sábado, 17 de agosto de 2019

Argentina: claves de una semana de furia y saqueo al salario de los trabajadores




Claves de una semana en la que la crisis política y económica dio un gran salto. El golpe de la devaluación y los precios en los bolsillos, ganadores y perdedores, el impacto de las medidas de Macri y el aval de Fernández a la suba del dólar.

1 Golpe de mercado

El dólar terminó este viernes en promedio a una cotización de $ 58,1 de acuerdo al Banco Central, luego de haber tocado picos de $ 63 en la semana en algunos bancos. El riesgo país cerró a 1.658 puntos el viernes, pero rozó los 2 mil puntos básicos el pasado miércoles.
El lunes fue el salto más importante del dólar, sin casi haberse aplicado medidas de contención por parte del Banco Central. El gobierno “dejó correr”, como represalia a los resultados electorales que le dieron a él una importante paliza. En promedio, puede hablarse de una devaluación de 30% si el dólar se estabiliza en torno a los $60.
Los acreedores de deuda, los tenedores de bonos y de acciones argentinas, los bancos, y los fondos de inversión, entre otros, se desprendieron de sus activos como señal de descontento frente a la elección en las urnas, y también para “marcar la cancha” al próximo gobierno respecto a cuáles son sus pretensiones. Quisieron dejar en claro que aquí deciden ellos. Tanto Macri como Fernández “supieron escuchar” sus voluntades.

2) Macri acusador

El lunes se vio a un Macri auténtico, sin mensajes grabados ni discursos preparados. Luego de dejar correr el dólar, salió furioso a la cancha a echar en cara que los votantes no habían elegido lo que los mercados querían. “Ahí ven el resultado”, como si la suba del dólar fuera culpa de la sociedad, y no responsabilidad de su gobierno.
Una estrategia que le duró poco, y debió ser modificada a los dos días por la tónica ya conocida del arrepentido, aunque con un fuerte salto en el contenido “populista” de sus intervenciones. Se trata de una estrategia electoral, no ya para ganar las elecciones, sino al menos de terminar su mandato.
En toda la semana el Banco Central intervino con ventas directas en el mercado de cambios, aunque en dosis moderadas en relación al fuerte salto de la divisa. El principal elemento de contención vino por el lado político: un diálogo por Whatsapp entre Macri y Fernández y la continuidad en el plano de los economistas, al acercar posiciones Luis “Toto” Caputo (ex presidente del Banco Central con Macri) y Emanuel Álvarez Agis, una de las figuras estrella de Fernández como asesor económico, durante una conferencia organizada por la empresa financiera Allaria Ledesma en la que curiosamente, tuvieron muchas coincidencias.

3) Fernández y la "gloriosa" CGT

Pero lo que tuvo también un rol central en esta película de ataque al salario fue la repetida afirmación de Fernández de “la devaluación está ok”. Un dólar a $ 60 “es razonable”, afirmó, además de mostrarse empatizado con el agropower que estaba esperando una cotización más “favorable” para vender sus granos. ¿Y la empatía con los millones de trabajadores a los que les licuaron el salario? Bien, gracias.
Así también, tanto él como otro de sus economistas, Matías Kulfas, no se cansaron de dar señales a “los mercados” de que honrarían cada uno de los pesos de la deuda.
Otro elemento de contención fundamental, ante la bronca de miles por haber sido “castigados” en el bolsillo luego de votar, fueron las direcciones sindicales. Sin chistar ni resoplar, guardaron silencio mientras el saqueo al salario daba un nuevo salto. Medidas elementales como un paro nacional activo o la discusión en los lugares de trabajo, brillaron por su ausencia.

4) El único precio que no sube es tu salario

Y en este torbellino de noticias financieras e incertidumbre, los sectores populares hicieron su propia corrida… al supermercado. En búsqueda de acaparar la mayor cantidad de alimentos y bienes necesarios antes de que suban de precio.
Pero los empresarios no perdieron tiempo. Inmediatamente a la devaluación del lunes se evidenciaron los primeros síntomas de remarcación. Los supermercados adelantaron que las listas de precios de sus proveedores subirán entre un 10 % y un 15 %.
El salario cae en dos sentidos. En primer lugar, en términos de poder adquisitivo en dólares, ahora "valemos" mucho menos en relación con el resto del mundo, y podemos comprar mucho menos también, en términos internacionales.
En segundo lugar, y el que más inmediatamente impacta, es en la posibilidad de llegar a fin de mes. Mientras todos los precios suben en la góndola, los salarios siguen inalterados, con la misma pauta paritaria que antes (que ya era a pérdida).
Si entre 2015 y la actualidad el salario real perdió un 20 %, con la nueva devaluación y el rápido traslado a precios se pueden agregar tranquilamente unos 10 puntos porcentuales más a esa pérdida. Es decir, podés comprar un 30 % menos que lo que comprabas en 2015.
Eso, desde ya, si no media una importante organización y movilización desde abajo para imponer un paro general y un plan de lucha para implementar una cláusula gatillo que defienda el salario frente al deterioro inflacionario.

