domingo, 28 de julio de 2013

"Esta seguirá siendo la Revolución Socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes proclamada por Fidel"




Discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el acto de conmemoración del 60 Aniversario del ataque a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en la Plaza Mariana Grajales, en Santiago de Cuba, el 26 de Julio de 2013, “Año 55 de la Revolución”.

Queridos amigos y amigas: No se sorprendan de que sobre este uniforme verde olivo y el grado de General de Ejército, teniendo en cuenta que el mismo nació del ejército mambí, me ponga un sombrero mambí (Aplausos) y unos espejuelos oscuros, aunque me gusta mirar con claridad los ojos de mis interlocutores.
Distinguidos invitados;

Santiagueras y Santiagueros;

Orientales;

Pueblo de Cuba:

Hemos escuchado con profunda atención las palabras solidarias y generosas de los Jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América, y también del Presidente de Uruguay, quien se encuentra en Cuba (en visita oficial) de visita una vez más, José Mujica, que estuvo aquí, por allá por el año 1960, cuando esta fortaleza fue convertida en escuela. Era un joven soñador igual que hoy, pero sin reumatismo (Risas y aplausos).
Llegue asimismo nuestra gratitud a las destacadas personalidades de otros países que nos acompañan.
Saludamos al propio tiempo a los integrantes de la vigésimo cuarta Caravana de la Amistad Estados Unidos-Cuba (Aplausos), organizada por la agrupación interreligiosa Pastores por la Paz (Aplausos), continuadora del esfuerzo solidario del inolvidable Reverendo Lucius Walker.
La presencia de todos ellos en este acto, en que conmemoramos el 60 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, constituye una manifestación fehaciente de apoyo y solidaridad con la Revolución Cubana y demuestra cuánto ha cambiado Nuestra América desde los días difíciles y oscuros del año 1953.
Ya entonces nosotros, y sobre todo Fidel, habíamos leído sobre las hazañas de Bolívar y otros próceres de la independencia americana y percibíamos la importancia de una región latinoamericana y caribeña independiente y unida.
En el trascendental alegato de autodefensa de Fidel, conocido como “La Historia me Absolverá”, se anticipaba cito: “… la política cubana en América sería de estrecha solidaridad con los pueblos democráticos del continente y que los perseguidos políticos de las sangrientas tiranías que oprimen a las naciones hermanas, encontrarían en la patria de Martí, no persecución, hambre y traición, sino asilo generoso, hermandad y pan. Cuba debía ser baluarte de libertad y no eslabón vergonzoso de despotismo”, fin de la cita.
La muerte prematura de Martí en combate había frustrado el anhelo que expresó en su carta inconclusa al mexicano Manuel Mercado, “… de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”.
La Revolución Cubana ha sido solidaria y fiel a ese legado, aun en los momentos más difíciles, cuando se pretendió aislarla, rendirla por hambre mediante un bloqueo criminal que ya dura más de medio siglo y destruirla con todo tipo de agresiones.
Nunca olvidaremos que México, tras la prisión, nos dio albergue y después del triunfo fue el único gobierno de América Latina que se negó a dejarnos solos.
Jamás nos ha faltado el respaldo y la solidaridad de los pueblos de todos los continentes, en particular los de esta región, que siempre vieron a Cuba como parte indisoluble de Nuestra América, que unida en su diversidad avanza con determinación hacia su segunda y definitiva independencia.
Veinte años después del triunfo del Primero de Enero, se produjo la victoria de la Revolución Sandinista, que Nicaragua, llena de juventud, celebró hace una semana, con su Comandante Daniel Ortega al frente (Aplausos).
Pasadas otras dos décadas el entrañable hermano Hugo Chávez encarnó los ideales de Bolívar y multiplicado en su pueblo avanza hoy junto a su Revolución, conducida firmemente por el compañero Presidente Nicolás Maduro (Aplausos).
Marchan indetenibles los procesos de la Revolución Democrática y Cultural de Bolivia, encabezada por Evo Morales y que es símbolo de la reivindicación de los pueblos originarios (Aplausos) ; la triunfante Revolución Ciudadana, que lidera con amplio apoyo popular en Ecuador el Presidente Rafael Correa (Aplausos), representado hoy aquí por el Canciller Ricardo Patiño; los avances sociales como los de Uruguay que conduce el compañero José Mujica (Aplausos), guerrillero tupamaro, encarcelado por catorce años; los que se producen en el Caribe que lucha por el desarrollo sostenible, la justicia y la igualdad soberana, cuyos destacados líderes, los primeros ministros Rooselvelt Skerrit, de Dominica; Baldwin Spencer, de Antigua y Barbuda; Ralph Gonsalves, de San Vicente y las Granadinas, y Kenny Anthony, de Santa Lucía, están aquí con nosotros (Aplausos).
Pese a los intentos por dividirnos para seguirnos saqueando, continúa su curso ascendente la integración de nuestros países en el ALBA, CARICOM, MERCOSUR, UNASUR, entre otros.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que Cuba se honra en presidir, prosigue su consolidación.
Aprovecho esta ocasión para, en nombre de los cubanos y en particular de los damnificados por el huracán Sandy en las provincias de Guantánamo, Holguín y Santiago de Cuba, expresar el más profundo agradecimiento a todos los gobiernos y pueblos que generosamente nos apoyaron y apoyan en las labores de reconstrucción (Aplausos).
Hace nueve meses dicho huracán penetró al territorio nacional por esta ciudad. La furia de los vientos alcanzó aproximadamente 200 kilómetros por hora y azotó a las provincias de Santiago de Cuba, Holguín y Guantánamo, por espacio de cinco horas, provocando la muerte de 11 ciudadanos.
Los efectos de este fenómeno meteorológico también se hicieron sentir en las provincias centrales con intensas lluvias e inundaciones.
Las pérdidas económicas totales ascendieron, después de un riguroso estudio, a casi 7 000 millones de pesos. La mayor parte correspondió a las viviendas e inmuebles, aunque se produjeron considerables daños a la agricultura e infraestructuras vitales, como la electricidad, las comunicaciones y los viales.
Considerando la trayectoria del citado huracán, la provincia de Santiago de Cuba y en especial su capital sufrieron el mayor impacto, afectándose el 50% de su fondo habitacional, colapsó el sistema de distribución de la energía eléctrica y el telefónico. Los árboles derribados y todo tipo de escombros obstaculizaron durante días el tránsito en las calles de la segunda ciudad del país, con medio millón de habitantes.
En Holguín sufrieron en mayor medida los embates de Sandy los municipios ubicados al noreste de esa provincia, coincidentemente los mismos que soportaron el azote del fuerte huracán Ike a su entrada a Cuba, cuatro años antes, en septiembre de 2008. Resultó dañado el 19,3% de las viviendas y buena parte de los cultivos agrícolas y cañeros. Hasta el momento se ha dado solución al 52% de los hogares afectados.
En los municipios al oeste de la provincia de Guantánamo también se sintieron las consecuencias de este huracán, aunque los perjuicios tuvieron menor envergadura y a estas alturas ya han sido recuperados.
Regresando a Santiago de Cuba, con el concurso, en primer lugar de los propios santiagueros y el apoyo decidido del resto del país, incluyendo el aporte de los combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, así como contingentes de trabajadores eléctricos y telefónicos de todas las provincias, en pocos días se restablecieron las condiciones mínimas para la vida. No se hizo esperar, y fue de los primeros en llegar, el mayor de los aportes a la situación de Santiago de Cuba, que fue enviada personalmente por el compañero Hugo Chávez (Aplausos).
En los meses transcurridos desde entonces no se ha dejado de trabajar en las labores de recuperación y como resultado de ello se ha solucionado el 42% de las viviendas afectadas. Se encuentra hoy en ejecución un programa de construcción en toda la provincia, que permitirá aliviar perspectivamente la tensa situación existente en esta materia.
Por otra parte, el gobierno decidió bonificar el 50% del precio de los materiales de construcción destinados al restablecimiento de las viviendas dañadas, otorgar con igual propósito créditos bancarios con menores tasas de interés y mayores plazos de pagos y en los casos de derrumbes totales asumir por el Presupuesto del Estado el pago de los citados intereses, así como subsidiar a aquellos núcleos familiares de menores ingresos.
Al propio tiempo se ha avanzado en la recuperación de las instalaciones del sistema de salud pública, de educación, cultura y transporte.
Igualmente se mantiene la ejecución del proceso inversionista iniciado en el año 2004 para la rehabilitación y ampliación del acueducto de la capital provincial, que ha permitido el abasto estable de agua, con frecuencia diaria, a 30 de los 32 sectores hidrométricos de la ciudad, restando garantizar el servicio diario a las zonas de Altamira y Litoral, que hoy lo reciben en días alternos. Corresponde a las autoridades provinciales y empresas asegurar la sostenibilidad del sistema.
Estas tareas, que están siendo controladas sistemáticamente por el Gobierno Central, no han culminado y a las santiagueras y santiagueros les ratifico que edificaremos, en primer lugar con su participación directa, una ciudad cada vez más bella, higiénica, ordenada y disciplinada (Aplausos), a la altura de su condición de Ciudad Heroína, cuna de la Revolución. Además, que nadie se olvide de que Santiago (Exclamaciones de: “Sigue siendo Santiago”) sigue siendo Santiago.
Parecería un milagro que a 60 años de aquel 26 de julio estemos vivos todavía varios de los participantes en aquellos acontecimientos, tras los cuales se desató la sed de venganza de la dictadura y fueron torturados y asesinados muchos de los combatientes capturados.
También nosotros quisimos tomar el cielo por asalto, era un sueño, lo intentamos, no pudo ser; pero exactamente cinco años, cinco meses y cinco días después, el Primero de Enero de 1959, estábamos entrando por esta puerta principal a exigir, en nombre de Fidel, el rendimiento incondicional de la guarnición de la ciudad, que pasaba de 5 000 hombres (Aplausos).
La firmeza y el decoro de Fidel, que de acusado se convirtió en acusador en el juicio a que fuimos sometidos, constituyó nuestra primera victoria.
Luego vino la prisión fecunda, el exilio en México, la recomposición de las fuerzas revolucionarias, los preparativos para la expedición del yate Granma, cuyo demorado arribo a costas cubanas impidió la sincronización prevista con el heroico alzamiento de Santiago de Cuba, organizado por el joven dirigente Frank País, el 30 de noviembre de 1956 —todavía no había cumplido 22 años, y al año siguiente, sin haber cumplido los 23, fue vilmente asesinado por los esbirros de la dictadura—; el revés de Alegría de Pio; el reencuentro con Fidel dos semanas después en Cinco Palmas, la guerra de liberación, primero en la Sierra Maestra y más tarde extendida a otras regiones montañosas; la decisiva victoria en 74 días de incesante e intenso batallar sobre la gran ofensiva de las tropas batistianas contra el territorio del Primer Frente de la Sierra Maestra donde se encontraba la Comandancia General del Ejército Rebelde, hecho de enorme significación que, como dijo el Ché, “le quebró a la tiranía el espinazo”, y dio inicio a la contraofensiva estratégica del movimiento insurreccional.
Comenzaba así, en el verano de 1958 el viraje irreversible de la guerra que con las operaciones de las columnas invasoras, salidas de la Sierra Maestra, y las acciones de los combatientes clandestinos, condujeron al colapso militar del régimen, a la toma del poder por la Revolución triunfante y la constitución del primer Gobierno Revolucionario en la Universidad de esta ciudad. Con la huelga general —a la que llamó Fidel desde Palma Soriano, antes de entrar a Santiago— de la clase obrera y todo el pueblo se derrotó la maniobra de la Embajada Norteamericana para escamotear la victoria, mientras Fidel avanzaba hacia La Habana. Esto es una apretada síntesis de una intensa historia.
Empezaría entonces una etapa mucho más difícil, que estremeció los cimientos de toda la sociedad. A cuatro meses y medio del triunfo, en la propia Sierra Maestra y en el Puesto de Mando que utilizó Fidel en los últimos meses de la guerra, en cumplimiento del Programa del Moncada, se promulgó la primera Ley de Reforma Agraria, que enfrentó a la Revolución con los poderosos intereses económicos extranjeros y de la burguesía criolla, que financiaron y estimularon por espacio de varios años el accionar de bandas armadas, el asesinato de jóvenes alfabetizadores, adolescentes muchos de ellos; el sabotaje y el terrorismo en todo el país; la invasión por Playa Girón en abril de 1961, en vísperas de la cual se proclamó el carácter Socialista de la Revolución; la Crisis de los misiles, cuando ya Estados Unidos estaba preparando una invasión directa con sus tropas a Cuba, en Octubre de 1962 y las incesantes agresiones y crímenes contra nuestro pueblo durante décadas.
Han pasado los años, pero esta sigue siendo una revolución de jóvenes (Aplausos), como lo éramos el 26 de julio de 1953; los que combatieron y cayeron en las calles de Santiago de Cuba el 30 de noviembre de 1956. Jóvenes fueron en su inmensa mayoría quienes participaron en la lucha contra bandidos durante cinco años, desde 1960 hasta enero de 1965, aproximadamente, que en dos ocasiones, durante ese tiempo, llegaron a tener bandas activas de diferentes tamaños en todas las provincias del país, incluyendo el sur de la capital; jóvenes eran también los que derrotaron a los mercenarios en Playa Girón; los que se sumaron, incluso adolescentes, a la campaña de alfabetización, la mayoría estudiantes; los que se incorporaron masivamente a las Milicias, a las nacientes Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior; los cientos de miles de compatriotas que cumplieron misiones internacionalistas en otras tierras del mundo, el grueso de los mismos fue en Angola, como se refería uno de nuestros invitados; los que hoy prestan servicios de salud y educación —la mayoría también son jóvenes y además mujeres— en diferentes naciones; los científicos, intelectuales, artistas y deportistas que tantas glorias han cosechado; los que al llamado de la patria cumplen su servicio militar, entre ellos las muchachas que por propia voluntad se suman a esta tarea; los estudiantes de la enseñanza media; nuestros universitarios que protagonizaron con éxito el último censo de población y vivienda; los obreros y campesinos que generan en la producción y los servicios ingresos a la economía; nuestros maestros y profesores.
Esta seguirá siendo la Revolución Socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes proclamada por Fidel el 16 de abril de 1961, en el entierro de las víctimas de los bombardeos previos a la invasión de Playa Girón. Esta, repito, porque se (lo) ha demostrado en 60 años, seguirá siendo una Revolución de los jóvenes (Aplausos).
Hoy más del 70% de los cubanos nació después del triunfo de la Revolución. Podría decirse que convivimos en suelo patrio varias generaciones, cada una de ellas con historia y méritos propios, en correspondencia con el momento que les tocó vivir.
La Generación Histórica va cediendo su lugar a los “pinos nuevos” con tranquilidad y serena confianza, basados en la preparación y capacidad demostradas de mantener en alto las banderas de la Revolución y el Socialismo, por las que entregaron sus vidas innumerables patriotas y revolucionarios, desde los indios y esclavos que se rebelaron contra la opresión hasta nuestros días.
Como ya se ha informado, está en marcha el proceso de transferencia paulatina y ordenada a las nuevas generaciones de las principales responsabilidades de dirección en la nación.
Para asegurar el éxito en este empeño jamás podrá descuidarse la importancia estratégica que tiene, como nos enseñó Fidel, preservar por encima de todo —repito— ¡preservar por encima de todo! la unidad de todos los cubanos dignos (Aplausos).

