos y el traspaso de su patrimonio al Estado. Lo de Jack Ma no es un caso aislado. El gobierno chino viene apelando a la persecución directa, encarcelamiento y a la desaparición de prominentes hombres de negocios de la floreciente burguesía china. 
 Esto corrobora que la burguesía todavía no ha logrado consolidarse como clase dirigente. Sigue oficiando de segundo violín en un escenario en que el Estado chino sigue concentrando las principales decisiones del país. Este hecho da cuenta -como venimos sosteniendo desde las páginas de Prensa Obrera y en los análisis que el Partido Obrero viene realizando- del carácter inconcluso de la restauración capitalista. La intervención creciente del Estado chino, que como vimos, coexiste con la apertura de la economía, tiene como propósito salvar la restauración capitalista -de ningún modo está dirigida a suprimirla. Pero ese arbitraje excepcional del Estado, contradictoriamente, es una fuente de choques con el gran capital internacional y con la propia burguesía china que creció a la sombra y bajo la protección de la élite dirigente oficial. La crisis china es un componente cada vez más gravitante de la crisis mundial capitalista. A las contradicciones explosivas de la economía mundial capitalista se le unen las propias del gigante asiático. Ingresamos en un escenario convulsivo de la historia china, cuyo desenlace estará signado, como ya ocurrió en el pasado, por la lucha de clases nacional e internacional. 

