martes, 23 de enero de 2018
Durazno, cuna de la reacción
La ciudad que hoy es centro de atención de la política nacional y la opinión pública uruguaya, es uno de los bastiones más importantes de la derecha más reaccionaria del país.
Desde que el genocida de los pueblos indígenas Fructuoso Rivera la convirtió en el centro de la administración de su gobierno, la ciudad y el departamento de Durazno han representado en la historia del Uruguay, uno de los baluartes más importantes del poder de la oligarquía terrateniente y la iglesia católica en el interior del país.
Los Bordaberry
Durazno no sólo cuenta con la ignominia histórica de haber sido fundada en plena invasión portuguesa y sobre la base de la derrota del artiguismo, y luego elegida por Rivera como capital de su gobierno, sino que además cuenta con el privilegio de haber sido la cuna del dictador Juan María Bordaberry, cuyo patrimonio familiar ha perdurado como uno de los latifundios más importantes del departamento.
La familia Bordaberry, además de ligada a la iglesia católica, protagonizó hace diez años, uno de los episodios más bochornosos para la cultura nacional, ejerciendo su influencia y en complicidad con el cura de la parroquia San Pedro del Durazno, quitaron el celebrado y artísticamente reconocido "Cristo en la cruz" del pintor y escultor local Claudio Silveira Silva, obra tallada en naranjo que retrata un Cristo de facciones indígenas resueltamente transgresor y reconocido mundialmente como escultura vanguardista.
Hace algunos años, pudimos observar el notorio deterioro de la obra de arte, producto del crimen de los bordaberry y compañía contra la cultura, cuando pedimos permiso para apreciarla en un galpón viejo al que la iglesia lo había confinado, con evidente odio y menosprecio.
Otra nota de color la constituye el hall de la Intendencia Departamental de Durazno donde aún permanece colgado el retrato de uno de los intendentes de la última dictadura cívico-militar, el Cnel. Ángel D. Barrios, uno de los tantos ejemplos de una consolidada cultura de la impunidad en el departamento.
Cuna del revisionismo histórico reaccionario
Ciudad generosa, Durazno además de ser posición de avanzada material y económica de la oligarquía, también es uno de sus reductos ideológicos conservadores, productor del relato histórico del sector más rancio de las clases dominantes, uno de sus principales intelectuales el historiador Óscar Padrón Fabre, director del Museo Casa Rivera, es un riverista "sofisticado", y principal propagandista contra la herencia de la cultura indígena en nuestro país, la demonización del pueblo originario y la justificación en última instancia de su exterminio.
En Durazno, nido histórico de fachos y reaccionarios que entre otras bajezas se dignaron a insultar a Alfredo Zitarrosa en el Festival de Folklore al grito de"callate perro comunista", es hoy escenario de los conciliábulos principalmente de la oligarquía terrateniente y su partido orgánico: el Partido Nacional para conspirar contra los sectores populares solo en favor de sus intereses de acumulación.
Matías Matonte
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