sábado, 31 de mayo de 2025

“Masacre deliberada” de palestinos en el punto de entrega de comida fijado por Israel


Los peores pronósticos de la ONU y de las organizaciones humanitarias que actúan en Palestina se han cumplido. Al menos tres personas fueron asesinadas, decenas fueron heridas y otras tantas desaparecieron en una estampida cuando el ejército israelí abrió fuego contra una multitud desesperada, mayormente mujeres y niños, que rompieron las vallas intentando alcanzar el punto de distribución de alimentos en Rafah, al sur de Gaza. 
 Israel fijó el punto de distribución en el llamado “corredor Morag”, una zona bajo control militar, que divide Rafah del resto de la Franja. Miles de palestinos famélicos habían esperado varias horas, “bajo el calor abrasador del mediodía”, que la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) les entregara comida, con el zumbido de los helicópteros militares sobre sus cabezas. Cuando saltaron las vallas, comenzó la balacera. 
 Fue el primer día de operaciones de la Fundación, un sello de goma inventado hace unas semanas por Estados Unidos e Israel para monopolizar la distribución de la ayuda humanitaria, desplazando a la ONU, las ONGs y los funcionarios del gobierno gazatí. 
 Un funcionario de alta jerarquía de la ONU señaló que la mayoría de las heridas se debieron a tiros disparados "desde las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel)". El ejército israelí afirmó que solo efectuaron “disparos de advertencia”. 
 Según un informe de The New York Times, la GHF surgió de “reuniones privadas de funcionarios, militares y empresarios afines con estrechos vínculos con el gobierno israelí”. Utilizan contratistas privados armados para custodiar el traslado y la entrega de alimentos. Hace unos días, el director de la Fundación, Jake Wood, anunció su dimisión “por falta de transparencia” y porque no se garantizaba un funcionamiento neutral. Lo concreto es que les dispararon en vez de entregarles la miserable caja que no cubre ni tres días de las necesidades alimentarias de una familia con tres hijos (Al Jazeera 28/5). 
 Un comunicado del gobierno de Gaza denunció que “las fuerzas de ocupación, emplazadas en esas zonas o en sus alrededores, abrieron fuego contra civiles hambrientos que habían sido atraídos a esos lugares con el pretexto de recibir ayuda”. El incidente, añadió, “es la prueba irrefutable del fracaso total de la ocupación israelí a la hora de gestionar la catástrofe humanitaria que ha creado deliberadamente (…) es una masacre deliberada y un crimen de guerra en toda regla, cometido a sangre fría contra civiles debilitados por más de 90 días de hambre provocada por el asedio”. 

 “Plan imprudente e inhumano” 

Las ONU, MSF, Missing Children, entre otras tantas ONGs, llevan meses denunciando que Israel utiliza el hambre como arma de guerra. Y advirtieron tempranamente que la GHF carecía de toda experiencia, no respetaba los principios humanitarios y desplazaría “aún más a las personas de sus hogares, ya que los palestinos debían trasladarse para llegar a los pocos puntos de distribución prefijados por Israel” (Al Jazeera 28/5).
 Los palestinos acusaron directamente a Israel de generar un caos social que colabore con la limpieza étnica. Y dijeron que la concentración de la ayuda en el sur de Gaza es una estrategia para despoblar el norte, tal como planea el ejército israelí. 
 Mientras que la anterior red de distribución dirigida por la ONU operaba en unos 400 puntos de la Franja, el GHF solo ha establecido cuatro «megacentros» para los 2,3 millones de habitantes. 
 La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que cerca de 616.000 gazatíes se han visto obligados a desplazarse en el interior de la Franja desde la violación israelí del alto el fuego, el 18 de marzo. Algunos tuvieron que huir hasta 10 veces porque los bombardeos a los albergues son “habituales”. 
 Los bombardeos incesantes y las 31 órdenes de desplazamiento atrapan a cientos de miles de personas en espacios cada vez más reducidos. El 19 de mayo, una sola orden de desalojo a gran escala en Jan Yunis afectó al 22% de la población de la Franja, mientras que otra orden emitida el 26 de mayo afectó al 40% del centro y el sur de Gaza. 
 Las zonas militares prohibidas cubren ahora alrededor del 80% de Gaza, sin que ninguna zona haya quedado a salvo de los ataques.
 En tanto, la UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, exigió que se investigue la “ejecución sumaria” de Kamal, el último de sus 310 trabajadores asesinados por el ejército israelí. El hombre, que trabajó 20 años para Naciones Unidas, había salido de su casa el 23 de marzo con uniforme de la ONU y en un vehículo identificado. El cadáver fue encontrado esta semana en una fosa común junto con los cadáveres de otros trabajadores de la Media Luna palestina. Este martes la UNRWA denunció la “incursión ilegal” de colonos y de al menos un parlamentario israelí en su sede principal en Jerusalén Este. 

 Un régimen infanticida 

El Ministerio de Salud de Gaza informó que 16.506 niños palestinos, identificados por nombre y apellido, han sido asesinados desde el 7 de octubre de 2023, incluidos 916 bebés menores de un año.
 Según los datos, 4.365 de los niños tenían entre uno y cinco años, y 6.101 entre seis y 12. El resto de las víctimas tenían entre 13 y 17 años. 
 De los bebés, 343 tenían menos de un mes. Algunos murieron en ataques aéreos israelíes, mientras que otros fallecieron a causa de los cortes de electricidad que inutilizaron equipos médicos esenciales, como incubadoras, o provocaron retrasos en la recepción de atención médica crítica. 
 El ministro de Sanidad palestino afirmó que más de dos docenas de niños habían muerto recientemente por causas relacionadas con la inanición y que muchos miles más estaban en peligro. “En los últimos días hemos perdido a 29 niños”, declaró a los periodistas el ministro de Sanidad palestino, Majed Abu Ramadan. 

 Olga Cristóbal
 29/05/2025

Discurso sobre el libre cambio | Marx con Xabier Arrizabalo


viernes, 30 de mayo de 2025

Repudiemos la visita de Milei a Israel


Un viaje en el punto más álgido del genocidio contra el pueblo palestino 

 La gira internacional del mes de junio del presidente Javier Milei contará con un cierre estelar en Israel, junto a los responsables del genocidio contra el pueblo palestino. El mandatario argentino se reunirá con el primer ministro Benjamin Netanyahu, sobre quien pesa una orden de arresto por parte de la Corte Penal Internacional debido a crímenes de lesa humanidad. Hablará también ante el parlamento y suscribirá un memorándum de entendimiento que profundiza las relaciones con el Estado sionista, a contramano del creciente repudio popular global al plan de anexión de la Franja de Gaza, la intensificación de los bombardeos y un bloqueo draconiano que sumió nuevamente a la población en la hambruna. 
 Milei recibirá en la Knesset un galardón (Premio Génesis) por su compromiso con Israel y un premio de un millón de dólares que donará para el desarrollo de propaganda israelí en América Latina, según informó Infobae (27/5). La Fundación que lo condecoró valora tanto las medidas en respaldo a Israel (votaciones argentinas en organismos internacionales, declaración de Hamas y Hezbollah como organizaciones terroristas, etc.) como su orientación económica, incluyendo el ajuste fiscal. Devolución de gentilezas: uno apoya el plan criminal en Gaza, los otros el ajuste brutal en Argentina.
 El memorándum de entendimiento, anticipado en noviembre de 2024 por Milei en un encuentro de la Cámara de Comercio Argentino-Israelí (CCAI), consagra un alineamiento con Tel Aviv detrás de la fachada del combate del “terrorismo”. Según Clarín (27/5), “apuntará a elevar los grados de cooperación militar y de seguridad mayor a los que ya hay secretos entre los israelíes y libertarios” (negritas nuestras). Una pieza de estos acuerdos sigilosos es Mario Montoto, titular de la CCAI, cuyas empresas de vigilancia están enlazadas con firmas del complejo de seguridad israelí y cuentan con numerosos convenios con Estados provinciales argentinos. 
 Existe un interés entre las partes en profundizar los negocios. El embajador argentino en Israel, el rabino Axel Wahnish, habría organizado una reciente visita de 300 empresarios a Israel (Iton Gadol, 27/5). También se espera el anuncio de un vuelo directo entre Tel Aviv y Buenos Aires. 
 Otro aspecto de la gira son las promesas del presidente argentino de trasladar la embajada argentina a Jerusalén, siguiendo los pasos de Donald Trump durante su primera presidencia. Como gesto, la residencia del embajador argentino fue trasladada en 2024 a dicha ciudad, que es reclamada por los palestinos como capital. Dicha residencia sería, ahora, la sede de un encuentro entre Milei y familiares de rehenes en Gaza. El presidente argentino llegaría a Israel el 11 de junio. Exactamente al revés que su orientación, corresponde la ruptura de lazos diplomáticos y comerciales con el Estado israelí y el repudio del genocidio contra el pueblo palestino. 