5) Ganadores de la devaluación

Mientras saquean nuestro salario, algunos la embolsan con pala. Pueden distinguirse tres claros sectores ganadores: el agropower, los bancos, y las grandes empresas que venden al mercado interno.
Según una estimación de Pablo Anino en La Izquierda Diario, sólo por la venta de granos de soja que quedaban por liquidar, los agroexportadores ganaron con la devaluación unos $ 92 mil millones.
Pero también obtienen una mayor rentabilidad por la venta de trigo, maíz, sorgo, cebada, aceite de girasol. Las toneladas registradas para exportación aumentaron esta semana 1.600 % frente al escenario ultra rentable para sus negocios.
En el caso de los bancos, con el aumento de la tasa de Leliq (Letras de Liquidez), una de las medidas que tomó el Banco Central para contener el dólar, llevándolas a más de 74 %, los bancos se embolsaron alrededor de $ 60 millones anuales.
Como si fuera poco, en junio, los bancos vienen de ganar $ 22.000 millones gracias a la especulación.
Por último, cabe mencionar a las empresas, que a río revuelto logran remarcar exageradamente sus productos llegando hasta una suba de 30 %. Incluso en algunos negocios de zapatillas y ropa la remarcación fue del 100 %, admitida por sus propios operadores.

6)Medidas de “alivio” insuficientes

Entre el miércoles y el jueves el gobierno anunció una serie de medidas de "alivio" al bolsillo, frente al desbarranque de la economía. Pero son sólo parches que no alcanzan a compensar el enorme golpe que significa la devaluación y la inflación en los bolsillos populares.
Entre las principales medidas se cuentan una exención del pago de los aportes personales hasta un tope de 2.000 pesos para los trabajadores registrados hasta octubre, un bono de 5.000 pesos para los estatales y personal de fuerzas de seguridad, y un bono de 1.000 pesos en septiembre y octubre para beneficiarios de AUH, además de una suba del mínimo no imponible y de la deducción especial al salario y las jubilaciones.
Los principales convidados de piedra fueron los jubilados y los jóvenes precarizados. Para ellos no se estipula ninguna compensación, por más mínima que son el resto.
Así también, es importante el congelamiento del precio de las naftas y combustibles (que implicó una "rebelión" de las petroleras y los gobernadores de Rio Negro y Neuquén), y la rebaja del IVA para productos alimenticios básicos, así como el congelamiento de las cuotas para los deudores en UVA (no queda claro qué pasara con el capital de deuda, aunque debe esperarse su reglamentación).
De acuerdo al Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), la mayoría de los productos a los que se les eliminará el IVA tendrán un efecto neutro sobre el precio final. Es decir, que la cadena productiva absorberá la eliminación del impuesto y a lo sumo eso implicará mantener el mismo precio que antes de cada producto que entra en el programa.
Esta medida, entonces, apenas podrá frenar el efecto inflacionario total de la devaluación, dado que los alimentos básicos son sólo una porción de la canasta total medida en el índice de precios al consumidor (IPC).

7) Cómo salir

Las medidas anunciadas no son suficientes para recuperar la pérdida en el poder adquisitivo del salario producto de la devaluación. Lo peor aún está por venir. Por eso son necesarias medidas de emergencia ante la crisis como terminar con los tarifazos, para lograr una recomposición salarial que aumente el salario cuando suba la inflación y para obtener un salario mínimo igual a la canasta familiar actualizada o jubilaciones mínimas equivalentes a la canasta de un adulto mayor. Ante los despidos, se requiere una prohibición para que no haya más familias en la calle; no se puede perder ningún puesto de trabajo más.
Hay que poner en el centro del debate un programa de emergencia para que la crisis no la paguen los trabajadores.

Lucía Ruiz
@LucuRuiz
Sábado 17 de agosto | 00:49

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