Si hay quienes, sorprendidos, se preguntan qué relación tiene esto con la realidad basta con decirle que el huevo representa a la república. Vea entonces lo que viene creciendo dentro de ella. En un recipiente cerrado y con elementos diversos todo lo que crece dentro de él lo hace en desmedro de otros componentes de los cuales se va nutriendo.
Es sencillo y se puede comprobar. Hay gente que lo ha demostrado con detalle y precisión y no vamos, en esta ocasión, a detenernos en ese aspecto.
Tomemos la Ley de Urgente Consideración -popularizada como LUC- su trámite de falsa urgencia debería haber merecido el rechazo inmediato por la sencilla razón de no ser urgente y basarse en una mentira. Los contenidos de su articulado demuestran que no eran ni son para tratamiento urgente sino merecedores del debate y el análisis parlamentario.
Pero el Ejecutivo “metió pechera” con la mentira de la urgencia agregándole al procedimiento un contenido emocional de prepotencia y de agresividad cuya síntesis es: yo presento y exijo aprobación porque soy el gobierno. Y lo logró.
Para el Frente Amplio, enmendar ahora los votos cedidos anteriormente se vuelve difícil, pues hay legisladores frenteamplistas que insisten en que “hay cosas que se pueden aceptar e incluso mejorar” concluyendo que no hay razones válidas para rechazarlas.
El gobierno logró ahora otro triunfo al aprobar, sin apoyo del Frente, un reiterado artículo 38 que, según los estudiosos, es más peligroso por lo que no dice, pero se puede deducir, que por lo dicho expresamente.
Pero el objeto de esta nota es alertar cómo al socaire de la institucionalidad la pandemia antidemocrática va creciendo. Las experiencias europeas y las que nos rodean acá en la región, demuestran claramente cómo las fuerzas de la reacción van ocupando posiciones dentro de la organización constitucional y democrática de los distintos países.
Son varios los mecanismos a los que se recurre para ir socavando los principios democráticos, y así lograr que la ciudadanía pierda confianza en ella. Por un lado la prepotencia como elemento marco de toda actividad, lo segundo la falsedad, la mentira o el embuste, sostenido y reiterado, lo otro es el desparpajo para meter mano en los derechos de los trabajadores y reducir el nivel de vida de los mismos. No hay democracia que se mantenga sobre la mentira y la injusticia que es resultado de la desigualdad.
Como se dijo, disminuye la capacidad de sustento de gran parte de la población y crece el arrebato económico que realiza en su beneficio el sector burocrático y militar integrante del estado adueñado ahora de los mecanismos de gobierno.
Toda la vida de la sociedad en menos de un año ha sufrido un terrible retroceso y llama la atención que las respuestas, hasta ahora, sean tan educadas , finas y, sobre todo, retóricas.
Si la “casta” militar además de asegurarse impunidad en lo penal logró afianzar un status económico envidiable y contar con un sistema jubilatorio que cargado a las espaldas del pueblo tiene características de represalia colonial , hay que admitir que lo hizo por vía legal y democrática. Al igual que su presencia abundante, generosa y exultante en todos los resquicios disponibles y en los cargos gerenciales de la administración pública. El proceso no deja lugar a que se instale la duda: están ahí porque se les permitió.
Como se dice que el gobierno está en manos de una agencia de publicidad lo primero que se debe reconocer es la eficacia de dicha agencia y su capacidad para imponer pensamientos y acciones. Indudable capacidad para adoctrinar a la masa ciudadana y a los políticos profesionales. En contraposición, por ahora existen solamente solitarios ejemplos de protesta y decisiones para hacer otras cosas.
Es bueno no bajar las miras, y recordar que cuando los dirigentes no se ponen a la cabeza de los movimientos, estos avanzan con la cabeza de aquellos. La pandemia militar afectará el desarrollo del país.
Garabed Arakelian
Nota:
1.- «El huevo de la serpiente» es una expresión que se popularizó a finales de los años 70 y principios de los 80 pero que aún suele ser utilizada en algunos espacios sociales a modo de alerta sobre inminentes peligros que se ciernen sobre una determinada sociedad. Tal nombre proviene del título de una película, estrenada en 1977 y ambientada en el Berlín de los años 20, del famoso director del cine sueco Ingmar Bergman.
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