 Gustavo Montenegro

jueves, 29 de mayo de 2025

La disolución del PKK, un golpe a la lucha de las masas de Medio Oriente


Acerca del anuncio del Partido de los Trabajadores del Kurdistán 

 El PKK anunció su desarme y disolución El dirigente máximo del Partido de Trabajadores del Kurdistán (PKK), Abdullah Öcalan, preso en las cárceles turcas desde 1999, proclamó, en una carta el pasado febrero, la disolución del PKK y el desarme de la organización militar del partido. Luego, el XII Congreso del PKK, reunido del 5 al 7 de mayo, confirmó estas resoluciones, bajo el lema de que “no se trata de un fin sino de un nuevo comienzo”. 
 La noticia, que sacudió los medios políticos, implica el fin de la lucha armada y de la guerrilla kurda que opera desde hace cuatro décadas en cuatro países -Turquía, Siria, Irán, Irak- y cuya represión ha costado 40.000 muertos y desplazamientos multitudinarios de la población. 
 Los motivos de la decisión que han sido publicados, son de tipo general pero no dejan de señalar un curso estratégico: “el colapso del socialismo real en la década de 1990, la desintegración de la política de negación de las identidades étnicas en el país, los avances en la libertad de expresión, que llevaron al PKK a un estado de insignificancia” afirma Öcalan en la carta leída por la delegación del partido DEM (antiguo HDP), la organización política pro kurda en Turquía.
 ¿“Avances en la libertad de expresión”? ”¿Desintegración de la política de negación de las identidades étnicas?” ¿En la Turquía de Erdogan, que ha perseguido e intervenido los distritos donde electoralmente ganaban representantes de las comunidades kurdas? Es insostenible. 
 En cambio, llama la atención que no se levante ninguna de las banderas históricas del pueblo kurdo como la autonomía, el reconocimiento oficial de su lengua, la libertad de los presos políticos. Tampoco se hace mención al proceso y destino de la administración autónoma del Este de Siria en Rojava (zona administrada por los kurdos en la frontera con Turquía, con fuertes vasos comunicantes con el PKK), ni la lucha que los kurdos de Kobane (también en Siria) llevaron adelante contra el Estado Islámico. Líderes de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), actuantes en dichas regiones, han declarado que el proceso de desarme del PKK no los involucra y se orientan a integrarse al nuevo gobierno sirio. “Si este proceso tiene éxito –dijeron- tendrá un impacto positivo para nosotros y Turquía ya no tendrá ningún pretexto para atacar nuestra región". Históricamente, las cosas suceden al revés: por lo pronto la camarilla del gobierno sirio ha planteado que no negociará con ningún grupo con armas en mano. Sirva esto para ver las ramificaciones geopolíticas de las decisiones del PKK. 
 Aún con la incertidumbre existente sobre el curso de las negociaciones que estarían en curso, queda claro que la disolución y desarme del PKK aparece como una rendición incondicional al gobierno de Erdogan y sus aliados derechistas. Entre ellos el partido de ultraderecha MHP, socio del gobierno del presidente Erdogan desde 2015, que fue quien tomó la iniciativa de negociar con Öcalan sobre la base de esas condiciones. 
 Öcalan, por su lado, ha teorizado sobre el agotamiento de la etapa de lucha armada y la necesidad de un “proceso de paz” que permita la coexistencia del pueblo kurdo en una Turquía “democrática”. Depositando expectativas en los partidos del régimen, la Asamblea Nacional y en el propio Erdogan. Fuerte viraje derechista de una corriente que supo reivindicarse marxista-leninista y hoy plantea una asimilación “democrático” – liberal a la República autoritaria de Erdogan. En enero de este año, el gobierno turco intervino la comuna de Akdeniz, una ciudad de 255 mil habitantes, donde había triunfado, meses antes un representante kurdo. El DEM (pro kurdo) llamó a levantarse contra esta decisión. Ahora: ¿la situación cambió?
 La decisión de Öcalan introduce una gran confusión y se convierte en un golpe a la lucha del pueblo de Turquía que se está movilizando en las calles por millones contra el curso despótico del gobierno que encarcela masivamente a activistas y opositores y destituye y proscribe funcionarios electos y candidatos de la oposición, a lo que se suma un fuerte incremento de la ofensiva militar del ejército turco en las regiones kurdas. 
 Erdogan ha planteado sobre la decisión del PKK, que es un paso en la lucha por terminar con el “terrorismo”, que la disolución y el desarme debe extenderse a todos los grupos vinculados, en el norte de Siria y núcleos en Europa y que los servicios de inteligencia turcos controlarán el proceso del desarme. Cuando este culmine se pasaría a la “etapa política”: ninguna concesión, un apriete propio de un Bonaparte represor. 
 Este proceso de diálogo “pacificador” no es el primero. En 2013, Öcalan estuvo dispuesto a pedir al PKK que se desarmara. Para Erdogan fue un intento de colonizar el Kurdistán por "medios diplomáticos" y liquidar la resistencia. Versiones afirman que el objetivo principal actual de Erdogan es obtener el apoyo kurdo para una nueva constitución que le permita, en sus términos, permanecer en el poder más allá de 2028, cuando termina su mandato. Esto sería una traición y capitulación abierta. La lucha del pueblo kurdo, para triunfar, debe estar unida a la que realice el pueblo trabajador turco. Y viceversa: no habrá libertades democráticas en Turquía, sin que cese la represión sobre los kurdos. Un 20% de la población turca es de origen kurdo. 
 Todo está por verse. No parece que Erdogan, que se viene afirmando entre los liderazgos de Medio Oriente, esté dispuesto a conceder a sus enemigos históricos. La iniciativa del “diálogo pacificador” partió de la ultraderecha del MHP que ya en 2024 propuso la liberación de Öcalan si el PKK deponía las armas. Versiones indican que los anuncios no han caído bien en la base del PKK y sectores populares. Hay que ver la respuesta en los combatientes del PKK y mantener la más absoluta independencia política de esta maniobra y los partidos que la impulsan.

 Sergio Villamil

miércoles, 28 de mayo de 2025

Una tragedia americana: cuando la inmigración se convierte en espectáculo


Una madre ayuda a su hijo a cruzar la cerca de alambre de púas en Eagle Pass, Texas, después de cruzar a Estados Unidos desde México. 

 Nada refleja mejor el sueño americano que competir en pruebas extremas para ganarse el derecho a vivir en la tierra de los «justos» y los «libres» 

 El Departamento de Seguridad Nacional (DSN) de Estados Unidos está considerando la idea de convertir el proceso de obtención de la ciudadanía en un espectáculo televisivo al estilo yanqui. 
 ¿Para qué someterse a engorrosos exámenes y trámites legales lentos, cuando se puede, simplemente, competir en una serie de desafíos al estilo reality show? 
 Ver a inmigrantes enfrentándose por su lugar en la «tierra de las oportunidades», mientras realizan pruebas de resistencia dignas de un programa de supervivencia, parece ser un espectáculo provechoso y divertido para los funcionarios del DSN. 
 Bajo el liderazgo del guionista canadiense Rob Worsoff, conocido por su trabajo en Duck Dynasty –un referente de la cultura estadounidense–, se presenta The American, la nueva odisea estadounidense, tonta y desalmada, promovida por la sinrazón de un sistema en el que solo existes si eres parte del show. 
 En el transcurso de la competencia, a los concursantes se les entregarán premios «tan importantes para la integración» como un millón de puntos de American Airlines, milkshakes de variados sabores, deliciosos Filet-O-Fish de McDonald's, hamburguesas de Burger King y Wendy's, o una tarjeta de regalo de Starbucks. 
 Porque, claro, nada une más a los futuros ciudadanos que un buen café con leche (lo de bueno queda a consideración de los lectores), mientras esperan su turno para el juramento en las escaleras del Capitolio. 
 Sin embargo, no hay que apresurarse, la portavoz del DSN, Tricia McLaughlin, informa que la idea está en «las primeras etapas de evaluación», y que el Departamento recibe cientos de propuestas cada año. Así que, si esta idea no prospera, seguramente habrá otro show para entretener, mientras la burocracia sigue su curso. 
 En fin, parece que ya no basta con poner en venta la ciudadanía estadounidense mediante una visa de «tarjeta dorada», que ofrezca un camino hacia la nacionalidad por cinco millones de dólares –como anunció recientemente el presidente Donald Trump–, pronto podría convertirse en el premio de un reality show. 
 Es que nada refleja mejor el sueño americano que competir en pruebas extremas para ganarse el derecho a vivir en la tierra de los «justos» y los «libres».
 Si alguien tiene alguna duda de los antecedentes ideológicos que acompañan tamaño despropósito, remítase a la historia de los Osage, las naciones Iroquesas, los Pequot y otros pueblos nativos, víctimas de la limpieza étnica cometida por esos mismos «justos» y «libres». 
 En resumen, podemos estar seguros de que las decisiones sobre la vida y el futuro de las personas están en manos de un riguroso proceso de selección que, claramente, no incluye la lógica, la ética ni la humanidad. 

 Raúl Antonio Capote | internacionales@granma.cu 
 27 de mayo de 2025 22:05:07

Bolivia: atomización electoral en medio de la crisis política y económica


En Bolivia están previstas elecciones presidenciales para el 17 de agosto. Hay diez candidatos y al menos ocho están en riesgo de ser anulados o inhabilitados por acciones legales. Hay una atomización del masismo y también de la derecha, pero en todos los casos hay una intención del presidente Luis Arce de proscribir a la oposición de todo tipo, a través del Tribunal Supremo Electoral. Desde Andrónico Rodríguez, quien lidera las encuestas -es considerado la renovación de la izquierda- y se presenta por el Movimiento Tercer Sistema (MTS) que es parte de la Alianza Popular, hasta Evo Morales, quien es considerado padre político de aquel y ahora están distanciados. 
 Según la prensa local, el único partido que no está en peligro es el oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) que presentó como candidato al ex ministro de Seguridad Eduardo Del Castillo, hombre de confianza del presidente Luis Arce y responsable de la represión contra los evistas. El presidente bajó su candidatura este mes porque el desplome en las encuestas no lograba despegarlo de un mísero 5%. La crisis política había escalado el año pasado con el levantamiento militar contra el gobierno de Arce, que Morales primero repudió y luego denunció como un intento de autogolpe del gobierno. 
 Evo Morales está inhabilitado por la Constitución que sólo permite dos mandatos y porque los partidos por los cuales se pretendió presentar perdieron su personería jurídica por no haber superado el 3% en la elección anterior. Según el Tribunal Supremo Electoral -funcional a Arce- su nueva agrupación “Evo Pueblo”, “no existe” ya que sus promotores ni siquiera han solicitado el trámite para obtener su personería jurídica. 
 La cuarta candidata desprendida del MAS es la alcaldesa de El Alto, Eva Copa. Su candidato a vice es el ex vocero de Luis Arce y se presentan por la agrupación Morena. La derecha también se presenta divida en tres candidatos, incluido un outsider semejante a Milei. Los otros dos están vinculados a la oligarquía de Santa Cruz y a los golpistas de 2019. 
 Evo Morales tiene pedido de captura por causas penales, incluida una por estupro, pero se encuentra protegido con una guardia personal y llamó al inicio de movilizaciones desde el lunes 26 de mayo, con una concentración de los nueve departamentos en La Paz, exigiendo la destitución de Arce y la habilitación de su candidatura. 
 Esta disgregación del cuadro electoral es consecuencia de la crisis económica que incluye inflación y desabastecimiento de productos y combustibles, sin que quede clara una diferenciación de alternativas políticas al actual estado de situación. La Asamblea legislativa no le aprobó los préstamos que pedía Arce para que entraran dólares al país. El desequilibrio negativo de la balanza comercial -con el agotamiento de los pozos de gas- sumergió al país en un colapso monetario que estranguló el suministro de dólares y provocó escasez. Desde hace semanas hay largas colas para llenar el tanque en un país que hasta hace poco fue un gran exportador de gas. Esta situación está perjudicando el comercio y la producción agrícola y disparando los precios de los alimentos. La inflación acumulada en 2024 alcanzó el 9,97 %, la cifra más alta desde 2008. Solo en el primer cuatrimestre del año, la inflación interanual se situó en 5,95 %, según datos oficiales. (Infobae 24/05) Así, Bolivia es el tercer país con mayor inflación de América latina. La brecha con el dólar paralelo es de más de tres a uno y también hay mercado negro de alimentos. El Gobierno de Bolivia anunció 11 medidas y siete decretos ante la crisis, entre las que se encuentra el control militar en las fronteras y el decomiso de productos de contrabando, particularmente alimentos de primera necesidad. 
 El masismo se encuentra aún más disgregado que la derecha, mientras el POR (Partido Obrero Revolucionario) llama a anular el voto. El problema para los trabajadores es no lograr forjar una vanguardia que se posicione en el panorama político con una real perspectiva independiente y socialista.

