martes, 24 de diciembre de 2019

El gobierno golpista de Bolivia se integra al Grupo de Lima




El gobierno de Alberto Fernández, que ratificó su participación en el agrupamiento de países latinoamericanos a medida de Trump, no cuestionó la aceptación del gobierno de Añez.

“El Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia comunica el ingreso de Bolivia al Grupo de Lima. Así Bolivia contribuirá a lograr una solución pacífica, democrática y constitucional a la crisis en Venezuela, que debe ser guiada por el pueblo venezolano”.
Sin más palabras, el gobierno golpista de Jeanine Añez anunció su entrada en el órgano creado a mediados de 2017 como vehículo de las presiones del imperialismo yanqui en Venezuela, y en general como catalizador de la política de Trump en América Latina.
El Grupo de Lima fue fundado en franca oposición a la hoy disuelta Unasur, en cuya conformación había sido protagonista Hugo Chávez. De hecho, la “solución” de la cuestión venezolana –es decir el derrocamiento de Nicolás Maduro y el establecimiento de un gobierno títere de Estados Unidos- es el único objetivo explícito y concreto de esta alianza, que reconoce al derechista Juan Guaidó como “presidente encargado” del país caribeño.
Estamos ante la concreción de lo que advirtiera el propio Donald Trump desde su cuenta de Twitter, cuando saludó la caída de Evo Morales producto del golpe de Estado como un paso adelante para reforzar la presión contra Maduro. Añez no hace más que cumplir con el mandato que le dicta el Departamento de Estado norteamericano, motivo por el cual fue inmediatamente saludado su ingreso al Grupo por el gobierno peruano, que oficia de coordinador. Referentes de Juan Guaidó destacaron que esperan visitar pronto el país del altiplano para aceitar relaciones.
Este reconocimiento al gobierno golpista de Bolivia dejó en ridículo las declaraciones del flamante canciller Felipe Solá, quien días atrás justificaba la permanencia de Argentina en el Grupo de Lima asegurando que la política exterior no debe “ideologizarse”. Ni Solá ni ningún otro funcionario ha salido a impugnar la aceptación de Añez. El gobierno de Alberto Fernández, al congraciarse con Trump y sus planes para la región, se ubica objetivamente en el campo del imperialista contra Venezuela.
De hecho, Gustavo Béliz, secretario de Asuntos Estratégicos, viene de refrendar frente a los funcionarios de la embajada yanqui todos los acuerdos bilaterales suscriptos por el macrismo, en primer lugar los de cooperación militar y en materia de seguridad. Por lo pronto, ya ha sido ratificada la catalogación de Hezbollah como “organización terrorista”, decretada por el gobierno de Macri en julio tras la visita del alto funcionario trumpista Mike Pompeo.
El imperialismo yanqui busca hacer valer la aparente estabilización del golpe en Bolivia para recrudecer las presiones sobre el gobierno Venezuela, tras un año de empantanamiento de la ofensiva comandada por Guaidó. En una América Latina convulsionada por tenaces rebeliones populares, Trump intenta fortalecer sus posiciones y los embates contra las masas.
La lucha contra los golpistas en Bolivia y Venezuela, y contra la ofensiva imperialista que pretende imponer a los trabajadores latinoamericanos los planes fondomonetaristas, requiere de una delimitación implacable de las capitulaciones del nacionalismo burgués.
La permanencia en el Grupo de Lima, por parte del gobierno de Alberto Fernández, testimonia la ausencia de toda perspectiva de desarrollo independiente. Finalmente, ha puesto a toda la economía argentina (empezando por la plata de los jubilados) al servicio de honrar los compromisos con el FMI y el capital financiero internacional.

Iván Hirsch

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