miércoles, 30 de noviembre de 2016

Lo que dijo Fidel del Che vale para él mismo




En este triste momento recordemos lo que dijo Martí: “No es que los hombres hagan pueblos, sino que los pueblos en su hora de génesis suelen ponerse vibrantes y triunfantes, en un hombre.”
Y las palabras de Fidel sobre el Che el 18 de octubre de 1967, son a su vez aplicables a Fidel:
La muerte del Che —como decíamos hace unos días— es un golpe duro, es un golpe tremendo para el movimiento revolucionario, en cuanto le priva sin duda de ninguna clase de su jefe más experimentado y capaz.
Pero se equivocan los que cantan victoria. Se equivocan los que creen que su muerte es la derrota de sus ideas, la derrota de sus tácticas, la derrota de sus concepciones guerrilleras, la derrota de sus tesis. Porque aquel hombre que cayó como hombre mortal, como hombre que se exponía muchas veces a las balas, como militar, como jefe, es mil veces más capaz que aquellos que con un golpe de suerte lo mataron.
Sin embargo, ¿cómo tienen los revolucionarios que afrontar ese golpe adverso? ¿Cómo tienen que afrontar esa pérdida? ¿Cuál sería la opinión del Che si tuviese que emitir un juicio sobre este particular? Esa opinión la dijo, esa opinión la expresó con toda claridad, cuando escribió en su mensaje a la conferencia de solidaridad de los pueblos de Asia, Africa y América Latina que si en cualquier parte le sorprendía la muerte, bienvenida fuera siempre que ese, su grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo, y otra mano se extienda para empuñar el arma.
Y ese, su grito de guerra, llegará no a un oído receptivo, ¡llegará a millones de oídos receptivos! Y no una mano, sino que ¡millones de manos, inspiradas en su ejemplo, se extenderán para empuñar las armas!
Nuevos jefes surgirán. Y los hombres, los oídos receptivos y las manos que se extiendan, necesitarán jefes que surgirán de las filas del pueblo, como han surgido los jefes en todas las revoluciones.
No contarán esas manos con un jefe ya de la experiencia extraordinaria, de la enorme capacidad del Che. Esos jefes se formarán en el proceso de la lucha, esos jefes surgirán del seno de los millones de oídos receptivos, de las millones de manos que, más tarde o más temprano, se extenderán para empuñar las armas.
No es que consideremos que en el orden práctico de la lucha revolucionaria su muerte haya de tener una inmediata repercusión, que en el orden práctico del desarrollo de la lucha su muerte pueda tener una repercusión inmediata. Pero es que el Che, cuando empuñó de nuevo las armas, no estaba pensando en una victoria inmediata, no estaba pensando en un triunfo rápido frente a las fuerzas de las oligarquías y del imperialismo. Su mente de combatiente experimentado estaba preparada para una lucha prolongada de 5, de 10, de 15, de 20 años si fuera necesario. ¡El estaba dispuesto a luchar cinco, diez, quince, veinte años, toda la vida si fuese necesario!
Y es con esa perspectiva en el tiempo en que su muerte, en que su ejemplo —que es lo que debemos decir—, tendrá una repercusión tremenda, tendrá una fuerza invencible.
Su capacidad como jefe y su experiencia en vano tratan de negarlas quienes se aferran al golpe de fortuna. Che era un jefe militar extraordinariamente capaz. Pero cuando nosotros recordamos al Che, cuando nosotros pensamos en el Che, no estamos pensando fundamentalmente en sus virtudes militares. ¡No! La guerra es un medio y no un fin, la guerra es un instrumento de los revolucionarios. ¡Lo importante es la revolución, lo importante es la causa revolucionaria, las ideas revolucionarias, los objetivos revolucionarios, los sentimientos revolucionarios, las virtudes revolucionarias!
Y es en ese campo, en el campo de las ideas, en el campo de los sentimientos, en el campo de las virtudes revolucionarias, en el campo de la inteligencia, aparte de sus virtudes militares, donde nosotros sentimos la tremenda pérdida que para el movimiento revolucionario ha significado su muerte.
Porque Che reunía, en su extraordinaria personalidad, virtudes que rara vez aparecen juntas. El descolló como hombre de acción insuperable, pero Che no solo era un hombre de acción insuperable: Che era un hombre de pensamiento profundo, de inteligencia visionaria, un hombre de profunda cultura. Es decir que reunía en su persona al hombre de ideas y al hombre de acción.
Pero no es que reuniera esa doble característica de ser hombre de ideas, y de ideas profundas, la de ser hombre de acción, sino que Che reunía como revolucionario las virtudes que pueden definirse como la más cabal expresión de las virtudes de un revolucionario: hombre íntegro a carta cabal, hombre de honradez suprema, de sinceridad absoluta, hombre de vida estoica y espartana, hombre a quien prácticamente en su conducta no se le puede encontrar una sola mancha. Constituyó por sus virtudes lo que puede llamarse un verdadero modelo de revolucionario.
Suele, a la hora de la muerte de los hombres, hacerse discursos, suele destacarse virtudes, pero pocas veces como en esta ocasión se puede decir con más justicia, con más exactitud de un hombre lo que decimos del Che: ¡Que constituyó un verdadero ejemplo de virtudes revolucionarias!
Pero además añadía otra cualidad, que no es una cualidad del intelecto, que no es una cualidad de la voluntad, que no es una cualidad derivada de la experiencia, de la lucha, sino una cualidad del corazón, ¡porque era un hombre extraordinariamente humano, extraordinariamente sensible!
Por eso decimos, cuando pensamos en su vida, cuando pensamos en su conducta, que constituyó el caso singular de un hombre rarísimo en cuanto fue capaz de conjugar en su personalidad no solo las características de hombre de acción, sino también de hombre de pensamiento, de hombre de inmaculadas virtudes revolucionarias y de extraordinaria sensibilidad humana, unidas a un carácter de hierro, a una voluntad de acero, a una tenacidad indomable.
Y por eso le ha legado a las generaciones futuras no solo su experiencia, sus conocimientos como soldado destacado, sino que a la vez las obras de su inteligencia. Escribía con la virtuosidad de un clásico de la lengua. Sus narraciones de la guerra son insuperables. La profundidad de su pensamiento es impresionante. Nunca escribió sobre nada absolutamente que no lo hiciese con extraordinaria seriedad, con extraordinaria profundidad; y algunos de sus escritos no dudamos de que pasarán a la posteridad como documentos clásicos del pensamiento revolucionario.
Y así, como fruto de esa inteligencia vigorosa y profunda, nos dejó infinidad de recuerdos, infinidad de relatos que, sin su trabajo, sin su esfuerzo, habrían podido tal vez olvidarse para siempre.
Trabajador infatigable, en los años que estuvo al servicio de nuestra patria no conoció un solo día de descanso. Fueron muchas las responsabilidades que se le asignaron: como Presidente del Banco Nacional, como director de la Junta de Planificación, como Ministro de Industrias, como Comandante de regiones militares, como jefe de delegaciones de tipo político, o de tipo económico, o de tipo fraternal.
Su inteligencia multifacética era capaz de emprender con el máximo de seguridad cualquier tarea en cualquier orden, en cualquier sentido. Y así, representó de manera brillante a nuestra patria en numerosas conferencias internacionales, de la misma manera que dirigió brillantemente a los soldados en el combate, de la misma manera que fue un modelo de trabajador al frente de cualesquiera de las instituciones que se le asignaron, ¡y para él no hubo días de descanso, para él no hubo horas de descanso! Y si mirábamos para las ventanas de sus oficinas, permanecían las luces encendidas hasta altas horas de la noche, estudiando, o mejor dicho, trabajando o estudiando. Porque era un estudioso de todos los problemas, era un lector infatigable. Su sed de abarcar conocimientos humanos era prácticamente insaciable, y las horas que le arrebataba al sueño las dedicaba al estudio; y los días reglamentarios de descanso los dedicaba al trabajo voluntario.
Fue él el inspirador y el máximo impulsor de ese trabajo que hoy es actividad de cientos de miles de personas en todo el país, el impulsor de esa actividad que cada día cobra en las masas de nuestro pueblo mayor fuerza.
Y como revolucionario, como revolucionario comunista, verdaderamente comunista, tenía una infinita fe en los valores morales, tenía una infinita fe en la conciencia de los hombres. Y debemos decir que en su concepción vio con absoluta claridad en los resortes morales la palanca fundamental de la construcción del comunismo en la sociedad humana.
Muchas cosas pensó, desarrolló y escribió. Y hay algo que debe decirse un día como hoy, y es que los escritos del Che, el pensamiento político y revolucionario del Che tendrán un valor permanente en el proceso revolucionario cubano y en el proceso revolucionario en América Latina. Y no dudamos que el valor de sus ideas, de sus ideas tanto como hombre de acción, como hombre de pensamiento, como hombre de acrisoladas virtudes morales, como hombre de insuperable sensibilidad humana, como hombre de conducta intachable, tienen y tendrán un valor universal.
Los imperialistas cantan voces de triunfo ante el hecho del guerrillero muerto en combate; los imperialistas cantan el triunfo frente al golpe de fortuna que los llevó a eliminar tan formidable hombre de acción. Pero los imperialistas tal vez ignoran o pretenden ignorar que el carácter de hombre de acción era una de las tantas facetas de la personalidad de ese combatiente. Y que si de dolor se trata, a nosotros nos duele no solo lo que se haya perdido como hombre de acción, nos duele lo que se ha perdido como hombre virtuoso, nos duele lo que se ha perdido como hombre de exquisita sensibilidad humana y nos duele la inteligencia que se ha perdido. Nos duele pensar que tenía solo 39 años en el momento de su muerte, nos duele pensar cuántos frutos de esa inteligencia y de esa experiencia que se desarrollaba cada vez más hemos perdido la oportunidad de percibir.
Nosotros tenemos idea de la dimensión de la pérdida para el movimiento revolucionario. Pero, sin embargo, ahí es donde está el lado débil del enemigo imperialista: creer que con el hombre físico ha liquidado su pensamiento, creer que con el hombre físico ha liquidado sus ideas, creer que con el hombre físico ha liquidado sus virtudes, creer que con el hombre físico ha liquidado su ejemplo.

Nelson P Valdés

Continúa el conflicto en los supermercados




Los trabajadores de supermercados y tiendas continúan movilizados en reclamo de avances en el consejo de salarios. Desde hace ya varios meses, y con distintas medidas intentan arrancar a los empresarios mejores condiciones de trabajo, entre ellas una mejora sustancial de sus ingresos.

La patronal, con sus históricas ganancias millonarias, se niega a dar un aumento que lleve el básico en el sector a 20000 pesos, menos de un tercio de la canasta básica.

Nueva propuesta de la patronal

Este jueves La Asociación de Supermercados del Uruguay (ASU) y Fuecys no alcanzaron un acuerdo en el Ministerio de Trabajo ya que la propuesta es absolutamente insuficiente.
Los empresarios ofrecieron un básico de 20000 pesos pero solo para los auxiliares de venta calificados, y a partir de julio de 2018; mientras que los auxiliares simples, la categoría de ingreso a los supermercados que actualmente tienen un nominal de 15000 pesos, no están comprendidos en este aumento.
Ante tal situación de intransigencia patronal Fuecys anuncia movilizaciones que afectarán el funcionamiento de las cadenas más grandes del sector.

Muestras de simpatía y apoyo ante los justos reclamos

Los trabajadores no piden nada del otro mundo, al contrario su reclamo es una reivindicación básica ante las terribles condiciones de explotación del sector.
Las extensas jornadas laborales, alrededor de 44 hs. semanales, el día y medio de descanso a la semana (que muchas veces no coincide con el fin de semana), los horarios laborales hasta las 22 o 23 horas de cada día, son solo ejemplos de las terribles condiciones en que desempeñan su labor. Mientras tanto los empresarios, que a la vez son los que cobran precios exorbitantes por los productos que venden, se llevan grandes ganancias. Estos sueldos no son solo responsabilidad de la patronal sino que cuentan también con la complacencia del Frente Amplio. En todos estos años al frente del Estado mantiene pautas salariales de hambre, con sueldos mínimos miserables, mientras toma todas las medidas necesarias para garantizar la ganancia empresarial.
Trabajadores de otros rubros y la población en general han mostrado su comprensión y simpatía con las medidas de lucha que se llevan adelante porque se sienten identificados con el reclamo y comparten la necesidad de trabajo digno y un salario justo.

