jueves, 14 de noviembre de 2019

Bolivia: abajo el golpe y su presidenta títere




Profundizar la lucha

Un Senado, sin quórum, minoritario, ha ‘elegido’ presidenta provisional de Bolivia, a la senadora Jeanine Añez, séptima en la línea de sucesión presidencial.
Esto ha sido bendecido por la Conferencia Episcopal y cuenta con el aval de las fuerzas policiales y armadas.
El golpe ha colocado un títere, un mascarón de proa, para tratar de superar el vacío de poder que se planteó con la renuncia del presidente Evo Morales exigida por estas ‘instituciones’ sobre la base de una conspiración-movilización de la derecha.
Al frente de la movilización ‘cívica’ se había colocado Luis Fernando Camacho, un empresario ultraderechista y racista que venía dirigiendo el “comité cívico” de Santa Cruz.
Es un golpe que viene siendo planeado, estratégicamente, por Bolsonaro, Macri y Trump. No sólo en un sentido político, sino físicamente. En primerísimo lugar, los senadores yanquis republicanos Rubio y Cruz están marcados, en audios que circularon, como enlaces de acción con los comandos y la Embajada yanqui en La Paz como centro de operaciones. Hemos publicado denuncias de que Camacho y otros personajes clave del golpismo se venían entrevistando con altos funcionarios de Brasil (y de Argentina). El intento geopolítico era tratar de quebrar la irrupción de rebeliones populares que viene recorriendo América Latina contra los planes fondomonetaristas (Chile, Ecuador, etc.). La reciente derrota electoral de Macri en Argentina -que era el pollo de Trump y Bolsonaro- aceleraron en forma aventurera la ofensiva por derrocar a Evo Morales.

El papel de la OEA

Es un golpe que, aunque pretenda vestirse de democrático, en defensa del sufragio del pueblo, no puede ocultar que el MAS sacó en la elección del 20 de octubre el 46-47% de los votos, a 9 o 10 puntos de distancia de Carlos Mesa, su inmediato opositor. Por eso, la OEA -que hizo una ‘auditoría’ de los resultados electorales- no pudo menos que reconocer en su informe que “teniendo en cuenta las proyecciones estadísticas, resulta posible que el candidato Morales haya quedado en primer lugar y el candidato Mesa en segundo. Sin embargo, resulta improbable estadísticamente que Morales haya obtenido el 10% de diferencia para evitar una segunda vuelta”. A pesar de ello, la OEA “recomienda otro proceso electoral”, ‘sugiriendo’ que “cualquier futuro proceso deberá contar con nuevas autoridades electorales para poder llevar a cabo comicios confiables”. Dio la base ‘jurídica’ a la movilización golpista.

Paso a paso

Evo Morales fue retrocediendo, aceptando todos los reclamos de la derecha golpista. Primero: él invitó a la OEA a supervisar los resultados electorales. Cuando ésta planteó que lo haría si su dictamen resultaba vinculante, Evo lo aceptó; la derecha dijo “ni” y finalmente declaró su autonomía respecto de la evaluación.
Luego, cuando la OEA planteó hacer una segunda vuelta, Evo lo aceptó. A las horas, ante el reclamo de nuevas elecciones, también… aceptó. Más tarde, cuando se reclamó que no se presentara como candidato, lo aceptó. Y, finalmente, presentó su renuncia y la de todo su equipo gobernante (vicepresidente, ministros, autoridades ejecutivas del Parlamento, etc.). ¡Un vaciamiento total!

Capitulación

La renuncia de Evo es una capitulación. Es la remake de otras crisis de gobierno y liderazgos nacionalistas burgueses en Latinoamérica, que frente a golpes (incluso minoritarios) de la derecha hacen mutis por el foro. Porque enfrentarlos significaría convocar a la movilización de masas y abrir un curso antiimperialista y revolucionario. El ejemplo de Perón en 1955 que, frente al golpe, decidió abandonar el poder e irse al exilio, para “no derramar sangre de argentinos”, es un modelo claro que se ha repetido una y otra vez. Y que ahora con Evo se da casi como un calco. El pueblo trabajador quería resistir en 1955 el golpe gorila y Perón los mandó a la casa. Evo se va, mientras trabajadores y campesinos salen a enfrentar el golpe.
Su exilio -y el de los principales dirigentes del MAS- profundiza aún más la capitulación, porque trata de dejar sin referencia política directa la lucha antigolpista que están desarrollando masas obreras y campesinas. Por el contrario, Evo, desde su exilio, pide “pacificación”, “diálogo”, lo que significa levantar toda resistencia. Sin pelos en la lengua, Evo ha llamado a trabajadores de la salud y docentes a levantar las huelgas en desarrollo para “no perjudicar al pueblo”.
El nuevo próximo presidente argentino Alberto Fernández, a su turno, se jacta de una posición antigolpista respecto de Bolivia. Pero su acción fundamental, fue ‘conseguir’ el exilio para Evo Morales. Fernández no llamó a resistir, sino que se dedicó a buscar protección para Evo y los dirigentes del MAS. A alejarlo de Bolivia y dejar descabezada la dirección del MAS.
Esto no es, sin embargo, meramente un choque entre fracciones nacionalistas burguesas versus neoliberales. Se abren fisuras para la irrupción de las masas trabajadoras y explotadas. El 17 de octubre de 1945, el pueblo salió a la calle a pesar de que Perón, preso, había presentado su renuncia, y logró liberarlo y derrotar el golpe en marcha. Y en 2002, la clase obrera y los pobladores de los cerros de Caracas irrumpieron con su movilización, destrozaron el golpe en marcha y liberaron a Hugo Chávez, que había firmado su renuncia.
En Bolivia, mineros, campesinos, pobladores de las barriadas pobres de El Alto se han organizado y movilizado, bajando a La Paz, cortando caminos, constituyendo asambleas y cabildos abiertos, y principios de milicias obreras o vecinales para salvaguardar el orden y enfrentar las provocaciones derechistas. El ingreso del facho Camacho en la Casa de Gobierno con una Biblia gigante en la mano para exorcizarla, y el arrío y quema de la bandera indígena (wiphala) ayudó a catalizar la respuesta movilizadora de las mayoritarias comunidades indígenas, particularmente de los aymaras.
El ‘problema’ indígena no es un problema meramente nacional, sino social. Detrás de los blanquitos xenófobos de Santa Cruz está la explotación de los terratenientes exportadores, de los agentes del capital petrolero y gasífero, de los que explotan la minería. Son ‘bolsonaros’ no sólo porque desprecian salvajemente al indio, sino porque entregan las riquezas de la nación a la voracidad del capital financiero. La emancipación del pueblo indígena está íntimamente unida a la alianza con la clase obrera y a la lucha contra la explotación capitalista.

