sábado, 24 de mayo de 2025

Carros de Gedeón: Israel se declara en estado de guerra


El "Mundo Ilustrado", la limpieza étnica en Palestina y la salida “final”. 

 En las últimas horas, el gobierno israelí autorizó el ingreso de “ayuda humanitaria” a Gaza, mientras se producían denuncias acerca de la hambruna mortal a la que es sometida la población de la Franja. Una declaración conjunta de los gobiernos de Gran Bretaña, Francia y Canadá reclama a Israel que cese las operaciones militares en Gaza, cuya ola de muertes califica de “intolerable”, y exige que autorice el ingreso de asistencia alimentaria de parte de las Naciones Unidas. El inglés Starmer ha anunciado también sanciones contra colonos sionistas que despojan de sus propiedades a palestinos en Cisjordania. Senadores norteamericanos, a quienes se identifica como parte del lobby sionista en Estados Unidos, habrían intervenido ante el gobierno de Israel para que se detenga la inanición de la población palestina. En el campo de la ‘izquierda’ no faltó quien viera en estas urgencias de este bloque imperialista que no ha cesado de armar al ejército sionista un acomodamiento a las presiones de las movilizaciones masivas que han tenido lugar en Europa contra el genocidio en Gaza. En la primera fila de esta vocería se anotó el Socialist Workers Party de Gran Bretaña, afiliado a una flamante Internacional Bagayera que todavía carece de nombre oficial. Para el SWP, “la escala del horror (desatado por) Israel en Gaza (…) ha golpeado a los líderes occidentales”. Para la “Coalición Paremos la Guerra” de Gran Bretaña, “estamos empezando a ver las quiebras en el apoyo monolítico a Netanyahu por parte del “establishment”. De acuerdo a un titular de Haaretz (20/5), el diario sionista liberal, “Netanyahu ha enfurecido al Mundo Ilustrado”. 
 Todo esto es, naturalmente, un sofisma, y no solamente porque el apoyo del imperialismo mundial a la guerra del estado sionista sigue inquebrantable. Starmer, de nuevo, anunció el cese de un convenio comercial con Israel que no ha producido nada hasta ahora y se duda de su vigencia. Los tres jinetes del imperialismo “liberal” vienen sosteniendo esta guerra de exterminio, con el ex presidente Biden, desde hace año y medio. Fueron parte de un diseño estratégico más amplio, como el derrocamiento de la dictadura de Al Assad en Siria; la ocupación del sur del Líbano por parte de las fuerzas armadas sionistas y de gran parte del sur de Siria, hasta las cercanías de Damasco. Starmer, Macron y Carney han liderado la campaña contra el “antisemitismo” de quienes vienen luchando contra el ‘horror’ que aquellos admiten ahora. La carnicería humana y política contra el pueblo palestino ha llegado muy lejos como para optar por una retirada supuestamente ordenada. Por eso Netanyahu ha respondido con un ‘seguimos adelante’ contra estas exhortaciones pseudo pacifistas.
 El ala liberal del sionismo israelí ha sido un adelantado en la caracterización de esta guerra de exterminio. El diario Haaretz, por ejemplo, viene suponiendo, desde hace tiempo, que Netanyahu carecía de un plan para la pos guerra, que ahora prosigue para poder continuar en el poder y evitar su encarcelamiento por corrupción. En función de este interés personal, Netanyahu sostiene contra viento y marea la coalición de gobierno con la ultraderecha clerical que ha hecho público el objetivo de matar al pueblo palestino mediante bombardeos a discreción e inanición alimentaria. En el marco de este enfoque, el decano del liberalismo sionista denuncia al primer ministro de “destruir el eficaz trabajo de los servicios de seguridad” y lo acusa de buscar una “guerra infinita” (Forever War). La verdad es que la guerra de exterminio en Gaza fue aprobada desde el primer momento por el estado mayor de las fuerzas armadas de Israel y el gabinete de guerra, al cual Netnyahu incorporó a líderes militares de la oposición parlamentaria. Este plan de guerra no puede adjudicarse a una improvisación incurrida por el ataque supuestamente inesperado de Hamas. En junio del año pasado, Netanyahu produjo un relevo importante en el estado mayor del ejército. Eyal Zamitm, un general de blindados, en lugar de aviadores, designado para su jefatura, presentó un plan de operación terrestre que involucraba a seis divisiones que pondrían fin a la dominación de Hamas y ocuparían el enclave entero (Haaretz, 18/5). Es el que se encuentra en pleno despliegue en la actualidad; ningún departamento de la OTAN desconocía esta estrategia – la limpieza étnica de Gaza. Es lo que avaló Trump en forma oficial cuando comunicó su intención de “apropiarse” de Gaza, convertido en enclave extranacional, para edificar una ‘Riviera’ sobre el Mediterráneo. Esta operación fue bautizada, finalmente, como Los Carros de Gedeón (Gideon Charriots). Las fuerzas armadas de Israel (“Fuerzas de Defensa”) están en juego en este operativo – no el pellejo de Netanyahu. Un fracaso estratégico de la operación Carros sería un golpe existencial la institución fundamental de Israel. 
 Haaretz ofrece otra información significativa – la movilización “de decenas de miles de reservistas” a Cisjordania, para “liberar a las fuerzas regulares” para la ocupación de Gaza. Es probable que la transferencia de reservistas tenga lugar también al sur de Líbano y de Siria. Semejante despliegue de tropas activas y de la reserva equivale a declarar a Israel en estado de guerra. Los jefes de Gobierno que se habrían “quebrado” por los horrores que (¿vieron? ¿leyeron? ¿escucharon?) en Gaza no desconocen en absoluto el alcance estratégico de Los Carros de Gedeón – sólo piden regular humanamente la ayuda alimentaria a la población, para evitar un fracaso de ella. Todos estos gobernantes, con Trump a la cabeza, han bombardeado en forma sistemática al único grupo político-estatal que ha salido a pelear contra la masacre de la ultraderecha sionista – los huties de Yemen. Es oficial la gestión de Trump para que Libia y Siria acojan a palestinos desterrados por esta ‘solución final’. 
 “Unos pocos estados árabes, informa Haaretz, liderados por Arabia Saudita y Egipto, quieren instalar un nuevo gobierno en Gaza, que dependerá de una fuerza militar internacional y ayuda económica extranjera, que incluiría a la Autoridad Palestina”. Si la salida de “dos estados” quedó agotada hace décadas, no la resucitará la instalación de una fuerza militar internacional. El cuadro de guerra internacional que caracteriza al actual momento histórico, no permite el retorno a un estatus que no prosperó en estadios menos conflictivos. La disputa mundial por materias primas de todo orden, para reestructurar las cadenas de producción en función de polos antagónicos, lejos de impulsar salidas ‘pacíficas’ en el Cercano Oriente, anuncia un escalamiento de conflictos bélicos en América Latina y en África. El imperialismo norteamericano ha salido a controlar en forma directa el canal de Panamá e instalar base en el sur de Argentina, e incluso en el paraíso isleño de Fernando de Noronha. 
 La guerra de exterminio en Gaza constituye, por sus alcances y derivaciones, una parte de la guerra mundial. Los trabajadores de todos los países deben verla desde esta óptica – y alistarse para enfrentarla en términos y acciones revolucionarias. 

 Jorge Altamira
 21/05/2025

viernes, 23 de mayo de 2025

Por decreto, Milei pone fin al derecho de huelga en la Argentina


El liberticida quiere atajar una ola de huelgas. 

