Cínico, el principal proveedor de armamento y recursos para el genocidio sionista contra el pueblo palestino admitió, en la misma entrevista, que “en Gaza han muerto civiles como consecuencia de esas bombas” estadounidenses (CNN, 8/5). Los civiles suman por lo menos 35.000, dos tercios niños y mujeres.
En un gesto simbólico, sin incidencia en la capacidad militar israelí para avanzar sobre Rafah, la semana pasada Biden había frenado “discretamente” un envío de 1.800 bombas de unos 900 kilos y otras 1.700 de 225.
Sin embargo, en el New York Times, el periodista Peter Baker señaló: “La administración Biden sigue permitiendo el envío de la mayoría de las demás armas a Israel y, de hecho, los funcionarios hicieron hincapié en que ni siquiera se ha tomado una decisión final sobre las bombas que actualmente están en el limbo” (NYT 9/5).
En cuanto a la rebelión estudiantil contra la guerra del sionismo, las ceremonias de graduación de las universidades norteamericanas estuvieron dominadas por banderas palestinas, discursos combativos de estudiantes y profesores y en el fin de semana hubo movilizaciones en solidaridad con Gaza en las ciudades importantes. El mismo miércoles, la policía desalojó el campamento de la Universidad George Washington, a solo unas manzanas de la Casa Blanca, y detuvo docenas de estudiantes.
A pesar de los rezongos de Biden, el gobierno de Israel en pleno ha dejado en claro que invadirá Rafah, donde se hacinan, sin comida y sin agua 1,5 millón de desplazados del centro y norte de la Franja, entre ellos 600.000 niños y 50.000 embarazadas.
Biden dice que Israel “no cruzó la línea roja” pero, aunque finja demencia, eI sionismo no solo saboteó la negociación de una tregua como denunciaron los familiares de los rehenes esa misma noche (Haaretz, 5/5) sino que la masacre en Rafah está en pleno desarrollo.
Dos días antes de las declaraciones de Biden, Jens Laerke, portavoz de la oficina humanitaria de la ONU en Ginebra, había descripto a Rafah como una “zona de guerra muy activa” y aclarado que las organizaciones humanitarias tienen muchas dificultades para actuar en un cuadro desgarrador. La ciudad se encuentra ya "al borde del precipicio", declaró el jueves a CNN un alto funcionario de las Naciones Unidas. Los hospitales están desbordados mientras los palestinos mueren en los ataques israelíes en los suburbios y decenas de miles de personas ya han huido (CNN, 8/5).
Esta misma semana, el ejército sionista ordenó la evacuación de la ciudad hacia un campamento montado por ellos mismos en el diminuto pueblo de Al Masawi, que ya está colapsado por la cantidad de desplazados que lo ocupan. El lugar carece de alimentos, agua y las más mínimas condiciones sanitarias. The Guardian dice que más de 300.000 personas se han marchado hacia otros puntos de la Franja.
Los blindados israelíes también se apoderaron del lado palestino del puesto fronterizo por donde entraba la ayuda humanitaria -y los gazatíes podían intentar una fuga hacia Egipto. Desde entonces no ha ingresado ni un camión.
Funcionarios gazatíes dijeron que las fuerzas sionistas atacaron a empleados fronterizos el miércoles cuando intentaban recuperar ayuda cerca del cruce. Las autoridades sanitarias de la Franja denunciaron que el cierre de los pasos significa, además, que miles de enfermos y heridos por los bombardeos no pueden ser evacuados a Egipto para recibir atención. Las tropas terrestres permanecen en zonas periféricas mientras los continuos bombardeos a los campamentos y las barriadas convirtieron la ciudad en centro de exterminio. A la inanición aguda de la población se suman los bombardeos continuos que, según Euro-Med Monitor, en menos de 48 horas destruyó 18 viviendas, la mayoría de las cuales se derrumbaron sobre las cabezas de sus ocupantes, matando a 52 palestinos, entre ellos 17 niños y 14 mujeres'.
Según Haaretz, el compromiso era limitar la invasión a la parte oriental de la ciudad y entregar el control del paso fronterizo a una empresa privada estadounidense. Sin embargo, este viernes las fuerzas israelíes ya controlan la carretera de Rafah, rodeando con tanques toda la ciudad. El ataque a Rafah es un objetivo estratégico compartido por todas las fracciones que integran el gobierno israelí.
El pleno del gobierno israelí apoya la operación, incluido el líder de la oposición, Yair Lapid, que suscribe la afirmación de Netanyahu de que “los últimos cuatro batallones de Hamás permanecen en Rafah”. Esto, aunque nada indica que la capacidad de combate de Hamás se haya reducido a los cuatro batallones “restantes”. Por el contrario, “las operaciones de resistencia de todos los grupos armados palestinos, especialmente las Brigadas Qassam de Hamás, han continuado ininterrumpidamente desde el norte hasta el sur de Gaza”, opina el portal británico Mondoweis: “Hasta ahora Israel ha sido incapaz de acabar con la resistencia en Gaza (…). El verdadero objetivo de la invasión es terminar la limpieza étnica”.
Olga Cristóbal
10/05/2024
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