jueves, 15 de junio de 2017
La fundación de la Asociación de Trabajadores de Londres
El 15 de junio de 1836 se crea en Londres la Asociación de Trabajadores. Fue la primera organización que intentó agrupar a trabajadores de distintos gremios con la finalidad de unir lo gremial y lo político.
Inglaterra 1835. Los efectos de la revolución industrial estaban en su apogeo. Engels describe en su libro La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845) que el imperio británico poseía 263 fábricas de urdiembre tejido con 30 mil obreros. Otras tantas de hilado de lana con 71300 obreros. Las hilanderías de lino ocupaban a 33 mil obreros. Del mismo modo Inglaterra fortalecía su industria minera y su imperio en los mares: en 1836, 500 barcos a vapor se encontraban navegando en los mares del mundo y en los puertos británicos. Con este crecimiento, la burguesía se fortalecía como clase dominante disputando el poder de la vieja aristocracia terrateniente inglesa. La burguesía industrial crecía al ritmo de la explotación de miles de trabajadores, mujeres y niños.
El poder de la burguesía industrial comenzó a expandirse con la Reforma Electoral de 1832 consiguiendo el derecho al voto. Engels dice: “había sido la victoria de toda la clase capitalista sobre la aristocracia terrateniente…significaba la reorganización de toda la política comercial y financiera de Inglaterra de acuerdo a los intereses industriales que constituían la clase representativa de la nación”. Más adelante sostiene: “el proletariado y la pequeña burguesía, protagonistas de la lucha por la reforma, fueron engañados por la burguesía liberal y no recibieron ningún beneficio”.
Los paisajes de la Londres fabril crecían. Los llamados “barrios malos” se organizaban por todas partes. En ellos residía el proletariado y los sectores más empobrecidos, eran las viviendas más feas de la ciudad. Las calles sin pavimento, sucias, las casas de ladrillos apilados, sin cloacas. Barrios tapados tras grandes muros para disfrazar todo lo que pudiera ofender a la vista de la burguesía, escribió Engels.
Pero también el parlamento sancionó otras leyes, una de ellas, la de Ley Fabril de 1833 que permitió el empleo en las fábricas de niños mayores de 9 años y el cumplimiento de un horario máximo de 8 horas de jornada laboral. Para los niños que tenían entre 13 y 16 años la jornada sería de 12 horas. De esta forma se legalizaba la explotación de menores de edad. Acorde con esta política en 1834 se dictaron las Leyes de Pobres que otorgaban subsidios a las familias empobrecidas a la vez que eran controladas al circular por la ciudad. Esta ley fue muy resistida, fueron las mujeres y las niñas las que impulsaron en 1837 un movimiento contra esta ley en los distritos fabriles del norte de Londres.
Recién en 1824 se permitió a los trabajadores la organización gremial. Antes estaba prohibida. Con esta conquista, el derecho de libre asociación se extendió por toda Inglaterra adquiriendo más poder. La primera trade-unions (uniones de oficios) fue la Gran Unión de Hiladores y Tejedores a Destajo de Gran Bretaña fundada en 1829 por John Doherty. En el verano de 1834 los movimientos de trabajadores crearon por breve tiempo la Gran Unión Nacional de Gremios Consolidados donde se destacaron las mujeres como las Operarias Sombreras, las Mujeres Sastres y también como Mujeres de Gran Bretaña e Irlanda. Este reagrupamiento estaba bajo las influencias del pensamiento de Orwell quien proponía la formación de cooperativas de producción. Posiblemente su fracaso se deba a que la discusión de fondo fue la conquista de los derechos políticos.
Finalmente en 16 de junio de 1836, William LLovet y Henry Hetherington fundaron la Asociación de los Trabajadores de Londres (ALT). LLovet había impulsado anteriormente el Comité de Dorchester con el objetivo de organizar las protestas por las sentencias a 6 miembros de la mutual de jornales agrícolas. Se habían afiliado a una liga ilegal y como consecuencia fueron condenados a siete años de deportación en Australia.
Dos años más tarde un comité de Asociación de Trabajadores de Londres redacta la Carta del Pueblo para exigir al Parlamento: 1) sufragio universal masculino, 2) renovación anual del Parlamento, 3) indemnización parlamentaria para los candidatos sin recursos, 4) elecciones por voto secreto, 5) establecimiento de distritos electorales y 6) abolición de los requisitos de propiedad para acceder a la Cámara de los Comunes. De esta forma quedaba conformado el movimiento Cartista. Era la primera vez que un movimiento de trabajadores planteaba demandas propias y reclamaba una institución integrada por representantes de la burguesía. No será hasta 1867 bajo la influencia de la I Internacional cuando aumentó los obreros calificados conquistaron el derecho al voto. Más tarde en 1884, esto se extiende a los territorios rurales.
En ese momento Marx tenía 19 años y Engels 17, doce años después escribirían el Manifiesto Comunista. Engels describe: “las grandes ciudades son las cunas del movimiento obrero; en ellas los obreros han comenzado a reflexionar sobre su situación y a luchar; en ellas es donde se manifiestan primeramente la oposición entre proletariado y burguesía; de ellas brotan las asociaciones obreras, el cartismo y el socialismo”. La visión de Engels es acertada. El cartismo se propuso organizar un partido amplio que luche por las reivindicaciones de la clase obrera en el régimen burgués. Como explica Riazanov, estudioso de la obra de Marx y Engels, este movimiento no tiene por objeto la transformación radical de las condiciones sociales y con frecuencia se unen a la burguesía para asegurar a los obreros determinada influencia en el aparato estatal.
Será más tarde en 1848 cuando la Liga de los Comunistas, solicitará a Marx y Engels un documento programático para la organización: El Manifiesto Comunista. La lucha de clases pasará ser una lucha del proletariado contra la burguesía en la perspectiva de modificar de raíz a la sociedad capitalista. Para esto, la organización del proletariado en un partido, la conquista de los sindicatos, la toma del poder del estado y la expropiación de la burguesía son los únicos caminos posibles para llegar al comunismo.
Hernán Perriere
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