Hernán Yanes

martes, 29 de noviembre de 2016

Muerte de Fidel Castro: Va cabalgando sobre una palma escrita




Dicen que murió Fidel y en Telesur hay una cadena televisada sobre las reacciones de la muerte de Fidel Castro Ruz. Yo no sé porque se atreven a decir que murió Fidel, y a derramar lágrimas que se deben de invertir para las verdaderas tragedias, no comprendo cómo se les ocurre decir que murió Fidel Castro, y a pegar obituarios y requienes con consabidas muestras de resignación como si tratara de una pérdida irreparable, ni si quiera entiendo porque los diarios del mundo entero de derecha y de izquierda han malogrado sus espacios en primera plana que han sido embargados con la fotografía del joven revolucionario de la Isla Utopía que soñó Moro y Campanella.
En las calles de Miami los heresiarcas de la verdad celebran la muerte de un tirano que tuvo la osadía de sobornar a la Unesco para que pronunciara en los foros mundiales que la mejor educación y el acceso a la Salud en el mundo tenían en Cuba su paradigma. Este tirano que hablaba de más en discursos de 20 o 30 horas a favor de los pobres para quizás así acallar los siglos de silencios en que fueron sumergidos en los colonialismos. Este tirano que abrazó con generosidad el pluralismo de la diversidad racial, cuando los que hoy celebran su muerte que no son hortalizas porque hasta las zanahorias tienen corazón, eligieron a un monstruo que solo acepta a los inmigrantes como delincuentes genuinos y a los negros en café. Este tirano que abogaba por la salvación urgente del planeta, cuando los que hoy celebran que no son verdaderamente humanos porque es curiosa la amabilidad de la gente normal cuando estás muerto, eligieron a un depredador que jamás firmará los protocolos ambientales para dar un respirador artificial a los gemidos y a los gritos de auxilio de la madre tierra. Este tirano de una diminuta islita que incendió de esperanza los sueños de la humanidad cuando los que hoy celebran apoyaron y apoyan los embargos de esa horda de hunos calvinistas y anglicanos mercantilistas que venían en el MayFlower a anclarse en Plymouth Massachusetts y Nueva Inglaterra, y que hoy le rezan religiosamente al becerro de oro del mercado, de las fábricas y de los números torcidos del mundo de las finanzas.
Este acontecimiento de una muerte física no marca en las intrascendentes páginas del calendario gregoriano una fecha lúgubre, ni si su ocurrencia debe de compungir corazones. Ni la manida tragedia vislumbrar el horizonte de los latinoamericanos atados desde siempre a los imaginarios de la revolución cubana. Los que se mofan de la muerte del líder, y los que con corta visión y con una marcada ingenuidad lloran su muerte, los que preparan despedidas de pañuelos, los que alzan sus manos para decir adioses, los que sufren de verdadero dolor humano por su pérdida física, no pueden advertir que el que dicen que murió, si nació fue para quedarse para siempre en las caras esperanzas de los pobres del planeta, y para inocular por los siglos los dolores de cabeza y el paroxismo psiquiátrico a las oscilantes bonanzas de las bolsa de valores de los ricos del mundo y sus comparsas del grupo Bilderberg.
Los Discursos en la ONU por más tecnología que traten de borrar memorias para acallar indignaciones, ya han creado movimientos mundiales. Angola y Namibia es Fidel en la cara inocente de sus niños liberados de las absurdas muertes precoces. Sudáfrica es la sonrisa cómplice de Nelson Mandela agradeciendo al líder cubano por haber acabado con el Apartheid. Nicaragua disfruta de su seguridad y su armonía social, y la educación gratuita y la salud accesible para los más pobres, por la vida y obra de este gigante, que paradójicamente se educó con jesuitas inquisidores en la colonia y redimidos en el siglo XX, y con gallegos de sangre, y contempló desde su consciencia de privilegiado Homo Sapiens que las sociedades necesitaban una sacudida si precisaban sobrevivir al Armagedón social.
Venezuela navega en las cifras de la inversión social y se quitó el lastre de 60% de la pobreza extrema heredada de 600 siglos de colonialismo político y cultural por la influencia de ese aficionado al Baseball.
Ecuador en el ombligo de la tierra demostró que la tesis de Fidel en torno a quitarse la imposición de los organismos internacionales de crédito era posible, y hoy con una democracia acendrada y una ciudadanía protagónica le han cambiado la cara al país, como no lo hizo nadie en siglos de desesperanza.
Bolivia compuesta en su mayoría por población indígena ha comprendido que los discursos hueros de reservas culturales, son la soga oprobiosa que negaba la interpretación lúcida de José Carlos Mariátegui acerca de los eternos sujetos de explotación, y con Fidel comprendieron que el buen vivir se emparenta con la revolución social de una Isla que no tiene chatarra para comer, pero si el saludable alimento para vivir bien, y no ser víctima de los controles poblacionales por dietas de obesidad, que el ocio es la alternativa a la esclavitud del dinamo de las máquinas. Y que los libros son los amigos que nos acompañarán hasta nuestros últimos días.
Este padre hermoso nos enseñó que los fusiles se empuñan cuando las democracias y las tiranías se cierran al lenguaje, y atacan con represión militar el tierno sonido de las palabras. Este Aureliano Buendía sobrevivió a más de 600 atentados porque el Dios de los cristianos por primera vez mimetizó a los imperios que una sola hoja no cae sin su voluntad, y peor a un árbol que repartió sus frutos y sus enseñanzas a todas las jóvenes generaciones del planeta que hoy transitan las sendas de la dialéctica inyectados de utopías sociales, y que se aprestan para dar la batalla a la injusticia y a la exclusión porque la historia que antes discurría en los ríos de tintas de los mecenazgos, hoy ha sido arrebatada para absolver la vida de un hombre que ha mostrado que el socialismo, el bien común, la justicia social y la solidaridad humana son las únicas vías para salvar al planeta del extractivismo bestial, de las hordas de mercantilismo inhumano, de la polución exacerbada de productividad en serie que rentabiliza plusvalías de CO2 y metano que están colapsando los pulmones del planeta.
En países como Honduras hablar de Cuba siempre fue un Tabú. Desde niños nuestros padres nos contaban por la influencia de la prensa que Fidel Castro era la encarnación del mismísimo Satanás, y que para volver atea a su población les decía a los pioneritos cubanos que Dios no tenía ni tan siquiera el poder de darle confites. Pero Fidel se trasformó en la consciencia de cada hondureño, y hoy ya nadie habla de la Cuba de tiempos del Armagedón como lo proclamaron a los cuatro vientos las cruzadas de pastores evangélicos venidos del norte, cuando esta pequeña isla puso en aprietos el prestigio militar de los Estados Unidos con la crisis de los mísiles. Y para cambiar esta visión no se precisó prensa, trabajo ideológico, simplemente se necesitó que ese brazo de solidaridad humana cultivada en los valores sociales del régimen se haya convertido en un esfuerzo continental para asimilar las penurias de nuestro destino común latinoamericano.
Fidel facilitó becas para la formación en el campo de la medicina a muchos de nuestros compatriotas, y los frutos de esta instrucción humanista se han multiplicado en lugares donde no llegan los intereses lucrativos de muchos de los médicos formados en nuestras universidades. Pero Fidel no solo hizo eso por nuestro país, envió incluso médicos cubanos a nuestras selvas inhóspitas, y más de alguno murió trágicamente en el campo del deber, y para fortuna de los que no miramos por partida doble envió hospitales itinerantes para tratar con especialistas enfermedades de los ojos Y aunque más de algún político miope ha renegado públicamente de las relaciones humanitarias con este noble país, y se haya quejado infundadamente de su política en materia de derechos humanos, inobservando que en el nuestro hay ciudades y pueblos y campos de exterminios por hambre, y aunque le hemos inferido un puñal por la espalda en asuntos diplomáticos y de relaciones internacionales, Fidel entendió nuestro tercermundismo oficial, y no castigó al pueblo pobre de Honduras por los desafueros de sus mediocres gobernantes. Ayer el Presidente de Honduras recibió la noticia del regreso de los médicos cubanos expulsados en el Golpe de Estado. Por eso es que digo que Fidel nos ha abrió los ojos de dos formas. El pueblo de Honduras ahora ve claramente, y ve también como los cubanos, que no hay amor más grande que entregar la vida por los padecimientos de los demás. Por eso a los que gritan y vociferan que Fidel Castro ha muerto, les replico que no tienen oídos para escuchar sus pasos de gigante que siguen continuamente marcando con huellas indelebles de unicornio indomable nimbado donde la injusticia, el dolor, la esclavitud, la guerra, el hambre y la miseria requieran la presencia insobornable de este inocente quijote que si nació en pleno mediodía del siglo XX, fue para navegar a todo vapor en las caudalosas aguas dialécticas de los postreros siglos, y va cabalgando con su fiero trote sobre una palma escrita y sin distancias de los años resucita.

Milson Salgado

lunes, 28 de noviembre de 2016

Hasta siempre Comandante




Con motivo del fallecimiento del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz

sábado, 26 de noviembre de 2016

Homenaje al Comandante en Jefe Fidel Castro



Hasta Siempre, Comandante




"Hoy 25 de noviembre, a las 10:29 horas de la noche falleció el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz. En cumplimiento a la voluntad expresa del Compañero Fidel, sus restos serán cremados. En las primeras horas de mañana sábado 26, la comisión organizadora de los funerales, brindará a nuestro pueblo una información detallada sobre la organización del Homenaje póstumo que se le tributará al fundador de la Revolución Cubana. ¡Hasta la victoria siempre!" #HastaSiempreComandante

Fidel Castro, eterno héroe de los desheredados




Personaje controvertido en Occidente, donde es fuertemente criticado, Fidel Castro es admirado en cambio por los pueblos de América Latina y del Tercer Mundo, que lo consideran un símbolo de la resistencia a la opresión y un defensor de la aspiración de los países del Sur a la independencia, a la soberanía y a la autodeterminación. Rebelde mítico que entró en vida en el Panteón de los grandes libertadores del continente americano, el antiguo guerrillero de la Sierra Maestra ha visto su prestigio superar fronteras continentales para convertirse en el arquetipo del antiimperialismo del siglo XX y el vector de un mensaje universal de emancipación.
Los medios occidentales, por sus crispaciones ideológicas y una condescendencia obvia hacia los pueblos del Sur, no han logrado entender la importancia histórica de Fidel Castro para Cuba, América Latina y el Tercer Mundo. Desde José Martí, el héroe nacional cubano, ningún otro personaje ha simbolizado con tanta fuerza las aspiraciones del pueblo cubano a la soberanía nacional, a la independencia económica y a la justicia social.
Fidel Castro es un símbolo de orgullo, de dignidad, de resistencia y de lealtad a los principios y su prestigio ha superado las fronteras de su tierra natal para irradiar el mundo. El líder histórico de la Revolución Cubana tomó las armas a favor de los oprimidos y reivindicó sus derechos a una vida decente. Procedente de una de las familias más adineradas del país, renunció a todos sus privilegios de clase para defender a los sin voces, abandonados a su suerte e ignorados por los pudientes.
Fidel Castro dispone de una legitimidad histórica. Armas en mano luchó contra la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista durante el ataque al cuartel Moncada en 1953 y durante la insurrección en la Sierra Maestra de diciembre de 1956 a diciembre de 1958. Triunfó contra un régimen militar brutal dotado de un impresionante poder de fuego y apoyado por Estados Unidos. En un contexto de hostilidad extrema ha realizado el sueño de José Martí de una Cuba independiente y soberana y ha guiado a su pueblo en el camino de la emancipación plena y definitiva oponiendo una resistencia a toda prueba frente a las pretensiones hegemónicas de Washington.
Fidel Castro también dispone de una legitimidad constitucional. Cada uno tiene derecho a pensar lo que quiera sobre el sistema electoral cubano pero fue elegido, cada cinco años, de 1976 a 2006. Antes de esa fecha sólo era primer ministro y no presidente de la República. En efecto, contrariamente a una idea preconcebida, Cuba ha tenido a no menos de cuatro presidentes de la República desde 1959: Manuel Urrutia de enero de 1959 a julio de 1959, Osvaldo Dorticós de julio de 1959 a 1975, Fidel Castro de 1976 a 2006 y Raúl Castro desde 2006, cuyo gobierno terminará en 2018 tras la reforma constitucional que limita el número de mandatos a dos.
Ningún dirigente puede permanecer a la cabeza de un país durante treinta años, en un contexto de guerra larvada con Estados Unidos, sin un apoyo mayoritario del pueblo. Obviamente, como en toda sociedad, existen insatisfechos, críticos y decepcionados. La Revolución Cubana, obra de mujeres y hombres, es por definición imperfecta y jamás ha tenido la pretensión de erigirse en ejemplo. Pero la inmensa mayoría de los cubanos tiene mucho respeto hacia Fidel Castro y jamás ha puesto en tela de juicio sus nobles intenciones. Estados Unidos siempre se ha mostrado muy lúcido al respecto. Así, el 6 de abril de 1960, Lester D. Mallory, subsecretario adjunto de Estado para los Asuntos Interamericanos, recordó en un memorándum a Roy Rubottom Jr., entonces subsecretario de Estado para los Asuntos Interamericanos, el prestigio del líder cubano: “La mayoría de los cubanos apoya a Castro. No hay oposición política eficaz […]. El único medio posible para aniquilar el apoyo interno [al gobierno] es provocar el desencanto y el desaliento por la insatisfacción económica y la penuria”. Washington siguió ese consejo y dio prueba de una hostilidad encarnizada contra los cubanos imponiendo sanciones económicas sumamente severas que duran hasta hoy. Pero la empresa no ha sido coronada de éxito. En efecto, cerca de medio siglo después, la popularidad de Fidel Castro sigue viva. Es lo que ha podido constatar Jonathan D. Farrar, entonces jefe de la diplomacia estadounidense en La Habana quien no ha dejado de enfatizar “la admiración personal significativa para Fidel” por parte de los cubanos, recordando que “sería un error subestimar […] el apoyo del cual dispone el gobierno, particularmente entre las comunidades populares y los estudiantes”.
Tres facetas caracterizan al personaje de Fidel Castro. En primer lugar es el arquitecto de la soberanía nacional que ha realizado el sueño del Apóstol y Héroe Nacional José Martí de una Cuba independiente y ha devuelto su dignidad al pueblo de la Isla. Después es el reformador social que se ha ubicado al lado de los humildes y los humillados creando una de las sociedades menos injustas del Tercer Mundo. Finalmente es el internacionalista que ha tendido una mano generosa a los pueblos necesitados y que ha ubicado la solidaridad y la integración en el centro de la política exterior de Cuba.