Compañeras y compañeros:

La ocasión es propicia para rendir merecido homenaje a los caídos a lo largo de siglos de gesta redentora.
También a Fidel, el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana (Aplausos), que con su inconmovible optimismo y junto al pueblo —capaz de resistir tantos sacrificios y verdadero protagonista de esta epopeya—, nos guió a la victoria y situó en el mapamundi a nuestra pequeña isla como un baluarte de la justicia social y el respeto a la dignidad humana.
Rindamos honor a la mujer cubana (Aplausos), madre, combatiente, compañera de sacrificios, alegrías y luchas (Aplausos); a las nuevas generaciones que continuarán defendiendo por siempre los ideales revolucionarios.
Enviamos desde este histórico lugar un abrazo fraternal a los valerosos luchadores antiterroristas (Aplausos) injustamente encarcelados hace 15 años en Estados Unidos, por cuyo regreso a la Patria seguiremos batallando sin descanso.
No puede faltar en esta hora el más sentido homenaje al invicto Comandante en Jefe de la Revolución Bolivariana de la hermana Venezuela, el querido compañero Hugo Chávez Frías, discípulo aventajado de los próceres de la independencia latinoamericana y caribeña (Aplausos).

¡Gloria eterna a los mártires de la Patria! (Exclamaciones de: “¡Gloria!”)

¡Viva la Revolución Socialista! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Viva Cuba libre! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Viva Fidel! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Hasta la Victoria siempre! (Exclamaciones de: “¡Viva, viva!”)

¡60º aniversario del asalto al Cuartel Moncada!




Se cumplen 60 años de una gesta político-militar, el asalto al Cuartel Moncada, que marcó el inicio de la guerra antioligárquica y antiimperialista que culminaría victoriosamente con el triunfo de la Revolución Cubana el 1º de Enero de 1959 y el inicio de la larga marcha hacia la Segunda y Definitiva Independencia de Nuestra América. Esa heroica operación fue liderada por tres brillantes y valientes jóvenes cubanos: Fidel Castro Ruz, quien a punto de cumplir 27 años era el jefe del operativo secundado por su hermano Raúl, un joven que apenas acababa de cumplir 22 años y Abel Santamaría, de 26, capturado vivo y torturado salvajemente para que delatara el nombre del jefe del alzamiento, cosa que no hizo y lo pagó con su vida. Fidel y Raúl libraron de correr esa suerte porque hubo demasiados testigos que los vieron cuando, pocos días más tarde, eran capturados por los militares de Fulgencio Batista, el dictador cubano. Poco después se montó una farsa jurídica, el célebre Juicio del Moncada, y allí Fidel Castro, abogado él, asumió su autodefensa y pronunció un discurso que visto con la perspectiva que otorga el paso del tiempo puede sin duda ser calificado como uno de los más excepcionales documentos políticos del siglo veinte.
A continuación reproduzco el Prólogo que escribiera para la edición definitiva y anotada de La Historia me Absolverá, publicada en la Colección Batalla de Ideas de Ediciones Luxemburg (Buenos Aires, 2005).

Prólogo a La historia me absolverá

La premonición de la Historia

Suele decirse que hay textos, libros o discursos que son hacedores de la historia. La metáfora es expresiva pero, a la vez, engañosa. Lo primero, porque hace justicia a la extraordinaria importancia que un escrito puede excepcionalmente adquirir en el desencadenamiento de grandes procesos históricos. Pero también engañosa porque en su formulación inicial oculta un hecho decisivo: son hombres y mujeres quienes realmente hacen la historia. Las 95 tesis que el monje Martín Lutero clavara en las puertas de la Catedral de Wittenberg en 1517 no hubieran pasado de ser una disputa conventual, un intrascendente berrinche del monje agustino si no fuera porque tuvieron la capacidad de captar la sensibilidad de su tiempo. Fue sólo cuando las ideas del clérigo –aquel “rayo del pensamiento”, apelando a la expresión utilizada por el joven Marx a propósito de este asunto– tomaron contacto con el suelo popular que se convirtieron en poderosos instrumentos de transformación social. Algo parecido puede decirse de El Contrato Social , de Jean-Jacques Rousseau que, por supuesto, no “produjo” la Revolución Francesa ni ocasionó las guerras de la independencia de las colonias españolas en las Américas. Pero al igual que en el caso anterior, el escrito del ginebrino sintetizó, de algún modo, las aspiraciones de una época y permitió imaginar los contornos de la nueva sociedad que se estaba gestando en el vientre de la vieja. Lo mismo vale en relación a otro texto extraordinario, el Manifiesto Comunista escrito por aquellos dos geniales jóvenes alemanes a comienzos de 1848 y que con el correr de los años habría de convertirse en el heraldo de una nueva etapa histórica. Otro tanto puede decirse, por último, de El Estado y la Revolución , escrito por Lenin en medio de los fragores de la primera revolución socialista de la historia. No fueron los libros, o los panfletos, sino la articulación entre estos y las luchas de los pueblos los que movieron la historia.

La coyuntura del ‘53

La historia me absolverá pertenece a este mismo ilustre género. Se trata de un alegato extraordinario, un texto impresionante, sin duda uno de los más importantes de la historia latinoamericana, tanto por su contenido como por las condiciones bajo las cuales se produjo. Como es bien sabido, el 26 de julio de 1953 un grupo de jóvenes que constituían la oposición revolucionaria a la dictadura de Fulgencio Batista –avalada y sostenida militar y financieramente por el gobierno de Estados Unidos– se propuso tomar por asalto los cuarteles Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, y Moncada, de Santiago de Cuba. Esta radical decisión fue precipitada por la acelerada descomposición del régimen político batistiano y la capitulación de la oposición legal al mismo. Por ese entonces Fidel militaba en el Partido del Pueblo Cubano (PPC), una organización de vaga inspiración socialdemócrata, fundada por un honesto político cubano, el senador Eduardo Chibás, en 1947, como un desprendimiento del por entonces gobernante Partido Auténtico. La corrupción generalizada y la total capitulación de la dirigencia política, económica y social provocó el espectacular suicidio de Chibás en 1951, transmitido literalmente “en vivo” al final de una de sus periódicas, y muy populares, alocuciones radiofónicas. Fidel permaneció en el partido y al año siguiente fue designado como candidato a diputado para las elecciones previstas para junio de 1952. Pero el 10 de marzo se produjo el golpe de estado del coronel Fulgencio Batista, y el proceso electoral fue abortado.
Fidel había reiteradamente manifestado su disconformidad con la línea vacilante del PPC y la paralizante inoperancia de la oposición legal ante un régimen que, en plena Guerra Fría y alentado por sus mentores de EE.UU., se limitaba a la denuncia y a las protestas en el ámbito del Congreso. Sin embargo, su exigencia de que el partido adoptase una estrategia de oposición extraparlamentaria –apelando con esto a la mejor tradición revolucionaria cubana– había sido desoída. La pusilánime respuesta que el PPC ofreció ante el golpe de estado batistiano y su descarada violación de la Constitución de 1940, influida, según Fidel, “por las corrientes socialistas del mundo actual”, y cuyos contenidos progresistas reflejaban un momento de auge de la lucha de clases en Cuba, precipitaron la ruptura de Fidel con la dirección del PPC y su pasaje a la clandestinidad (p. 101).
Fue a partir de esos momentos cuando, bajo la dirección de Fidel, el grupo de jóvenes revolucionarios adoptó una estrategia insurreccional. Esta tenía como momento inicial la captura de un sitio emblemático de la dictadura para, a partir de ahí, precipitar la sublevación popular en una ciudad o una región. Dada la densa y prolongada tradición de lucha y rebeldía popular que desde la época de la colonia caracterizaban a la provincia de Oriente, cuna de las guerras de la independencia y el lugar donde, junto con Máximo Gómez, Martí desembarcara en 1895 para librar la que sería su última batalla por la liberación de Cuba, los revolucionarios decidieron atacar los mencionados cuarteles en el año en que se cumplía el centenario del nacimiento de José Martí. El ataque se llevó a cabo el 26 de julio y debido a circunstancias que el mismo Fidel explica en su alegato terminó en una derrota de las fuerzas insurgentes. Sesenta de los 135 integrantes del comando revolucionario cayeron, en su mayoría luego de que cesara el combate, víctimas de salvajes torturas y fusilamientos a mansalva. Fidel y un puñado de sus hombres lograron replegarse a la montaña, pero el 1º de agosto fueron arrestados por una patrulla del ejército cubano. Luego de permanecer más de dos meses en confinamiento solitario y bajo durísimas condiciones carcelarias, el 16 de octubre comienza un proceso legal en su contra y en el cual, dada la absoluta falta de garantías, el joven abogado de 27 años decide asumir su propia defensa.