 Pablo Heller

lunes, 18 de enero de 2021

Absolución política del golpe de Trump y militarización del país


Los diarios de hoy dan cuenta de investigaciones del FBI que aseguran que los asaltantes del Capitolio de EEUU, el pasado 6 de enero, tenían entre sus propósitos el secuestro y/o asesinato de legisladores, incluso del vicepresidente Pence. El asalto en cuestión, recordemos, fue patrocinado por el presidente en ejercicio, Donald Trump. Concluir de estas revelaciones que la finalidad de la operación era postergar la certificación de la victoria de Biden, por parte del Congreso, se ha convertido en un eufemismo. En el golpe de hace seis días están involucrados sectores de la Policía, de las Guardias Nacionales y de las Fuerzas Armadas; las instalaciones del Congreso se convirtieron, en forma premeditada, en tierra de nadie. La trama de la acción golpista nunca se conocerá en profundidad en razón del involucramiento de una parte nada intrascendente del aparato estatal. El toque de queda en la capital del país, Washington, tuvo que ser declarado por la intendenta del distrito, ante la vacancia de cualquier otra autoridad. Es claro, en definitiva, que Trump no perdió el tiempo, en sus cuatro años de mandato, para organizar una fuerza de milicia. Cuando se votó en la Cámara de Representantes la apertura del juicio político a Trump, sólo desertaron diez sobre 150 diputados del bloque republicano. En la composición actual del Senado, no se reúnen los dos tercios para destituir al presidente golpista. Trump terminará su mandato – constitucionalmente.
 Lo que emerge de aquí es esto: con independencia del destino político-personal de Trump, su mantenimiento en el cargo es una absolución política del golpe. La responsabilidad de esta absolución corre enteramente por cuenta del partido demócrata, el poder judicial y la Corte Suprema, y el alto mando militar que se había pronunciado contra Trump en varias ocasiones. En nombre del pasaje ‘pacífico’ y ‘ordenado’ del mando, se ha evitado una cirujía mayor en el aparato del estado, y naturalmente un llamado a la movilización de masas. En esto consiste el éxito de un golpe que ha fracasado. La izquierda norteamericana no aprovechó la ocasión para ocupar el escenario político con llamados a la calle y a huelgas, incluso después de las grandes movilizaciones del movimiento Black Life Matters. Cuando una caracterización política, en este caso la que asegura que no hubo golpe, no desprende una línea de acción, ello significa que, concretamente, es equivocada. El partido demócrata, quienes en la izquierda van a su rastra y la izquierda neutral (“gracias, no fumo”) se han valido del golpe de Trump, que sin embargo niegan que sea tal, para asestar un golpe a las masas, a las que convocan a no arruinar el cambio ‘civilizado’ del mando presidencial. 
 Pero ese cambio no será ni tan civilizado, ni menos aún pacifico. Trump no asistirá a la ceremonia correspondiente, lo que deja plantada una posición de beligerancia y potencialmente de guerra civil, donde no importa si él será quien la encabece, porque después de todo ya es un hombre grande y con morbilidades. Washington ha sido militarizada – una tropa de 20 mil soldados se hará cargo del cuidado del Congreso. Pero otro tanto ocurrirá en los otros 51 estados. En algunos casos bajo el toque de queda fomal, en otros de hecho. No ha habido golpe, se dice, pero se ha recurrido a la institución más clásica del estado de excepción, que es el estado de sitio. ¿Existe alguna evidencia más concreta que esta de debilidad política? Hace cuatro años, Trump se jactó, mentirosamente, de que habría reunido a la mayor multitud de la historia en el acto público de celebración de asunción de la Presidencia. Biden, suponemos, no renunciará a su propio acto público, pero no lo hace en un marco de libertad sino de intimidación. Si se produjera una asistencia extraordinaria de gente, estaríamos ante una movilización popular tardía, bajo la tutela política del jefe del imperialismo mundial. La izquierda habría perdido su momento, como de costumbre. 
 El planteo de que no hubo golpe porque no se encuentran reunidas las condiciones para su éxito -uno de los argumentos democratizantes -, es una falacia histórica y lógica. De ser cierta esa tesis no habría habido nunca golpes fracasados, que en realidad son cien veces más numerosos que los exitosos. De otro lado, la madurez de las condiciones para un golpe deben verificarse en la práctica, por eso los golpes y las revoluciones también, tienen sus respectivos “ensayos generales”.
 El otro planteo, vinculado a este, de que la burguesía está unida en torno a Biden, es redondamente falso. Se trata de un frente único ocasional y contradictorio. La burguesía se encuentra en un impasse sin precedentes, como la sociedad de la que abreva; atribuirle a Biden ‘un plan maestro’ y un retorno a ‘la normalidad’, sólo puede ser producto de la ignorancia. El escenario internacional del ‘fin de la historia’, después de la disolución de la URSS, no existe más. Desde las crisis que arrancaron en 1997 (precedidas por el gran derrumbe de Wall Street, en 1987 – 25% de caída en un día), cada ciclo capitalista es más severo en su fase de derrumbe, y nunca alcanza un nivel de desarrollo más alto de las fuerzas productivas, como lo demuestra el abismo creciente entre ‘ahorro’ e ‘inversión’, de un lado, y la formación consecuente de una capital ficticio descomunal, del otro. Incluso en una formación capitalista ‘sui generis’ como China, ha habido un desarrollo fenomenal del capital ficticio (endeudamiento), históricamente prematuro. La izquierda democratizante ha pasado del cretinismo anti-catástrófico a la tesis del retorno a ‘la normalidad’. 
 El llamado a la lucha contra el golpe, desde un posición obrera y socialista, ha sido sustuido por la izquierda, en esta crisis, por la convocatoria a formar un partido independiente del bi-partidismo. Mirado con atención, estamos ante un planteo de rescate del régimen político norteamericano en desintegración. Ocurre que está dirigido a un movimiento de izquierda que protagoniza la pequeña burguesía, que en parte se ha metido en el partido demócrata y ha conquistado numerosos legisladores, y en parte hace seguidismo desde afuera del aparato demócrata oficial. En estos términos, el palnteo de una alternativa independiente no constituye una transición política al partido obrero y al partido revolucionario. Las filas de la izquierda pequeño burguesa se inflan y desinflan con llamativa facilidad – es lo que ha ocurrido con los Socialistas Democŕaticos, cuando impulsó la candidatura del indepediente Bernie Sanders, quien acabo apoyando a Biden. Lex, el columnista ‘premium’ del Financial Times, acaba de advertir un proceso de sindicalización en Estados Unidos y Gran Bretaña, incluida la formación de sindicatos nuevos en los servicios y en las grandes empresas de tecnología. Es necesario dirigirse a este ‘auditorio’ que lucha y se organiza, para conseguir plantar un partido obrero en los Estados Unidos. 

