Pero ni a los políticos, ni a los papas se los puede caracterizar solo por su comportamiento moral en la vida, sino por sus acciones políticas. Bergoglio terminó su vida siendo papa y con 100 dólares en la cuenta bancaria y nadie discute su humildad, pero a la hora de analizar el papel jugado en la historia hay que juzgar el regresivo y siniestro rol de la iglesia católica en el mundo y su sostén de los peores regímenes políticos incluyendo crimines de lesa humanidad. Lo principal para juzgar a Mujica entonces es la función politica que cumplió desde su excarcelación, su rol como presidente y su tarea post presidencial.
Mujica entró a la politica con los “Blancos”, uno de los partidos históricos de la burguesía uruguaya, ligado a los grandes latifundios del país. Luego se transformó en guerrillero, en una época donde un sector de los jóvenes en Uruguay se enamoraron de la rebeldía armada al calor de la triunfante revolución cubana. Nunca fue un teórico del MLN (Tupamaros) sino un hombre de acción en la estrategia foquista que predominaba fuertemente en la década del 60 en varios países de Latinoamérica. Fue preso por las fuerzas armadas uruguayas y se transformó en unr rehén de la dictadura durante más de 12 años en un penal uruguayo paradójicamente llamado “Libertad”, que fue un bastión de las torturas que caracterizaron la dictadura uruguaya.
Su liberación se produjo en marzo de 1985, cuando la ley 15.737 dictó la amnistía de los presos políticos, Con la llegada de la democracia, Mujica se convirtió en un ícono de la reconversión de la izquierda armada dentro del Frente Amplio uruguayo. El foquismo, para ese entonces, se había agotado como movimiento político. Los ´movimientos de liberación nacional´ impulsados por el Che Guevara habían sido destruidos por las fuerzas armadas y tanto en Argentina como en Uruguay se reconvirtieron en partidos de actuación meramente parlamentaria.
Mujica fue el líder emergente de un FA que había cambiado sus bases de sustento político. La autoridad ganada por los años de encierro y de tortura la puso al servicio de convencer a la población de que el foquismo era parte del pasado y que había que construir un espacio de ´izquierda´ de convivencia con el capitalismo, tratando de lograr mejoras sociales que no alteraran el sistema de dominación capitalista.
Mujica exhibió rápidamente una capacidad camaleónica para adaptarse a los nuevos tiempos: Desde su salida de la cárcel, se convirtió en el ala que llevaría a cabo las posiciones más derechistas del Frente Amplio. Su partido, el MPP (Movimiento de Participacion Popular), jugó desde un inicio ese rol absolutamente conservador.
Los planteos que defendió Mujica fueron tomados de intelectuales que pretendían mejoras “sociales” para los más necesitados. Consideraba el Plan "Fome cero" (hambre cero) de un intelectual brasileño que adoptó Lula en Brasil como un enorme hallazgo. Admiraba el establecimiento de los planes sociales y creó “Juntos” y “Fondes”, un programa similar al de los planes sociales de la Argentina.
En su ascenso a la presidencia, Mujica tuvo que superar el fuerte escollo de su pasado como guerrillero, que lo hacia un candidato de “riesgo”, recibiendo ataques de “blancos” y “colorados”. Contrastaba con la “estabilidad y certeza” que transmitían políticos de una izquierda “educada y culta“ del FA como Tabaré Vázquez o Danilo Astori. Mujica llegó a la presidencia mostrando insistentemente que su politica no era nociva para los grandes capitales extranjeros ni que afectaría tampoco la riqueza de los capitalistas uruguayos. Cuando asumió la presidencia del Uruguay cumplió con lo que desarrollo en la propia campaña: el capital tendría las garantías “jurídicas” que le brindaría el Frente Amplio en su gobierno.
Durante el gobierno de Mujica (2010-2015) se abrió el camino en el país a la mayor extranjerización de tierras de la historia del Uruguay. Con el Ingreso de Botnia, se abrió el mercado de capitales belgas, finlandeses y chilenos y la compra indiscriminada de tierras uruguayas para las pasteras, que además contaron con enormes beneficios en materia de impuestos, suministros energéticos y apertura de nuevas rutas adecuadas para ellas.
Esta politica inaugurada por Mujica fue luego seguida como una “cuestión de Estado” por el gobierno de Lacalle Pou que desplazó al FA y es la misma politica que continúa el actual presidente del FA, Yamandú Orsi, en un país donde el tren ha dejado de funcionar para los uruguayos como red nacional y es puesto en marcha solo habilitado a favor de pasteras que ingresaron tarde al Uruguay y no tienen un acceso directo a ríos navegables.
Hoy hay departamentos -Tacuarembó, Colonia, Rio Negro, Soriano- que son tierras de capitales extranjeros para la forestación de eucaliptos que alimentan las enormes calderas de las pasteras. Del dominio de los puertos privados de las pasteras, se pasó a la privatización del puerto de Montevideo a manos de operadores portuarios extranjeros con el modelo menemista. Las multinacionales entraron a dominar, al expandir la fibra óptica y celebrar contratos con las principales multinacionales para la explotación de la plataforma marítima y de mineral de hierro. Aun desde sectores del Frente Amplio le observaron severamente a Mujica que pretendía que se aceptara además la minería a cielo abierto.
Bajo el gobierno de Mujica la economía del país se hizo mucho más dependiente de la inversión extranjera directa. Mujica predicó bajo el lema de “capitalismo en serio”, su verdadera posición en esta materia. Respecto a los sectores agropecuario, minero y petrolero, se pronunció por una estrategia de claro apoyo a la inversión extranjera, que incluyó la profundización de la política de zonas francas, la celebración de un acuerdo con la empresa forestal Montes del Plata, de contratos con petroleras y el aterrizaje de la empresa anglo-india Zamin Ferrous para explotar hierro.
Finalmente, en una de sus últimas resoluciones de gobierno, impulsó la ley de control y regulación de la importación, producción, adquisición, almacenamiento, comercialización y distribución de la marihuana y sus derivados (ley 19.172), que habilitó el uso medicinal y recreativo de esta droga. La iniciativa le dio fama a Mujica en el mundo. Se lo mostró como “paladín” contra el paradigma prohibicionista de Estados Unidos. La ley no ha detenido de modo alguno la fuerte tendencia al consumo de otro tipo de drogas que ataca a la juventud uruguaya.
Ya fuera del gobierno y en su actuación en el Senado, Mujica se colocó abiertamente en las posiciones más derechistas dentro del Frente Amplio. Y su punto más débil fue, hasta su muerte, el tema de los derechos humanos, una herida que, como en la Argentina, aún se mantiene abierta. Mujica abogó constantemente por el perdón de la dictadura, la limitación a las leyes punibles a los represores que participaron de ella, y los últimos días de su vida fue más lejos, atacando los testimonios de los militantes torturados y presos por los milicos. Samuel Blixen, un reconocido periodista, historiador y escritor de varios libros sobre la izquierda, ha salido a contestarle a Lucia Topolansky, esposa de Mujica, señalando que sus declaraciones habían pasado las fronteras en cuanto a no defender de los derechos humanos.
El balance de Mujica es el de un guerrillero que se transformo en un “Hombre de Estado”, es decir un sostén del mantenimiento de la explotación del hombre por el hombre. Nuestro balance no es moral, es político.
Juan Ferro
14/05/2025
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