 El gobierno de Milei acaba de publicar un decreto que representa la liquidación lisa y llana del derecho de huelga en la Argentina. Bajo la forma de una “reglamentación” de las actividades “esenciales” y otras “trascendentales”, la medida oficial cancela la posibilidad de la huelga bajo cualquier circunstancia. 
 En la condición de servicio esencial, el decreto incluye a la energía, el petróleo y las telecomunicaciones, aviones, puertos y transporte por agua. La “esencialidad” abarca también a la educación preescolar, primaria y secundaria, así como al conjunto de los trabajadores de la salud. Para todas estas actividades, el decreto establece una prestación mínima del 75%, que equivale a la proscripción lisa y llana de cualquier huelga. 
 Pero la norma “crea” también la estrambótica categoría de “servicio trascendental”, donde la cobertura laboral de la actividad debe llegar al menos al 50% en caso de huelga. Aquí se encuentra el conjunto del transporte público, los bancos, la gran industria de “proceso continuo”, la industria alimentaria y toda industria afectada “a la exportación”, además de la gastronomía y el turismo. Es difícil encontrar cuál actividad no sería afectada. Pero por si ello ocurriera, el decreto plantea la constitución de una “Comisión de Notables” encargada de dictaminar sobre la inclusión de otras actividades. Los criterios que establece el decreto para incluir otras ramas es suficientemente amplio como para incluir a la totalidad de los trabajadores. En un extremo, puede declararse como actividad “trascendental” a toda aquella que “pudiera afectar metas de recaudación asociadas a las políticas de equilibrio fiscal”. Con excepción del narcodelito, todas las demás actividades tributan impuestos. 
 El decreto que acaba de lanzar Milei es un refrito del capítulo laboral incluido originalmente en el DNU 70, y que quedó suspendido por un fallo judicial. Ahora, forma parte del paquete de las iniciativas de “desregulación” que pilotea Sturzenegger. 
 Este ataque feroz al derecho a huelga tiene lugar cuando en varios de los llamados sectores “esenciales” -como el transporte público o la docencia bonaerense- se están produciendo movimientos de lucha de carácter autoconvocado, en oposición a las burocracias sindicales que firman paritarias a la baja. El decreto de los liberticidas no es contra los aparatos burocráticos que han convalidado su política: apunta contra la clase obrera que comienza a rebelarse contra los cepos salariales y sus gendarmes sindicales. Ni qué decir que la Comisión de Notables que prevé el decreto le guardará algún lugar a los burócratas, para sumarlos a la proscripción en marcha. 

 Marcelo Ramal
 21/05/2025

jueves, 22 de mayo de 2025

Palestina es la causa de la humanidad


La resistencia palestina por la sobrevivencia, es hoy, sin lugar a dudas, la causa de la humanidad. Las atroces imágenes de infantes palestinos asesinados por los bombardeos o por las tropas sionistas de ocupación neocolonial en el territorio de la Franja de Gaza y más regiones de Palestina, ya no sólo han dado la vuelta al mundo, sino que han dejado muy claro el nivel inhumano alcanzado por el imperialismo estadounidense, el gobierno sionista de Israel, los gobiernos aliados europeos del genocidio, y por los sectores, organizaciones, partidos y grupos ultraconservadores y neofascistas que guardan silencio o aplauden frente a la evidencia del mayor crimen de lesa humanidad del siglo XXI.
 En estos días, en el marco del cumplimiento de 77 años de la Nazba (catástrofe), iniciada el 15 de mayo de 1948, hecho histórico que indica el comienzo de la campaña genocida orquestada por el sionismo y el imperialismo británico y estadounidense contra Palestina, ya que fue cuando los palestinos vivieron el primer desplazamiento con fuerza de sus territorios y las primeras acciones de ocupación militar, se realizó una jornada mundial con la participación de miles de personas en muchas naciones, observándose que las expresiones de apoyo a Palestina se multiplican (aunque no se puede negar que sigue habiendo una mayoría de sectores apáticos o que prefieren cerrar los ojos ante el genocidio). Estas movilizaciones de miles de personas en muchos países, como la acontecida, en La Haya, Países Bajos, donde más de 1oo mil ciudadanos salieron a exigir un alto inmediato a los ataques en Gaza y otras partes de Palestina, son el aliciente para la esperanza, para no perder el ánimo ante el terrorífico avance del neofascismo, cuya esencia se mira en las posturas políticas que mantienen los partidos y grupos de derecha, pues las expresiones de odio, de inhumanidad, de beligerancia, de colonialismo descarado, no son casuales referencias a un pasado ya conocido por la humanidad, sino que son el resurgimiento y empoderamiento de expresiones políticas sumamente peligrosas y que deben ser combatidas sin temor, pues el paso del tiempo únicamente alimenta la complicidad y la rearticulación de movimientos antihumanos. 
 El apoyo a Palestina está generando un despertar de miles de personas ante sus gobiernos que callan por temor, complicidad y/o conveniencia. En el caso de los Estados Unidos e Israel, amplios sectores de la población se han manifestado desde el 7 de octubre de 2023, cuando el genocidio se recrudeció, contra la invasión y el exterminio, las juventudes estadounidenses han organizado movilizaciones y protestas en universidades y parques centrales de ciudades importantes, y sectores populares y de trabajadores israelíes, judíos o no, han reforzado su rechazo al gobierno de Benjamín Netanyahu, contra quien ya protestaban desde antes. Pero en ambas naciones, la represión, la persecución y criminalización de los participantes se ha incrementado, al grado en que hoy Donald Trump arresta y amenaza a quienes se expresen a favor de la causa palestina, y ni que decir de Netayanhu, quien intenta mantenerse en el poder en Israel, a través de la fuerza y brutalidad ya demostrada. Y esas son dos de las naciones que hoy guían y representan a Occidente, mientras que los gobiernos de la Unión Europea siguen atados de manos por las amenzas económicas y militares del imperialismo y por la infiltración en sus administraciones de políticos sionistas descarados que, apoyados por los grupos ultraconservadores y neofascistas locales, no permiten un cambio de postura ante el genocidio. Aunque, como ya se dijo, la conciencia de los pueblos se manifiesta, pues en países como España, Italia, Francia, Holanda y otros más, importantes sectores de la población salen a las calles a gritar a favor de Palestina. 
 Entre tanto, y como parte su guerra de exterminio, el genocida gobierno sionista de Israel impide la llegada constante de ayuda humanitaria a las zonas de Palestina con mayor concentración de población, donde escasean alimentos, medicinas y agua. Los hospitales y clínicas de salud están casi por completo fuera de servicio por los bombardeos dirigidos expresamente a negar el derecho a la salud y el derecho a la atención médica en condiciones de guerra, lo cual está estipulado en los tratados internacionales, y su negación por parte del sionismo es sólo una prueba más de que no estamos ante una guerra convencional, sino ante un genocidio de muchas décadas y completamente planificado. 
 Las organizaciones internacionales que deben velar por el bien de la humanidad, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), tienen suficientes pruebas del genocidio y de los crímenes de lesa humanidad que hoy se cometen, y entonces, ¿por qué el genocidio sigue su curso y no son detenidos Israel y los Estados Unidos? Muchas evidencias existen, como, por ejemplo, el reconocimiento cínico del gobierno de Netayanhu de sus planes de colonización de los territorios de Palestina y el descaro de Trump apoyando este proyecto de muerte, ya no sólo con armas y subvención económica, sino también a través de las redes sociales donde difunde videos de burla en los que hace creer -sólo a los ingenuos o cínicos- que la destrucción de Palestina es por la “modernización y el desarrollo”, aunque esas acciones no están planeadas para el bien de los palestinos, pues ha Palestina le tienen destinado el exterminio.
 El genocidio avanza, se recrudece, la muerte de infantes, de mujeres, ancianos y de hombres en resistencia se incrementa. Las tropas sionistas de ocupación avanzan, se posicionan a través del despojo de territorios, mientras el imperialismo se ríe y continúa alimentando el dolor humano con más millones de dólares y armas. Y ante toda esta barbarie, como desde el primer día, los pueblos del mundo no podemos callar, no podemos silenciar la verdad, no podemos quedarnos quietos; la voz de la humanidad debe escucharse contra el genocidio y por un alto inmediato. La causa palestina hoy es, y siempre será, la causa de la humanidad.
 ¡PALESTINA SERÁ LIBRE!

