domingo, 7 de diciembre de 2025

¿Todo Marcha Acorde al Plan en la Argentina de Milei?


Milei festeja un endeudamiento desesperado y una ola de quiebras. 

 La única salida es derrotar el "plan" de Milei y Caputo. Según el gobierno "Todo Marcha Acorde al Plan". Milei dice que la quiebra de sectores de la economía es algo sano y hasta deseable, y festeja el anuncio de Caputo de emitir deuda como forma de juntar los dólares para pagar los vencimientos de enero. ¿Es el plan o es una crisis? 
 La vuelta a los mercados internacionales de crédito, para renovar los impagables vencimientos de deuda externa, era ciertamente el principal objetivo declarado del gobierno. Sin embargo, el anuncio es un manotazo desesperado, aún si prospera. Hay que ver a qué tasa logra Caputo colocar los bonos, siendo que ya fracasó con los Bonte anunciados a mediados de año. Tampoco dijeron el monto, sino solamente que esperan con eso "cancelar parcialmente" el vencimiento de alrededor de 4.500 millones de dólares de enero. Digamos que no quisieron jugársela mucho. 
 La emisión de bonos fue comunicada luego del tirón de orejas de grandes bancos internacionales como Barclays y el JP Morgan, y del FMI, alertando por el rojo de reservas del Banco Central. El consorcio bancario de Wall Street que había gestionado Bessent rechazó prestarle al gobierno e incluso se empantanó la operación del repo que implicaba la entrega de activos como garantía. Tampoco el Tesoro yanqui habilitó un nuevo tramo del swap, el cual incluso quedó legalmente cuestionado por la FED. Por último, el riesgo país no bajó a niveles que permitieran una renegociación de la deuda, a pesar de que lo mide el mismo JP Morgan al que reportan el Ministerio de Economía, el Banco Central y la Cancillería: una cosa es el banco como empleador y otra como prestamista, cuando se fija en la solvencia del cliente. 
 La reticencia oficial a comprar dólares en el mercado es un síntoma de la precariedad de la política económica, ya que admite que la inyección de pesos para comprar divisas implica empujar una mayor devaluación, con el consecuente fin del esquema de las bandas cambiarias porque el dólar ya cotiza en el límite superior. Esto cuando la inflación repunta aún en plena recesión. Con todas estas limitaciones, Caputo no tenía mucho margen. Ahora hay que ver si logra montos y tasas aceptables para su colocación. Aún así, sería simplemente zafar a última hora y a un alto precio, no sostenible ante cada vencimiento: en total el primer trimestre de 2026 vencen más de 6.800 millones de los cuales más de 3.000 son intereses, que si se pagan con nueva deuda se capitalizan y al costo de duplicar las tasas actuales. 
 Ahora bien. ¿Por qué la compra de dólares por el Banco Central implica indefectiblemente devaluación? Porque no hay demanda de pesos. Dicho con las palabras de Caputo, no se produce la remonetización de la economía. ¿Y eso por qué? Porque el mercado interno se va a pique; no solo no se invierte sino que estamos ante una ola de quiebras, cierre de empresas y despidos masivos. De hecho los bancos dicen que aunque bajaron las tasas de interés de los préstamos (desde los niveles delirantes previos a las elecciones) no se reactiva el crédito porque las empresas no lo demandan; mientras los créditos personales empezaron a contraerse por el récord de morosidad. 
 Contra lo que se afirma en la campaña antiobrera para avanzar en una reforma laboral esclavista, un consultor de grandes grupos fabriles declaró a Ámbito Financiero que "hoy el problema principal no es el costo: es la demanda". Hasta gigantes alimenticias como Mondelez y Georgalos pararon la producción, menos expuestas que otras ramas a la importación. Peor es el cuadro en las textiles y el calzado, mientras las autopartistas advierten por los efectos de la paralización de plantas automotrices y la menor composición de piezas locales. Las empresas descargan la crisis sobre los trabajadores, e incluso recurren fraudulentamente a quiebras y procedimientos de crisis para evadir indemnizaciones y deudas salariales mientras redirigen sus negocios.
 Según Milei todo esto sería "parte del plan". Dice que si por las importaciones quiebran los sectores menos productivos el empleo no se pierde, se va a otras ramas más competitivas. Todo estaría joya. En realidad el trabajador queda en la lona, tiene que buscar laburo en Rappi, mientras el que se va a otras ramas más rentables es el capital, a la timba financiera y la fuga de capitales. La confesión presidencial tiene el valor de desnudar los intereses sociales antagónicos entre capitalistas y trabajadores aún en el marco de la crisis. Es algo que el peronismo y la burocracia de la CGT se esfuerzan por esconder, con planteos propios de reforma laboral en nombre de la defensa de la producción y el trabajo. 
 Esta descapitalización y el saqueo del país por el imperialismo es lo que está detrás de la interminable devaluación de la moneda nacional. En última instancia, refleja el parasitismo de la clase capitalista. Eso evidencia la perfidia de los que postulan como salida una devaluación que licúe salarios y encarezca los productos importados; solo es otra forma de cobrarle la crisis a los trabajadores, en una espiral devaluatoria que no tiene fin. 
 El problema de la economía argentina no es el "costo laboral" sino el "costo capitalista". La reforma laboral no va a resolver nada, sino únicamente incrementar la explotación y golpear la organización colectiva de los trabajadores como clase. Con eso no se despeja la crisis de deuda ni la constante depreciación del peso, ni la pérdida de competitividad local resultante de la huelga de inversiones. La única forma de empezar a salir del laberinto es con el repudio de la deuda externa fraudulenta y la ruptura con el FMI y la tutela de Trump, es decir derrotando todo el "plan" de Milei. El punto de partida es preparar la huelga general contra la reforma laboral esclavista y la ocupación de las empresas que cierran o despiden masivamente. 

 Iván Hirsch

sábado, 6 de diciembre de 2025

El ultimátum de Trump a Venezuela


Milei reclama a la Corte Penal Internacional el arresto de Maduro. 

 Este martes circularon trascendidos sobre la conversación que Donald Trump mantuvo con Nicolás Maduro el 21 de noviembre pasado.
 Hasta ahora, ni desde Washington ni desde Caracas se había brindado información sobre el contenido de la charla; solo había especulaciones. 
 En la conversación, que duró 15 minutos, se habría discutido un encuentro entre ambos mandatarios que finalmente no se concretó, lo cual -según medios como El País- habilita a pensar que “puede ser un primer paso para continuar con el diálogo”. Sin embargo, en esa misma comunicación también existió un ultimátum que Trump habría dado a Maduro para que dejara el país. El venezolano habría puesto tres condiciones que Trump rechazó para su salida del poder, según una persona presente en la reunión citada por el Miami Herald. 
 En primer lugar, Maduro pidió garantías absolutas de vida e inmunidad legal para él, su círculo cercano y todos los funcionarios venezolanos sancionados por Estados Unidos. 
 El mandatario venezolano también solicitó conservar el mando militar, en un esquema similar al ocurrido en Nicaragua en 1990 con Violeta Chamorro, quien asumió la presidencia sin controlar directamente las Fuerzas Armadas, que continuaron bajo liderazgo sandinista -quienes habían derrotado a la dictadura de los Somoza- hasta 1995, a pesar de que la coalición opositora que ella encabezaba había ganado las elecciones y gobernó Nicaragua durante siete años. A cambio de seguir controlando a las fuerzas, Maduro propuso convocar elecciones libres. 
 Por último, propuso un cronograma de salida paulatina del poder, que fue rechazado por Trump, quien pretende una renuncia inmediata. 
 Tras conocerse el contenido de la llamada, Nicolás Maduro redobló la verborragia antiimperialista y anunció que continuará con la construcción de una “Venezuela potencia, soberana, libre y socialista”, pese a que se supo que anteriormente había hecho numerosas ofertas a Trump que atentaban contra la soberanía de su país, como ofrecerle participación mayoritaria en PDVSA. 

 El ultimátum de Trump

 Según Reuters, Donald Trump estableció un ultimátum para que Maduro abandonara Venezuela antes del viernes pasado. 
 Cumplido el plazo, el fascista anunció el sábado el cierre total del espacio aéreo sobre Venezuela y sus alrededores, lo que redujo notablemente los vuelos, aunque sin restringirlos por completo. 
 El lunes, Trump convocó a su Consejo de Seguridad para discutir los pasos a seguir. Karoline Leavitt, portavoz oficial, aseguró que no podía revelar más detalles, pero indicó que “hay opciones disponibles para el presidente”. Sin embargo, este miércoles, violando sus propias declaraciones sobre el cierre del espacio aéreo venezolano, el gobierno de Trump solicitó reanudar los vuelos de repatriación de migrantes hacia el país sudamericano. 
 A la ilegalidad que atraviesa toda la operatoria del Comando Sur en el Caribe se suma otro cuestionamiento que le llega a Trump desde el Senado y desde el propio Ejército estadounidense. 
 La semana pasada, el Washington Post informó que, tras el primer ataque norteamericano contra un supuesto barco narcotraficante en el Caribe -un acto ilegal en sí mismo- el secretario de Guerra, Hegseth, dio personalmente la orden verbal de matar a dos sobrevivientes que se aferraban a los restos del naufragio en llamas (La Nación, 3/12). 
 La orden de matar a sobrevivientes de un ataque naval viola todo código militar, y cualquiera que emita o cumpla dichas órdenes debería ser procesado por crímenes de guerra. 
 Cinco congresistas -todos ellos veteranos de guerra- llamaron a desobedecer órdenes ilegales, lo que puso en cuestión la autoridad de Trump, ya que dicha acción no solo impugna sus órdenes, sino que además pone en riesgo su cumplimiento.
 En el Ejército norteamericano existe un debate abierto sobre el resguardo legal que puedan tener los efectivos de cualquier jerarquía al violar el derecho internacional y el propio derecho estadounidense al seguir las órdenes de Trump, sobre todo cuando este no cuenta con garantías para un mandato eterno. Sin embargo, la historia estadounidense muestra que los únicos castigados siempre fueron los militares que se negaron a cumplir dichas órdenes y no quienes violaron los códigos de guerra. 
 Trump aprovechó la amenaza de una incursión terrestre para ampliar su campo de acción y aclaró que los ataques podrían dirigirse contra cualquier país que trafique droga hacia Estados Unidos, en una clara alusión a Colombia. 
 Ya había calificado a Gustavo Petro de narcotraficante, retirado su visa y sancionado a él y a dos familiares por las declaraciones del presidente colombiano contra el ataque a Venezuela y el genocidio en Gaza.
 Como desafío, Petro confirmó que Colombia volvió a operar vuelos desde y hacia Venezuela, rechazando la advertencia de Trump de no volar sobre cielo venezolano. También invitó al fascista a ver cómo Colombia destruye nueve laboratorios de cocaína por día sin usar misiles. 
 Sin embargo, como Colombia tiene elecciones presidenciales el año próximo, Trump tiene preparado para ese país el mismo plan de amenazas que utilizó para extorsionar al electorado argentino, aunque sin hundir barcazas en mar abierto. 
 En cambio, el despliegue militar en el Caribe y la actividad bélica en la región constituyen una amenaza concreta para Cuba, la espina que el imperialismo norteamericano tiene clavada desde hace más de 60 años. 

