jueves, 18 de mayo de 2017
Crisis en Brasil: el presidente Temer involucrado en el pago de sobornos millonarios
El escándalo se desató cuando un empresario de la carne entregó a la justicia un audio en el que el golpista Temer avala el pago de coimas mensuales a Eduardo Cunha, un exdiputado del partido de Temer preso por corrupción.
En la tarde de este miércoles un verdadero escándalo político sacudió a Brasil y, en particular, al Gobierno del golpista Michel Temer.
El escándalo se desató a partir de la grabación de una conversación entre el presidente de Brasil, Michel Temer, y uno de los dueños del gigante frigorífico JBS, Joesley Batista. En el audio, Batista le cuenta a Temer que venía pagando mensualmente una coima al exdiputado Eduardo Cunha -quien se encuentra actualmente preso por corrupción- para que guarde silencio con respecto a los entramados de corrupción que salpican a las principales figuras del régimen político brasileño, incluyendo a Temer. El empresario contó que había seguido pagando sobornos a Cunha incluso después de su encarcelamiento.
Cuando Cunha, quien fuera el principal impulsor del juicio político a Dilma Rousseff en la Cámara de Diputados, se vio acorralado por los escándalos de corrupción que lo involucraban, amenazó con prender el ventilador y llevarse con él a varios políticos de alto rango. Ese pago mensual de coimas al convicto expresidente del la cámara baja tenía como finalidad mantener el ventilador apagado.
Lo que complicó al presidente fue que, frente a la confesión del empresario, le contestó “tenés que mantener eso”. La grabación contiene entonces un explícito aval del golpista Temer a la compra del silencio de Cunha por parte de JBS.
La grabación fue entregada por el propio empresario este miércoles al juez informante de la operación Lava Jato, que investiga los entramados de corrupción en Petrobras, como parte de una negociación con la justicia. En instantes la noticia explotaba en los medios.
Un comunicado de Presidencia rechazó las acusaciones. “El presidente nunca solicitó pagos para obtener el silencio del exdiputado Eduardo Cunha. No participó ni autorizó cualquier movimiento para evitar la delación o colaboración del exparlamentario con la Justicia”, y agrega que “el encuentro con el empresario Joesley Batista ocurrió a comienzos de marzo (...) pero no hubo en el diálogo nada que comprometiera la conducta del presidente de la república”.
Las declaraciones de JBS a la justicia en el marco de la operación Lava Jato alcanzan también al PT. Guido Mantega, ex Ministro de Economía de Lula está acusado de ser el operador de las coimas de ese partido. Hieren de muerte también al excandidato presidencial por el PSDB, Aécio Neves, quien habría sido grabado pidiendo dos millones de reales al mismo empresario. La Policía Federal filmó esa acción y comprobó que el dinero fue a parar en la cuenta del senador de su partido por Minas Gerais, Zezé Perrella.
Los dueños de JBS desataron una inmensa crisis política un día en el que Temer celebraba tener mayoría para sus reformas de ajuste.
La reacción en las calles fue inmediata. Miles de personas salieron a las calles de San Pablo pidiendo que se vaya Temer, mientras que en Brasilia la policía desató una brutal represión.
Frente a estos hechos, tanto aliados como opositores han pedido la renuncia de Temer. Sin embargo, la cuestión sucesoria es espinosa. Si Temer presentara la renuncia, la Constitución brasilera prevé la presidencia interina por parte del presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, quien tendría la atribución de convocar a elección indirecta. Rodrigo Maia, quien integró las filas del Partido del Frente Liberal, un partido remanente de la dictadura militar, ha sido punta de lanza de Temer en el tratamiento de las reformas laboral y previsional y las medidas de ajuste al pueblo trabajador. Maia quedaría al frente y convocaría a una instancia en la que los mismos senadores y diputados que se encuentran enlodados por los escándalos de corrupción elegirían al próximo presidente.
La oposición liderada por el PT impulsa, por su parte, la convocatoria a elecciones directas ante una hipotética renuncia. Esta salida, que si bien no está prevista en la Constitución podría abrirse camino a través de una enmienda constitucional, abona la candidatura presidencial de Lula da Silva, quien ha sido blanco preferido en la cruzada del antidemocrático poder judicial por lavarle la cara al podrido régimen de partidos brasileño y fortalecerse como poder decisivo en última instancia.
Tanto la salida constitucional como la anticipación electoral tienen como resultante un régimen puesto al servicio de los brutales ajustes que necesitan los capitalistas para capear la crisis en la que se encuentran inmersos. Como afirmó sinceramente Lula, es necesaria la legitimidad de los votos para aplicar el ajuste.
Por ahora, Temer dijo que no va a renunciar, y sus aliados insisten en sostener a pesar de la crisis la antipopular agenda parlamentaria de ajustes. En la noche del miércoles, dos pedidos de impeachment, como se denomina a la destitución por vía parlamentaria, fueron presentados al parlamento por diputados de REDE y PSB. Estos pedidos deben ser aprobados por Maia, quien hoy se encuentra en los zapatos que oportunamente calzaba Cunha en el caso de Dilma Rousseff. Temer enfrenta además un juicio en el Tribunal Superior Electoral por abuso de poder político y económico en la campaña electoral de 2014, carta que puede usar finalmente el poder judicial para sacar al presidente en los marcos del régimen.
Por esa razón, la intervención de los trabajadores y la juventud, que fue punta de lanza en la denuncia a la corrupción es clave para tirar abajo a Temer y sus reformas y dar una salida para que la crisis la paguen los capitalistas. La histórica huelga general del 28 de abril protagonizada por trabajadores de todo el país mostró que hay fuerza para imponerlo.
La Izquierda Diario
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