 Cristóbal León Campos | 22/05/2025

El murmullo de las urnas orientales

El Frente Amplio en Uruguay ante la escarcha del desencanto y la ofensiva conservadora 

 Al momento de cerrar estas líneas, el martes 13 de mayo, la prensa del mundo se conmueve con la noticia del deceso de Pepe Mujica. Resulta imposible reescribir la columna en tan breve plazo. Espero referirme a su trayectoria en una próxima contribución. El pasado domingo, las urnas hablaron nuevamente en Uruguay, pero su murmullo esta vez pareció ahogado, más parecido al eco de una advertencia que al clamor de una afirmación colectiva. Las elecciones departamentales de 2025 dibujaron un mapa de contrastes y repliegues, donde la política de cercanía, esa que se encarna en la cuadra y el barrio, pareció teñirse de un aire de desafección o tal vez de desencanto. Las cifras, despojadas de oratoria, revelan lo que los discursos suelen maquillar: un retroceso significativo del Frente Amplio (FA) en la mayoría de los departamentos -incluidos sus bastiones históricos-, la emergencia de la “Coalición Republicana” (CR) en nuevas trincheras departamentales, y el recurrente oxímoron al que apelamos aturdidos de silencio. 
 Montevideo y Canelones, esos dos corazones otrora ardientes del progresismo, vieron aumentar notablemente esta expresión de disconformidad o indiferencia: el voto en blanco o anulado alcanzó el 7,8% en la capital (frente al 4,9% en 2020) y trepó al 11,2% en Canelones (desde un 8,7% previo). En diez de los diecinueve departamentos, esta forma de renuncia cívica se expandió. No fue apenas una elección fría: fue una elección escarchada por el desencanto. Pareciera que la ola mundial de despolitización -y hasta de “antipolítica”- comienza a superar parcialmente la contención de los espigones cívicos orientales.
 En la capital, el clima electoral se percibía asordinado, como si la ciudad caminara de espaldas al calendario institucional. En el interior, en cambio, hubo zonas donde las contiendas municipales encendieron pasiones más que convicciones. Pero incluso allí, la indiferencia tuvo su cuota: Maldonado (7,2%), Colonia (6,6%), Lavalleja (6,4%), Rocha (6,2%) y San José (7,6%) fueron testigos del crecimiento de este voto que no elige, que suspende el juicio, que tal vez espera o que simplemente se aparta. La participación se mantuvo alta (86,6%), como en 2020. Pero esta constancia no debe engañar: la presencia obligatoria no garantiza compromiso. El acto de votar persiste, pero en variados casos, vaciado de decisión. Hay aquí una señal que merece más que un análisis técnico: un pensamiento político que no se conforme con contabilizar lo que pierde o gana, sino que se interrogue por lo que se desvanece. Quizás mi alarma resulte una analogía simplista con el énfasis que en mi libro Olla a Presión, le atribuyo al altísimo abstencionismo en la elección de medio término argentina del 2001 que meses después devino en la mayor insurrección popular que desafió el estado de sitio y depuso 5 presidentes en pocos días. No pretendo extrapolar, pero acaso convenga pensar los síntomas antes de que las tendencias se consoliden. 
 En este tablero movedizo, la CR emergió ya no como ensayo, sino como actor con voluntad de permanencia. En Montevideo, Canelones y Salto -donde el acuerdo se concretó- logró consolidar o conquistar gobiernos municipales claves, como 18 de Mayo, Toledo o Atlántida, arrebatados al FA. La derecha, allí donde se unifica, avanza, aún dejando desechos y heridos a la vera del camino. Pero más allá de los guarismos, la elección dejó una enseñanza que las propias cúpulas partidarias nacionalistas y coloradas se apuran en verbalizar: no hay margen para la dispersión si se quiere disputar el poder local. Río Negro y Lavalleja, donde la fragmentación le impidió la victoria, se volvieron ejemplos punzantes. Salto, por el contrario, brilló como prueba concluyente: con la coalición unificada, el 57,7% de los votos fue suficiente para desplazar al Frente, que quedó con un 38,1%. 
 La derecha parece haber entendido que la aritmética no es solo cuestión de sumas, sino también de símbolos. La CR es ya más que un lema: una amalgama oportunista y distribuidora de cargos y favores, de clientelismo inocultado, que busca interpelar a quienes no se sienten representados por los viejos emblemas o sus nostalgias ideológicas en nombre de algún pragmatismo. Quizás lo más inquietante es que mientras en la izquierda se multiplican las dudas, en la derecha florecen las certezas. La coalición no solo administra: aprende. Y su aprendizaje parece apuntar sin ambigüedades a un 2030 con fórmula única en los 19 departamentos. Tal vez la advertencia más nítida de estas elecciones no provenga de lo que el Frente perdió, sino de lo que el oficialismo proyecta ganar. Al menos clarifica la deriva hacia un nuevo bipartidismo. A pesar de que el FA fue el partido más votado en 12 departamentos, solo logró imponerse a la CR en Montevideo y Canelones. En los otros 17 departamentos, la coalición oficialista teórica (la sumatoria de todos los lemas conservadores) superó al FA, con diferencias que en algunos casos fueron abrumadoras, como en Rivera, donde la ventaja superó el 40%. Una cifra suficientemente contundente como para demoler las expectativas generadas tras el encomiable desempeño del FA en el interior durante el balotaje que llevó a Orsi a la presidencia de la República. 
 Las derrotas en Artigas, Salto y Soriano encendieron señales de alarma. A pesar de las investigaciones judiciales, las imputaciones y los escándalos que involucraban a los candidatos oficialistas en estos departamentos, la merma de votos —aunque significativa— no alcanzó para revertir los resultados: 10.000 votos menos en Artigas, 5.000 en Soriano. La sanción existió, pero en tierras donde el Partido Nacional gobierna con arraigo caudillista, no fue suficiente para torcer la balanza. Más inquietante aún fue el respaldo partidario explícito a figuras cuestionadas, lo que abre una interrogante ética y estratégica sobre la relación entre ciudadanía, gestión y justicia. La tabla adjunta compara los votos positivos entre el desempeño de la primera vuelta nacional, con las departamentales. En los tres casos en que la derecha compitió unificada como CR, se tomaron los valores del balotaje. Es elocuente la caída en casi todos los casos, tanto como el desvanecimiento de las insignificantes expresiones alternativas que se postularon en 2004. 
 El FA, que logró recuperar Río Negro y acarició por primera vez la posibilidad de gobernar Lavalleja, vio sin embargo esfumarse Salto, un departamento de peso demográfico y simbólico, donde la CR alcanzó su primera gestión departamental plena. Ese “enroque” entre Salto y Río Negro fue uno de los pocos desplazamientos de magnitud, pero no por ello menor: muestra que las alternancias siguen abiertas en el litoral, mientras se consolidan hegemonías en el norte y el este, donde el PN se mantiene como poder casi inamovible. Al entregar estas líneas no está definido Lavalleja. 
 En Artigas, Soriano y Salto -tres departamentos marcados por escándalos de corrupción, imputaciones y renuncias, los electores optaron por candidatos vinculados directa o simbólicamente a esas prácticas. Emiliano Soravilla, apadrinado por el clan Caram -cuyos principales referentes fueron condenados por corrupción-, asumirá como intendente tras declarar abiertamente que gobernará junto a la inhabilitada Valentina dos Santos, a quien ya promete nombrar secretaria general. Guillermo Besozzi, imputado por una retahíla de delitos, con tobillera electrónica y prisión parcial hasta tres días antes del comicio, obtuvo sin embargo un segundo mandato en Soriano. Albisu, obligado a renunciar por contrataciones irregulares en Salto Grande, fue premiado con la intendencia de Salto bajo el paraguas de la CR. Las urnas no castigaron: apenas restaron unos miles de votos. Pero lo que debería sacudir la conciencia democrática no es solo la impunidad práctica, sino la naturalización cultural de la connivencia. La corrupción, si es “doméstica”, si ayuda al pago de un sepelio o a conseguir un empleo, deja de ser delito para volverse folklore. El adversario no es el corrupto, sino el que lo denuncia. Y así, poco a poco, se ahueca la política hasta que sólo queda la carcasa de su rito. 
 La cartografía municipal tampoco trajo sorpresas, sino más bien confirmaciones. El FA volvió a demostrar su arraigo esencialmente metropolitano: de los 32 municipios conquistados —el mismo número que en 2020, pese al aumento de alcaldías en juego—, 24 se concentran en Montevideo y Canelones. El crecimiento territorial de la izquierda parece detenido, encapsulado en sus bastiones históricos. Por su parte, el Partido Nacional consolidó su hegemonía en buena parte de los municipios nuevos, extendiendo su dominio local más allá del relato nacional. En algunos departamentos ni siquiera hubo posibilidad de elección: un tercio del electorado no pudo votar a su alcalde, lo que retrata con crudeza la lentitud del proceso de municipalización y la desigual madurez institucional del país. 
 Bajo la superficie de los lemas, los sectores también se midieron. En Montevideo, la hoja 1 del Partido Nacional -símbolo de la unidad blanca dentro de la CR- fue la más votada, aunque perdió 9.000 votos respecto a 2020. Dentro del FA, el MPP emergió como el claro vencedor interno: su lista 609 creció un 40% respecto a la elección anterior, convirtiéndose en el principal sostén de la victoria de Mario Bergara. En cambio, el Partido Comunista y el Partido Socialista retrocedieron drásticamente: el primero cayó un 38%, y el segundo un 40%, revelando un reacomodo interno que aún no termina de estabilizarse. Canelones confirmó esa tendencia: el MPP volvió a liderar, tanto dentro del FA como entre todas las listas, con más de 41.000 votos. El PCU mantuvo sus guarismos, y el PS volvió a mostrar señales de retroceso. En la derecha, Vamos Uruguay —sector colorado liderado por Bordaberry— se posicionó con fuerza, pero sin eclipsar el peso dominante del nacionalismo. 
 El resultado no solo dibuja la fuerza de los sectores, sino que insinúa la orientación futura de las alianzas. Mientras en la derecha la CR experimenta una disciplina creciente, en la izquierda se profundiza una competencia interna por el relato y la conducción. No es aún una crisis, pero sí una bifurcación. Y lo que está en juego no es solo la maquinaria electoral, sino el alma política de cada proyecto. 
 Y mientras la arquitectura partidaria se reconfigura, y los lemas se tensan en su búsqueda de eficacia, hay un dato que permanece -inmutable, sombrío- en el fondo del cuadro: de las 19 intendencias del país, solo una estará encabezada por una mujer. Una vez más, la política subnacional se confirma como coto reservado del poder masculino. Ni siquiera la expansión del número de municipios logró romper esa hegemonía: de 136 alcaldías, apenas 38 estarán en manos de mujeres. El FA, que históricamente levantó las banderas de la igualdad e incluyó en su programa fundante el carácter antipatricarcal, tampoco escapó a este reflejo: sus candidaturas femeninas fueron minoría, y su representación ejecutiva, marginal. La paridad sigue siendo un horizonte discursivo, no una conquista. En un país que nunca eligió una presidenta, en el que los techos de cristal se camuflan como consensos partidarios, esta democracia liberal, fiduciaria, eufemísticamente llamada representativa, sigue arrastrando su deuda de género. Y cada elección que no repara esa injusticia, la perpetua.

