lunes, 15 de octubre de 2018

Más de 200.000 personas en Berlín contra el racismo y la derecha




El centro de la capital alemana se colmó este sábado con una multitudinaria marcha, como hacía años no se veía. "Solidaridad en lugar de discriminación, por una sociedad libre y abierta".

Cerca de 250.000 personas inundaron el sábado Berlin, la capital alemana, para protestar contra la discriminación, la xenofobia y la extrema derecha. La movilización más grande de los últimos años había sido convocada por varias organizaciones políticas, sindicales y civiles bajo el lema de “Indivisible: solidaridad en lugar de discriminación, por una sociedad libre y abierta”. La masividad expresa una respuesta de la población al crecimiento de la extrema derecha.
La marcha comenzó en Alexanderplatz y culminó en la Columna de la Victoria, pasando por la Puerta de Brandenburgo. Los organizadores esperaban 40 mil personas, y la sorpresa fue grande al ver la multitud que había llegado a manifestarse en un día otoñal pero cálido.
Unteilbar ("indivisible"), la coalición que convocó a la marcha, se había formado meses antes como una alianza entre un centenar de organizaciones e individuos de diversos tipos e intereses. Distintos sindicatos como el sindicato de servicios ver.di , organizaciones de migrantes como la Nav-Dem kurda y Organizaciones No Gubernamentales (ONG) marcharon junto a federaciones religiosas, como el consejo central de los musulmanes (Zentralrat der Muslime) o la iglesia protestante, discotecas y agrupaciones antifascistas.
Dada la diversidad de los convocantes, y la amplitud del llamado, no escaseaba la diversidad de los participantes. Desde familias con banderas de Alemania y Europa, hasta encapuchados en el black block. Lo que se había planificado como una marcha contra el racismo y el auge de la Alternativa por Alemania en el parlamento y grupos fascistas en las calles, terminó siendo un canal de expresión del descontento de un amplio sector de la población berlinesa, consciente o inconscientemente, contra el giro a la derecha que sufre el país. Además de denunciar a la derecha, muchos levantaron consignas sociales (como el derecho a la vivienda, demanda muy sentida en una ciudad como Berlin, donde escasea la misma) y laborales, y grupos de inmigrantes se manifestaron contra los peligros de la derecha en sus países.
Diversos partidos políticos (la socialdemocrática SPD, el Partido Verde y la izquierda de Die LINKE) habían convocado a la manifestación, aunque no la encabezaron. Incluso el ministro del exterior Heiko Maas (SPD) llamó a movilizarse via twitter, diciendo “No nos dejamos dividir – menos aún por populistas de derecha”, buscando hegemonizar la movilización. Esta amplitud explica en parte la masividad de la marcha, pero al mismo tiempo la fuerte presencia de demandas sociales y lemas no solo dirigidos en contra de la derecha populista, sino del gobierno, demostró que hay demandas profundas que se expresaron en la movilización.
Sin embargo, también hubo desacuerdo con la convocatoria. Sahra Wagenknecht, dirigenta del partido de “izquierda” Die LINKE, se opuso a la manifestación (y a la decisión de su partido de movilizarse), porque ella se opone a la demanda por “solidaridad no tiene fronteras”, expresada en la convocatoria. Wagenknecht, que ya antes había causado polémicas por expresiones social chauvinistas y racistas, además afirmó que “hay un ambiente que va a ir a la manifestación y otro que no”, expresando que busca canalizar los sentimientos xenófobos para su nuevo “movimiento colectivo” Aufstehen ("En pie").
La débil participación de los partidos políticos tradicionales demuestra su crisis de representación, siendo el principal perdedor la SPD. Antes símbolo de la paz social y concesiones hacia los trabajadores, la socialdemocracia es la que lleva adelante el ajuste como parte del gobierno y aliada de Merkel.
Habiendo perdido la confianza en los partidos de siempre, que aplican ajustes constantes y son incapaces de resolver problemas básicos como la escasez de vivienda, la “crisis de los cuidados” en el sector de salud y la creciente precarización, no sorprende que la derecha haya ganado tanto apoyo, canalizando el sentimiento en contra de la “casta política”.
Esta multitudinaria movilización, la más grande en años, demuestra, que hay voluntad y fuerzas para enfrentar a la derecha, y que la clase trabajadora con su composición multiétnica no se debe dejar amedrentar o seducir por el populismo de derecha. Entre tantas organizaciones que convocaron, hay una fuerza que tiene la capacidad para frenar el auge de grupos de choque fascistas y la complicidad del gobierno: son los sindicatos que organizan a millones de trabajadores. Este sábado, la columna de los sindicatos movilizó a cientos de trabajadores con demandas antirracistas y sindicales. Los trabajadores aeronáuticos de RyanAir en lucha encabezaron la columna.
Para enfrentar a la derecha, estas movilizaciones deben ser solo el comienzo. Es necesario exigir desde la base a los partidos reformistas y los sindicatos que tomen como suyas las demandas de la clase trabajadora, cada vez más precarizada, y que movilicen a sus bases. Para ello, es necesario romper la tregua de la “paz social” con el gobierno, cuyo ganador son los empresarios y la derecha, y convocar a paros y movilizaciones en defensa de los inmigrantes, las mujeres y la juventud, los principales afectados del giro a la derecha.

Andrés Garces

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