 Milei 

En La Haya, el encargado de negocios de la Argentina, Diego Sadofschi, tomó la palabra ante la Asamblea de la Corte Penal Internacional el lunes pasado para exigir que se activen “de manera inmediata” las órdenes de captura contra Nicolás Maduro y otros funcionarios, retomando una presentación iniciada por Mauricio Macri, retirada por Alberto Fernández y reactivada ahora por Javier Milei. La exigencia es ridícula, primero porque supone que la CPI cuenta con una fuerza propia para ejecutar sus decisiones y, segundo, porque Argentina argumenta “violaciones de derechos humanos” cometidas por Maduro como fundamento, cuando acaba de votar en contra de una resolución internacional contra la tortura en las Naciones Unidas. Ni hablar de su apoyo explícito al genocida Netanyahu, condenado por la misma CPI. 
 En realidad, el enojo teatralizado en la CPI es la vía que encontró Milei para apoyar un ataque de Estados Unidos a Venezuela y lograr el tan deseado cambio de régimen, cuando por los propios límites materiales de los destructores argentinos no pudo enviar efectivos al Caribe. 
 El antecedente más reciente es la invasión a Panamá en 1989 para derrocar y detener a Noriega. Carlos Menem, recién asumido, tuvo una posición ambigua: respaldó a Estados Unidos, pero evitó avalar explícitamente la invasión militar. Así, apoyó a Estados Unidos sin romper con el principio histórico argentino de la no intervención, algo que a Milei no le quita el sueño. 
 Milei necesita sobreactuar su alineamiento total con Trump, sobre todo porque hay parte del reciente acuerdo con Bessent que no puede cumplir, como el rompimiento total de relaciones con China. Los diarios del martes expusieron la cancelación de la visita de Bessent a la Argentina como consecuencia del enojo del gobierno de Trump por este incumplimiento. 
 En los primeros nueve meses de 2025, Argentina registró importaciones desde China que superaron los USD 13.091 millones, un salto del 66% respecto del mismo período del año anterior (LPO, 3/12). 
 Milei -que redujo la representación diplomática en Caracas y dejó la embajada en manos de Brasil- está plenamente alineado con la política belicista de Trump en América Latina, a la cual se ha sometido permitiendo el ingreso de marines al territorio nacional para realizar ejercicios conjuntos en agosto y noviembre de este año sin el aval del Congreso, es decir, violando la Constitución Nacional, y más aún al declarar que enviará efectivos y destructores al Caribe.
 El despliegue del Comando Sur en el Caribe no es contra Nicolás Maduro, sino para afianzar el control del imperialismo sobre América Latina y sus recursos naturales. El silencio de los sectores nacionales y populares es una ofrenda al trumpismo. Solo la movilización independiente contra la injerencia yanqui y contra los gobiernos que la apoyan puede detener a los marines.

 Aldana González 
 04/12/2025

viernes, 5 de diciembre de 2025

El despliegue militar del imperialismo contra Venezuela


Al momento de escribir estas líneas Donald Trump ha declarado un bloqueo total del espacio aéreo venezolano a todas las aeronaves que no pertenezcan a las fuerzas armadas norteamericanas. Este paso es un preludio al comienzo de una operación militar de mayor envergadura contra el país caribeño.
 Estados Unidos ni ha intentado ensayar una justificación legítima para lo que será, fuera de toda duda, una guerra de agresión no provocada. La congresista republicana por Florida María Elvira Salazar (puramente gusana) ha aventurado que “Venezuela está transfiriendo uranio(!!) a Hamás (!!!)” para luego agregar que sería “un ´golazo´ (N.d.T “field day”) para las empresas petroleras estadounidenses” (Raw Story 25/11). Todo lo que queda es la designación del gobierno venezolano como ´narcoterrorista´, lo cual habilita legalmente a la Casa Blanca a llevar a cabo acciones militares contra el mismo. Por otro lado, Trump ha anunciado un indulto a Juan Orlando Hernández -expresidente hondureño- que se encuentra preso en EE.UU. con una condena de 45 años por haber traficado unas módicas 400 toneladas de cocaína al país del norte mientras ejercía el poder (BBC 3/12). Al mismo tiempo, Trump ha intervenido de manera directa en las elecciones presidenciales de Honduras para apoyar a Nasri Asfura, del mismo partido que el mencionado Hernández. 
 Las preparaciones estadounidenses para iniciar ´operaciones cinéticas´ ya están en un estado ultramaduro. Todas las informaciones que llegan por canales abiertos indican que podría comenzar en cualquier momento. Precisamente un ultimátum dado por Trump en persona a Maduro para que abandone el poder (The Guardian 1/12). Hace por lo menos meses que la CIA recibió la orden de realizar operaciones directas en suelo venezolano. La semana pasada numerosos aviones de reconocimiento e inteligencia electrónica estadounidenses pasaron por las costas venezolanas, recabando todo tipo de información necesaria para planificar ataques aéreos. Son los mismos aviones que usan para hacer reconocimiento de las posiciones rusas desde el Mar Negro. Las imágenes que llegan de las pistas de aterrizaje en Puerto Rico muestran que a los cazas F-35B se los está equipando con el tipo y cantidad de armamento que sólo usan en misiones de combate. 
 La acumulación militar estadounidense -realizada con la cobertura de ´luchar contra el narcotráfico´- de los últimos meses es muy significativa. Es una fuerza muy robusta en términos de activos navales y aéreos, con mucha capacidad de hacer ataques masivos con armas de larga distancia. 
 El núcleo duro de esta acumulación es el Grupo de Ataque desplazado desde el Mar Mediterráneo que integra el portaaviones de última generación USS Gerald Ford -un coloso de 100 mil toneladas que es base de su propia fuerza aérea- acompañado por una flotilla de destructores Arleigh Burke (USS Mahan, Winston S. Churchill, y Bainbridge), capaces tanto de defender al portaaviones de misiles enemigos como de portar misiles crucero para ataque a blancos terrestres y otros navíos de apoyo. A éste Grupo de Ataque de Portaaviones se deben añadir navíos de guerra que están bajo el mando de SOUTHCOM y ya desplegados en la zona: los destructores Gravely y Stockdale y los cruceros Gettysburg y Lake Erie. Además, se encuentra en la región un submarino de clase Virginia no identificado, que también puede cargar con un arsenal de ataque a tierra. En conjunto, la flota tiene una capacidad potencial de lanzar voleas de unos 250 misiles crucero Tomahawk, cada uno con un alcance de hasta 2.500 km. Esto sin incluir la enorme cantidad de municiones que el ala aérea del portaaviones es capaz de lanzar. 
 El componente aéreo del Ford, que por el momento consiste en unas 64 aeronaves, se puede reforzar con seis bombarderos estratégicos (B-52 y B-1) ya asignados a la estructura del SOUTHCOM. Además de poder portar armamento nuclear, cada uno de estos puede cargar con hasta 24 misiles crucero para ataque terrestre. Finalmente, también hay que incluir un escuadrón de 10 cazas F-25B ´invisibles al radar´ y unos pocos obsoletos Harriers (usados por los ingleses en Malvinas) -ambos de despegue y aterrizaje vertical- aportado por Marines. Todo esto además apoyado por docenas de aviones de apoyo, reconocimiento, cisterna, etc. 
 El componente terrestre parece escuálido en comparación y se compone de una cantidad desconocida de equipos de operaciones especiales y la totalidad de la Vigésimo Segunda Unidad Expedicionaria de Marines (22nd MEU), que cuenta con tres pequeños ´portaaviones´, navíos de asalto anfibio que despliegan helicópteros, aviones de despegue y aterrizaje vertical y además pequeñas embarcaciones para tomar playas. Pasado en limpio (es decir, descontando todo el personal de apoyo y transporte), el 22nd MEU es capaz de producir una fuerza de combate terrestre de Marines de un batallón (1er. Batallón, 6to. Regimiento), hasta unos 1200 hombres. Es una fuerza que puede tomar algún sitio particular de alto valor -sea una localidad costera, una instalación petrolera o un aeropuerto en Caracas- pero de ninguna manera tomar grandes urbes y menos aún ocupar un país como Venezuela.
 La composición dice mucho acerca del posible concepto operacional que probablemente llevarán adelante: 
 La Casa Blanca estima que el gobierno venezolano tiene una fragilidad extrema y es fácil de desestabilizar. Una campaña aérea que dure unos pocos días puede dejar inoperativa tanto a la infraestructura crítica del país, fundamentalmente la energética y comunicacional y, sobre todo secciones enteras del aparato estatal. El shock de ingobernabilidad podría ser aprovechado por grupos opositores para tomar el control de las calles en las ciudades más importantes y también es previsible una apuesta a la ruptura del aparato militar y policial venezolano, con una masa crítica de éste pasándose al bando golpista. La frutilla arriba del postre sería la toma por parte de las fuerzas terrestres estadounidenses de algún sitio con impacto político. En cierto modo puede pensarse en una inspiración ´a la Siria´: cuando Assad aún contaba con el apoyo de un ejército numeroso pero que se evaporó en el aire súbita y sorpresivamente. 
 La capacidad de las Fuerzas Armadas Bolivarianas para rechazar esta operación es mínima. Si bien a lo largo de los años han hecho algunas compras de material ruso o chino, en general son cantidades pequeñas y no sistemas de punta. Así como con el resto de la economía, los cuantiosos ingresos provenientes de las reservas petroleras más grandes del mundo tampoco han sido aprovechados para preparar al país para el escenario actual. El nacionalismo caribeño devaluado a lo largo de dos décadas ni ha modernizado la economía ni expandido sus fuerzas armadas ni ha mejorado de manera sustancial o permanente el estado material de las masas. Ni China ni Rusia, ni Irán, ni Corea del Norte han movido ni moverán el amperímetro para prevenir el sometimiento colonial de la nación caribeña. El único potencial de resistencia real anida en las masas venezolanas y la clase obrera mundial.
 Trump está apostando a lograr un rápido cambio de régimen y que la operación, en términos políticos, sea una reedición de la invasión de Panamá llevada adelante por en la década de 1980. La caída estrepitosa de su imagen en todas las encuestas da cuenta tanto de la fragilidad de su gobierno como su necesidad de fabricar nuevo capital político y éste presidente en cuestión ha demostrado en varias oportunidades una tendencia al aventurerismo. La decadencia del imperialismo yanqui lo hace más agresivo y más peligroso...pero también más proclive a cometer errores.