Martí, Gramsci y la “batalla de ideas”

Lo anterior es el marco político e histórico en el cual Fidel pronuncia su célebre discurso. Veamos ahora los detalles concretos de las condiciones en que lo pronunció. Por empezar, el juicio no se llevó a cabo en ningún edificio del poder judicial de Santiago, sino en una pequeña sala de la Escuela de Enfermeras del Hospital Civil de esa ciudad. Para ello, nada mejor que reproducir textualmente lo que una periodista que pudo estar presente en el juicio, Marta Rojas, escribió en aquella jornada:
“El acusado doctor Fidel Castro no ha hecho ni un alto en su informe, a veces alza la voz, y él mismo se contiene; en instantes se inclina sobre la mesita que tiene de frente y casi habla en secreto. A medida que habla, improvisando siempre, hay más silencio en el recinto, no se escucha ningún otro sonido más que su voz pausada, como si conversara con todos, mira fijo al tribunal que lo atiende con gusto [...] los soldados están apiñados en la puerta y no disimulan su atención. A veces posa su vista en el retrato de Florence Nigthingale que preside el saloncito de las enfermeras y parece que conversa con ella. No tiene ni un papel, ni un libro con él [...] Todas las personas que lo han escuchado comentan su talento. Improvisó la pieza completa y la coloreó con pensamientos ajenos (de juristas), con trozos de alegatos y sobre todo con las palabras textuales de José Martí. Su postura [...] ha despertado verdadera admiración para con el revolucionario.” *
El excepcional alegato de Fidel –no improvisado sino profundamente meditado y sopesado, pero que fluía de su pensamiento con la frescura de las ideas que son dichas por primera vez– pronto trascendió las paredes de la Escuela de Enfermeras. Pese a la férrea censura de prensa, el pueblo cubano había comenzado a conocer los pormenores del asalto al Moncada. En principio, gracias a la irrefrenable indiscreción desatada, especialmente entre los asistentes de origen popular al singular proceso judicial, por la elocuencia y la contundencia argumentativa de Fidel que hizo que su alegato corriera como un reguero de pólvora por Santiago; y poco después, debido a la distribución clandestina del discurso, tarea a la que se entregaron con heroísmo y eficacia Haydée Santamaría y Melba Hernández, una vez cumplidas sus condenas. Remito al lector a la “Introducción” de Pedro Alvarez Tabío y Guillermo Alonso Fiel, con la que se abre la presente edición del alegato de Fidel, para un detallado conocimiento de las ingeniosas estrategias desarrolladas por este para re-escribir lo que había sido escrito y perdido, logrando la verdadera proeza de hacerlo en su celda y enviarlo extramuros burlando la vigilancia de sus carceleros. El 26 de julio no sólo tenía un líder de excepcional estatura política e intelectual; también disponía de una organización que estaba a su misma altura y que hizo posible “rearmar” La historia me absolverá a partir de cientos de pequeños fragmentos hábilmente remitidos desde la cárcel.
Para Fidel era evidente que no podían ahorrarse esfuerzos a la hora de librar lo que, utilizando un lenguaje de nuestros días, podríamos llamar la “batalla de ideas”. Esta era necesaria para contrarrestar los efectos negativos que, para el curso de la revolución, se desprendían de la derrota militar del 26 de julio. En un mensaje que hace llegar a sus compañeros desde su cárcel en la Isla de Pinos les dice que “no se puede abandonar un momento la propaganda, porque es el alma de toda la lucha”. En una síntesis magistral dice que “lo que fue sedimentado con sangre debe ser edificado con ideas”, advirtiendo además que en su alegato “está contenido el programa de la ideología nuestra, sin la cual no es posible pensar en nada grande”. De ahí su importancia decisiva. Citando a Martí, diría en su alegato que “un principio justo desde el fondo de una cueva puede más que un ejército” (pp. 41-42). La derrota militar obligaba pues a emprender una nueva batalla, esta vez saliendo a disputar con “las armas de la crítica” en el terreno de las ideas y el sentido común, requisito indispensable para la construcción de una nueva hegemonía. En este sentido puede decirse que Fidel aplica en la vida práctica de la lucha revolucionaria las recomendaciones formuladas, poco más de veinte años antes y también desde la cárcel, por el fundador del Partido Comunista Italiano, Antonio Gramsci: la conquista de la hegemonía es condición necesaria para el triunfo de la revolución. “La crítica de las armas” es infecunda si no va acompañada por “las armas de la crítica”. Martí y Gramsci constituyen el fundamento moral y político de la estrategia de Fidel.
Los resultados quedarán a la vista cuando, forzado por el clima de opinión crecientemente adverso generado por la extraordinaria divulgación del alegato, el tirano no tuvo más opción que la de amnistiar a Fidel, a su hermano Raúl y otros 18 participantes del asalto al Moncada. Su liberación se produciría el 15 de mayo de 1955 y la llegada de Fidel a la estación ferroviaria de La Habana se convirtió en una manifestación multitudinaria, cuyas proporciones sobrepasaron todo lo que los jóvenes revolucionarios esperaban. La concientización y movilización del pueblo cubano instalaban el proceso revolucionario en una nueva meseta, pero exigían un cambio radical de estrategia. El exilio de Fidel en México, a partir de julio de ese mismo año, y la fundación del Movimiento Revolucionario 26 de Julio y el encuentro con el Che serían los hitos de una historia destinada a culminar victoriosamente el 1º de enero de 1959.

Tesis políticas

Antes de invitar al lector a sumergirse en el texto, permítasenos decir algunas pocas palabras sobre su contenido. Su autor desmonta toda la ilegalidad e inconstitucionalidad del juicio al que se ve sometido por el estado cubano. Juicio que, como recuerda Fidel, el propio tribunal había caracterizado como “el más trascendental de la historia republicana” y pese a lo cual está viciado por las más flagrantes violaciones del debido proceso (p. 38). No pudo conversar a solas con un abogado y sólo se le permitió acceder a un minúsculo código; pero ningún tratado penal ni ningún libro pudo llegar a su calabozo, ni siquiera los de Martí. Ya antes de su alegato final, en una audiencia sostenida a mediados de septiembre, Fidel había declarado que el Apóstol “era el autor intelectual del 26 de julio” y que pese a que le negasen libros y tratados “traigo en el corazón las doctrinas del Maestro” (p. 45).
Fidel no se engañaba en cuando al significado político del juicio a que estaba sometido. Era muy conciente que en él se decidiría algo que iba mucho más allá que su libertad: “se discute –nos dice– sobre cuestiones fundamentales de principios, se juzga sobre el derecho de los hombres a ser libres, se debate sobre las bases mismas de nuestra existencia como nación civilizada y democrática. Cuando concluya, no quiero tener que reprocharme a mí mismo haber dejado principio por defender, verdad sin decir, ni crimen sin denunciar” (p. 46). Y esto es lo que Fidel hace con extraordinaria minuciosidad, siguiendo tal vez aquel viejo aforismo atribuido a los jesuitas y que asegura que “Dios está en los detalles”. Su descripción de los crímenes del régimen es precisa y detallada, al igual que su equilibrada presentación de los hechos desarrollados en el combate.
Transcurrido el primer tercio del discurso, Fidel se adentra en un análisis ya no tanto jurídico sino más político y económico-social. Allí desmonta la creencia de que el formidable poderío militar constituye una barrera inexpugnable ante la cual se estrellaría cualquier pueblo que quisiera luchar contra una tiranía. “Ningún arma, ninguna fuerza es capaz de vencer a un pueblo que se decide a luchar por sus derechos”. Cita en favor de su afirmación la revolución boliviana de 1952 y la gesta independentista de Cuba en contra del colonialismo español, que con medio millón de soldados y pese a contar con un armamento aplastantemente superior fueron derrotados por los patriotas. Podríamos agregar, con el beneficio de la experiencia histórica posterior, las derrotas sufridas por franceses y norteamericanos en Vietnam; la propia sobrevivencia de la Revolución Cubana; y, más recientemente, la resistencia del pueblo iraquí en contra de la ocupación decretada por George W. Bush, como otras tantas pruebas de la verdad de aquel aserto.
Pero ¿quién es el pueblo? En contra de todo esquematismo y con un lenguaje con claras reminiscencias del joven Marx, Fidel dice que “entendemos por pueblo, cuando hablamos de lucha, la gran masa irredenta [...] a la que todos engañan y traicionan, la que anhela una patria mejor y más digna y más justa; la que está movida por ansias ancestrales de justicia por haber padecido la injusticia y la burla generación tras generación” (p. 59). Y ahí están los 600 mil cubanos sin trabajo, los 500 mil obreros del campo, los 400 mil obreros industriales y braceros, los 100 mil pequeños agricultores, los 30 mil maestros, los 20 mil pequeños comerciantes, los 10 mil profesionales jóvenes. “A este pueblo [...] no le íbamos a decir ‘Te vamos a dar’, sino ‘¡Aquí tienes, lucha ahora con todas tus fuerzas para que sea tuya la libertad y la felicidad!’” (pp. 60-61). Se desprende de lo anterior una concepción del campo popular ajena al exclusivismo “obrerista” que tantos daños hiciera a la izquierda latinoamericana, al impedirle siquiera “ver” –¡no digamos incorporar a su construcción política!– a esa enorme masa de campesinos, indígenas y pobres del campo y la ciudad condenados a la invisibilidad y la negación por la condición periférica del capitalismo latinoamericano y el colonialismo intelectual de la izquierda tradicional, con algunas honrosas excepciones como la de José Carlos Mariátegui. Lo que Fidel propone en su alegato implica precisamente una ruptura con las concepciones tradicionales acerca del sujeto de las luchas emancipadoras. Plantea, en cambio, una visión amplia, abarcadora, reconciliada con las necesidades urgentes de la coyuntura que exige la unificación de todas las fuerzas sociales oprimidas y explotadas por el capitalismo y no su dispersión en un archipiélago de organizaciones políticas y sociales cuya desunión es garantía de su propia irrelevancia. La política de alianzas del Movimiento 26 de Julio haría de esta verdadera renovación teórica el fundamento mismo de su actuación política.
Neutralizado el chantaje militar y definido el sujeto de la transformación social, Fidel enuncia el programa concreto de la revolución. En primer lugar, devolución al pueblo de la soberanía usurpada por el tirano, restableciendo la Constitución de 1940; la segunda ley revolucionaria concedería la propiedad de la tierra a colonos, arrendatarios y precaristas que ocupan pequeñas parcelas, con una razonable indemnización a los antiguos propietarios. La tercera ley otorgaría a los obreros y empleados una participación del 30% en las utilidades de las grandes empresas. La cuarta ley revolucionaria concedería a los colonos el 55% del rendimiento de la caña de azúcar. La quinta confiscaría todos los bienes malversados por los gobernantes, la mitad de cuyo producido iría a engrosar las cajas de jubilación de obreros y empleados, y la otra mitad para financiar hospitales, asilos y casas de beneficencia. La política exterior cubana sería de estrecha solidaridad con las luchas de los pueblos democráticos del continente. Otras medidas incluían la reforma agraria de la gran propiedad territorial, la reforma integral de la enseñanza, la nacionalización de los monopolios en la industria eléctrica y los teléfonos; medidas todas estas que deberían ser proclamadas y ejecutadas de inmediato (pp. 61-62).
Estas medidas se asentaban sobre un diagnóstico de lo que Fidel denomina en su discurso la “espantosa tragedia” por la que atraviesa Cuba, “sumada a la más humillante opresión política”. El 85% de los pequeños agricultores cubanos vive bajo la permanente amenaza del desalojo; hay 200 mil bohíos y chozas en el campo, mientras 400 mil familias viven hacinadas en barracones y cuarterías; 2,2 millones de personas de la ciudad pagan onerosos alquileres y 2,8 millones carecen de electricidad. Faltan escuelas, y las que existen tienen maestros muy mal pagados. En el campo, el 90% de los niños están infestados con parásitos, y entre mayo y diciembre hay 1 millón de personas sin trabajo, una cifra mayor a la de países como Francia e Italia, con una población varias veces superior a la de Cuba. “Enviáis a la cárcel al infeliz que roba por hambre, pero ninguno de los cientos de ladrones que han robado millones al Estado durmió nunca una noche tras las rejas” (p. 66).
La última parte del alegato, luego de una nueva serie de denuncias sobre el salvajismo de la represión a los atacantes del Moncada, culmina con una elaborada justificación –anclada en la mejor tradición de la filosofía política occidental– sobre el derecho a la rebelión. “Admito y creo que la revolución sea fuente de derecho –dice en su discurso– pero no podrá llamarse jamás revolución al asalto nocturno a mano armada del 10 de marzo” que instauró la tiranía de Fulgencio Batista (p. 91). Y en una referencia cuya actualidad se reafirma con sólo echar una ojeada a la dirigencia de nuestras así llamadas “democracias” –en realidad, oligarquías apenas disimuladas tras un ligerísimo barniz de sufragio universal hábilmente manipulado– decía Fidel que Batista “vive entregado de pies y manos a los grandes intereses, y no podía ser de otro modo por su mentalidad, por la carencia total de ideología y de principios, por la ausencia absoluta de la fe, la confianza y el respaldo de las masas” (p. 92). Aludiendo a lo que en el lenguaje de nuestros días sería la tan alabada “alternancia”, un atributo supuestamente propio de las democracias maduras, remata su razonamiento diciendo que el golpe liderado por Batista “fue un simple cambio de manos y un reparto de botín entre los amigos, parientes, cómplices y la rémora de parásitos voraces que integran el andamiaje político del dictador” (p. 92).
El último movimiento de esta verdadera sinfonía política que es La historia me absolverá lo constituye una encendida invocación a la legitimidad del derecho a la rebelión ante toda forma de despotismo. En los tramos finales de su discurso, Fidel pasa revista en primer lugar a las disposiciones de la propia Constitución de 1940, pisoteada por la satrapía gobernante, para luego internarse por el largo sendero de la filosofía política señalando, a cada paso, la forma en que sus principales exponentes defendieron a lo largo de una historia más de dos veces milenaria el derecho de los pueblos a rebelarse ante los tiranos. Desfilan así desde referencias al pensamiento político-religioso de China e India en sus tiempos más remotos hasta su entronque con la tradición occidental nacida en Grecia y, desde ahí, a Roma para luego expandirse por todo el occidente europeo. Mención especial se hace de los argumentos en favor de la rebelión desarrollados por John of Salisbury, Tomás de Aquino, Martín Lutero, Juan Mariana, Jean Calvin, John Knox, John Ponet, Johannes Althussius, John Milton, John Locke, Jean-Jacques Rousseau, Thomas Paine y también presentes en la Declaración de la Independencia de EE.UU. y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano surgida de la Revolución Francesa.
Luego de tamaña argumentación, “¿Cómo justificar la presencia de Batista en el poder, al que llegó contra la voluntad del pueblo y violando por la traición y por la fuerza las leyes de la república? ¿Cómo calificar de legítimo un régimen de sangre, opresión y tiranía?”. Toda la tradición filosófica-política occidental condena semejante despropósito, pero el mandato que surge de las enseñanzas de Martí es aún más terminante: “cuando hay muchos hombres sin decoro hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres” y serán esos los que se rebelen contra los tiranos y las satrapías. Los jóvenes atacantes del Moncada son precisamente esa clase de hombres y mujeres necesarios para las grandes epopeyas de la liberación. Hombres y mujeres dispuestos a ofrendar sus vidas, sabedores que “morir por la patria es vivir”. En el año del centenario de su nacimiento, concluye Fidel, Martí está más vivo que nunca en la rebeldía y la dignidad de su pueblo.
La fe inquebrantable en la causa de la emancipación humana y social, su absoluta convicción en el triunfo final del proceso revolucionario, lo lleva a advertir a sus jueces que “ahora estáis juzgando a un acusado, pero vosotros, a su vez, seréis juzgados no una vez, sino muchas, cuantas veces el presente sea sometido a la crítica demoledora del futuro. Entonces lo que yo diga aquí se repetirá muchas veces, no porque se haya escuchado de mi boca, sino porque el problema de la justicia es eterno” (p. 87). En el cuidadoso, medido, equilibrio político y ético de su discurso, el afán de justicia predomina claramente sobre el ansia de venganza. Todo esto, claro está, sobre el telón de fondo gramsciano del “optimismo del corazón”. Equilibrio y serenidad que habían quedado de manifiesto al decir que “para mis compañeros muertos no clamo venganza”, a pesar de que se contaban entre ellos algunos de sus más cercanos amigos. “Como sus vidas no tenían precio, no podrían pagarlas con las suyas todos los criminales juntos” (p. 86). No apela, como es usual en estos casos, a la clemencia de sus jueces para conseguir su propia libertad. “No puedo pedirla –nos dice dando muestras de su ejemplar dignidad– cuando mis compañeros están sufriendo ya en Isla de Pinos ignominiosa prisión”. Y termina con una frase premonitoria: “Condenadme, no importa, la historia me absolverá”.

