lunes, 22 de julio de 2019

Donald Trump y la guerra contra los más oprimidos




Los recientes ataques de Trump contra la diputada Ilhan Omar no son más que la continuación de su guerra contra las minorías raciales y los inmigrantes.

Repasemos la situación actual: en la frontera sur de EEUU existen campos de concentración, totalmente sobrepoblados, a donde van a parar miles de niños y adultos detenidos mientras intentan cruzar la frontera. No tienen posibilidad siquiera de bañarse o cepillarse los dientes. El presidente amenaza con deportaciones masivas, y mantiene a los inmigrantes en todo el país en un constante estado de miedo. En estos últimos días, atacó a cuatro diputadas nacionales, mujeres, de color. Les dijo que deberían "volver" por donde vinieron, y desde entonces sólo ha insistido con ese discurso.
La semana pasada Trump realizó un acto de campaña en North Carolina. Sus seguidores cantaron "Mándenla de vuelta" (Send her back); hecho que es particularmente desafortunado en el contexto de la crisis migratoria actual. Las declaraciones de Trump respecto del "escuadrón" (the squad), como se autodenominan estas cuatro diputadas (Alexandria Ocasio Cortez, Ilhan Omar, Rashida Talib y Ayanna Presely), no son solamente una cuestión discursiva. Si nos fijamos en el crecimiento reciente de los crímenes de odio, el surgimiento de grupos supremacistas blancos, y el fortalecimiento del aparato represivo antiinmigrante, podemos ver cómo lo expresado por Trump es una representación de sus políticas, y marca la estrategia electoral a seguir.
Los discursos de odio de Trump ya son una marca distintiva de su presidencia. Trump arrancó su anterior campaña electoral refiriéndose a la población latina inmigrante como "violadores, miembros de pandillas, y asesinos" que "traen drogas y crimen" a Estados Unidos. A su vez, tras el paso del huracán María por Puerto Rico, que causó 5000 muertes, Trump dijo que los puertorriqueños eran "vagos" por "querer que todo fuera hecho por ellos", dejando entrever que cree que no merecían ser ayudados. Luego de las protestas de Charlottsville en el Estado de Virginia, en 2017, en que un simpatizante de Trump asesinó a la activista Heather Heyer, Trump dijo que algunos de los neonazis, miembros del Ku-Klux-Klan, y supremacistas blancos, que allí se encontraban reunidos, eran "muy buena gente".
Los discursos de odio de Trump apuntan a poder mantener en movimiento a su base social más de derecha, y poder mantener ese enérgico apoyo. Pero hay que entender que no son sólo palabras. Tiene un efecto concreto en las vidas de las personas. Según investigaciones, la opresión sufrida por las comunidades negra, latina y musulmana, se intensifica frente a las ofensivas de estos grupos racistas, y se debe a la protección que la Casa Blanca le ofrece a dichos grupos.

Del discurso racista y de odio a los campos de concentración

La base ideológica de toda la política migratoria de Trump es el racismo, y los campos de concentración son la evidencia más dura y clara de ello. Hay cientos de estas instalaciones por toda la frontera sur, entre otras ubicaciones, en las que ya no cabe ni un alma, y en donde los inmigrantes sufren abusos de las autoridades. Hay miles de niños separados de sus familias y detenidos por el Estado, de los cuales al menos seis murieron en estas instalaciones. Los agentes a cargo muestran una lógica vil y racista, como expuso un reciente video en que se los ve burlarse de un hombre que hace cruzar a su hijo un río en una bolsa de basura; "al manos ya está en una bolsa de basura" se los escucha decir. También editaron imágenes de Ocasio-Cortez para aparecer en escenas sexualmente explícitas con inmigrantes.
A lo largo del último mes, Trump se dedicó a anunciar redadas masivas contra los inmigrantes en las grandes ciudades del país, aterrorizando a cientos de familias. Si bien no cumplió hasta el final con las amenazas, mantuvo a las familias inmigrantes alertas y preparadas todo ese tiempo.
El año pasado, Trump llegó incluso a decir que los Estados Unidos no quieren inmigrantes de "países de mierda" (shithole countries), e incluso en un tweet reciente, dijo que las diputadas del "escuadrón" son mujeres que "originalmente vinieron de países cuyos gobiernos son una catástrofe total, lo peor, lo más corrupto, y lo más inepto en todo el mundo" [1]. Los inmigrantes y refugiados que van hacia los Estados Unidos, incluyendo mexicanos, centroamericanos y haitianos, lo hacen huyendo las condiciones insoportables creadas por la intervención imperialista de los Estados Unidos, ya sea en la forma de golpes militares, como la de guerra contra las drogas, tratados de libre comercio, o ocupación de territorios.
Sin dudas el "escuadrón" es una resistencia contra esta ofensiva discursiva y esta política de odio. Son mujeres que han denunciado activamente la política migratoria del ejecutivo, y votado en contra del reciente acuerdo republicano-demócrata para financiar las actividades fronterizas. La retórica de odio y la reciente saña de Trump, tendría por objetivo forzar al sector más moderado o de centro del Partido Demócrata a defender a las diputadas, que representan su ala más de izquierda. De esta manera busca dejar a los demócratas, uno de los dos partidos que sostienen el régimen imperialista yanqui, como “radicales” y “socialistas” para disputar el voto de la base conservadora blanca de algunos estados que son clave electoralmente. Pero, sin dudas, el efecto más significativo de estos ataques, es continuar envalentonando a la base racista y de ultraderecha de Trump, que se entusiasma frente al "permiso" que les da el presidente, para expresar su racismo.
Sin embargo, hubo una gran oleada de repudio a las afirmaciones del presidente sobre Ilhan Omar y las diputadas, y eso expresa a un amplio sector que no está dispuesto a tolerar el racismo en el gobierno