 Jorge Altamira 
 16/01/2021

domingo, 17 de enero de 2021

El periodismo y la CIA


Cacerolazos contra Bolsonaro

El viernes se produjeron cacerolazos en la mayoría de las ciudades de Brasil para pedir la renuncia de Jair Bolsonaro debido al fracaso de su gestión frente a la pandemia de Covid-19 que azota al país. Brasil se encuentra en el podio de los países más afectados, pero a pesar de ello todavía no comenzó el plan de vacunación. Bolsonaro anunció un nuevo atraso para la vacunación mientras una nueva cepa del virus está haciendo estragos en Manaos, la capital del estado de Amazonas, cuyo servicio sanitario se encuentra completamente colapsado. Las desesperantes imágenes de médicos y pacientes disputándose los tubos de oxígeno para los pacientes críticos recorrieron el mundo. Los “panelazos” fueron verdaderamente masivos, según la prensa brasileña. Luego del cacerolazo, Bolsonaro dijo “Sólo Dios me sacará del cargo”. En el congreso brasileño se acumulan ya más de 60 pedidos de juicio político en su contra. 
 Las cacerolas se hicieron escuchar bajo gritos de “Fuera Bolsonaro”, “Bolsonaro genocida” y “Vacuna ya”, en las ciudades más importantes del país, como San Pablo, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Porto Alegre, Curitiba, Florianópolis, Salvador, Recife, Fortaleza, Maceió y Sao Luiz, entre otras (Infobae, 16/1). Los cacerolazos los había protagonizado apenas la oposición izquierdista en marzo, cuando el presidente ponía en duda la existencia de una pandemia. Los de este viernes fueron masivos (Télam, 16/1).
 El retraso de la llegada de la vacuna de India, el colapso en Amazonas, el negacionismo de Bolsonaro, la economía en bancarrota, un militar designado como ministro que no entiende nada de salud pública y el agravamiento de la crisis del sistema sanitario (desmantelamiento de hospitales públicos y de campaña, retiro de recursos sanitarios, falta de previsión, centralización de los recursos públicos y privados, etc), desató la jornada de cacerolazos y movilizaciones en el país. En 2020, se entregó al Sistema Único de Salud una asignación equivalente a R $ 185 mil millones, y en el presupuesto de 2021, el SUS ahora tiene solo R $ 123 mil millones (brasil247, 16/1). El gobierno viene sosteniendo que la pandemia está “cerca de terminar”. 

 Crisis política 

La gestión capitalista de la crisis sanitaria está generando una enorme crisis de poder en Brasil. Cinco partidos de la oposición presentaron un pedido de juicio político contra Bolsonaro por considerar que cometió una serie de delitos de gestión que derivó en un “caos humanitario” (Manaos), por la falta de oxígeno para sus pacientes en los hospitales. Este caos está extendiéndose hacia todo el país y las principales ciudades. 
 La izquierda tuvo mucha presencia por redes en la convocatoria, pero incluso algunos sectores de derecha se sumaron al cacerolazo, tratando de sacar rédito del rechazo popular a Bolsonaro. Es el caso del gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, y del popular presentador de televisión Luciano Huck, considerados como posibles rivales de Bolsonaro en las elecciones presidenciales. También convocaron los movimientos “Vem pra rua” (Ven a la calle) y MBL (Movimiento Brasil Libre), agitadores de las movilizaciones contra Dilma Rousseff en 2013. 
 Los pedidos de renuncia en el cacerolazo estuvieron precedidos por una declaración del presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, que redujo el ímpetu de la oposición que busca un juicio político. Debido a su cargo, Maia tiene la llave para habilitar el proceso de impeachment y señaló que el proceso de destitución es algo “para discutir en el futuro” (Télam, 16/1). Aunque Bolsonaro cuenta con un acuerdo político con el corrupto “Centrao” -ese enjambre de diputados ´centristas´, provenientes de diversos partidos, que actúa como fiel en la cámara y anudan acuerdos con el mejor postor-, este tipo de manifestaciones del descontento popular pueden poner al conjunto de estos acuerdos espurios y al régimen todo bajo una presión insostenible. 
 En las últimas 24 horas hubo en Brasil 68.138 nuevos contagios y 1.131 víctimas del Covid-19, lo que elevó el total a 208.291 el número de decesos. Los registros oficiales indican una escalada de 51% más de infecciones y 37% de fallecimientos respecto al promedio de hace dos semanas atrás. El total de infectados desde el inicio de la pandemia superó largamente los 8 millones de personas. 
 Para un país de 210 millones de habitantes, hay sólo 6 millones de vacunas confirmadas y todavía no hay fecha cierta para comenzar la vacunación. 