Leib Erlej
04/12/2025

jueves, 4 de diciembre de 2025

Portugal va al paro general el 11 contra una reforma laboral


Movilización contra la reforma laboral, en noviembre 

Las dos centrales sindicales portuguesas (CGTP y UGT) convocaron a un paro general de 24 horas para el próximo jueves 11 de diciembre en rechazo a un proyecto de reforma laboral del gobierno de Luis Montenegro, que entre otros puntos, facilita y extiende la contratación precaria, establece un banco de horas individuales y habilita jornadas de hasta 10 horas sin pago de horas extra, y restringe el derecho a huelga. 
 El proyecto lleva por nombre “Trabajo XXI”, lo que muestra que el gobierno portugués apela al mismo discurso que Milei y la clase capitalista argentina: presentar como “modernización” lo que no es más que un brutal ataque sobre los derechos laborales. 
 Decenas de sindicatos del transporte, los servicios y la industria emitieron comunicados de adhesión a la medida de fuerza, lo que prefigura un importante paro general. 
 Para imponer su proyecto en el parlamento, Montenegro (de la derechista Alianza Democrática) aspira a reunir una mayoría junto a los fascistas de Chega!, que quedaron en segundo puesto en las elecciones de mayo. 
 A pesar del paro del 11, el secretario general de la UGT (central sindical históricamente ligada al Partido Socialista), Mario Mourao, aclaró que se mantiene abierto desde julio un canal de negociación con el gobierno portugués. En una entrevista con Jornal do Noticias (30/11), señaló que “las negociaciones deben acercar posiciones y debe haber concesiones por ambas partes (…) UGT no se rendirá y seguirá luchando para garantizar que el documento que llegue a la Asamblea de la República sea mucho mejor que el que está sobre la mesa hoy”. Esta línea de contemporización no debilita los propósitos del gobierno, sino que los favorece.
 El paro en Portugal viene precedido por tres días consecutivos de paros en Bélgica, el último de ellos –miércoles 26- de carácter general, que habría contado con los niveles de adhesión más altos desde los años ’80. El movimiento obrero belga enfrenta una ofensiva ajustadora del gobierno derechista de Bart de Weber (miembro del N-VA, un partido derechista flamenco), que, mientras recorta el gasto social, aumenta el presupuesto militar, en sintonía con la resolución de la última cumbre de la Otan. Al igual que Milei-Sturzenegger, el gobierno belga impulsa su propia agenda de “reformas estructurales” que atacan derechos históricos de la población trabajadora. 
 También en Italia, los sindicatos combativos (como SI Cobas y la USB) pararon este 28 de noviembre y se movilizaron masivamente contra un presupuesto 2026 de rearme imperialista, y en apoyo al pueblo palestino. 
 El ajuste, la represión, la flexibilización laboral y el militarismo de los gobiernos capitalistas, se topan con la lucha de los trabajadores. 

 Gustavo Montenegro

miércoles, 3 de diciembre de 2025

El operativo ‘Lanza del Sur’ cierra el espacio aéreo de Venezuela


Las Fuerzas Armadas de Milei se aprestan a intervenir en la guerra de Donald Trump y Marcos Rubio.

 Donald Trump ha advertido que el espacio aéreo sobre y cerca de Venezuela debe considerarse “completamente cerrado”, aumentando la amenaza sobre el país sudamericano. Esto se suma al fuerte despliegue militar del Comando Sur, al ataque a las barcazas —con un saldo de más de 80 víctimas fatales en el Caribe— y al anuncio de una inminente intervención terrestre, que Trump reiteró el pasado jueves al afirmar que comenzaría a perseguir a los narcotraficantes por tierra, utilizando un lenguaje calcado del que empleó Bush padre previo a la invasión a Panamá en 1989.
 A la vez, el Comando Sur lleva a cabo maniobras militares con Trinidad y Tobago y Panamá, reactiva la base en Puerto Rico, y República Dominicana cede al Pentágono el uso del aeropuerto internacional de Santo Domingo. 
 El anuncio del “cierre” del espacio aéreo, además de escalar la amenaza, provoca un grave perjuicio al país. Seis aerolíneas -entre ellas Iberia, TAP y Turkish Airlines- ya habían suspendido sus vuelos a Venezuela durante esta semana por la amenaza estadounidense, que primero se presentó de manera solapada como una advertencia de seguridad y ahora es una amenaza explícita de Trump. El gobierno de Nicolás Maduro respondió con la revocación de sus licencias para operar en Venezuela. 
 El argumento de Maduro es que las compañías no han suspendido los vuelos hacia los países limítrofes que comparten el espacio aéreo con Venezuela. Los aeropuertos, este fin de semana, continuaron operando, principalmente con líneas locales. Incluso siguieron llegando vuelos desde los “aliados” de Estados Unidos, como Trinidad y Tobago y Panamá, aunque con retrasos. 
 Maduro ha declarado el estado de alerta para la Fuerza Aérea del país y denunció que tales afirmaciones “representan una amenaza explícita de uso de fuerza, prohibida de forma clara e inequívoca” por la Carta de las Naciones Unidas. 
 Estas amenazas de Trump se dan al mismo tiempo que el New York Times revelara una conversación telefónica que el fascista tuvo con Maduro la semana previa, acompañado por Marco Rubio —el principal promotor de una invasión a Venezuela—. El NYT ya había publicado los generosos ofrecimientos de riquezas minerales de Maduro, que fueron rechazados por Trump porque ninguno incluía su dimisión como presidente. 
 En el Miami Herald se revelaron las propuestas de Delcy Rodríguez —vicepresidenta de Venezuela— a Estados Unidos a través de la mediación de Qatar, en las que ofrecía la dimisión de Maduro y un gobierno de transición encabezado por la vicepresidenta. Estas propuestas habían sido rechazadas por Trump en abril. 
 Trump busca un cambio de régimen, La verborragia belicosa también le sirve para sus planes fascistas hacia dentro de Estados Unidos, a pesar de que esto genera tensiones con su base MAGA, a la que le había prometido dejar de gastar el presupuesto en guerras “inútiles”. 
 Las presiones para impulsar un ataque militar a Venezuela se multiplican. A tono con María Corina Machado, la jefa de la oposición ‘mileísta’ en Venezuela, el diputado Armando Armas, desde el exilio, planteó que la única salida es una invasión estadounidense, para impulsar cambios de régimen también en Cuba y Nicaragua. 
 Para Elliott Abrams, quien se desempeñó como representante especial para Venezuela durante la primera administración de Trump, “ya pasó el punto de no retorno: el juego está en marcha, y o gana él o gana Maduro”. Abrams escribió que “no sería prudente ni necesario desplegar fuerzas terrestres en Venezuela”, pero derribar a Maduro “requerirá atacar algo más que lanchas narcotraficantes en aguas internacionales”. Por ello propone que el Pentágono amplíe su “lista de objetivos” y destruya “los sistemas de defensa aérea de Venezuela, los aviones F-16 en la base aérea de Palo Negro y los jets Sukhoi en la base aérea ubicada en La Orchila, una isla a unos 160 kilómetros de la costa”. También deberían atacar “las bases en el occidente venezolano usadas por el Ejército de Liberación Nacional (ELN)”, la guerrilla colombiana a la que se adjudica la condición de aliada de Maduro. 
 Según análisis publicados por la revista Estrategia, el Pentágono evalúa reclutar migrantes —particularmente venezolanos— bajo la promesa de regularizar su estatus migratorio a cambio de servir en operaciones de “seguridad hemisférica”. Hay antecedentes: la CIA armó ejércitos irregulares con migrantes y refugiados en Afganistán, Irak y Siria. La diáspora venezolana, según la ONU, es de más de siete millones de personas desde 2014. 

 La región 

Sin embargo, la ofensiva no se limita a Venezuela. En México, la presidenta Claudia Sheinbaum denuncia la intromisión directa de Estados Unidos en la política interna, mediante financiamiento a sectores opositores, operaciones mediáticas masivas —las convocatorias a las movilizaciones contra el gobierno fueron impulsadas por ocho millones de bots— y el uso del narcotráfico como herramienta para justificar intervenciones en materia de seguridad, mientras su policía y su ejército realizan tareas conjuntas con las fuerzas estadounidenses en territorio mexicano. 
 En Honduras, Trump ha amenazado con cortar el financiamiento si gana la oficialista Rixi Moncada y no el candidato del conservador Partido Nacional, Nasry Asfura, como finalmente ha ocurrido, en las elecciones presidenciales del pasado fin de semana. 
 Sin miedo a la alevosía, Trump anunció un inminente indulto al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández (2014-2022), condenado el año pasado en Estados Unidos a 45 años de cárcel por narcotráfico. Hernández está acusado de usar el aparato del Estado para traficar cocaína hacia Estados Unidos y de recibir un millón de dólares del Chapo Guzmán. Lo mismo ha intentado con Bolsonaro en Brasil y ahora con Netanyahu en Israel, incluso antes de que le dicten la condena. Trump es un amnistiador de criminales 
 Colombia es uno de los países blanco de los ataques de Trump, donde hay una presencia activa de más de 20 grupos armados ilegales, según la ONU. La advertencia del presidente Gustavo Petro de que Colombia no será plataforma de ataques contra Venezuela, ha provocado la cancelación de visas a todo su gabinete por parte de Washington y la suspensión de ayuda militar. 
 Mientras tanto, la Armada argentina avanza en un nuevo proceso de modernización tecnológica para sus destructores y corbetas clase MEKO 360 y MEKO 140; los pilotos argentinos ya están recibiendo entrenamiento en Estados Unidos y en Dinamarca; y la Casa Rosada continúa evaluando el momento oportuno para sumarse al operativo de Estados Unidos en el Caribe, ponderando la necesidad de una capacitación previa. La Argentina inmersa en la guerra mundial: la letra chica del acuerdo Milei–Trump. 

 Aldana González
 02/12/2025

martes, 2 de diciembre de 2025

El nuevo gobierno de Japón amenazó a China con enviar tropas a Taiwán


¿Por qué Takaichi refuerza los rasgos guerreristas del régimen japonés? 