La intolerable censura a las críticas al Estado de Israel

Trump fue especialmente violento con Ilhan Omar, quien no sólo lo ha confrontado a él, sino al Partido Demócrata, saliendo a hablar incluso contra el poderoso lobby sionista. Trump es muy conocido por sus propios comentarios antisemitas, envalentonando a su propia base antisemita, pero de todas maneras, en un acto de hipocresía, acusa a Omar de odiar al pueblo judío. El régimen bipartidista de EEUU siempre buscó imponer una alianza fuera de cualquier cuestionamiento, con el estado genocida que es Israel. Cualquier discusión contra ella es considerada automáticamente un acto de antisemitismo. Ambos partidos han intentado siempre silenciar y criminalizar al movimiento BDS (de boicot, desinversión, y sanción a Israel). Esto no es raro, porque la defensa de los intereses del estado sionista es la defensa de los intereses del estado norteamericano, y no así de los intereses del pueblo judío, del cual montones de personas participan en movimientos antisionistas.
Los jóvenes judíos que se movilizan contra los campos de concentración, y son críticos del estado israelí están marcando un ejemplo. Muchos de ellos participan de ocupar las instalaciones de la ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos) y son detenidos por la policía. Demuestran que Trump y su base de derecha no hablan por el pueblo judío. El activismo que llevan adelante se debe multiplicar, para poder así ponerle un freno a las políticas de Trump. Esta ofensiva no puede ser detenida sólo con palabras, hay que tomar acciones.

Los demócratas no pueden detener a Trump, y tampoco quieren.

Los líderes del Partido Demócrata son presionados para defender a Ilhan Omar y el “escuadrón”, pero en realidad Nancy Pelosi y los jefes del partido están bastante incómodos con la “insurgencia progresista” del partido en el Congreso. Hace sólo unos meses, todo el establishment del partido se unió para condenar a Omar por sus dichos respecto del lobby israelí. Esa misma semana Pelosi y Ocasio-Cortez, discutieron públicamente por el financiamiento de ICE.
Aunque ciertamente ha habido disputas públicas entre el “escuadrón” y la dirección del partido, estas diferencias no son fatales. A pesar de toda su retórica en contra del establishment, el “escuadrón” ha votado a favor de que Pelosi sea la Presidenta de la Cámara de Representantes, y algunas incluso aparecieron en la portada de una revista con ella. Justo ayer, AOC dijo en una entrevista que "Así como hubo miembros del Congreso que no votaron por la presidenta en el piso de la Cámara el día de nuestra toma de posesión, así como hay miembros que cuestionan sus conclusiones, que no están de acuerdo con ella, nosotros también lo hacemos de vez en cuando, pero eso no significa que haya una fractura fundamental dentro de nuestro grupo".
Aunque el “escuadrón” está impulsando una agenda más progresista que el establishment del Partido Demócrata, al mismo tiempo está trabajando para hacer que el partido sea más atractivo para las masas que están hartas y cansadas de la misma vieja política del establishment. De hecho, el “escuadrón” insiste en que es parte del Partido Demócrata, y que hay espacio para voces de izquierda dentro de esta maquinaria imperialista.
Pero tanto las políticas migratorias represivas como la alianza con el Estado de Israel son fundamentales para el proyecto capitalista de Estados Unidos, y el Partido Demócrata las apoya con entusiasmo. La creencia de que una presión suficiente desde abajo puede impedir que el Partido Demócrata sea un partido imperialista al servicio de los capitalistas es similar a la creencia de que la crisis de la inmigración puede resolverse escribiendo una carta a Santa Claus.
Hay millones en el país que quieren detener a Trump y luchar contra el racismo. Hay miles que quieren cerrar los campos de concentración. Muchos están en contra de la política genocida hacia el pueblo palestino respaldada por el estado norteamericano. Si el “escuadrón” quiere liderar una lucha real, no lo puede hacer dentro del Partido Demócrata. Tiene que estar a la vanguardia del llamado a la movilización en las calles. Distinto sería si la izquierda tuviera sus candidatos independientes de los partidos patronales y utilizara la participación parlamentaria no solo para tener una voz en el congreso sino para desarrollar la lucha y promover la movilización.

Jimena Vergara
@JimenaVergaraO
Domingo 21 de julio | 20:00
Traducción: Sebastián Alfonso

[1] De las 4 diputadas solo Ilhan Omar nació fuera del país, en Somalía. A los 17 años se naturalizó estadounidense. (NdelT)

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