 Emilio Cafassi | 22/05/2025

Primero de mayo de 1886: jornada de lucha de los trabajadores


 Ilustración de la masacre de Haymarket, Chicago. Chicago, Illinois. 1º de mayo de 1886.

El primero de mayo es feriado en casi todo el mundo, menos en Estados Unidos

Chicago, Illinois. 1º de mayo de 1886. -  Los trabajadores que desde febrero se negaban a que les descuenten más de su salario para construir una iglesia, redoblaron la apuesta y exigieron una ley que proteja el derecho a las ocho horas laborales. Como un reguero de pólvora, doscientos mil obreros iniciaron una huelga masiva en reclamo por los tres ochos que hacen un día de 24 horas: ocho horas para dormir, ocho para trabajar y ocho para vivir como seres humanos. 
 Tres días después, las protestas pacíficas terminaron con la masacre de Haymarket y, finalmente, en la condena a muerte de los trabajadores que no estaban del lado del más fuerte. Ocho líderes sindicalistas fueron acusados de anarquismo y cinco de ellos lo pagarán con sus vidas. La tragedia fue una de tantas otras y la culminación de años de reivindicaciones laborales y de una persistente demonización por parte de la gran prensa al servicio de los grandes inversores. 
 Como es costumbre, unas pocas décadas después, un poderoso empresario de los de arriba secuestró las viejas reivindicaciones de los de abajo. Henrry Ford prohibió todos los sindicatos en su micro repúblicas y presumió de haber inventado el beneficio de las ocho horas laborales. El genio racista, admirador y colaborador de Hitler, había calculado que si los asalariados del país no tenían algún tiempo libre para consumir, nadie podía comprar sus productos. 
 En recuerdo a la masacre y las ejecuciones en Chicago, los primeros de mayo son feriados no laborables en casi todo el mundo, menos en Estados Unidos y, por extensión, en Canadá. Para los fanáticos nacionalistas, creyentes en el derecho divino de los dueños del mundo, las dos palabras (internacional y trabajadores) suenan muy peligrosas. La reciente derrota política de la Confederación en favor de la esclavitud se desquitó con varios triunfos culturales e ideológicos. Todos pasaron inadvertidos. Uno de ellos consistió en idealizar a los amos y demonizar a los esclavos. Por eso, por las muchas generaciones por venir, en Estados Unidos se celebrará el Memorial Day (en memoria de los caídos en las guerras) y el Veterans Day (en honor a los ex combatientes de esas guerras infinitas). Uno, es un título abstracto; el otro, algo concreto por demás. Para los trabajadores no hubo ni hay Día de los Trabajadores y, mucho menos, un primero de mayo. Para olvidar este inconveniente, el presidente Cleveland oficializó el Labor Day (Dia del trabajo) en setiembre, casi en las antípodas de mayo, como si hubiese trabajo sin trabajadores, lo cual significa un oculto triunfo de los esclavistas derrotados en la Guerra Civil: los negros, los pobres, los de abajo, los que trabajan, no sólo son holgazanes, inferiores y, al decir del futuro presidente Theodore Roosevelt, “perfectamente idiotas”, sino también son perfectamente peligrosos. Sobre todo por su número, como, decían, lo eran los negros. Sobre todo por esa costumbre de proponer uniones. 
 Los amos (blancos), los de arriba, los sacrificados del champagne, son quienes crean trabajo con sus inversiones. Son quienes, cada tanto, deben ser protegidos por las iglesias y por los militares (en Estados Unidos con el culto al veterano de guerra que “protege nuestra libertad” y en América Latina los militares que corrigen los errores de la democracia con sangrientas dictaduras o con eternas amenazas). Para la vieja tradición esclavista, para los amos de lo que el viento se llevó pero siempre vuelve, los verdaderos responsables del progreso, de la estabilidad, de la paz y de la civilización son los amos de las plantaciones, los empresarios de las industrias. Son la elite del pueblo elegido y representan todo eso que los sucios y mal hablados esclavos (luego blancos asalariados venidos de la pobre Europa; luego mestizos del enfermo y corrupto Sur) siempre quieren destruir.
 Por supuesto que no hay poder completo sin poderosos aliados, como la prensa dominante, como las iglesias complacientes. El 17 de mayo de 1886, como tantos otros prestigiosos diarios de diferentes estados, el St. Louis Globe-Democrat de Missouri, en su página cinco y a siete amplias columnas se explayó sobre el conflicto de los trabajadores que no quieren trabajar más de ocho horas por día: 
 “En esta disputa, la única institución imparcial es la iglesia, sostenida por capitalistas y trabajadores, ya que fue fundada por Cristo, un carpintero y, por lo tanto, tiene todo el derecho de hablar por todos trabajadores; la iglesia es dueña del planeta Tierra, del Sistema solar y del Universo entero, por lo cual también puede hablar por los capitalistas.” 

