miércoles, 29 de septiembre de 2021

México: la lucha por Ayotzinapa continúa, siete años después


Movilizaciones y críticas al gobierno ante la falta de avances en la investigación.

 A siete años de la desaparición de cuarenta y tres estudiantes de la combativa escuela normal rural de Ayotzinapa, Guerrero, hubo nuevas movilizaciones en reclamo de justicia, en las que se escucharon críticas al gobierno actual por la falta de avances sustantivos en la investigación. 
 El 26 de septiembre de 2014, los alumnos de la escuela Isidro Burgos fueron raptados en un operativo que involucró a fuerzas de seguridad de varios niveles y al Ejército. Fue en la localidad de Iguala, a la que los alumnos habían acudido como parte de un viaje de recolección de fondos para poder asistir el 2 de octubre a la movilización que todos los años conmemora la masacre estudiantil de Tlateloco de 1968, en el Distrito Federal. 
 El gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto (PRI) encubrió a los responsables y fabricó un relato basado en confesiones arrancadas bajo tortura, para poner un punto final en el caso. Es que tempranamente se habían desatado manifestaciones masivas en todo el país en reclamo de la aparición con vida. Según aquella versión oficial (la llamada “verdad histórica”), los chicos fueron ejecutados por un cartel del narcotráfico y enterrados en un basurero próximo a la localidad de Cocula. El hallazgo de algunos restos de Alexander Mora Venancio en otro sitio, y más recientemente los de otros dos jóvenes (Christian Alfonso Rodríguez y Jhosivani Guerrero de la Cruz), hundieron esa versión. El entonces titular de la Agencia de Investigaciones Criminales, Tomás Zerón, quien participó personalmente de los interrogatorios, se encuentra actualmente prófugo en Israel.

 Protestas 

Para exigir justicia, este domingo hubo una movilización en el Distrito Federal, desde el Angel de la Independencia hasta el Zócalo. En la misma hubo reproches al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. “Ya llevamos tres años (de este gobierno) y no sabemos el paradero de nuestros hijos, se ha logrado identificar a dos jóvenes [se refiere a Rodríguez y Guerrero de la Cruz] y van varias órdenes de aprehensión libradas contra algunos altos funcionarios que hicieron mal su trabajo. ¿Pero qué pasa con los demás jóvenes?, ¿dónde están?, ¿qué pasó con ellos?, ¿quiénes se los llevaron y por qué? Son preguntas que este gobierno no ha podido responder, por lo tanto seguimos en la incertidumbre y con el dolor insoportable que de nuestra alma a menudo pasa a nuestra mente”, señala el documento de los familiares leído por Hilda Leguideño e Hilda Hernández (La Jornada, 27/9). 
 También el domingo, marcharon 1.500 personas en Iguala, encabezadas por el Comité de Padres de Familia de los 43, donde las críticas hacia el presidente mexicano fueron aún más duras. “Que ya deje de estarse burlando de los 43 padres (…) y que se pongan a hacer algo porque le quedó grande el puesto” (ídem), dijo Bertha Nava, la mamá de Julio César Mondragón Fontes, quien fue asesinado esa noche de 2014. Simultáneamente, estudiantes de las normales rurales marcharon en varios estados y denunciaron tanto la falta de justicia como el recorte presupuestario sobre sus liceos. 
 Algunos familiares aseguran que las autoridades “vacilan” (ídem) cuando se les plantea investigar a las fuerzas armadas. La Fiscalía General, en tanto, se demora con las detenciones. Aún hay 40 órdenes de aprehensión pendientes, sobre un total de 89. Y 21 personas ligadas al caso murieron o fueron asesinadas (Página 12, 27/9). Manuel Vázquez Arellano, sobreviviente de la noche de Iguala, quien este año se convirtió en diputado por el oficialista Morena, reconoció en un reportaje con el diario argentino la escasez de avances.
 El gobierno de Andrés Manuel López Obrador no puede ir a fondo en la investigación debido a sus lazos con las fuerzas armadas, que mantienen intacto su poder. El mandatario de la nación azteca formó una fuerza de seguridad de 100 mil hombres, la Guardia Nacional, en base a la Policía Militar, la Policía Naval y la Policía Federal (una de sus tareas es reprimir la migración a los Estados Unidos). Dicha fuerza, inclusive, será transferida desde la órbita de la secretaría de Seguridad a la de Defensa. A la vez, en 2020 AMLO autorizó a las fuerzas armadas a participar en tareas de seguridad interior hasta 2024, pese a que están comprometidas en los crímenes de la así llamada “guerra contra el narcotráfico”. 

 De Ayotzinapa a Nochixtlán

 En las vísperas del séptimo aniversario de las desapariciones de Ayotzinapa, hubo novedades en la investigación de otro de los hechos luctuosos del gobierno de Peña Nieto, la masacre de Nochixtlán. Ocurrió en 2016, cuando seis maestros que participaban de los piquetes de la CNTE (central sindical docente) contra una reforma educativa, en Oaxaca, fueron asesinados por las fuerzas de seguridad. Dos mandos policiales acaban de ser detenidos, pero el Comité de Víctimas por Justicia y Verdad 19 de Junio advierte que la Fiscalía General de la República está tratando de cortar allí la cadena de responsabilidades, blindando al poder político, en el que incluyen, además del expresidente, al exgobernador Gabino Cué Monteagudo y al excomisionado nacional de seguridad Renato Sales Heredia, que ahora ocupa un cargo como fiscal general en Campeche (La Jornada, ídem).
 El esclarecimiento de los hechos de Ayotzinapa y de Oaxaca dependen de la movilización popular y la organización independiente de los familiares de las víctimas, ya que el Estado no se va a condenar a sí mismo.
 A los 43, en un nuevo aniversario de su desaparición, les decimos presente. Ahora y siempre.

 Gustavo Montenegro

martes, 28 de septiembre de 2021

🕰️ La lucha antifacista y los Arditi del Popolo


Alemania despide a Merkel con la peor elección histórica para su partido


Las elecciones alemanas arrojaron como dato más sobresaliente la caída de la Democracia Cristiana (CDU) y de su aliado bávaro (CSU), que realizaron la peor elección de su historia. Con el 24% de los votos, quedan ligeramente por debajo de la socialdemocracia y retroceden un 30% con respecto a las elecciones federales de 2017, además de perder 50 escaños en el parlamento.
 La socialdemocracia (SPD) obtuvo casi el 26% de los sufragios, aproximadamente cinco puntos más que en la votación federal anterior. Otro ganador fueron los verdes, que si bien no quedaron en el primer puesto, como en su momento estimaron algunas encuestas, consiguieron el tercer lugar gracias a un salto de más del 60% en su caudal que los llevó a casi el 15%. Los liberales terminaron cuartos (11,5%), con una votación semejante a la anterior. Los dos extremos del tablero político, la extrema derecha de Alternativa por Alemania (AfD), y Die Linke, retroceden. La formación filonazi cayó del tercer al quinto puesto, con poco más del 10% de los votos, que sigue siendo un número considerable. Y Die Linke se despeñó hasta el 5%, contra el 9% de la vez anterior (en 2009 había llegado a su pico, con el 12%).
 Hasta el momento, la democracia cristiana y la socialdemocracia venían gobernando juntos. Estos resultados plantean la posibilidad de una nueva coalición en el poder. El SPD ya anunció su deseo de lograr una mayoría en el parlamento con los verdes y los liberales. Pero la CDU-CSU intentará seducir a esos mismos partidos. Se abre ahora un intenso período de negociaciones que podría extenderse incluso hasta fin de año. 

 Un primer análisis 

Estos comicios estaban marcados por la retirada de la canciller Angela Merkel, que gobernó casi los últimos 16 años. Armin Laschet, su delfín, no tuvo éxito. Pero no es un problema de figuras. Después de todo, la mandataria saliente le expresó públicamente su apoyo a lo largo de la campaña, y en las federales de 2017, con Merkel al frente, la derecha ya había retrocedido.
 En estos comicios en particular, la CDU sufre el impacto la pandemia y la crisis económica. En 2020, el PBI cayó un 5%, y aunque ahora hay una recuperación, se pronostica que el 2021 cerrará con un aumento del producto del 2,5%, con lo cual todavía no hay una recuperación completa. 
 Por otra parte, Alemania viene experimentando un deterioro de las condiciones sociales, como fruto de las políticas de ajuste y precarización laboral. Hay un crecimiento de la pobreza entre menores de edad y jubilados. 
Un encarecimiento de los alquileres. El desempleo es relativamente bajo, pero a costa de una multiplicación de los llamados “mini-empleos”, puestos precarios originalmente pensados para estudiantes que ya abarcan a 7 millones de trabajadores sobre un total de 40 (Clarín, 17/9). 
 Pese a ser socio de las políticas de ajuste, y al hecho de que las reformas más brutales fueron aplicadas entre 1998 y 2005 por un canciller socialdemócrata (Gerard Schröeder), el SPD logró canalizar parcialmente el rechazo al gobierno, con una pequeña recomposición electoral. Algunos medios señalan que su candidato, Olaf Scholz, hizo campaña prometiendo un aumento del salario mínimo a 12 euros.
 De todos modos, si hacemos un análisis histórico, veremos que tomados de conjunto, los dos partidos tradicionales, la CDU y el SPD, que han gobernado el país las últimas décadas, han dejado de concentrar en la última década la inmensa mayoría de los votos, y han emergido nuevas fuerzas a su derecha y a su izquierda. Es una manifestación política de las últimas crisis mundiales. 
 Los verdes, como señalábamos, es el partido que más crece en esta elección de 2021. Canaliza el crecimiento del movimiento ambiental. Días antes del comicio, hubo una gigantesca movilización, como parte de la huelga internacional por el clima, encabezada por la referente sueca Greta Thunberg. Es importante señalar que los verdes alemanes son una fuerza completamente adaptada al régimen político, disponible a acuerdos con el mejor postor, sea la derecha o la socialdemocracia. 
 La extrema derecha (AfD) ha encontrado un límite en su vertiginoso crecimiento electoral, cuyas causas habrá que sondear con mayor profundidad. Ese crecimiento había comenzado en el este del país, cuyas diferencias con el oeste, tras la reunificación, son palpables aún 30 años después (mayor desempleo y menores ingresos). Además, promovió una línea xenófoba ante la oleada de refugiados de los últimos años, transformándolos en un chivo expiatorio frente a la crisis. Por el momento, la línea radicalizada y euroescéptica de la AfD no logra ser dominante en la burguesía alemana, lo que le pone un límite a su desarrollo. No obstante lo cual, sus registros electorales siguen siendo considerables.
 En cuanto a Die Linke, también merecen un análisis más detenidos sus resultados, pero es probable que la coalición se haya visto afectada por su falta de una delimitación política seria con la socialdemocracia, con la que cogobiernan, por ejemplo, en Turingia. Un dato interesante es que Die Linke conserva su caudal electoral en Berlín, donde llega al 14% de los votos. En esa ciudad, fue la única formación política que estuvo a favor del “sí” en el referéndum triunfante por la expropiación de viviendas ociosas para bajar el precio de los alquileres. 