 Aldana González
 27/05/2025

Operación Carlota: Hazaña militar de Cuba en Angola


martes, 27 de mayo de 2025

Panamá: Mulino redobla la represión y los trabajadores responden con más movilización, huelgas y piquetes


Panamá entra en su cuarta semana de huelga general, encabezada por los docentes, trabajadores de la construcción y de las fincas bananeras, además de pueblos aborígenes. Reclaman contra la reforma previsional, el memorándum con Trump para asentar bases militares yanquis, la minería a cielo abierto y un embalse para alimentar al canal.

 La represión 

A los docentes les tienen retenidos los salarios, la empresa Chiquita Brands Internacional despidió esta semana a 5.000 de sus 7.500 trabajadores y detuvieron a dos líderes sindicales de la construcción -más uno, Saúl Méndez, que se asiló en la embajada de Bolivia-.
 Además, hay más de doscientos detenidos por las protestas y cientos de heridos por la represión policial. La persecución es especialmente encarnizada contra los aborígenes, quienes denuncian que les allanan las casas periódicamente y los fumigan con gas pimienta desde helicópteros. Todas las poblaciones originarias están militarizadas.

 La respuesta popular 

Sin embargo, esta semana en la provincia de Darién algunos pueblos aborígenes echaron machete en mano a los antimotines que intentaban despejar los piquetes con balas de goma y gases y lograron retener a una unidad policial.
 Luego, tras la detención de los líderes del SUNTRACS Jaime Caballero y Genaro López -a quienes les armaron una causa por lavado de dinero y les allanaron los locales- la movilización, multitudinaria, se redobló hacia la casa de la Presidencia por la Avenida Costera, en una marcha de más de tres horas.
 Chiquita -el nombre actual de la United Fruit Company, que en el pasado organizó golpes de Estado y asesinó a un millar de trabajadores en huelga- procedió a los despidos cuando no pudo frenar la huelga por otros medios. 
 El Gobierno había aceptado supuestamente las peticiones de los trabajadores, pero estos se negaron a levantar hasta que no estuvieran plasmadas por ley. Se respaldan en los antecedentes. 
 La empresa aduce que lleva más de 75 millones de dólares de pérdida. 
 Toda la zona de Bocas de Toro continúa bloqueada por los piquetes y ni la policía puede acceder.

 Cómo sigue 

El Gobierno se debate entre ir al diálogo o redoblar la apuesta llamando al estado de sitio en la provincia de Bocas de Toro. La semana pasada había desautorizado a los gobernadores que quisieron implementar el toque de queda por miedo a la respuesta popular. 
 Los docentes llamaron a continuar con la huelga, pero en la misma conferencia de prensa le exigieron a la Iglesia que intervenga. Esta, por su parte, lanzó un comunicado del Consejo Ecuménico llamando al diálogo, pero sin ofrecerse como mediadora.
 En el conflicto de 2022, cuando las movilizaciones y las huelgas rechazaban el alza en los precios de los alimentos y los combustibles, la intervención de la Iglesia le sirvió al gobierno de entonces para descomprimir y ganar tiempo. “Aceptó” los reclamos y, una vez desarmada la movilización popular, borró con el codo. 
 Los líderes de los pueblos originarios que se niegan a sentarse con el Gobierno hasta que no dé pie a todos los reclamos, también le mandaron una carta al papa pidiéndole intervención. 
 Los sindicatos de la salud anunciaron nuevas medidas de lucha para esta semana. Aldana González 26/05/2025 
 El presidente Mulino no cuenta con apoyo popular de ningún tipo. Su legitimidad está cuestionada desde antes de que estallara la crisis, ya que fue candidato sin haber sido refrendado en las internas abiertas. Tuvo que ocupar el lugar en la lista que fue dejado por el candidato presidencial Ricardo Martinelli, tras su renuncia por denuncias de corrupción, y en las elecciones generales fue elegido por poco más del 30 % de los votos.
 Además del apoyo de Trump, Mulino solo cuenta con el apoyo del capital financiero que está ávido por hacerse con los fondos de pensión de las AFP.
 Al mismo tiempo sigue paralizada la venta de los puertos alojados en cada extremo del canal. De un lado China presiona a la empresa hongkonesa para que no venda, del otro, Trump exige que se los entreguen a Black Rock, mientras que Mulino trata de inventar irregularidades para quitarles la concesión. 
 Trump, no satisfecho con haber logrado prioridad de paso para sus buques de guerra, también pretende que su marina mercante pase por el canal sin pagar aranceles, algo que sería insostenible para la economía panameña. n Panamá, -donde transita casi el 40 % de los contenedores estadounidenses y el 5 % del comercio mundial-, junto con la soberanía del país y las reivindicaciones de las masas se disputa un lugar estratégico para la guerra comercial.

Aldana González
26/05/2025

lunes, 26 de mayo de 2025

La deuda de Estados Unidos pierde la calificación “libre de riesgos”


En 100 días, Trump agravó el riesgo financiero y la incertidumbre económica. 
 Puede transformarse en el inicio de una nueva crisis financiera. 

 La agencia de calificación Moody's anunció la reducción de calificación de la deuda de Estados Unidos. Dijo que espera que el déficit fiscal federal se amplíe hasta alcanzar el 9% del PIB para 2035, frente al 6,4% del año pasado, debido al aumento de los pagos de intereses de la deuda, el gasto en prestaciones sociales y una "generación de ingresos relativamente baja". La reacción fue inmediata: los bonos del Tesoro estadounidense caían luego de la descalificación, elevando las tasas de interés a 30 años a su nivel más alto desde 2023. 
 Así, 29 billones de dólares en bonos de deuda han sido reducidos en su calificación crediticia. Ya la deuda de Estados Unidos no tiene ninguna agencia que la clasifique “libre de riesgos” y le adjudique calificación de AAA+. Las otras principales agencias, S&P (2011) y Fitch (2023), ya habían retirado previamente la máxima calificación. 
 “Esta rebaja en nuestra escala de puntuación de 21 niveles refleja el aumento durante más de una década de los ratios de deuda pública y pago de intereses a niveles significativamente más altos que los de países con calificaciones similares”, escribió Moody's. 
 El creciente costo del endeudamiento tiene una mayor incidencia en el presupuesto público, ya el gasto en intereses se acerca al gasto en Defensa. Casi 1 de cada 7 dólares que gasta Estados Unidos se destina al pago de intereses. Las nuevas subas de las tasas de los bonos encarecerán el monto de su servicio y el total del endeudamiento. 

 El objetivo de la Ley de Impuestos y Gastos es mantener la reducción de impuestos a los capitalistas

 Moody's reduce la calificación mientras se debate en la Cámara de Representantes la Ley de Impuestos y Gastos, que llevó a un enfrentamiento entre republicanos sobre el alcance del ajuste. Aunque el proyecto recorta el gasto en Medicaid (servicio médico), un grupo de representantes considera que es insuficiente y bloquea un acuerdo para aprobarlo.
 El proyecto oficial también reduce varios impuestos que fueron promesas de campaña, como a las horas extras y propinas; y aumenta el gasto en la “seguridad fronteriza” y en defensa, incluyendo un sistema antimisiles continental llamado “Golden Dome”. El proyecto en debate contempla continuar con la reducción de impuestos de Trump durante su primer mandato (2017), que redujo los impuestos para contribuyentes pero concentró la mayor parte de los beneficios entre las personas y empresas más adineradas. Gran parte de esta legislación expira a finales de año, por lo que de no aprobarse la mayoría de los contribuyentes -en especial las empresas- verían subir sus tasas. 
 El debate continúa, pero el proyecto en discusión ya elevó los rendimientos de los bonos del Tesoro al mayor nivel de tres años, ya que la ley provocaría una emisión de más deuda pública. 

 Musk fracasó en reducir el déficit

 El Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), creado por Elon Musk, ha fracasado significativamente en su objetivo de reducir el déficit federal. Las promesas iniciales de un billón de dólares en ahorros se redujeron drásticamente a 150 mil millones, e incluso ese ahorro declarado no se ha traducido en recortes significativos del gasto público.
 Incluso, el gobierno federal ha gastado más de 200 mil millones de dólares más en sus primeros 100 días, en comparación con el mismo período del año pasado. (CBS News, 30/4)
 El conflicto global generado por los aranceles anunciados por agravó las finanzas del Estado. El PBI en el primer trimestre cayó (-0,3%) y el déficit comercial tuvo un salto del 92% debido al crecimiento de las importaciones previas a los aranceles. Mientras en China y Europa la economía creció y el comercio exterior tuvo subas en superávit.
 La situación fiscal de Estados Unidos ya era frágil por el alto endeudamiento cuando Trump asumió. Pero luego del fracaso de Doge y con un déficit en aumento, la gestión de los 100 primeros días la han agravado. Los aranceles hicieron caer la actividad económica y redujeron la recaudación. Los ingresos que éstas medidas pueden recaudar en impuestos arancelarios se calculan entre 200.000 y 250.000 millones de dólares, pero dista de compensar un déficit de 1,8 billones de dólares que puede aumentar en la medida que la economía siga cayendo. 
 A esto se suma el nuevo proyecto de ley presupuestaria ante la Cámara de Representantes, que aumentará el déficit y elevará en 3,3 billones de dólares la deuda en 10 años, en un cálculo conservador. La Ley de Impuestos y Gastos no contempla mayores impuestos para aumentar la recaudación, aunque contempla mantener la reducción impositiva de 2017. En ese año, durante el anterior gobierno de Trump, el endeudamiento del Estado era de 20 billones de dólares; cuando terminó su mandato superaba los 28 billones (un aumento del 40%). Publicitó la reducción de impuestos como una vía para reducir el déficit, pero el resultado fue inverso: incrementó el déficit y el endeudamiento (Washington Post, 6/9) 

 El endeudamiento tiene un costo creciente de renovación

 Estados Unidos logró durante mucho tiempo mantener grandes déficits fiscales gracias al papel estructural que el dólar y la deuda pública estadounidense desempeñan en el sistema financiero global. Sin embargo, la condición de refugio de los activos estadounidenses está cuestionada por una salida de capitales, reflejada en la baja de los bonos y el dólar frente a las principales divisas. Las políticas erráticas de Washington ahora suman otra razón de inquietud e incertidumbre a los grandes inversores globales (Financial Times, 19/5).
 Los rendimientos de los bonos del Tesoro a más largo plazo superaron el 5% luego de la rebaja de Moody's. Esta suba de los rendimientos tiene incidencia en toda la economía (hipotecas, préstamos, créditos de consumo, etc.) y en Wall Street, donde un sector de los participantes tiene posiciones apalancadas con créditos y garantía son acciones y bonos. Una baja de Wall Street producirá evaporación de las valuaciones que impactará en toda la economía.