 Emiliano Monge 
 16/01/2021

sábado, 16 de enero de 2021

Imperativos categóricos burgueses


De por qué el habla petulante de los oligarcas y el origen de su violencia léxica 

 No se requiere un gran esfuerzo para identificar al autoritarismo ideológico burgués. Basta y sobra con exhibirles sus contradicciones y aparecerá, volcánica, una verborrea pagada de sí y exultante en argumentos de baja estofa pero escupidos con gran confianza y seguridad. Todo ello con tonito didáctico y cierta benevolencia dulzona propia de aquellos que se compadecen de los seres inferiores y los conducen con “mano firme”, y generosa, por el sendero de sus “razonamientos” univalentes, frecuentemente improbables y siempre autoritarios. Infernal y nauseabundo producto ideológico burgués que nos acecha a diario. Hay que oír a Claudio X. González y sus secuaces empresarios travestidos como “políticos” (dicen). Es metástasis de la corrupción, el perfil demagógico de empresarios que, “metidos en política”, adoptan vociferaciones mesiánicas. Y las propagan por todos sus “medios”. 
 Operan como “predicadores” dispuestos a dar por verdad categórica los eslóganes que memorizan en cualquier almanaque de ferretería. Y a fuerza de repetir, con aires de grandeza, su colección de palabrerío inflamado, llegan a creerse “inteligentes”. Algunos, incluso, secuestran academias y organizaciones donde se hacen acompañar por trotamundos demagogos iguales a ellos. Ostentan títulos académicos y se premian entre sí y con frecuencia. Se creen “autoridades”. 
 Uno reconoce esos soberbios cuando los mira manotear, desesperadamente, cualquier sofisma que sirva para no admitir sus equivocaciones. Encaramados en el reino de las verdades auto-conferidas, no conciben un milímetro de autocrítica y menos aún la posibilidad de pensar cómo piensan “los otros”. Dan por válidas sus consignas más escleróticas y tiemblan de terror si hubieren de admitir sus torpezas. Entonces redoblan la “superioridad” de sus “certezas”. Como si no conociesen la duda, decía Borges. Derrochan “imperativos categóricos” confiados en vencer al oponente a fuerza de imponerle necedades histriónicas antes que admitir yerros. No hay peor cosa que un ignorante soberbio decía Lope de Vega. Y razón le asiste. 
 También la vida burguesa, cuando se infiltra en la cabeza del proletariado, suele producir engendros ideológicos patéticos. Produce, por ejemplo, víctimas reverenciales cuya libido se explaya repitiendo frases hechas y consignas prefabricadas para anestesiar la realidad propia en contextos y épocas muy diversos. Las víctimas aprenden las reglas del opresor: Todo antes que interrogar sus premisas y sus conclusiones. Todo antes que reconocer las diferencias y las diversidades. Todo para incensar sus preceptos y sus egos infectados de mediocridad leguleya. De eso viven las palestras burguesas y de eso aprenden mucho (a sabiendas o no) sus discípulos. Son ejércitos de la ideología de la clase dominante en acción cotidiana. Metidos aquí y allá, infiltrados en los medios y en los modos. Todos van armados, y armadas, con espadas lenguaraces convencidos de que deben convencernos. Imponernos su autoritarismo de egos histéricos y vendernos su mediocridad maquillada como si fuese un logro civilizatorio. 
 Son incapaces de razonar con evidencias (de hecho las excluyen o las tergiversan). Son incapaces (literalmente) de pensar de manera “compleja”, considerando la integración dinámica de cinco o más variables, cada una de ellas portadora de vectores de clase en pugna, de historia, de matices y de identidades no subordinadas a la estrechez de la ideología mercantil, lineal y rígida como los intereses de la acumulación del capital. Sus razonamientos más humanos son refritos del vocabulario filantrópico más banal, difundido en seminarios de auto-ayuda o “coaching” empresarial. Mediocridad sublimada. Piensan que el centro del mundo son ellos. “Entre esos tipos y yo hay algo personal” Serrat dixit. 
 En algunos “informativos” los “periodistas”, arrodillados ante la burguesía, aprendieron a leer en público “noticias” (manipuladas desde las oficinas -gubernamentales o privadas- de espionaje e inteligencia) pero con tono patronal. Asimilaron como “estilo exitoso” la locución “categórica” y a los gritos, como si eso construyera verosimilitud y confianza en las audiencias, (cada día más hartas de falacias y exageraciones mercantiles). Hablan como “patrones de estancia”, terratenientes o señores feudales; hablan como hablan los gerentes a sus vendedores, como hablan los generales a sus soldados, como se le habla a quienes se piensa ignorantes, infradotados, tontos o simplemente incapaces de producir los “méritos” necesarios para vivir con éxito burgués. Hablan como el jefe le habla a sus asalariados. Hablan con autoridad burguesa. Como habla Trump, ídolo de mercachifles. 
 Nos urge una Guerrilla Semiótica de acción directa, por todos los medios, para producir los anticuerpos culturales indispensables que exterminen, en plazos cortos, las influencias tóxicas de los medios y los modos burgueses para manipular consciencias. Al pie de la letra, palabra por palabra. Y además de las «vacunas culturales emancipadoras», necesitamos organizar las ideas y los valores producidos en las luchas por liberarnos de la explotación laboral, la sujeción al Estado que ha servido para reprimirnos, la pandemia de los anti valores que nos acomplejan, que nos excluyen estigmatizan… Guerrilla Semiótica contra las humillaciones burguesas proferidas, por ejemplo, en forma de iglesias, entretenimientos y chistes. Contra la estulticia bajo palabra. No somos lo mismo. 