 Lo que viene

 El nuevo canciller alemán se enfrentará a un cuadro continental complejo, en el que Merkel cumplía un papel muy relevante. Tras el paquete de rescate de 2020 y la suspensión de los límites de déficit presupuestario dentro de la Unión Europea (UE), a raíz de la pandemia, ahora está en discusión su restablecimiento. El endeudamiento se ha disparado a más del 100% para los 19 países del euro, y en el caso de naciones como Italia y Grecia ese número se eleva a 160 y 200%, respectivamente (France 24, 10/9). Pero la reinstauración de esas metas de austeridad podría tener un efecto recesivo. Se reeditarán, inevitablemente, las disputas que ya se vieron el año pasado entre el eje franco-alemán, el bloque de los llamados países «frugales», y los del sur. 
 A las tensiones dentro de la UE, se suman las que hay con Estados Unidos. Merkel ha secundado las críticas de Emmanuel Macron al pacto militar de Estados Unidos con el Reino Unido y Australia. Ambos mandatarios, también, cuestionaron al presidente Joe Biden por la retirada de Afganistán y pusieron reparos ante el intento del norteamericano de encolumnarlos en una política más agresiva hacia China. Quedan pendientes, a su vez, la resolución de disputas arancelarias en torno al acero y al aluminio. En el plano interno, tanto la socialdemocracia como la derecha han empezado a cortejar a los liberales para la formación del nuevo gobierno. Por eso, vale la pena señalar que su líder, Christian Linder, quien tiene la aspiración de ser ministro de finanzas, es partidario de un férreo control de las finanzas públicas (El País, 27/9), o sea del desarrollo de políticas de ajuste. 
 En el último período se han desarrollado algunas luchas del movimiento obrero en Alemania, como las huelgas de los conductores de trenes, pero no ha habido una irrupción generalizada. Preparar la intervención de los trabajadores es la clave frente a la etapa que se viene. 

 Gustavo Montenegro

lunes, 27 de septiembre de 2021

Hegemonía y contrainsurgencia «soft» - Néstor Kohan


 

 Hipótesis, tesis, bibliografía y polémicas en torno al libro HEGEMONIA Y CULTURA EN TIEMPOS DE CONTRAINSURGENCIA «SOFT» (Editorial Ocean Sur y Editorial Ciencias Sociales).
 Gramsci en el siglo XXI. La herencia rebelde de Daniel Hopen, Haroldo Conti, Rodolfo Walsh, Raymundo Gleyzer y Fernando Martínez Heredia: un programa antiimperialista para la cultura. El papel de la contrainsurgencia “soft” y los “golpes blandos” en medio de una crisis mundial multidimensional. La ofensiva imperialista contra la Revolución Cubana y los diversos procesos populares de Nuestra América. El intento por construir “Nuevas derechas” e “izquierdas gelatinosas” a través de ONG’s financiadas por instituciones contrainsurgentes del imperialismo. El legado de Fidel, el Che y Gramsci: desafíos para las nuevas generaciones.

domingo, 26 de septiembre de 2021

Luis “Lacayo” Pou, el fusible provocador de la Casa Blanca

El presidente derechista uruguayo Luis Lacalle Pou, en todas las escalas, ha hecho los deberes para posicionarse como un fiel representante de los poderes concentrados del Uruguay y provocador lacayo de la Casa Blanca. 
 Tanto en la ONU, en la CELAC y en la Exposición Rural del Prado, donde los dueños del campo hacen sus demostraciones y mucho lobby agropecuario, el primer mandatario cumplió a pie juntillas los designios de la oligarquía local y de los organismos internacionales, alineado con la derecha más reaccionaria del continente.
 El raid de Lacalle Pou se inició en la Expo Prado. Allí lo esperaban los directivos de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), el embajador de Israel y varios dirigentes y militantes del Partido Nacional. Se mostró complaciente con el sector agropecuario, sector en el que su partido es bastión y que, además, gobierna 15 de 19 departamentos.
 Durante la VI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), Lacalle Pou confrontó con Cuba, Venezuela y Nicaragua al afirmar que en estos países no se respetaban los derechos humanos. 
 La puesta en escena de Lacalle Pou logró su cometido: ser tendencia en redes sociales, aparecer en varios medios de comunicación latinoamericanos y mundiales, y enviar un mensaje claro a los Estados Unidos, “estoy con ustedes”. 
 A su coro se sumo Mario Abdo, presidente de Paraguay, que justamente estuvo reunido con Lacalle Pou y el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el estdaodunidense Claver-Carone días antes de la cumbre. A su vez, el cabecilla del BID declaró que “Uruguay es uno de los laboratorios de reinversión para América Latina”:
 ¿Sorprenden las declaraciones de Lacalle Pou en la CELAC? Para nada. En su asunción como presidente, Lacalle no invitó a los mandatarios de los países a los que confrontó en la CELAC y cada vez que puede dice que Cuba y Venezuela son una dictadura. 
 La jugada de Lacalle demuestra tres cosas. Primero, lo deja en evidencia por la planificación de su disputa, incluso citando un fragmento de la canción de la gusanera de Miami “Patria y vida”.
 La segunda, le puede volver como búmeran. Uruguay no se caracteriza por ser un país con grandes tragedias ni violaciones a los derechos humanos como sucedieron en las manifestaciones de Chile y Colombia, pero bastó con abrir las puertas de la cárcel para descubrir que a un presidario lo tuvieron secuestrado dentro de la misma por casi 50 días y los resultados son escalofriantes, al estilo de campo de concentración. 
 La tercera, demuestra la hipocresía y la doble vara con la que se maneja Lacalle Pou. Silencio ante lo que ocurre en China porque es el primer socio comercial, y lleva una gran relación con Iván Duque de Colombia y con Mario Abdo de Paraguay, quienes, obviamente, no se caracterizan por ser paladines de los derechos humanos y la democracia.
 Este miércoles 22 dio su discurso en la 76ª Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU). Desde Cancillería se afirmó que “el discurso es un gran secreto del Presidente” y desde el diario oficialista El País, que “las palabras del Presidente no iban a pasar desapercibidas.” 
 Bueno, todo lo contrario. Fue un discurso anodino, sin ningún tipo de profundidad y que pasará a la historia sin pena ni gloria. Volvió a reiterar lo de los derechos humanos sin nombrar a ningún país en específico, pero se entiende que va en la tónica de confrontación contra Venezuela, Cuba y Nicaragua.
 ¿Quizá también se refería a Israel por sus ataques a Palestina, a Arabia Saudita, a Qatar por su vejación a los trabajadores que están construyendo los estadios para el Mundial de Fútbol de 2022, al magnicidio de Haití o solo a los gobiernos que no le son afines ideológicamente? 
 Se reunió con el CEO de la organización judía B’nai B’rith, Dan Mariaschin, quien comentó desde Nueva York a El País, que la reunión con el presidente Lacalle Pou “fue excelente”.
 “Cubrimos varios temas en los que compartimos interés, incluida la situación en el Medio Oriente. Hablamos de votar en las Naciones Unidas sobre temas relacionados con los problemas de Oriente Medio”, comentó, agregando que compartieron la preocupación por las amenazas del terrorismo a nivel mundial, pero también especialmente en América Latina. 
 Tras la reunión con Mariaschin, Lacalle Pou, comunicó personalmente al embajador israelí en Montevideo, Yoed Magen, que el país no asistirá a la conferencia de Naciones Unidas, conocida como Durban IV. La primera conferencia de Durban, celebrada del 31 de agosto al 8 de septiembre de 2001, estuvo marcada por profundas divisiones sobre los temas del antisemitismo, el colonialismo y la esclavitud y Estados Unidos y varios países europeos siguieron los pasos de Israel, no participando de ella. Uruguay será el primer país de la región que no asistirá. 
 La agenda del presidente continuó con una reunión con el enviado especial de Estados Unidos para el cambio climático, John Kerry y luego una bilateral con el presidente de Colombia, Iván Duque, con quien tiene una relación personal desde hace largo tiempo. 
 Además de estas reuniones, en Nueva York Lacalle se reunió con directivos de 30 fondos de inversión “para vender a Uruguay” (Lacalle Pou dixit), como si el país fuera un producto. 
 El camino de Lacalle Pou es claro: dinamitar el Mercosur, plantear pleitos en la CELAC y defender a la OEA, alinearse con los gobiernos afines al Departamento de Estado de EEUU y, a la interna, liberalizar a Uruguay a través de Tratados de Libre Comercio (TLC), desmantelar el Estado, quizá de manera no tan brutal como otrora lo hiciera su padre Luis Alberto Lacalle Herrera. 

 Nicolás Centurión. Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

El naufragio de la Celac y su “integración latinoamericana”