Salim Lamrani

Fallece el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro




El líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, falleció en la noche de este viernes a la edad de 90 años.

La lamentable noticia fue dada a conocer por el presidente Raúl Castro, a través de una alocución televisiva en cadena nacional. El jefe de Estado explicó que el cuerpo del líder histórico de la Revolución cubana será cremado atendiendo a su propia voluntad.
El mandatario agregó que en las próximas horas se anunciará cómo se realizarán las exequias.
Esta fue la bitácora de fotos publicada en 2014 cuando Fidel Castro cumplió 88 años.
"Luchar por una utopía es en parte construirla”
Fidel, el hombre, ha muerto, pero aquel polémico personaje que derrocó una dictadura, cimentó un gobierno de izquierda en Cuba, luchó durante décadas contra la política exterior estadunidense y generó algunas veces repudio y encono, y otras simpatía, admiración e incluso culto a la personalidad, continuará vigente como uno de los líderes más recordados y analizados del siglo XX y parte del XXI.
El líder de la revolución cubana murió este 25 de noviembre a los 90 años en su amada Habana, aquélla que los recibió a él y a los combatientes de Sierra Maestra como libertadores, entre flores, banderas y campanadas un 8 de enero de 1959.

“Es mejor morir de pie que vivir de rodillas”

No fue a los 10 años cuando lo atacó una despiadada peritonitis. Ni en un enmarañado pantano, ni en un manglar de la sierra ante el fuego enemigo. Tampoco en las entradas y salidas del quirófano por diverticulitis en 2006, cuando casi a diario la prensa internacional lo daba por muerto. Mucho menos en uno de los 640 intentos fallidos de la CIA para asesinarlo.
Fidel Castro, la persona a la que más se ha intentado asesinar, según el propio libro de Guinness, y quien quizá tuvo una “tendencia a cortejar la muerte”, --de acuerdo con el periodista polaco Tad Szulc, uno de sus biógrafos-- alcanzó la novena década de vida, después de haber sobrevivido la guerrilla, los atentados y la enfermedad.
“Llegué a estar muerto” , le reveló a la periodista y directora de La Jornada, Carmen Lira, en una entrevista en 2010, al referirse a la grave crisis de salud a la que se enfrentó cuatro años antes y que lo llevó a delegar el poder en su hermano Raúl. “E stás ante una especie de re-su-ci-ta-do”, profirió con orgullo aquél que se había enfrentado ya tantas veces con la muerte.

Fidel, el hombre

El hombre, al que no cuesta trabajo imaginar con su icónica y copiosa barba, ataviado con un traje militar color verde olivo y una boina a la par --distintivo de su escalafón como comandante en jefe de la Fuerzas Armadas--, ha generado en el imaginario una doble imagen, en palabras de Szulc.
Por un lado, se le ha considerado como un “revolucionario romántico”, siempre provocador, con una brillantez inusitada y una imaginación desbordante; quien en 1958 liberó a Cuba de la dictadura de Fulgencio Batista, con la promesa de igualdad y prosperidad. El líder que se enfrentó durante más de medio siglo contra Estados Unidos, la mayor potencia de la época, y trabajó por construir una nación igualitaria y desarrollada.
Por el otro, se le califica como un dictador inflexible ideológicamente, que detentó el poder durante casi 50 años; como un servidor de la Unión Soviética, que cometió enormes errores en la política económica cubana e impidió el desarrollo de la isla, debido a la confrontación que mantuvo con EU y al consecuente bloqueo económico aplicado contra Cuba por décadas.
El político cubano no dio muchas entrevistas en vida; sin embargo, las suficientes para que periodistas y escritores delinearan al menos una parte de su personalidad.
“Fidel Castro no descansa”, concluyó la argentina Stella Calloni después de una charla que sostuvo con él en 2008, la cual transcurrió “como un río”. La periodista también resaltó el “deseo apasionado de saber” del revolucionario, así como su talante al escribir: “me dicen que es muy riguroso y revisa palabra por palabra, ajusta el lenguaje y es perfeccionista en extremo”.
El comandante de la revolución nicaragüense, Tomás Borge, autor del libro Un grano de maíz, donde plasmó una larga conversación con Fidel, lo describe como un hombre “de buen humor, hiperkinético” y “una persona muy reservada. Los cubanos no discuten normalmente su vida particular, sobre todo, por respeto”.
Mientras que Szulc, artífice de la biografía Fidel, un retrato crítico, consideró que el comandante era poseedor de una “complejísima personalidad”. Cerca de su sesenta aniversario, y al “filosofar sobre la vida” con el reportero, Castro le confesó que “creía firmemente que fue su destino natural el que le llevó, hacía bastante más de un cuarto de siglo, a escalar las alturas y alcanzar la cima del poder”.

El decano de la izquierda latinoamericana

En sus últimos años de vida, desde la grave enfermedad intestinal que padeció en 2006, Fidel apareció públicamente en contadas ocasiones; sobre todo en reuniones privadas con personalidades políticas, que quedaron consignadas en los medios de comunicación internacionales. En las fotografías, se observaba al líder repuesto, saludable, con su usual mirada vívida y curiosa, y ya no con su uniforme militar, sino con ropa deportiva.
Fidel, considerado el decano de la izquierda latinoamericana, recibió en La Habana durante la última década a líderes como los brasileños Luis Inacio Lula da Silva y Dilma Rousseff; los venezolanos Hugo Chávez y Nicolás Maduro; la argentina Cristina Fernández; el uruguayo José Mújica; la chilena Michelle Bachelet. Todos ellos considerados impulsores de lo que se conoce como “la nueva izquierda latinoamericana”.
En sus últimos años de vida, Castro también abrió las puertas de su hogar a personajes de otros ámbitos, como el futbolista argentino Diego Armando Maradona, el papa Benedicto XVI o el periodista franco-español Ignacio Ramonet (autor del libro de entrevistas Cien horas con Fidel), entre otros.

“Mucho por hacer todavía”

Cuando venció su revolución en 1958, Castro profirió un discurso durante su entrada triunfal a La Habana, en el que consideró aquel momento como “decisivo” en la historia de su país, ya que “la tiranía” fue derrocada. Sin embargo, reconoció que quedaba “mucho por hacer todavía” y llamó a sus conciudadanos a no engañarse “creyendo que en lo adelante todo será fácil”, ya que, por el contrario, en lo adelante todo será más difícil”.
Y así fue. Entre los méritos incuestionables de su mandato se cuenta la importante reducción del analfabetismo en la isla y la construcción de un sólido y avanzado sistema médico estatal, que ha generado investigación en medicina y biotecnología de trascendencia global, como el desarrollo de vacunas contra distintos tipos de cáncer y contra el VIH Sida.
En contraparte, lo más cuestionado ha sido su política económica, cuyos intentos de diversificación han fracasado, para enfocarse en el monocultivo de azúcar y el turismo, La economía cubana fue sostenida por la extinta URSS y posteriormente por la ayuda del venezolano Hugo Chávez, según considera le periodista polaco Szulc. Sin embargo, la situación comienza a cambiar con las extensas reformas implementadas por Raúl Castro desde 2011.

“Comes y te vas”

La estrecha relación entre Fidel Castro y nuestro país surgió cuando el 8 de julio de 1955 llegó a la Ciudad de México, para encontrarse con otros refugiados y su hermano Raúl en el departamento de la también cubana María Antonia González, donde más tarde conocería a su compañero de lucha Ernesto Guevara.
En México, el “muchacho barbudo” organizó una fuerza rebelde que tiempo después desembarcó en Cuba en forma de invasión armada, luchó una guerra de guerrillas en la Sierra Maestra y finalmente derrocó al gobierno dictatorial de Fulgencio Batista en 1958.
La relación bilateral México-Cuba transcurrió de una manera amistosa y de colaboración, bajo el principio de no intervención en asuntos internos de otros países. Hasta que la canciller del gobierno de Ernesto Zedillo (1994-2000), Rosario Green, se reunió en La Habana con un sector de la disidencia cubana, gesto que causó la molestia de Castro.
Vicente Fox (2000-2006) atizó la tensión cuando en 2002, con la célebre frase “comes y te vas”, pidió al líder cubano salir velozmente de una cumbre en Monterrey para no coincidir con el presidente estadunidense, George W. Bush. Tras el incidente, Castro calificó a Fox como “un vil traidor a la historia de su abnegado y combativo pueblo”.
Con el regreso del PRI al poder, la relación entre ambas naciones comenzó a normalizarse. En diciembre de 2013, México condonó el 70% de una deuda cubana de unos 500 millones de dólares. Mientras que el 29 de enero de 2014, Fidel Castro recibió al presidente mexicano Enrique Peña Nieto, quien refirió “una conversación muy cordial”, donde el cubano recordó “fundamentalmente lo que para él había sido la relación de México con Cuba y su paso por México”.

“No tenemos otra alternativa que soñar”

En vida, Fidel Castro llegó a temer “la muerte de sus sueños” más que la suya propia, según relata Tad Szulc. Hoy, tras el fallecimiento del hombre, es posible recordar las palabras del revolucionario cubano recogidas por Tomás Borge:
“No tenemos otra alternativa que soñar, seguir soñando, y soñar, además, con la esperanza de que ese mundo mejor tiene que ser realidad, y será realidad si luchamos por él. El hombre no puede renunciar nunca a los sueños, el hombre no puede renunciar nunca a las utopías. Es que luchar por una utopía es, en parte, construirla”.

Mariana Domínguez Batis
La Jornada

viernes, 25 de noviembre de 2016

Se realizó marcha contra la privatización del Hospital de Clínicas




El pasado día martes estudiantes y trabajadores marchamos desde la explanada de la Universidad hacia la Torre Ejecutiva, en defensa del hospital del pueblo.

La marcha convocada por el Movimiento Todos Por El Clínicas Contra las PPP, se llevó a cabo en las últimas horas de la tarde de ayer, con la participación de trabajadores y estudiantes, para defender en la calle el hospital del pueblo.
Estuvieron presentes sindicatos de trabajadores como el sindicato de trabajadores del Hospital de Clínicas (UTHC), trabajadores del taxi, trabajadores de la Universidad de la República, diversas corrientes de estudiantes universitarios y centros de estudiantes.

El vacío de la burocracia

La burocracia sindical y estudiantil se hizo notar por su ausencia, no solo en la marcha sino en la convocatoria, lo que ayudó a que la marcha no haya sido más grande de lo que fue. Aunque la dirección del Pit-Cnt le hizo el vacío y no está haciendo nada por unificar las luchas, la marcha pudo convocar a algunos miles de manifestantes, que desfilaron con mucho orgullo y fuerza por la principal avenida de la capital.

Detener la privatización del hospital del pueblo

Como decíamos en nuestra nota anterior las PPP significan privatización, y es la táctica que usa el gobierno nacional para evitar que se diga por su nombre lo que es cada cosa. Las PPP son parte de otros proyectos privatizadores nacionales y departamentales para darles negocios a los capitalistas y rebajar también el “costo” en la mano de obra al expulsarlos hacia el ámbito privado.
La consecuencia para el Hospital de Clínicas será la injerencia de capitales privados en el ámbito público, a la vez que todo el dinero proveniente de fondos privados será convertido en un futuro en deuda de la Universidad, que deberá pagar a costa de seguir restringiendo y reduciendo las partidas destinadas a becas, a cargos docentes, refacciones en las facultades que lo necesitan, etc., etc. De esta manera la Universidad se está endeudando con capitales privados, cuando en realidad lo que debería haber es financiamiento genuino estatal.
En los cánticos se hizo notar la rabia contra el proyecto del gobierno, apoyado por la mayoría del CDC de la Universidad y el Rector Markarian. Esta marcha debe ser el punto de partida para resistir y doblarle el brazo a los planes del gobierno y la dirección de la Universidad de la República que quieren privatizar el histórico hospital universitario. Para ello hace falta organizar a los estudiantes y trabajadores, luchando en las calles, incluso contra la voluntad de las direcciones burocráticas de sus sindicatos y gremios.

Sebastián Artigas

jueves, 24 de noviembre de 2016

El gabinete de Trump: militarista y antiobrero




En los últimos días se han anunciado algunos futuros integrantes del gabinete norteamericano, y han circulado rumores sobre otros tantos. La cofradía que se perfila para acompañar a Donald Trump confirma la orientación militarista, xenófoba y antiobrera del gobierno por asumir.