Atilio A. Boron

* Una vibrante descripción del Juicio se encuentra en la obra de Marta Rojas, única periodista que pudo presenciarlo y tomar extensas notas de todo lo que allí se dijo. Ver su El Juicio del Moncada (Córdoba: Editorial Espartaco, 2007)

viernes, 26 de julio de 2013

Hegemonía y consenso: Lecciones de Antonio Gramsci para la lucha del proletariado




Sin duda Antonio Gramsci es una figura clave del marxismo europeo de la primera mitad del siglo XX. Sus aportes más significativos se centran en el desarrollo del análisis leninista de la ideología y del control por medio de ésta por parte de la burguesía. Además de ello hizo aportes a la teoría marxista del partido político y el papel de los intelectuales en el desarrollo y consolidación de la organización revolucionaria del proletariado.
El presente artículo mostrará, en primera instancia, el análisis del teórico italiano en torno a los conceptos de consenso y hegemonía, piezas centrales de su aporte teórico en torno al control ideológico. En un segundo momento se presentarán los aportes más relevantes de la teoría gramsciana del Partido Político y los intelectuales para finalizar con una reflexión en torno a la actualidad Gramsci en el escenario de la lucha de clases del proletariado.

Consenso y hegemonía

Dentro de sus reflexiones teóricas Gramsci se pregunta por la forma en la que se desarrolla el proceso de dominación del proletariado en la sociedad capitalista. Partiendo de la formulación establecida por Marx en el Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política sobre la constitución de las sociedades a partir de una base que se compone de las relaciones de producción y una superestructura jurídica y política enlazada por la ideología de la clase dominante, el teórico italiano interpreta que esa formulación, lejos de ser una estructura rígida, es más bien un principio de interacción dialéctica donde ambas “partes” se determinan a partir de la dinámica de lucha de clases existente. No desaparece la primacía de la base económica que ordena el conjunto de relaciones sociales, sino que en realidad existe una dinámica de interacción donde la propia base se ve influida por las disputas en el terreno ideológico.
Para Gramsci, como para Lenin, que el capitalismo siga en pie tiene que ver en parte con la posibilidad de que la burguesía sea capaz de imponer su voluntad no sólo en el terreno económico, sino en el conjunto de la estructura social a partir de que sus concepciones, valores y creencias sean las aceptadas socialmente y tengan la capacidad de regular el comportamiento social en su conjunto, esa capacidad de una clase de dirigir los destinos de la sociedad a partir de su supremacía ideológica es la hegemonía.
Sin embargo, la hegemonía no es algo ni totalmente puro ni tampoco inmutable. En realidad las clases dominantes a lo largo de la historia están en un constante proceso de lucha con otras ideologías de otros grupos opuestos a éstas, es así que la aceptación de la ideología dominante debe ser reiterativamente reforzada para evitar que ésta pierda su efectividad. A la aceptación de las clases dominadas (aceptación no por cierto total ni completamente pasiva) de las formas ideológicas de la clase que las domina se le conoce como consenso.
En contrapartida a la hegemonía burguesa Gramsci identifica la necesidad de que el proletariado establezca su propia hegemonía suprimiendo la de la burguesía. Sin embargo, dicha empresa no es de carácter meramente especulativo ni “cultural” (como una infinidad de “intérpretes” de Gramsci han querido achacar al marxista italiano, partiendo de la idea de que la tarea más importante es la generación de formas culturales contrarias a las burguesas), sino que se forma tanto en el terreno del combate ideológico como en el terreno político de la acción de la clase proletaria (de ahí su decidido apoyo a los consejos obreros turineses que representaban embriones para la toma del poder de la clase obrera). Es en Lenin donde Gramsci encuentra al máximo exponente de la generación de la hegemonía proletaria hasta ese momento.

El moderno príncipe y los intelectuales

Si la hegemonía proletaria, y terminar con el consenso social sobre la validez de la ideología burguesa, resultan ser medios para que el proletariado pueda avanzar hacia la derrota de la burguesía, ello no puede conseguirse de forma inmediata ni desorganizada. Gramsci, contemporáneo de la revolución rusa y del fermento revolucionario, producido por el triunfo de ésta, reconoce perfectamente que, ante la organización de la clase burguesa, el proletariado no puede sino organizarse a sí mismo y el instrumento que tiene a su disposición para ello es el Partido Político.
Gramsci tuvo una participación tanto como periodista y redactor en diversos medios obreros pero también dentro de los partidos políticos de la izquierda italiana: el Partido Socialista Italiano y el Partido Comunista Italiano. A partir de su experiencia, pero también influido fuertemente por los escritos de Nicolás Maquiavelo, es que Gramsci fundamenta su concepción delModerno Príncipe. Tomando en consideración el tortuoso camino de la unificación italiana, Gramsci observa la misma preocupación en Maquiavelo, quien en“El Príncipe”redacta una serie de postulados sobre la forma de gobernar por parte del monarca, sin embargo, intuye Gramsci, detrás de eso se esconde una preocupación por la formación del Estado Italiano.
Gramsci, preocupado por el proceso en que el proletariado había sido derrotado por el fascismo, desde la cárcel reflexiona sobre el carácter de un nuevo príncipe, pero desde su óptica éste no puede ser un individuo en concreto, sino una organización (en éste caso la vanguardia del proletariado) capaz de unificar a la clase hacia su objetivo final, de ahí el surgimiento de Moderno Príncipe. Para llevar a cabo su tarea el Partido debe conjuntar a lo mejor de la clase social, en éste caso a los mejores elementos del proletariado. En la tarea de dotar de dirección y unicidad a la clase trabajadora Gramsci ubica a los intelectuales como el sector del proletariado que puede llevar a cabo dicha tarea.
Es necesario aclarar que para Gramsci existen a grandes rasgos dos tipos de intelectuales, losintelectuales tradicionalesque se caracterizan por ser un grupo dentro de una clase social específica dedicados a tareas de investigación, creación literaria, filosofía y tareas contemplativas en general y losintelectuales orgánicos, es decir, aquél grupo dentro de una clase social que cumple funciones de organización y homogeneización del actuar de dicha clase social en los campos económico, político, jurídico, ideológico, etc. Puede notarse de inmediato que para Gramsci la concepción del intelectual no es aquella de la burguesía, sino que dota a la categoría de un valor funcional, es decir, integra a los intelectuales dentro del mecanismo de funcionamiento del aparato social.
En cuanto al proletariado Gramsci explica la necesidad de la generación de intelectuales y sus labores. En primer lugar, intelectual no se refiere a un individuo dedicado a la reflexión teórica contemplativa (académica o de otro tipo) sino, ante todo, para el proletariado sus intelectuales orgánicos serán aquellos individuos con fuertes bases teóricas de comprensión de la realidad, pero también sujetos dedicados a fomentar la organización de la clase y coadyuvar a la elevación de su nivel político e ideológico, es decir, son los cuadros revolucionarios.

La lucha por el socialismo es total

Como hemos visto, lejos de ser una especie de “revolucionario cultural”, Antonio Gramsci es más bien un revolucionario total. Es claro que para él la lucha contra la burguesía no puede reducirse a un determinado terreno de la vida social sino que, de la misma forma que la burguesía establece su control a través de los diferentes aparatos, el proletariado debe organizarse y luchar en cada terreno contra la ideología y dominación burguesa.
De lo anterior se establece el siguiente interrogante para el presente:¿Es el proletariado en este momento una clase que busca establecer su hegemonía a través de una lucha política contra la burguesía? Si el proletariado como clase construyera conscientemente su propia hegemonía no sería necesario un partido político, hoy vemos cómo, luego de la caída del estalinismo, la ofensiva ideológica burguesa continúa haciendo estragos en las organizaciones obreras, de tal modo que la construcción del partido se vuelve más urgente que nunca.
Sólo sobre la base de retomar las ideas del marxismo, entre ellas las de Gramsci y mediante una firme intervención en el movimiento de masas será posible avanzar en la construcción de una correlación de fuerzas que permita avanzar en la trasformación de la sociedad, la formación delModerno Principe, será parte de este proceso de lucha de clases, mas allá de las disputas entre tal o cual grupo o personalidad bien intencionada.
Hoy es muy importante luchar contra la ideología burguesa pero también contra las concepciones pre-marxistas que atan a la clase trabajadora a viejas cadenas imposibles de romper sin la teoría y acción revolucionaria decidida. En ese mismo sentido la batalla no puede reducirse al debate ideológico, ante todo la acción política debe acompañarlo ya que la actual crisis capitalista no permite que el proletariado sea pasivo ante sus embates. La generación de una nueva organización que sea capaz de organizar, proporcionar herramientas teóricas y un programa de lucha al proletariado es una tarea en el orden del día que exige al mismo tiempo la lucha contra el orden burgués que quiere cargar en los hombros de las y los trabajadores el peso de la crisis del sistema capitalista.

Alfredo Elizondo

El Gran Hermano quedó al desnudo como nunca antes




EE.UU. no puede probar que Snowden miente. Al contrario, como dice la verdad y dejó al descubierto su maquinaria de control mundial es que lo acusa de "traidor" y quiere repatriarlo para darle el "escarmiento merecido". La violación de la privacidad de los ciudadanos del mundo, vulnerando las legislaciones nacionales y la soberanía de los estados, es lo que está en juego con el espionaje global de un alcance incalculable.

Las revelaciones del espía informático al servicio de la CIA han provocado un affaire internacional que ha tensionado las relaciones entre Estados Unidos, Rusia y la América latina, mientras que ha quedado patentizada la sumisión de la Unión Europea. Sobretodo ha dejado al desnudo la pretensión de Washington de instalar una nueva noción de soberanía en el mundo.
La caja de Pandora que destapó Edward Snowden, un ex CIA luego tercerizado, supera ya el escándalo que en su momento provocaron los documentos de WikiLeaks. Sus revelaciones no cesan y casi no pasa día sin que el llamado "topo" de a conocer verdaderos secretos de Estado.