 La FED y las "tres grandes" son un apéndice de Wall Street 

La Reserva Federal (FED) y las tres agencias de calificación de mayor importancia -Standard&Poors, Fitch Ratings y Moody's- demostraron con su actuación durante la crisis financiera del 2008 ser dependientes y subordinadas a los intereses del capital financiero.
 Son un apéndice de los grandes emisores de acciones, bonos y derivados financieros (del Estado y las corporaciones privadas), que se hundieron en la llamada crisis de las hipotecas y se convirtió en la mayor crisis financiera desde 1930. 
 Las “tres grandes” jugaron un papel central en el engaño a todos los afectados en la crisis financiera del 2008 al calificar acciones, bonos y derivados financieros complejos con las más altas calificaciones de AAA y que su derrumbe demostraron ser insolventes. El banco Lehman Brothers el día anterior a su quiebra tenía la más alta calificación (AAA). 
 Por eso, el Departamento de Justicia y 19 estados iniciaron una demanda a Standard&Poor, que fue resuelta en un acuerdo con el pago de 1.375 millones de dólares, por “acusaciones de que S&P participó en un plan para defraudar a inversionistas en productos financieros estructurados conocidos como Títulos Respaldados por Hipotecas Residenciales (RMBS) y Obligaciones de Deuda Garantizadas (CDO)”, los instrumentos derivados que fueron el detonante y que expandieron la crisis de las hipotecas en el sistema financiero global. 
 Luego del derrumbe de bonos y acciones y de la insolvencia de los grandes bancos, la Reserva Federal implementó una serie de programas de créditos de emergencia y compras de activos devaluados en posesión de los grandes bancos de Estados Unidos y el extranjero y a una línea de préstamos (swaps) a los principales bancos centrales. El costo de esa intervención supera los 16 billones de dólares de la época (2008-2010), según reveló una auditoría ordenada por el Senado.
 Esta intervención de la Reserva Federal transformó la función del banco central: de tener como principal pasivo la emisión monetaria paso a ser los bonos que tuvo que comprar para mantener el sistema financiero global en pie. 
 El salvataje de Wall Street contrasta con los más de 6 millones de estadounidenses que fueron desalojados y no se destinó un dólar en ayudas a quienes fueron tirados a la calle. Se presentaron más de 3.1 millones de solicitudes de ejecución hipotecaria solo durante 2008. 
 La FED y las agencias de calificación, que estuvieron predispuestas al engaño a la población con falsas calificaciones son las que ahora le bajan el pulgar a los bonos del Tesoro, cuando ya están en baja y las emisiones los bancos centrales están reduciendo sus tenencias (Japón, China, etc.). 

 La “nueva” crisis de endeudamiento revela que el MAGA se está quedando sin pases mágicos

 La crisis de endeudamiento que hoy enfrenta Estados Unidos es una consecuencia de los salvatajes de la gran banca desde 2008.
 Es también una expresión que Estados Unidos está perdiendo un papel ordenador de las finanzas internacionales, donde el descenso del dólar revela una fuga de capitales. Su papel hegemónico y de salvataje jugado por la Reserva Federal en 2008 hoy está cuestionado por este alto nivel de endeudamiento. A fin de 2007 la deuda era inferior a 10 billones que era el 62,7% de PBI. Hoy supera 36 billones y el 120% del PBI (datos de la FED). 
 Trump está llevando su propósito de generar beneficios a los capitalistas al punto de generar una crisis de endeudamiento, que puede transformarse en el inicio de una nueva crisis financiera. 

 Sergio Rivero

Ocupación de Gaza desata una crisis colosal


Los asesinados que aumentan a una velocidad inaudita. Bebés calcinados, niños aprisionados entre los escombros, hospitales sin electricidad ni insumos médicos, familias exterminadas, bebés que morirán en breve por falta total de alimento junto con sus madres que no pueden amamantarlos por el grado tenebroso de desnutrición al que las han llevado, el hambre omnipresente como arma de guerra. 
 La ayuda humanitaria que sigue entrando con cuentagotas al miserable ritmo de 80 camiones diarios cuando se necesitan un mínimo de 500. En los dos meses desde que desconoció el acuerdo de alto el fuego, Israel aniquiló por lo menos 3.500 personas. Aunque el ejército lo niega, es un secreto a voces que todas las restricciones para el asesinato de civiles fueron levantadas (Haaretz 23/5). 
 En tanto, los llamados a la limpieza étnica se han exacerbado entre los ministros del gabinete de Benjamin Netanhayu, que reclaman la expulsión total de los palestinos a otros países o el exterminio liso y llano. “No hay niños inocentes, son todos terroristas” dice la bestia negra de Smotrich. “Consideran que levantar el bloqueo, aunque sea de forma mínima y simbólica, es un acto de traición”, afirma Haaretz. Por ello, en su primera conferencia de prensa en 5 meses, Netanyahu prometió que, al final de la actual campaña militar monstruosa, «todas las zonas de la Franja de Gaza estarán bajo control israelí».
 Desde hace 15 días, el reforzamiento de los ataques en Gaza y el inicio de la ocupación de la Franja, echó a cientos de miles a la calle en todas las ciudades importantes de Europa. En La Haya hubo la movilización más nutrida en un siglo. En Estados Unidos, a las movilizaciones se suman las huelgas de hambre de estudiantes en una docena de universidades. En el mundo árabe, los movilizados maldicen la pasividad de los millonarios jeques petroleros. Yemen es el único país que ataca militarmente a los sionistas.
 Las atrocidades sin límite contra niños y bebés obligaron a los gobiernos que se destacan por ser los mayores proveedores de armas y de apoyo políticos a Israel –Francia, UK y Canadá– a amenazar con “medidas concretas” si no se detienen las masacres, de las cuales excluyen el apoyo militar. La intención de la advertencia es, por supuesto, tomar una distancia verbal de Donald Trump, en el marco de los choques comerciales y las políticas divergentes en cuanto a Ucrania. 
 Donald Trump ha reanudado los negocios con los jeques y emires petroleros, con la intención de alejarlos de Irán, con el cual han restablecido relaciones diplomáticas. Este sábado, Trump levantó todas las sanciones a Siria, donde impuso a un gobierno reclutado de Al Qaeda. En Israel la medida se calificó como “pesadilla”. Trump ha retomado un lenguaje que usó en primer lugar en Ucrania –“basta de muertes”– para negociar con Putin. Descubrió que “mucha gente se muere de hambre” en Gaza. Hasta el Wall Street Journal, incondicional del genocidio, publicó esta semana en tapa una foto de niños y mujeres desesperadas, de pie con ollas vacías en una fila para recibir comida, con casas destruidas al fondo. Toda esta gente cuestiona el bloqueo de la “ayuda humanitaria” por parte de Netanyahu, pero no el plan de ocupación de la Franja por parte de las fuerzas armadas de Israel, ni tampoco los bombardeos cotidianos. Mucho menos la ocupación militar de Cisjordania y la expulsión masiva de palestinos de este territorio. Los gobiernos imperialistas han sacado de las gavetas el lenguaje “humanitario” para disfrazar un apoyo que, más allá de Netanyahu, va dirigido a las “Fuerzas de Defensa de Israel”.
 En Israel, la prensa opositora (Haaretz) se interroga impotente acerca de cuándo la población israelí dejará de ignorar lo que ocurre en Gaza, y se desespera de la escasa atención que se presta a los llamados de Yahir Golan, exjefe del estado mayor del Ejército, para cesar la guerra contra la Franja. El impasse de los liberales es tal que depositan sus expectativas en que Trump le suelte la mano a Netanyahu, a sabiendas de que sería una desautorización al alto mando militar. Después de la gira de Trump que salteó olímpicamente a Tel Aviv y concluyó con enormes negocios y venta de armas con los árabes, muchos se preguntan si Israel también está siendo excluido de la nueva arquitectura geopolítica emergente en Oriente Medio, sin reparar que esa “arquitectura’ ha eliminado del escenario a los adversarios del estado sionista (Haaretz 23/5).
 Si hoy se convocara a elecciones, la coalición gobernante obtendría solo 50 de las 120 bancas en el Parlamento, no estaría en condiciones de formar gobierno, supone Channel 13 News 20/5. El sondeo no señala la alternativa que propugnan los encuestados; no menciona a los numerosos opositores que respaldan la necesidad de ‘eliminar’ a Hamas y respaldar al alto mando. Según Haaretz, por otro lado, Hamas aun conservaría la mayor parte de su milicia y de su aparato militar.
 La oposición popular al gobierno existe y se manifiesta, incluso con la osada consigna –para las circunstancias– de acabar con el “genocidio’. El malestar se expresa también en que casi 60.000 israelíes abandonaron el país el año pasado y no regresaron, más del doble que en 2023. El 81 % eran jóvenes y familias, a menudo de entre 25 y 44 años, según la oficina de estadística. Y la empresa Ci Marketing descubrió que alrededor del 40 % de los israelíes que aún permanecen en el país están pensando en marcharse. Pero el éxodo no es lo mismo que una oposición –es un síntoma de la desintegración del estado-. Unos pocos soldados de la reserva se han rehusado a combatir y hasta se han producido suicidios. A la protesta contra la hambruna en Gaza acudieron centenares de manifestantes, decenas de ellos portando fotos de niños asesinados en ataques del Ejército. El viernes se acercaron a la frontera con Gaza en distintos puntos, incluida la ciudad de Sderot, con fotos de los niños asesinados, haciendo caso omiso a la prohibición del gobierno de marchar con esas fotos. Pero el problema que enfrenta el sionismo liberal es que la solución de los “dos estados” está agotada, y la puesta de Gaza bajo dominio de una fuerza militar internacional sería intolerable para el establishment militar de Israel. Después de los golpes asestados a Hizbollah; el derrocamiento del sirio Al Assad y el alejamiento de la región impuesto a Iran y Rusia; la progresiva ocupación militar de Cisjordania y la ocupación de buena parte de Siria y del sur del Libano por el ejército sionista; después de esto, el estado sionista no puede dejar un vacío militar y geopolítico en Gaza. La ocupación militar de la Franja sería, sin embargo, económica (y por lo tanto políticamente) insostenible, porque obligaría a un estado de movilización permanente de la reserva militar. Netanyahu quiere acallar por las armas un impasse histórico del conjunto del Estado. 
 En una entrevista con la BBC, el exprimer ministro Ehud Olmert, del Likud, volvió a repetir que “lo que Israel está haciendo hoy en Gaza se acerca mucho a un crimen de guerra. Hay miles de inocentes que están siendo asesinados, además de muchos soldados israelíes”. Nadie podría acusar a Olmert de pacifista: durante su mandato encabezó la Segunda Guerra del Líbano y en 2009 la criminal Operación Plomo Fundido, que en 22 días asesinó 1.400 palestinos. Simplemente, advierte un impasse, pero no sus raíces históricas: la instalación de un estado puente del imperialismo en un medio histórico ajeno, oprimido y hostil. 
 El ya mencionado Yair Golan, dirigente del partido centroizquierdista Demócratas, exgeneral de alto rango, coincide con Olmert. “Si el país no recupera la cordura (sic), va camino a convertirse en un Estado paria entre las naciones, la Sudáfrica de antaño (…) Un país sensato no hace la guerra contra civiles, no mata bebés como hobbie ni se pone como objetivo la erradicación de todo un pueblo”, agregó. Lamentablemente, Israel ha perdido la “cordura” desde la cuna, cuando nació por medio de una guerra contra civiles y se transformó rápidamente en un régimen apartheid. El jueves pasado, sin ir más lejos, los partidarios de Smotrich y Gvir quemaron viviendas, autos y cultivos de una aldea como en las vísperas de la Nakba en 1948, sin que el ejército interviniera.
 Nadav Eyal, un destacado comentarista israelí, dijo en el diario Yedioth Ahronoth: “Es triste y doloroso que este gobierno nos haya dejado acorralados de este modo”. En efecto, el régimen político y el estado se encuentran ‘acorralados’, pero no solamente por responsabilidad del gobierno actual. Netanyahu se ha reciclado en el gobierno durante tres décadas, y la puesta en marcha de una guerra de exterminio no resulta de una improvisación sino de una planificación sistemática del Estado Mayor. 
 “A medida que aumentan las muertes en Gaza y los soldados se agotan, el movimiento contra la guerra en Israel es cuestión de tiempo. Ya no es posible ignorar lo que está generando una movilización tan prolongada de reservistas: familias que se rompen, negocios que quiebran y un aumento de los suicidios (que el ejército no informa)”. El pronóstico corresponde a un editorialista de Haaretz (23/5), quien señala el malestar entre soldados y reservistas en la fuerza aérea, precisamente la que ha venido matando en masa desde el 7 de octubre de 2023. 
 Otro exprimer ministro, Ehud Barak, también declaró que “la ocupación permanente de la Franja, el traslado de 2 millones de palestinos y el reasentamiento de israelíes en esos territorios son visiones infundadas y delirantes que solo acelerarían el enfrentamiento con el resto del mundo”. Curiosa conclusión, cuando es el imperialismo el que ha llevado a la región a esta situación. Barak, en su momento, tuvo que retirar las tropas israelíes en la guerra del Líbano, en los años 80 del siglo pasado, bajo la presión de la propia tropa. “Necesitamos urgentemente librarnos del peor gobierno de nuestra historia, finaliza. Cuanto antes, mejor”. Lamentablemente para el ministro, no se trata del problema de ‘un gobierno’, sino de un régimen completo y de una historia irreversible. 
 Los medios israelíes coinciden en que las tropas de combate y en los cuarteles generales de las brigadas están agotadas, sean reservistas o no. Los choques internos se multiplican: a mediados de mayo la cadena pública Kan informó que varios soldados de dos batallones de una brigada de infantería fueron juzgados por pedir no ser enviados a Gaza. Se ignora el número de objetores presos por ese motivo pero organizaciones como Rompamos el Silencio o Refusnik los cifran en varios cientos. 
 Un reservista de las Fuerzas de Defensa de Israel que prestó servicio durante 270 días pero que recientemente se negó a continuar con su servicio de reserva, fue condenado el domingo a 20 días de cárcel, la pena más larga impuesta hasta ahora a un objetor de conciencia en la guerra. El capitán (reserva) Ron Finer, comandante de pelotón del batallón 8207 de la brigada 228 «Alon», fue acompañado desde Haifa hasta la cárcel por decenas de sus compañeros. 
 «Estoy conmocionado por la guerra interminable en Gaza, el abandono de los rehenes y la muerte implacable de inocentes», declaró Finer, de 26 años. “No puedo seguir sirviendo mientras no haya cambios. La prisión no me silenciará ni me intimidará, ni a mí ni a mis compañeros». En todas las encuestas difundidas, por lo menos el 70 % de la población apoya el fin de la guerra de Gaza si está atada a la liberación de todos los rehenes. 
 El dos veces centenario The Economist sumó su voz de alarma: Netanyahu, dice, se enfrenta a un momento decisivo que puede alterar la relación de Israel con los palestinos y con Estados Unidos, su aliado más cercano. Si el carnicero de Tel Aviv vuelve a invadir Gaza –“algo que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) están dispuestas a hacer”- dañaría “aún más” las relaciones con Estados Unidos y los Estados del Golfo. La otra vía “implicaría una tregua que podría derrocar al gobierno de Netanyahu, pero repararía la influencia de Israel en la Casa Blanca en un momento en que Trump está reinventando la política estadounidense hacia el Golfo, Siria e Irán”. Una lectura detenida de todo esto revela más confusiones que palabras. Trump acaba de anunciar que seguirá a Israel en la construcción de una “Cúpula de Hierro” para Estados Unidos, como parte de la preparación de la guerra contra China. 
 The Economist cree que la primera opción “es peligrosamente alta” y que “la devastación total de Gaza y el aislamiento (sic) de Israel parecen cada vez más probables”. El ‘aislamiento’ no es la primera preocupación, por cierto, del conjunto del régimen político de Israel. 