 Dr. Fernando Buen Abad Domínguez Director del Instituto de Cultura y Comunicación y Centro Sean MacBride Universidad Nacional de Lanús. Miembro de la Red en Defensa de la Humanidad. Miembro de Red Verdad. Miembro de la Internacional Progresista. Miembro de REDS (Red de Estudios para el Desarrollo Social)

viernes, 15 de enero de 2021

Trump completa mandato


La expectativa que promovieron los líderes del partido Demócrata de destituir a Trump se ha desvanecido como un suspiro. El vicepresidente Mike Pence les avisó con tiempo que no acompañaría la propuesta de aplicar la enmienda 25 de la Constitución, que habilita a una mayoría del gabinete a declarar la “incapacidad” del Presidente y sustituirlo en sus funciones. Antes que recurrir a este procedimiento, varios secretarios de Estado prefirieron la vía menos confrontativa de abandonar el gobierno. El jefe del Senado, un republicano, Mitch McConnell, se declaró reconfortado con el inicio de un juicio político (impeachment) a Trump, pero no dijo que votaría a favor y anunció, de paso, que no piensa convocar a esa Cámara antes del 19 de enero – un día antes de la asunción de Biden. La idea de esta gente es destituir a Trump, si es que fuera a ocurrir, a partir de 2024, para inhabilitarlo en las presidenciales de ese año. La realización del juicio político y la destitución eventual del Presidente depende constitucionalmente del Senado, como también ocurre en Argentina, donde los republicanos tienen la mayoría hasta el recambio parlamentario de la semana que viene. Se estima, hasta ahora, que siete republicanos votarían a favor de echar a Trump, sobre el total de 52 senadores de la bancada. La posibilidad de que el ‘impeachment’ continúe después de que Trump deje la Presidencia, no es vista con buenos ojos por Biden, quien teme que de ese modo el Senado no se pueda ocupar de su agenda de subsidios aún mayores a las grandes firmas y a la Bolsa, ni de mover la campaña de vacunación, que no ha logrado arrancar, y que enfrenta problemas de suministros, de logística, de desorganización federal y de una crisis hospitalaria nunca vista. Las autoridades de California han dado la orden de no trasladar a los centros de salud a aquellas personas con evidencia de pocas posibilidades de sobrevivir. Implementa una eutanasia forzada, sin proveer la certeza jurídica de que el personal de salud que proceda en consecuencia no ha cometido un delito criminal. En resumen, el régimen político ha encontrado la forma de unificarse en el propósito de que Trump complete el mandato y el golpe del 6 de enero quede políticamente impune. 
 Liz Cheney, republicana, hija del ex vice de Bush padre, líder de la bancada trumpista, denunció que el asalto al Congreso fue propiciado por Trump, y por eso ha votado a favor del juicio político en Diputados; declaró, textualmente, que el ataque al Congreso fue “convocado” por Trump, y que Trump “reunió” a la turba y “encendió el fuego”. Kevin McCarthy, trumpista furiosa, dijo lo mismo, aunque votará en contra del impeachment, porque rechaza responder a un golpe contra otro golpe – un argumento singular. No es cierto, entonces, de que la caracterización de que el asalto al Capitolio haya sido un golpe de estado es patrimonio exclusivo de los liberales que pretenderían unir a la burguesía detrás de Biden. Es la caracterización de la mayoría de los trumpistas y de los republicanos en general. El asalto tuvo el objetivo de retrasar la certificación del triunfo electoral de Biden, por parte de la Asamblea Legislativa, lo cual habría suscitado una crisis de poder, como buscaba Trump. En coordinación con Trump, 140 diputados y 12 senadores acompañaron la embestida. La advertencia de los servicios de inteligencia fueron desoídos, como lo revela ahora, tardíamente, el FBI. El mismo Trump había convocado a la asonada en un acto público en Georgia, dos días antes. Las investigaciones del atropello se limitan hasta ahora a quienes fueron registrados en esa acción – nada indica que se quiera revelar la trama entera del complot., que demostraría una gigantesca red golpista. Pondría en evidencia la complicidad activa de diversas Guardias Nacional, de las policías de la capital y del Congreso, y de numeroso personal militar. La advertencia de los jefes del Estado Mayor Conjunto, a los militares que incurran en acciones anti-constitucionales, muestra que el alto mando sabe muy bien lo que ocurre en sus filas. 