 La nueva premier japonesa Sanae Takaichi amenazó con enviar tropas a Taiwán si es que China incurre en un conflicto contra el gobierno de la isla. Xi Jinping, el mandamás chino, respondió con maniobras militares y sanciones económicas; mientras que el gobierno nipón movilizó aviones de guerra y sacó a relucir sus misiles. Tokio es un aliado de Estados Unidos en su cruzada contra el gigante asiático, en un escenario político internacional signado por el recrudecimiento de los choques comerciales y de las tendencias a la guerra.
 La posición que tomó Takaichi no cayó para nada bien en los círculos de poder del régimen chino. Pekín considera a Taiwán, que está a poco más de 100 kilómetros del territorio japonés y se encuentra situada en rutas marítimas vitales para Japón, como parte de su territorio. Xi Jinping impulsó la realización de maniobras con fuego real en el mar Amarillo y desplegó patrullas de guardacostas cerca de islas en disputa –Senkaku y Diaoyu– administradas por Tokio. 
 Además, suspendió las importaciones de productos marítimos japoneses e instó a la población a cancelar viajes a Japón –golpeando su industria turística. 
 El gobierno japonés, por su parte, movilizó aviones de combate tras haber detectado supuestamente un dron chino volando muy cerca de su isla Yonaguni –la más próxima a Taiwán–, desplegó misiles y anunció que movilizará nuevos sistemas antimisiles. El presidente norteamericano Donald Trump, aliado del régimen nipón, aconsejó a Takaichi no provocar a Pekín. 
 La lideresa del Partido Liberal Democrático (PLD) viene intensificando los rasgos guerreristas del régimen nipón. Comanda un gobierno nacionalista militarista de choque contra los trabajadores y se ha alineado a Estados Unidos tanto en el terreno económico como en el bélico. La premier quiere reformar la Constitución para darle un mayor protagonismo al Ejército y prepararlo para la guerra imperialista, y anunció que llevará el gasto en defensa al 2% del PBI. 
 El artículo 9 de la Constitución japonesa, que rige desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, coloca límites al gobierno para librar una guerra en el extranjero. En 2015, el gobierno de Shinzo Abe, de quien Takaichi se dice heredera, impuso una legislación que permite al país del sol naciente librar una guerra siempre y cuando impere una “situación que ponga en peligro la supervivencia” (ataques contra un país que mantenga una relación estrecha con Tokio, por ejemplo). 
 No obstante, los gobernantes que precedieron a Takaichi en el poder han avanzado de alguna u otra forma en el reforzamiento de las Fuerzas de Autodefensa, el Ejército (JSDF). Japón adquirió armamento ofensivo que incluye cazas F-35, vehículos anfibios y dos portaviones (EnOrsai, 12/1). Está en un proceso de rearme, con su presupuesto militar ininterrumpidamente en ascenso hace años, con vistas a transformarse en la tercera potencia militar más poderosa del mundo a fines de esta década. 
 Tokio adquiriría más misiles de largo alcance y está barajando la posibilidad de comprar submarinos de propulsión nuclear. El régimen nipón almacena suficiente plutonio como para fabricar hasta mil ojivas nucleares y tiene un sistema de misiles capaces de portarlas. Y, en el país de Hiroshima-Nagasaki y el desastre de Fukushima, Takaichi ya dejó en claro que está a favor de hacerse de pertrechos atómicos.
 Japón flexibilizó en 2024 los controles a la exportación de armas, que está restringida por la Constitución. Como parte del mayor acuerdo de exportación en materia de defensa de Tokio, Australia le compró 11 fragatas construidas por Mitsubishi (Fortune, 5/8). Canberra también se está rearmando e integra Quad, la OTAN asiática de la que también son parte Japón, India y Estados Unidos. 
 Estados Unidos tiene establecidas miles de tropas y bases militares en Japón. Se calcula que la isla de Okinawa alberga el 70% de las bases, con unos 80.000 estadounidenses –de los cuales 30.000 son militares uniformados–, aunque hace tiempo se viene procesando una retirada. El imperialismo también posee miles de tropas en Corea del Sur, aliado en su lucha contra Corea del Norte. A esto hay que sumar las maniobras militares en el Mar de China Meridional, zona cuya disputa tensiona constantemente las relaciones entre Washington y Pekín. 
 El 97% de las armas que importa Japón proviene de Estados Unidos. Tokio fue el principal comprador de pertrechos en Asia y Oceanía, región que absorbió el 28% de las exportaciones armamentísticas estadounidenses entre 2020 y 2024. 
 Takaichi viene de refrendar el compromiso de Japón de invertir 550.000 millones de dólares en Estados Unidos, a cambio de que los aranceles contra su país se mantengan en un 15% –por debajo del 25% que anunció Trump en el “Día de la Liberación”. Ambos países han cerrado, asimismo, acuerdos vinculados a minerales críticos y tierras raras, sector en el que China mantiene una primacía; así como Japón se comprometió a comprar camiones Ford. Se ha dejado trascender que avanzarían en la construcción conjunta de reactores nucleares, de la que se beneficiarían empresas como Toshiba y Mitsubishi (El País, 28/10). Tras el cónclave Trump-Takaichi, que tuvo lugar hace poco, se anunció una “nueva era dorada” en las relaciones bilaterales. 

 Panorama japonés

 Takaichi llegó al poder a fines de octubre pasado, con el apoyo del opositor Partido de Innovación (Ishin), una formación derechista. Con todo, tras las elecciones, la oposición terminó quedándose con una mayor cantidad de escaños. Este escenario se configuró luego de que el entonces primer ministro Shigeru Ishiba dimitiera por la derrota que sufrió en otro proceso electoral, que terminó con el oficialismo perdiendo la mayoría en las dos cámaras de la Dieta Nacional –el parlamento nipón. El PLD también se quedó sin el apoyo de su socio tradicional, el partido Komeito. La primera ministra nipona se define como admiradora de Thatcher y dijo que su objetivo es ser la “dama de hierro”. 
 Durante sus años en el poder, el PLD ajustó fuertemente el gasto público en atención sanitaria y en seguridad social. A la par, en los últimos 30 años, se redujo el impuesto sobre las ganancias corporativas de un 50 a un 15%. La economía japonesa está estancada hace años. El salario real promedio por hora de todos los trabajadores, que sufren una explotación extremadamente intensa, bajó un 10% desde su máximo en 1997. El ratio deuda/PBI es superior al 200%. Los precios se encuentran elevados. Hay una tendencia de los capitalistas a invertir en bonos gubernamentales y en el mercado de valores (Michael Roberts en The Next Recession, 19/7). En este marco, la inversión no repunta. Y los vientos de la crisis capitalista mundial soplan en contra de la economía japonesa. 

 Nazareno Suozzi

lunes, 1 de diciembre de 2025

Probado compañerismo


En 1973 Fidel es recibido en Hanói por el primer ministro vietnamita, Phan Van Dong.

Cuba y Vietnam tienen una hermandad fuera de serie. He aquí algunos hitos 

 Los desastres naturales se ensañaron con Vietnam en 2025: la VNA informa sobre la muerte o desaparición de 409 personas y pérdidas económicas de 3.27 000 millones de dólares. Además, cientos de miles de viviendas, hectáreas de arrozales y otros cultivos fueron destruidos o quedaron bajo las aguas. 
 A pesar de dichos estragos, la nación vietnamita apela a ese espíritu de resiliencia tan suyo y se levanta. También las muestras de apoyo a nivel internacional no se han hecho esperar. En ese sentido las máximas autoridades de Cuba manifestaron sus condolencias, y reiteraron toda la solidaridad al Partido, gobierno y pueblo de Vietnam por las pérdidas en varias de sus provincias. 
 Así debe ser, porque entre nosotros hay lazos muy fuertes, los cuales se expresan vívidamente en acciones concretas: ante el huracán Melissa por el oriente cubano, Vietnam volvió a decir: “¡Aquí estoy!”. 
 Siguiendo la estela de nuestra hermandad es preciso referirnos a que Cuba fue el primer país del hemisferio occidental en establecer relaciones diplomáticas con la tierra de los anamitas. Eso sucedió el 2 de diciembre de 1960, cuando el joven gobierno revolucionario estimó la pertinencia de mantener vínculos estrechos con la nación asiática; los lazos bilaterales fueron promovidos por Fidel, el Che y otros altos dirigentes cubanos. 
 Debe destacarse la gran admiración hacia Vietnam del Comandante en Jefe, quien había leído sobre la épica batalla de Dien Bien Phu, en 1954, en la que fue derrotado el colonialismo francés. Luego vendrían nuevos sucesos y luchas contra el invasor estadounidense, cuyo final tuvo lugar en 1975, cuando se logra reunificar el país indochino. 
 En cada una de esas circunstancias la mayor de las Antillas siempre estuvo del lado de Vietnam, en un acompañamiento en diversos escenarios. Por ejemplo, en 1961 llega a La Habana la primera delegación oficial vietnamita para participar en las festividades del 1⁰ de Mayo. Al año siguiente recibimos en Cuba a un grupo de jóvenes para estudiar español; se dinamizó así la cooperación educativa, sostenida en el tiempo en disimiles carreras universitarias. Otro hito fueron nuestras donaciones de azúcar en miles de toneladas métricas. 
 En 1963 se crea el Comité Cubano de Solidaridad con Vietnam del Sur, antecesor de la Asociación de Amistad Cuba-Vietnam, cuya primera presidenta fue la Heroína del Moncada Melba Hernández. Tres años después, Fidel haría una declaración memorable en el marco de la Conferencia Tricontinental: “porque al pueblo de Vietnam estamos dispuestos a darle no ya nuestro azúcar, sino nuestra sangre, ¡que vale mucho más que el azúcar! Y eso lo sabe perfectamente bien el pueblo de Vietnam y la dirección del heroico Partido Comunista de Vietnam”. 
 Y cómo olvidar el encuentro entre el general de Ejército Raúl Castro y el líder Ho Chi Minh, o a los profesionales de la salud cubanos, quienes incluso desafiaron los bombardeos yanquis. Tampoco escapa de nuestra memoria la histórica visita de Fidel, en 1973. Entonces tuvo múltiples contactos con el pueblo, conversaciones oficiales, recorrido por la casa y el sitio de trabajo de Ho Chi Minh (fallecido en 1969), y su sumamente recordado intercambio en los territorios liberados del sur, aún objetivos de bombardeos estadounidenses.
 En esa estela, Vietnam nos profesa un especial cariño, materializado en la cooperación bilateral y en un firme pronunciamiento contra del bloqueo de los Estados Unidos. El compañerismo es de parte y parte. 