 Olga Cristóbal 
 25/05/2025

domingo, 25 de mayo de 2025

La guerra comercial es una trampa de Donald Trump


Los economistas de todo el mundo, los políticos e incluso la gente normal que analiza lo que está ocurriendo en Estados Unidos desde que Donald Trump asumió como presidente para su segundo mandato, están doblemente divididos.

 Por un lado, discuten si lo que está haciendo el mandatario es una locura sin fundamento o si, por el contrario, responde a alguna estrategia inteligente o profunda. Por otro, se preguntan si la guerra arancelaria que ha desatado Trump puede realmente conseguir reindustrializar la economía estadounidense, o si es una mera excusa para lograr otro objetivo. 
 La primera cuestión la he abordado en mis artículos anteriores “El peligro de las medidas económicas de Trump del que pocos hablan” y “¿Y si lo de Trump no es una simple locura personal?”. En este me propongo reflexionar sobre la segunda opción: ¿acaso oculta Trump, detrás de las bravuconerías mediáticas, un plan maestro para devolver a EE.UU. la industrialización perdida?

 Desindustrialización profunda 

 Es cierto que la economía de Estados Unidos ha sufrido una enorme desindustrialización en las últimas décadas. Algunos pocos datos lo demuestran claramente.
 – El empleo en el sector manufacturero pasó de 19,5 millones de personas en 1979 a 12,6 millones en 2024.
 – El peso del sector en el PIB ha caído del 20,3% al 11% del PIB en el mismo periodo.
 – Las plantas con más de 5.000 empleados pasaron de ser 192 en 1977 a solo 49 en 2007. Mientras, los establecimientos manufactureros con más de 500 personas disminuyeron de 4535 en 2000 a 3316 en 2022. Y, en total, se han perdido más de 91.000 plantas desde 1997.
 La estrategia apuntada por Trump es elevar los aranceles para que las empresas que en su día se relocalizaron fuera de Estados Unidos regresen, y también para generar tejido industrial adicional en la economía estadounidense. Así lo afirma explícitamente, e incluso se hace gala de ello, la página web de la Casa Blanca: «Desde que el presidente Donald J. Trump asumió el cargo, su compromiso inquebrantable con la revitalización de la industria estadounidense ha incentivado billones de dólares en inversiones en la manufactura, la producción y la innovación en Estados Unidos, y la lista sigue creciendo». 
 Sin embargo, los datos que allí se presentan para respaldar esa afirmación son anuncios de nuevas inversiones, mientras que el éxito que se asegura va a lograrse contrasta con lo alcanzado por el mismo Trump en su primer mandato, de 2017 a 2021. Según cifras oficiales de la Oficina de Estadísticas Laborales, las ganancias de empleo industrial no representaron una mejora con respecto a años anteriores de esa década y tampoco permitieron recuperar el empleo perdido en la década anterior. 

 Una desindustrialización deseada

 Cuando se habla de reindustrialización, y de la posibilidad de llevarla a cabo en Estados Unidos (o en realidad, en cualquier otro país), hay que tener en cuenta algo clave. Las empresas industriales se localizaron en otros países buscando el máximo beneficio: regímenes de bajos salarios, escasa regulación y apenas derechos laborales. Nadie las forzó. La globalización les servía para ese propósito y las grandes empresas industriales de Estados Unidos la impulsaron para obtener las ganancias más elevadas de la historia. 
 Por esa misma razón no van a volver por patriotismo a su país de origen. Lo harán sólo si allí encuentran mejores condiciones tanto a nivel nacional como de acceso a los mercados globales para obtener la mayor rentabilidad posible. Y el problema que tiene Estados Unidos para reindustrializar su economía es que recobrar esas condiciones es muy difícil, por no decir que imposible, al menos a corto y medio plazo. 

