sábado, 10 de octubre de 2020

150 años del sitio prusiano a París


Tropas alemanas sitiando París 

El proceso que llevó al levantamiento obrero en París 

 En julio de 1870 estalla la guerra franco-prusiana. Sus consecuencias son el comienzo de las técnicas de guerra modernas, el triunfo de la unificación alemana fogoneada por Prusia, la caída de Napoleón Tercero y el primer gobierno obrero de la historia la Comuna de París. El enfrentamiento se produjo entre las dos grandes potencias europeas continentales del siglo XIX.
 Alemania todavía no se había constituido como país, como un Estado-nación burgués. Prusia era una nueva potencia industrial con su capital en Berlín. su objetivo era defender un mercado para su producción en ascenso rápido, en 1866 en una guerra derrotó a los austriacos con los cuales se disputaba la hegemonía de la unificación alemana. El único obstáculo que le quedaba era el Imperio Francés, que estaba interesado en frustrar esta unidad. La segunda revolución industrial estaba transformando a Europa, -“ha sido precisamente esta revolución la que ha puesto en todas partes claridad en las relaciones de clase… ha creado una verdadera burguesía y un verdadero proletariado de gran industria, la lucha entre estas dos grandes clases, que en 1848 fuera de Inglaterra solo existía en París, se ha extendido a toda Europa”-(Lucha de Clases en Francia, C. Marx. Introducción de F. Engels, Londres 6 de marzo de 1865). 
 Francia estaba gobernada desde 1850 por el decadente Luis Bonaparte, nieto de Napoleón Bonaparte. El segundo imperio francés con Luis Bonaparte como emperador, comenzó el 2 de diciembre de 1851, con un golpe de estado que terminó con la segunda república. Bonaparte unos años antes del golpe había ganado una elección a presidente con un fuerte apoyo del campesinado. Esta dictadura bonapartista –“inauguró la explotación de Francia por una cuadrilla de aventureros políticos y financieros, pero al mismo tiempo también inició un desarrollo industrial-“(Ídem). La gran limitación de este imperio era su escaso desarrollo territorial. Se ubicaba en un territorio menor que la antigua monarquía de los borbones. Su única relación con el primer imperio era el chauvinismo (demagogia nacionalista). Su intención era extenderse del otro lado del Rin, sobre el territorio del actual estado alemán. Este imperio después de algunos triunfos en Crimea (península del este de Europa) y en Piamonte (Italia), intentó dominar el territorio mexicano en América y fue expulsado por las tropas de Benito Juárez, con el apoyo norteamericano en 1867.  

El desarrollo de la guerra 

La gota que rebalsó el vaso y provocó la guerra franco-prusiana, fue la candidatura del príncipe Leopoldo, de la familia real de Prusia, al trono de España. Napoleón III (Luis Bonaparte) presionó y logró la renuncia del postulante. No contento con una declaración oral, mandó un embajador a entrevistarse con el rey Guillermo de Prusia. Otto Von Bismarck, canciller de Prusia, quien deseaba la guerra tanto como los imperiales franceses, realizó una maniobra falsificando un telegrama para humillar a Bonaparte, quien reaccionó a la provocación declarando la guerra y avanzando con sus ejércitos sobre Prusia. Una vez que Bismarck logró su objetivo de unificar a los diferentes estados del actual territorio alemán con el pretexto de la defensa frente a la invasión extranjera.
 En los primeros días de agosto de 1870, el ejército francés comenzó a sufrir serios reveses militares, después de invadir territorio alemán avanzando hacia el este. Los cañones, los rifles y la movilización en trenes de los prusianos y sus aliados alemanes los hicieron retroceder, a tal punto que en pocas semanas la lucha se libraba en territorio francés. Comenzó un imparable avance de la alianza alemana, que se complementaba con el desmoronamiento del ejército imperial francés. Detrás del frente se formaron partisanos franceses que atacaban las líneas de abastecimiento del ejército invasor y en París reinaba la conmoción frente a la posible invasión de la ciudad. La batalla de Sedán, en el norte de Francia se libró entre el 1 y 2 de septiembre de 1870. El resultado fue la captura del emperador Napoleón III junto con su ejército.