 Ahora hay un estado de alerta para lo que pudiera ocurrir el miércoles 20, cuando Biden debe jurar en la Casa Blanca, asistir al gran acto público habitual en esta ceremonia y luego presentarse ante la Asamblea Legislativa. Donald Trump, por de pronto, no se hará presente, porque mantiene la impugnación constitucional contra Biden, por fraude electoral. El trumpismo tiene al respecto una idea muy clara, lejos de la charlatanería que le atribuyen sus rivales ‘democráticos’ – pretende restringir el derecho del voto, de modo de asegurar un padrón de mayoría blanca. Es lo que se desprende de un artículo en el Financial Times, que denuncia una parálisis en el censo de población de 2020 debido a la orden dada a los censistas de registrar los nombres de los censados e informarse acerca de las relaciones de familias con inmigrantes, documentados o no. Hay en la cabeza el diseño de un estado policial. Dicho esto, la jornada del próximo 20 se replicará en todos los estados, de modo que las milicias golpistas pueden elegir el blanco a discreción. No hay que olvidar que ha habido un intento, comprobado, de secuestrar y eventualmente asesinar, a la gobernadora de Michigan – una mujer que se distingue, dicen, por sus agallas.
 En todo este desarrollo se destaca la ausencia de la izquierda y de las direcciones de los movimientos contra el racismo y la brutalidad policial. Una parte de la izquierda, en la que figuran al menos los seguidores de Izquierda Socialista y el PTS de Argentina, dice que no hubo golpe y que quien sostiene lo contrario hace el juego de Biden. Algo así como “el que no salta es del Ciclón”. Esta izquierda no llama a manifestar ni a la huelga – prefiere el distanciamiento social y político. Confunde independencia política con neutralidad política. Quien lucha contra el fascismo sin arriar la bandera del gobierno de los trabajadores y el socialismo es mucho más independiente políticamente, que quien se declara neutral en nombre de la “alternativa de izquierda”. Como el fascismo es la declaración de guerra civil contra la clase obrera, los socialistas deben ocupar “la primera línea”, no solamente contra el fascismo, sino contra todo el movimiento político que lo precede. La izquierda pasiva, lamentablemente, ha llevado su ‘combate’ contra lo que denomina ‘catastrofismo’ hasta el extremo de la auto liquidación política. La ‘nueva generación’ que reivindica, ha nacido prematuramente ‘sabia’ y ‘vieja’. A medida que la crisis entra en nuevas etapas, se pone más de manifiesto la colusión entre todas las tendencias de la burguesía imperialista norteamericana. Hay otra izquierda, que con la misma premisa, saca la conclusión inversa. Los seguidistas de izquierda del partido demócrata convocan a no salir a la calle, para “no hacerle el juego a Trump”. ‘Matemos al fascismo o al golpe de estado con la indiferencia’, ¡no les demos pretextos para provocar! Con una izquierda de este tipo la derecha tiene más de medio trabajo hecho – inmovilizar a la democracia y a los explotados. A quienes se consideran aún trotskistas, recomendamos la lectura de la posición de Trotsky ante el golpe militar del general Sanjurjo, contra la flamante República española, donde denuncia la pasividad de la izquierda, amparada en que el gobierno de Azaña era burgués, y que reprimía a obreros y campesinos.
 Cualquier observador de afuera de EEUU debe suponer que la clase obrera y los sindicatos norteamericanos están dibujados, o por lo menos que tienen la vista en la nuca. Esta caracterización queda desmentida por el comunicado que acaba de emitir la central AFL-CIO, que amenaza con la expulsión a los sindicatos que anuncian huelgas regionales contra el golpe, y reclaman al secretario general nacional, Trumka, una huelga general. Es lo que cuenta un boletín PayDay.
 La prensa capitalista del mundo entero, aunque de Europa en particular, ha recibido el asalto al Capitolio como una suerte de golpe de estado internacional. Está ansiosa para que Biden restablezca el status quo anterior, incluso cuando está convencida de que pide peras al olmo y de que se trata de algo imposible. Un socialista que no lucha contra el golpe trumpista está renunciando a su compromiso internacionalista. Se ha desenvuelto un golpe de estado en el país que por supuesto es la principal potencia capitalista, pero que por sobre todo está en el tope de la crisis de la pandemia; o sea una crisis política sin antecedentes de esta envergadura, que está rodeada de centenares de miles de muertos. Como descubrió Lenin, en 1915, un cambio de época.