 María Victoria Valdés Rodda
 noviembre 28, 2025

sábado, 29 de noviembre de 2025

Huelga general en Italia contra el presupuesto de guerra de Meloni, el ajuste y el apoyo a Israel


“Si al gasto social, no al rearme”

 El viernes 28 una potente huelga general en toda Italia inmovilizó durante 24 horas al transporte, con paros en trenes, autobuses, metro y aviones, sanidad, escuela y prensa. Se cancelaron decenas de vuelos y el servicio ferroviario fue interrumpido en todo el país. 
 Los periodistas sumaron a los reclamos la exigencia de la renovación del convenio colectivo nacional, que expiró en 2016. Es la primera huelga de toda la categoría en más de diez años. Las agencias mantenían sus flujos de noticias cerrados y en los portales digitales de grandes medios como La Repubblica, La Stampa o Il Corriere della Sera aparecían congeladas las noticias del día anterior, junto a un aviso de que la página volvería a actualizarse a primera hora de este sábado. 
 La huelga, convocada por los sindicatos de base Cobas, Usb, Sgb y Cub se pronuncia contra el apoyo del gobierno de Giorgia Meloni a Israel y contra el ajuste y el aumento del gasto militar. 
 La huelga une la solidaridad con Palestina a la lucha contra el gobierno de Meloni, que eleva el presupuesto militar a 32.000 millones de euros a costa de recortes sociales. 
 La jornada nacional contra el «presupuesto de guerra» denuncia que el proyecto de ley financiera para 2026 favorece el gasto militar y profundiza el ajuste en salud, educación y las políticas sociales en general. 
 Los italianos se han estado empobreciendo durante dos décadas. Los salarios crecen a la mitad del promedio europeo, y en 2024, por primera vez, el salario medio español ha superado al italiano (diario-red) 
 “Queremos al menos 2000 euros de salario base, jubilarnos como máximo a los 62 años, basta con el sistema de subcontratación, reducir la jornada laboral manteniendo el salario, garantía del derecho a la vivienda, contrataciones en la administración pública, sanidad pública gratuita y universal", escribe la USB en un comunicado. 
 En sanidad, los sindicatos reclaman presupuesto para infraestructuras y mayor estabilidad laboral. Escuelas, universidades y la administración pública también se suma al paro, con interrupciones en diferentes servicios locales y estatales. 
 La ley de presupuestos de Meloni está en línea con el aumento del presupuesto militar que exige la OTAN, impulsa exclusivamente el rearme, con grandes empresas estatales o mixtas como Leonardo (una de las más grandes fabricantes de armas del mundo) presionando para que se produzcan más armas. 
 La USB “espera replicar el éxito de las huelgas generales por Gaza de hace un mes, cuando dos millones de personas ocuparon las calles italianas”. El comunicado de la USB: "[pedimos] el fin de toda complicidad con Israel y del genocidio en Palestina: recordamos cómo Italia se encuentra entre los principales proveedores de armas del estado israelí, mientras el genocidio continúa", escriben los representantes de los trabajadores.
 El aeropuerto de Malpensa, en Milán, canceló al menos 27 vuelos, mientras que el de Bolonia canceló al menos 17. Otros aeropuertos afectados son el de Linate, en Milán, el de Nápoles y el de Venecia. La aerolínea insignia de Italia, ITA Airways, dijo que había cancelado 26 vuelos nacionales debido a las huelgas.
 Los trenes fueron cancelados en las principales estaciones de Roma, Turín, Milán y Génova. Los servicios de transporte público urbano se vieron interrumpidos en Roma y en otras ciudades. 
 En Venecia, antes de ser dispersados por la policía con cañones de agua. los activistas bloquearon el acceso a las oficinas del grupo armamentístico italiano Leonardo -uno de los mayores fabricantes de armas del mundo, en el que el Estado tiene el 30 % de las acciones. 
 En una entrevista del Socialist Workers a dos trabajadores de la USB, ambos explicaron que muchas empresas que cierran se reconvierten a la producción de armas. Por ejemplo, en la Toscana, Leonardo pretende hacerse cargo con ese fin de una fábrica de electrodomésticos que ha cerrado. En Puglia, en el sur de Italia, trabajadores de Leonardo motorizan una petición para impedir la producción de armas para Israel. 
 Miles de manifestantes marcharon en Roma y Turín, entre otras ciudades, muchos de ellos ondeando banderas palestinas, y otra marcha en Génova contó con la presencia de la relatora especial de la ONU sobre los derechos de los palestinos, Francesca Albanese, y el exministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis. La activista sueca Greta Thunberg, que participó de dos flotillas antiisraelíes que intentaron llegar a Gaza a principios de este año, también participó en las protestas. 
 Los manifestantes portaban pancartas en las que se pedía la liberación de Mohammed Shahin, un imán que será deportado de Italia tras calificar el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 como un “acto de resistencia” en una manifestación conmemorativa del aniversario de la masacre. 
 La huelga general del viernes fue convocada por el sindicato autonomista USB junto con otras organizaciones de trabajadores más pequeñas. La Unione Sindacale di Base, fundado en 2010, es un sindicato alternativo a las grandes centrales burocraticas italianas (como CGIL, CISL y UIL). Tiene presencia es el sector público y también en la industria, en comités de vivienda y en agrupaciones de migrantes y desocupados. 
 En los últimos años el USB “está desafiando el dominio tradicional de las tres principales confederaciones, la CGIL de izquierda y las centristas CISL y UIL” (Times of Israel 29/11). 
 Esta es la tercera huelga general en solidaridad con Palestina y contra el ajuste aunque la burocracia sindical esta vez no convoca ni a un paro de 2 horas, como en octubre, y la CGIL, el sindicato más grande de Italia, del Partido Comunista, dividió a la clase obrera anunciado una huelga nacional contra el presupuesto recién para el 12 de diciembre. En la huelga del 22 de septiembre los estibadores autoconvocados pararon los puertos de Génova y algunos otros impidiendo la salido de barcos con armas hacia Israel. 
 Este enorme impulso acorraló a la burocracia del CGIL y la obligó a sumarse parcialmente -con paros de dos horas- a la huelga general del 3 de octubre, que puso de pie a la clase obrera de Italia y logró repercusiones en Bélgica, Alemania, Grecia y otros países europeos. 
 La clase obrera italiana marca el camino. 

 Olga Cristóbal 
 29/11/2025

jueves, 27 de noviembre de 2025

miércoles, 26 de noviembre de 2025

La aviación de Trump sobrevuela Venezuela


Estados Unidos declaró formalmente a Nicolás Maduro como miembro de un grupo terrorista extranjero.
 Hasta ahora, las acusaciones que Estados Unidos esgrimía contra Maduro eran por “narcotráfico” y por integrar el “Cartel de los Soles”, cuya existencia muchos analistas ponen en duda. 
 A partir del lunes pasado, para el gobierno de Trump, el Cartel de los Soles pasa a ser un grupo terrorista y la cúpula del régimen venezolano, “terroristas”. 
 Si bien a principios de año Trump ya había declarado a toda organización narcotraficante como “terrorista”, aquello había quedado en el plano discursivo, sin implicancias legales.
 El domingo de la semana pasada, el Departamento de Estado emitió un comunicado anunciando la designación formal y daba siete días al Congreso para revisar la medida después de ser notificado. “En ausencia de acción del Congreso para bloquear la designación”, esta entra en vigor, algo que sucedió este lunes (Clarín, 24/11). 
 También quedaron incluidos en la designación el Tren de Aragua y el Cartel de Sinaloa, con lo que se abre una ventana de peligro para México. 
 La inclusión en esta categoría autoriza al presidente Trump a imponer nuevas sanciones contra los activos de Maduro, algo que Estados Unidos ya había implementado desde que desconoció su gobierno en 2019. Desde antes, distintos gobiernos estadounidenses venían imponiendo sanciones individuales a personas vinculadas a alguno de los tres poderes de Venezuela. Incluso empresas europeas ya habían sido sancionadas por comerciar con la petrolera PDVSA. La única empresa con permiso para hacerlo es Chevron, y solo puede pagarle a Venezuela con crudo; las divisas están prohibidas. 
 La confiscación de bienes, empresas o fondos supuestamente relacionados con la actividad del cartel es algo que Estados Unidos ya había hecho con activos venezolanos de propiedad estatal. En 2019, 7.000 millones de dólares fueron bloqueados en Estados Unidos y 1.200 millones de dólares en oro venezolano fueron retenidos en el Banco de Inglaterra. Algunos informes estiman que la suma total de los fondos venezolanos bloqueados o confiscados en el exterior asciende a 24.000 millones de dólares.
 La designación legaliza acciones encubiertas que Trump ya había anunciado previamente, así como procesos penales en Estados Unidos: cargos formales por terrorismo con órdenes de arresto internacional. Establece, además, la prohibición de visados, la expulsión de personas vinculadas al cartel y presión sobre terceros países para que tomen medidas similares. 
 No autoriza explícitamente el uso de la fuerza letal, pero Trump interpreta que sí y así lo ha declarado. De hecho, es lo que viene implementando desde hace semanas, hundiendo barcazas en el Caribe y en el Pacífico. La diferencia sería que la amenaza ahora se extiende sobre el territorio continental venezolano. Recientemente, obtuvo el apoyo del Congreso, que votó en contra de una resolución que cuestionaba los ataques a las barcazas, y el propio Trump declaró que no necesita autorización para un ataque terrestre. 
 Lo que sí tuvo consecuencias inmediatas fue la amenaza solapada sobre los aviones que circulan por el cielo venezolano. 
 La Administración Federal de Aviación estadounidense (FAA) emitió alertas a varias aerolíneas comerciales sobre “un aumento de la actividad militar” en el espacio aéreo venezolano, lo que generó la suspensión de rutas por parte de compañías como Iberia, TAP, Avianca, GOL y LATAM. De esta manera, incomunicados por mar y por aire, los venezolanos han quedado virtualmente cercados, mientras que la frontera con Brasil también se encuentra fuertemente militarizada.
 Al mismo tiempo, Estados Unidos reactivó su base militar en Puerto Rico, que se encontraba inactiva desde 2004, y que fue utilizada como enclave militar para bloquear a Cuba y para invadir a Santo Domingo en 1965, a Granada en 1983 y a Panamá en 1989.
 Según Reuters, altos cargos estadounidenses señalaron el domingo que el comienzo de la segunda fase de la operación militar “Lanza del Sur” es inminente, y que el jefe del Ejército se hará presente en la zona. Hay que tener en cuenta que el jefe del Comando Sur ya había presentado su renuncia —según trascendidos, por su oposición a las operaciones ordenadas por Trump y también por su política racista hacia el interior de las fuerzas— para retirarse en diciembre, por lo que se espera una nueva designación. 
 El Comando Sur ha matado ya a más de 80 personas en ataques a barcos que supuestamente llevaban droga por el Caribe y el Pacífico, sin presentar ninguna prueba y mucho menos un riesgo para la marina estadounidense. 
 Trascendió que Maduro ofreció un final de su gobierno negociado a dos años, propuesta que fue rechazada por la Casa Blanca. 
 Rusia brindó pertrechos militares a Venezuela y, al igual que China, acaba de respaldar a Maduro y de pronunciarse contra la injerencia militar estadounidense. Sin embargo, es probable que Venezuela termine como moneda de cambio en un eventual acuerdo para poner fin a la guerra de Ucrania entre Trump y Putin. 
 El despliegue militar en el Caribe es el mayor en la región desde la crisis de los misiles en 1962 y el mayor del mundo desde la guerra de Irak, por la cantidad de pertrechos implicados. Para una invasión terrestre, Trump necesitaría movilizar más tropas, pero no puede mantener indefinidamente semejante despliegue armamentístico, que cuesta millones de dólares por día, sin llegar a una definición. 
 Si lo que buscaba era generar una crisis que favoreciera un levantamiento interno y provocara un cambio de régimen, el tiro le estaría saliendo por la culata, porque la oposición a Maduro está más dividida que nunca y buena parte de ella es contraria a las acciones bélicas contra Venezuela. Esto deja a María Corina Machado en un cipayismo aislado, por más premios Nobel que le otorguen. 
 La misma inercia de Trump y el desarrollo de los hechos lo van a obligar a tomar una decisión. 
 Un ataque a Venezuela es una amenaza para toda América Latina; la movilización en todo el continente es lo único que puede detener a Trump y a su imperialismo en decadencia. 