La sexta cumbre de la Celac –el órgano que reúne a los mandatarios de los países de Latinoamérica y el Caribe, sin Estados Unidos ni Canadá- puso en evidencia, nuevamente, la inviabilidad de cualquier tentativa de integración latinoamericana en los marcos capitalistas. También se evidenció el impasse del propio organismo. La cumbre no contó con la participación de Brasil, Colombia y Chile, y estuvo atravesada por choques de intereses entre los distintos países y por fuertes cruces políticos entre los jefes de Estado, lo que incluso impidió la designación de la nueva presidencia pro témpore del organismo. Pero por sobre todo, en la Celac se puso al desnudo la enorme injerencia del imperialismo norteamericano entre los mandatarios del continente. 
 Esto último vale especialmente para la derecha latinoamericana, que con sus acciones y discursos levantó los ejes políticos de la cruzada golpista que el imperialismo yanqui desarrolla contra los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Es eso, justamente, lo que determinó la ausencia de Brasil y de Colombia en el organismo. Jair Bolsonaro retiró la participación del gigante latinoamericano de la Celac, a principios de 2020, por considerar que esta le daba demasiado “protagonismo a regímenes no democráticos”. Por su parte, el gobierno de Iván Duque, en la víspera del comienzo de la sexta cumbre y luego de condenar la participación de Nicolás Maduro, se sumó al boicot bolsonarista y anunció la no participación de Colombia. En la propia Celac el uruguayo Luis Lacalle Pou, el paraguayo Mario Abdo Benítez y el ecuatoriano Guillermo Lasso repitieron el mismo libreto, es decir, se dedicaron a condenar a los regímenes de Maduro (Venezuela), Miguel Díaz-Canel (Cuba) y Daniel Ortega (Nicaragua) por “antidemocráticos”. Una vez concluida la sexta cumbre, el asesor de la Casa Blanca para América Latina, Juan González, acompañó a través de su cuenta de twitter las declaraciones de Lasso y Lacalle Pou. 
 Desde otro campo político, el anfitrión y presidente pro témpore de la Celac, el mexicano Andrés Manuel López Obrador, también se encargó, a su modo, de enviarle un guiño al imperialismo yanqui. Ante el cambio de signo político que se viene procesando en el subcontinente en las sucesivas elecciones y el desprestigio que envuelve a la Organización de Estados Americanos -por su colaboración con el derrotado golpe en Bolivia y su silencio ante las criminales represiones de los gobiernos derechistas contra las rebeliones populares de América Latina- AMLO coqueteó con la idea de que la Celac “sustituya a la OEA”. Pero para AMLO, la Celac debería ser un instrumento para consolidar “las relaciones entre nuestros países y alcanzar el ideal de una integración económica, con Estados Unidos y Canadá y en un marco de respeto a nuestras soberanías”. De esta manera, trató de pasar por alto que el avasallamiento de las soberanías nacionales que ejerce el imperialismo tiene como base su predominio económico. La defensa de las soberanías latinoamericanas plantea, en primer lugar, la ruptura con el imperialismo. Esta cuestión central ha estado completamente ausente en todas las intervenciones, incluidas las del ala ‘izquierda’ de la cumbre. De hecho, AMLO colocó como horizonte a la Unión Europea, que no es más que un órgano imperialista de dominación de las principales potencias europeas. El planteo de AMLO no debe sorprender, pues ha sido él, como presidente de México, quien ratificó el tratado de libre comercio (T-MEC) con Estados Unidos y Canadá, mediante el cual se destruyó la economía agraria del sur mexicano, se instaló el régimen de la maquila y se desmanteló el monopolio petrolero de Pemex.
 Acompañando los lineamientos generales de AMLO se anotaron el boliviano Luis Arce, el peruano Pedro Castillo y el argentino Alberto Fernández. Este último, sin embargo, suspendió su participación en la cumbre a último minuto, absorbido por la crisis política nacional. Su remplazo, el (ex) canciller Felipe Solá, tampoco pudo ser parte del convite, ya que se enteró que había sido eyectado del gobierno mientras se encontraba en viaje hacia la cumbre. El remate del papelón argentino fue el fracaso del gobierno de Fernández en hacerse de la presidencia pro témpore de la Celac. Es que el canciller nicaragüense, Denis Moncada, rechazó su nominación por considerarlo “un instrumento del imperialismo norteamericano”. La acusación llegó luego de que Argentina se sumara a las denuncias realizadas por la ONU y la OEA contra el gobierno de Nicaragua. Sucede que aunque los encarcelamientos de opositores políticos por parte del gobierno de Ortega y las violaciones a los derechos humanos son completamente ciertas, las denuncias de la ONU y la OEA se realizan a pedido del gobierno norteamericano y tienen un fin intervencionista. Esos mismos organismos que se rasgan las vestiduras ante la situación en Nicaragua, Cuba y Venezuela callan ante atropellos similares e incluso muchísimos peores que realiza el imperialismo yanqui o gobiernos alineados a él. 
 Por su parte, el bloque de los presidentes integrantes del Foro de Sao Paulo (Venezuela, Cuba y Nicaragua), cuestionaron a la OEA y reivindicaron a la Celac. Maduro reivindicó el régimen bolivariano -el que mutó, desde hace ya bastante tiempo, de un gobierno plebiscitario a un gobierno de facto- y desafió a Abdo Benítez a que le ponga fecha y hora a un debate sobre democracia. Díaz-Canel reivindicó las movilizaciones que se están desarrollando en Uruguay contra el “paquetazo neoliberal”, luego de que Lacalle Pou reivindicara las movilizaciones que se desarrollaron en Cuba “contra la dictadura”. Los presidentes integrantes del Foro de Sao Paulo, sin embargo, carecen de autoridad para criticar los ajustes del resto de los gobiernos latinoamericanos. En Cuba, el bloqueo yanqui de un lado y el restauracionismo capitalista que impulsa la burocracia dirigente del otro, dieron lugar a una profunda crisis social que derivó en una importante reacción popular en julio de este año. Más atrás, en 2018, el pueblo de Nicaragua desarrolló una enorme movilización contra la reforma previsional que impulsó el gobierno de Ortega por orden del FMI, dando inicio a la saga de rebeliones que recorrieron América Latina. 
 De todos estos cruces y contradicciones surgió un documento con “44 puntos de acuerdo”. Pero se trata de un papel mojado, porque mientras el documento convoca al FMI a flexibilizar las condiciones de deuda y financiamiento, la mayoría de los gobiernos ‘neoliberales’ y ‘nacionales y populares’ del subcontinente ejecutan ajustes brutales para cumplir con los preceptos fondomonetaristas. Mientras se convoca a realizar esfuerzas mancomunados para combatir el cambio climático, esos mismos gobiernos dan vía libre al fracking, a la megaminería a cielo abierto, y a la quema indiscriminada de bosques y selvas. El documento convoca a elaborar un plan regional para la seguridad alimentaria, un año después de que se hundieran en la pobreza extrema más de 20 millones de personas en América Latina. Convoca a atender las olas migratorias, mientras AMLO coloca al aparato represivo del Estado mexicano al servicio de taponar la migración desde Centroamérica a los Estados Unidos. 
 En definitiva, la sexta cumbre de la Celac confirma la inviabilidad de una “integración latinoamericana” a través de los actuales Estados nacionales y relaciones capitalistas de producción. La unidad latinoamericana solo será posible con la instauración de gobiernos de trabajadores en todos los países del subcontinente, poniendo en pie una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina.

 Pablo Giachello

“El juego del calamar”: capitalismo explicito


El nuevo boom de Netflix funda su éxito en mostrar la crudeza de la supervivencia bajo el actual régimen social. 

 “El Juego del calamar” se ha convertido en el nuevo éxito de Netflix en todo el mundo, gracias a que logra escenificar la crudeza de la vida bajo el capitalismo y la dinámica de una sociedad putrefacta, tensando al límite y reuniendo en un mismo lugar todos sus antagonismos y contradicciones. 
 Del director surcoreano Hwang Dong-hyuk, la serie es protagonizada en su país y relata la historia de un grupo de personas endeudadas y llevadas al límite que aceptan participar de una serie de juegos de la infancia -seis en total-, cuyo ganador se hará acreedor de un premio millonario para saldar sus deudas y empezar de cero. La primera salvedad es que la competencia es a muerte y que solo podrán retirarse si la mayoría accede a hacerlo. 

 La ficción del libre albedrío 

El juego se basa en la premisa de que los participantes (delincuentes, estafadores, apostadores, personas en la ruina, enfermos terminales, caídos en desgracia, etc.) han aceptado voluntariamente su ingreso al juego, pero se trata de una ficción. Los propios acontecimientos demuestran, más temprano que tarde, que no existe libertad cuando pesa sobre uno su supervivencia material.
 En este punto, la selección de participantes no deja de ser una muestra de la población lumpenizada, y desplazada de toda “oportunidad”, bajo el régimen social capitalista. Comenzando por el propio protagonista, cuya desgracia personal se inicia tras ser despedido de una importante fábrica y haber protagonizado una huelga derrotada. Sin acceso al trabajo, a la medicina, al crédito, ni oportunidades de ningún tipo, este sustrato representa a la población marginada, proyectando las consecuencias de un “juego social” que se practica a diario.
 La libertad se presenta como en la sociedad actual, ocultando la compulsa material de la realidad subyacente: la pobreza, la exclusión social y las necesidades económicas más elementales, insatisfechas e inalcanzables para la población.

 Iguales pero no tanto 

Otro aspecto que destaca la serie es que la selección de los juegos, por su simpleza y referencia a la infancia, y por su desconocimiento hasta iniciado cada uno de ellos, colocaría a los participantes en un plano de igualdad real ante el resto. Pero el juego demuestra todo lo contrario: la igualdad aparente esconde la desigualdad subyacente… otra vez.
 La serie resalta estas asimetrías en las dinámicas de los participantes, que se agruparán para su éxito bajo criterios sexistas, de fuerza, vitalidad, cultura y liderazgo. Nadie parte del mismo lugar, ni por aptitudes físicas ni por conocimientos previos, lo que quedará de manifiesto en los recursos y artimañas aplicados por y a cada participante. Algo que también expone la exclusión social y la posición desventajosa de miles de millones de personas en la actualidad. 
 La farsa de la igualdad se expresa también en la frustración de una supuesta igualdad de oportunidades, típica de la sociedad capitalista: la idea de que todos podemos arribar a buen puerto, si se dan las condiciones. Los participantes son rehenes recurrentes de esta ficción: a sabiendas que solo uno de ellos podrá salir con vida, no dejan de tropezar con la idea de compartir el botín con sus compañeros o de idear un futuro fuera del juego. 
 En este punto, la competencia (¿social?) romperá con todos los vínculos, relaciones y compromisos sociales: familia, amistades, amores, afinidades, etc. En el camino al “éxito” económico uno debe despojarse de su propia alma. 

 Descomposición social 

Los juegos aparecen instrumentados por unos operarios que esconden su identidad tras unas máscaras, con símbolos impresos (círculos, triángulos y cuadrados) que identifican sus labores: trabajadores, militares y líderes. Algo que sirve para identificar, primariamente, la esencia del Estado. Detrás de ellos se esconde una estructura al servicio de grandes capitalistas que financian la “competencia” y realizan sus apuestas para su ocio y disfrute.
 Esta estructura será la encargada de “limpiar” a los derrotados, con escenas crudas y propias del cine gore. También son quienes posarán impávidos ante hechos y circunstancias inducidos por los organizadores, que llevarán a acelerar los términos del juego. La mayor parte de estos hechos son achacados a los participantes ante la omisión de acción de las autoridades, tras lo que se oculta una clara responsabilidad del “Estado”… como en la vida real.
 “Pensé que el juego era una metáfora perfecta de nuestra sociedad altamente competitiva”, manifestó Hwang Dong-hyuk, quien se basó en cómics japoneses, como “Battle Royale”, “As the Gods Will” o “Alice in Borderland”, para desarrollar su historia, la cual fue enfriada durante más de 10 años y producida ahora por Netflix.
 En su conjunto, “El juego del calamar” es una metáfora cruda de la sociedad capitalista, donde los unos y los otros son obligados a competir, con o sin escrúpulos, en desigualdad manifiesta, con la esperanza de obtener la redención, y donde los “victoriosos” no llegarán exentos de responsabilidad. 

 Marcelo Mache

📉 Evergrande: el temblor del gigante chino | Entrevista con Gastón Remy, economista y docente


sábado, 25 de septiembre de 2021

La doble agresión de Estados Unidos contra los migrantes haitianos


El imperialismo destruye la nación caribeña y luego deporta a quienes buscan refugio. 