 Jorge Altamira 
 14/01/2021

jueves, 14 de enero de 2021

La AFL-CIO frena la huelga general contra Trump


La semanada pasada, la AFL-CIO (federación laboral de más de 50 sindicatos que representan a 12,5 millones de trabajadores) pidió la renuncia o destitución del presidente Donald Trump, luego de la asonada golpista en el Capitolio. El impecahment había sido solicitado por Nanci Pelosi, presidenta demócrata de la cámara de representantes. 
 La AFL-CIO dijo que el “intento de golpe” fue un “asalto a la democracia” y atacó al “colegio electoral” (6/1). “Si los trabajadores en huelga irrumpieran en el Capitolio, los equipos tácticos se habrían desplegado en segundos. Y si la gente de color hubiera cruzado las barricadas, habría seguido una masacre” reconoció Richard Trumka, dirigente de la AFL-CIO (12/1). “La junta general de la AFL-CIO pidió al presidente Trump que renuncie o sea destituido de su cargo” (ídem). 
 Sin embargo, esta semana la convocatoria de la seccional de Vermont de la AFL-CIO a la huelga general, para derrotar los intentos golpistas de cara al traspaso de mando presidencial, fue rechazada por Trumka debido a temas “estatutarios” (una seccional no puede votar una huelga general). Trumka forma parte de los Grupos de la Industria del Gran Renacimiento Económico Estadounidense de la Casa Blanca, que se anunció en abril para subsidiar a los grandes capitales durante la pandemia. También respaldó el acuerdo comercial con México y Canadá (The Hill, 8/1). 