 Una reindustrizalización que precisa salarios y gasto público que no se está dispuesto a soportar 

 Es cierto que algunas grandes empresas estadounidenses, están prometiendo ahora grandes inversiones en su país. Apple, por ejemplo, ha anunciado que invertirá 500.000 millones de dólares y, según el presidente Trump, TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) gastará 100.000 millones en Estados Unidos (otros anuncios de inversión confirmados son de bastante menor envergadura). 
 Son cifras importantes e inversiones significativas, sin duda, pero no dejan de ser simbólicas. Reindustrializar una economía como la de Estados Unidos requiere un volumen de inversiones muchísimo mayor del que se está anunciando a cuenta gotas, y seguramente por la presión que la presidencia puede estar generando sobre sus directivos. 
 Sólo para infraestructuras civiles, la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles estima que se necesita una inversión de 7,4 billones de dólares hasta 2033, y, según un informe de la consultora EY, 4,1 billones hasta 2050 para tecnología e infraestructura energética.
 Aunque hay más, pues lo que se requiere no sólo son muchos billones de dólares en inversiones diversificadas y bastante tiempo por delante. 
 Los analistas Andrew Grantham y Avery Shenfeld han calculado que, para obtener una producción industrial que equilibre la balanza comercial de Estados Unidos, se necesitaría disponer de 3,5 millones de empleos adicionales. Teniendo en cuenta que el mercado laboral del país ya está saturado, lograr ese incremento en la oferta de empleos necesitaría aumentar el flujo inmigratorio y, además y al mismo tiempo, elevar sustancialmente los salarios, lo cual lógicamente reduciría los márgenes con los que ya se han acostumbrado a operar las grandes empresas industriales. 
 Y, en cualquier caso, ni siquiera ahí acabarían las dificultades. Para reindustrializar una economía del siglo XXI que desee ser competitiva se necesita mano de obra muy cualificada que Estados Unidos ha perdido. 
 El CEO de Apple, Tim Cook, lo señaló en un acto público: «En Estados Unidos, podrías tener una reunión con los ingenieros de herramientas, y no estoy seguro de que pudiéramos llenar esta sala. En China, sin embargo, podrías llenar varios campos de fútbol».
 El caso del famoso iPhone es paradigmático, precisamente, porque no sólo con Trump sino desde Obama suele ponerse como ejemplo de lo que se desea que Estados Unidos vuelva a fabricar.
 Con los salarios actuales, se calcula que el costo laboral de ensamblar y probar ese teléfono móvil en Estados Unidos sería de 200 dólares por unidad, frente a los 40 dólares en China. La inversión de medio billón de dólares de Apple parece gigantesca, pero su efecto real puede comprobarse si se tiene en cuenta que se necesitaría una inversión de 30.000 millones de dólares en tres años para trasladar sólo el 10% de su cadena de suministro a Estados Unidos. 
 Tal y como se ha dicho, se puede conseguir que el iPhonese fabrique en Nueva Jersey, Texas u otro estado, siempre que los consumidores estadounidenses estén dispuestos a pagarlo a 3.500 dólares. 
 Para financiar las inmensas inversiones públicas que se necesitan habría que aumentar la recaudación fiscal y lo que se ha propuesto Trump con la gran reforma fiscal que ya se discute en el Congreso es justamente lo contrario, reducirla para bajar los impuestos a los más ricos y a las grandes corporaciones. Y subir salarios no es tampoco lo que está en la estrategia de las grandes empresas industriales. Al revés, están tratando de relocalizarse en economías con costes laborales aún más bajos.
 En resumen, las dificultades para que la economía de Estados Unidos se reindustrialice son tan extraordinarias a corto y medio plazo que parecen realmente inalcanzables. 

 El gato encerrado 

 Otra cosa es, sin embargo, que se logre volver a localizar allí a empresas de suministro estratégico, en enclaves precisos. Pero ese objetivo más singularizado es mucho más fácil de conseguir por la vía de ayudas y subvenciones, que ya inició Biden, que por aranceles. Y mucho menos cuando estos pueden ocasionar un deterioro generalizado de la economía si se plantean con carácter generalizado y como una auténtica guerra comercial contra todas las naciones del globo, prácticamente sin excepción. 
 Si esto es así, cabe pensar que la estrategia de guerra comercial emprendida por Trump no busca realmente ser efectiva como instrumento de política de reindustrialización. Siempre se ha dicho que, para hacer una tortilla, hay que romper primero los huevos, pero lo que haría Trump si mantuviese su estrategia arancelaria de forma permanente sería destrozar la vajilla y toda la cocina. No creo, pues, que la estrategia de fondo sea la que se está anunciando. 
 Estados Unidos perdió hace décadas la batalla de la industria manufacturera, y la perdió porque el poder económico que gobierna y decide las estrategias apostó por un modelo de economía centrado en las finanzas y el capital tecnológico, unidos ambos a la industria militar, a cambio de importar bienes baratos que paga con los dólares que demanda media humanidad. Y su problema actual no es que desee cambiar de estrategia, sino que está obligado a modificar la fuente con que la financia.
 La guerra arancelaria que ha desatado Trump es una excusa, un señuelo que le sirve para ganar posiciones y lograr otros objetivos. O, más claramente hablando, una trampa. El presidente del Consejo de Asesores Económicos de Trump, Stephen Miran, explicó hace meses lo que, en realidad, se persigue: enseñar el palo de los aranceles para ofrecer luego la zanahoria y lograr apoyo al plan estadounidense de reforzamiento del dólar como moneda de referencia y el paraguas de la protección militar. 
 Lo que de verdad busca Estados Unidos es romper el régimen del comercio internacional basado en reglas y negociación multilateral porque está dejando de ser la potencia económica indiscutible de antaño; crear otras condiciones para poder mantener al dólar como moneda de referencia; y garantizar el poderío militar imperial que necesitan sus grandes empresas como apoyo y cobertura en los mercados y como negocio. A cambio, eso sí, está perdiendo una buena parte del llamado «poder blando» que tan útil le ha sido durante décadas. A tenor de cómo bastantes países han empezando a negociar y las cláusulas que aceptan, podría decirse que Trump no ha cometido ninguna locura. Contemplando la respuesta mesurada y sensata de China y la reacción de los mercados financieros ante la incertidumbre y el temor a enfrentarse a los problemas pendientes con su improvisación y arbitrariedad, se explica que el presidente de Estados Unidos haya tenido que pisar el freno y poner la marcha atrás. Se aventuran tiempos de dificultades, complicaciones y conflictos para todos. 
 En conclusión, es un error mirar tan sólo el dedo de los aranceles de Trump y no a dónde apunta: la reconfiguración del comercio y el sistema monetario internacionales y del espacio geoestratégico global. Hay que seguir analizando. 

 Juan Torres López | 22/05/2025

sábado, 24 de mayo de 2025

Conferencia de Prensa · Elecciones · XV Congreso PIT-CNT · 24/5


Carros de Gedeón: Israel se declara en estado de guerra


El "Mundo Ilustrado", la limpieza étnica en Palestina y la salida “final”. 

 En las últimas horas, el gobierno israelí autorizó el ingreso de “ayuda humanitaria” a Gaza, mientras se producían denuncias acerca de la hambruna mortal a la que es sometida la población de la Franja. Una declaración conjunta de los gobiernos de Gran Bretaña, Francia y Canadá reclama a Israel que cese las operaciones militares en Gaza, cuya ola de muertes califica de “intolerable”, y exige que autorice el ingreso de asistencia alimentaria de parte de las Naciones Unidas. El inglés Starmer ha anunciado también sanciones contra colonos sionistas que despojan de sus propiedades a palestinos en Cisjordania. Senadores norteamericanos, a quienes se identifica como parte del lobby sionista en Estados Unidos, habrían intervenido ante el gobierno de Israel para que se detenga la inanición de la población palestina. En el campo de la ‘izquierda’ no faltó quien viera en estas urgencias de este bloque imperialista que no ha cesado de armar al ejército sionista un acomodamiento a las presiones de las movilizaciones masivas que han tenido lugar en Europa contra el genocidio en Gaza. En la primera fila de esta vocería se anotó el Socialist Workers Party de Gran Bretaña, afiliado a una flamante Internacional Bagayera que todavía carece de nombre oficial. Para el SWP, “la escala del horror (desatado por) Israel en Gaza (…) ha golpeado a los líderes occidentales”. Para la “Coalición Paremos la Guerra” de Gran Bretaña, “estamos empezando a ver las quiebras en el apoyo monolítico a Netanyahu por parte del “establishment”. De acuerdo a un titular de Haaretz (20/5), el diario sionista liberal, “Netanyahu ha enfurecido al Mundo Ilustrado”. 
 Todo esto es, naturalmente, un sofisma, y no solamente porque el apoyo del imperialismo mundial a la guerra del estado sionista sigue inquebrantable. Starmer, de nuevo, anunció el cese de un convenio comercial con Israel que no ha producido nada hasta ahora y se duda de su vigencia. Los tres jinetes del imperialismo “liberal” vienen sosteniendo esta guerra de exterminio, con el ex presidente Biden, desde hace año y medio. Fueron parte de un diseño estratégico más amplio, como el derrocamiento de la dictadura de Al Assad en Siria; la ocupación del sur del Líbano por parte de las fuerzas armadas sionistas y de gran parte del sur de Siria, hasta las cercanías de Damasco. Starmer, Macron y Carney han liderado la campaña contra el “antisemitismo” de quienes vienen luchando contra el ‘horror’ que aquellos admiten ahora. La carnicería humana y política contra el pueblo palestino ha llegado muy lejos como para optar por una retirada supuestamente ordenada. Por eso Netanyahu ha respondido con un ‘seguimos adelante’ contra estas exhortaciones pseudo pacifistas.
 El ala liberal del sionismo israelí ha sido un adelantado en la caracterización de esta guerra de exterminio. El diario Haaretz, por ejemplo, viene suponiendo, desde hace tiempo, que Netanyahu carecía de un plan para la pos guerra, que ahora prosigue para poder continuar en el poder y evitar su encarcelamiento por corrupción. En función de este interés personal, Netanyahu sostiene contra viento y marea la coalición de gobierno con la ultraderecha clerical que ha hecho público el objetivo de matar al pueblo palestino mediante bombardeos a discreción e inanición alimentaria. En el marco de este enfoque, el decano del liberalismo sionista denuncia al primer ministro de “destruir el eficaz trabajo de los servicios de seguridad” y lo acusa de buscar una “guerra infinita” (Forever War). La verdad es que la guerra de exterminio en Gaza fue aprobada desde el primer momento por el estado mayor de las fuerzas armadas de Israel y el gabinete de guerra, al cual Netnyahu incorporó a líderes militares de la oposición parlamentaria. Este plan de guerra no puede adjudicarse a una improvisación incurrida por el ataque supuestamente inesperado de Hamas. En junio del año pasado, Netanyahu produjo un relevo importante en el estado mayor del ejército. Eyal Zamitm, un general de blindados, en lugar de aviadores, designado para su jefatura, presentó un plan de operación terrestre que involucraba a seis divisiones que pondrían fin a la dominación de Hamas y ocuparían el enclave entero (Haaretz, 18/5). Es el que se encuentra en pleno despliegue en la actualidad; ningún departamento de la OTAN desconocía esta estrategia – la limpieza étnica de Gaza. Es lo que avaló Trump en forma oficial cuando comunicó su intención de “apropiarse” de Gaza, convertido en enclave extranacional, para edificar una ‘Riviera’ sobre el Mediterráneo. Esta operación fue bautizada, finalmente, como Los Carros de Gedeón (Gideon Charriots). Las fuerzas armadas de Israel (“Fuerzas de Defensa”) están en juego en este operativo – no el pellejo de Netanyahu. Un fracaso estratégico de la operación Carros sería un golpe existencial la institución fundamental de Israel. 
 Haaretz ofrece otra información significativa – la movilización “de decenas de miles de reservistas” a Cisjordania, para “liberar a las fuerzas regulares” para la ocupación de Gaza. Es probable que la transferencia de reservistas tenga lugar también al sur de Líbano y de Siria. Semejante despliegue de tropas activas y de la reserva equivale a declarar a Israel en estado de guerra. Los jefes de Gobierno que se habrían “quebrado” por los horrores que (¿vieron? ¿leyeron? ¿escucharon?) en Gaza no desconocen en absoluto el alcance estratégico de Los Carros de Gedeón – sólo piden regular humanamente la ayuda alimentaria a la población, para evitar un fracaso de ella. Todos estos gobernantes, con Trump a la cabeza, han bombardeado en forma sistemática al único grupo político-estatal que ha salido a pelear contra la masacre de la ultraderecha sionista – los huties de Yemen. Es oficial la gestión de Trump para que Libia y Siria acojan a palestinos desterrados por esta ‘solución final’. 
 “Unos pocos estados árabes, informa Haaretz, liderados por Arabia Saudita y Egipto, quieren instalar un nuevo gobierno en Gaza, que dependerá de una fuerza militar internacional y ayuda económica extranjera, que incluiría a la Autoridad Palestina”. Si la salida de “dos estados” quedó agotada hace décadas, no la resucitará la instalación de una fuerza militar internacional. El cuadro de guerra internacional que caracteriza al actual momento histórico, no permite el retorno a un estatus que no prosperó en estadios menos conflictivos. La disputa mundial por materias primas de todo orden, para reestructurar las cadenas de producción en función de polos antagónicos, lejos de impulsar salidas ‘pacíficas’ en el Cercano Oriente, anuncia un escalamiento de conflictos bélicos en América Latina y en África. El imperialismo norteamericano ha salido a controlar en forma directa el canal de Panamá e instalar base en el sur de Argentina, e incluso en el paraíso isleño de Fernando de Noronha. 
 La guerra de exterminio en Gaza constituye, por sus alcances y derivaciones, una parte de la guerra mundial. Los trabajadores de todos los países deben verla desde esta óptica – y alistarse para enfrentarla en términos y acciones revolucionarias. 