 Jorge Majfud | 01/05/2025

miércoles, 21 de mayo de 2025

La exageración como emboscada


En los modelos narrativos hegemónicos se naturaliza el abuso de las exageraciones selectivas, porque es funcional al ocultamiento de la realidad y todas sus crudezas 
 Los medios son los cómplices del uso que el capitalismo hace de la exageración. 

 ¿Hipérboles para todo? Una vez que la exageración contamina los procesos expresivos, la realidad tiende a parecer anodina e insuficiente. En algunos países se convirtió en tóxico ideológico qué transita la cotidianidad impunemente. ¿Es esto una exageración? 
 El capitalismo encontró en las exageraciones una fuerza narrativa estratégica, que formateó la lógica de la mercancía para convertir lo más anodino o intrascendente en «maravilloso». 
 Así se educó al «consumidor» con un modelo narrativo qué pasó de ser recurso expresivo para hacerse condición expresiva. 
 Eso explica por qué la casi totalidad de los modos, los medios y las relaciones de producción de sentido, en los monopolios mediáticos hegemónicos, son fuentes aberrantes de exageraciones. 
 Noticias, opiniones, publicidades, entrevistas o editoriales… se generan, con obediencia irresponsable e irracional, basadas en exagerarlo todo, incluso exagerando las exageraciones. 
 Visto en perspectiva cultural, el recurso de la exageración contiene flujos ideológicos funcionales al principio general de la negación de la realidad.
 Exagerando jugadas futboleras, recetas de cocina, encabezados periodísticos, medicamentos, padecimientos… (cualquier pretexto es bueno), se eclipsa la mediocridad que el capitalismo impone a las clases subordinadas.
 Así como el capitalismo es un sistema corrupto por definición, así es una maquinaria de mediocridad y miseria, que comienza por golpear el salario y por golpear también al imaginario colectivo.
 Son mediocres la mayoría de los «servicios públicos», los discursos políticos, los modelos administrativos, la justicia y sus procedimientos, los recetarios educativos hegemónicos y, desde luego, las religiones de todo tipo. 
 Es mediocre por definición un sistema que excluye de la vida digna a la mayoría de los seres humanos, es mediocre un sistema económico e ideológico que se basa en saquear materias primas y mano de obra barata en beneficio de unos cuantos, por cierto, muy mediocres, incluso con sus más sorprendentes inventos tecnológicos. 
 No confundirse. La mediocridad del sistema es, al mismo tiempo, un arma de guerra ideológica que los pueblos padecen y resisten. La mediocridad del sistema se naturaliza con las metrallas de exageraciones que, incluso, se han inoculado en los pueblos victimados por hordas de exageraciones mediáticas. 
 Pero no se puede juzgar a las víctimas por la fuerza de sus verdugos.
 Es exagerado el porcentaje de pobreza, la desigualdad en la distribución de la riqueza, el gasto mundial en armas, el dispendio en gastos publicitarios, la proliferación de iglesias y dogmas, la exclusión, el racismo, el nazifascismo.
 En los modelos narrativos hegemónicos se naturaliza el abuso de las exageraciones selectivas, porque es funcional al ocultamiento de la realidad y todas sus crudezas.
 En el modelo tóxico de las exageraciones aparece también el condimento de los gestos faciales y el manoteo innecesario. Así padecemos el espectáculo inútil de quienes, para contar nimiedades e intrascendencias, despliegan histrionismos empalagosos por rigurosamente inútiles. 
 Están en todas partes, y muchas personas crecen creyendo que semejantes aspavientos lingüísticos y corporales añaden encanto, simpatía y seducción a cualquier banalidad hija de las ocurrencias de ocasión. 
 Y viven, convencidos y convencidas, con ese engaño que padecen, a veces en silencio, quienes lo soportan. En la multiplicación de los estereotipos burgueses y de las exageraciones (todos son iguales) queda en evidencia el carácter ideológico negacionista disfrazado como estilo enfático, a veces simpático, de expresar nulidades e intrascendencias. 
 Cuando la voz se agudiza para enfatizar, cuando los ojos se entornan artificiosamente, cuando las manos y la actitud corporal se alteran para que lo dicho parezca «importante», hay que estar alertas. Salvo que se trate de obras de teatro, claro.
 Incluso las cosas importantes, que no requieren de exageración, se diluyen, porque el relato se convierte en algo más importante que los hechos. Así sean de la vida privada o en actos de masas. 
 Claro que es importante, para todo ser humano, su proceso de dentición, pero al relatarlo con modo épico incluso el dientito del nene se vuelve antipático, porque se lo ha barnizado con tóxicos ideológicos. 
 Lo mismo vale para los pañales, los noviazgos o las virtudes dudosas del anecdotario familiar. La vida por sí sola es importante, y no necesita de exageraciones. No se necesitan desplantes escénicos para saludar a una persona querida. Basta y sobra con ser sinceros, cosa escasa, por cierto. 
No hace falta un relato epopéyico para explicar un paseo ni hace falta un estallido emocional, con llantos o risotadas, para contar lo que hacen los «políticos» que, por cierto, deberían ser campeones de la mesura. 
 Está claro que, incluso por los daños ocasionados a las narrativas populares, lo más peligroso de las exageraciones está en los dispositivos de guerra cognitiva que financia el establishment. 
 Si exageran para vender un refrigerador, igual que para vender una aspirina, lo importante termina siendo la exageración, más que el producto. Y la venden muy cara, porque es una mercancía propagandística para suplantar todo lo que la realidad no es. 
 Así se exagera tanto para las apologías como para las denostaciones. Nada más frecuente que una exageración para descalificar una interpelación. Viejo truco. 
 Las exageraciones son, también, una forma del engaño y la subestimación. Parafernalia verbal, y actoral, para obnubilar al público o al interlocutor o interlocutora, quizá también adictos a las exageraciones. 
 Si fuese posible poner en tela de juicio las causas y las formas de los miles de exageraciones que nos acosan diariamente, si fuese posible desintoxicarnos en un plazo no muy largo, es posible que cruzáramos algún síndrome de abstinencia en el que la vida misma nos pareciera poco intensa. 
 Así como cuesta imaginar cómo será el mundo sin capitalismo, así puede ser costoso volver a un punto de las relaciones humanas sin exageraciones. 
 Y esto no es una apología de lo neutro, lo light o lo insulso. Es solo una invitación a la imaginación hipotética, de base científico semiótica, para presentar batalla a la ideología de la clase dominante, a la manipulación simbólica, y todas las apariencias con que se infiltra, con exageraciones, hasta en los territorios más íntimos. 
 No todo es «maravilloso» ni todo es «excepcional», pero cuando lo cotidiano se vuelve mágico, es porque detrás hay una lucha que no viene de la mano de las burguesías, sino de las bases sociales que se organizan para liberarse de los designios de la explotación humana, con todas sus emboscadas y en todos sus géneros. 

