lunes, 30 de julio de 2018
Lunacharski. Un singular encuentro entre la cultura y la revolución
Personaje central en el debate político y cultural del Octubre ruso, Anatoli Vasílievich Lunacharski (Poltava, Ucrania, 1875-Mentone, París, 1933) ha permanecido entre nosotros en un segundo plano. De hecho, la única vía de acceso al conocimiento de lo que significó este personaje clave en el legado de Octubre sigue siendo el puntilloso estudio de la británica Sheila Fitzpatrick, Lunacharski y la organización soviética de la educación y las artes (1917-1921)/ 1/ basado en las investigaciones de la autora realizadas en Oxford y en Moscú, es sin duda la excepción, y no se trata de una biografía al completo sino del análisis de un periodo breve aunque -eso sí-, el más importante. Anatoli obtuvo su principal apoyo político de la colaboración de Krúpskaia, la esposa de Lenin, y llevado siempre al borde de la catástrofe por un incorregible idealismo, Lunacharski lucharía durante años por llevar a cabo una política cultural revolucionaria. Una odisea a la que es imposible acercarse sin emoción. Desde su carácter de historiadora académica, Sheila reconoce en el prólogo: “!Sería difícil, creo leer los primeros documentos del Narkomprós, sin percibir la emoción de un mundo que se transforma y lo hace para mejorar, que sentían los miembros fundadores del comisariado”.
Este trabajo no es ni lo pretende una biografía al completo, esa tarea está por hacer por hacer, entre otras cosas porque la biografía a la que su colega, el historiador y ensayista de Viatxeslav Polonski dedicó su tiempo y su trabajo, no parece que llegara a publicarse. 2/
Considerando esta realidad, en esta edición se ha puesto cierto hincapié en la atrayente “semblanza” del autor, de manera que se le añaden nuevas informaciones. La de esta modesta introducción centrada en la recepción hispana del personaje, se adopta el retrato que le dedicó poco antes de morir Isaac Deutscher, tan brillante como todos los suyos. Por su brillantez y significación no podía faltar el obituario que le dedicó el propio Trotsky para culminar con unas notas autobiográficas, tratando de esta manera de dibujar un cuadro que nos sitúe ante un personaje único pero escasamente conocido, pero de cuya importancia histórica no se puede dudar, sobre todo en lo que al relato cultural se refiere.
Los que le conocieron lo describen como un tipo alto, desgarbado, desaliñado, locuaz e ingenioso, con conexiones muy amplias sobre el que se sabe poco en lo personal, y Una suerte de un Don Quijote tal como lo describió Varlam Shalamov. Una “rara avís” en el panorama intelectual ruso de antes y después de la revolución, un miembro destacado de la fase final de una generación que atravesó la fase final de lo que algunos especialistas han definido de “Renacimiento ruso”, expresado ante todo en la literatura, pero también en las artes y en el pensamiento. No fue por casualidad que una parte central de los grandes nombres del anarquismo y del marxismo se formaron en este mismo cuadro histórico.3/
Su biografía intelectual es inexcusable para conocer uno de los aspectos más creativos de la revolución rusa hasta su muerte. Luego todo cambió.
Pepe Gutiérrez-Álvarez
Notas
1/ Cuya primera edición original data de 1970. Fue vertida al castellano por Antonio J. Demonts para Siglo Veintiuno editores en enero de 1977, con una reedición en el 2006 amén otra más reciente en Akal, Madrid, 2017.
2/ Entre los colaboradores más próximos de Lunacharsky se encontraba Viatxeslav Polonski (Sant Petersburg, 1886-1932), maestro, periodista e historiador, pasó del menchevismo al bolchevismo en 1918, formó parte del Comisariado Popular, así como de la Sociedad de Historiadores Marxistas, editor y director de revistas i publicaciones literarias de prestigio durante los años veinte. Conoció a Andreu Nin mientras preparaba una biografía de Lunacharski, sobre la que no existen noticias de edición. Quizás la explicación radique en el hecho de que murió en unas fechas en la que no pocos antiguos mencheviques fueron fusilados por orden de Stalin. Nin tradujo al catalán su biografía de Bakunin (1935). Existe una reedición reciente en Base, Barcelona, 2016, con prólogo de Ferrán Aïsa.
3/ Según la definición de Pierre Pascal (Las grandes corrientes del pensamiento ruso contemporáneo, Madrid, 1929; www.ediciones-encuentro.es/..),”este renacimiento ruso recordaba el renacimiento italiano en que los hombres que lo animaron no eran especialistas de una rama de la vida intelectual, sino que se destacaban a la vez en varias. Todos tenían la ambición de alcanzar las cimas de la cultura”. Una aproximación más reciente y detallada es la de Solomon Volkow, El coro mágico. Una historia de la cultura rusa desde Tolstói a Soljenitsin (Ariel, Barcelona, 2010)
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