miércoles, 5 de septiembre de 2018

Hay que enfrentar los cierres de fábricas y empresas




Las pérdidas de puesto laborales se suceden sin pausa mientras la central sindical se preocupa más por mantener la “paz social” y se muestra impotente frente a las patronales.

Esta semana el panorama político se vio sacudido por el cierre de la planta de Samán en Río Branco y el quiebre inminente de Motociclo.
El fantasma del aumento del desempleo sobrevuela situación nacional en el contexto de la crisis argentina, la suba del dólar y la inestable situación internacional.
No se trata de pérdidas de puesto de trabajo aisladas o puntuales, por el contrario desde hace ya algunos años de manera lenta pero persistente los cierres de fábricas y empresas se suceden en todo el país.
A los cerca de 30000 puestos perdidos en la construcción se suman otros sectores (lácteos, arroceros, supermercados etc.) que vienen cayendo en su nivel de ocupación.
En lo referente al empleo la situación se complementa con los bajos salarios que perciben la gran mayoría de los trabajadores, con unos 400000 que perciben menos de 20mil pesos al mes.
La actual ronda de consejos de salarios conjuga la orientación de las patronales de retacear aumentos con las pautas salariales que dio el gobierno las cuales tienden a la pérdida del salario real al estar prácticamente por debajo de la inflación real. Para citar dos ejemplos en el sector rural los empresarios se retiraron de las negociaciones negándose a dar aumentos irrisorios (300 o 400 pesos por trabajador) y en supermercados la cámara del sector está ofreciendo un aumento de salarios por dos años con la mitad de la inflación para compensar esta pérdida recién al final del periodo.

La impotencia del gobierno y de la dirección del PIT-CNT

El fin del “viento de cola” para las economías dependientes y exportadoras de productos primarios deja al desnudo la situación real económica del país; tras el fin de la burbuja que tuvo lugar en buena parte de los periodos de gobierno frenteamplista reaparecen con fuerza las condiciones de atraso y dependencia que se mantuvieron inalterables.
En los aspectos más estructurales el Frente Amplio fue incapaz de llevar adelante algún cambio, más bien por el contrario profundizó la matriz extractivista, de extranjerización de la tierra y de primarización de la economía. Su “política” de generación de empleos estuvo básicamente ligada a la apertura económica, buscando atraer inversiones con subsidios y exoneraciones fiscales, lo que supuestamente repercutiría en mayor demanda de mano de obra.
En la actual situación, con la caída de la producción en algunos sectores y los cierres de fábricas y empresas, se puede ver lo endeble y falaz de esa orientación. La crisis en el sector arrocero deja ver además como a nivel regional países como Paraguay (con costos de producción significativamente más bajos) actúan como una fuerte competencia; propiciando la relocalización de algunos sectores y por lo tanto el cierre de sus plantas en Uruguay. Un chantaje por parte de las patronales, que utilizarán esta dinámica para intentar imponer nuevas condiciones laborales en nuestro país buscando el aval de la dirección sindical.
En el movimiento obrero, que siente en carne propia el desempleo y los bajos salarios, la posición de la dirección del PIT-CNT constituye un dique de contención a cualquier tendencia de lucha y resistencia frente a los ataques del capital.
Si en los años de las vacas gordas se esforzó por presentar al gobierno como un defensor de los trabajadores, en los tiempos de crisis y ajuste intenta preservar al mismo gobierno recargando las tintas en los empresarios.
A lo sumo desde la central sindical han salido a decir que ven al gobierno “quieto y sin marcar agenda” ante “el clima de inestabilidad que generan los empresarios en una campaña electoral adelantada”. La dirección del PIT-CNT parece no querer ver que los impactos negativos en los trabajadores son más que un clima generado por los empresarios (que igualmente siempre están dispuestos a sacar tajada) sino más bien una consecuencia del modelo económico que llevó adelante el Frente Amplio.
Sacar esta conclusión les obligaría a dejar de lado su seguidismo al gobierno, cuestión que no podemos esperar de los dirigentes de la central obrera.
Tomando nota que los trabajadores perciben que la situación es de ataque a las condiciones de vida (desempleo, bajos salarios, precarización laboral, etc.) intentan posar de combativos; y mientras en los hechos avalan la política del gobierno y son impotentes ante los ataques patronales, verbalmente amagan con poner en marcha un “plan de acción”; aún después de haber levantado un paro convocado para fines de julio y haberse esmerado porque el paro del 22 de agosto fuera pasivo y sin movilizaciones.

Poner en marcha un verdadero plan de lucha

Para poder defender los puestos de trabajo, mejorar las condiciones laborales y subir los salarios los trabajadores tienen que superar la política que lleva adelante la dirección de la central obrera.
Solo un verdadero plan de lucha discutido democráticamente con asambleas de base podrá poner en movimiento toda la fuerza de la clase trabajadora y hacer retroceder a las patronales y gobierno.
El reparto de las horas de trabajo a partir de la reducción de la jornada laboral sin rebaja salarial, la apertura de los libros de contabilidad de las empresas, la nacionalización bajo control obrero de toda empresa que cierre o despida personal son algunas de las medidas que permitirán enfrentar el fantasma del desempleo.

Hernán Yanes

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