Militarismo

El mercader inmobiliario designará como principal asesor en seguridad nacional a Michael Flynn, un general retirado y Director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa entre 2012 y 2014, que “ha avalado el uso de la tortura en la lucha contra el terrorismo y ha llamado al islam una ‘ideología política’ escondida detrás de una religión y un ‘cáncer maligno’” (La Nación, 19/11)
En el mismo espíritu guerrerista y xenófobo va el anuncio de Mike Pompeo como nueva cabeza de la CIA. El actual congresista por Kansas cuenta con una carrera militar, e integra actualmente el Tea Party -un ala de extrema derecha del Partido Republicano (PR)- y la Asociación Nacional del Rifle.
Pompeo es también un férreo opositor al acuerdo estadounidense con Irán, espíritu que comparte con Mitt Romney, candidato presidencial republicano en 2012, cuando sostuvo que sería capaz de ir a una guerra con el país de Oriente Medio. Romney había cruzado duras acusaciones con Trump durante la campaña, pero ahora está entre los considerados para secretario de Estado, mostrando cómo se va acomodando el PR al outsider Trump (algo que ya se vio con el nombramiento de Reince Priebus, presidente del Comité Nacional Republicano, como jefe de Gabinete).
Otro anti-iraní furioso es James N. Mattis, un asesino de gran currículo del imperialismo norteamericano. Lideró la matanza de 100.000 soldados iraquíes, en general en retirada, durante la Guerra del Golfo, y fue partícipe de la ocupación de Afganistán e Irak. Luego de orquestar masacres de civiles en Fallujah y Mukaradeeb, contó frente a una audiencia en San Diego lo mucho que lo había disfrutado: “Es tremendamente divertido. Es entretenido dispararle a algunas personas.” (WSWS, 21/11). Se rumorea que Mattis podría ser el nuevo secretario de Defensa.
Las figuras refrendan una perspectiva militarista, cuando el imperialismo norteamericano experimenta la crisis de sus intervenciones bélicas en numerosos frentes internacionales.

Xenofobia y persecuciones

Las organizaciones por los derechos de los negros e hispanos han repudiado el anuncio de que Jeff Sessions, senador republicano de Alabama, será el nuevo procurador general. Desde su cargo de fiscal, el hombre había encabezado una caza de brujas contra luchadores por los derechos civiles de los negros, y es conocido por sus comentarios racistas y de simpatías hacia el Ku Kux Klan.
Sessions es un “paladín” de la lucha contra la inmigración, tanto la legal como ilegal, tesitura por la que ha operado fuertemente en el Senado, y que ha estado en la base de su temprano apoyo a la campaña de Trump. Su designación va en línea con el plan de deportaciones masivas del nuevo presidente.
Para Inteligencia Nacional se ha mencionado a Michael Rogers, actual mandamás de la National Security Agency, a la que Edward Snowden denunció por sistemático espionaje ilegal de las comunicaciones de los habitantes del país.

Infraestructura

Uno de los primeros anuncios fue el de Stephen Bannon como estratega jefe y consejero principal, repudiado por su perfil racista, homofóbico, antisemita y misógino. Pero su nombramiento también ilumina otro aspecto: la naturaleza de las reformas de infraestructura prometidas por Trump.
“Mientras que la creencia declarada de Bannon en el gasto de infraestructura a gran escala financiado a través de los déficits parece ir en contra de los instintos tradicionales del Partido Republicano, el plan de Trump consiste en $ 137 mil millones en incentivos fiscales para inversionistas privados que quieran financiar autopistas, puentes u otros proyectos que asegurarán un retorno de la inversión.” (Jacobin, 21/11)
Se trata entonces de la promesa de un enorme negociado para la patria contratista, a costa del erario público.

Guerra comercial

Para Comercio se ha hablado del multimillonario financiero Wilbur Ross, cuya “especialidad es comprar empresas en quiebra y liquidarlas” (El Mundo, 11/11), y de Dan DiMicco, un agente del capital siderúrgico y “crítico durísimo del presunto dumping (venta a un precio inferior al que cuesta producir) de China. DiMicco es una de las personas que más han hecho por convencer -con éxito- a Trump de que el libre comercio debe ser regulado.” (ídem)
Al criticar al dumping de los otros, los asesores del magnate promueven el propio. El asunto se inscribe en el “programa de guerra comercial y financiera que ha anunciado Trump” (Prensa Obrera, 22/11), que explica también la retirada de este del Acuerdo Transpacífico y su preferencia por convenios bilaterales.
El proteccionismo confluye así con el belicismo.

Ajuste

Otros nombres mentados para el gabinete ponen de manifiesto que el proteccionismo de Trump viene de la mano de un plan netamente antiobrero.
Una figura que podría quedar a cargo de Educación es la demócrata Michelle Rhee, quien operó en su momento, desde el gobierno local de Washington, contra los derechos de titularidad de los docentes (lo que los protege de despidos injustificados).
También enemiga de los derechos docentes es Betsy DeVos, destacada lobbysta de la privatización educativa.
Los gremios de la Seguridad Social destacan el carácter privatizador de los candidatos para el área, como Mike Korbey, un histórico activista de derecha que ha sostenido que esta se encuentra "rota y en bancarrota", y fue un impulsor del esquema de privatización promulgado por George W. Bush.
Otros nombres están en danza en estos días. Los que ya han aparecido desmienten la idea de una “moderación” de Trump, quien se apresta a desarrollar un mandato guerrerista y contra las masas, sin garantías de que esto vaya a frenar el impasse de EEUU que lo colocó en el poder.

Tomas Eps @tomaseps

miércoles, 23 de noviembre de 2016

La “Era Trump”: reflexiones sobre la economía que viene




En los inicios de una contrarreforma. Consecuencias políticas de la economía. Contradicciones que queman. La nueva ola de gabinetes sui generis. Demagogia y programa.

El triunfo de Trump expresa el inicio de un giro político altamente significativo para Estados Unidos y probablemente para el mundo. “La era Trump” es la frase de tapa del semanario británico The Economist mientras Financial Times no deja de lamentar lo que intuye como las ulteriores desventuras de la globalización. Comparando las victorias de Trump y el Brexit con aquellas de Thatcher y Reagan de fines de los años ’70 principios de los ’80, el periodista argentino Siaba Serrate concluye que si en aquel entonces nació el “modelo neoliberal”, los triunfos de hoy anuncian una “contrarreforma” en la que los “protestantes” buscan reescribir las reglas de la globalización.
Un outsider en la Casa Blanca es expresión de que las consecuencias sociales y políticas de una convulsión económica contenida y no catastrófica pero lacerante, empiezan a limitar la estrategia de control de la crisis gestionada por el establishment desde la caída de Lehman. El Brexit resultó sin dudas un anticipo, salvo que ahora las consecuencias de la economía transformadas en política toman la posta en el país más importante del mundo. En lo inmediato se trata de investigar cuáles serán –al menos en el período próximo inmediato- los verdaderos caminos de Donald Trump.
Dada la situación de desesperación y repudio a la élite política que llevó a sectores de obreros blancos tradicionalmente demócratas del Rust Belt –el cinturón industrial en decadencia del Medio Oeste norteamericano y en particular los estados de Ohio, Pennsylvania y Michigan- y hasta a algunos negros y chicanos así como a sectores propietarios de pequeña y mediana industria a encumbrar a Trump, es bastante impensable que el nuevo gobierno norteamericano deje en pura demagogia el conjunto de sus promesas de campaña. Entre la demagogia de Donald Trump y su programa de gobierno seguramente habrá un punto medio que se puede arriesgar analizando el estado de las principales contradicciones de la situación económica y política.

Alta tensión

La principal y más amplia de aquellas contradicciones es la que enfrenta las necesidades de las élites económicas –globalofílicas- con amplios sectores sociales golpeados por la globalización. Esta tensión expresa una diferencia significativa respecto de los años ’30 cuando las fracciones hegemónicas del capital viraron rápidamente al proteccionismo. El salto en la globalización del capital y el hecho de que a diferencia de la Gran Depresión la crisis fue contenida pero a costa de un muy débil crecimiento económico, explica en gran parte aquella tensión.
Trump captó el sentir de millones con un discurso –nacionalista, proteccionista y xenófobo- dirigido a los desplazados de la globalización. Prometió reindustrializar Estados Unidos expulsando a los inmigrantes, eliminando los tratados de libre comercio, bajando los impuestos a las corporaciones para alentar el retorno de capitales y subiendo los aranceles a la entrada de productos chinos y mexicanos para sustituir importaciones. Llegó a insinuar el apoyo a incrementos del salario mínimo y el repudio al sistema financiero y las extraordinarias ganancias bursátiles asociadas a las bajas tasas de interés.
Sin embargo este programa, considerado en su conjunto, no es compatible con la élite económica norteamericana que, no por casualidad, apoyó contundentemente a Hillary. Grandes fábricas de origen estadounidense se encuentran relocalizadas en México o en China precisamente por la diferencia salarial –incluso en los últimos añosmuchas empresas se trasladaron de China a México o a Vietnam, entre otros destinos, debido al incremento de los salarios chinos. Gran parte de las importaciones chinas y mexicanas que Trump dijo querer arancelar al 45 y 35% respectivamente, provienen de capitales norteamericanos localizados en esos países. Incluso gran parte de los insumos de la industria radicada en Estados Unidos proviene de China y México al igual que una porción significativa de los bienes de consumo. Un aumento arancelario a la escala prometida por Trump, no sólo significaría una declaración de guerra a todas estas empresas sino que colateralmente produciría una escalada inflacionaria con el consecuente desbarranque del salario real y el incremento de los costos de producción. Por otra parte sectores productores medianos o pequeños –que apoyaron a Trump- no simpatizan en general con la expulsión de inmigrantes debido a que están establecidos en territorio norteamericano y suelen superexplotar mano de obra extranjera indocumentada.

La voz de la conciencia (o Dr. Jekyll y Mr. Hyde)

Trump –un magnate inmobiliario enriquecido él mismo con la especulación financiera- no puede –ni quiere- gobernar contra los sectores hegemónicos del capital norteamericano, incluidos Wall Street y la élite tecnológica congénitamente globalofílica como Apple, Google, Facebook, entre otras.
En principio la ruptura entre Trump y el establishment Republicano comienza a cerrarse. Así lo muestra la reciente designación de Reince Priebus –presidente del comité nacional del Partido Republicano y figura de amplio consenso en el partido- como jefe de gabinete de su gobierno. Mientras a la vez y reafirmando su “identidad”, Trump nombró al racista Steve Bannon –ex jefe del portal de noticias de extrema derecha Breitbart- como principal estratega y asesor de la Casa Blanca. Por otra parte, el actual presidente republicano de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, resultó reelecto por unanimidad y tras haberse diferenciado múltiples veces de Trump durante la campaña, afirmó ahora que lo pasado, pisado…y que conversa con Donald “prácticamente todos los días”. Y así sigue entretejiéndose un equipo de insiders y outsiders -incluido el ex jefe de Goldman Sachs que, se dice, podría ir al Departamento del Tesoro.Las tensiones por la conformación del equipo continúan y estarían desatando una suerte de guerra interna al interior del Partido Republicano.
El resultado de aquella guerra terminará arrojando definiciones más claras pero lo que se conoce hasta ahora del armado –que salvando las distancias recuerda un poco al ornitorrinco que terminó comandando el Brexit- hace pensar que Trump gobernará para las fracciones dominantes sin olvidar del todo sus promesas de campaña. Los outsiders del establishment –muchas veces insiders de la élite económica- parecen estar operando como una suerte de voz de la conciencia de las élites políticas en tiempos “extraños”, obligándolas a conformar gabinetes mixtos. Esta síntesis parece descartar tanto la ejecución del “programa máximo” como la idea de que el conjunto de las promesas electorales quede en pura demagogia. Resulta clave entonces arriesgar algunos elementos de lo que podría ser el “programa de acción”.

Intermezzo

Es probable que el programa efectivo de Trump busque responder al escenario intermedio de múltiples combinaciones que caracteriza la situación actual norteamericana. Un vasto desarrollo de fenómenos políticos -con más poder por derecha como resultado, en parte, de la subordinación de Sanders al Partido Demócrata- y un reverdecer de movimientos sociales por un lado, con escasa lucha de los trabajadores, por el otro. Una conjunción de estancamiento económico sin crisis catastrófica, que redunda en variados contrastes. Entre ellos, un crecimiento del PBI norteamericano del 2,2% promedio durante los últimos ocho años, claramente superior al de Europa o Japón aunque significativamente inferior a su promedio histórico superior al 3%. Una baja desocupación en términos de población económicamente activa –disminuyó desde el 10% en 2009 al 4,9% en la actualidad- pero nuevos trabajos creados de baja calidad, empleos de medio tiempo y una desocupación estructural arrastrada durante las últimas décadas –resultado de la combinación de deslocalización y cambio tecnológico. La restricción de acceso al crédito por parte de las familias que llegaron a la crisis de 2008 con un endeudamiento equivalente al 130% de sus ingresos, completa el cuadro. Esta última condición obstruyó la posibilidad de un boom de consumo semejante al que operó en los años ’90 o ‘2000, a pesar de las extremadamente bajas tasas de interés.La combinación de estos elementos desnudó el alza extraordinaria de la desigualdad y las posiciones perdidas en décadas anteriores.
El ala neokeynesiana del establishment económico demócrata o pro demócrata, incluyendo a Lawrence Summers, Paul Krugman, Martin Wolf, el FMI y el sector hegemónico de la propia Reserva Federal norteamericana, hace tiempo está indicando la necesidad de trocar gradualmente las actuales medidas expansivas monetarias por políticas fiscales –de aliento a la obra pública y gasto en infraestructura. Y aparentemente no son los únicos: según un estudio de la National Association of Business Economics –parte interesada, si la hay- el 43% de los “expertos” considera que el gasto del gobierno norteamericano es demasiado restrictivo comparado con un 29% que pensaba de igual modo hace un año. Hacen falta “Carreteras, puentes, alcantarillas, agua. Lo que sea, nos estamos rezagando”, decía hace unos pocos meses el presidente de la firma de inversiones Cumberland Advisors quien a su vez estimaba que Estados Unidos necesita entre tres y cuatro billones de dólares de gasto en infraestructura. Por su parte, las tasas de interés extremadamente bajas sostenidas durante tanto tiempo, comienzan a perjudicar las ganancias de los bancos, anulan la política monetaria como contratendencia frente a muy probables recesiones y crean tensiones financieras potencialmente explosivas.
El programa neokeynesiano -consejero del capital con fuertes lazos globales- machaca sobre la necesidad de contener al menos parcialmente la sed de ganancias de las multinacionales permitiéndole recuperar cierta sensación de “poder” a los sectores más perjudicados por la globalización. Estos lineamientos, complementarios con privilegiar las políticas fiscales frente a las monetarias, persiguen el objetivo de salvar la globalización, realizando algunos cambios impostergables para que finalmente nada cambie.
En general todo suena muy tibio en términos estratégicos para el cuadro que se está gestando. Sin embargo, en la actual situación “intermedia”, es probable que el programa de Trump termine impulsando por derecha -o sea, con fuertes elementos xenófobos, racistas, represivos y antisindicales, amén de profundas reducciones impositivas- aspectos claves del programa neokeynesiano.