Espionaje masivo

Lo último, al menos hasta el momento de escribir estas líneas, es la data de que la poderosa Microsoft entregaba ciertas claves a los espías tecnológicos para que estos pudieran acceder sin mediaciones a las conversaciones de los usuarios de redes informáticas, como Outlook y Skype, que cuentan con cientos de millones de usuarios. Sin embargo todo había comenzado en la primera semana de junio pasado cuando se hizo público a través de medios gráficos que, orden judicial mediante, el gobierno de los EE.UU. escuchaba las llamadas que se procesaban a través de la compañía telefónica más grande de ese país imperial. Lo siguiente fue conocer que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en inglés) había puesto en actividad un programa secreto denominado Prism por el cual la agencia accedía a las comunicaciones de las empresas servidoras de Internet (Google, Yahoo, Facebook, Microsoft, Paltalk, Skype, YouTube, AOL y Apple). También se conoció que el imperio del norte monitoreaba la información de numerosos países europeos y de la América latina.
Por si algo faltara ahora se conoce que Inglaterra también espió a los presidentes y funcionarios que asistieron a la cumbre del G-20 en su país y que Francia tiene un sistema similar de contralor social y político. Conviene recordar que en Argentina está vigente el Proyecto X.

El avión de Evo

Una derivación de este espionaje masivo ha sido el cuasi secuestro del avión presidencial del presidente boliviano Evo Morales y la provocación que lleva implícita la excusa que Snowden estaba escondido en el avión para salir del aeropuerto de Moscú rumbo a Bolivia, amparado por el presidente Evo morales.
El espía luego de pasar por Hong Kong recaló en Moscú, donde está prácticamente interdicto y sin pasaporte, a la espera de conseguir asilo en algún país latinoamericano. La coincidencia de que el presidente boliviano estuviera en Moscú participando de una cumbre de los principales exportadores de gas del mundo, fue la oportunidad buscada para que la inteligencia americana urdiera la trama y presionara a los países europeos -que ya habían aprobado la correspondiente carta de navegación- para que tomaran la inédita decisión de negar el espacio aéreo al avión presidencial. Un avión pequeño de poca autonomía que corrió serios riesgos y con él corría riesgo la vida de Evo Morales. Tal vez algunos halcones de Washington soñaran con algo "que pareciera un accidente".
Si esto ha sido una verdadera violación colonial del derecho internacional y de la inmunidad presidencial, así como también del derecho de asilo, la actuación de los gobiernos de Italia, Portugal, España y aún de la orgullosa Francia ha sido de un verdadero cipayismo frente al poder imperial americano. No es un dato menor que esta acción coordinada de los cuatro países se da cuando sea por el caso Malvinas, por el asilo de Julián Assange en Ecuador, por el estancamiento del acuerdo de libre comercio o por ciertas medidas proteccionistas tomadas por nuestros países, la relación de América del Sur con la UE no pasa por su mejor momento. Como contrapartida crece la autonomía de organismos regionales sin ingerencia de los EEUU.

La excusa del terrorismo

La lucha "contra el terrorismo internacional y el crimen organizado" es solo una excusa que esconde pretensiones más amplias del gendarme mundial. Conviene retrotraerse al momento del atentado a las Torres Gemelas para comprender la situación.
La respuesta de la administración republicana de George W. Bush al 11S, fue el redespliegue militarista de las guerras de Irak y Afganistán -que de paso ayudó a la reactivación de la economía americana- y la creación del Ministerio de Seguridad Interior. El presidente Barak Obama extendió sus alcances y perfeccionó sus métodos. Convirtiendo así el control de sus ciudadanos, y por lo que ahora vemos también de los gobernantes y ciudadanos de numerosos países, en una política de Estado aceptada por demócratas y republicanos. La magnitud de los controles es colosal y se pone de manifiesto en el hecho de que solo Skype tiene unos 500 millones de usuarios.

EE.UU. terrorista

Noam Chomsky señaló hace unos años, como muy bien recuerda John Brown en su texto "La guerra del imperio: lógica de excepción y retorno de la soberanía", que quien se adapta mejor la definición de terrorismo dada por el Departamento de Defensa es la propia administración de los EE.UU. ¿Qué dice esta definición?: "Utilización calculada de la violencia con el objetivo de coaccionar a intimidar a gobiernos y sociedades, persiguiendo objetivos que son generalmente políticos, religiosos o ideológicos".
Ahora bien poco más de dos meses después del atentado a la torres esa definición fue levemente modificada. El calificativo-sustantivo "ilegal" acompaña desde entonces a la palabra violencia. Este cambio resulta transcendente para comprender todo el despliegue bélico de los EE.UU. luego del 11S. Es indispensable en el marco de la violencia política calculada de la administración americana.
Guerras humanitarias, guerras preventivas, guerras contra el terrorismo es la lógica de recrear un enemigo en forma permanente. De ahí la importancia de esta redefinición que admite la lógica de excepción. Esto es, si hay una violencia ilegal significa que hay también una violencia legal. Si antes la violencia del Estado sobre otros estados aparecía encubierta ahora se la presenta como legítima. Se trata de un nuevo concepto de soberanía que contiene la excepción como forma permanente y que ha puesto en crisis toda la arquitectura jurídica del derecho internacional construido en la segunda mitad del siglo pasado.
Esto queda expuesto cuando los EE.UU. no niega la veracidad de las revelaciones de Snowden, por el contrario lo acusan de traidor a la patria por haber dicho la verdad. El acusado por su parte niega haber dañado los intereses de su país pero antepone el interés de los ciudadanos, agregando que "la opinión pública debe decidir si estos programas están bien o mal".

De redes y primaveras

La violación de la privacidad de los ciudadanos del mundo, vulnerando las legislaciones nacionales y la soberanía de los estados, es lo que está en juego con el espionaje global de un alcance incalculable. Esto es particularmente significativo cuando la oleada de manifestaciones -masivamente juveniles- que se despliegan en los países árabes, en España y Portugal, en Chile y ahora en Brasil son convocadas casi con exclusividad por medio de las redes de Internet, que hoy constituyen una herramienta estratégica para las movilizaciones sociales y políticas.
EE.UU. se arroga el derecho de aplicar una metodología informática de espionaje y control de estas redes. Sin embargo las revelaciones de Snowden -que no es ningún traidor sino un defensor de las libertad y privacidad de los ciudadanos- han dejado al Gran Hermano al desnudo y levantado una oleada antiimperialista, en momentos que EEUU conspira contra la Unasur, la Celac y el ALBA y fogonea la alianza del Pacífico. Todo agudiza las tensiones mundiales y eleva la conciencia sobre los poderes reales en juego.

Eduardo Lucita

martes, 23 de julio de 2013

“Colombia es la Israel de Sudamérica”




L'Ombelico del Mondo, noticiero internacional de Radionauta FM, dialogó con el intelectual y activista colombiano por los derechos humanos, Renán Vega Cantor, acerca de la situación social en el Catatumbo y la posición internacional de Colombia en este momento histórico.

El mandatario colombiano Manuel Santos acusó a las FARC de fomentar las rebeliones que hace más de 40 días protagonizan los campesinos de la región fronteriza del Catatumbo. Mientras tanto la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat) pidió públicamente refugio político a Venezuela para niños, mujeres y ancianos de la región ante la ola represiva desatada por el gobierno que ya cobró cuatro víctimas.
Todo esto en medio de un reacomodamiento de la política internacional colombiana, cada vez más alineada con la Casa Blanca y sus aliados regionales. Renán Vega Cantor, profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá y referente del pensamiento crítico latinoamericano, analizó la situación social y geopolítica de su país.
-¿Qué es lo que está sucediendo hoy en el Catatumbo?
El Catatumbo es una zona muy rica en recursos naturales como petróleo y carbón. Tiene diversos climas y una tierra muy fértil. Pero como sucede en varios países de Nuestramérica en el medio de esta riqueza natural se desenvuelven comunidades que viven en la más absoluta pobreza y en la miseria.
Es una zona que ha sido sometida a un proceso de violencia estructural a lo largo del siglo XX por parte de compañías petroleras de Estados Unidos que masacraron a las comunidades indígenas de la región. Luego los colonos atraídos por la bonanza petrolera se convirtieron en campesinos y siempre han estado sometidos a pésimas condiciones de existencia. No hay infraestructura, no hay escuelas, no hay salud, y en los últimos quince años esto se acentuó con la presencia de grupos paramilitares que han organizado masacres terribles.
Los campesinos han soportado históricamente la represión, y en distintos momentos han organizado sus luchas desde la época de los trabajadores petroleros. De tal manera que la lucha que estamos viendo hoy es la continuación de un proceso histórico de los campesinos que luchan contra el despojo a los que son sometidos por grandes terratenientes y por grandes empresas multinacionales.
Allí hay dos tipos de política. Una del Estado colombiano ligada a los intereses de los terratenientes y capitalistas locales, que todo lo que están realizando apunta a expulsar a los campesinos de la región. Y el proyecto que se contrapone es el de otros sectores sociales que reivindican el derecho a la tierra, condiciones de vida dignas, salud, educación, y que se los reconozca como un actor social legítimo.
Hubo un hecho que fue el detonante de lo que está sucediendo. En agosto de 2011 el instituto colombiano que se encargaba de los predios rurales aprobó la constitución de una reserva campesina en el Catatumbo pero que nunca se ha hecho realidad. Los campesinos ya se cansaron de esperar y organizaron este paro que ya lleva más de un mes donde reivindican el establecimiento de la reserva campesina, que se les permita realizar un plan de desarrollo sostenible por ellos mismos, y además un punto central es la erradicación forzada de cultivos de coca en la región que sustentan los operativos militares que allí se desarrollan y que han generado una gran cantidad de violaciones a los derechos humanos y masacres.
-¿Qué implicaría la creación de una zona de reserva campesina?
Zonas de reserva campesina en realidad es una denominación jurídica que tiene casi veinte años y goza de reconocimiento legal en la constitución y las leyes del Estado colombiano. Sin embargo, Colombia es un país muy formal, que le rinde mucho culto a las normas, pero lo que aparece en el papel casi nunca se pone en práctica en la realidad. Más si lo que está en el papel beneficia de alguna manera a los sectores populares.
Las zonas de reserva campesina existen desde la década de 1990 pero sólo se han podido establecer seis, que han sido criminalizadas y perseguidas, gran parte de sus dirigentes han sido asesinados y su suelo ocupado. Según la ley debería ser un lugar manejado por los mismos campesinos, autónomo y con límites territoriales para que no caiga en manos de los grandes terratenientes. Para que las zonas de reserva campesina funcionen se necesita del apoyo y el reconocimiento del Estado. Esto nunca se ha hecho realidad.
Ahora que estamos en medio de las conversaciones de paz entre las FARC y el gobierno, volvió en la mesa del debate el tema de las reservas campesinas. Pero si se los pide las FARC, y en total serían unos 9 millones de hectáreas, esto comienza a ser un problema y los campesinos son criminalizados como miembros de la insurgencia. Y entonces sigue el conflicto entre los dos modelos.
-Y esto tiene repercusiones internacionales por su cercanía con Venezuela.
Es una zona geopolíticamente muy importante en términos fronterizos por varias razones. En primer lugar la presencia del Estado colombiano pero no en términos legales sino militares. En términos legales las fronteras del país son muy permeables, con poca presencia estatal en términos sociales y económicos. Esta es una frontera por donde circula mucho tráfico ilegal de gasolina desde Venezuela, y es lo que ha nutrido el paramilitrarismo en la región, ligado en gran medida al Estado. Pero también desde allí se han preparado agresiones paramilitares para incursionar en territorio venezolano.
Es una zona de disputa territorial y de fortalecimiento por parte del Estado colombiano, que ha invertido mucho ahí pero no para solucionar los problemas de los campesinos sino de fortalecimiento militar. Y en la frontera con Venezuela esto tiene repercusiones de tipo geopolítico internacional. Porque estamos hablando de la presencia de tropas extranjeras y servicios secretos de los EEUU que están posicionados en un lugar tan estratégico como es este y otros a lo largo de la frontera con Venezuela.
-En este sentido, ¿cuál es el rol que está jugando Colombia con respecto a la integración regional?
Colombia es la Israel de Sudamérica. No es simplemente una consigna. Si analizamos la historia colombiana nos damos cuenta de que es una cuestión profundamente real. Hay un sin número de hechos. Por ejemplo el bombardeo ilegal que realizó el ejercito colombiano en 2008 en Ecuador donde masacró a 26 personas, entre ellos cuatro estudiantes mexicanos y un ecuatoriano, y donde fue asesinado un miembro del secretariado de las FARC Raúl Reyes. Un crimen de guerra que fue condenado hasta por la OEA y que significó un conflicto diplomático de larga duración y que tuvo repercusiones inclusive en el intercambio económico con Ecuador y Venezuela.
Pero hay una gran cantidad de hechos de esa naturaleza y la política colombiana en ese sentido no ha cambiado. El ex presidente Uribe, quien fue el portador de esa política cuasi expansionista del ejército colombiano, que pretendía tener el derecho de ocupar, invadir y bombardear a otros países donde supuestamente haya miembros de la insurgencia, llegó a decir que no le alcanzó su mandato para invadir a Venezuela pero lo hubiera hecho.
Cuando Santos llega a la presidencia de la república, la situación del intercambio comercial con Venezuela era tan negativa para el país, que debió recomponer diplomáticamente las relaciones. Pero su política no ha cambiado. Eso se ha confirmado por ejemplo con el saboteo a la cumbre de Unasur que impulsó la Alianza del Pacífico, que es promovida por los EEUU con sus aliados incondicionales. O el haber recibido, sin guardar el más mínimo decoro diplomático, a Henrique Capriles con los honores que se le hacen a un jefe de Estado, cuando es un personaje de la oposición y con un pasado no muy santo. Es parte de una política a largo plazo que no creo que vaya a cambiar por más que haya acuerdos circunstanciales entre Colombia y Venezuela. Hay una estrategia de saboteo que apunta a que los procesos nacionalistas en marcha en el continente se acaben.

