sábado, 2 de febrero de 2019
Plan País de la derecha: una Venezuela neoliberal con más deuda y entrega
La oposición de derecha quiere vender al pueblo venezolano las fórmulas que están fracasando y haciendo crecer la pobreza en Argentina.
Liberación, empoderamiento, reinsertarse en el mundo. Con estas palabras de manual, Juan Guaidó presentó el jueves pasado en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela, en Caracas, el Plan País, el proyecto con el que la derecha golpista pretende transformarse en socia menor de la entrega al imperialismo.
Más allá de su formulación, con la que pretende dialogar con el hastío de los trabajadores y el pueblo con la situación de ahogo económico, social y político reinante -de la que el chavismo y Maduro son responsables- lo cierto es que es una receta bien conocida por los países dependientes como los latinoamericanos.
“Un Estado que esté al servicio de la gente”, una generalidad que busca hacer pasar como universal un plan que visa los intereses del minoritario sector empresarial, significa promover “el emprendimiento, la competencia”, en un marco de libertad y reglas claras para que los “ciudadanos empoderados” puedan “superar la pobreza y generar oportunidades para sí mismos, para los suyos y para la sociedad como un todo”. Eso sí, solo aquellos que cuenten con las “capacidades” para ello.
Cualquier similitud con el verso del “empreendedorismo” con el que el macrismo pasó gato por liebre en Argentina para desarrollar la brutal transferencia de recursos del pueblo trabajador a los banqueros y especuladores, no es mera coincidencia. La apología del individualismo y la meritocracia es el fondo ideológico con el que los capitalistas de todo el mundo pretenden convencer a las grandes mayorías empobrecidas que si no pueden salir de la pobreza es porque no son competitivos, porque no tienen las capacidades o no hacen el suficiente mérito para ello.
El plan lo aclara, por las dudas: “Empoderar a los ciudadanos implica Restablecer los mecanismos de mercado y las libertades económicas que le permiten a la sociedad organizarse de manera autónoma para resolver sus problemas. Levantar el sistema de controles que ahoga a la producción nacional, recrear un sistema judicial independiente que garantice la propiedad privada, el estado de derecho y proteja al ciudadano. Adelantar una política social solidaria que permita sortear la emergencia y contribuya a que los venezolanos alcancen todo su potencial.”
O sea, libertad para que los empresarios hagan sus negocios sin controles, una justicia que garantice su propiedad y migajas para los pobres.
“Reinsertar al país en el concierto de naciones libres del mundo” es quizás el ítem más específico para demostrar el carácter entreguista del Plan País. Su objetivo de aprovechar la "ayuda" de la "comunidad internacional" podría terminar en mayor endeudamiento, privatizaciones al estilo menemista -como las que Paulo Guedes pretende hacer en Brasil con Bolsonaro- y ventajas para el gran capital imperialista, como modo de lograr alguna “lluvia de inversiones”, como las que prometió Macri en Argentina.
El plan contiene la clásica receta neoliberal: financiamiento externo, sistema de anclaje cambiario y recesión para frenar la inflación, recapitalizar la banca, reactivar el mercado de capitales, promover las inversiones internacionales con desregulación para el saqueo y garantía de la propiedad privada, concesión de los servicios públicos a los empresarios, reestructuración de la deuda, entrega del petróleo al capital extranjero. No podía faltar la típica “reducción del Estado”, es decir, despidos masivos en el sector público.
Con el detalle de la tercerización de la asistencia social, desplazando los "mecanismos de distribución centralizados, irregulares y sujetos a corrupción y exclusión" por "mecanismos de distribución desarrollados por la iniciativa privada y las organizaciones que se encuentran atendiendo la Emergencia Humanitaria Compleja".
Queda claro al servicio de qué gente la derecha quiere poner el Estado.
Para revertir la baja producción de petróleo, el Plan País propone una nueva Ley de Hidrocarburos que permita "que el capital privado sea accionista mayoritario en proyectos petroleros" y "diseñar un régimen fiscal competitivo", o sea, exenciones impositivas para los que quieran expoliar los recursos petroleros y gasíferos. Al servicio de este plan entreguista y pro imperialista el Estado sí se agranda y se creará la Agencia Venezolana de Hidrocarburos.
Para lograr servicios públicos de calidad, licitación al sector privado. A lo que si el Estado deberá dedicar recursos es en las fuerzas represivas: además de duplicar la cantidad de jueces antes del primer año de gestión, poner más efectivos, equipamientos y tecnología para la policía, más recursos de inteligencia, más cárceles.
Si la población no rechaza más abiertamente este plan es porque años de chavismo han llevado a un hundimiento social que habilita este tipo de salidas. Su desastrosa política económica pudo redistribuir algo de la agigantada renta petrolera durante algunos años, pero lejos estuvo de implementar un plan de cambio profundo de la estructura económica que le permitiese salir de la enorme dependencia del capital extranjero, sea estadounidense, ruso o chino.
El verdadero empoderamiento de las masas laboriosas es el que le permita imponer un plan económico y político que responda a sus intereses, y que pueda ser debatido y decidido democráticamente en sus propias organizaciones.
Isabel Infanta
@isabel_infanta
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