 Aldana González 
 25/11/2025

domingo, 23 de noviembre de 2025

El Consejo de Seguridad de la ONU da su aval al plan colonial de Trump


El 29, movilicémonos en todo el mundo por una Palestina libre, del río al mar. 

 El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó este lunes 17 una infame resolución que adopta enteramente el plan colonial de Donald Trump para la Franja de Gaza y, en consecuencia, establece una fuerza internacional de ocupación en el territorio costero (“Fuerza Internacional de Estabilización”, según el pérfido lenguaje de la norma) y una junta de gobierno (“Junta de Paz”) –con poderes hasta fines de 2027- que tendrá al frente al magnate estadounidense, según detalla el anexo del documento, que es nada menos que el mismísimo plan de 20 puntos diseñado por la Casa Blanca.
 El texto recibió el voto afirmativo de 13 de los 15 miembros del Consejo de Seguridad, entre ellos Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Dinamarca, Grecia, Corea del Sur y Argelia. Pero también cuenta con el aval de importantes Estados que no lo integran, como Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos Arabes, es decir, las burguesías árabes, y hasta de la Autoridad Palestina, que corona con este aval un largo proceso de cooperación con las autoridades sionistas. Rusia y China se abstuvieron en la votación, pero no ejercieron su poder de veto, que hubiese hecho naufragar la resolución. Esta postura es congruente con el apoyo que ya habían dado al plan Trump y con sus vínculos comerciales y diplomáticos de todo tipo con Israel. 
 La resolución legitima la presencia de las tropas sionistas en Gaza (que actualmente ocupan más de la mitad del territorio) hasta su reemplazo por la fuerza internacional, e incluso, admite posteriormente “una presencia perimetral de seguridad que permanecerá hasta que Gaza esté debidamente protegida frente a cualquier resurgimiento de la amenaza terrorista (sic)” (punto 7). Y asigna a la fuerza de ocupación la potestad de garantizar “el proceso de desmilitarización de la Franja de Gaza, lo que incluye destruir e impedir que se reconstruyan las infraestructuras militares, terroristas y ofensivas, así como retirar permanentemente del servicio las armas de los grupos armados no estatales” (ídem). Esto va en sintonía con los deseos de Trump y Netanyahu de destruir a Hamas y el resto de las organizaciones de la resistencia palestina. Mientras se insiste en desarmar a estos grupos, se tolera el asedio constante del Estado genocida. 
 En cuanto a la junta de gobierno, se estipula que tendrá el apoyo de un “comité palestino tecnocrático y apolítico” (punto 4), hasta tanto la Autoridad Palestina “haya completado satisfactoriamente el programa de reformas” que le exige el imperialismo “y pueda retomar el control de Gaza de forma segura y efectiva” (punto 2). Aquí, la intromisión resulta descarada, puesto que se priva al pueblo de Gaza del derecho elemental de elegir a sus propios gobernantes, y se deja el poder en manos de figuras del imperialismo (en el anexo sobresale el nombre del exprimer ministro británico Tony Blair, uno de los responsables de la invasión de Irak, en 2003) y, a la postre, de una Autoridad Palestina remodelada a conveniencia. 
 Este celo por mantener el poder en manos seguras se explica, en parte, porque la llamada “Junta de Paz” tendrá a su cargo la coordinación de la reconstrucción de Gaza, que ha sido reducida a escombros, y hay grandes grupos capitalistas que buscan tallar en ese proceso, empezando por los intereses inmobiliarios de Trump y su famoso proyecto turístico, pero que se extiende también a las burguesías árabes que, a través de Egipto, presentaron en marzo una propuesta de remodelación que movería más de 50 mil millones de dólares. El imperialismo yanqui no solo proporcionó a Israel las bombas que reventaron la mayor parte de los hogares del sufrido pueblo gazatí, sino que busca sacar provecho de las ruinas. 
 Para justificar su apoyo a semejante texto, la Autoridad Palestina alude al presunto reconocimiento de un Estado palestino, pero se trata de una referencia completamente incierta, que, además, está atada a la legitimación del plan colonial. La resolución dice: “Una vez que se haya llevado a cabo fielmente el programa de reformas de la Autoridad Palestina y haya avanzado la reurbanización de Gaza, se podrán dar por fin las condiciones necesarias para una vía factible (?) hacia la libre determinación y la condición de Estado de Palestina” (cursivas nuestras). 
 Esta formulación muestra a qué punto ha quedado reducida la llamada “solución de dos Estados”, en el marco del avance sostenido de la colonización sionista en la región. 

 El genocidio continúa 

Mientras el imperialismo diseña su fuerza de ocupación (aún no está claro qué países la integrarán, ni se habla de un número específico de tropas), la Franja de Gaza sigue padeciendo la ocupación de las tropas sionistas y la violación constante del cese al fuego. Más de 1.500 edificios fueron destruidos desde entonces, y más de 200 gazatíes fueron asesinados. A su vez, la ayuda humanitaria ingresa a cuentagotas, por lo que el bloqueo y sus dramáticos efectos (hambruna, enfermedades) siguen apabullando a la población. A esto hay que sumar el salto que prepara Israel en la colonización de Cisjordania (con el asentamiento E1 como proyecto estelar) y el ataque de bandas de colonos armados en dicho territorio. 
 La resolución del Consejo de Seguridad de la ONU fue rechazada por las organizaciones de la resistencia palestina, entre ellas Hamas y el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), que en un comunicado propio declaró que “nuestro pueblo, que ha hecho sacrificios continuos, no aceptará ninguna fórmula que disminuya su soberanía y continuará su lucha hasta lograr la completa libertad en su tierra”.
 Francesca Albanese, experta independiente de la ONU, autora de un informe revelador sobre los intereses económicos que operan detrás del genocidio del pueblo palestino, denunció, por su parte, que el plan votado "es un descarado intento de imponer, mediante la amenaza de fuerza continuada contra una población virtualmente indefensa, los intereses de Estados Unidos e Israel, lisa y llanamente". La resolución, según la funcionaria, “se centra casi exclusivamente en desarmar a los grupos armados palestinos mientras no hace nada para acabar con la causa principal de la violencia: el asedio ilegal continuo de Israel, la ocupación, la segregación racial y el apartheid, y la limpieza étnica”.

 Jornada internacional 

El 29 de noviembre se desarrollarán movilizaciones en apoyo al pueblo palestino en distintas partes del mundo. En el caso de Italia, estarán precedidas por un nuevo paro general de solidaridad. 
 En Buenos Aires, el Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino se movilizará de Congreso a Plaza de Mayo, y también habrá convocatorias en el interior del país. 
 No al genocidio. No al plan de Trump y el Consejo de Seguridad de la ONU. Fuera las tropas sionistas de Palestina, Siria y Líbano. Por una Palestina única, laica y socialista, como parte de una federación socialista de pueblos de Medio Oriente. 

 Gustavo Montenegro

sábado, 22 de noviembre de 2025

Guerra OTAN-Rusia: los 28 puntos de Trump ensanchan la grieta con el imperialismo europeo


Un “borrador” para colonizar a Ucrania y a Rusia por parte del imperialismo norteamericano. 