 Fernando Buen Abad | internet@granma.cu 
 5 de septiembre de 2023 22:09:52

martes, 20 de mayo de 2025

La victoria y la tenaz franqueza de la historia


Resulta imposible borrar de la memoria colectiva el hecho de que la agresión fascista contra la URSS costó la vida a cerca de 27 millones de personas 

 Este desenlace no fue producto de la suerte, sino del heroísmo de un pueblo negado a rendirse. Este desenlace no fue producto de la suerte, sino del heroísmo de un pueblo negado a rendirse. 
La Conferencia de Múnich, celebrada los días 29 y 30 de septiembre de 1938, reunió en la ciudad alemana a los jefes de gobierno del Reino Unido, Neville Chamberlain; Francia, Édouard Daladier; Alemania, Adolf Hitler; e Italia, Benito Mussolini.
 Según Neville Chamberlain, el pacto derivado de aquel cónclave garantizaba la paz mundial, pero las consecuencias fueron catastróficas: pese a las promesas de Hitler, en marzo de 1939 Alemania invadió Checoslovaquia.
 En realidad, en Múnich se había acordado el desmembramiento de Checoslovaquia, la entrega de Polonia, y el futuro ataque alemán a la URSS. Tras la victoria definitiva, miles de moscovitas salieron a festejar a la Plaza Roja. 
 Por otro lado, la Unión Soviética formuló, en 1938, una alianza a los círculos dirigentes de Francia y Gran Bretaña, la cual fue rechazada.
 Amanecía el 22 de junio de 1941, cuando todas las estaciones de radio soviéticas transmitieron la declaración gubernamental sobre la invasión alemana. Sin mediar declaración de guerra, las hordas fascistas habían irrumpido en territorio soviético.
 El 30 de marzo de 1941, Adolf Hitler declaró, en el Decreto Barbarroja: «Se trata de una lucha de exterminio… En el Este, la crueldad es un bien para el futuro». 
 Tras su rápida conquista de Francia, Hitler creyó que un país poblado por Untermenschen («subhumanos») sería dominado con facilidad. No obstante, para mediados de agosto, la resistencia soviética había desbaratado los planes alemanes de ganar la guerra en otoño de 1941. En diciembre de ese año, el «invencible» ejército alemán fue derrotado a las puertas de Moscú. 
 Las batallas libradas entre 1942 y 1943 resultaron decisivas. La conquista de Stalingrado –objetivo estratégico clave para la Wehrmacht– terminó con la rendición de las tropas alemanas, en febrero de 1943. La balanza en el frente oriental se inclinó hacia la URSS. La Segunda Guerra Mundial había cambiado su rumbo.
 Los soldados soviéticos vencieron a las tropas nazis en Moscú, Stalingrado (actual Volgogrado), Leningrado, el frente de Kursk, el río Dniéper, Bielorrusia, el Báltico y Berlín. 
 Durante la guerra, en el frente soviético-alemán fueron derrotadas 607 divisiones enemigas. Las pérdidas de Alemania y sus aliados superaron los 8,5 millones de personas, y más del 75 % de su armamento fue destruido o capturado.
 Resulta imposible borrar de la memoria colectiva el hecho de que la agresión fascista contra la URSS, costó la vida a cerca de 27 millones de personas, de ellas diez millones de soldados del Ejército Rojo. Un total de 1 710 ciudades y más de 70 000 pueblos fueron destruidos total o parcialmente. 
 La Gran Guerra Patria culminó con la victoria soviética. El acta de rendición incondicional de Alemania se firmó en las afueras de Berlín, el 8 de mayo de 1945, a las 22:43 (9 de mayo, 0:43, hora de Moscú). 
 Este desenlace no fue producto de la suerte, la casualidad o el «invierno ruso», sino del espíritu de sacrificio, de la maestría militar, de la superioridad del sistema económico soviético, y del incomparable heroísmo de un pueblo negado a rendirse ante la barbarie. 

 Raúl Antonio Capote | internacionales@granma.cu 
 9 de mayo de 2025 00:05:16

¿Por qué el lider de Burkina Faso inquieta a Washington?

 


Ibrahim Traoré, de Burkina Faso, está rehaciendo su nación y, en el proceso, se está ganando enemigos en Occidente. Desde que asumió el poder en 2022, el joven líder militar ha expulsado a las tropas francesas y a las empresas occidentales, y ha alineado a su país con Rusia, Cuba y Venezuela. 
 Traoré, que promueve la unidad panafricana y la autosuficiencia nacional, al mismo tiempo que sobrevive a intentos de golpe de Estado, se está posicionando como un antiimperialista radical y ha suscitado las críticas de Washington y París. MintPress News analiza el proyecto en curso en Uagadugú y las fuerzas mundiales que intentan detenerlo. 

 Traoré en el punto de mira 

 Según declaraciones del gobierno, Traoré sobrevivió por muy poco a un intento de golpe de Estado orquestado desde el extranjero el pasado abril. El ministro de Seguridad, Mahamadou Sana, declaró que la junta militar frustró un “importante complot” para asaltar el palacio presidencial el 16 de abril. Los conspiradores, dijo, tenían su base en Costa de Marfil, un país vecino respaldado por Washington, donde la presencia militar estadounidense se ha ampliado recientemente. Desde que tomó el poder en un golpe militar en septiembre de 2022, Traoré ha estado recibiendo críticas de los gobiernos occidentales, entre ellos el de Estados Unidos. 
 El 3 de abril, el general Michael Langley, comandante del Mando de Estados Unidos en África (AFRICOM, sus siglas en inglés), habló ante el Senado, acusando al líder burkinés de corrupción y de ayudar a Rusia y China a establecer una posición imperial en África. El AFRICOM, el mando regional del Pentágono para África, coordina las operaciones militares estadounidenses, la recopilación de información y las asociaciones de seguridad en todo el continente, a menudo enmarcadas en operaciones antiterroristas.
 El día del golpe, la embajada estadounidense cambió sus directrices de viaje a Burkina Faso a «no viajar». Al parecer, Langley se reunió con el ministro de Defensa de Costa de Marfil, Téné Birahima Ouattara, en numerosas ocasiones este año 2025, tanto antes como después del golpe. 
 Desde su llegada al poder, Traoré ha limitado sistemáticamente la influencia de las potencias occidentales en su país, calificándolo de cuestión de soberanía nacional. En enero de 2023, expulsó al embajador francés, calificando al país de «Estado imperialista». 
 Un mes después, ordenó a las tropas francesas que abandonaran Burkina Faso. Esto ayudó a desencadenar una oleada de otras naciones de África occidental que antes formaban parte del imperio francés a hacer lo mismo. En la actualidad, Mali, Chad, Senegal, Níger y Costa de Marfil han expulsado a las fuerzas francesas de sus territorios. El presidente Emmanuel Macron respondió acusando a Burkina Faso y a otros países de «ingratitud», añadiendo que estas naciones «olvidaron agradecerle» a Francia.
 La administración de Traoré también ha bloqueado o expulsado a numerosos medios de comunicación occidentales patrocinados por el gobierno, tachándolos de agentes del neocolonialismo. Radio France International y France 24 fueron los primeros. Luego siguieron Voice of America, la británica BBC y la alemana Deutsche Welle en 2024. Estas medidas suscitaron duras críticas de organizaciones occidentales. Human Rights Watch, por ejemplo, acusó al gobierno de «represión» de la disidencia. 
 Aunque oficialmente independiente desde hace más de medio siglo, Francia mantiene un control significativo sobre sus antiguas colonias africanas. Catorce naciones utilizan el franco CFA, una moneda internacional establecida a un tipo fijo frente al franco francés y ahora el euro. Esto significa que importar de y exportar a Francia (y ahora a Europa) es muy barato, pero hacer lo mismo con el resto del mundo es prohibitivamente caro. El Hexágono mantiene el derecho de veto sobre las políticas monetarias del franco CFA, lo que hace que los Estados africanos dependan económicamente de París. 
 Traoré ha descrito el franco CFA como un mecanismo que «mantiene a África en la esclavitud», y ha anunciado su intención de crear una nueva moneda. Junto con Malí y Níger, Burkina Faso ha roto con el bloque regional de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), respaldado por Occidente, y ha creado la Alianza de Estados del Sahel, una unión panafricana de Estados que se considera el primer paso hacia una África unificada y antiimperialista. 

