Como en otros sectores, también en las curtiembres se anuncian despidos ante la crisis y la caída de las ganancias empresariales.
La curtiembre Zenda (ex Branaa), propiedad de la brasileña JBS y que procesa entre el 25 y el 30% del cuero generado en el país, anunció la semana pasada el despido de 340 trabajadores, con el cierre de 2 de sus 5 plantas y la reducción de la plantilla en un 80%.
Según la empresa la medida se debe a problemas de competitividad y otras dificultades debido a la caída del precio del cuero en los mercados internacionales.
Finalmente, y luego de negociaciones con el sindicato, en estos días se conoció que los trabajadores no serán despedidos sino enviados al seguro de paro.
Mientras tanto se abrirán instancias de negociación (con presencia de la empresa, sindicato, pit-cnt, ministerios y legisladores), aunque desde Zenda reafirmaron que el proyecto es el cierre de dos plantas y mantener trabajando alrededor de 140 trabajadores.
La situación se repite en otras curtiembres; recientemente la empresa Paris envió 270 trabajadores al seguro de paro argumentando que su principal cliente dejó de comprar. En este caso los empleados serían reintegrados luego de un acuerdo con el sindicato que estableces algunas variantes en los métodos de trabajo en la empresa.
La curtiembre Curtifrance también tiene trabajadores en el seguro de desempleo y el panorama es incierto ya que no se encuentran soluciones definitivas.
Frenar los despidos y los cierres de fábricas
Las patronales del sector insisten en señalar que hay una crisis y reclaman por bajar los costos laborales, es decir que los que paguen el costo de esta crisis sean los propios trabajadores.
Los empresarios manejan sus cuentas en el más absoluto secreto y detrás de sus excusas muchas veces lo que hay es una caída en las tasas de ganancias que hacen que estos emprendimientos no sean ya tan rentables, por lo cual simplemente bajan la persiana y buscan otras inversiones, o exigen mayores subsidios, exoneraciones y arremeten contra los derechos laborales, los salarios o las condiciones de trabajo.
El modelo económico del Frente Amplio no ha revertido en lo más mínimo el proceso de desindustrialización que se ha implementado desde la dictadura a esta parte. Estos procesos de cierre de fábricas, junto a los bajos salarios, las tercerizaciones y la precarización laboral desmienten también el relato de país productivo que se proclama desde el gobierno.
Ante los primeros síntomas de crisis, que se expresan en cierres de fábricas o despidos, el PIT-CNT debe ponerse a la cabeza de una lucha seria y profunda por conservar los puestos laborales sin pérdidas salariales.
El gobierno debe prohibir los despidos que toda empresa que se declare en crisis abra sus libros de contabilidad para ver la realidad de su situación económica y que en todo caso se ponga a producir bajo control de sus trabajadores.
Hernán Yanes
Jueves 13 de junio | 18:20
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