 Estados Unidos presentó una nueva propuesta a Kiev para entablar negociaciones con Rusia. “El plan Trump” es un extenso borrador de 28 puntos, que muchos comentaristas asemejan al de Gaza, tanto por la estructura y el lenguaje. Por sobre todo, por su carácter bilateral, que deja afuera a la tercera parte; Hamas en un caso y Ucrania en la presente. “Trump aprobó un nuevo plan para poner fin a la guerra. Ucrania no participó en su elaboración” titula NBC. 
 Ha sido confeccionado discretamente por miembros de los equipos de Vladímir Putin y Donald Trump, aunque es éste el que asume la autoría. Dimitri Peskov, el secretario de prensa del Kremlin sostuvo: “No tenemos nada nuevo que añadir a lo sucedido en Anchorage (Alaska). No tenemos nada que decir”. 
 Resumiendo, todas las publicaciones que han aparecido sobre este tema, podemos identificar lo siguiente: Ucrania debe ceder la región oriental del Donbass, reducir el tamaño de las Fuerzas Armadas ucranianas (a la mitad, según el Financial Times), (y a dos veces y media, según The Economist). Debe limitar el armamento de largo alcance de Kiev, que sea capaz de alcanzar zonas profundas de Rusia. Ucrania tendrá vedado el ingreso a la OTAN. Estados Unidos "y otros países" (que no menciona) reconocerán a Crimea y al Donbass como territorios rusos, pero esto no así Ucrania. (que podrá reclamarlos como propios). “La propuesta exige a Kiev ceder a Rusia la totalidad de la fuertemente fortificada región de Donetsk”, advierte el Washington Post. El plan obliga a Ucrania a reconocer el ruso como idioma oficial del país y otorgar estatus oficial a la Iglesia ortodoxa rusa. Además, estipula la prohibición del despliegue de tropas extranjeras en Ucrania (como reclama la Comisión Europea). A cambio de estas concesiones, Estados Unidos promete brindar garantías de seguridad a Ucrania. La publicación Rusia Today asegura que “incluiría una garantía de seguridad basada en el Artículo 5 del tratado de la OTAN.” Este artículo obliga a Estados Unidos y a sus aliados europeos a considerar un ataque contra Ucrania como un ataque contra toda la "comunidad transatlántica", una curiosa admisión de Ucrania en la OTAN. 
 Por otra parte, se levantan las sanciones económicas a Rusia: “Los fondos rusos congelados en Europa serán desbloqueados”, confirma el Kommersant (21/11). Luego se invitaría a Rusia a reincorporarse al G8. Estados Unidos firmaría un acuerdo con Moscú que abarcaría energía, recursos naturales, infraestructura, inteligencia artificial, centros de datos y extracción de metales de tierras raras en el Ártico. Putin se queda con una parte del territorio ucraniano y Trump con la totalidad de los recursos, incluidos los de la zona rusa. 
 Estas condiciones habían sido catalogadas en el pasado por los aliados europeos como una capitulación de parte de Trump; lo ha vuelto a decir. La Casa Blanca cree que Ucrania probablemente perderá más territorio en el Donbás si la guerra continúa, "por lo que lo que más le conviene a Ucrania es llegar a un acuerdo ahora", declaró un funcionario estadounidense a Axios. Rusia, en efecto, avanza militarmente hacia la provincia de Kherson y hacia la ciudad de Jarkov, la segunda en importancia de Ucrania, a pocos kilómetros de la frontera noroeste con Rusia. Putin, de todos modos, capitula a su manera, porque renuncia a un cambio de régimen en Kiev, el objetivo clave de la invasión de febrero de 2022. Tampoco obtiene el cese del rearme de Alemania, que se ha incrementado en forma exponencial con el pretexto de la guerra en Ucrania. El largo texto de Trump no rechaza la adhesión de Ucrania a la Unión Europea, la causa del golpe de febrero de 2014. 
 Muchos de los ministros de Asuntos Exteriores de la UE, reunidos en Bruselas el jueves, afirmaron haberse enterado de los detalles de la propuesta únicamente a través de los medios de comunicación, “a pesar de que las naciones europeas se han convertido en los principales proveedores de ayuda financiera y militar a Ucrania desde que la administración Trump redujo el apoyo estadounidense” (Washington Post 20/11). El imperialismo europeo levanta la amenaza de una fractura de la OTAN, pero todavía se tomará su tiempo para ver cómo puede sacar tajada del borrador de Trump – que nada dice de esa “ayuda financiera y militar”. Los europeos responsabilizan el enviado especial de Trump, Steve Witkof, quien ha estado impulsando “discretamente” un plan con disposiciones a las que Ucrania se ha opuesto durante mucho tiempo, incluyendo obligarla a ceder territorio estratégico que Rusia aún no ha tomado militarmente. «No nos importan los europeos. Lo importante es que Ucrania lo acepte», dijo una fuente estadounidense a un reportero del medio Político. Pero Ucrania comulga con Europa, salvo que Trump orqueste un golpe de estado en Kiev, que permita un triángulo entre EEUU-Rusia-Ucrania, y la ruina del “drang nach oesten” (colonización del este) del imperialismo germano. 
 Trump anuncia el borrador cuando Zelenski se encuentra acosado por casos de corrupción alrededor de fondos destinados a reforzar la defensa de la infraestructura energética contra los misiles y drones rusos. Lo salpica directamente, porque involucra a su entorno inmediato. Esta semana, miembros del propio partido del presidente han reclamado la expulsión de Andrey Yermak, la “eminencia gris” del poder en Ucrania. La suerte de Yermak, el influyente jefe de gabinete, podría precipitar la implosión de la frágil alianza entre las fuerzas armadas, los oligarcas, la policía secreta y el parlamento que mantiene a Zelenski en el poder. 
 El escándalo de desvíos de fondos fue destapado por la Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania (NABU). Zelenski había intentado copar este organismo y su agencia hermana, la SAP (fiscalía anti corrupción), hace apenas cuatro meses, poniéndola bajo control directo del gobierno por medio de una legislación redactada a toda prisa. Estas maniobras provocaron las protestas y movilizaciones más importantes en Kiev desde el inicio de la guerra. Se trata del segundo choque en pocos meses entre esas agencias, que son respaldadas por Estados Unidos, y el círculo íntimo del presidente. El Servicio de Seguridad Nacional de Ucrania, más conocido como SBU, es leal a Zelenski. Controla el sistema judicial y las cárceles. Por otro lado, la NABU y la SAP cuentan con un fuerte apoyo político, financiero y de inteligencia de Bruselas y Washington. Ucrania se está convirtiendo en una «colonia marginada que está perdiendo su soberanía», se quejó la ex primera ministra Yulia Timoshenko en agosto, tras respaldar los intentos de eliminar la independencia de la NABU. Timur Mindich, apodado “la billetera de Zelenski”, un magnate muy cercano al poder, huyó del país pocas horas antes de que la oficina anti corrupción registrara uno de sus apartamentos, en el marco de una operación bautizada “Midas”. En ese registro encontraron, entre otras cosas, un inodoro de oro en uno de los baños. Cuando la opinión pública entendió que el dinero que debía destinarse a salvaguardar la infraestructura crítica en pleno invierno se malversaba en esta forma, la popularidad de la cúpula política ya estaba severamente golpeada. En las últimas horas, la Rada (parlamento) votó la destitución de los ministros de Energía y Justicia. 
 La corrupción es profunda y generalizada: “Se han planteado interrogantes sobre cómo Fire Point, una agencia de casting para las películas de Zelenski antes de la guerra, obtuvo contratos gubernamentales multimillonarios para producir drones para el ejército ucraniano. Fire Point también produce el misil de crucero de largo alcance Flamingo, de reciente desarrollo” (The Spectator 12/11). 
 Estados Unidos se encuentra detrás de todos los movimientos actuales que jaquean al régimen ucraniano, presumiblemente para neutralizar a Zelenski y presionarlo a aceptar un acuerdo con Putin, a partir de disposiciones que fueron rechazadas en el pasado reciente. Se trata del cuarto intento de la Casa Blanca, por forzar una resolución que la mayoría de los implicados ve distante. Según el Wall Street Journal, los aliados europeos estarían elaborando un borrador “más justo” para Ucrania. La discordia real es que Merz, Macron y Stramer, la “coalición de los ofendidos”, reclaman un poder de veto sobre el contenido. Adelantándose a los intentos de aplazar una resolución por medio de dilaciones, “Estados Unidos presiona a Ucrania para que firme un acuerdo de paz antes del Día de Acción de Gracias o perderá su apoyo” titula el Post (21/11). Por “apoyo” se refiere a la información de inteligencia satelital que EE.UU. continúa compartiendo con Kiev, que resulta crucial para su supervivencia en el campo de batalla. Los servicios norteamericanos acaban de capturar a dos alemanes acusados de haber puesto las bombas en el NordStream 2, el gasoducto que debía llevar el gas ruso a Alemania y Europa. Erdogan, el presidente de Turquía, canceló una reunión con Zelenski, cuyo propósito era reactivar “el modelo Estambul’ para negociar con Rusia, para poder adherir al borrador de Trump 
 La situación en el frente es muy complicada. Hay al menos siete ciudades que están cayendo o que están destinadas a caer en los próximos meses. La reintegración de Rusia en la economía global y el uso parcial de sus fondos congelados para financiar proyectos conjuntos con Estados Unidos podría entrar en conflicto con los lazos económicos tejidos entre Putín y Xi Jinping. Las relaciones de Washington y Pekín atraviesan un momento crucial en tres frentes: uno es la irrupción de Japón en el plan de guerra contra China; dos es la inminencia del estallido de una burbuja tri-millonaria en la industria norteamericana ligada a la Inteligencia Artificial; tres, la presión del capital tecnológico a Trump para incrementar las ventas de chips a China. El capital estadounidense busca deliberadamente evitar que Rusia se vuelva un apéndice de China en lo referido al suministro creciente de materias primas y energía. El éxito del acuerdo permitiría a Estados Unidos “girar hacia Asia”, esto es contener de manera más sólida a China, con métodos de presión económica y geopolítica. 

 Camilo Márquez 
 21/11/2025

jueves, 20 de noviembre de 2025

Japón prepara la guerra contra China


Es un ‘proxy’ de Trump. 

 Los estiletazos entre China y Estados Unidos en torno de la isla de Taiwán se han agravado, a partir del protagonismo alcanzado por el principal aliado yanqui en la región – el gobierno de Japón. La primera ministra nipona Sanae Takaishi, perteneciente al derechista partido Liberal Democrático, revolvió el avispero al declarar su intención de enviar tropas en apoyo de Taiwán y de su gobierno “separatista”, en caso de un conflicto abierto entre China Popular y Taiwán. Takaishi argumentó que un ataque y ocupación de Taiwán, por parte de China, comprometería la seguridad de Japón. 
 En respuesta a sus dichos, China denunció a Japón en el Consejo de Seguridad de la ONU y “desaconsejó” las visitas turísticas de sus ciudadanos a Japón. La cancelación de 500.000 pasajes ha generado una crisis en la industria turística y en el comercio nipones, porque casi el 30% del turismo receptivo de Japón depende de China. Xi Jinping ordenó, también, cancelar importaciones de productos pesqueros y “bienes culturales” desde Japón, en lo que se prefigura como una declaración de guerra comercial. Takaichi respondió a estas acciones con la movilización de aviones de combate, con la excusa de haber detectado drones de origen chino en el espacio aéreo cercano al canal de Taiwán. 

 Historia y presente

 Varios observadores han situado estas escaramuzas dentro de la “histórica conflictividad” entre China y Japón, de un lado, y entre la China Popular y Taiwán, del otro. Las “viejas” cuestiones, sin embargo, cobran otro significado bajo el escenario de la guerra internacional en desarrollo, que tiene su norte estratégico en el antagonismo entre China y Estados Unidos. Taiwán, la isla donde se confinó la burguesía china después de la revolución de 1949, ha sido reclamada desde entonces como territorio propio por el régimen de China Popular. Desde comienzos de los 90, el planteo de “un país y dos sistemas” fue la oferta del régimen “comunista” a Taiwán. Detrás de las promesas de respetar a las relaciones capitalistas en la Isla, el slogan adelantaba la transición a “un solo sistema”, o sea, un salto cualitativo en la restauración capitalista de China continental. Pero esa restauración acentuó la disputa por inversiones y mercados por parte de las dos Chinas, o sea, la guerra de intereses capitalistas. Taiwán detenta el liderazgo mundial en la producción de semiconductores. La disputa en curso -“soberanía” o anexión a China- es sencillamente la forma que reviste la guerra en ciernes entre Estados Unidos y China por el dominio de la tecnología asociada al capital digital. En los últimos años, la presencia política y militar del imperialismo yanqui en Taiwán se ha incrementado decisivamente, al igual que en la región marítima aledaña. 
 Donald Trump visitó la región recientemente. Por un lado, celebró una distensión comercial con China, en medio de fotos y sonrisas. Por el otro, se reunió con la primera ministra nipona, anunciando acuerdos para la explotación de minerales críticos y tierras raras, y prometiendo una “nueva edad de oro” en las relaciones entre Japón y Estados Unidos. De ese modo, envalentonó a Takaishi a rechinar los dientes contra Xi Jinping. La “Milei” japonesa se ha convertido en un ariete de Trump en la preparación de un choque de alcance general entre Estados Unidos y China. 