 El legado de Sankara

 Este era el sueño del líder revolucionario burkinés, Thomas Sankara. Al igual que Traoré, Sankara era un militar que se hizo con el poder a los treinta y pocos años. En solo cuatro años, introdujo reformas radicales para aumentar la productividad de la nación y reducir al mínimo la dependencia de la ayuda exterior. Afirmando que «quien te alimenta te controla», promovió la agricultura nacional a pequeña escala para producir alimentos nutritivos cultivados localmente. 
 Mientras muchos dirigentes de la región malversaban fondos públicos, la revolución socialista de Sankara construyó viviendas sociales y centros de salud y combatió el analfabetismo masivo. Como feminista, prohibió los matrimonios forzados y la mutilación genital femenina, y nombró a un gran número de mujeres para ocupar altos cargos de poder. 
 Sankara fue asesinado en 1987. Su asesino, el expresidente Blaise Compaoré, no fue condenado en rebeldía hasta la llegada de Traoré al poder. Compaoré vive exiliado en Costa de Marfil. 
 Traoré se considera discípulo de Sankara y su movimiento. Los comentaristas occidentales no se ponen de acuerdo sobre si realmente sigue los pasos del legendario líder. Algunos, como Daniel Eizenga, del Centro Africano de Estudios Estratégicos (un think tank del Pentágono), afirman que las comparaciones terminan con la afición del líder por el uniforme militar y las boinas rojas. Otros, como la revista The Economist, lamentan que Traoré sea genuino, lo que supone malas noticias para las grandes empresas. Pero pocos pueden negar que es extremadamente popular. El presidente de Ghana, John Mahama, por ejemplo, señaló que Traoré asistió a su toma de posesión en enero y recibió muchos más aplausos que nadie, incluido el propio Mahama.
 Muchas de las iniciativas de Traoré se inspiran directamente en la época de Sankara. El nuevo gobierno militar ha hecho hincapié en lograr la soberanía alimentaria. Se ha lanzado una nueva iniciativa de 1 mil millones de dólares para mecanizar la agricultura y aumentar la producción de cultivos básicos como el arroz, el maíz y las papas. 
 Traoré también ha tomado medidas para nacionalizar la industria minera del país. La economía de Burkina Faso gira en torno al oro, metal precioso que representa más del 80% de sus exportaciones. El país es el 13.º productor mundial de oro, con una producción anual de unas 100 toneladas, equivalente a unos 6 mil millones de dólares. Sin embargo, como las empresas extranjeras poseen y controlan la producción, la nación y su población obtienen muy pocos beneficios de la industria. De hecho, el PIB anual de Burkina Faso solo ronda los 18 mil millones de dólares.
 «¿Por qué África, rica en recursos, sigue siendo la región más pobre del mundo? Los jefes de Estado africanos no deberían comportarse como marionetas en manos de los imperialistas», afirmó Traoré. En agosto, su gobierno nacionalizó dos minas de oro clave de propiedad occidental, pagando solo 80 millones de dólares, una fracción de los 300 millones por los que supuestamente se vendieron en 2023. En noviembre, la administración anunció la construcción de la primera refinería de oro del país. 

 Una nación en guerra 

 Burkina Faso sigue siendo una nación en crisis. El país (y, de hecho, gran parte de la región del Sahel) está inmerso en una amarga batalla contra grupos islamistas bien armados que alcanzaron el poder y la prominencia tras la intervención de la OTAN en Libia en 2011. Desde entonces, Libia se ha convertido en un exportador de extremismo, desestabilizando la región. Se calcula que hasta el 40% del país está bajo control de Al Qaeda o de fuerzas afiliadas al Estado Islámico. En 2024, más de mil personas perdieron la vida en Burkina Faso a manos de estos grupos.
 Por este motivo, Traoré ha justificado el aplazamiento de las elecciones que prometió cuando llegó al poder, una decisión que muchos han criticado. «Las elecciones no son la prioridad; claramente, la prioridad es la seguridad», afirmó. Queda por ver si el pueblo burkinés aceptará esta decisión. 
 Quizá la acción más cuestionable de la guerra ocurrió en 2023 en la aldea de Karma, donde fueron masacradas unas 150 personas. Aunque la masacre fue condenada enérgicamente por el gobierno, grupos de derechos como Amnistía Internacional los han señalado como responsables de los asesinatos. 
 Mientras ha expulsado a las fuerzas francesas que trabajan en la contrainsurgencia, Traoré ha acogido a asesores militares rusos. También viajó a Moscú para asistir al desfile ruso del Día de la Victoria, el 9 de mayo. Estas acciones han causado gran consternación en Washington y Bruselas. Sin embargo, con el ejército estadounidense concentrado en China y Rusia, y los franceses en una posición más débil que nunca en África occidental, no está claro que la intervención militar sea una opción. Parece más probable un intento de golpe de Estado o un asesinato. 
 El tiempo dirá si Traoré dejará una huella tan indeleble en Burkina Faso como su héroe, Thomas Sankara. Muchos líderes africanos han llegado al poder prometiendo un cambio radical, pero no lo han conseguido. Sin embargo, su mensaje de panafricanismo, antiimperialismo y autosuficiencia está calando hondo. Traoré predica con el ejemplo. Ahora sus acciones deben seguir a sus palabras. 

 Alan MacLeod, redactor senior de MintPress News. Completó su doctorado en 2017 y desde entonces es autor de dos aclamados libros: Bad News From Venezuela: Twenty Years of Fake News y Misreporting and Propaganda in the Information Age: Still Manufacturing Consent, así como de varios artículos académicos. También ha contribuido a FAIR.org, The Guardian, Salon, The Grayzone, Jacobin Magazine y Common Dreams.

 Fuente: publicado originalmente en inglés en la web de MintPress News el 7 de mayo de 2025 y fue traducido y publicado en español por Misión Verdad

lunes, 19 de mayo de 2025

Netanyahu inicia la invasión terrestre de Gaza


La gira de Trump en Medio Oriente agrava la crisis. 