“Increíblemente irónico”

Martin Wolf señalaba hace unos pocos días que “sería increíblemente irónico que Trump aplicara, con el apoyo republicano en el Congreso, precisamente el tipo de estímulo fiscal keynesiano al que los legisladores de su partido rotundamente se opusieron cuando la administración de Barak Obama lo sugirió en 2009”. No tan irónico…Uno de los miembros del equipo económico de Trump apuntaba que “podemos cerrar la brecha de la riqueza en América reemplazando los niveles de tasas de interés de emergencia por estímulo fiscal”. El asesor agregaba que teniendo ahora a la cámara de representantes y el senado, se incrementan las probabilidades de que el plan fiscal se aprobado por el Congreso.
Hay pocas dudas respecto de que la administración Trump implementará enérgicas rebajas impositivas. Se habla de una reducción de entre 15 y 20 puntos porcentuales a las corporaciones, una tasa de repatriación única del 10% a las ganancias obtenidas en el extranjero y la completa eliminación de los impuestos federales sobre herencias y donaciones. Según uno de los asesores económicos de Trump, una reducción impositiva de 15 puntos porcentuales representaría un monto cercano a los 600 mil millones de dólares. Una reducción de los ingresos fiscales de alrededor del 4% del PBI, según The Economist. El asesor afirma a la vez que Trump propone un plan de infraestructura de 1 billón de dólares –aunque otros hablan de 550 mil millones- financiado mediante una combinación de deuda y asociación de capitales públicos y privados. En cualquier caso se trata del doble o bastante más del doble respecto de la promesa de Hillary. Probablemente aspiren a que al menos parte de esa suma sustraída al fisco, se vuelque a la construcción de infraestructura lo que podría incluir políticas para expandir la producción de gas, petróleo y carbón, la creación de nuevos gasoductos y la apertura de tierras públicas a nuevas perforaciones de minería, como también señala The Economist. Y no es para nada impensable que para ello el estado se comprometa a garantizar una ganancia mínima.
Con bastante sentido común Martin Wolf apunta que “la unión del populismo de Trump con la obsesión por recortes fiscales de los republicanos, podría ocasionar enormes y permanentes aumentos en los déficits fiscales”. The Economist sugiere que probablemente haya que esperar de Trump algo intermedio entre Ronald Reagan –bajos impuestos, baja regulación y libre mercado - y un proyecto más nacionalista, populista e incluso estatista con cuestiones de ley, orden, identidad y tradición cultural al estilo de los políticos demagógicos europeos. Vale recordar que Reagan combinó fuertes recortes impositivos con un acelerado gasto en defensa y por ello muchos hablan de un giro “ronaldreaganesco” en la política fiscal norteamericana. Como también señala el semanario británico, aunque gran parte de los republicanos preferirían la opción liberal, Ryan agradeció a Trump por proporcionar los lazos electorales suficientes para crear el primer gobierno republicano unificado desde 2007. Si Ryan y sus compañeros líderes del congreso van a sobrevivir a este nuevo orden, tendrán que abrazar algunas posiciones desconocidas, concluye The Economist.
La política de “normalización” de tasas de interés –también una recomendación neokeynesiana- es esperable que ocupe un lugar destacado –al menos tendencialmente- en la “era Trump”. Tanto como necesidad asociada a los factores señalados más arriba, como al mayor ingreso de capitales necesario para financiar un endeudamiento que se percibe creciente y a un posible incremento de la inflación vinculado a modificaciones arancelarias –seguramente más moderadas que las prometidas en campaña. Por supuesto la política de tasas tendrá importantes repercusiones en el escenario internacional y en el latinoamericano, en particular.
A su vez, la especulación financiera desenfrenada, vinculada en gran parte a las políticas monetarias de estos últimos años, no son bien vistas por gran parte de la población. La demagogia de Trump incluyó la promesa de restaurar la ley Glass Steagall –que separa la banca comercial de la banca financiera- implementada por Roosevelt en 1933 y anulada por Clinton en 1999. Como también indica Wolf, no se sabe si la ley Dodd Frank –una regulación light implementada pos Lehman y detestada por las instituciones financieras- “sería reemplazada por una alternativa más eficaz o por un regreso a la situación anterior a la crisis en la que todo estaba permitido.” Aunque es probable que ni el mismo Trump lo sepa, la cuestión se hará más prístina a medida que se resuelva la guerra del gabinete. Wolf afirma no obstante y con cierto pesar que “Sin embargo, en materia de regulación financiera, a diferencia de en materia de comercio, el populismo de Trump podría proteger a Estados Unidos de los peores instintos desreguladores de los legisladores republicanos, en lugar de lo opuesto”.

¿No global?

Con respecto a los acuerdos comerciales, resulta bastante impensable un retroceso significativo en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA). Aún cuando no pueden descartarse modificaciones, parece altamente improbable un incremento de aranceles de la magnitud prometida por Trump que redundaría en un ataque violento a las empresas norteamericanas radicadas en México con consecuencias impensables sobre los precios y el empleo al interior de Estados Unidos. El Acuerdo Transatlántico (TTIP), a ciencia cierta, nunca vio la luz y es muy probable que Trump retroceda claramente con el Acuerdo transpacífico (TPP).
Como el TPP es un “arma” diseñada para acorralar a China, no es descabellado especular con que su retiro podría ser empuñado como instrumento de negociación con el Gigante Asiático. Trocando por ejemplo la eliminación del Acuerdo por la modificación selectiva de algunos aranceles e incluso la eventual exigencia de una mayor apertura china al capital norteamericano. Desde que China comenzó a dejar atrás su rol de receptor de capitales presentándose cada vez más como un competidor por los espacios mundiales de acumulación, asoma crecientemente como un factor que cuestiona a su turno la legitimidad del statu quo norteamericano. En principio no puede descartarse una política –al menos en un primer período- en la que Estados Unidos trate de mejorar su posición relativa frente a China apelando a instrumentos de negociación. Hay que tener en cuenta –entre otros aspectos- la dependencia de Estados Unidos del financiamiento chino -principal tenedor de Bonos del Tesoro- cuestión que se presenta como más apremiante si se piensa en un panorama de mayor endeudamiento estatal.
Abordamos aquí el costado económico de una cuestión que no sólo tendrá consecuencias internacionales sino que hace parte de una extensa ristra de asuntos políticos y geopolíticos –aún indefinidos- que podrían alterar el mapa en el período próximo.
Con todo, aún hay más interrogantes que certezas. Pero si hay algo que presenta pocas dudas es la imposibilidad –al menos bajo las actuales condiciones- de recrear un proceso de reindustrialización estructural en Estados Unidos con un reverdecer del “sueño americano”. A decir verdad ni el New Deal de Roosevelt –que a diferencia del engendro trumpista, estuvo acompañado por múltiples aspectos progresistas- logró el incremento del gasto suficiente como para impulsar un enérgico ascenso de la economía cuyo auge estuvo finalmente asociado al inicio del armamento norteamericano para su entrada en la segunda guerra mundial. Incluso Robert Gordon, a quien mencionamos en múltiples oportunidades, sugiere en The Rise and Fall of American Growth que también el auge de posguerra hubiera sido impensable sin el impulso de la guerra.
Lo que quedó demostrado con el triunfo de Trump –por si faltaba un botón- es que el proceso de globalización –que es en gran parte el de exportación de capitales e importación de mano de obra barata- característico de la “revolución” neoliberal, operó como un temible instrumento de división de las filas de los trabajadores. La desocupación estructural, la precarización del trabajo y el descenso en el nivel de vida de amplios sectores en los países centrales es contracara de la superexplotación externa e interna de mano de obra extranjera pero también de la perversa utilización capitalista de los avances tecnológicos. Si la primera cuestión se presenta hoy como el arma central de las derechas xenófobas –que las élites políticas tradicionales aprovechan- para fomentar el odio bajo la forma del nacionalismo proteccionista en los países centrales, la segunda reaparece como amenaza permanente bajo la forma de la “humanización de las máquinas” o la robótica.
Resulta urgente que los trabajadores y los sectores pobres enfrenten estas formas de engaño múltiple y peleen por conquistar el arma más poderosa: la unidad de sus filas. Cuestión que incluye también la batallapor poner al servicio de las grandes mayorías ese gran logro de la humanidad toda que representan los avances de la ciencia y la tecnología.

Paula Bach

lunes, 21 de noviembre de 2016

El 22 vamos a defender el Clínicas




El próximo martes a las 18 hs. se realizará una Concentración y Marcha por el Hospital de Clínicas desde la Explanada de la Universidad hasta la Torre Ejecutiva. Seamos miles en defensa de la educación pública y contra las privatizaciones a través de las PPP.

El Hospital universitario viene totalmente desfinanciado, cumpliendo como puede las tareas asistenciales y formativo-académicas, por lo cual requiere de un plan de inversión importante para ponerlo al nivel de las necesidades de la población en general.
Hay sectores donde los funcionarios y funcionarias que allí trabajan hacen lo humanamente posible para prestar un servicio de calidad, pero otros sectores directamente están clausurados por falta de mantenimiento, renovación y refacción edilicia y tecnológica.
Se estima que el Hospital necesita unos 120 millones de dólares para superar todas estas falencias y renovaciones pendientes, pero el gobierno nacional no solamente no dio ese dinero solicitado por la Universidad sino que a mediados de este año amenazó con recortar aún más el presupuesto universitario, del que depende el Hospital de Clínicas.
Esta es la triste realidad de nuestro Hospital de Clínicas, que atiende en su inmensa mayoría a la población con menos recursos económicos, a quienes se atienden por Salud Pública, y a la población trabajadora en general.

PPP es privatización

El Movimiento Todos por el Clínicas surge a partir de la reciente votación en el Consejo Directivo Central (CDC) de la Universidad de la República que resuelve la aplicación de la modalidad de financiación a través de PPP (Participación Público Privada) para el Hospital de Clínicas, a falta de inversión pública genuina.
Pero la implementación de las PPP en el Clínicas y en la educación tiene sus consecuencias:
Por un lado habilita la injerencia de capitales privados en el ámbito público, a la vez que todo el dinero proveniente de fondos privados será convertido en un futuro en deuda de la Universidad, que deberá pagar a costa de seguir restringiendo y reduciendo las partidas destinadas a becas, a cargos docentes, refacciones en las facultades que lo necesitan, etc., etc. De esta manera la Universidad se está endeudando con capitales privados, cuando en realidad lo que debería haber es financiamiento genuino estatal.
Además, se prevé que la devolución de la inversión privada sea a través de la privatización de alguno de los servicios que presta hoy el Hospital, tal como está consignado en la Ley de las PPP, sancionada en 2011 bajo el gobierno de Mujica.

Plata hay

Es mentira que no hay fondos estatales para invertir en el Hospital de Clínicas y en la educación pública. Si el gobierno quisiera, podría dejar de financiar a las empresas privadas e invertir en lo público. Podría dejar de exonerar a las zonas francas y a las multinacionales que “invierten” en el país (y que luego se van cuando quieren y dejan un tendal de despidos). Se podría aumentar los impuestos para quienes más tienen, y que paguen más los capitalistas, los dueños de los bancos, los empresarios de las grandes cadenas de supermercados y los mega grupos empresarios que manejan el negocio del agrobusiness. Se podría dejar de pagar la usurera deuda externa, que siempre ha marcado y condicionado nuestras prioridades de inversión y sojuzgado a los pueblos de América Latina.
Este 22 seremos miles quienes nos manifestemos para defender al Cínicas: el movimiento estudiantil en sus diferentes expresiones y los funcionarios y funcionarias del Hospital y de la Universidad que luchan por mejores condiciones de trabajo y estudio. Seguramente se incorporarán muchos y muchas docentes que también comparten esta defensa, y que se vieron traicionados por sus representantes que en el CDC cuando dieron sus votos para que se aprobara las PPP.
Esperamos que en estos momentos, las consignas “Obreros y Estudiantes Unidos y Adelante” y “la Educación del Pueblo no se vende, se defiende”, se hagan realidad.
La FEUU y el PIT-CNT deben convocar ese día a un paro nacional para defender al Clínicas, que no es otra cosa que defender la salud y la educación pública.

Karina Rojas
Fernando Bento

La cuestión indígena en Uruguay




El pasado jueves se realizó en la Casa de la Filosofía en Montevideo la primer jornada de reflexión sobre la cuestión indígena en Uruguay, que reunió a académicos, políticos y organizaciones indígenas.