 Rearme de Japón

 En la denuncia que formuló contra Japón en el Consejo de Seguridad, el representante de China acusó a Takaishi de haber roto el histórico “compromiso de su país con el desarrollo pacífico”. El vocero chino aludía a las restricciones que se le impusieron a Japón en la segunda posguerra, contra cualquier tentativa de rearme o intervención militar. En realidad, aquel desarme compulsivo ya ha sido largamente abandonado por Japón, bajo el incentivo de los mismos que se lo impusieron ochenta años atrás. En 2015, una enmienda constitucional habilitó a Japón a la “autodefensa” en caso de “peligro a la seguridad nacional” – es lo que ahora invoca Takaishi para una eventual intervención en Taiwán. Desde 2022, Japón experimentó una fantástica aceleración del gasto militar. Takaishi asumió su mandato prometiendo llevar ese gasto al 2% del PBI, algo así como 80.000 millones de dólares por año. Donald Trump, sin embargo, le reclamó a Takaishi escalarlo al 3,5% en un lapso breve. Como parte de ello, Japón se ha convertido en un proveedor sistemático de material bélico a Australia, el otro gran pilar del imperialismo norteamericano en la región. En agosto pasado, Japón anunció la venta a aquel país de once modernas fragatas de defensa, lo que marcó el regreso de la emblemática corporación Mitsubishi a la producción de naves con fines bélicos. El frenético rearme de los dos grandes derrotados de la última guerra mundial -Alemania y Japón- es un rasgo marcado de la guerra global en desarrollo. 

 De las escaramuzas a la guerra 

La intervención de Japón, por ahora en grado de tentativa, en la disputa por Taiwán, y en el enfrentamiento estratégico entre Estados Unidos y China, es otro episodio de una guerra internacional que multiplica sus frentes de batalla. Recientemente, y en la propia Asia, estos choques por “procuración” o por encargo enfrentaron, por caso, a Tailandia con Camboya. Un poco antes, a la India con Pakistán. Naturalmente, Japón no es cualquier “mandadero”: su involucramiento en la disputa por Taiwán es un salto cualitativo en la tendencia a la guerra. Japón paga ahora el precio de una fractura con uno de sus principales socios comerciales (China). Pero por el otro lado, la burguesía nipona se sube al carro de un “complejo industrial militar” propio, en la expectativa de remontar por esa vía una declinación económica de décadas.
 La diplomacia “trumpista” recluta aliados en cada frente de batalla de la guerra internacional. Es una confesión de los límites de una potencia declinante -el imperialismo yanqui- para intervenir en una guerra general a partir de sus propias fuerzas. Pero a la vez, es la confesión de que necesita imperiosamente de esa guerra para remontar su propia declinación histórica.

 Marcelo Ramal 
 20/11/2025

miércoles, 19 de noviembre de 2025

Otra “socialista” del Partido Demócrata triunfa en Seattle


“La fe estadounidense en el capitalismo está disminuyendo”, escribió un periodista del Seattle Times (13/9), unas semanas antes de las elecciones para alcalde de la ciudad capital del estado de Washington. El título del artículo se preguntaba: “¿Será este el año en que Seattle se vuelva socialista? Todo apunta a que sí”. 
 Dos meses después se desarrollaron las elecciones, y tras un largo escrutinio se confirmó el triunfo de la candidata Katie Wilson, del partido Demócrata, uno de los dos del imperialismo norteamericano, que se define como “socialista”. Según la legislación del estado, los candidatos se presentan primero a una “interna no partidista” en la que van todos los nombres propuestos sin identificación partidaria, y los dos más votados pasan a la elección general. En la primaria de agosto, el más votado fue el actual alcalde Bruce Harrell con el 52% de los votos, y la segunda más votada fue la activista Katie Wilson que obtuvo alrededor del 28%. Tanto Harrell como Wilson están inscriptos como Demócratas. 
 La elección, el 4 de noviembre, fue muy reñida. Esa noche Harrell lideraba el recuento por más de 10.000 votos, pero restaba procesar las boletas tardías y los votos por correo, mayoritariamente de electores jóvenes y progresistas. El resultado final: Katie Wilson superó a Harrell, obteniendo el 50% de los votos, en una votación con elevada participación para una elección municipal (55% de los electores).
 Tanto la candidata desafiante como el propio proceso electoral han sido comparados con el triunfo de Zohran Mamdani en Nueva York. Harrell era el favorito y contaba con gran apoyo financiero, mientras que Katie Wilson carecía de trayectoria en cualquier cargo político y era una candidata contraria al aparato Demócrata. 
 Seattle es la ciudad más importante de la región Noroeste del Pacífico, con cerca de 800.000 habitantes, pero su relevancia va más allá de su tamaño, porque es un centro tecnológico de primer orden. Allí está la sede de Microsoft y de Amazon, así como grandes infraestructuras de Google, Meta, Apple, Nvidia, así como Boeing, etc. No es Nueva York, pero en ella están ubicadas gigantes de las Tecnológicas que superan los 3 billones de dólares según su valor de mercado. Por otra parte, es una de las ciudades más izquierdistas de EE.UU., junto con San Francisco y Portland. 
 La lucha de clases ha tenido una importante alza en Seattle luego de la pandemia, con grandes huelgas en la construcción, la educación, Amazon, Starbucks, hotelería, aeropuertos -muchas de ellas con importantes triunfos salariales y crecimiento de la sindicalización. También fue un epicentro de las movilizaciones contra la represión y brutalidad policial, como el movimiento Black Lives Matter y campañas para “desfinanciar” a la policía. Seattle también ha sido campo de batalla acerca de los impuestos a las grandes empresas (“Amazon Tax”) y en 2014 fue la primera gran ciudad en aprobar el salario mínimo de $ 15/hora. Bernie Sanders ganó en el condado de King (donde está Seattle) las primarias demócratas de 2016 y 2020, por un gran margen. 
 En varios de esos movimientos -como el del salario mínimo y el “impuesto Amazon”- jugó un papel una exconcejala trotskista (CWP) llamada Kshama Sawant, que ocupó un cargo en el Consejo Municipal entre 2014 y 2024, y ahora está realizando una campaña para representante nacional en oposición al actual representante demócrata Adam Smith. 
 El eje de la campaña de Wilson fueron reformas sociales super elementales, como la vivienda asequible (impuestos progresivos a los ricos para financiar vivienda social), crear refugios para las personas sin hogar y detener desalojos forzados, acceso gratuito y universal al cuidado infantil, reformas en el transporte y en su costo, entre otros; lo mismo que Mamdani. Respecto a la represión policial, Wilson ha apoyado la campaña “defund the police” (quitar presupuesto a la represión) luego del asesinato de George Floyd y el movimiento Black Lives Matter, pero en la campaña realizó propuestas moderadas. También similares a la de Mamdani, en cuanto a crear distintos servicios de “seguridad civil”, programas no policiales (salud mental, atención a adictos, etc.). 
 A diferencia de Mamdani, Katie Wilson no integra el agrupamiento DSA (“Demócratas Socialistas”). Por otra parte, si bien los integrantes de DSA de Seattle la votaron, no la apoyaban oficialmente, cuestionando que no integraba ni apoyaba la plataforma del grupo, sino que tampoco impulsaba la campaña BDS (Boycott, Divestment and Sanctions) contra Israel, ni los planteos de recorte presupuestal a la policía. Según el DSA de Seattle, Wilson los acusaba de “automarginarse”. De todas formas, la posición del DSA aspiraba a “trabajar juntos” cuando Wilson fuera electa.
 Los Demócratas Socialistas, además de formar parte del Partido Demócrata -un partido de Wall Street, imperialista- son un grupo muy heterogéneo, con numerosos agrupamientos internos.
 Katie Wilson se diferencia de Kshama Sawant. En el artículo mencionado más arriba, el periodista resume así las diferencias: “Wilson sostiene que Sawant estaba empeñada en debilitar al Partido Demócrata, mientras que Wilson, también demócrata, deseaba colaborar con los demócratas tradicionales e impulsarlos hacia la izquierda” (Seattle Times, 13/9). La recién electa alcaldesa afirmó: “Como concejal, Kshama intentaba desmantelar el sistema”. “Pero la alcaldía es un cargo ejecutivo. No se puede postular a la alcaldía y decir que se quiere desmantelar el sistema. Se está pidiendo dirigir el sistema”. 
 El giro a la izquierda de parte del electorado demócrata alcanzó a votantes trumpistas, según se pudo apreciar en NYC, que también se expresó en otras elecciones, como en Minneapolis. Allí se presentó otro candidato “demócrata socialista”, Omar Fateh, quien desafiaba la reelección del demócrata sin aditamentos, Jacob Frey. Finalmente, el alcalde fue reelecto con 50% de los votos, pero Fathe (un inmigrante somalí, autodeclarado “socialista”) superó el 44%. Frey era apoyado por ambos partidos (Demócrata y Republicano), así como por el gobernador “progre” Tim Walz y la senadora Amy Klobuchar (del establishment Demócrata). 
 El triunfo de Katie Wilson se inscribe dentro de las derrotas de Trump y la elite dirigente Demócrata. Wilson esgrime el slogan de un Seattle “a prueba de Trump”. Las elecciones a la alcaldía fueron un reflejo del creciente repudio a la creciente desigualdad social y a la preponderancia política de los megarricos –una oligarquía concentrada en Seattle, además de Wall Street. Con independencia de las limitaciones insalvables de los candidatos “demócratas y socialistas”, en la mayor metrópoli antisocialista y anticomunista, o, más importante, de la confusión que difunde, es manifiesta la inquietud de las nuevas generaciones de trabajadores por una salida que acabe con la dominación de la oligarquía financiera (o, como se decía antaño, “las 400 familias”, hoy reducida en número en la cúpula billonaria. Es un punto de apoyo poderoso para luchar con la guerra imperialista y el fascismo. 

 Rafael Fernández 
 18/11/2025