Según versiones periodísticas, el presidente fascistoide de Brasil, Jair Bolsonaro, habría logrado reunir en el acto central realizado en Brasilia, alrededor de 100 mil personas. 90% menos de lo que habían fijado como objetivo los bolsonaristas en los días previos. Estos fueron movilizados con todo el peso del aparato oficialista desde todo el país (camiones, micros, etc.). El propósito proclamado de que –con el mandato de la masiva movilización- se iba a invadir la sede del Poder Judicial quedó en la nada. Esto para detener las investigaciones que está realizando el Tribunal Federal Superior sobre sus hijos y otros dirigentes bolsonaristas acusados de corrupción. En su discurso, Bolsonaro pidió la cabeza de los 2 jueces que llevan adelante estas actuaciones, amenazando indirectamente con la intervención de la justicia. Con la “presión” de esta movilización Bolsonaro convocó para mañana al Consejo de la República: “estaré en el Consejo de la República, junto a los ministros, junto al presidente de la Cámara, el Senado y la Suprema Corte Federal, con esta fotografía vuestra, para mostrar hacia dónde debemos ir todos”. Este Consejo tiene facultades para evaluar una posible intervención federal o la necesidad de imponer el estado de defensa o de sitio en Brasil. Pero varios de estos funcionarios declararon desconocer de esta convocatoria.
Según prácticamente la totalidad de las encuestadoras, si hoy se hubieran realizado elecciones presidenciales en Brasil, Bolsonaro no habría sido reelegido. Viene retrocediendo en ese terreno. Y en el de la “movilización” fascistoide ha sido también débil.
La prensa brasilera y mundial había anunciado posibilidades de un autogolpe para el día de hoy.
La última semana varias cámaras empresarias se pronunciaron por limitar la actividad provocadora de Bolsonaro que está ayudando a enervar la situación política y a polarizarla. Ayer, 16 partidos de la centroizquierda (PDT, MDB, PSB, PCdoB, PSOL, PSL, PT, PSDB, PV, Rede, Podemos, Solidariedade, Cidadania, PL, DEM y PSD) sacaron una declaración similar. Y líderes de las bancadas que venían apoyando a Bolsonaro adoptan actitudes de distanciamiento precautorias. Las ventajas de las contrarreformas antiobreras y entreguistas-privatizadoras que se impusieron con el gobierno de Bolsonaro se ven amenazadas por su prosapia ultraderechista y provocadora. Queda por ver cuál será la actitud de las Fuerzas Armadas que tienen más de 7.000 oficiales participando como ministros, secretarios y funcionarios. No olvidemos que hace solo unos meses, Bolsonaro relevó a todo el alto mando militar.
Pero las contramanifestaciones de la Coordinadora Fora Bolsonaro fueron también minoritarias. Bolsonaro con sus amenazas logró que gran parte de las dirigencias de los partidos centroizquierdistas y de las burocracias sindicales se empeñaran en desmovilizar, entregando las calles para no caer “en la provocación ultraderechista”. Su orientación es llegar a las elecciones de octubre del 2022 para derrotar a Bolsonaro…
Una posición paralizante que maniata la movilización de masas y permite avanzar las aventuras golpistas y los golpes contra las conquistas y condiciones de vida de los trabajadores y explotados.
Es necesario reclamar la ruptura de la parálisis y subordinación de la CUT y las organizaciones de masas a los frentes burgueses de oposición que tienen como principal preocupación bloquear que se produzca una irrupción de masas y convocar a un congreso de bases del movimiento obrero y de lucha popular (indígenas, etc.). Solo un plan de lucha nacional hacia la huelga general podrá recuperar las conquistas perdidas y hacer realidad la consigna Fora Bolsonaro, Mourao (vicepresidente) y todo el régimen de sustentación del bolsonarismo.
Rafael Santos
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