Sigue el vacío de poder

Las fuerzas policiales fueron totalmente desbordadas. El jefe de policía fue el que pidió la intervención del Ejército: "No podemos enfrentar las movilizaciones sólo con gases lacrimógenos", dijo. ¿Estaba pidiendo balas? Las Fuerzas Armadas vacilaron en montar una intervención más directa, con temor a que se manifieste en sus filas la presión de las masas en las calles. Pero tampoco el imperialismo quería un gobierno militar directo, del jefe del Ejército. No sólo por el efecto político de que el golpe se constituía en un gobierno militar directo, sino -según Clarín (12/11)- porque había desconfianza sobre la orientación de su jefe, William Kaliman, al que se supone influenciado por el masismo indigenista.
Por eso se forzó la mano para elegir presidenta provisional a Jeanine Añez, una persona sin una fuerza política estructurada, que está sostenida por la policía, el Ejército y las bandas derechistas. En su presentación, en el balcón del palacio, estaba a su derecha Camacho con una Biblia en la mano. Se trata de un gobierno bolsonarista. Añez se pudo autoproclamar porque la mayoría masista de la Cámara se ausentó de la sesión, dejando el camino expedito para este curso antidemocrático.
Añez promete convocar a elecciones democráticas, sin fraude, a la brevedad. Pero se intenta repetir los pasos ‘electorales’ que en Brasil llevaron al poder a Bolsonaro. Allí se anuló la candidatura de Lula y se lo envió a la cárcel en forma arbitraria. En Bolivia se pretende hacer lo mismo con Evo y hasta con el MAS, a pesar de ser el partido mayoritario. Habría elecciones ‘democráticas’ con esta proscripción, convocada por una presidenta que nadie eligió, designada por un Parlamento sin quórum custodiado por la policía y el Ejército. La nominación de Añez implicará una coordinación entre la policía, el Ejército y los comandos derechistas para reprimir las movilizaciones antigolpistas.

Recuperar los sindicatos para la lucha antigolpista

Como todo régimen nacionalista burgués, el de Evo, también, se dedicó de lleno a regimentar al movimiento de masas, a los sindicatos, a las confederaciones campesinas, etc. Lo hizo cooptando a sus direcciones y reprimiendo los movimientos de lucha independientes. Así fue liquidando el papel de lucha de las organizaciones obreras y de masas. La dirección de la Central Obrera (COB) era títere del masismo. Pero eso fue más allá… se transformó en títere del Estado burgués. Cuando las patronales y las fuerzas represivas empezaron a reclamar la renuncia de Evo Morales, la dirección burocrática de la COB se plegó a este planteo golpista. Gran parte de los sindicatos están vaciados por la labor destructiva de las burocracias sindicales. Es necesario recuperarlos. Es necesario que los trabajadores se organicen en forma independiente, que se convoquen a congresos de bases departamentales, en las barriadas, etc., para votar planes de lucha.
La consigna es derrotar el golpe. Hay amplios sectores de las masas explotadas que levantan la consigna de “la vuelta de Evo”. Incluso sectores que venían rompiendo con el MAS, espantados por el fachaje Camacho-bolsonarista. Se impone un frente único para aplastar el golpe, liberar a los detenidos, destronar a la presidenta, retirar a las fuerzas represivas. Es necesario pasar a la organización de la lucha contra el golpe en Bolivia, al armamento defensivo de los barrios, los campesinos y las fábricas, al lanzamiento de la huelga general, al llamado a la confraternización con soldados y policías que no quieran reprimir al pueblo trabajador.
Más que nunca se impone una gran y activa movilización latinoamericana contra el golpe. No sólo contra los golpistas de Bolivia, sino también contra los gobiernos y las burguesías cómplices que apoyan al golpe.
Frente único para aplastar a los golpistas. Que las centrales obreras, la CGT y la CTA de la Argentina, la CUT brasilera, el PIT-CNT de Uruguay, la CUT chilena y todas las centrales y organizaciones obreras convoquen a un paro continental y marchas contra el golpe reaccionario en Bolivia.

Rafael Santos
12 de noviembre

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