Como parte de la reivindicación de la cuestión indígena y con el objetivo de reflexionar sobre su situación, se realizó esta actividad que contó con la participación de María Inés Moraes (investigadora), Gonzalo Abella (maestro), Isabel Barretto (docente) y la organización Co.Na.Cha. - Consejo de la Nación Charrúa.
Como representante de la Co.Na.Cha. disertó Martín Delgado Cultelli, quien hizo hincapié en la invisibilización de la población indígena en la transmisión histórica moderna. Tanto en manuales, libros de texto y discursos que se vuelven “sentidos comunes” existe una negación rotunda a reconocer la existencia de pueblos originarios en algunas de las tierras donde hoy se asienta el estado uruguayo. Distintos reprefentes de la época se ocuparon en hacer desaparecer toda idea de población anterior a la colonización.
Martín develó el discurso formador de ideología de la época (siglo XIX) donde, con todo tipo de argumentaciones discriminatorias y racistas, se buscó reforzar la idea de que el Uruguay era un país blanco y con población homogénea, que los indios habían desaparecido, y que la población “etiope” - así la llamaban – estaba en proceso de extinción. Hasta la Antropología – según mencionó – también jugó ese rol. Inclusive la masacre de Salsipuedes – punto de exterminio del pueblo charrúa, donde se sabe que hubo sobrevivientes, pero no se sabe qué ocurrió con ellos.
Sin embargo, el pueblo charrúa y sus descendientes mantienen una “invisible persistencia” como Martín la definió, a pesar del discurso negacionista, población que después de muchos años se fue reorganizando hasta nuestros días.
Según consta en distintos medios digitales, el Consejo de la Nación Charrúa de Uruguay está integrado actualmente por 10 organizaciones y comunidades de diferentes puntos del Uruguay. Tiene entre sus principales objetivos lograr el reconocimiento de la población indígena actual, lograr la ratificación del Convenio 169 de la OIT y visibilizar el tema indígena, logrando el incremento de la autoidentificación indígena en el Uruguay.

Estado genocida

El 11 de abril de 1838 el estado uruguayo llevó a cabo una de sus primeras acciones fundacionales, con el genocidio de los pueblos indígenas en la masacre de Salsipuedes. La misma fue encabezada por el primer presidente de la República Fructuoso Rivera, la historiografía oficial posterior e importantes personajes políticos han despreciado este acontecimiento histórico y el aporte de las naciones indígenas en la historia del país, olvidando por ejemplo la participación de estos pueblos en las luchas independistas anteriores en alianza con el artiguismo.

Karina Rojas
Montevideo

La música coral de la Unión Soviética




Una descripción sobre la música tradicional rusa. Sus orígenes, su carácter revolucionario y el surgimiento de los coros proletarios hasta la formación del Coro del Ejercito Rojo.

Dentro de los diversos desarrollos musicales que se produjeron a partir de la Revolución de Octubre, quizás el más conocido, junto a los compositores Prokofiev y Shostakovich, es el Ensamble Aleksandrov (también llamado Coro del Ejército Rojo).
Con una particular puesta en escena, y con un repertorio que abarca una buena parte de la música popular rusa, este coro fue reconocido mundialmente, hasta el punto que para muchos es posible identificar su sonido con la totalidad de la música del país.
Por supuesto, esto no es así, dado que existieron muy diversas y distintas tendencias musicales en la Unión Soviética, muchas veces en oposición unas con otras, y algunas que se remontan hasta tiempos previos a la Revolución. La música coral, en este sentido, puede inscribirse dentro de una tradición bastante antigua en ciertos sentidos, que recibió una particular atención por parte de los bolcheviques.

Música Gitana

Antes de la Revolución, la música popular por excelencia era lo que se conocía como “música gitana”. A pesar de su nombre, este estilo no tenía necesariamente mucho que ver con verdaderos gitanos, sino que más bien era un término general que se usaba para muchos estilos distintos, como tango, ragtime, o música popular no-rusa.
De hecho, muchos de los principales intérpretes de esta música eran miembros de minorías étnicas: georgianos, kazajos, o azeríes, que habían abandonado su tierra natal para probar suerte en Moscú o San Petersburgo. Si la música que interpretaban era en general ecléctica, las letras se concentraban en un par de elementos comunes, principalmente historias de amor o desamor, y con un fuerte énfasis en la sensualidad y una actitud contracultural.
Junto a este movimiento existía otro, llamado “canción cruel” o “romance urbano” que tenía un estilo más ruso, y se caracterizaba por las letras trágicas, cantadas por un hombre solo, que acompañaba la interpretación con mucho énfasis en lo gestual. Su público fue cierto sector de la pequeñoburguesìa, profesionales e intelectuales, en contraste con la música gitana que era de carácter más popular.
En base a estos dos estilos se generó la música revolucionaria de la época. Como sucede hoy en día con las hinchadas de fútbol y los partidos políticos (y es parte integral de la música popular).
En esos años previos a la Revolución de Octubre decenas de compositores con tendencias radicales adaptaron temas de música gitana y romance urbano, tomando las melodías y cambiando las letras para expresar el rechazo al gobierno del Zar. Un caso será el del romance “Acacia Blanca”, que fue transformado en el tema Valientemente a la batalla por el poder soviético.

Los coros proletarios

Canciones de este segundo tipo fueron una parte importante de la cultura proletaria revolucionaria entre las dos revoluciones, y a partir de Octubre se convirtieron en el corazón de la cultura popular rusa.
De acuerdo a Richard States en su artículo The ways of Russian popular music to 1953, “Las canciones revolucionarias que se oían en los primeros años soviéticos llenaron a cientos de miles de euforia y fueron celebradas por estos hasta el fin de sus días. Miles de coros florecieron en clubes obreros, a lo largo de todo el país, en los que se cantaban las viejas canciones radicales”
Estos verdaderos coros proletarios, muchas veces coros de fábricas, fueron una de las primeras formas culturales autónomas de la Unión Soviética, y a diferencia de otros estilos como el Jazz, rara vez enfrentaron de forma general la represión estalinista (aunque sí en forma selectiva). Era tal el interés por fomentar estas formas musicales que durante muchos años a partir de 1928 existieron las llamadas Olimpiadas, que eran competencias provinciales y nacionales de las diversas artes.
En un artículo sobre música amateur en la URSS de los años ´30, Robin LaPasha relata cómo funcionaban estas competencias en la provincia de Ivanovo. Se caracterizaban por su combinación de población rural e industrial. De acuerdo al autor, decenas de coros se habían formado en los años ‘20 en las fábricas textiles, y en algunos casos estos habían alcanzado grandes tamaños, superando los 600 miembros.
A partir de los años ‘30, y una vez que se hubo estabilizado un poco la situación económica después de la colectivización, estos coros empezaron a competir en las Olimpiadas de forma masiva. Varios de estos ensambles alcanzaron un nivel casi profesional, y miles se acercaban de provincias cercanas para presenciar sus competiciones. Las canciones que interpretaban incluían música tradicional como Vniz’ por matushke po Volge.


El Ensamble Aleksandrov

En el contexto recién descripto es que va a tener lugar la formación del Coro del Ejército Rojo. En 1928, este ensamble de doce miembros pertenecientes a las Fuerzas Armadas de la Unión soviética se presentó por primera vez, bajo la dirección de Aleksandrov, un compositor y director de familia campesina.
Originalmente su repertorio se encontraba basado en canciones radicales y militares, pero el avance del stalinismo con su mensaje de regreso a la tradición favoreció la inclusión de música tradicional, que reflejaba la idea de un campesinado adaptado a la colectivización.
Fue a partir de la guerra que el ensamble empezaría a ganar fama mundial. Con más de 1500 presentaciones en el frente, sus interpretaciones empezaron a hacerse conocidas de forma más amplia, hasta convertirse en la imagen de la cultura popular soviética.

Las voces del pueblo

El camino de la música popular se encuentra atravesado por la cuestión de la diferencia y la repetición. Es notable cómo el caso de la música coral rusa del siglo XX muestra una evolución constante, con nuevas formas y modos de presentarse.
Esto se va a encontrar casi siempre relacionado con la transición entre el Zarismo y la URSS, y con los sucesivos cambios del “pluralismo ligeramente controlado” de los años ‘20 al “pluralismo fuertemente controlado” de los años ‘30.
Pero al mismo tiempo, la tradición de las viejas canciones, tanto revolucionarias como populares, se mantuvo constante, y las melodías de siempre sonaron una y otra vez en las voces de los coros obreros y campesinos, sin perder nunca su fuerza.

Nicolás Torino





domingo, 20 de noviembre de 2016

Lo que significa Donald Trump




El miércoles 9 de noviembre, el "mundo libre" se despertó y encontró que tenía un nuevo líder. Donald J. Trump había sido elegido presidente número 45 de los Estados Unidos de América. Una fuerte conmoción se extendió inmediatamente por todo el mundo con esta noticia, que contradecía las confiadas expectativas de los sondeos previos.

El Establishment y sus partidos fueron sacudidos hasta la médula. Hillary Clinton, la candidata preferida del Establishment de los EEUU e internacionalmente, había dicho que si Trump era elegido presidente, "yo ya no reconocería a este país". Pero Hillary Clinton, y el resto de su clase nunca reconoció la situación real que existe en los Estados Unidos, y que en realidad existe en todos los demás países del mundo.
La elección de Trump es descrita comúnmente como un terremoto político. La analogía es precisa. Debajo de la superficie de la sociedad, hay un descontento en plena ebullición, de ira, rabia y frustración. Del mismo modo que bajo la superficie de la Tierra hay fuerzas inimaginables que tratan de encontrar una salida, así en la sociedad estas fuerzas están buscando una expresión, que no encuentran en los partidos y líderes existentes.
Este fenómeno no se limita a los Estados Unidos. Ya hemos visto esto en el resultado del referéndum británico sobre la UE. Sin embargo, esta elección es mil veces más importante que el Brexit. Lo que estamos presenciando no es ni más ni menos que un punto de inflexión en la historia mundial. The Economist lo comparó con la caída del muro de Berlín, comentando: "La historia ha vuelto –con una venganza".

Actitud de la clase dominante

La clase dominante ve a Trump como una amenaza, en parte porque es un elemento disidente y difícil de controlar, pero sobre todo porque sus apelaciones demagógicas a la clase obrera y sus denuncias del Establishment de Washington crearon ilusiones peligrosas y despertaron a millones de personas sobre la base de la oposición al status quo. Es por ello que el Establishment utilizó todos los medios posibles para bloquear su camino hacia la Casa Blanca. Tiraron de todo contra él, pero fracasaron.
Con retraso, los estrategas de la clase dominante están despertando a las realidades de la vida. Esta fue una protesta contra la desigualdad, que ha alcanzado niveles sin precedentes; contra el desempleo y la inseguridad en el trabajo; contra el gobierno de una élite corrupta de individuos súper ricos que dirigían Washington como un negocio familiar; contra las dinastías políticas de Bush y Clinton que manejaban el poder político de la misma forma que dejaban una herencia en el testamento y lo trataban como si fuera su propiedad personal. Por encima de todo, fue una protesta de la gente que sentía que nadie les estaba escuchando ni se preocupaba de su destino.
Una observación similar fue hecha por el Financial Times, el órgano más representativo de la clase dominante británica, en un artículo con el título "La victoria de Donald Trump es un mandato para hacer estallar Washington":
"Llevará un tiempo asimilar las grandes implicaciones de la elección del Sr. Trump. Todos los encuestadores del planeta leyeron mal a la opinión pública de Estados Unidos. Al elegir a un hombre que los votantes sabían que era irrespetuoso con las sutilezas constitucionales norteamericanas, EEUU ha enviado el equivalente electoral de un atacante suicida a Washington. El mandato de Trump es hacer estallar el sistema. Su previsión [de Trump] de hacer de esta elecciones 'un Brexit diez veces de grande’ era un eufemismo. El Reino Unido puede que se deslice a la deriva pero las consecuencias de su decisión tendrán meramente un alcance local.
"Estados Unidos, por el contrario, es a la vez el creador y el sostenedor del orden mundial de la posguerra. Trump fue muy explícito en su promesa de alejarse de ese orden. Precisamente, cómo va a llevar a cabo su agenda de "Estados Unidos primero" es secundario en este punto. La opinión pública estadounidense ha enviado una señal inequívoca. El resto del mundo actuará en consecuencia”.