 Tropas israelíes habrían entrado este sábado a Deir al Balah en lo que se especula sería el inicio de la invasión terrestre a gran escala que pretende, según el gobierno sionista, extinguir a Hamas, ocupar dos tercios de la Franja de Gaza y arrinconar a los palestinos en una sección costera mínima.
 La “intensificación” fue objetada por la oposición israelí, por los familiares de los rehenes y por los reservistas que consideran que Netanhayu no tiene un objetivo militar claro y más bien trata de asegurarse la impunidad legal que le da el cargo de primer ministro ante las acusaciones de corrupción, a costa incluso de la vida de los rehenes. La guerra sigue en pie, dicen, porque si terminara, “la coalición de Netanyahu se desmoronaría y él perdería su capacidad para influir en los procedimientos penales en su contra” (Haaretz 12/5). 
 Los logros militares han aniquilado a la población gazatí pero no cumplieron con los dos objetivos enunciados del gobierno sionista. En palabras de New York Times: “A pesar del inmenso costo de la campaña militar israelí, los combates no han logrado derrotar decisivamente a Hamas ni obligar al grupo a liberar a todos los rehenes” (16/5). 
 Los disparos se produjeron tras un intenso bombardeo israelí durante la noche que provocó la huida, tanto a pie como en carros, de los refugiados del extremo oriental de la ciudad. Desde el martes 13, Israel arreció el ataque por aire, matando a cientos de personas, la inmensa mayoría niños, sus madres, ancianos, en el norte y en el sur de Gaza. 
 En un frenesí criminal que la dirección sionista celebró estentóreamente, en un solo día, en Jan Yunis, fueron 59 los asesinados y una treintena en el campamento de Jabalía. El ataque aéreo fue acompañado del ingreso del ejército a un centro de refugiados donde, según la agencia oficial palestina, Wafa, los militares secuestraron varias personas. 
 Solo en Beit Lahia, los equipos de rescate han recuperado 30 cadáveres. Decenas más siguen atrapados bajo los escombros, ya que las ambulancias no pueden llegar por la destrucción de las carreteras y por el hostigamiento de drones y francotiradores israelíes. Los palestinos tratan de evacuar a las víctimas a pie o en carros. 
 El martes y el miércoles, las bombas israelíes de procedencia norteamericana destruyeron por lo menos dos hospitales y tiendas de campaña atestadas de refugiados. Una marea humana, desde el anochecer del miércoles, huyó desesperadamente de la ciudad de Gaza siguiendo las órdenes del ejército, que más tarde bombardeó las caravanas de famélicos y enfermos. 
 Según un mapa publicado por el ejército israelí, las áreas afectadas por las órdenes de desplazamiento albergan al menos ocho escuelas, algunas administradas por UNRWA (incluido el complejo escolar Al-Shati, la escuela Al-Karmel, la escuela Mustafa Hafez, el complejo escolar Al-Furqan y la Universidad Islámica) que sirven como refugios para cientos de miles de palestinos ya desplazados de las partes norte y este del enclave. 
 Las órdenes incluyen el hospital Al-Shifa, el mayor complejo médico de la Franja de Gaza. Cientos de heridos y enfermos recibían tratamiento y estaban refugiados en el hospital. Una multitud intentaba llevarse a sus familiares heridos, en camillas con cilindros de oxígeno portátiles.
 En las redes se multiplican fotos de hombres que corren abrazando pequeños sudarios blancos, los cadáveres de sus hijos. De mujeres que aúllan al lado de esos montoncitos yertos. La inmensa mayoría de los asesinados, como siempre, son mujeres y niños. 
 Otro ataque dejó fuera de servicio al Hospital Europeo de Jan Yunis, bombardeado por segunda vez en apenas 24 horas. Era el único que aún atendía a los enfermos de cáncer, incluidos pacientes pediátricos oncológicos, después de que las fuerzas israelíes dinamitaran el Hospital de la Amistad Turco-Palestina el pasado 21 de marzo. 
 Aproximadamente dos millones de palestinos de Gaza se enfrentan a una hambruna generalizada debido al bloqueo impuesto por Israel a principios de marzo.

 Tribulaciones de los genocidas 

La masacre que Netanhayu comentó sonriente durante toda la semana coincide con la celebración de la fiesta nacional del estado sionista -el 15 de mayo-. En el aniversario de la creación de su estado, Israel se embandera y baila en las calles. En realidad están celebrando la Nakba, “la catástrofe”, la expulsión del 75 % de la población -unos 800.000 palestinos- y el asesinato en masa de los habitantes de unas 40 aldeas palestinas, enterrados en fosas comunes en 1948. En 2011, Netanhayu prohibió por ley el uso de esa palabra -Nakba- en el vocabulario oficial israelí. 
 La masacre de estos días sirve como telón de fondo a la primera gira internacional de Donald Trump por Medio Oriente, en la que Haaretz calificó como la semana más traumática en términos diplomáticos de toda su gestión (Haaretz 16/5). La gira del yanky excluyó una visita a Tel Aviv y estuvo precedida, para disgusto de los sionistas, por el levantamiento estadounidense a todas las sanciones contra Siria. Trump se reunió en Riad y elogió ”en términos cuasi eróticos” (sic, Haaretz 16/5) al actual presidente sirio, Ahmed al-Sharaa, un excombatiente de Al-Qaeda, mientras Israel bombardea cotidianamente su país (NYT 15/5). 
 En Doha, Trump también se entusiasmó porque, dijo, está más cerca un acuerdo nuclear con Irán, el cuco máximo del sionismo y sus repetidoras urbe et orbi. “Parece haber aceptado los términos” para un entendimiento, dijo. “No van a producir lo que yo llamo coloquialmente ‘polvo nuclear’ [uranio enriquecido]. Deseo que prosperen, que se conviertan en una gran nación, sinceramente. Pero no pueden tener un arma nuclear. Ese es el único punto”, agregó (LN 17/5).
 El viaje de cuatro días del norteamericano terminó con importantes acuerdos comerciales, incluido un plan de inversión emiratí por 400.000 millones de dólares en el sector energético estadounidense (actualmente es de 70 millones) y varios pactos bilaterales en Qatar, incluido un acuerdo con el que Qatar Airways comprará 160 aviones del fabricante estadounidense Boeing, por 200.000 millones de dólares. 
 Va de suyo que ninguno de los jeques árabes piensa mover un dedo por la suerte de los incómodos hermanos palestinos. Aunque en esta gira, coincide la prensa occidental, Trump “haya relegado a Israel a un incómodo segundo plano, mientras sellaba contratos multimillonarios con tres monarquías del Golfo” (LN 17/5). 
 Trump dijo que Estados Unidos tratará de “aliviar el sufrimiento” en Gaza porque “mucha gente está muriendo de hambre” y que creía que “iban a ocurrir muchas cosas buenas en el próximo mes, y vamos a ver, tenemos que ayudar también a los palestinos”, respondió ante la pregunta de si apoyaba los planes israelíes de ampliar la invasión a Gaza. 
 No son los planes sionistas. Esta semana los israelíes volvieron a la mesa de negociación de Qatar con un mandato difundido por el propio Netanyahu: las negociaciones con Hamás “solo transcurrirían bajo fuego”. El carnicero descartó cualquier posibilidad de poner fin a la invasión, incluso si Hamas liberara a los 58 israelíes que siguen en Gaza. Por el contrario, “estamos ocupando Gaza para quedarnos”, dijo entonces el ministro de Finanzas israelí, el ultraderechista Bezalel Smotrich. 
 “El mensaje de Trump a Netanyahu es alto y claro: ¡Estás despedido!“, tituló su artículo en Haaretz el analista Yossi Verter, que opina que Estados Unidos ha cambiado de favorito en Medio Oriente.
 La extrema derecha y pro Netanyahu ha catalogado la gira de Trump como “un escenario de pesadilla” (Israel Hayom 15/5). Efectivamente, la gira no solo ratifica que Trump “está decidido a inundar Oriente Medio, a largo plazo, con cantidades cada vez mayores de armas cada vez más sofisticadas, reforzando de forma espectacular su apoyo a algunas de las dictaduras más brutales del mundo” (Mondoweiss 17/5). 
 También deja en claro que aunque Israel “esté siendo relegada de su política regional más amplia” el gobierno de Estados Unidos no piensa obstaculizar “lo que considera asuntos internos, como el genocidio en Gaza, la limpieza étnica y la anexión de Cisjordania, y la ocupación y el apartheid en general” (ídem). 
 Al cierre de esta nota, una nueva bomba estallaba en la oficina de Netanhayu: su asesor australiano israelí Mark Regev admitió en el canal de noticias norteamericano MSNBC que 200 de los cuerpos quemados que utilizó como excusa para invadir Gaza eran de combatientes palestinos. Más claro: que los tanques del ejército y los helicópteros Apache son los responsables de los palestinos quemados vivos. Por lo tanto, de los israelíes que estaban con ellos o en las proximidades, obviamente también. 
 “Cuando cometemos un error, lo admitimos”, concluyó livianamente Regev, que tiene una denuncia por genocidio en Australia, su país de origen. Ningún error: se llama Doctrina Hannibal, y es la directiva que exige eliminar a la propia tropa con tal que no sea tomada como rehén. 

 Olga Cristóbal 
 17/05/2025