 Movilizaciones

 En el proceso de rebelión popular antirracista del año pasado, sumado a la crisis sanitaria y el proceso de huelgas salvajes en diferentes lugares de trabajo del país, muchos sindicatos avizoraron la perspectiva de convocar a una huelga general para echar a Trump: “En octubre pasado, varios sindicatos y federaciones sindicales, que representan a más de 600.000 sindicalistas, convocaron a una huelga general si Trump no respetaba la transferencia pacífica del poder” (paydayreport, 8/1). 
 Antes, los trabajadores portuarios de ambas costas pararon y se movilizaron en protesta contra el estado racista y policial, un hecho histórico en la historia reciente del país. Como así las acciones de solidaridad de choferes de micros de diferentes ciudades que se negaron a las exigencias de las policías y los servicios de seguridad estatales para transportar a los detenidos por las protestas tras el asesinato de George Floyd. 
 En el movimiento obrero, la crisis posterior a las elecciones y la posibilidad de l acciones golpistas de parte Trump no pasaron desapercibidas: “A fines de noviembre del año pasado, mientras Trump continuaba impugnando la votación, la AFL-CIO de Vermont se preparó para aprobar una resolución que pedía una huelga general. Luego, Trumka envió un correo electrónico a Vermont AFL-CIO instruyendo a la federación laboral que no aprobara la Huelga General” (ídem). Tras los acontecimientos del Capitolio, la AFL-CIO de Vermont repitió el llamado a una huelga general. “Simplemente afirmamos que la sangre derramada por nuestros antepasados de ​​Green Mountain Boy (milicia patriótica del siglo XVIII), por los que dieron todo combatiendo la esclavitud en la Guerra Civil, por los que murieron en las playas de Normandía luchando contra la Alemania nazi, y los que se enfrentaron a los carros hidrantes y los perros de ataque durante el Movimiento de Derechos Civiles deben ser honrados por el acto honesto de hacer todo lo que sea necesario para defender los derechos democráticos que sus sacrificios hicieron posibles” (8/1). 
 La junta de la AFL-CIO, aunque reconoce que se produjo un golpe, al que denomina un “asunto delicado” (The Hill, 8/1), respondió que “Según la Regla 19 de las Reglas que gobiernan los Organismos Centrales Estatales de la AFL-CIO, 'Ningún organismo central estatal tendrá la autoridad o poder para ordenar a un sindicato local u otra organización que haga huelga o vote por la huelga'. no puede realizar una votación para autorizar ninguna huelga y, por lo tanto, ningún debate es pertinente en su convención” (PaydayReport). 

 Huelgas de bases 

 El sitio PaydayReport registró desde su base de datos más de 1.100 huelgas salvajes que ocurrieron desde principios de marzo. Entre el 1 de marzo y el 31 de mayo, registran más de 260 huelgas. Desde el 1 de junio, se han registrado más de 600 huelgas adicionales en poco más de dos semanas. 
 Estas huelgas, por condiciones laborales inseguras, se están intensificando. En Peoria, Arizona, cientos de maestros participaron en una huelga “por enfermedad”, para protestar contra el Distrito Escolar Unificado, 13 escuelas cerraron. Los maestros han expresado su preocupación por la decisión del distrito de reanudar la presencialidad. “Con suerte, esto envía un mensaje de que debemos ser escuchados. Si no, tendremos que volver a hacerlo”, dijo la Asociación de Educación de Peoria en un comunicado (abc15, 11/1). En Cicero, Illinois, en los suburbios de Chicago, los maestros también se niegan a trabajar en las aulas (WGN, 11/1). 
 Las enfermeras del Centro Médico Kapiolani para Mujeres y Niños votaron a favor de la huelga esta semana (más del 93%). En Massachusetts, casi 600 enfermeras se sindicalizaron y salieron a protestas por la inseguridad en su lugar de trabajo. 21 enfermeras diferentes dieron positivo por COVID-19 mientras trabajaban allí. Un estudio del MIT muestra que más de 60 millones de estadounidenses se unirían a un sindicato hoy si pudieranhacerlo. Las enfermeras dicen que la escasez de personal combinada con el aumento de nuevos casos causados ​​por la pandemia ha llevado a condiciones inseguras allí. “Casi nos hemos quedado dormidos conduciendo a casa” (Milford Daily News). 
 La deliberación por la huelga general está presente en el movimiento obrero, como así las huelgas frente a la continuidad de la crisis sanitaria y la pandemia, que ya mató más de 325.000 personas.

 Emiliano Monge 
 14/01/2021