 Las imágenes de agentes fronterizos a caballo que intimidan y persiguen a migrantes haitianos recorrieron el mundo esta semana. Al grito de “¡regresen a México!” y con insultos contra el país antillano, los oficiales norteamericanos buscaban empujarlos al otro lado del Río Bravo, desde el estado de Texas. 
 El gobierno de Joe Biden suma una nueva página de oprobio en la represión migratoria. Desde el año pasado, ha deportado 940 mil personas en forma exprés (BBC, 22/9), valiéndose de un acta que heredó de Donald Trump. 
 Los migrantes se venían aglomerado por miles en las últimas semanas en la localidad fronteriza de Del Río, en un campamento en condiciones deplorables. Al otro lado de la frontera, en la localidad mexicana de Ciudad Acuña, también hay otros a la expectativa de cruzar. Pero en los últimos días, las autoridades estadounidenses comenzaron a deportarlos en vuelos a Puerto Príncipe. 
 El flujo de refugiados de la nación antillana creció este año como fruto de la crisis política y social, que incluyó el magnicidio del primer ministro Jovenel Moïse, y del terremoto de agosto, que dejó más de dos mil muertos y 50 mil viviendas destruidas. Sin embargo, hace ya mucho tiempo que los habitantes de este territorio huyen ante las condiciones de vida desesperantes (es el país más pobre del continente). Dos millones de personas, número equivalente a un quinto de la población, se encuentran en el exterior.

 «Si me pedís que vuelva otra vez donde nací…» 

Una de las vías que emprendían antaño los haitianos para llegar a Estados Unidos era la ruta marítima, pero esta fue perdiendo eficacia a raíz de la represión. En su lugar, hoy la mayor parte de los emigrantes hacia el país del norte proviene de otros países latinoamericanos, en los que se establecieron previamente.
 Entre 2014 y 2018, por ejemplo, 150 mil arribaron a Chile, donde solo encontraron trabajos precarios, discriminación y debieron radicarse en barrios humildes. Este año, el gobierno de Sebastián Piñera lanzó una ola de deportaciones. Brasil es otro de los destinos elegidos.
 Desde los países sudamericanos, los antillanos que no han conseguido empleo o que son perseguidos y expulsados, emprenden un riesgoso viaje en auto, colectivo o simplemente a pie, hacia los Estados Unidos. En Colombia hay actualmente más de 20 mil haitianos intentando pasar a Panamá. En el camino deben cruzar la peligrosa selva de Darién. 
 Varios funcionarios del gobierno estadounidense se manifestaron horrorizados ante las fotos capturadas en la frontera por Paul Ratje, de la agencia AFP. Entre ellos, la vicepresidenta Kamala Harris. Sin embargo, fue ella quien lanzó la advertencia a los migrantes de que no intentaran llegar a Estados Unidos porque “serán enviados de vuelta”. Lo dijo en Guatemala, como parte de una gira con la que buscaba disuadir a las caravanas migratorias que parten del triángulo norte (Guatemala-Honduras-El Salvador). En México, Harris afianzó el pacto con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que ha transformado a la nación azteca en un Estado tapón, donde los migrantes son reprimidos, o sus trámites de asilo, dilatados.
 En Estados Unidos, los republicanos están aprovechando la crisis para golpear a Biden, a quien inclusive acusan de blando, pese a que está cumpliendo a rajatablas el acta trumpista. El gobernador de Texas, el conservador Greg Abbott, mandó sus propias patrullas a la frontera. 
 La crisis de refugiados es un búmeran para Washington. Los migrantes provienen de países que han sido devastados por su intervención. En el caso de Haití, patrocinó una fuerza de ocupación (la Minustah) durante casi quince años y apoyó a los gobiernos oligárquicos que hundieron el país. 

 La crisis en Haití 

En tanto, el enviado especial norteamericano para Haití, Daniel Foote, renunció señalando su repudio a las deportaciones y al accionar de los agentes fronterizos. Pero habría razones más de fondo. Wendy Sherman, la subsecretaria de Estado, señala que Foote no compartía el apoyo estadounidense al nuevo gobierno de Ariel Henry y era partidario de una nueva intervención armada, opción que la funcionaria por el momento descartó (Le Nouvelliste, 23/9).
 Henry se transformó en el máximo mandatario a fines de julio, tras el crimen del presidente Jovenel Moïse, quien lo había designado como primer ministro poco días antes del hecho. Este mes, acordó con un sector de la oposición la formación de un gobierno de unidad nacional, en un intento por superar el vacío de poder. Las elecciones que estaban previstas para fin de año fueron postergadas por un año más, al igual que la reforma constitucional. 
 Recientemente, el primer ministro destituyó a un fiscal que había solicitado abrir una investigación sobre su posible participación en el crimen del jefe de Estado. Según este funcionario judicial, el ahora jefe de gobierno se habría comunicado telefónicamente -a la misma hora del asesinato- con uno de los acusados de formar parte del complot. 
 De todos modos, hay muy poca claridad sobre el caso. Se ha hablado mucho en los medios de un presunto plan orquestado desde Florida por un pastor y dos empresarios de infraestructura, ejecutado finalmente por mercenarios colombianos. Pero sectores del oficialismo denuncian como responsable intelectual a un sector de la oligarquía local que estaba enfrentado a Moïse. 
 Mediante su injerencismo, el imperialismo ha hundido la economía del país y se ha apropiado de sus recursos naturales, a la vez que se ha valido de su mano de obra barata. Rechazamos esta colonización imperialista y reclamamos para los migrantes haitianos el respeto irrestricto del derecho de asilo. 

 Gustavo Montenegro

 

viernes, 24 de septiembre de 2021

“Aukus”: una alianza militar con China en la mira


El acuerdo liderado por Estados Unidos aumenta la tensión en el Pacífico. 

 Estados Unidos, Reino Unido y Australia acaban de formar una alianza militar que lleva como nombre “Aukus”, debido al acrónimo en inglés de estos países. El primer paso que dará es la construcción de submarinos nucleares en la nación oceánica. La mira de este importante acuerdo está puesta en China.
 Beijing condenó rápidamente el pacto y lo mismo hizo Corea del Norte. Pero eso se daba por descontado. Lo verdaderamente sorprendente es el choque que desató entre los países firmantes y la Unión Europea, especialmente Francia. Ocurre que el gobierno de Emmanuel Macron tenía un contrato previo con Australia para la construcción de submarinos convencionales por más de 50 mil millones de dólares, por lo que era conocido como el “contrato del siglo”. El gobierno de Joe Biden, sencillamente, le dio una puñalada por la espalda, birlándole el negocio.
 Jean-Yves Le Drian, canciller de Francia, comparó al mandatario estadounidense con su predecesor en el cargo. “Esa decisión unilateral, brutal, imprevisible, se parece mucho a lo que hacía el señor Trump. Esto, entre aliados, no se hace” (La Nación, 17/9), reprochó. Y es que, efectivamente, más allá de las críticas para la tribuna, el líder demócrata ha mantenido muchos de los aspectos de la política exterior de su antecesor. Por lo pronto, el gobierno galo retiró a sus embajadores de Australia y Estados Unidos.
 Las tensiones entre los dos países ya venían en crecimiento: Macron sostuvo en 2019 que la Otan, la alianza militar liderada por Estados Unidos, estaba en “muerte cerebral” a raíz del insuficiente compromiso de los norteamericanos, más replegados sobre sí mismos. Y empezó a postular la necesidad de un ejército europeo. Este año, Biden viajó al viejo continente para tratar de alinear a sus socios en una política más dura hacia Rusia y China, pero encontró resistencias. Posteriormente, la decisión del líder de la Casa Blanca de retirar las tropas de Afganistán fue cuestionada por los europeos, que también la consideraron unilateral. 
 Estamos en una etapa de reconfiguración de las alianzas globales. Así como ha distanciado a franceses y estadounidenses, “Aukus” estrecha las relaciones entre Estados Unidos y el Reino Unido, que se pega más a su aliado del otro lado del Atlántico tras el Brexit. París, en tanto, canceló esta semana una reunión de defensa prevista con Londres. 
 El acuerdo llega en momentos de fuertes tensiones en el área del Pacífico. Taiwán, enfrentada a China y socia de los norteamericanos, anunció un reforzamiento de su presupuesto militar. Las dos Coreas hicieron pruebas misilísticas esta semana. Y el ministro de defensa de Japón, Nobuo Kishi, ratificó en un reportaje la soberanía de Tokio sobre las islas Senkaku-Diayou, en disputa con Beijing. Tokio es un aliado estadounidense, y a pesar de los límites que le marca la Constitución, viene fortaleciendo sus fuerzas armadas con aviones de combate F35 último modelo y con la construcción de portaaviones para transportarlos, así como también destructores, submarinos y misiles (CNN, 16/9). 
 La disputa mayor es por el Mar de la China Meridional, del que Beijing reclama la mayoría, pero que también es codiciado por Vietnam, Brunei, Malasia, Taiwán y Filipinas. Se estima que la mitad del comercio mundial transita por este vía, razón por la cual despierta tantos apetitos.

 Militarismo 

El lanzamiento de Aukus coincide también con un mayor pertrechamiento militar tanto de Estados Unidos como de China, las dos potencias enfrentadas hoy en el plano de una guerra comercial. Los norteamericanos dispusieron en 2020 un presupuesto de 778.000 millones de dólares, un alza del 4,4% respecto al año anterior (La Nación, 19/9). Y aunque algunos sostienen que en la última década ha procedido a un recorte en el área, sigue siendo por lejos el país que más recursos destina a la cuestión. China, el segundo en la lista, orientó 258.000 millones de dólares el mismo año, y en la última década ha incrementado el giro de fondos en un 76% (ídem).
 Pese a que China ha dado un salto en su capacidad en el último período, Estados Unidos aún parece gozar de una superioridad militar. Beijing posee la mayor flota naval del mundo, pero cuando se mide el tonelaje queda debajo de Washington (El Confidencial, 14/9/20), que tiene buques más grandes. A la vez, los yanquis superan a su rival en cuanto a portaaviones gigantes (11-0, son capaces de transportar alrededor de 90 aviones), buques de asalto anfibio (9-2, pueden transportar 20 o 30 aviones y 1.500 unidades de desembarco), aviones de reabastecimiento (más de 530, contra 18), helicópteros (más de 4 mil, contra 842) y submarinos de propulsión nuclear (68-12). Por otra parte, aunque China posee mayor cantidad de efectivos (2,5 millones, incluyendo reservistas, contra aproximadamente 2 millones) los yanquis tienen mayor despliegue en el mundo: 200.000 tropas en el extranjero, con 800 bases entre 50 y 80 países. Beijing, en cambio, cuenta con tres bases (Yibuti, Tayikistán y Camboya) y unidades diseminadas -como parte de misiones de la ONU- en un puñado de países (Líbano, Malí, Sudán, Sudán del Sur y la República Democrática del Congo (datos de MIT Technology Rewiew, 10/11/20 y La Nación).
 Aun así, China ha desarrollado una importante tecnología de defensa antiaérea y misiles antibuques de largo alcance (El Confidencial, ídem). 
 Está claro que la superioridad militar no le ha evitado a Estados Unidos ni su derrota histórica en Afganistán ni su retroceso generalizado, pero su descomunal gasto y despliegue es un dato que ilustra la hipocresía de quienes se proclaman como los portavoces de la paz y la democracia.
 Aukus es solo la última expresión de un militarismo creciente. Las grandes potencias que hoy chocan en el terreno comercial se están preparando para posibles choques armados en el futuro. Es una consecuencia de la crisis capitalista y una característica de la época del imperialismo. 
 Esto merece el alerta y la denuncia de los trabajadores del mundo. 