Repercusiones internacionales

Donald J. Trump no parece demasiado interesado en el resto del mundo. Pero el resto del mundo está muy interesado en él. La elección de Trump provocó consternación, por no decir pánico en los gobiernos de todo el globo terrestre. Normalmente un candidato victorioso en las elecciones presidenciales de Estados Unidos podría esperar ser felicitado inmediatamente por los líderes políticos extranjeros. Sin embargo, esta elección fue recibida con un silencio ensordecedor, interrumpido sólo por Marine Le Pen –quien felicitó a Trump por su victoria tres horas antes de que el resultado fuera anunciado– seguida un poco más tarde por Vladimir Putin.
Los titulares de la prensa en Alemania estaban llenos de tristeza y de fatalidad. Un diario proclamó en términos apocalípticos: "la autodestrucción de Occidente continúa". El Ministerio de Asuntos Exteriores alemán dijo sin rodeos que este no era el resultado deseado, ni del gobierno ni del pueblo de Alemania. Lamentablemente, sin embargo, no es el pueblo de Alemania, sino el pueblo de los Estados Unidos el que decide quién se sienta en la Oficina Oval. Angela Merkel se vio obligada a realizar un discurso de felicitación, que se caracterizó por su tono frío y formal.
En completo contraste, la reacción de Moscú fue de alegría no disimulada. Los diputados de la Duma aplaudieron fuertemente la noticia y Vladimir Putin no perdió tiempo en enviar sus felicitaciones personales al Sr. Trump. La razón no es ningún secreto. En general, la política exterior no estará entre las prioridades clave de Trump. El único área en el que se ha expresado con claridad extrema es que él quiere establecer mejores relaciones con Rusia.
Putin expresó su deseo de que el nuevo inquilino de la Casa Blanca tomará medidas para mejorar las relaciones ruso-estadounidenses, mientras que, naturalmente, se salvaguarden los intereses de ambas naciones –es decir, de los banqueros y los capitalistas de ambas naciones. Si el deseo expresado de Trump por mejores relaciones con Rusia se materializa en realidad es una cuestión de especulación, ya que los intereses de las "dos naciones" son bastante antagónicos.
En cualquier caso, el hombre del Kremlin, sin duda, se aprovechará de la presente agitación y confusión política en Washington durante los próximos meses para tomar ventaja en el escenario mundial, comenzando con una ofensiva total en Siria. Obama se queja de ello, pero no hace nada. Trump no ha dicho nada hasta ahora.

Estados Unidos, Rusia y Siria

Trump se ha comprometido con intensificar la lucha contra el Estado Islámico en Siria. Pero eso significa una mayor coordinación entre los EEUU y Rusia, que ahora es la fuerza dominante en ese país. Esas personas, incluyendo algunos "izquierdistas", que constantemente lloran con que "hay que hacer algo," están haciendo un llamamiento para que se decrete una zona de exclusión aérea en Siria "por razones humanitarias". Pero esto no es posible sin un compromiso militar serio sobre el terreno, que sólo los EEUU están en condiciones de proporcionar.
Exigir que los imperialistas intervengan para resolver los problemas del pueblo de Siria no es simplemente estúpido, sino criminal ¿Han olvidado estas personas que el caos actual en Oriente Medio fue causado por la invasión criminal de Irak por el imperialismo estadounidense y sus aliados? ¿Han olvidado ya los desastres que fueron causados por las intervenciones imperialistas en Afganistán y Libia? ¿Y no son conscientes de que los mismos imperialistas que están llamando a "salvar Alepo" están colaborando activamente con sus aliados de Arabia Saudita en el bombardeo de escuelas y hospitales en Yemen, matando a civiles y utilizando deliberadamente la muerte por hambre como arma de guerra?
Pero dejemos esta locura a un lado. El quid de la cuestión es que las opciones de Estados Unidos en Siria son extremadamente limitadas. Sólo hay dos posibilidades. La primera es una intervención militar a gran escala –con botas sobre el terreno– para tratar de revertir la situación, y que se descarta por razones militares y políticas. La lección de Irak y Afganistán es que es muy fácil involucrarse en una guerra en Oriente Medio, pero muy difícil librarse de ella después. Y tras las debacles de Irak y Afganistán, la opinión pública estadounidense está decididamente poca entusiasmada con nuevas aventuras en el extranjero.
La segunda opción es llegar a un acuerdo con Rusia. En realidad, esa opción ya ha sido aceptada, aunque de mala gana, por la administración Obama. Trump se limita a decir en público lo que todas las personas serias comprenden en privado. En Siria es Rusia quien decide ahora. Por lo tanto, es bastante probable que Donald Trump trate de llegar a algún tipo de acuerdo con Putin. El hombre del Kremlin propondrá un acuerdo que les deje el control de Ucrania y garantice que la OTAN no haga nuevas intrusiones en las antiguas repúblicas de la exUnión Soviética ni en sus antiguas esferas de influencia, incluyendo Siria.
A cambio, los Estados Unidos podrían tener una mano libre en sus propias esferas de influencia, incluyendo América Latina. Esto tendría serias implicaciones para Cuba y Venezuela. Recientemente, la atención de Washington se ha centrado en Oriente Medio y el Lejano Oriente. Pero ahora su atención se está centrando una vez más en América Latina. Si llevara a cabo su promesa de campaña, Trump utilizará la mayoría Republicana en ambas cámaras del Congreso para sabotear la liberalización de las relaciones con Cuba llevada a cabo por Obama.
En Venezuela la situación se está volviendo crítica. La oposición contrarrevolucionaria se está aprovechando de la crisis económica, la hiperinflación, la escasez de alimentos y la inseguridad extrema para ir a la ofensiva. Hasta el momento no han tenido éxito en voltear al gobierno, pero las cosas parecen estar llegando a un clímax. Cuanto más tiempo los líderes bolivarianos permanezcan vacilantes colgados en el poder, más desesperada llegará a ser la situación. La presidencia de Trump coincidirá con el momento en que Venezuela alcance su punto crítico.
Las medidas de emergencia adoptadas por el gobierno venezolano no serán suficientes para evitar una cesación de pagos de su deuda soberana, probablemente en los próximos doce meses. La amenaza de la quiebra le dará a la oposición nuevas oportunidades para lanzar protestas masivas que pueden terminar en un derramamiento de sangre y violencia. Toda la situación está en una espiral descendente que sólo puede terminar en una confrontación directa entre fuerzas antagónicas. La victoria de Trump, sin duda, dará ímpetu a las fuerzas contrarrevolucionarias, que podrán esperar un mayor apoyo de Washington para sus acciones agresivas.
En cualquier parte que se mire, Washington se enfrenta a una situación turbulenta, con explosiones que están siendo preparadas a todos los niveles. Pero por mucho que a Donald Trump le encantaría volverle la espalda al resto del mundo y cerrar la puerta de Norteamérica con el fin de centrarse en la solución de los problemas nacionales, las llamas que han estallado más allá de las fronteras de Estados Unidos exigirán su atención. Si no lo hace, esas llamas pueden amenazar con incendiar la puerta de la casa, o incluso la propia casa.

Trump y la OTAN

La victoria de Trump ha establecido una señal de alarma en países como Polonia y los Estados bálticos, que temen la nueva firmeza de Rusia en la arena mundial. Trump, que ya ha expresado su escepticismo sobre el papel de la OTAN, está exigiendo que Europa, Corea del Sur y Japón "se paguen sus cosas", es decir, la factura de su defensa. Eso significa obligarles a aumentar el gasto en armas, y por lo tanto a reducir aún más el nivel de vida de la población. Esta es la política de "Estados Unidos primero" expresada en dinero en efectivo.
Naturalmente, la respuesta ha sido de protestas de los "aliados" de Estados Unidos. Los europeos temen que una retirada estadounidense hacia el aislamiento debilitaría seriamente a la OTAN, dejando la primera línea de los Estados europeos del este vulnerable ante Rusia, aunque contrariamente a la propaganda alarmista difundida por los polacos y los estonios, Rusia no tiene intención de tratar de llevárselos de vuelta por la fuerza. Lo que Putin quiere es que lo dejen tranquilo para controlar su propio patio trasero.
Los europeos se han quejado por las acciones de Rusia en Ucrania, ignorando el papel de la interferencia occidental inicial en provocar el desorden que hay. A Moscú le gustaría llegar a un acuerdo con los norteamericanos y europeos para que le dejen el control de esa región. Trump ha hecho saber que él está dispuesto a permitir que Rusia mantenga Crimea. Eso es algo que probablemente no puede ser revertido y los norteamericanos lo saben.
Europa se encuentra en una posición muy débil. Sus líderes están hablando de la creación de un ejército europeo. Pero esto está fuera de cuestión. Los intereses nacionales de cada estado son lo primero, y sería imposible establecer un comando conjunto. El inicio de las negociaciones del Brexit (la salida efectiva de Gran Bretaña de la UE, NdT) y las elecciones en Alemania y Francia debilitarán aún más a Europa. Por lo tanto, no hay posibilidad de un frente de los Estados occidentales que pueda presionar a Moscú a hacer nada.
En consecuencia, es muy probable que una Administración Trump terminará con las sanciones a Rusia, o por lo menos permitirá una cierta relajación de la presión con el fin de facilitar un acuerdo con el Kremlin. Trump torcerá brazos para poner límites a la expansión de la OTAN en la antigua esfera soviética. Y los ucranianos pronto descubrirán la verdad de la afirmación: "las naciones no tienen amigos, sino intereses”. A los aliados europeos de Washington no les va a gustar, pero tendrán que tragar saliva y aceptarlo.

La "relación especial" de Gran Bretaña

La primera ministra conservadora británica, Theresa May, expresó su profundo deseo de que la "relación especial" de Gran Bretaña con EEUU continúe y sea consumada con un acuerdo comercial en el momento más próximo posible. Ya que Gran Bretaña pronto podría estar fuera del mercado único europeo, la perspectiva de un acuerdo comercial jugoso y sustancioso con los EEUU está, naturalmente, muy cerca de su corazón. Pero en materia de comercio es la cabeza, más que el corazón, el órgano más útil.
Estas ilusiones se desvanecieron rápida y brutalmente. La realidad de la llamada relación especial entre Gran Bretaña y los EEUU quedó expuesta inmediatamente por el hecho de que el presidente electo sólo se acordó de llamar por teléfono a la primera ministra británica, después de que ya había llamado a los líderes de otros nueve países –entre ellos Irlanda y Australia. Eso fue un insulto calculado hacia el Establishment británico. Pero lo peor estaba por venir.
Cuando el ministro de exteriores de Gran Bretaña, Boris Johnson, se encontraba en Nueva York durante la campaña electoral hizo algunas observaciones muy oportunas a expensas del candidato Republicano (porque era evidente que no creía que pudiera ganar la elección). Hoy día, Boris está proclamando en voz alta su admiración, respeto y afecto sin límites por el 45º Presidente de los EEUU. Él ve ahora enormes oportunidades para las empresas británicas bajo la nueva administración Trump y espera que todo el mundo se olvide del pasado (más particularmente, que el nuevo presidente se olvide de sus comentarios ofensivos).
Pero Donald J. Trump no es el tipo de hombre que se olvida de cosas como esas, y las ilusiones de May y Johnson de que Gran Bretaña podría conseguir un buen acuerdo comercial con la América de Trump se han desinflado como un neumático que pisa un clavo de seis pulgadas. Pasaron por alto un pequeño detalle: la política de Trump es "Estados Unidos primero". Trump tiene como objetivo "hacer grande a Estados Unidos" –y tiene como objetivo hacer esto a expensas del resto del mundo. Esa es la verdadera piedra angular de su política. Y Gran Bretaña no puede esperar ningún favor ni "relación especial".
Para echar sal en la herida infligida por esa llamada tardía, de todos los políticos en el mundo, el Presidente Electo eligió reunirse con Nigel Farage, líder del partido de derecha británico UKIP –un hombre que ni siquiera es miembro del parlamento británico, y mucho menos representante de su gobierno. Con una sonrisa de oreja a oreja, Farage fue fotografiado junto a su héroe en un ascensor dorado, pareciendo un proxeneta de tercera clase que ha recibido inesperadamente una invitación del Vaticano para una audiencia privada con el Papa.
Durante una hora, sin embargo, el exitoso Padrino y su pequeño secuaz de la ciudad tuvieron una conversación de lo más agradable. Los detalles de este encuentro intrigante no se nos han revelado. Pero el señor Farage salió como un hombre flotando en el aire. Su mente estaba obviamente un poco aturdida por este encuentro con la Grandeza. Nigel tuvo la elegancia de informar de este encuentro al gobierno de Su Majestad a su vuelta en Londres y de que, si la Señora May lo deseaba, ella podía confiarle sus servicios como intermediario con el hombre de la Casa Blanca y organizar los contactos con su entorno.
La amable oferta de Farage fue recibida primero con un silencio pétreo en el número 10 de Downing Street y más tarde con una refutación firme. La señora May y sus asesores apenas podían ocultar su mortificación absoluta por el hecho de que el primer político invitado a reunirse con el Jefe de Washington fuera el horrible hombrecillo de UKIP. Nada mejor podría haber sido diseñado para ofender la dignidad de los Conservadores, o para dejarlo más claro que Gran Bretaña es ahora vista al otro lado del Atlántico como la Pequeña Inglaterra.