 La tercera república y la unificación alemana 

Cuando la noticia de la captura del emperador llegó a París, tuvo como consecuencia la Revolución del 4 de Septiembre de 1870. El Imperio se derrumbó como un castillo de naipes y nuevamente fue proclamada la República. Pero los alemanes seguían avanzando y llegaron a sitiar Paris. “En esta situación angustiosa, el pueblo permitió a los diputados parisinos del antiguo Cuerpo Legislativo constituirse en un ‘Gobierno de Defensa Nacional’. Lo que con mayor gusto lo llevó a acceder a esto fue que, para los fines de la defensa, todos los parisinos capaces de empuñar las armas se habían alistado en la Guardia Nacional y estaban armados, de modo que los obreros representaban dentro de ella una gran mayoría. Pero el antagonismo entre el gobierno, formado casi exclusivamente por burgueses, y el proletariado en armas, no tardó en estallar”(Ídem). El 31 de octubre estalló un levantamiento, batallones obreros tomaron la sede del gobierno en París, tomaron detenidos a una cantidad de diputados, pero fueron traicionados por otros batallones compuestos por pequeños burgueses y los diputados fueron liberados. Esto le permitió al gobierno burgués seguir funcionando.
 Esta nueva república tenía un problema fundamental –“se halla en manos de un gobierno provisional compuesto en parte por notorios orleanistas y en parte por republicanos burgueses, en algunos de los cuales dejó su estigma indeleble la Insurrección de Junio de 1848”( Manifiesto de la primera internacional, escrito por Marx, entre el 6 y el 9 de septiembre de 1870). Los orleanistas fueron los defensores del reinado de Luis Felipe de Orleans (1830-1848). Esta dinastía sustituyó a la restauración de los borbones después de la revolución del 1830, presidiendo una monarquía constitucional que terminó en una dictadura parásita de los banqueros. Y los republicanos formaron parte de la masacre de los obreros parisinos 1848 cuando los proletarios salieron con reivindicaciones propias. Por lo tanto la nueva república estaba dominada por defensores la monarquía y republicanos de derecha, una mala combinación de la cual solo se podía esperar un política contra el pueblo obrero parisino y de restauración oligárquica. 
 El 18 de enero, Guillermo I, rey de Prusia, fue proclamado emperador de los alemanes. Esto selló la unificación y dio paso al segundo imperio alemán. Este acto se llevó adelante en el salón de los espejos, en el palacio de Versalles en las afueras de París. Este nuevo imperio alemán se quedó con los territorios de Alsacia y Lorena, dos provincias fronterizas entre los dos territorios, ricas en minas de carbón y hierro minerales muy necesarios para la industria alemana. La clase obrera alemana en una primera instancia apoyó la guerra contra Francia, mientras esta guerra era defensiva y contra el nefasto Napoleón III. Fueron los hombres de la industria y del campo los que le dieron nervio y músculo a las huestes alemanas, pero dejaron en la retaguardia a sus familias hambrientas. Fatigados por las brutales batallas en el extranjero volvieron a sus hogares llenos de miseria. Pronto protagonizaron reclamos por garantías de libertad de organización, también económicas y por el reconocimiento de la República Francesa. El Comité Central del Partido Obrero Social-Demócrata alemán, el 5 de septiembre del 1870, protestó enérgicamente contra la anexión de los territorios antes mencionados, reclamó las garantías antes mencionadas y defendió la causa del internacionalismo proletario. 
 El 28 de enero de 1871, “París vencida por el hambre capituló. Pero la Guardia Nacional conservó sus armas y sus cañones y se limitó a sellar un armisticio con los vencedores. Y éstos no se atrevieron a entrar triunfalmente en París. Sólo osaron ocupar un pequeño rincón de la ciudad”. En concreto, el gobierno que se había constituido para defender lo que quedaba de Francia (el gobierno de defensa nacional) se rindió. Thiers, nuevo jefe del gobierno francés, antiguo ministro de Luis Felipe. Entendiendo que la dominación de las clases poseedoras de Francia se encontraba en peligro con los obreros de París en armas, el 18 de marzo intentó desarmar a los obreros. Los obreros parisinos respondieron como un solo puño, haciendo fracasar el intento. El gobierno huyó al palacio de Versalles en las afueras de la ciudad. Este gobierno burgués no tenía la capacidad militar para enfrentar a los obreros armados. El ejército regular del estado francés en su mayoría se encontraba cautivo del ejército invasor. 