 Gustavo Montenegro

jueves, 23 de septiembre de 2021

El gigante inmobiliario Evergrande pone a China en problemas


El anuncio por parte del gigante inmobiliario chino Evergrande de que enfrenta dificultades para saldar sus deudas, ha desatado una gran preocupación en los mercados financieros, que este lunes se expresó en una caída del 11% de la bolsa de Hong Kong. La caída se extendió a otras bolsas del mundo. Evergrande acumula una deuda superior a los 300 mil millones de dólares, equivalente al 2% del PBI chino. Más de 240 entidades bancarias y financieras están expuestas a esa deuda. Por lo pronto, la firma no ha podido cumplir en fecha con algunos desembolsos y sus pagarés se cotizan al 30% de su valor nominal. En lo que va del año, sus acciones cayeron un 80%. 
 El grupo creció en los ’90 aprovechando el boom inmobiliario de ese entonces, pero ha basado su crecimiento en un fuerte apalancamiento, es decir que se ha endeudado para financiar sus operaciones. El vertiginoso endeudamiento de las constructoras chinas se estaba haciendo insostenible y llevó a las autoridades chinas a imponer límites el año pasado, lo que detonó la crisis del gigante. 
 Evergrande es solo la punta del iceberg. La deuda de los promotores inmobiliarios chinos ascendía a 4,4 billones de euros a fines del segundo trimestre de este año. Y los préstamos hipotecarios a 4,8 billones. Para darse una idea de su magnitud, todo el PBI chino equivale a 13,4 billones (El Economista, 20/9). 
 En base al estudio de 132 empresas del rubro, la consultora Nomura concluyó acerca de estas que “su índice de apalancamiento neto promedio ponderado, definido como deuda neta dividida por el capital, casi se duplicó desde el 58,7% de 2010 hasta el pico reciente del 111,9% en 2017, y se ha mantenido elevado en 91,0% en 2020” (ídem, 15/9). Ante la crisis, Evergrande ha obligado incluso a sus empleados a hacerles préstamos, que en algunos casos ascienden a los 60 mil dólares, y que no está claro que les vayan a ser devueltos. 
 Paralelamente, hay 1,4 millones de viviendas sin terminar, lo que ha desatado protestas de los compradores, que exigen sus viviendas o el reembolso de su inversión. 
 Una eventual quiebra de Evergrande no solo tendría un gran impacto sobre el sector financiero, sino sobre toda la economía china, empezando por la industria de la construcción. El sector inmobiliario explicaba el 12% del PBI de la potencia asiática en 2020 (ídem, 20/9). Evergrande es además un comprador de tierras al Estado. 
 A la luz de todo esto, no está claro si el gobierno chino la dejaría caer, o procedería a un rescate. Pero tampoco son claras las herramientas de que dispone el Estado para un salvataje. A fin de cuentas, la deuda total de China (empresas no financieras, hogares y gobierno) alcanzaba al 280% de su PBI en junio del año pasado (Caixa Bank, 6/4). Por lo pronto, la compañía sopesa una posible reestructuración de su deuda. 
 La limitación del endeudamiento de las constructoras chinas se enmarca en un mayor intervencionismo por parte de la burocracia gobernante, que incluye pujas con el sector tecnológico, arrestos de algunos empresarios y una mayor presión hacia los evasores de impuestos.
 Por un lado, a la burocracia, que quiere conducir el proceso de restauración capitalista en sus propios términos, le asusta la creciente autonomía de la clase capitalista. Por otro, le alarma la situación social y la posibilidad de movilizaciones populares, ya que la pandemia ha significado grandes penurias para la población, pero a la vez los ricos se han hecho más ricos. “No podemos permitir que la brecha de la riqueza se convierta en un abismo infranqueable”, advirtió Xi Xinping en un discurso en julio, en que también alertó que el colapso de la URSS obedeció a que “el Partido Comunista de la Unión Soviética se separó del pueblo y se convirtió en un grupo de burócratas privilegiados preocupados solo por proteger sus propios intereses” (citado por Michael Roberts, «China y la prosperidad común», Sin Permiso, 14/9). 
 La burbuja especulativa que ahora amenaza con pincharse en China, con sus secuelas dentro del gigante asiático y en el resto del mundo, es una expresión más de la crisis capitalista. Esa crisis requiere la intervención independiente de los trabajadores en todo el mundo. 

 Gustavo Montenegro

Europa proyecta sobre Cuba su propia represión


martes, 21 de septiembre de 2021

El “Lehman brothers” chino


Derrumbe accionario de Evergrande. 

 Las bolsas mundiales se desplomaron este lunes, en medio de los temores sobre el colapso del gigante inmobiliario chino Evergrande. Esta megacorporación cuya deuda supera los 300.000 millones de dólares, está al borde de la quiebra. Con sede en Shenzhen, en el sureste de China, está presente en 280 ciudades del país. Da empleo directo a 200.000 trabajadores, y los puestos de otros 3,8 millones de personas dependen de la compañía de manera indirecta. 
 La amenaza de quiebra fue admitida desde la misma empresa, lo que desencadenó un nuevo desplome de sus acciones en la bolsa -que han caído un 90% durante el último año- y encendió las alertas sobre una potencial crisis de la burbuja financiera china. Al igual que lo que ocurrió en la crisis financiera de 2008, uno de los epicentros de la burbuja es el sector inmobiliario. En los 15 últimos años, los precios de las propiedades se multiplicaron por 6. Y, obviamente, influyó sobre los alquileres cuyos precios se han vuelto cada vez más inaccesibles. 
 Junto a la demanda de tener un techo propio por parte de de un sector de ingresos medios y altos, el auge inmobiliario ha adquirido un creciente carácter especulativo, con el desembarco de grandes inversores. Al calor de ello, también se volcaron ahorros de la población ante la falta o la incertidumbre de otras alternativas de inversión: los depósitos bancarios no pagan intereses y el mercado bursátil es aún muy inestable. La creencia generalizada de que los precios de la vivienda nunca bajan, solo suben, disparó la adquisición de propiedad inmueble. Hoy, el mercado inmobiliario y de la construcción representa el 17% del PIB chino, si se incluye la venta de muebles y electrodomésticos. Es una fuente de ingresos imprescindible para los gobiernos locales, que obtienen el 44% de sus ingresos de la venta de terrenos y tasas correspondientes. Ese rubro representa 1,3 billones de dólares anuales. 
 Una posible quiebra del gigante inmobiliario no sólo desvela al régimen de Xi Jinping, por el impacto sobre la economía nacional, sino a buena parte de la población china, que firmaron contratos de compra con Evergrande. Las estimaciones señalan que el grupo tiene 1,4 millones de propiedades por terminar, cuyo capital en su mayor parte fue desembolsado por adelantado por sus adquirentes, quienes no cuentan con su respectiva escritura, y sobre los cuales pende la amenaza de quedarse sin las viviendas y perder lo que han invertido. 
 Desde el mes pasado, han comenzado las protestas callejeras de los inversores. En esa condición, están varias decenas de miles de familias. Pero, además, esto pone en jaque a un tendal de proveedores y contratistas que están colgados de un pincel, cuyas acreencias permanecen impagas. Ni que hablar de que esto repercute en los grandes fondos de inversión internacionales como Black Rock que tenían inversiones de varios miles de millones de dólares en acciones que han quedado pulverizadas y o de bancos, como el HSBC, cuyos préstamos son de dudosa cobrabilidad. La ingeniería financiera realizada hasta ahora por la gerencia de la compañía de desprenderse y vender activos no ha logrado capear el temporal. En esta semana el gigante dejará de pagar los intereses de su deuda con dos bancos. 
 Esto es lo que está en la base del derrumbe bursátil pues la cesación de pagos afecta en forma directa a operadores financieros de primera línea a escala internacional. El temor mayor es al efecto contagio.

 Los dilemas del PCCh 

Una quiebra podría arrastrar, en primer lugar, al sector inmobiliario y dejar graves consecuencias en la economía china -la construcción es uno de sus pilares que en mayor o menor medida está envuelta en la burbuja y encima con un enorme endeudamiento. 
 Este fenómeno no se circunscribe a la construcción. La economía china reposa sobre una montaña de deudas, que alcanza al 300% del PBI. Este endeudamiento ha sido la base para sostener artificialmente el número de empresas zombi que están hace tiempo amenazadas de cerrar sus puertas. China no sólo no ha sido inmune a la crisis de sobreacumulación y sobreproducción sino que ha terminado siendo uno de sus principales afectados. 
Estamos frente a un universo creciente de empresas chinas, obsoletas o inviables económicamente, en momentos que aumenta el capital sobrante en todo el planeta, como se constata en el aluminio y el acero. Esto vale para la órbita estatal pero también para la privada. 
Este fenómeno ha ido de la mano con un declinación de los niveles de rentabilidad y es lo que está en la base de la desaceleración de la economía china. Ya han quedado atrás las tasas de dos dígitos. El año pasado antes del estallido de la pandemia, China crecía a menos del 6% y hay quienes señalan que ese porcentaje era sensiblemente menor pues las estadísticas oficiales son manipuladas por el gobierno chino y las cifras reales estarían indicando un aterrizaje muy pronunciado en el nivel de actividad. Lejos de sacar a la economía mundial de la crisis capitalista el gigante asiático ha sido arrastrada por ella. 
 Uno de los rasgos distintivos, de la crisis actual, comparada con la de de 2008, es que en esta oportunidad China no está en condiciones de oficiar de locomotora. 
 Los márgenes de maniobra del Estado chino se han reducido notablemente. Y eso se ve en el hecho de que en el 2020 han entrado en un proceso de convocatoria y virtual quiebra ni más ni menos que 240.000 empresas. Algunas han logrado revertir la situación a partir del rebote económico luego del estallido inicial de la pandemia pero una mayoría habría cerrado sus puertas. El auxilio es cada vez más insostenible. El Partido Comunista Chino (PCCh) ha apuntado a cerrar el grifo y poner un corte a un endeudamiento explosivo que alimenta una burbuja que empieza a estallar. Volviendo a la construcción que sirve como botón de muestra, el gobierno ha comenzado a intervenir, alarmado ante una deuda que acumula más de cinco billones de dólares entre las empresas del sector, y ha impuesto límites al nuevo endeudamiento en que pueden incurrir estas compañías. Entre otras restricciones, Evergrande ya no puede vender sus edificaciones antes de haberlas completado. 
 Esto ha estado unido a la búsqueda de un aumento de las regulaciones no sólo sobre las empresas estatales sino también las privadas. En particular, la ofensiva en este plano ha ido, en primer lugar contra los grandes gigantes tecnológicos chinos. Este intervencionismo no implica una negación de la restauración capitalista sino una tentativa excepcional por salvarla. La burocracia, sin embargo, no ha sido capaz de llevar estas tendencias hasta el final, pues está condicionada por el fuego cruzado del imperialismo, de la burguesía y en primer lugar, de los trabajadores. Existe el temor fundado de la burocracia que soltarle la mano a las empresas en crisis -en particular cuando tienen mayor dimensión- plantee un escenario de despidos masivos que podría terminar de ser el detonador de una gran irrupción popular de los trabajadores, donde anida ya un descontento que se ha acentuado con la pandemia. El arbitraje estatal, a su vez, es una fuente de tensiones crecientes con la clase capitalista nativa que ha crecido a la sombra de la burocracia pero que aspira a sacarse de encima su tutela. 

