sábado, 2 de junio de 2018

Fin del odiado Gobierno del PP, pero ¿qué puede esperarse de uno del PSOE?




Podemos y los partidos nacionalistas han votado a favor de la investidura de un gobierno del PSOE para desalojar al PP. ¿Qué gobierno propone Sánchez? La lógica del mal menor y el bipartidismo.

Pedro Sánchez ha logrado desalojar al corrupto y odiado gobierno del PP, apoyado por los votos de Podemos y los partidos nacionalistas de Cataluña y el País Vasco. Los dirigentes de Unidos Podemos celebran, apuntando que se abre un nuevo período de “esperanza”. Al finalizar la votación que coloca a Sánchez como nuevo presidente, el bloque de diputados de Unidos Podemos ha cantado "Si, se puede". Después de más de siete años de gobiernos del PP, ciertamente comienza un nuevo período político, pero ¿qué cambiará realmente?
Es bueno recordar que el debate parlamentario de la moción de censura se produce a pocos días de cumplirse 7 años del estallido del 15M en las plazas españolas. En aquel entonces el grito masivo era muy claro: “PSOE-PP la misma mierda es”, expresando un rechazo social mayoritario al bipartidismo español. Recordemos que Zapatero ocupaba la Moncloa y había comenzado a aplicar recortes y ajustes para que la crisis la pagaran los trabajadores y el pueblo.
La trampa del bipartidismo (cambiar al PP por el PSOE y volver a lo mismo) venía funcionando como uno de los pilares del régimen desde sus comienzos. Dos partidos con “responsabilidad de Estado” -como bien ha expresado Pedro Sánchez en el parlamento-, comprometidos con la defensa de la Constitución de 1978, con la unidad inamovible de España -contra el derecho a decidir de los pueblos-, con la monarquía, la impunidad de los crímenes del franquismo y las políticas de austeridad. Ambos partidos promoviendo la integración del Estado español en la Unión Europea y la OTAN, junto a la defensa de las multinacionales españolas en el mundo, como las que se quedaron a precio vil con empresas de servicios y extracción de recursos naturales en América Latina.
Pero, eso sí, mientras el PP sostiene estas políticas de forma descarada, orgulloso de su ADN de derecha, el PSOE hace lo propio con un relato matizado por “valores progresistas”. PSOE y PP: dos partidos del “extremo centro”, como definió Tarik Alí a los partidos conservadores y socialdemócratas en Europa. Desde el 15M en adelante, esa trampa había entrado en crisis, desvelando que los social-liberales del PSOE se habían transformado en los mejores gestores del neoliberalismo.
Hace cuatro años, también en mayo, Podemos lograba su primer triunfo electoral en las elecciones europeas, canalizando el profundo descontento social hacia la ilusión del cambio institucional en los marcos de la democracia liberal. Un año después conquistaban los gobiernos municipales “del cambio” en las principales ciudades españolas. Muchos pensaron que se había fracturado para siempre la trampa del bipartidismo y tuvieron expectativas en que Podemos llegaba para romper el cerco del régimen del 78. Sin embargo, desde entonces, su marca política ha sido la moderación, la adaptación programática y el pragmatismo. Como culminación de un camino de integración al régimen, Podemos ha sido hoy la pieza clave para desalojar al PP de la Moncloa… y entronar a un nuevo gobierno del PSOE.

Podemos, el gobierno del PSOE y la lógica del “mal menor”

Hace unos días -cuando aún no estaba planteada la moción de censura- Íñigo Errejón lo decía sin titubeos: “Vamos a tener que competir en las elecciones y colaborar para formar gobiernos. Es tan fácil de entender como que en todas las alcaldías en las que gobernamos, gobernamos con apoyo del PSOE, en algunas dentro y, en otras, apoyo desde fuera. Y el PSOE, en casi todas las alcaldías que gobierna, lo hace con apoyo nuestro. Es muy sencillo. No es una idea muy sofisticada, ni muy ideológica. Es más bien una idea matemática.”
Lo que las matemáticas de Errejón dejaban de lado, sin embargo, es que en política hay sumas que restan, y los acuerdos con el PSOE donde gobierna Podemos han significado siempre una adaptación lisa y llana al estatus quo más conservador de los poderes reales. El caso del mega negocio inmobiliario en el norte de Madrid para construir viviendas de lujo (Operación Chamartin), elogiado por las grandes constructoras y cuestionado por las organizaciones vecinales y ecologistas, es solo una muestra de a dónde conducen esas matemáticas prodigiosas. La muerte un inmigrante perseguido por la policía municipal de Manuela Carmena, es su lado más trágico.
Errejón rechaza como “purismo ideológico” la posibilidad luchar por las reivindicaciones de la clase trabajadora de forma independiente de los partidos capitalistas, empezando por el PSOE. Promueve, en cambio, una política basada en el pragmatismo y el “sentido común”. Pero si nos atenemos a los hechos -no a los discursos-, el resultado de los gobiernos de Podemos negociando con el PSOE ha llevado a una frustración tras otra.
¿Acaso ha cambiado algo la vida de los trabajadores precarios, de los parados y las mujeres en las ciudades gobernadas por los ‘gobiernos del cambio’? ¿Se han remunicipalizado los servicios públicos? ¿Se ha dejado de pagar la deuda con las entidades financieras? ¿Se han frenado los desahucios y se ha expropiado las viviendas vacías de los bancos? ¿Se han roto los techos del déficit impuesto por el PP y Bruselas para aumentar los presupuestos de salud y educación? ¿Se ha dejado de perseguir a los inmigrantes sin papeles?
Y si nada de esto ha sucedido allí donde gobierna Podemos, entonces ¿qué podemos esperar de un nuevo gobierno del liberal, “constitucionalista” y españolista Pedro Sánchez? Lo más grave es que Podemos le garantiza un gobierno al PSOE después de que ese partido ha venido jugando un papel clave en sostener la ofensiva represiva del régimen contra el pueblo catalán y en la criminalización de la protesta social, mediante el artículo 155. Mientras tanto, Ciudadanos se prepara para un recambio por derecha en próximas elecciones, para terminar de cerrar un ciclo de restauración conservadora.
Pablo Iglesias ha interpelado a Pedro Sánchez en el Congreso diciéndole que no se podía conformar con “ser el mal menor”, con “ser el menos malo” o “la elección entre Guatemala y Guatepeor” y le ha pedido que presente un programa de gobierno, llamándolo a convertirse en la “referencia mundial” de un “nuevo socialismo europeo” y proponiéndole “ganar juntos las elecciones generales”. Vanas ilusiones.
La utopía -conservadora- de Unidos Podemos es la idea de que mediante pactos con los partidos del régimen y sin afectar sustancialmente los intereses capitalistas, se pueden obtener mejoras reales y concretas para el pueblo trabajador. Pero en realidad lo único que ha conseguido por esta vía es mejorar las perspectivas del PSOE, un partido que parecía hundido y hoy se prepara nuevamente para gobernar.
El problema es que la lógica del “mal menor” es lo que guía la política de Podemos, reviviendo la vieja fórmula del bipartidismo que había quedado herido de muerte y hoy encuentra un bypass efectivo para sobrevivir. Lo que estamos presenciando es la conformación de un nuevo bipartidismo ampliado. Ésta es la nueva trampa que tendremos que sortear en el próximo período: recuperando la movilización obrera y popular que deberá enfrentar al nuevo gobierno del PSOE y construyendo una izquierda de los trabajadores y anticapitalista, independiente de todos los partidos del régimen.

Josefina L. Martínez
Historiadora | Madrid

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