Esta semana se están desarrollando en todo el país distintas medidas de lucha y conmemorativas de aquellos acontecimientos. El 19, el Comité Nacional de Paro, que nuclea a las centrales obreras y a otras organizaciones, realizó una jornada de movilizaciones que reclamó un subsidio equivalente al salario mínimo durante seis meses para los sectores más afectados económicamente por la pandemia; la anulación de un decreto precarizador que posibilita la contratación por horas; y el fin de los asesinatos contra activistas sociales (más de 250 en lo que va del año, según el registro de Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, Indepaz). El asesinato de Bayron Revelo, dirigente del Sindicato del Magisterio de Nariño (Simana), es el último de estos crímenes.
Algunos de los sectores del movimiento obrero colombiano que están en lucha son los maestros, que vienen de un paro de 48 horas en octubre contra el retorno a clases sin condiciones de seguridad e higiene; los petroleros, que luchan contra la privatización del área de distribución de combustibles de Ecopetrol; y los mineros de Sintracarbón de La Guajira, que llevan más de 80 días de huelga contra el intento patronal de imponer el “turno de la muerte”, que intensifica peligrosamente las jornadas de trabajo (de ahí su nombre) y barre con un turno, lo que podría dejar 2500 obreros despedidos.
El 21 se desarrollaron movilizaciones de los estudiantes, quienes pelean por la gratuidad de la educación universitaria. Para este 23 está programado un homenaje a Dilan Cruz impulsado por sus familiares, en el aniversario de su fallecimiento. A su vez, este 25 el movimiento de mujeres ganará las calles en el día de la no violencia.
La orientación del gobierno de Duque encuentra su más fiel expresión en el presupuesto 2021, que destina un 35% de los ingresos al pago de la deuda externa y al aparato de seguridad. La Fuerza Aérea viene de hacer maniobras conjuntas con tropas norteamericanas. Mientras tanto, la población trabajadora se hunde en la pobreza y en el desempleo, que ya asciende al 20%.
Duque impulsa una agenda de represión, privatizaciones y ajuste a gran escala que engendra una resistencia de las masas. Tras la rebelión de noviembre pasado, se vivieron otras importantes jornadas en septiembre, cuando el crimen del taxista y abogado Javier Ordoñez a manos de la policía desató una sublevación que dirigió su ira contra distintas dependencias de esa institución. El gobierno respondió con una represión que dejó más de una decena de muertos.
Las masas encuentran un obstáculo en su lucha en la dirección del Comité Nacional de Paro. Ya en noviembre pasado, en medio de los cacerolazos que seguían al 21N, el titular de la CGT, Julio Gómez, había declarado: “el paro terminó (…) hoy tiene que volver la normalidad” (Clarín, 23/11/19). Por estos días, el Comité Nacional de Paro centra sus energías en una ingenua petición de “diálogo” al gobierno de Duque. Viene desarrollando jornadas en forma espaciada que repiten un mismo formato, todo lo cual le resta contundencia a las medidas.
Para quebrar el ajuste es necesario profundizar las medidas de lucha, en la perspectiva de la huelga general.
Prensa Obrera
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