martes, 4 de enero de 2022

El Medio Oriente “está al borde de una explosión”


Esta semana Mahmoud Abbas (Abu Mazen), presidente de la Autoridad Palestina, viajó desde Ramallah, sede de ese proto-gobierno en la Cisjordania, hasta la casa del ministro de defensa de Israel, Gantz, en Jerusalén. El objetivo: “entregar un mensaje -según fuentes sionistas, Haaretz, 30/12/21- que indica que la situación está al borde de una explosión”. Abbas habría dicho: “puede hablar conmigo, y todavía estoy en un papel y una posición que podría hacer avanzar el proceso diplomático, para evitar una explosión. Pero el tiempo se acaba, y es inminente una explosión o un cambio en nuestras posiciones” (Amira Hass, ídem). La periodista israelí destaca que Abbas “tomó otro riesgo para su imagen, yendo a la casa de alguien que a los ojos palestinos es un criminal de guerra responsable de la muerte de miles de palestinos”. Siempre según esta fuente sionista, a Abbas “le exige la renuncia el 75 por ciento” de Cisjordania, “según la última encuesta del Centro Palestino de Investigación de Políticas y Encuestas” (ídem). Abbas sigue una línea pactada con los gobiernos de Jordania y Egipto. Según “informaron medios palestinos los estadounidenses vieron esta reunión con buenos ojos” (ídem).
 Abbas concurrió a la reunión acompañado de “Majed Faraj, jefe del Servicio General de Inteligencia palestino”. “El ministro de Relaciones Exteriores palestino, Riyad al-Maliki”, un día después “se reunió con sus homólogos jordanos y egipcios en El Cairo, con el fin de discutir el impasse en el proceso diplomático entre Israel y los palestinos y las formas de superarlo. Un anuncio oficial al final de la reunión decía que ´se discutió una opción para abrir un nuevo horizonte político, uno que lograría una solución integral y justa… basada en dos estados en las fronteras del 4 de junio de 1967´” (ídem).
 ¿En qué consistiría? El ejército de ocupación sionista -las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI)- sería ´liberado´ de las tareas de policía y protección sobre las colonias sionistas en la Cisjordania. “El periodista Mohammed Daraghmeh de la agencia de noticias Asharq dio detalles, basados en informes que escuchó de altos funcionarios palestinos, sobre las demandas que hicieron los palestinos en la reunión. Estos incluyeron una restauración de la autoridad de seguridad palestina sobre las ciudades como existía antes de la segunda intifada (es decir, la limitación de las incursiones militares de Israel en el Área A), la expansión del área en la que la Autoridad Palestina tiene jurisdicción de seguridad (es decir, una renovación del proceso mediante el cual las FDI vuelven a desplegar, transfiriendo áreas de la categoría B, donde la Autoridad tiene la autoridad para planificar y construir, sin autoridad en asuntos de seguridad, a la categoría A), y el regreso del personal de seguridad de la Autoridad Palestina al cruce del Puente Allenby hacia Jordania. Daraghmeh enfatizó que estos funcionarios no predicen un avance diplomático. Dijeron que Gantz, quien habló sobre generar confianza, no dio señales de regresar al canal diplomático en este momento” (ídem). 
 La AP, siempre según la versión que hemos seguido, reclamó “las bonificaciones económicas que se prometieron”, que “si se cumplen, son fundamentales para la supervivencia del liderazgo palestino” (ídem). 
 Bien mirado, y en palabras de un ex presidente israelí, Avraham Burg, un hombre cuyo “currículum no podría ser más sionista y judío” -dice Ravit Hecht, en Haaretz- el estado sionista se ha vuelto “un estado antisemita” (sic). Lo que antes estaba ´implícito´ ahora se ha sancionado con carácter de “ley -dice Avraham Burg, refiriéndose a que en Israel un ciudadano que no es judío sufrirá por tener un estatus inferior, similar al que sufrieron los judíos durante incontables generaciones. Lo que es aborrecible para nosotros, lo estamos haciendo ahora con nuestros ciudadanos no judíos" (2/1).

Norberto Malaj
03/01/2022

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