Entrevista a René González, el primero de los Cinco en regresar a Cuba






El antiterrorista cubano, recientemente liberado por EEUU, es entrevistado en Russia Today

Espionaje masivo de EEUU deja corta la película `La vida de los otros´




La película alemana "La vida de los otros", Oscar a la mejor película extranjera en 2006, tiene como argumento la vida de un agente de la STASI, policía de la antigua República Democrática Alemana, dedicado a espiar comunicaciones telefónicas. Cuando en 2007 se estrenó en Cuba, varios medios acreditados en La Habana aprovecharon para establecer paralelismos entre la historia del filme y la realidad cubana.

sábado, 20 de julio de 2013

Por el retiro de tropas de Haití




CARTA ABIERTA A TODOS LOS PRESIDENTES MIEMBROS PLENOS, ASOCIADOS Y OBSERVADORES DEL MERCOSUR

Comunicado de prensa

En el día de la fecha,12 de julio, en horas del mediodía, en una concentración frente al Edificio Sede del MERCOSUR, en ocasión de la CUMBRE del MERCOSUR, las COORDINADORAS Uruguayas , Argentina, y Brasileras " POR EL RETIRO DE LAS TROPAS DE HAITÍ", en conjunto con organizaciones sociales haitianas, uruguayas , argentinas, brasileras, e internacionales, coordinados con los Movimientos del ALBA, hicimos entrega al Presidente Maduro, Presidente Pro Tempore del MERCOSUR, la siguiente CARTA ABIERTA A TODOS LOS PRESIDENTES MIEMBROS PLENOS, ASOCIADOS Y OBSERVADORES DEL MERCOSUR

Montevideo 12 de julio 2013

CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE PRO TÉMPORE DEL MERCOSUR, Pte. NICOLÁS MADURO, Y A TODOS LOS PRESIDENTES de PAÍSES miembros, asociados y observadores del MERCOSUR.

Sr. Presidente Pro Tempore del MERCOSUR, Presidente de la hermana República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro: Por su intermedio queremos hacer llegar hoy a todos y cada uno de los Presidentes de los países miembros, asociados y observadores del MERCOSUR El clamor hasta ahora no escuchado de las organizaciones sociales que representan a amplios sectores de nuestros pueblos, referidos a la actitud tomada por los gobiernos de Uruguay, Brasil, Argentina, Paraguay, Bolivia, Chile, Ecuador ante el pedido de los EEUU y el Consejo de Seguridad de la ONU, de relevar a los ejércitos golpistas de EEUU, Francia y Canadá que ocuparon en febrero del 2004 Haití, secuestrando a su legítimo Presidente Bertrand Aristide. Solo 4 meses después, estas potencias, implementan las Misiones de PAZ, MINUSTAH, para transferir a gobiernos latinoamericanos y otros, la tarea de desconocer brutalmente el DERECHO INALIENABLE DEL PUEBLO HAITIANO A SU AUTODETERMINACION, desembarcando tropas de ocupación que nunca NINGUN GOBIERNO LEGITIMO DE HAITI RECLAMÓ. A partir del golpe de Estado, las potencias invasoras han designado gobiernos provisionales, organizando elecciones ilegítimas, con el Partido Lavalas mayoritario proscripto, con cortes electorales provisorias no electas democráticamente, y participación de solo el 20% del electorado. La presencia de la MINUSTAH ha significado para el pueblo haitiano 9 años de opresión económica, política, social y militar. Ninguno de los propósitos de "estabilización", "reinstitucionalización del Estado"," cooperación humanitaria", "desarme de bandas armadas" que amenazan a la población, han sido practicados, la inestabilidad se ha acentuado. Por el contrario, la desocupación, la explotación extrema del trabajador en zonas francas, el hambre, la continuidad de las políticas norteamericanas de saqueo del oro, plata y cobre, la represión de los sectores populares, son razón y causa de la DESESTABILIZACION de un pueblo oprimido. Vale la pena preguntarse cómo hemos podido acoplarnos al pensamiento soberbio y racista de los imperios coloniales que inferiorizan a los pueblos considerándolos incapaces de autogobernarse. ¿No resulta anacrónico con el discurso y la voluntad de independencia e integración de la Patria Grande que hoy campea en muchas zonas de América?¿Se puede afirmar que un pueblo que resistió a la catástrofe del terremoto del 2010 basado principalmente sobre sus propias fuerzas, sus formas ancestrales de solidaridad y autogestión, en el medio de la devastación, con muy escasas ayudas alimentarias, a excepción de la extraordinaria colaboración de los médicos cubanos que desde hace 12 años lo asisten y a la que se sumó la ayuda civil venezolana, no es capaz de decidir su destino?, un pueblo que revolucionó al mundo demasiado temprano para los intereses imperiales, logrando la emancipación en una revolución social anticolonial, libertaria y antiesclavista en 1804-1806?Ese pueblo, como todos, tiene memoria, y por eso, solo lo han podido dominar por la fuerza bruta, por el genocidio, desde entonces hasta ahora.Ya no es creíble la promesa de "colaborar humanitariamente" y "ayudar a reinstitucionalizar". En 9 años, destinados a eso, la MINUSTAH no lo hizo. Pero además ¿puede un ejército invasor ayudar a reinstitucionalizar? ¿No es un perfecto contrasentido? Las únicas "instituciones" que la MINUSTAH y el imperio, la ONU, la OEA, la comisión presidida por Bill Clinton, pueden crear, son las funcionales a la continuidad de su dominación y opresión. Solo el pueblo haitiano puede elegir su forma propia de organización social, nadie lo puede hacer por el y debe hacerlo libremente, le guste a quien le guste y sino también.Por eso es inapelable la obligación urgente de retirar todas las tropas de Haití. Ellos deben resolver sus propios problemas como cada uno de nuestros pueblos hace lo propioHoy hay 6 de los 10 departamentos de Haití declarados en Hambruna. Retiremos los ejércitos y utilicemos ese dinero en contribución a lo que el pueblo haitiano, a través de la institucionalidad que él mismo se dé, nos reclame. Por último, la MINUSTAH es responsable de haber introducido el cólera en Haití que ha causado ya 8.000 muertos y 800.000 enfermos, dejando miles de niños huérfanos que cargan con una nueva estigmatización social. La epidemia continúa desarrollándose y la ONU se niega a cumplir con el protocolo de 7 Recomendaciones elaboradas por un grupo de expertos que ella contrató. La ONU se ampara en la "inmunidad de las tropas" para desentenderse de la reparación que le están exigiendo legalmente, 5.000 víctimas del cólera. ¿Cómo catalogar a este operativo de la ONU, basado en la "inmunidad-impunidad", que se niega a detener una epidemia letal, introducida por sus propios efectivos, teniendo en sus manos todos los recursos materiales y humanos para hacerlo?¿No se parece mucho a un genocidio? ¿Seguirán hoy los gobernantes latinoamericanos implicados en la MINUSTAH, siendo parte de este instrumento imperial, a costo de la tragedia y el genocidio haitiano? Señoras y Señores Presidentes de los países miembros, asociados y observadores del MERCOSUR, en nombre de nuestros pueblos, y del Pueblo Haitiano, detengan ya esta intervención que nunca debió ser, y reconozcan a Haití, parte de esta patria grande, el derecho a su autodeterminación.Las organizaciones abajo firmantes exigimos:-El retiro inmediato de todas las tropas extranjeras de Haití.-Que la ONU indemnice en forma inmediata a las miles de víctimas del cólera.
-La utilización urgente de los recursos hasta ahora destinados a las tropas militares, para detener la epidemia y asistir en salud a la población haitiana en todo lo que el pueblo reclame, sin que ello signifique un nuevo endeudamiento.- El reconocimiento del pueblo de Haití por sus sacrificios que iluminaron el camino, en el proceso inconcluso de la emancipación de los pueblos de nuestra América. Guillermo Chifflet - Ex Diputado y Fundador del Frente Amplio- Uruguay, que renunciara a su cargo en Sala, en el año 2005 al no acompañar el voto de su partido (PS/FA), por el envío de las tropas a HAITI.Dr. José Díaz- ex Diputado Nacional (PS /FA.) y ex Ministro del Interior (2005--2007)Comité Democrático Haitiano- Henry Boisrolin (Haití)PAPDA (Plataforma por un Desarrollo Alternativo- Haiti)

Nora Cortiñas (Madre Plaza de Mayo-Línea Fundadora) ArgentinaSERPAJ- UruguayCoordinadora por el Retiro de Tropas de Haití (Uruguay)Comisión Nacional por el Agua y la Vida (Uruguay)Redes-AT Uruguay

FEUU. (Federación de Estudiantes Universitarios de Uruguay)PITCNT -Plenario intersindical de Trabajadores - Convención Nacional de Trabajadores (Uruguay)FFOSE-PITCNT (Uruguay)UTHC- PITCNT (Uruguay)

COFE- PITCNT (Uruguay)UCRUS- PITCNT (Uruguay)Plenaria Memoria y Justicia (Uruguay)CONOSUR (Comisión Nacional de Organizaciones sociales del Uruguay) Julio FaravelliComité de Solidaridad por el retiro de tropas argentinas de Haití (Argentina)

CTA- Central de Trabajadores Argentinos (Argentina)Diálogo 2000 (Argentina)Comisión Pro HAITI (Brasil)Jubileo Sur (Argentina y Brasil)Junta Americana Por los Pueblos Libres (sede Paraná- Entre Ríos)

SEPLA (Sociedad de Eonomía Política y Pensamiento Crítico Latino América.)AGMER, (Asociación de Maestros - MARÍA GRANDE) y comisión DDHH de CTA Entre Ríos. Mauricio Castaldo -Sec. Gral.Luis H. Vignolo- (Periodista y Direc. Gra.l de la Fundación Vivian Trías) Uruguay

Prof. Garabed Arakelian- (Docente, Vice-Presidente de la Fundación Vivian Trías) UruguayDavid Rabinovich - (Periodista y Vice-Presidente de la Fundación Vivian Trías) Uruguay Enviado por Mónica Riet

Charla por el retiro de las tropas de Haití




Reynoso justificó el espionaje que realiza EE UU


Gremios de la educación en el acto oficial


Impresentables


Docentes marchan hasta la Torre Presidencial


Marcha de docentes por el centro


viernes, 19 de julio de 2013

Entre el escándalo del espionaje masivo y las movilizaciones de masas




Las revelaciones del ex espía de la NSA (Agencia Nacional de Seguridad según sus siglas en inglés) Edward Snowden pusieron al descubierto algo que se sospechaba, al estilo de novelas como 1984 de G. Orwell, los Estados Unidos controlan los mensajes y comunicaciones a escala planetaria.
Las agencias de seguridad Norteamericanas “asociadas” con las grandes corporaciones de las comunicaciones (Google, Microsoft, Skype, etc) vigilaban a supuestos enemigos y aliados bajo la excusa de “la lucha contra el terrorismo”. El llamado “asunto Snowden” viene, como en su momento lo hicieron los expedientes revelados en WikiLeaks, a destapar que el espionaje yanki no se limitaba a asuntos militares y se extendía a la recolección de información sobre cuestiones comerciales, diplomáticas y sociales que fueran de interés para la “seguridad” de la principal potencia imperialista. Estas acciones no eran exclusivas de los norteamericanos o de uno de sus principales socios, el imperialismo inglés; como se empezó a demostrar Alemania o Francia hacían lo mismo. Dicho de otro modo, en estas “democracias” el conjunto de las telecomunicaciones de la población es almacenada, analizada y se encuentran bajo vigilancia permanente. Se trata de la violación sistemática de los derechos individuales y de un comportamiento anti-democrático agresivo.
La utilización del espionaje no queda reducida a los “juegos de espías” entre países o a la búsqueda preventiva de supuestos ataques militares. Una gran parte del espionaje y la violación a las libertades democráticas esta puesta al servicio de anticiparse o directamente reprimir la protesta social que se ha ido incrementando a medida que se prolonga la crisis económica internacional. Como mostraron las filtraciones de los WikiLeaks, el movimiento Occupy Wall Street fue investigado y vigilado bajo el pretexto de un riesgo “potencial de la seguridad nacional” por manifestarse contra el sistema financiero yanqui.
La tecnología y los informes Norteamericanos también han sido utilizados por los países y gobiernos aliados en Medio Oriente para tratar de sofocar la Primavera Árabe, como se vio en el intento de Mubarak, en Egipto, cuando trató de desorganizar las movilizaciones que eran convocaban por las redes sociales bloqueando el acceso a las mismas.