 Lo que se viene

 En este contexto, hay opiniones cruzadas sobre si el régimen dejará o no caer una empresa de esta envergadura. Pekín “no dejará que Evergrande vaya a la quiebra”, según algunos analistas. Para otros, es poco probable. Evergrande es “el símbolo del apalancamiento excesivo» de un sector donde los gobernantes quieren imponer más disciplina. 
 Las autoridades chinas aún no han aclarado cuáles son sus planes para la firma pero todo parece indicar que, independientemente de los problemas del grupo, el régimen de Xi Jinping probablemente no permitiría que un gigante semejante se estrelle contra la pared. Evergrande supone un riesgo sistémico para la economía china. Su colapso podría ser el momento chino de Lehman Brothers (el banco que quebró en Estados Unidos en 2008), desencadenando una crisis financiera mundial. Hay que ver si esta intervención del PCCh llega a tiempo para evitar la extensión del incendio pues el escenario internacional es un terreno favorable para que prospere. 
 Los mercados siguen con atención la reunión de política monetaria de la Fed de esta semana en la que se espera que el Banco Central siente las bases para un recorte de sus compras de bonos, aunque el consenso es que el anuncio real se retrase hasta las reuniones de noviembre o diciembre. 
 Existe incertidumbre sobre las perspectivas de la agenda económica de 4 billones de dólares del presidente Joe Biden, así como la necesidad de aumentar o suspender el techo de la deuda de Estados Unidos. Los inversores ya estaban preocupados por la desaceleración de la recuperación mundial de la pandemia y la inflación avivada por los precios de las materias primas. La secretaria del Tesoro norteamericano, Janet Yellen, dijo que el gobierno de Estados Unidos se quedará sin dinero para pagar sus erogaciones en algún momento de octubre si no se toman medidas sobre el techo de la deuda, advirtiendo de una “catástrofe económica” a menos que los legisladores tomen las medidas necesarias.
 A esto habría que agregar que el colapso de Evergrande puede ser la chispa que encienda una reacción popular. Por lo pronto en Shenzen, la policía china debió bloquear el acceso a las oficinas de Evergrande por el aluvión de manifestantes, entre los que había contratistas a los que la empresa les debe dinero, así como, también, inversores. 
 Los capítulos fundamentales de la crisis mundial capitalista y su impacto en la lucha de clases están para adelante, no para atrás. 

 Pablo Heller

Washington, transnacional del narcotráfico


lunes, 20 de septiembre de 2021

Intervención del Presidente de la República de Cuba en la VI Cumbre de la CELAC


Mikis Theodorakis (1925-2021): la vida y obra de un gran compositor internacional y demócrata militante


El mundo y la lucha de clases por los derechos democráticos han perdido a una importante figura, Mikis Theodorakis, el muy querido compositor del pueblo griego. Mikis Theodorakis dedicó su vida al renacimiento musical de la Grecia de la posguerra. Sus composiciones musicales combinaron una destreza artística increíble con una expresión notable del estado de ánimo, las aspiraciones y las luchas de la clase trabajadora griega contra la pobreza y la opresión. 
 Mikis fue un luchador por la liberación de los pueblos griegos en el EAM (Frente de Liberación Nacional de Grecia) y ELAS (Ejército Popular de Liberación Nacional). Durante los años de la ocupación nazi, se convirtió en miembro del KKE (Partido Comunista) y más tarde en una figura destacada de la izquierda en la Grecia de la posguerra. Luchó en primera línea contra los regímenes autoritarios impuestos a Grecia por la clase dominante y sus aliados, y contra el régimen de los coroneles en particular. En esos años oscuros de la junta griega, Mikis se convirtió en un símbolo de resistencia a través de su música y organización. 
 Theodorakis cometió múltiples errores políticos como figura destacada de la izquierda, lo que refleja los errores políticos del estalinismo griego en general. Quizás el más destacado de ellos fue su breve papel como diputado del partido de derechas Nueva Democracia (ND) y ministro en el gobierno de ND de principios de la década de 1990; y su enfoque nacionalista más reciente sobre la cuestión de Macedonia. A pesar de esto, los trabajadores griegos lo recordarán como un gran artista y un defensor de la democracia, cuyas luchas quedarán grabadas para siempre en su memoria colectiva.

