jueves, 8 de febrero de 2024

Sebastián Piñera, pieza clave del establishment político y económico


El expresidente chileno Sebastián Piñera falleció sorpresivamente este martes 6 en un accidente aéreo. El helicóptero que piloteaba se estrelló contra un lago en el sur del país, tras un almuerzo con el empresario José Cox. Otras tres personas que viajaban con él sobrevivieron. 
 Piñera, que era dirigente político de Renovación Nacional -una de las dos formaciones más importantes de la derecha pospinochetista, junto a la UDI- fue titular del Ejecutivo chileno en dos ocasiones (2010-2014 y 2018-2022). La última de sus presidencias es la más recordada, sobre todo porque en octubre de 2019 estalló una rebelión popular que reclamó su salida del poder y puso en tela de juicio a todo el régimen de privatizaciones, represión y extrema desigualdad social heredado de la dictadura y sostenido por todos los gobiernos de la democracia. Piñera sacó entonces a los militares a las calles y la represión de Carabineros dejó decenas de muertos, heridos (casi doscientas personas perdieron parcial o totalmente la visión, debido a la modalidad policial de disparar a los ojos) y presos políticos. “Estamos en guerra”, intentó justificarse entonces. Fue un pacto multipartidario que incluyó al actual presidente Gabriel Boric el que le permitió mantenerse en el cargo, pese a la desaprobación masiva.
 El exmandatario no solo fue una pieza política clave del régimen político sino también una de las más grandes fortunas del país. El ranking de la revista Forbes la estimó en 1.000 millones de dólares en 2009, que ascienden a 2.400 millones cuando culmina su primer año en la presidencia, y a 2.600 millones de dólares en 2020. Cultivó el negocio financiero, inmobiliario y postal, entre otros. Fue representante de Apple en Chile, el principal accionista de LAN (línea aérea), y de la sociedad que administra el club Colo-Colo. 
 Contaba con una relación personal con otro mega-empresario devenido a la política, el expresidente argentino Mauricio Macri, cuyo período de gobierno consideró insuficientemente severo en materia de ajuste. “Yo me acuerdo muy bien cuando ganó Macri. Que se hizo una discusión antes de que asumiera sobre si la política debía ser de shock o gradual. Y fue gradual, y yo creo que fue un error. Lo hablamos. Lo hablamos varias veces” (La Nación, 7/2).
 Con Macri y otros exmandatarios de la derecha regional y de España (como el colombiano Iván Duque, la dictadora boliviana Jeanine Añez, el ecuatoriano Guillermo Lasso y el mexicano Vicente Fox), formó el Grupo Libertad y Democracia, que se postuló como un contrapeso al Grupo de Puebla y lanzó diatribas contra la izquierda. 

 Los elogios centroizquierdistas y “nac&pop” 

 Como era de esperarse, Piñera fue recordado con múltiples elogios por parte de referentes de la derecha continental, como el presidente argentino Javier Milei. Pero también recibió grandes muestras de reconocimiento desde la centroizquierda y el nacionalismo burgués.
 Boric, quien decretó tres días de duelo nacional, lo ensalzó como “un demócrata desde la primera hora”, y, en el mismo sentido, la expresidenta argentina Cristina Kirchner lo definió como un hombre “profundamente democrático”, lo cual es un insulto a las víctimas de la represión del levantamiento de 2019. Piñera no fue el exponente de una derecha “democratizada”, sino el representante de una corriente política que, en alternancia con la Concertación, garantizó los intereses del gran capital en las nuevas condiciones creadas por el fin de la dictadura. 

 Gustavo Montenegro

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