El atropello a Evo Morales desnuda la alianza de intereses internacional

Al escándalo internacional luego de las revelaciones de Snowden, se le sumó el verdadero bloqueo que sufrió el presidente Boliviano cuando países como España o Francia le impidieron atravesar su espacio aéreo cuando regresaba de Rusia, ante la posibilidad de que en la aeronave viajara el ex espía de la NSA. Los gobiernos europeos que permiten a los aviones militares norteamericanos hacer viajes clandestinos con personas detenidas en Irak o Afganistán para que sean torturadas en algunas de las bases yanquis en territorios aliados, no dudaron en demorar más de 13 hs. el avión presidencial de Bolivia.
Este escándalo revela que los gobiernos imperialistas se arrogan el derecho de actuar como “policía mundial” violando las normas más elementales de las relaciones internacionales cuando les conviene, lo que va directamente en contra de los países semicoloniales, considerados "de segunda" o "no confiables".
Ante este atropello por parte de los gobiernos imperialistas que hemos denunciado , algunos de los gobiernos “progresistas” de Sudamérica se reunieron en para redactar una declaración de repudio (con la llamativa ausencia de la presidenta del Brasil) tratando de ocultar que aplican en sus países el mismo sistema de espionaje, en este caso contra las organizaciones sociales y obreras. Los ejemplos van desde el gobierno argentino con el espionaje del Proyecto X que sirve como base para criminalizar la protesta o la aplicación de la Ley Antiterrorista contra organizaciones obreras y sociales, hasta el gobierno de Evo Morales que durante la huelga de la COB acusaba, basándose en escuchas telefónicas, a dirigentes de izquierda de supuestos atentados.
Además de compartir los métodos del espionaje interno, la mayoría de los gobiernos americanos actúan como “socios”, directa o indirectamente, en el control de la región por parte del Imperialismo yanqui. En casos como Colombia o Chile prestando su territorio para la instalación de bases militares, y junto a los autodenominados gobiernos “progresista” son parte del MINUSTAH (Misión de la Naciones Unidas para la Estabilización de Haití según sus siglas en Ingles) que mantiene la ocupación en Haití hace años.
Más allá de las declaraciones de turno contra la violación de los derechos democráticos, ningún gobierno se ha atrevido a desafiar los intereses de la Casa Blanca exigiendo la inmediata libertad del soldado Manning (que fue juzgado por revelar los expedientes que se conocieron por los WikiLeaks) o el libre derecho de transito y asilo para Snowden.

Las masivas movilizaciones que los “espías” no pudieron detener

El espionaje interno por parte de los gobiernos busca preveer y reprimir el creciente descontento que surge del deterioro en las condiciones de vida de millones y que luego 6 años de crisis económica ven que el capitalismo no tiene nada para ofrecerles. De un continente al otro las multitudinarias movilizaciones muestran que el intento de prevención o control desde el estado, violando los derechos democráticos, se transforma en un agregado más al cóctel de reclamos que llevan, desde Egipto hasta Brasil, al cuestionamiento desde abajo a los regímenes de gobierno.
Estos movimientos donde la juventud viene cumpliendo un papel destacado (con la utilización de las redes sociales tan custodiadas por los estados) se comienzan a combinar con la aparición en la escena del movimiento obrero como empezamos a ver en el cono Sur de América.
Ante las movilizaciones masivas el aparato de espionaje parece ser ineficaz. Como vemos en Egipto donde la ayuda multi millonaria del gobierno Norteamericano al ejército de este país, aliado y clave en la estabilidad de la región, no sirvió para detener a los millones que protestan en las calles, o en Chile donde la represión y la persecución por parte del aparato represivo heredado de la dictadura de Pinochet no logra parar la lucha del movimiento estudiantil que ahora se combina con la jornada de huelga y movilización obrera.
Las manifestaciones y luchas masivas que por distintos continentes comienzan a marcar un cambio de época, cuestionando las actuales democracias y su casta de políticos, al servicio de la burguesía, incapaces de dar respuestas a los problemas más profundos que afectan a los trabajadores y el pueblo.

Diego Sacchi

“Se reveló que los mitos no eran mitos”




Reproducimos la entrevista a Atilio Borón, politólogo y analista internacional, realizada en L'Ombelico del Mondo, programa radial de Radionauta FM. Aquí Borón analiza la política norteamericana para Latinoamérica a la luz del caso de espionaje revelado recientemente y las cumbres de Unasur y Mercosur.

-En una presentación de tu último libro a fines de 2012 decías que la política estadounidense en América Latina cambia tan rápido que para la impresión ya habían aumentado las bases que había en el continente. ¿Qué ha cambiado desde entonces a hoy?
Lo que ha cambiado es que se ha acentuado la política de los EEUU tendiente a lograr un control total, político, militar y económico sobre la región. De la época en la que saqué el libro, en noviembre, hasta hoy, la Alianza del Pacífico que era un proyecto apenas en gestación se ha convertido en algo con una fuerza impresionante que está movilizado grandes recursos de parte de Estados Unidos con el propósito de lograr el control de todo el litoral Pacífico latinoamericano y servir como un mecanismo de encierro o atosigamiento a los países del Mercosur o Unasur. Eso hoy en día es una vibrante realidad muy eficaz. Ha logrado unificar los gobiernos de México, Colombia, Perú y Chile. Ha logrado dividir a la Unasur, que por ejemplo ante un hecho flagrante de violación a los derechos fundamentales como es la inmunidad de los presidentes, no ha logrado consolidar una cumbre porque los países de la Alianza del Pacífico la sabotearon. Es un fenómeno muy delicado, que tiene la posibilidad de hacer detonar el proceso de la Unasur, lo cual sería un paso atrás tremendo para los países de América Latina. Necesitamos una Unasur fortalecida pero el proyecto norteamericano es exactamente lo contrario, tener una Unasur sin mayores posibilidades de actuación.
-Sin embargo en los últimos años parecía que el interés de EEUU sobre “el patio trasero” había disminuido.
Esas son declaraciones periódicas que ellos sacan cada tanto y que son parte de un mecanismo de negociación. Si ellos te convencen de que no tienen ningún interés las negociaciones sobre algunos temas se tornan mucho más sencillas. Ellos la tienen muy clara en eso que la mejor forma de negociar es minimizando tu valor, tu importancia, y en función de eso logran mejores condiciones para imponer sus intereses. América Latina es por lejos la región más importante para EEUU. Si bien puede no serlo en una coyuntura particular, por ejemplo hoy, que tienen la atención puesta en Asia Central, es una distracción momentánea. El objetivo fundamental es el control de América Latina. Porque es el continente más rico en recursos naturales del planeta tierra. Con el 7% de la población mundial tenemos entre el 42 y el 45% de la concentración de agua dulce del planeta. Hay gente hoy que se está matando por el agua y acá tenemos una disponibilidad fenomenal, muy por encima de lo que es nuestra población. Tenemos el país que tiene la mayor reserva comprobada de petróleo del mundo. Tenemos siete de los diez países mineros más importantes del planeta para el suministro de materiales estratégicos para la defensa de EEUU. Y tenemos la mitad de la biodiversidad mundial. Y además capacidad alimentaria, el pulmón verde del planeta. Tendrían que ser unos idiotas los norteamericanos para no prestarle atención a una región con estos recursos, que además la tienen ahí nomás.
Ya desde la época de los primeros presidentes de EEUU tenían en claro que tenían que tener el control de América Latina. No es un discurso de ahora o de la Guerra Fría. A veces tratan de hacer creer que esto es un producto momentáneo que tiene que ver con una coyuntura particular. Pero esto es un interés que viene ya de la época de John Adams, el tercer presidente de los EEUU. Ya entonces hablaban de la necesidad de controlar esta parte del mundo. Pero obviamente, para hacer que un país como Argentina acepte las famosas relaciones carnales es necesario convencer a los argentinos de que no tenemos nada que ofrecer, que somos inútiles, que somos pobres e irrelevantes. De esa manera cualquier funcionario logra contratos maravillosos o preferencias extraordinarias en favor de EEUU. Si por el contrario nos dijeran que somos muy importantes para ellos, seguramente las negociaciones serían mucho más difíciles.
-Estas nuevas revelaciones acerca del espionaje norteamericano ¿desnudan cierta decadencia de los EEUU?
Para mí lo que esto revela es que hay un relevamiento de algo que ya se sabía que estaban haciendo, que es realmente muy grave porque viola derechos fundamentales, y que hay toda una maquinaria que se ha salido de control. Esto se suponía que debía tener control parlamentario y ya es evidente que no lo tiene. Y ha adquirido autonomía, funciona totalmente por su cuenta, sin control de los funcionarios que deberían monitorear esa maquinaria infernal que han montado y que no sé cómo van a desmontar. Y que tiene un efecto vicioso sobre todo el resto del mundo. La gente se siente vigilada, invadida, violada en su privacidad y los gobiernos se sienten controlados. Lo bueno es que esto descubre el verdadero proyecto del imperialismo que no es la libertad, la democracia y la justicia. Por eso Noam Chomsky hace más de treinta años viene diciendo que el gobierno de los EEUU y sus clases dominantes tienen un plan de dominación mundial. Y eso ante la incredulidad de mucha gente. Ahora eso queda evidente que han un plan adonde aún los aliados, los amigos y los lacayos como los británicos son espiados por EEUU, que no confía absolutamente en nadie. Y persiguen a aquellos que están filtrando información pero no van a poder porque cada vez son más. Primero fue el soldado Manning, después fue Assange, ahora Snowden. Va a haber decenas de tipos que, producto de una suerte de asco moral, van a hacer públicas todas estas cosas que EEUU no quiere que se conozcan. Y que son flagrantes violaciones a la legalidad internacional y a las normas éticas mínimas sobre las cuales construir una comunidad política civilizada.
Esto entonces es bueno y es malo. Es bueno porque corre el telón y deja ver que los mitos no son mitos, que la realidad es que EEUU es un imperio, que los imperios siempre son violentos, sanguinarios y depredadores. Hay que ver cómo nos damos, como América Latina, una estrategia de defensa o ataque que nos impida sucumbir ante la violencia del imperialismo.
-Ante la última cumbre del Mercosur, ¿los países que allí se reunieron pueden ser actores importantes en esta resistencia?
El Mercosur no como está armado ahora. Yo tengo más confianza en que lo pueda hacer la Unasur. El Mercosur todavía está demasiado inficionado por los valores del neoliberalismo en donde fue creado. No nos olvidemos de que esos son tratados firmados en la década de los '90. En ese sentido el Mercosur tiene que redefinirse. La gran esperanza es que con el ingreso de Venezuela haya una redefinición y que se avance más en una unión política. Por otro lado la Unasur debería cumplir ese papel pero allí tenemos a varios caballos de Troya del imperialismo norteamericano. Está Colombia, están Chile y Perú. La última cumbre tendría que haberla convocado Humala como presidente pro témpore del bloque tras conocerse lo que había pasado con Evo Morales durante su viaje a Europa. Tenía la obligación de hacerlo. Pero como Perú es ya un apéndice de EEUU al igual que Colombia tenemos un problema muy serio de estos caballos de Troya que desde adentro están saboteando estos proyectos.

martes, 16 de julio de 2013

Boron: "EEUU y la Alianza del Pacífico sabotearon la reunión de Cochabamba"




Entrevista con Atilio Boron :: Los grandes beneficiarios de la gestión macroeconómica de los gobiernos, tanto de Lula como de Dilma, han sido los bancos