 Su recorrido musical y político 

 Michael (Mikis) Theodorakis nació el 29 de julio de 1925 en Quíos. Sus padres, George Theodorakis de Creta y Aspasia Poulaki de Çeşme, se conocieron en Asia Menor poco antes del incendio de Esmirna. Pasó su infancia en Mitilene, Ioannina, Argostolion, Pyrgos, Patras y Trípoli debido a los frecuentes traslados de su padre durante su trabajo como funcionario. A los 17 años, dio su primer concierto en Trípoli donde interpretó su primera sinfonía, Kassiani. Luego pasó a estudiar música en Atenas y París, y compuso piezas basadas en los más grandes poetas de la izquierda, incluidos Pablo Neruda, Federico García Lorca, Odysseas Elytis y Yiannis Ritsos, entre otros. 
 En 1943 se une a las juventudes del EAM, la EPON (Organización Panhelénica Unida de la Juventud) y más tarde al KKE. Durante la batalla de Fardykambos, el 25 de marzo de 1943, es arrestado y torturado por fascistas italianos. Se convierte en un agitador activo y asume el papel de secretario "cultural" de la EPON en 1944. Se une al ELAS, el ejército del EAM, en ese mismo año y participa en el levantamiento de diciembre de 1944 (la “Dekemvriana”) siendo aún estudiante del Conservatorio de Atenas.
 Tras la Dekemvriana, sufre la persecución y el traslado a Atenas, donde vivía ilegalmente, y en 1945 es arrestado por primera vez. Funda la Asociación Panhelénica de Música en ese mismo año. Es arrestado nuevamente en 1947 y esta vez exiliado a Ikaria. En 1948, lo trasladan a Makronisos y es puesto en libertad en agosto de 1949. Pasará el resto de su servicio militar en Alexandroupoli, Atenas y Chania. En 1950, todavía en el ejército y viviendo bajo un régimen de terror extremo, Theodorakis intenta suicidarse. 
 Se traslada a París en 1954, donde obtiene una beca para estudiar en el Conservatorio de París hasta 1957 y compone tres ballets: Antígona, Los amantes de Teruel y Le feu aux poudres, todos los cuales obtienen un gran éxito en París y Londres. Edipo Rey se compone en el mismo año. En 1957, el Concierto para piano y orquesta de Theodorakis gana la medalla de oro en el festival de Moscú, convirtiéndose en el sucesor de Shostakovich. Regresa a Grecia en 1960. En septiembre de ese año, graba por primera vez Epitafio, donde une la música folclórica y la poesía griega a través del verso de Yiannis Ritsos y pone música a los poemas Axion Esti, de Odysseas Elytis y Epiphania, de George Seferis. Funda la “Pequeña Orquesta Sinfónica de Atenas” y ofrece numerosos conciertos con el propósito de democratizar la música sinfónica para las masas griegas.
 En 1962, viaja a Cuba donde conoce a Fidel Castro y Che Guevara, y participa en la naciente emisora ​​de radio de la Revolución Cubana. También pone música al poema Che el santo, de Tasos Livaditis, una composición titulada Liturgia n.° 2: para los niños muertos en la guerra. 
 En 1963, Theodorakis funda la Juventud Democrática de Lambrakis, de la que será presidente durante tres años desde 1964. Es arrestado nuevamente en 1963 por su participación en la primera Marcha por la Paz del Maratón de Grecia. En 1964, es elegido por primera vez diputado de EDA (Izquierda Democrática Unida) en la circunscripción del Pireo B, y en 1965 se incorpora al Comité Ejecutivo.
 En 1967, la junta militar prohibe cualquier interpretación y venta de la música de Mikis Theodorakis. Ese mismo año colabora ​​en la financiación de un grupo de resistencia de izquierda conocido como PAM (Frente Panhelénico Antidictadura), por cuya actividad es condenado y juzgado por el tribunal militar. Es encarcelado en el centro de detención de la calle Bouboulinas, y luego en la prisión de Averoff, donde realiza una larga huelga de hambre. Él y su familia son deportados a Zatuna, Arcadia, y finalmente trasladados al campo de concentración de Oropos, Attika. 
 En Oropos, su salud se deteriora y estalla una ola de protestas a nivel internacional. En el campo de concentración, permanece independiente de las fuerzas fracturadas del Partido Comunista, que se había dividido en 1968. Entrará en conflicto con la dirección que lo aísla a pesar de su salud. Cuando el KKE rechaza su propuesta de un intento de resistencia masiva que involucrara a los miles de prisioneros en el campo, algo que seguramente habría atraído la atención internacional, Theodorakis se declara públicamente en contra de la política del KKE.
 En 1970, bajo la presión de la solidaridad internacional y con el apoyo de muchos artistas de renombre como Arthur Miller y Dmitri Shostakovich, la dictadura le permite trasladarse a París. Allí elige trabajar con el KKE Interior (el Partido Comunista de Grecia, la escisión "eurocomunista" del Partido Comunista). Se incorpora a sus oficinas ese mismo año y se convierte en presidente de la PAM. 
 En 1971, Mikis Theodorakis visita Israel para presentar La balada de Mauthausen. Poco después, visita la base palestina en Beirut para presentar la traducción al árabe de su autobiografía, titulada To Chreos, en un momento en el que ya era conocido por su música y su lucha contra la dictadura a nivel internacional. Allí defiende el movimiento árabe a favor de la solidaridad con el movimiento pacifista entre los israelíes. 
 En 1972 funda el movimiento político "Nueva Izquierda Griega" y cofunda el "Consejo Nacional de Resistencia". Actúa en Israel por segunda vez y se reúne con el vicepresidente, quien le pide que le transmita un mensaje a Arafat. 
 Desde su liberación hasta la caída de la junta en 1974, Theodorakis actuó en todo el mundo, agitando la resistencia del pueblo griego y abogando por la caída de la dictadura. Durante ese tiempo, el pueblo griego escuchó sus canciones de forma ilegal y se convirtió en un símbolo de resistencia entre ellos. 
 El extenso trabajo de Mikis Theodorakis incluye una gran cantidad de obras folclóricas, orquestales y sinfónicas para teatro y cine. Entre ellas se incluyen: Archipiélagos, Estado A, Estado B, Pequeñas Cícladas, Lipotaktes, Romiosini, El rehén, Barrio de los ángeles, Cartas de Alemania, Canciones populares (“Ta Laika”), Arcadia, Estado de sitio, Le Soleil et Le Temps, Cantos de lucha, Cantos de Andreas, Canto general, 18 cantos para la patria amarga, Del destierro, Ifigenia, Fedra, Electra, Letanías. 
 Durante las primeras elecciones de La Metapolitefsi ("cambio de régimen") en 1974, se postuló como candidato de Izquierda Unida (una alianza electoral del KKE y el KKE Interior) en El Pireo B, pero no pudo ser elegido. En 1975, fue reelegido como miembro del Comité Ejecutivo de EDA. 
 En 1978, se presentó a las elecciones a la alcaldía de Atenas, apoyado por el KKE. Recibió 59.428 votos (16,32%), quedando tercero detrás del candidato de Nueva Democracia, que quedó en segundo lugar, y del candidato del PASOK (Dimitris Beis), que quedó en primer lugar. En 1979, se convirtió en miembro fundador del Movimiento por la Unidad de Izquierda (KEA). 
En 1981, se presenta de nuevo con el KKE y es elegido diputado en El Pireo B, recibiendo 13.785 votos. Ocupó el primer lugar entre 10 candidatos y ganó el único escaño del partido en la región. En 1981 regresa a Cuba, donde ofrece un histórico concierto frente a la Catedral de La Habana. Fidel Castro, que a estas alturas era amigo suyo, lo felicita y abraza con caluroso entusiasmo. 
 El líder de la Organización de Liberación de Palestina (OLP), Yasser Arafat, visita Grecia ese año. Durante su estancia, conoce a Theodorakis, quien en ese momento era diputado, y le pide que componga un himno para la OLP, que se propondría como himno oficial del Estado palestino una vez alcanzado el objetivo de lograr tal Estado. A principios de 1982, Mikis Theodorakis acepta la invitación de Arafat y visita Beirut como invitado del ministro de Cultura libanés y de la OLP para presentar el himno. Éste, queda ratificado por el Parlamento palestino, tras recibir una gran ovación por parte de Arafat y los legisladores palestinos. 
 El final de 1982 estuvo marcado por la invasión de Beirut por Israel y la masacre de civiles palestinos y libaneses. Mikis Theodorakis recibe una invitación para visitar Beirut por parte de Arafat a través del secretario general del KKE, Charilaos Florakis, para apoyar la lucha palestina y levantar el ánimo de las masas palestinas, libanesas y sirias. Finalmente, viajará a Damasco para realizar un espectáculo que conseguirá llenar el teatro. 
 En 1983, es galardonado con el Premio Lenin de la Paz. Reelegido como diputado del KKE en 1985, esta vez ocupando el primer lugar en la votación. En 1987, ayuda a fundar el Comité de Amistad greco-turco. Junto con el director Theodoros Angelopoulos, es miembro fundador de la Academia de Cine Europeo en abril de 1989. 
 El año 1989 marcó un triste giro a la derecha en la política de Theodorakis, reflejando el creciente clima de desmoralización y frustración con las acciones de los gobiernos del PASOK a nivel nacional, y la reacción general causada por la crisis en la URSS y los Estados del bloque oriental estalinista, a nivel internacional. Ese mismo año, Mikis Theodorakis escribe una introducción a una nueva biografía de Konstantinos Mitsotakis, el líder reaccionario de Nueva Democracia y padre del actual primer ministro de ND, Kyriakos Mitsotakis. Más tarde, será incluido en la lista de Nueva Democracia para las elecciones parlamentarias de noviembre de 1989. Hasta las elecciones de abril de 1990, seguiría siendo diputado independiente del partido de centro derecha. Después de esas elecciones, se convertiría en ministro durante dos años y medio. El 30 de marzo de 1992 dimite, pero al mismo tiempo declara su apoyo al gobierno de Mitsotakis, con el que seguiría colaborando como diputado independiente. 
 El 12 de octubre de 1992, declara su independencia en el Parlamento, poniendo fin a la cooperación con el grupo parlamentario de ND, pero al mismo tiempo reitera su apoyo a la política del gobierno de Mitsotakis. El 9 de marzo de 1993 dimite como diputado y asume el cargo de director general de la programación musical de la ERT. En marzo de 1994, dimite de ese cargo, denunciando al nuevo gobierno del PASOK y a la dirección general de ERT por "intentar matar a la organización por asfixia". Sin embargo, en junio de 1996 es nombrado por el gobierno del PASOK para el Consejo Nacional de Turismo. 
 Al comienzo del tormentoso período de la crisis y los memorandos, en diciembre de 2010, Mikis Theodorakis adoptó una postura progresista contra el memorando. Anunció el establecimiento de una "organización patriótica anti-memorando", el Movimiento de Ciudadanos Independientes conocido como "Spitha". Participó activamente en las manifestaciones masivas del Movimiento de Ciudadanos Indignados anti-memorando de 2011. En septiembre de 2013 decide dejar “Spitha”. En 2015, inicialmente abraza al nuevo gobierno de SYRIZA, pero luego lo critica duramente. En honor a sus luchas populares y democráticas, en el referéndum histórico del 5 de julio de 2015, votó públicamente "NO".
 Las últimas muestras de la actividad política de Mikis Theodorakis fueron contradictorias. Su presencia en el 43° Festival de la KNE (juventud del KKE) en 2017 fue un paso progresivo, pero los trabajadores y jóvenes progresistas y de izquierda se sintieron decepcionados al escuchar su apoyo al movimiento reaccionario que se desarrolló a principios de 2018 sobre la disputa del nombre de Macedonia del Norte.
 Sin embargo, anticipando el final de su vida, en octubre de 2020, Mikis escribió una carta al secretario general del KKE, Dimitris Koutsoumbas, declarando: “Ahora, al final de mi vida, en el momento de grandes reflexiones, todos los detalles desaparecen de mi mente y sólo quedan los "grandes problemas". Así es como veo mis años más críticos y maduros bajo la bandera del KKE. Por eso quiero dejar este mundo como comunista”. Mikis Theodorakis estaba casado con Myrto Altinoglou, con quien tuvo un hijo y una hija. 

Tendencia Comunista - CMI Grecia

domingo, 19 de septiembre de 2021

Uruguay: tercer paro nacional contra Lacalle Pou


Durante la jornada del miércoles 15, miles de trabajadores se concentraron en las inmediaciones del Palacio Legislativo, en el marco del tercer paro nacional contra el gobierno de Luis Lacalle Pou, convocado por el Plenario Intersindical de Trabajadores-Convención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT). La medida tuvo bastante fuerza en el sector público y en la construcción. El transporte no adhirió. 
 El paro fue en defensa del salario y por la derogación de 135 artículos de la reaccionaria Ley de Urgente Consideración (LUC), un paquete de 476 leyes sancionado en junio de 2020 que implica un ajuste público de fondo y ataca conquistas históricas de la clase obrera. Algunos de estos artículos incluyen restricciones al derecho de huelga, garantías de impunidad para las fuerzas armadas en casos de gatillo fácil y, por si fuera poco, facilitan la privatización de empresas estratégicas como Ancap (petróleo) y Antel (telefónica). Las organizaciones sindicales recolectaron las 700.000 firmas necesarias para que se convoque un referéndum sobre la LUC, cuya fecha debe ser aún fijada por la Corte Electoral. 
 En apenas un año y medio de mandato, el presidente charrúa impulsó una serie de medidas políticas y económicas que impactan de manera negativa en la población. Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en los últimos diez meses, la inflación alcanzó el 7%, por encima del aumento de los salarios, que para peor ya venían con retrocesos. Además, durante la pandemia, el desempleo alcanzó al 10% del país. En suma, se registra un tercer año consecutivo de crecimiento en la pobreza (El País de Uruguay, 26/3). En este contexto crítico, Lacalle Pou subió el precio de la nafta (7%) y del gasoil (11%), incremento que se extendió, automáticamente, a otros rubros. 
 Hace tres semanas, los docentes también estuvieron de paro contra el ajuste en educación, mostrando su descontento con el gobierno de Lacalle Pou. 
 Pese a la disposición de lucha de los trabajadores, la conducción del PIT-CNT no ha anunciado nuevas medidas. Es necesario darle continuidad al paro del 15, por medio de un plan de lucha que quiebre el ajuste del gobierno. Esto requiere superar los límites de la dirección del PIT-CNT y la política conciliadora del Frente Amplio. 

 Álvaro Chust

Brasil después de la asonada


El 7 de septiembre pasado, Bolsonaro amenazó con un golpe de estado, al convocar a sus huestes a rebelarse contra la Justicia y el Parlamento. El agro negocio lo acompañó con bloqueos de camioneros por buena parte del país. Dos días, asesorado por el golpista Michel Temer, ex vicepresidente y ex presidente, escribió que “Nunca he tenido intención de agredir a ninguno de los Poderes”. 
 La asonada bolsonarista, inspirada en el golpe ejecutado por Trump en el Capitolio norteamericano, fue resignificada como un ‘malentendido’ por algunos pocos. El presidente del Congreso, Arthur Lira, mencionó que: “Todo lo que pasó y fue ´fuera del guion´, lo podemos enmarcar como el fervor de la política, la emoción del momento”. Por su parte, para el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, la carta era “una señal positiva de Bolsonaro” y “cumple con lo que espera la mayoría de los brasileños”.

 “Nem Lula, nem Bolsonaro”, o “Lula 2022”

 El 12 de septiembre, diversos partidos y movimientos políticos de derecha salieron a la calle contra Bolsonaro. La manifestación fue convocada por el Movimiento Brasil Libre (MBL) y Vem Pra Rua. Contó con la participación del gobernador de São Paulo, João Doria, Ciro Gomes del Partido Laborista Democrático (PDT), partidarios del Partido Comunista de Brasil (PCdoB) y las principales centrales sindicales brasileñas, con excepción de la CUT. 
 No contó con la participación del PT ni del PSOL porque según los presidentes de ambos partidos, “nao fomos invitados”. Para la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, “necesitamos reunir el campo democrático y construir juntos. “Lo principal es esto. No es una adhesión, sino un camino conjunto”. Asistir al evento hubiera sido dinamitar al PT y a la CUT en un par de horas, pero resalta la falta de iniciativa de ambos. 
 El ex presidente, se presenta a la burguesía “criolla” como “unificador”. En vísperas del 7 de septiembre lanzó un comunicado público donde denuncia que “en lugar de unir fuerzas, estimulan la división". Lula juega un juego conocido: “hay 2022”. 

