jueves, 3 de noviembre de 2016

Negociaciones salariales estancadas: el PIT-CNT realizará este viernes 4 paro parcial




Las negociaciones se encuentran estancadas. Las patronales y el gobierno no quieren entregar nada. Ya pararon el Sunca y Fuecys. El rol de los Consejos de Salario, el carácter de clase del Estado y el paro general parcial que se viene.

El pasado miércoles el Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (SUNCA) realizó un paro de 24 hs, se manifestó por el centro de Montevideo y culminó con un acto repleto en el Palacio Peñarol, demostrando en las calles su capacidad de movilización. Según los dichos a la prensa de su principal dirigente, Óscar Andrade, hace un mes que no se los convoca a la negociación.
Por su parte, el gremio que agrupa a los trabajadores y trabajadoras de servicios, FUECyS, también se encuentra en conflicto y el pasado lunes realizó un paro con movilización a la DINATRA. Reclamaron por ajustes nominales semestrales y salario mínimo de $ 20.000, pero lo que obtuvieron fue una negativa rotunda, inclusive hubo retrocesos respecto de negociaciones anteriores.
El estancamiento de las negociaciones salariales tiene su origen en la dureza de las patronales y del gobierno que no aceptan un aumento – ni siquiera ínfimo – en las pautas salariales. Esto en concreto significa una negociación “a la baja” frente al aumento del costo de vida, no solo los productos de la canasta básica sino los servicios, los impuestos y el transporte.
El gobierno también se mantiene firme en su postura de no aceptar aumentos salariales ya que cualquier “punto” de más en las negociaciones de la Sexta Ronda sentaría un precedente para otros gremios. El gobierno se cuida muy bien de no dar un mensaje equivocado a los trabajadores. Al decir de Andrade, la dureza del gobierno “constituye una postura radical y absurda”.

Los Consejos de Salarios

Los Consejos de Salarios sirven para debatir no solo las pautas salariales en cada rama de la economía – y así marcar el salario mínimo a nivel nacional – sino también negociar condiciones de trabajo, ritmos de producción y otras cuestiones importantes.
Desde un punto de vista, los Consejos de Salarios constituyen una conquista para el movimiento sindical, ya que los exime de tener que negociar en cada fábrica con las patronales. La negociación unificada por rama aumenta la capacidad de fuerza de la clase trabajadora frente a las federaciones patronales, donde se “golpea con un solo puño”.
No por nada, los momentos de mayor avance neoliberal y de mayor pérdida de conquistas obreras fueron cuando los distintos gobiernos decidieron borrar del mapa los Consejos de Salarios. Por ejemplo en 1968 cuando asume Pachecho Areco, donde aplicó la política de congelamiento de salarios, no así de los precios, y más tarde en el período que va de 1990 – con el gobierno de Lacalle - al 2005, cuando finalmente fueron restituidos.
Esto se dio a costa de una cierta institucionalización y estatización de las relaciones patrón -obrero y de la vida sindical, y de una regimentación de la capacidad de acción de la clase trabajadora y de amortiguar las expresiones de la lucha de clases abierta. Se han venido generando expectativas en que en los Consejos de Salario – con diálogo y paciencia – se pueden llegar a acuerdos y negociaciones que beneficien a la clase trabajadora.
La dirección del movimiento obrero – lo que llamamos la burocracia sindical - transformó estas instancias en un absoluto y supeditó la lucha en las calles, las demostraciones de fuerza obrera, los paros y las ocupaciones, al ámbito de la negociación sindical y a sus tiempos.

El rol del Estado

Además de las cámaras empresariales y los representantes de los trabajadores organizados, los Consejos de Salarios tienen como “veedor” al mismo Estado, lo que ejercería un rol “neutral” - un tercer actor. Sin embargo, el Estado no es nada neutral ya que está dirigido por el sector de la sociedad que hoy cuenta con el poder económico. Es este Estado quien legisla a favor de esos intereses y contra los de la mayoría trabajadora. Es quien otorga subsidios y exoneraciones impositivas a los capitalistas, quien permite la contratación de mano de obra flexibilizada, quien habilita que un capital transnacional invierta en el país y, sin demostrar pérdida alguna, decida “levantar campamento” dejando un tendal de familias en la calle.
Por tanto, los trabajadores deben enfrentar en los Consejos de Salarios no solamente a sus patronales sino también a “su” Estado. Dos contra uno parece una pelea desigual.

El rol del Frente Amplio

Cuando el FA llegó al poder nacional otorgó una reivindicación muy sentida como la re-instalación de los Consejos de Salario. Sin embargo, es paradójico (o no) ver la actitud del gobierno frenteamplista en las actuales negociaciones, quien muchas veces muestra mayor dureza frente a las demandas obreras, inclusive con más virulencia e intransigencia que las propias patronales. El gobierno demuestra también su carácter de clase a favor de los patrones y del sosteniemiento del capitalismo.

¿Y el PIT-CNT?

Lamentablemente la dirección del PIT-CNT, con mayoría del Partido Comunista (PCU) y de sectores oficialistas, sigue con su postura de defensa cerrada del gobierno. Lo defiende diciendo que hay que cuidarlo frente al avance de la derecha en el continente. Son quienes dicen que en tiempos electorales no hay que hacer “olas” y aceptar las migajas que nos den firmando acuerdos - inclusive en contra del mandato expreso de masivas asambleas de base - como ocurrió en 2015 durante la lucha educativa.
Pero por más que quiera, la burocracia sindical no puede esconder el carácter de clase ni del Estado – un Estado burgués – ni del gobierno – un frente de colaboración de clases en donde quien se impone es el interés del gran capital y de la burguesía que invierten en Uruguay.
A diferencia de lo que sería una dirección clasista y combativa, esta dirección sindical subordina en los hechos la lucha y la movilización obrera a las instancias de negociación, y no al revés. Cuando los Consejos de Salarios son cada dos años, muchas veces se firman cláusulas de “paz social” que la burocracia se encarga de respetar a rajatabla.

Paro y plan de lucha

Las negociaciones salariales se deben realizar con la clase trabajadora en las calles sin generar ilusiones en los Consejos de Salarios. Todo lo que se le pueda arrancar a la patronal será con la lucha, la organización y la movilización obrera. El paro previsto para el próximo viernes debería servir para imponer los reclamos obreros, aunque es parcial y por tanto insuficiente.
Será necesario que se voten delegados/as de base que vayan con mandato a las negociaciones para que sean verdaderamente democráticas, y no dejarlas en manos de los dirigentes oficialistas, que luego de negociar a la baja nos dicen que “es lo único que se podía conseguir”.
Necesitamos un plan de lucha nacional que comience con un paro de 36 o 48 hs, de esos que le duelen a los patrones, por aumento de salarios, para torcerle el brazo a quienes durante estos años se enriquecieron a costa del sufrimiento obrero y de las prebendas del Estado. Y que verdaderamente en esta crisis no sea la clase trabajadora quien pague sus costos, como en la del 2002, sino que esta vez la paguen lo capitalistas.

Karina Rojas
Montevideo

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