El presidente francés Emmanuel Macron, ex banquero y agente del gran capital, condena a los Chalecos Amarillos (Ch.A.) como “violentos” y dice que son “un grupo de agitadores que quiere derribar su gobierno” y su vocero los califica de “jauría llena de odio”.
No es violencia exigir un cambio social o reformas y resistir a la opresión y al abuso de poder. Violencia es, en cambio, el dinero a los paraísos fiscales, robando a los contribuyentes y llevarse las empresas al extranjero para pagar menos salarios y para evitar controles sanitarios y ecológicos fomentando así una desocupación de masa que ayuda a rebajar los salarios en Francia. Violencia es recortar los servicios en los hospitales y en los asilos de ancianos, eliminar escuelas, clínicas, oficinas públicas en las municipalidades pequeñas a las que, además, se les suprimen los trenes y el trasporte obligando a todos a depender de un automóvil.
Violencia es rebajar los ingresos reales y aumentar la jornada de trabajo y la edad para jubilarse, rebajando además las jubilaciones. Violencia es echar los trabajadores a los suburbios y darles como alojamiento tugurios caros que además se derrumban. Violencia es obligar a miles de personas a dormir en las calles en las ciudades y no recibir en los puertos a los náufragos que buscan trabajar, ser explotados.
Violencia es la de los robocops que entre muchos detienen a Drouet, un camionero Ch.A. que no había cometido ningún delito, muelen a palos a Ch.A. negros, mujeres jubiladas, ancianos o impiden una manifestación pacífica con gases y potentes chorros de agua fría en invierno.
Violencia es la policial, que disfraza de manifestantes vestidos de negro a sus provocadores para romper vidrieras o quemar un auto y acusar a los Ch.A. de modo de aislarlos políticamente.
Es tratar de enviar a la cárcel a gente que, a manos limpias o con sus puños, se defienden de los robocops apaleadores y armados hasta los dientes.
Si Macron quiere evitar que lo derriban, cambie de política. Deje de regalarles centenas de miles de millones de euros a los ya multimillonarios a costa de los salarios, las jubilaciones (que son salarios diferidos), los servicios públicos (que son salarios indirectos). Reimplante el Impuesto a la Fortuna, como piden los Ch.A.. Acepte la revocación de los mandatos y la institución de un Referendum por Iniciativa Ciudadana que permita derogar una ley o echar del gobierno a un enemigo del pueblo. No envíe sus apaleadores y gaseadores a impedir manifestaciones o a tener a un colegio entero de adolescentes de rodillas en un patio, en pleno invierno, y con las manos sobre la cabeza o atadas detrás de la espalda, como prisioneros de la guerra contra los sectores populares. Si quiere que su gobierno y su partido no desaparezcan, no financie a las Fuerzas Armadas ni la intervención colonialista en África, enjuicie en vez de condecorar a los comisarios de policía que apalean gente ya detenida. No se rodee de gente como Benalla que se disfraza de policía para golpear gente y utiliza la protección presidencial para hacer negocios sucios. Libere a los presos sociales , dicte una amnistía.
La burguesía francesa es la más violenta y sangrienta de Europa. Se enriqueció con la trata negrera, durante siglos mató y torturó millones de personas en América, Asia, África y las islas del Pacífico, mandó el ejército a fusilar huelguistas en los siglos XIX y XX, depredó las colonias, reprimió a sangre y fuego a los tejedores de Lyon en 1830 y en las barricadas de París de 1848. Es la burguesía de los versalleses, la asesina de millares de trabajadores en la Comuna de París de 1871, la que llenó Guayana y Nueva Caledonia de miles de trabajadores condenados a trabajos forzados. Es la burguesía que en 1936 prefería a Hitler antes que a los socialistas de Frente Popular y que colaboró con Hitler mediante el infame gobierno de Vichy que asesinó miles de resistentes, de comunistas, de judíos franceses.
Macron es hoy un siervo del gran capital financiero internacional que dirige la Unión Europea. Es hijo y defensor de toda esa canalla. ¿De cuál violencia acusa a los más pobres? Si quiere ayudar a los franceses, que renuncie.
Guillermo Almeyra
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