 Mauri Colón
 18/09/2021

Murió Abimael Guzmán, fundador de Sendero Luminoso


Este 11 de septiembre falleció en la Base Naval del Callao -una verdadera fortaleza ubicada en un sitio inexpugnable y donde sólo permanecen en reclusión un puñado de “presos peligrosos”- Abimael Guzmán, cuyo nombre de guerra era Gonzalo, y que fundara a fines de los años 70 la organización Sendero Luminoso (en realidad, el nombre era “Partido Comunista del Perú, por el Sendero Luminoso de José Carlos Mariátegui”). 
 El grupo, surgido en la zona rural de Ayacucho, se convertiría en una organización de gran penetración en ciertos grupos campesinos que se lanzarían a la así llamada Guerra Popular Prolongada. La estrategia política y militar se llamó Marxismo-Leninismo-Maoísmo-Pensamiento Gonzalo, ya que consideraban a Guzmán como el continuador de “las tres espadas de la revolución”. Sin embargo, mientras el ejército se volcaba a la represión de las comunidades campesinas senderistas, como en un espejo invertido, Sendero atacaba a aquellas que no se plegaban a la guerra popular. Si bien no obtuvieron la misma adhesión en las ciudades, en particular Lima, eso no impidió que se formaran núcleos clandestinos y que, a fines de los años ochenta, cometieran grandes atentados con autos bomba -algunos de ellos causaron masacres en edificios de los sectores medios- y que fuera una costumbre cotidiana la voladura de torres eléctricas, que sumían en apagones diarios a Lima. En 1992 la dirigente María Elena Moyano, que centraba su trabajo social en un barrio popular de Lima y que militaba en Izquierda Unida, fue volada con dinamita atada a su cuerpo, luego de dispararle dos tiros mortales. Su tumba fue volada cuatro días después del entierro. Para estos momentos, Sendero Luminoso sostenía la teoría del “equilibrio estratégico” e incrementaba las acciones armadas con el fin de provocar la acción de las fuerzas represivas, que movilizaran a la población. El momento era explicado por Abimael Guzmán en la llamada “Entrevista del Siglo” en El Diario, que era aliado de la organización. 
 Los orígenes políticos de Guzmán se remontan a principios de los 70, cuando oficiaba como profesor de filosofía en la Universidad de Ayacucho, donde sus ideas políticas ganaron el favor de sus alumnos. Guzmán había viajado a la China de Mao en 1965, de donde volvió convencido de sus ideas. Alrededor de esa época gana la disputa dentro del Partido Comunista Peruano, que se declara entonces maoísta y que planteaba una revolución realizada por el campesinado que debía tomar las ciudades. Mientras tanto, se casaba con Augusta La Torre, cuya familia era comunista. En 1979, luego de todo un periodo de organización clandestina, Sendero Luminoso comienza sus acciones armadas. También el arrasamiento de las comunidades que no se plegaran al partido. Augusta La Torre comandó la primera de estas acciones. La organización se caracterizaba por incentivar la violencia y protagonismo de las mujeres. La década del ochenta fue testigo del ascenso de Sendero. Finalmente, luego de un trabajo investigativo llevado adelante por un organismo independiente de las otras fuerzas represivas, Abimael cayó preso junto a su mujer Elena Iparaguirre (La Torre había muerto durante la realización clandestina del primer congreso en condiciones nunca aclaradas), con quien vivía en el piso superior de una escuela de danza y domicilio de Maritza Leica, una joven perteneciente a los sectores acomodados limeños. La acción de Sendero había redundado en 70 mil muertos, 30 mil provocados por las fuerzas represivas y 40 mil por la organización maoista, según la Comisión de la Verdad. 
 El gobierno de Alberto Fujimori, secundado por Vladimiro Montesinos, había realizado un autogolpe cerrando el parlamento y ejecutando masacres de estudiantes o la irrupción de jueces enmascarados que condenaban a mansalva-. En septiembre se detuvo a Guzmán e Iparraguirre, y comenzó a caer toda la cúpula senderista. Fueron presentados a la prensa vestidos en uniforme a rayas de reos y dentro de una jaula de barras de acero. La diatriba de Guzmán fue interrumpida por el himno cantado por periodistas (y también, se supo luego, por servicios de inteligencia). Un tribunal anónimo los condenó a reclusión perpetua. Luego de negociaciones con Montesinos, Abimael Guzmán -a cambio de beneficios en la prisión para él y la cúpula- anunciaría el acuerdo de paz y renegaría de la acción llevada durante todos esos años. Fujimori y Montesinos, responsables del desfalco al Estado peruano, fueron condenados a prisión por la masacre de La Cantuta, en la que fueron asesinados nueve estudiantes y un profesor universitario, además de negociados millonarios. 
 Guzmán, y la organización que dirigía bajo el seudónimo de Presidente Gonzalo, fueron protagonistas de una experiencia caracterizada por su extrema violencia. Llegó a contar con 4.000 combatientes y 50.000 militantes durante su apogeo en los años 80. Su pretensión era instaurar un régimen comunista campesino en el Perú, lo que lo emparenta ideológicamente con Pol Pot y los jemeres rojos que gobernaron Camboya entre 1975 y 1979. El terror ejercido en las comunas rurales contra campesinos y pequeños comerciantes acusados de “contrarrevolucionarios” y ejecutados de las maneras más brutales, liquidaron la simpatía que algunas de sus acciones contra latifundistas, militares y emisarios del gobierno habían despertado en un principio. Esto les valió su aislamiento definitivo de la clase social que pretendían llevar al poder y, más aún, de cualquier base de apoyo urbano entre las organizaciones de masas y los sindicatos. La condena de Guzmán, a pesar de haber sido impartida por la dictadura fujimorista, fue recibida con indiferencia por el activismo peruano. Pedro Castillo, el actual presidente de Perú, de origen campesino, fue miembro de las “rondas campesinas” armadas que combatían a la guerrilla. 
 Murió en prisión, a los 86 años.

 Diego Rojas 
 14/09/2021

sábado, 18 de septiembre de 2021

miércoles, 15 de septiembre de 2021

La aplastante conquista soviética de Manchuria


Los talibanes presentan al nuevo gobierno


Repercusiones tras la derrota yanqui en Afganistán. 

 El nuevo gobierno de Afganistán, presentado este martes 7, se encuentra dominado por los talibanes. Los principales cargos corresponden a la fuerza pastún y no parece que en la extensa lista de ministros haya figuras de otros grupos étnicos o políticos, y menos aún sectores que hubieran colaborado con la invasión imperialista. El vocero de la organización aclaró, sin embargo, que “el gobierno no está completo” y se trata de un gabinete provisional. 
 En las semanas previas a la formación del nuevo gobierno, tanto China y Rusia como las potencias occidentales habían reclamado apertura a los talibanes. Estos se habían comprometido a forjar un gobierno islámico “amplio” e “inclusivo”, pero en los principales cargos sobresalen figuras de la vieja guardia del grupo. El primer ministro es Hassan Akhund, un dirigente que ocupó posiciones de mando durante el gobierno talibán en los ’90. En un cargo semejante al de un viceprimer ministro está Abdul Ghani Baradar, quien firmó los acuerdos de Doha que pactaron la retirada norteamericana. Sirajudin Haqqani, dirigente de la red homónima, será ministro del interior y controlará de ese modo las fuerzas de seguridad; es sindicado como el nexo de los talibanes con Al Qaeda. Fuera del gabinete se encuentra Mullah Hibatullah Akhundzada, el líder máximo.
 Los talibanes parecen haber tenido éxito los últimos días en sofocar a las fuerzas del Frente Nacional de Resistencia en el valle de Panshir, un reducto montañoso en el que se habían concentrado los últimos contingentes opositores armados, incluyendo a miembros del gobierno títere depuesto. De este modo, los talibanes controlarían ya el 100% del territorio nacional. Hay algunas protestas contra el régimen, incluyendo a grupos de mujeres, pero son pequeñas. En muchos casos, han sido reprimidas. 
 El principal problema para el nuevo gobierno es la situación económica. El imperialismo cortó las fuentes de financiamiento y algunos países (como Alemania) detuvieron la ayuda monetaria que enviaban. Ante la falta de divisas, se impuso un corralito. El pueblo afgano vive hace décadas en una situación social desesperante. 
 En este escenario, los talibanes están intentando anudar acuerdos con China, potencial prestamista y reconstructor del territorio. Beijing ha saludado la conformación del nuevo gabinete porque pondría fin a “tres semanas de anarquía”, pero volvió a insistir en la necesidad de un gobierno amplio. El gigante asiático quiere orden en el país para que no se malogre la nueva ruta de la seda. El corredor China-Pakistán, en desarrollo, tiene en el territorio afgano una pieza clave. Además, al gobierno de Xi Jinping le preocupa el accionar en Afganistán de grupos islamistas que promueven la separación del territorio de Xinjiang. Y también teme que la toma del poder por parte de los talibanes ofrezca refugio a los grupos que atacan intereses chinos en la zona pakistaní de Baluchistán.
 A diferencia de los países occidentales, los chinos mantienen abierta su embajada en Kabul (incluso habían iniciado conversaciones con los talibanes en las semanas de la ofensiva final), pero aún no han reconocido al nuevo gobierno. 
 Rusia, que todavía cataloga a los talibanes como organización terrorista, tampoco se apresura a admitir al nuevo régimen. El vocero del Kremlin indicó que de momento los contactos son fundamentalmente técnicos. 
 Quien ha avanzado un poco más es Pakistán, país contiguo a Afganistán. El jefe de los servicios secretos, sospechados de apoyar a la organización pastún, visitó el país en estos días. El gobierno pakistaní no ha ocultado su satisfacción por la victoria; el primer ministro Imran Khan, quien desplazó del poder a la Liga Musulmana pero promueve un “estado de bienestar islámico”, sostuvo que los talibanes habían “roto los grilletes de la esclavitud” (Atalayar, 7/9). Pakistán, una potencia atómica, se ha recostado en los últimos años sobre China, como un contrapeso frente al apoyo norteamericano a su rival histórico, la India, que también tiene un arsenal nuclear. Pero a la vez, Islamabad mantiene vínculos sinuosos con el imperialismo, incluyendo un apoyo formal a la lucha antiterrorista. En 2019, suscribió un acuerdo con el FMI por 6 mil millones de dólares a cambio de un “ajuste estructural”. 
 Todos estos son los países que se candidatean para ganar posiciones, a expensas del imperialismo. En cuanto a las potencias occidentales, estaba programada para hoy una reunión del G7 (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Japón) para discutir el tema. En una entrevista con la agencia afgana Tolo News, el secretario de Estado Anthony Blinken condicionó cualquier trabajo común al respeto de los derechos humanos, mayúscula hipocresía por parte de la principal potencia global, que dejó 50 mil civiles muertos en su invasión. Por ahora, siguen la política del ahogo económico. 
 El golpe histórico sufrido por el imperialismo está conduciendo a una reconfiguración de toda la región.

 Gustavo Montenegro