viernes, 9 de marzo de 2018
La colaboración polaca con el exterminio nazi
Una burguesía antisemita, xenófoba y peón del imperialismo.
Polonia, a diferencia de otros países ocupados por los nazis, no tuvo un gobierno colaboracionista. Una parte de su territorio fue anexada directamente a la gran Alemania, mientras que en el resto, un representante directo de Hitler lo dirigía administrativamente.
La rápida derrota polaca llevo a que se instalara en Londres un gobierno en el exilio conformado por un frente de partidos derechistas (entre los que se encontraban algunos francamente antisemitas como Walka, Combate).
Sectores fascistas polacos apoyaron la invasión nazi contra la Unión Sovietica: en la masacre Jechwabne (ver nota aparte), había un gran cartel colgado que presidia el progrom con la leyenda: “Viva el ejército alemán que nos ha liberado de la espantosa opresión judeo-comunista”.
No fue un hecho aislado: hay infinidad de denuncias que evidencian que ´se dejó hacer’, sin mayor resistencia, la masacre en los campos de concentración hitleristas instalados en Polonia. El Centro Simón Wiesenthal ha destacado “el asesinato de numerosos judíos por miembros de la Armia Krajowa, el brazo militar nacionalista del gobierno polaco en el exilio en Londres”.
El levantamiento judío del gueto de Varsovia no fue apoyado. Y Jean Karsky, un dirigente de la resistencia polaca arriesgó su vida llevando un extenso y detallado informe a Londres, relatando la masacre judía en marcha, con todo tipo de detalles. El mismo dirigente viajó a los EEUU y se entrevistó con el presidente Roosevelt. En ninguno de los dos países logró que se realizara una acción especial para detener de alguna forma la masacre. Si bien el gobierno en el exilio distribuyó los informes de Karsky y otros, no se le conoce ninguna acción especial para lograr romper la indiferencia de los ‘aliados’.
Denuncias concretas evidencian que la Armia Krajowa, el ejército del interior de la resistencia polaca, no llevó a cabo acciones especiales para volar las vías y detener el flujo de trenes con judíos para los hornos de Auschwitz y otros campos. Y la aviación inglesa y norteamericana, desde sus bases de Italia, tampoco realizó un elemental ataque contra el complejo ferroviario de Auschwitz-Birkenau que hubiera significado el salvataje de centenares de miles (o millones) de víctimas.
Recién el 27 de enero de 1944 el ejército Rojo llegó a Auschwitz y liberó a algunos centenares de sobrevivientes. El 90% de la población judía de Polonia fue exterminada. Estamos hablando del 50% de la pérdida de vidas humanas polacas en la segunda guerra.
El ‘nacionalismo’ de la burguesía polaca fue y es antisemita, xenófobo y peón de las potencias imperialistas contra la solidaridad internacional de la clase obrera y los explotados del mundo.
¡Abajo la censura del gobierno polaco!
Rafael Santos
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