miércoles, 17 de junio de 2020

El “acuerdo del siglo” de Israel contra Palestina, en crisis




El mandatario Netanyahu enfrenta múltiples complicaciones en su plan potencialmente explosivo de anexión de Cisjordania.

A solo medio mes de la fecha fijada para el comienzo del “acuerdo del siglo” sellado con el gobierno estadounidense de Donald Trump, que prevé la usurpación de Israel sobre un 30% del territorio palestino de Cisjordania, el gobierno de Benjamin Netanyahu se encuentra entre la espada de sus proclamas coloniales y la pared de un presente crítico y de un futuro potencialmente explosivo.
Al calor de la pandemia de coronavirus, la economía de Israel ha sufrido una fuerte reducción. Pese a los anuncios tranquilizadores del gobierno, la OCDE prevé que cerrará 2020 con una contracción del 6,2%. El desempleo saltó en dos meses de 3,4% al 26% (más de 1 millón de personas). Una situación que se une al reciente comienzo del juicio contra Netanyahu por corrupción.
Netanyahu está sufriendo grandes dificultades para construir un bloque fuerte de apoyo a su plan de anexión, empezando por la propia población israelí, donde las encuestas indican un importante rechazo y una enorme inquietud por la situación económica. Un comentarista sionista advertía, precisamente, contra el plan de anexión en Cisjordania, señalando que obligará a nuevos gastos militares cuando la economía cruje. Desde la Coalición Azul y Blanca de Benny Gantz, principal aliado de gobierno de “Bibi” (con quien rotará en el cargo de primer ministro), le han dado un apoyo condicionado, señalando que “hace falta dar este paso con un acuerdo duradero y no con un desafío”. Más a la derecha, ha surgido un “frente de oposición entre los más de 400.000 colonos asentados en Cisjordania, que ven como un sacrilegio a sus pretendidos derechos bíblicos sobre Judea y Samaria el reconocimiento de un Estado palestino, aun desmembrado” que prevé el plan de anexión.
A nivel exterior, el principal aliado de Netanyahu, que es Donald Trump, aparece fuertemente complicado por la rebelión popular que desató el crimen de George Floyd. Además, más preocupado ahora por la tormenta política interna, Trump declaró que “no es el deber de la milicia estadounidense resolver antiguos conflictos en tierras lejanas de los que mucha gente nunca ha oído hablar”, ratificando su orientación de retroceso en Medio Oriente. El gesto de Netanyahu de nombrar un asentamiento ilegal con el nombre de “Altos de Trump” le ha sido respondido fríamente por el embajador de EE.UU. en Israel, que demanda garantías de “un máximo consenso político en Israel” en cuanto al plan de anexión.
La Unión Europea y el Partido Demócrata, en tanto, han expresado su rechazo al “acuerdo del siglo”, si bien prometen mantener en cualquier variante la cooperación con Israel.
El corazón de estos reparos, sin duda, es que una nueva avanzada puede desatar una irrupción gigantesca de las masas palestinas, como las de la Primera y la Segunda Intifada. Al acicate de estas heroicas gestas pasadas se suma el de las rebeliones que han atravesado Medio Oriente en los últimos años, y el de una economía en llamas. Ya en octubre de 2019, había casi 50.000 palestinos que estaban afectados por la destrucción de sus redes de agua, caminos, establos para ganado y un largo etcétera. Ahora, un informe del Banco Mundial señala que con la pandemia y la constricción económica la pobreza podría saltar en Gaza del 53% al 64%, y duplicarse en Cisjordania (de 14% a 30%). La Autoridad Palestina señaló que este mes no podrá pagar los salarios de empleados públicos, ya que Israel dejó de transferir los impuestos que recauda en su nombre. Junto con ello, en Cisjordania ya se cuentan 554 casos confirmados de coronavirus –y hasta existen denuncias de que el gobierno israelí habría promovido el contagio allí.
La monarquía de Jordania, uno de los dos únicos países árabes en relaciones formales con Israel, advierte, en esta línea, que la colonización tendrá graves consecuencias bélicas en la región del Valle del Jordán, que linda con su país; mientras que el comentarista citado señala que cualquier golpe a ese reinado podría estimular avances de Hezbolah e Irán.

En desarrollo

En el escenario descripto, Netanyahu se ha visto obligado a hablar de un avance por “etapas”, y la prensa local señala que podría limitarse por el momento a los llamados “bloques de asentamientos” de colonos israelíes en Cisjordania, como los de Maale Adumin (40.000 colonos), Gush Etzion (70.000) y Ariel (20.000, norte), donde se aplicaría la legislación israelí pero sin declarar formalmente la soberanía.
Las avanzadas sobre los palestinos de Cisjordania ya vienen multiplicándose en el último período, con demoliciones, desplazamientos y asesinatos. El gobierno acaba de iniciar la construcción de la llamada “The american road”, una autopista que busca conectar los asentamientos israelíes en el sur y norte de Jerusalén oriental.



Plano para “The american road”. Las casas en la zona amarilla están bajo amenaza de demolición. Fuente: Khamakar Press.

La Organización para la Liberación de Palestina, que dirige la Autoridad Palestina, ha demostrado ser una vía muerta para la causa. Ahora vuelve con sus repetidas amenazas de cortar los diálogos y la coordinación de seguridad con Israel, aunque la misma continúa en los hechos. La OLP incluso ha presentado días atrás una “contrapropuesta” al plan de anexión, que supone entregas de territorios.

Derrotar el plan, derrotar al sionismo

El cuadro de crisis que experimentan el gobierno de Netanyahu-Gantz y el de su aliado Trump ofrece un gran potencial para la movilización popular contra el plan de anexión. Ya han surgido movilizaciones dentro de la propia Israel, con presencia de organizaciones de izquierda, además de las que tienen lugar en Palestina.
La derrota del plan de anexión debe integrarse a la lucha histórica de las masas explotadas de la región, por el fin del Estado sionista y una Palestina única y socialista.

Tomás Eps

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