 Jorge Altamira
 21/05/2025

viernes, 23 de mayo de 2025

Por decreto, Milei pone fin al derecho de huelga en la Argentina


El liberticida quiere atajar una ola de huelgas. 

 El gobierno de Milei acaba de publicar un decreto que representa la liquidación lisa y llana del derecho de huelga en la Argentina. Bajo la forma de una “reglamentación” de las actividades “esenciales” y otras “trascendentales”, la medida oficial cancela la posibilidad de la huelga bajo cualquier circunstancia. 
 En la condición de servicio esencial, el decreto incluye a la energía, el petróleo y las telecomunicaciones, aviones, puertos y transporte por agua. La “esencialidad” abarca también a la educación preescolar, primaria y secundaria, así como al conjunto de los trabajadores de la salud. Para todas estas actividades, el decreto establece una prestación mínima del 75%, que equivale a la proscripción lisa y llana de cualquier huelga. 
 Pero la norma “crea” también la estrambótica categoría de “servicio trascendental”, donde la cobertura laboral de la actividad debe llegar al menos al 50% en caso de huelga. Aquí se encuentra el conjunto del transporte público, los bancos, la gran industria de “proceso continuo”, la industria alimentaria y toda industria afectada “a la exportación”, además de la gastronomía y el turismo. Es difícil encontrar cuál actividad no sería afectada. Pero por si ello ocurriera, el decreto plantea la constitución de una “Comisión de Notables” encargada de dictaminar sobre la inclusión de otras actividades. Los criterios que establece el decreto para incluir otras ramas es suficientemente amplio como para incluir a la totalidad de los trabajadores. En un extremo, puede declararse como actividad “trascendental” a toda aquella que “pudiera afectar metas de recaudación asociadas a las políticas de equilibrio fiscal”. Con excepción del narcodelito, todas las demás actividades tributan impuestos. 
 El decreto que acaba de lanzar Milei es un refrito del capítulo laboral incluido originalmente en el DNU 70, y que quedó suspendido por un fallo judicial. Ahora, forma parte del paquete de las iniciativas de “desregulación” que pilotea Sturzenegger. 
 Este ataque feroz al derecho a huelga tiene lugar cuando en varios de los llamados sectores “esenciales” -como el transporte público o la docencia bonaerense- se están produciendo movimientos de lucha de carácter autoconvocado, en oposición a las burocracias sindicales que firman paritarias a la baja. El decreto de los liberticidas no es contra los aparatos burocráticos que han convalidado su política: apunta contra la clase obrera que comienza a rebelarse contra los cepos salariales y sus gendarmes sindicales. Ni qué decir que la Comisión de Notables que prevé el decreto le guardará algún lugar a los burócratas, para sumarlos a la proscripción en marcha. 

 Marcelo Ramal
 21/05/2025

jueves, 22 de mayo de 2025

Palestina es la causa de la humanidad


La resistencia palestina por la sobrevivencia, es hoy, sin lugar a dudas, la causa de la humanidad. Las atroces imágenes de infantes palestinos asesinados por los bombardeos o por las tropas sionistas de ocupación neocolonial en el territorio de la Franja de Gaza y más regiones de Palestina, ya no sólo han dado la vuelta al mundo, sino que han dejado muy claro el nivel inhumano alcanzado por el imperialismo estadounidense, el gobierno sionista de Israel, los gobiernos aliados europeos del genocidio, y por los sectores, organizaciones, partidos y grupos ultraconservadores y neofascistas que guardan silencio o aplauden frente a la evidencia del mayor crimen de lesa humanidad del siglo XXI.
 En estos días, en el marco del cumplimiento de 77 años de la Nazba (catástrofe), iniciada el 15 de mayo de 1948, hecho histórico que indica el comienzo de la campaña genocida orquestada por el sionismo y el imperialismo británico y estadounidense contra Palestina, ya que fue cuando los palestinos vivieron el primer desplazamiento con fuerza de sus territorios y las primeras acciones de ocupación militar, se realizó una jornada mundial con la participación de miles de personas en muchas naciones, observándose que las expresiones de apoyo a Palestina se multiplican (aunque no se puede negar que sigue habiendo una mayoría de sectores apáticos o que prefieren cerrar los ojos ante el genocidio). Estas movilizaciones de miles de personas en muchos países, como la acontecida, en La Haya, Países Bajos, donde más de 1oo mil ciudadanos salieron a exigir un alto inmediato a los ataques en Gaza y otras partes de Palestina, son el aliciente para la esperanza, para no perder el ánimo ante el terrorífico avance del neofascismo, cuya esencia se mira en las posturas políticas que mantienen los partidos y grupos de derecha, pues las expresiones de odio, de inhumanidad, de beligerancia, de colonialismo descarado, no son casuales referencias a un pasado ya conocido por la humanidad, sino que son el resurgimiento y empoderamiento de expresiones políticas sumamente peligrosas y que deben ser combatidas sin temor, pues el paso del tiempo únicamente alimenta la complicidad y la rearticulación de movimientos antihumanos. 
 El apoyo a Palestina está generando un despertar de miles de personas ante sus gobiernos que callan por temor, complicidad y/o conveniencia. En el caso de los Estados Unidos e Israel, amplios sectores de la población se han manifestado desde el 7 de octubre de 2023, cuando el genocidio se recrudeció, contra la invasión y el exterminio, las juventudes estadounidenses han organizado movilizaciones y protestas en universidades y parques centrales de ciudades importantes, y sectores populares y de trabajadores israelíes, judíos o no, han reforzado su rechazo al gobierno de Benjamín Netanyahu, contra quien ya protestaban desde antes. Pero en ambas naciones, la represión, la persecución y criminalización de los participantes se ha incrementado, al grado en que hoy Donald Trump arresta y amenaza a quienes se expresen a favor de la causa palestina, y ni que decir de Netayanhu, quien intenta mantenerse en el poder en Israel, a través de la fuerza y brutalidad ya demostrada. Y esas son dos de las naciones que hoy guían y representan a Occidente, mientras que los gobiernos de la Unión Europea siguen atados de manos por las amenzas económicas y militares del imperialismo y por la infiltración en sus administraciones de políticos sionistas descarados que, apoyados por los grupos ultraconservadores y neofascistas locales, no permiten un cambio de postura ante el genocidio. Aunque, como ya se dijo, la conciencia de los pueblos se manifiesta, pues en países como España, Italia, Francia, Holanda y otros más, importantes sectores de la población salen a las calles a gritar a favor de Palestina. 
 Entre tanto, y como parte su guerra de exterminio, el genocida gobierno sionista de Israel impide la llegada constante de ayuda humanitaria a las zonas de Palestina con mayor concentración de población, donde escasean alimentos, medicinas y agua. Los hospitales y clínicas de salud están casi por completo fuera de servicio por los bombardeos dirigidos expresamente a negar el derecho a la salud y el derecho a la atención médica en condiciones de guerra, lo cual está estipulado en los tratados internacionales, y su negación por parte del sionismo es sólo una prueba más de que no estamos ante una guerra convencional, sino ante un genocidio de muchas décadas y completamente planificado. 
 Las organizaciones internacionales que deben velar por el bien de la humanidad, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), tienen suficientes pruebas del genocidio y de los crímenes de lesa humanidad que hoy se cometen, y entonces, ¿por qué el genocidio sigue su curso y no son detenidos Israel y los Estados Unidos? Muchas evidencias existen, como, por ejemplo, el reconocimiento cínico del gobierno de Netayanhu de sus planes de colonización de los territorios de Palestina y el descaro de Trump apoyando este proyecto de muerte, ya no sólo con armas y subvención económica, sino también a través de las redes sociales donde difunde videos de burla en los que hace creer -sólo a los ingenuos o cínicos- que la destrucción de Palestina es por la “modernización y el desarrollo”, aunque esas acciones no están planeadas para el bien de los palestinos, pues ha Palestina le tienen destinado el exterminio.
 El genocidio avanza, se recrudece, la muerte de infantes, de mujeres, ancianos y de hombres en resistencia se incrementa. Las tropas sionistas de ocupación avanzan, se posicionan a través del despojo de territorios, mientras el imperialismo se ríe y continúa alimentando el dolor humano con más millones de dólares y armas. Y ante toda esta barbarie, como desde el primer día, los pueblos del mundo no podemos callar, no podemos silenciar la verdad, no podemos quedarnos quietos; la voz de la humanidad debe escucharse contra el genocidio y por un alto inmediato. La causa palestina hoy es, y siempre será, la causa de la humanidad.
 ¡PALESTINA SERÁ LIBRE!