8 julio 2013.- Atilio Boron acaba de ganar la octava edición del Premio Libertador al Pensamiento Crítico que otorga el Gobierno venezolano. Lo hizo con su obra 'América Latina en la geopolítica del imperialismo'. Pero este sociólogo y politólogo argentino también podría ganar –si existiera– un premio al pensamiento ácido, en especial cuando escribe artículos como uno de los más recientes en el que compara a Europa con la puta de Babilonia, por la actitud de los gobiernos que le negaron acceso a su espacio aéreo y sus aeropuertos al presidente de Bolivia Evo Morales. “Es un episodio bíblico –explica– y se refiere a una mujer que se prostituyó con los reyes de la Tierra”.
—Pese a todos los progresos, es obvio que en América Latina sigue existiendo una mentalidad proimperialista muy acendrada, al menos en sus estatus quo. Por ejemplo, la oligarquía colombiana habla de pensar en grande cuando se refiere a la posibilidad de integrarse a la OTAN. ¿Podrán las fuerzas progresistas superar el peso muerto de ese pensamiento reaccionario?
—Soy optimista al respecto. Creo que lentamente se ha logrado ir erosionando esa mentalidad proimperialista, colonial, que durante mucho tiempo caracterizó a la opinión pública y a la dirigencia política de América Latina. En ese sentido, pienso que es clave la gran misión que llevó a cabo el presidente Hugo Chávez, quien levantó las banderas que había enarbolado Fidel Castro en la década de los 60 y 70. El papel de Chávez fue fundamental porque, por diversas razones, la influencia de Cuba había decaído sensiblemente. Con el gobierno del presidente Chávez comienza a producirse un cambio significativo y ahora, sin caer en triunfalismos, podemos confiar en que, si seguimos trabajando a fondo, la visión antiimperialista se va a arraigar en América Latina. De hecho, creo que eso ya se aprecia. Por ejemplo, las opiniones con respecto a los presidentes norteamericanos antes eran mayoritariamente admirativas, las élites políticas latinoamericanas los presentaban como unos héroes. Ahora se aprecian unas posturas mucho más críticas.
—Frente a la integración latinoamericana-caribeña con enfoque antiimperialista, hay una respuesta de la derecha con un bloque comercial, la Alianza del Pacífico, que ha comenzado a cumplir funciones de contrapeso político a la Unión de Naciones de Suramérica (Unasur), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). ¿Cómo vislumbra usted el futuro de esa confrontación?
—Yo veo que la Alianza del Pacífico es fundamentalmente una alianza político-militar, aunque se le pretenda presentar como meramente económica. Su objetivo principal es erosionar el bloque de países suramericanos y específicamente la Unasur. Eso lo acabamos de ver en la reunión de Cochabamba, pues no participó ninguno de los presidentes de los tres países de la Alianza (Colombia, Perú y Chile, que son miembros, junto a Costa Rica y México). La ausencia de Perú tiene un agravante y es que ese país desempeña la presidencia pro témpore de la Unasur y, por tanto, debió ser quien convocara la reunión para discutir el caso de la violación a los derechos del presidente Evo Morales. Ollanta Humala no ejerció su rol de presidente temporal de la Unasur y cometió con ello una gravísima transgresión. Quedó demostrado que su visión de los asuntos internacionales está subordinada a Washington. Lo que debió ser una cumbre de presidentes de la Unasur se convirtió en apenas un encuentro de algunos presidentes.
Esto habla de la influencia perniciosa que la Alianza del Pacífico ejerce sobre los procesos de integración de América Latina. Estados Unidos no tolera esa integración, la considera lesiva para sus intereses nacionales. La reunión de Cochabamba fue saboteada por Washington a través de sus aliados en la región, tal como lo denunció, con otras palabras, el presidente ecuatoriano Rafael Correa. Él se refería principalmente a Humala, que estaba apenas a una hora de vuelo de Cochabamba, porque el presidente de Colombia, (Juan Manuel) Santos, tenía la excusa de que se encontraba en Suiza. La lógica de la Alianza del Pacífico es debilitar la integración de los pueblos latinoamericanos y Humala cumplió con la orden directa de Washington. En cuanto a (Sebastián) Piñera (presidente de Chile) no hay mucho que decir: él siempre obedece las órdenes de Washington y nada más.
—¿El episodio del avión presidencial boliviano es una advertencia acerca de hasta dónde están dispuestas a llegar las fuerzas imperiales para demostrar quién manda en el mundo?
—Sí, es un mensaje mafioso, porque muy bien pudieron negarle el plan de vuelo al avión del presidente Morales, pero lo dejaron despegar para luego poner en peligro la seguridad de esa nave. Una cosa es que a usted le adviertan en tierra que no lo van a dejar pasar por el espacio aéreo de un país y otra, muy distinta, es que lo hagan cuando ya está en el aire y se está quedando sin combustible. Eso demuestra el grado de la preocupación que tiene EEUU de que el señor Edward Snowden cuente todas las fechorías, crímenes, tropelías y delitos cometidos por la Agencia de Seguridad Nacional. Por eso les dio la orden a las naciones de Europa de tratar así a Evo Morales, causando una crisis internacional mayúscula, aunque hay que decir que el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, no se ha dado por enterado y no hizo ninguna declaración. Ese señor solo actúa cuando la Casa Blanca se lo ordena. En este caso le dijeron que se quedara callado ante una violación brutal de la soberanía.
—¿Qué importancia le otorga actualmente la élite de Estados Unidos a América Latina? ¿La tesis del patio trasero ha cambiado o se mantiene?
—Tienen un concepto muy complicado, una mezcla de desprecio hacia nosotros y una irresistible atracción por nuestros recursos naturales. Por una parte, nos consideran racial y moralmente inferiores. Aunque se cuiden de decirlo, lo demuestran con su comportamiento. Prevalece la tesis del patio trasero, algo feo, sucio, que es preferible que nadie lo vea. Claro, que esta es la visión de la élite estadounidense, no la del pueblo, que en última instancia es también víctima de la explotación de esas élites. El Comandante Chávez siempre insistió en que hay que diferenciar entre pueblo y gobierno.
El salario mínimo de un trabajador de EEUU es hoy igual al de 1979, hace 34 años que no se aumenta, mientras la clase dominante se ha enriquecido como nunca. Esos trabajadores son aliados nuestros porque son un pueblo explotado por la misma burguesía que explota al resto del mundo y que si hubiera vida en Marte, también se las arreglarían para explotar a los marcianos. En suma, nos desprecian, pero saben que la mayor reserva petrolera del mundo está en Venezuela, y que 80% del litio, un mineral estratégico para las telecomunicaciones, está en América Latina; y que la mitad de la biodiversidad y del agua dulce está en América Latina.

No al pachamamismo

—Usted dice que en América Latina hay un debate entre pachamamismo y extractivismo. ¿Cuál de los países cree usted que ha manejado mejor el balance?
—Es difícil decirlo, aunque creo que Venezuela, Ecuador y Bolivia han hecho un gran esfuerzo por lograr un justo punto de equilibrio entre la defensa de la madre tierra (el pachamamismo), de los recursos naturales y la necesidad que tenemos de aprovechar esos recursos. El pachamamismo, en sus versiones más extremas, nos lleva de vuelta a la época de las cavernas, porque tendríamos que dejar de producir electricidad y de construir casas de ladrillo, por ejemplo. Es un planteo que no tiene ninguna seriedad, algo retórico, efectista, que no enfrenta los problemas reales. Tenemos casos como el de Ecuador, cuya población se duplica cada 25 años y si no aprovecha los recursos de manera responsable y prudente, condena a esa población a vivir en peores condiciones que las actuales. Lo mismo pasa con Venezuela, que en 30 años tendrá más de 50 millones de habitantes y si no se hace un uso racional de los recursos naturales, esa población estará sentenciada de antemano.
Yo rechazo la división que algunos compañeros de la corriente pachamamista pretenden establecer entre la naturaleza y la sociedad. Yo creo que la sociedad humana forma parte de la naturaleza y la salvación de la naturaleza debe incluir la preservación de la sociedad humana. A veces se plantea un debate muy injusto. Dicen que los gobiernos de Ecuador, Bolivia y Venezuela son hipócritas porque hablan de revolución, pero siguen explotando el petróleo, el gas, el litio… ¿Pero, qué quieren que hagan, cómo atender los problemas de la gente más pobre sin tocar esos recursos? Lo que se debe hacer es evitar la explotación capitalista, que es predatoria y derrochadora, pero se pueden aprovechar los recursos para que la población viva mejor.

Los enojados brasileños

—En su afán de control global, la élite hegemónica ha creado nuevos mecanismos de supresión de gobiernos y liderazgos nacionalistas, antiimperialistas, contrahegemónicos. Uno de ellos es atizar rebeliones populares que comienzan en las capas medias y luego toman cuerpo entre los pobres. Visto lo ocurrido en Brasil, ¿corren los gobiernos de izquierda de Latinoamérica el riesgo de ser derrocados por sus propios pueblos?
—Lo de Brasil no es algo asimilable con otras protestas, como por ejemplo las que ha habido en Argentina contra el gobierno de Cristina. En primer lugar porque la composición racial de los manifestantes evidenciaba la presencia importante de sectores populares. No es gente que quiera una vuelta a la derecha y el neoliberalismo, sino que estaban realmente muy enojados por el hecho de que los grandes beneficiarios de la gestión macroeconómica de los gobiernos, tanto de Lula (Da Silva) como de Dilma (Rousseff), han sido los bancos. Esto lo dijo el propio Lula, cuando lamentó que el esfuerzo para que millones de personas salieran de la pobreza haya significado también el enriquecimiento brutal de los bancos.
Bueno, pues esa gente que ahora tiene una situación un poquito mejor, ve cómo la mitad del presupuesto nacional va al servicio de la deuda pública y enormes porciones se están gastando en los Juegos Olímpicos y la Copa del Mundo. Eso produjo una oleada de indignación que de alguna manera significa el inicio de un nuevo ciclo de luchas populares. Pero esas luchas no tendrán como objetivo derrocar al gobierno de Dilma, sino instarla a que avance por una vía más radical en cuanto a la redistribución del ingreso, más control estatal sobre la actividad económica, es decir, por una vía más parecida al fenómeno chavista que a los gobiernos neoliberales.

Contra el consumismo, educación

Educación. Tal es la medicina que Atilio Boron recomienda para el virus de la mentalidad capitalista que, a su juicio, afecta muy especialmente a Venezuela. El intelectual argentino ha estado varias veces en el país y ha podido comprobar el conflicto existente entre las ideas socialistas y nuestra tendencia al individualismo, el egoísmo y el consumismo exacerbado.
“Eso se resuelve en un proceso de largo plazo, basado en un intenso esfuerzo de educación popular -puntualiza-. Venezuela es un país que ha estado sometido brutalmente a la hegemonía cultural del imperialismo norteamericano. Yo diría que más que ningún otro y eso no se puede cambiar de la noche a la mañana, se debe hacer lentamente, enseñándole a la gente por qué el consumismo es, en realidad, un vicio y genera contradicciones que perjudican a toda la sociedad”.
Boron cierra su reflexión en tono anecdótico: “He visto en Caracas a compañeros que son genuinos revolucionarios, pero están obsesionados por cambiar de teléfono celular cada seis meses y eso demuestra lo acendrada que está la cultura del consumismo, incluso en cuadros revolucionarios. Eso es comprensible porque ha habido, desde hace al menos cien años, un proceso de adoctrinamiento mercantilista que promueve el consumo desenfrenado. La salida es la educación de las clases populares… porque en el caso de esos a los que Chávez llamaba los pitiyanquis, no hay nada que hacer, esos son irrecuperables”.

¡Peligro!, imperio en decadencia

Con una licenciatura en Sociología de la Universidad Católica de Buenos Aires, un máster en Ciencias Políticas por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, de Santiago de Chile, y un doctorado, también en Ciencias Políticas, por la Universidad de Harvard, Estados Unidos, Atilio Boron ya tendría autoridad suficiente para opinar. Pero más allá de sus títulos, lo autoriza su vida, porque ha sido un hombre consecuente con sus ideas, que debió vivir en el exilio, en México, entre 1976 y 1984, la noche más oscura de su Argentina.
Con el surgimiento de liderazgos y procesos de avanzada en la América Latina del siglo XXI, Boron salió del claustro de la Universidad de Buenos Aires, donde es profesor titular, para participar activamente en los principales debates de este tiempo, entre ellos la situación y perspectivas de las fuerzas imperiales aquí y ahora.
-Solía decir el presidente Chávez que el imperialismo estadounidense está ya en declive y que en este siglo se registrará su desaparición. ¿Usted qué cree?
-Chávez tenía razón. En mi libro demuestro cómo ha habido una decadencia irreversible del imperialismo norteamericano. Pero, claro, eso no significa que se vaya a acabar en pocos años ni que el proceso vaya a ser pacífico. Sostengo la tesis de que los imperios se vuelven más violentos en la fase de decadencia. El imperio francés nunca fue tan sanguinario como cuando libró su última gran guerra, en Argelia; el imperio británico nunca fue tan sanguinario como cuando tuvo que combatir a los nacionalistas de la India; el imperio español nunca fue tan sanguinario como cuando intentó impedir la independencia de sus colonias americanas. En su fase de declinación, todos los imperios se vuelven más virulentos y EEUU no será la excepción.