 El primer gobierno obrero de la historia 

A partir del 18 de marzo de 1871 las cosas cambiaron. Disuelta la unidad nacional contra el invasor, comenzó una guerra de clases en París, con un nuevo gobierno proletario electo por las masas, que tomó medidas en favor de las grandes mayorías. Frente al vacío de poder, el 26 de Marzo fue elegida la Comuna de París, el primer gobierno obrero de la historia, que utilizó como símbolo la bandera roja. Inició su gestión tomando la media de abolir a la policía del antiguo régimen. También abolió al ejército, declarando como única fuerza legal, la Guardia Nacional. Condonó deudas de alquileres, ratificó a los extranjeros en sus cargos planteando que las banderas de la comuna eran las banderas de una república mundial. Terminó con las casas de empeño. Se pusieron sueldos máximos para los funcionarios equivalentes al salario de un obrero, todos los cargos eran revocables. También abolieron el trabajo nocturno para los panaderos. 
 Suspendieron todas las asignaciones a la Iglesia, llevando adelante la separación total respecto al Estado. Todos los bienes de la Iglesia pasaron a ser propiedad nacional y dispusieron el retiro de todas las imágenes religiosas de las escuelas. Destruyeron monumentos de Napoleón y de Napoleón III por ser símbolos de chovinismo e incitar el odio contra las naciones. Demolieron la Capilla Expiatoria que se construyó para repudiar la ejecución de Luis XVI.
 El gobierno burgués de Versalles comenzó negociaciones con los invasores para que le sean entregados los prisioneros del ejército francés. Bismarck, quien llevó durante mucho años en Prusia una persecución encarnizada de la izquierda, estaba muy interesado en sofocar este nuevo proceso revolucionario, sobre todo teniendo en cuenta la simpatía que estaba causando en la clase obrera alemana donde se desarrollaba a toda máquina el Partido Obrero Social-Demócrata que levantaba las banderas del socialismo científico y la internacional proletaria. A medida que se reforzaba, el gobierno de Versalles comenzó con todo tipo de ataques, bombardeos, asesinatos a traición de guardias de la Comuna e intento de invasiones a París, que en un principio fueron rechazadas. Durante todo el mes de abril se profundizó la guerra civil. En mayo el gobierno de Versalles comenzó a tener una notoria superioridad militar. Esto envalentonó a Thiers a romper relaciones con la Comuna.
 Los sesenta días de gobierno obrero fueron un hito en la historia del movimiento socialista internacional. Su desarrollo, su caída y las conclusiones que extrajeron de ello los revolucionarios del siglo diecinueve y el veinte serán examinadas en los próximos meses en Prensa Obrera. A ciento cincuenta años, la experiencia revolucionaria de la Comuna tiene mucho que aportar a la vanguardia de la clase obrera que pelea conscientemente por su emancipación. 

 Leo Furman 

 Bibliografía consultada: 
 –Guerra civil en Francia, C. Marx 1871. Introducción de F. Engels 1891.
 –Lucha de clases en Francia. C. Marx (1848-1850). Introducción de F. Engels 1865. 
 –El 18 brumario de Luis Bonaparte. C. Marx 1851.
 –Anti -Duhring. F. Engels. Londres 1878. 
 -«Aniversario del primer gobierno obrero». Pablo Rieznik. Artículo publicado en Prensa Obrera 1167, 10/3/11, en oportunidad del 140 aniversario de la comuna de París.

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