 Cristóbal León Campos | 22/05/2025

El murmullo de las urnas orientales

El Frente Amplio en Uruguay ante la escarcha del desencanto y la ofensiva conservadora 

 Al momento de cerrar estas líneas, el martes 13 de mayo, la prensa del mundo se conmueve con la noticia del deceso de Pepe Mujica. Resulta imposible reescribir la columna en tan breve plazo. Espero referirme a su trayectoria en una próxima contribución. El pasado domingo, las urnas hablaron nuevamente en Uruguay, pero su murmullo esta vez pareció ahogado, más parecido al eco de una advertencia que al clamor de una afirmación colectiva. Las elecciones departamentales de 2025 dibujaron un mapa de contrastes y repliegues, donde la política de cercanía, esa que se encarna en la cuadra y el barrio, pareció teñirse de un aire de desafección o tal vez de desencanto. Las cifras, despojadas de oratoria, revelan lo que los discursos suelen maquillar: un retroceso significativo del Frente Amplio (FA) en la mayoría de los departamentos -incluidos sus bastiones históricos-, la emergencia de la “Coalición Republicana” (CR) en nuevas trincheras departamentales, y el recurrente oxímoron al que apelamos aturdidos de silencio. 
 Montevideo y Canelones, esos dos corazones otrora ardientes del progresismo, vieron aumentar notablemente esta expresión de disconformidad o indiferencia: el voto en blanco o anulado alcanzó el 7,8% en la capital (frente al 4,9% en 2020) y trepó al 11,2% en Canelones (desde un 8,7% previo). En diez de los diecinueve departamentos, esta forma de renuncia cívica se expandió. No fue apenas una elección fría: fue una elección escarchada por el desencanto. Pareciera que la ola mundial de despolitización -y hasta de “antipolítica”- comienza a superar parcialmente la contención de los espigones cívicos orientales.
 En la capital, el clima electoral se percibía asordinado, como si la ciudad caminara de espaldas al calendario institucional. En el interior, en cambio, hubo zonas donde las contiendas municipales encendieron pasiones más que convicciones. Pero incluso allí, la indiferencia tuvo su cuota: Maldonado (7,2%), Colonia (6,6%), Lavalleja (6,4%), Rocha (6,2%) y San José (7,6%) fueron testigos del crecimiento de este voto que no elige, que suspende el juicio, que tal vez espera o que simplemente se aparta. La participación se mantuvo alta (86,6%), como en 2020. Pero esta constancia no debe engañar: la presencia obligatoria no garantiza compromiso. El acto de votar persiste, pero en variados casos, vaciado de decisión. Hay aquí una señal que merece más que un análisis técnico: un pensamiento político que no se conforme con contabilizar lo que pierde o gana, sino que se interrogue por lo que se desvanece. Quizás mi alarma resulte una analogía simplista con el énfasis que en mi libro Olla a Presión, le atribuyo al altísimo abstencionismo en la elección de medio término argentina del 2001 que meses después devino en la mayor insurrección popular que desafió el estado de sitio y depuso 5 presidentes en pocos días. No pretendo extrapolar, pero acaso convenga pensar los síntomas antes de que las tendencias se consoliden. 
 En este tablero movedizo, la CR emergió ya no como ensayo, sino como actor con voluntad de permanencia. En Montevideo, Canelones y Salto -donde el acuerdo se concretó- logró consolidar o conquistar gobiernos municipales claves, como 18 de Mayo, Toledo o Atlántida, arrebatados al FA. La derecha, allí donde se unifica, avanza, aún dejando desechos y heridos a la vera del camino. Pero más allá de los guarismos, la elección dejó una enseñanza que las propias cúpulas partidarias nacionalistas y coloradas se apuran en verbalizar: no hay margen para la dispersión si se quiere disputar el poder local. Río Negro y Lavalleja, donde la fragmentación le impidió la victoria, se volvieron ejemplos punzantes. Salto, por el contrario, brilló como prueba concluyente: con la coalición unificada, el 57,7% de los votos fue suficiente para desplazar al Frente, que quedó con un 38,1%. 
 La derecha parece haber entendido que la aritmética no es solo cuestión de sumas, sino también de símbolos. La CR es ya más que un lema: una amalgama oportunista y distribuidora de cargos y favores, de clientelismo inocultado, que busca interpelar a quienes no se sienten representados por los viejos emblemas o sus nostalgias ideológicas en nombre de algún pragmatismo. Quizás lo más inquietante es que mientras en la izquierda se multiplican las dudas, en la derecha florecen las certezas. La coalición no solo administra: aprende. Y su aprendizaje parece apuntar sin ambigüedades a un 2030 con fórmula única en los 19 departamentos. Tal vez la advertencia más nítida de estas elecciones no provenga de lo que el Frente perdió, sino de lo que el oficialismo proyecta ganar. Al menos clarifica la deriva hacia un nuevo bipartidismo. A pesar de que el FA fue el partido más votado en 12 departamentos, solo logró imponerse a la CR en Montevideo y Canelones. En los otros 17 departamentos, la coalición oficialista teórica (la sumatoria de todos los lemas conservadores) superó al FA, con diferencias que en algunos casos fueron abrumadoras, como en Rivera, donde la ventaja superó el 40%. Una cifra suficientemente contundente como para demoler las expectativas generadas tras el encomiable desempeño del FA en el interior durante el balotaje que llevó a Orsi a la presidencia de la República. 
 Las derrotas en Artigas, Salto y Soriano encendieron señales de alarma. A pesar de las investigaciones judiciales, las imputaciones y los escándalos que involucraban a los candidatos oficialistas en estos departamentos, la merma de votos —aunque significativa— no alcanzó para revertir los resultados: 10.000 votos menos en Artigas, 5.000 en Soriano. La sanción existió, pero en tierras donde el Partido Nacional gobierna con arraigo caudillista, no fue suficiente para torcer la balanza. Más inquietante aún fue el respaldo partidario explícito a figuras cuestionadas, lo que abre una interrogante ética y estratégica sobre la relación entre ciudadanía, gestión y justicia. La tabla adjunta compara los votos positivos entre el desempeño de la primera vuelta nacional, con las departamentales. En los tres casos en que la derecha compitió unificada como CR, se tomaron los valores del balotaje. Es elocuente la caída en casi todos los casos, tanto como el desvanecimiento de las insignificantes expresiones alternativas que se postularon en 2004. 
 El FA, que logró recuperar Río Negro y acarició por primera vez la posibilidad de gobernar Lavalleja, vio sin embargo esfumarse Salto, un departamento de peso demográfico y simbólico, donde la CR alcanzó su primera gestión departamental plena. Ese “enroque” entre Salto y Río Negro fue uno de los pocos desplazamientos de magnitud, pero no por ello menor: muestra que las alternancias siguen abiertas en el litoral, mientras se consolidan hegemonías en el norte y el este, donde el PN se mantiene como poder casi inamovible. Al entregar estas líneas no está definido Lavalleja. 
 En Artigas, Soriano y Salto -tres departamentos marcados por escándalos de corrupción, imputaciones y renuncias, los electores optaron por candidatos vinculados directa o simbólicamente a esas prácticas. Emiliano Soravilla, apadrinado por el clan Caram -cuyos principales referentes fueron condenados por corrupción-, asumirá como intendente tras declarar abiertamente que gobernará junto a la inhabilitada Valentina dos Santos, a quien ya promete nombrar secretaria general. Guillermo Besozzi, imputado por una retahíla de delitos, con tobillera electrónica y prisión parcial hasta tres días antes del comicio, obtuvo sin embargo un segundo mandato en Soriano. Albisu, obligado a renunciar por contrataciones irregulares en Salto Grande, fue premiado con la intendencia de Salto bajo el paraguas de la CR. Las urnas no castigaron: apenas restaron unos miles de votos. Pero lo que debería sacudir la conciencia democrática no es solo la impunidad práctica, sino la naturalización cultural de la connivencia. La corrupción, si es “doméstica”, si ayuda al pago de un sepelio o a conseguir un empleo, deja de ser delito para volverse folklore. El adversario no es el corrupto, sino el que lo denuncia. Y así, poco a poco, se ahueca la política hasta que sólo queda la carcasa de su rito. 
 La cartografía municipal tampoco trajo sorpresas, sino más bien confirmaciones. El FA volvió a demostrar su arraigo esencialmente metropolitano: de los 32 municipios conquistados —el mismo número que en 2020, pese al aumento de alcaldías en juego—, 24 se concentran en Montevideo y Canelones. El crecimiento territorial de la izquierda parece detenido, encapsulado en sus bastiones históricos. Por su parte, el Partido Nacional consolidó su hegemonía en buena parte de los municipios nuevos, extendiendo su dominio local más allá del relato nacional. En algunos departamentos ni siquiera hubo posibilidad de elección: un tercio del electorado no pudo votar a su alcalde, lo que retrata con crudeza la lentitud del proceso de municipalización y la desigual madurez institucional del país. 
 Bajo la superficie de los lemas, los sectores también se midieron. En Montevideo, la hoja 1 del Partido Nacional -símbolo de la unidad blanca dentro de la CR- fue la más votada, aunque perdió 9.000 votos respecto a 2020. Dentro del FA, el MPP emergió como el claro vencedor interno: su lista 609 creció un 40% respecto a la elección anterior, convirtiéndose en el principal sostén de la victoria de Mario Bergara. En cambio, el Partido Comunista y el Partido Socialista retrocedieron drásticamente: el primero cayó un 38%, y el segundo un 40%, revelando un reacomodo interno que aún no termina de estabilizarse. Canelones confirmó esa tendencia: el MPP volvió a liderar, tanto dentro del FA como entre todas las listas, con más de 41.000 votos. El PCU mantuvo sus guarismos, y el PS volvió a mostrar señales de retroceso. En la derecha, Vamos Uruguay —sector colorado liderado por Bordaberry— se posicionó con fuerza, pero sin eclipsar el peso dominante del nacionalismo. 
 El resultado no solo dibuja la fuerza de los sectores, sino que insinúa la orientación futura de las alianzas. Mientras en la derecha la CR experimenta una disciplina creciente, en la izquierda se profundiza una competencia interna por el relato y la conducción. No es aún una crisis, pero sí una bifurcación. Y lo que está en juego no es solo la maquinaria electoral, sino el alma política de cada proyecto. 
 Y mientras la arquitectura partidaria se reconfigura, y los lemas se tensan en su búsqueda de eficacia, hay un dato que permanece -inmutable, sombrío- en el fondo del cuadro: de las 19 intendencias del país, solo una estará encabezada por una mujer. Una vez más, la política subnacional se confirma como coto reservado del poder masculino. Ni siquiera la expansión del número de municipios logró romper esa hegemonía: de 136 alcaldías, apenas 38 estarán en manos de mujeres. El FA, que históricamente levantó las banderas de la igualdad e incluyó en su programa fundante el carácter antipatricarcal, tampoco escapó a este reflejo: sus candidaturas femeninas fueron minoría, y su representación ejecutiva, marginal. La paridad sigue siendo un horizonte discursivo, no una conquista. En un país que nunca eligió una presidenta, en el que los techos de cristal se camuflan como consensos partidarios, esta democracia liberal, fiduciaria, eufemísticamente llamada representativa, sigue arrastrando su deuda de género. Y cada elección que no repara esa injusticia, la perpetua.

 Emilio Cafassi | 22/05/2025