Las consecuencias económicas de Trump

america greatLos mercados, que no esperan a nadie, no perdieron el tiempo en expresar su consternación por el resultado de las elecciones. Éste provocó de inmediato fuertes caídas en las bolsas de valores de Asia y Europa. Grandes cantidades de dinero abandonaron los mercados de valores en busca de refugios seguros como el oro, que registró fuertes subidas, el yen japonés y el franco suizo.
En realidad, la política económica de Trump no es nueva. Es una mezcla de ideas confusas y contradictorias, en la que la financiación del déficit keynesiano se combina con los recortes de impuestos monetarista. Desde el punto de vista capitalista, esto es analfabetismo económico. Un estímulo fiscal basado en bajada de impuestos junto con un gran aumento de la inversión pública en la infraestructura de la mayor economía del mundo, actuará como un estímulo que podría alentar temporalmente la economía. Pero también trae sus propios problemas y peligros.
Las reducciones de impuestos, que beneficiarían a los ricos, junto con enormes incrementos en gastos de infraestructura, darán lugar a crecientes déficits. De acuerdo con algunas estimaciones la relación deuda-PIB se incrementaría en un 25 por ciento más en 2026. Al final, esta es una receta acabada para una nueva crisis económica. El veredicto de The Economist fue claro: "Después del subidón del azúcar, las políticas populistas finalmente colapsan bajo sus propias contradicciones”.
Sin embargo, el contenido real de su programa económico es el proteccionismo. Donald Trump es un aislacionista, siguiendo una antigua tradición americana bien establecida. Cuando él dice “Estados Unidos primero”, lo dice en serio. Cuando él promete hacer grande a Estados Unidos, significa que quiere hacerlo a expensas del resto del mundo.
La defensa de Trump del proteccionismo pone en peligro toda la estructura del sistema económico capitalista mundial. Es vista con horror por los políticos y economistas de todo el mundo que advierten que si fuera puesta en práctica daría lugar no sólo a una recesión sino a una profunda depresión a escala mundial. Lejos de proteger puestos de trabajo, daría lugar a un desempleo masivo a una escala no vista desde la década de 1930. Desde la Segunda Guerra Mundial, la fuerza real del motor del crecimiento económico mundial ha sido la expansión del comercio mundial. La gran depresión de la década de 1930 fue el resultado de las políticas proteccionistas, devaluaciones competitivas y una actitud de empobrecer la economía del vecino. Y la historia puede repetirse.
Trump está amenazando con desguazar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) y con romper el Tratado de Comercio e Inversiones Transatlántico (TTIP) entre los EEUU y la UE. Este ya estaba en serios problemas antes, pero con la llegada de Trump, ahora sí que está muerto en el agua. La victoria de Trump también decreta la sentencia de muerte de la Asociación Trans-Pacífico (TPP), que proyectaba impulsar el PIB de Japón en un 2,7% en 2030. Y la economía japonesa es uno de los elementos clave de Asia y de la economía mundial.
El peso mexicano se desplomó cuando se anunció el resultado electoral. Si Trump actúa sobre su promesa de retirarse del NAFTA, tal movimiento sería un golpe mortal para las exportaciones mexicanas, hundiendo a ese país en una profunda crisis de consecuencias sociales y políticas explosivas. Trump también tiene a Brasil, para quien EEUU es su segundo mayor mercado exterior, en su punto de mira como uno de los países con los que los acuerdos comerciales deben ser "reajustados".
Trump acusa a China de "violar" a América. Ahora la segunda mayor economía del mundo, China representa aproximadamente la mitad del déficit comercial neto de Estados Unidos. Trump amenaza con una andanada de aranceles punitivos a las importaciones chinas, del 45% al acero de China, por ejemplo. La imposición de aranceles comerciales punitivos golpearía a las exportaciones chinas, particularmente en el sector de la electrónica. Eso conduciría inevitablemente a que Pekín tomara represalias con barreras comerciales siguiendo la lógica del “ojo por ojo, diente por diente”, lo que podría terminar en una guerra comercial sin cuartel con China. Eso también crearía una situación similar a la de la Gran Depresión de la década de 1930.
Incluso si Trump evita una guerra comercial abierta, hay mil maneras de introducir medidas proteccionistas por la puerta de atrás: la aprobación de leyes que exijan que un cierto porcentaje de los productos vendidos en el mercado americano deba ser producido en los EEUU, o leyes en materia de seguridad e higiene o para "proteger el medio ambiente", etc. Eso también llevará a represalias. De cualquier manera, el efecto será el de deprimir el comercio y el crecimiento mundial y aumentar todas las contradicciones en una escala global.
Europa será aún más vulnerable que China cuando los vientos fríos del proteccionismo soplen desde el otro lado del Atlántico. Alrededor del 14% de las exportaciones de bienes de la zona del euro va a América. Si bien esto es menos que el 18% de China, América representa aproximadamente el 40% del crecimiento reciente de las exportaciones de la zona euro. Por lo tanto, el proteccionismo estadounidense presenta una amenaza aún más grande para Europa que para China.
Después de ocho años de recesión, contra la que los capitalistas han luchado sin éxito, la economía mundial se mantiene en un estado frágil. La moneda única sigue siendo extremadamente inestable. Después de años de austeridad y de caída de los niveles de vida, nada se ha resuelto. Obama visitó recientemente Grecia para expresar su "solidaridad". Se ha sugerido que él era favorable a ayudar a pagar las deudas de ese país. Sin embargo, sería muy sorprendente que el aislacionista Trump vaya a pagar un solo centavo.
La votación en Gran Bretaña en junio pasado para salir de la Unión Europea fue el primer aviso del sentimiento anti-sistema. Sin embargo, existen tendencias centrífugas similares en Francia, Alemania, Italia y otros países. Las repercusiones de la victoria de Trump se harán sentir en el referéndum italiano sobre la reforma constitucional el 4 de diciembre, donde el primer ministro Matteo Renzi bien puede enfrentarse a una revuelta similar.
Una derrota puede significar la caída de Renzi y ayudar a impulsar al populista Movimiento Cinco Estrellas, que aboga por la salida de Italia del euro. Las implicaciones para el futuro de la zona euro e incluso para la propia UE serían de lo más graves. Si, como parece inevitable, la demanda de la celebración de referendos sobre la pertenencia a la UE aumenta su ritmo, no sólo el futuro de la moneda única, sino el de la propia Unión Europea estará en peligro.

¿Significa Trump un peligro de fascismo?

El resultado inmediato del éxito de Trump será un impulso para los partidos de derecha anti-inmigración, como el Frente Nacional en Francia y el partido de Geert Wilders en Holanda. Marine Le Pen busca emular su éxito cuando Francia elija un nuevo presidente en abril/mayo de 2017. Como resultado, podemos esperar la ruidosa campaña habitual de sectores de la izquierda, gritando sobre el supuesto "peligro del fascismo".
El marxismo es una ciencia, y como cualquier otra ciencia utiliza una terminología precisa para caracterizar fenómenos. El fascismo es una forma muy específica de reacción. En el sentido clásico, es un movimiento de masas de la pequeña burguesía y del lumpenproletariado que tiene como objetivo destruir el movimiento obrero por completo, y que es capaz de hacerlo debido a su base de masas.
Hitler no sólo destruyó partidos obreros y sindicatos, sino que incluso cerró los clubes de ajedrez de los trabajadores. Bajo el dominio de los nazis, la democracia burguesa fue reemplazada por una dictadura totalitaria. El movimiento obrero fue aplastado y la clase obrera completamente atomizada. Con un ejército de espías e informadores en cada bloque de pisos, los nazis fueron capaces de hacer esto.
Es cierto que Donald Trump es un reaccionario, un intolerante racista rabioso y un enemigo jurado del movimiento obrero. Pero no es Adolf Hitler ni Mussolini. Él es un demagogo de derecha, que se basa en las estructuras de la democracia burguesa. Su objetivo no es derrocar el sistema, ni siquiera "drenar el pantano de Washington" [terminar con el despilfarro de la administración, NdT]. Busca promocionarse a sí mismo, a su familia y sus intereses comerciales. Esto pronto se revelará en la práctica.
Tenemos que mantener un sentido de la proporción. Aquellas personas que están constantemente gritando sobre el "fascismo" están jugando un papel negativo, confundiendo a la gente y, en definitiva desorientando a las masas, de tal manera que cuando haya una amenaza real de reacción, no estarán en condiciones de responder adecuadamente. Es como el niño que gritaba “que viene el lobo” tan a menudo que cuando realmente el lobo hizo acto de presencia, nadie respondió a sus gritos de ayuda.
La falsa idea del "mal menor" conduce directamente al pantano de la colaboración de clases, como hemos visto en los Estados Unidos cuando ciertas personas de izquierda apoyaron la candidatura de Hillary Clinton, sobre la base de que era el "mal menor" si se la comparaba con el "fascista" Donald Trump. Recordémonos también que la victoria de Trump fue preparada por Obama, que hace ocho años galvanizó un gran apoyo con el lema del "cambio", pero que no provocó cambio alguno.
Este enfoque es falso en la teoría y desastroso en la práctica. Hillary Clinton y Donald Trump representan precisamente los mismos intereses de clase. Ambos defienden el dominio de los bancos y los monopolios. De hecho, son las botas izquierda y derecha del mismo sistema. Recordemos también que Hillary Clinton no derrotó a Donald Trump. De hecho, su campaña estaba destinada al fracaso precisamente porque mucha gente pensaba –correctamente– que uno era tan mala como el otro. Muchos han dicho que votaron a Trump ¡porque pensaban que él era "el mal menor"!
La naturaleza reaccionaria del programa de Trump es clara y no necesita más elaboración aquí. Con el control Republicano de la Cámara de Representantes y del Senado, Trump aprobará la legislación que restringe los derechos civiles. Él ha dicho que hará lo posible para designar a los jueces que revoquen fallos favorables a la igualdad del matrimonio y al acceso al aborto para las mujeres. Y reducirá o liquidará el acceso de millones de personas pobres a la atención sanitaria. Todo esto representa una agenda derechista reaccionaria que debe ser resistida por todos los medios posibles.
Por supuesto, es necesario llevar a cabo una lucha seria contra Trump, Le Pen, y demás reaccionarios. Pero la única fuerza en la sociedad que es capaz de llevar a cabo una lucha de este tipo es la clase obrera. Lo que se requiere es una acción conjunta por parte de los sindicatos y partidos obreros para luchar contra la reacción en todas sus formas. Pero lo que no es admisible es defender la unidad de todas las supuestamente "fuerzas progresistas" con el fin de "defender la democracia", incluidos los partidos y políticos burgueses. Esa es una receta segura para la derrota. La elección de EEUU fue la confirmación más clara de esto.

¿Ahora qué?

"Estados Unidos no ha votado por un cambio de partido tanto como por un cambio de régimen". (The Economist)

El verdadero significado de este resultado es que el centro político se está desintegrando ante nuestros ojos. La política estadounidense se está polarizando fuertemente entre derecha e izquierda. Esto es lo que más alarma a la clase dominante y a sus estrategas. Por supuesto, Trump, es un magnate multimillonario y una parte muy importante del sistema capitalista, no representa una amenaza real para ellos. Pero las fuerzas que él ha desencadenado en efecto, sí representan una amenaza.
Durante generaciones el capitalismo estadounidense se ha basado políticamente en dos pilares principales: los Republicanos y los Demócratas. Durante el tiempo que cualquiera puede recordar el poder político pasó de unos a otros sin que nadie notara ninguna diferencia sustancial. En las palabras del gran escritor estadounidense Gore Vidal: "Nuestra República tiene un solo partido –el Partido de la propiedad– con dos alas de derechas". Ahora bien, esta confortable situación ha sido desbaratada.
Es significativo que, por primera vez en estas elecciones, los políticos de los EEUU comenzaran a darse cuenta de la existencia de la clase obrera. La propia expresión de “clase obrera” había desaparecido del vocabulario político de Estados Unidos. Hasta ahora, sólo se referían a la "clase media". Pero la situación de millones de votantes desposeídos y alienados en los estados norteños del cinturón de óxido [“rustbelt”, amplias zonas de fábricas cerradas, NdT] atrajo la fuerza de su atención sobre la existencia de la clase que lo produce todo y no posee nada. Un comentarista político preocupado observó con alarma: "hay una gran cantidad de ira por ahí”.
Demagogo hábil, el multimillonario Trump tuvo éxito en conectar con el estado de ánimo de revuelta que se estaba extendiendo, sobre todo en los estados industrializados deprimidos como Michigan, Wisconsin y Ohio. Se hacía pasar como su campeón, o su "abogado", como señalaba la cita anterior. En realidad, Trump es sólo el defensor de sí mismo. Pero al apelar a esta masa de trabajadores descontentos, estaba dando a entender una estrategia que es muy peligrosa para la clase gobernante de Estados Unidos. Una estrategia que él vivirá para lamentarlo.
El período actual es de una profunda crisis capitalista, caracterizada internacionalmente por violentas oscilaciones de la opinión pública, tanto a la derecha como a la izquierda. Las masas están buscando una manera de salir de la crisis, mirando primero en una dirección y luego en otra. Hace ocho años, Obama se benefició de esto levantando la bandera del "cambio". Eso tuvo una gran respuesta. Pero las esperanzas de un cambio con Obama se han desvanecido.
Esto es lo que provocó una fuerte reacción y un giro a la derecha, que, sin embargo, contiene muchos elementos contradictorios. En su discurso final antes de las elecciones Trump apeló deliberadamente a la clase obrera de Estados Unidos para que hiciera oír su voz. Hizo un llamamiento a los "americanos olvidados" - los millones de personas en paro, desencantados y desprotegidos en el “cinturón oxidado” y otras zonas deprimidas que han sido devastadas por la crisis del capitalismo.
Ese mensaje no cayó en saco roto. Estados como Wisconsin, que tradicionalmente han votado Demócrata ahora pasaron a los Republicanos –o, más correctamente, a Donald Trump. Esta es una expresión de la desesperación que sienten los millones de olvidados, las víctimas de la crisis capitalista. Muchos de los partidarios de Trump quedaron impresionados por el mensaje socialista de Sanders y habrían estado dispuestos a votar por él, pero nunca a Hillary Clinton, una política del Establishment que representa todo lo que la mayoría de los estadounidenses detestan.
El Presidente Trump descubrirá pronto que una gran victoria trae consigo grandes responsabilidades. El problema para Trump es que ahora tiene que cumplir sus promesas. Él ya no tiene ninguna excusa para no hacerlo. Él no podrá culpar a un Congreso obstruccionista controlado por los Demócratas. Estará bajo presión para cumplir sus promesas, y para hacerlo rápidamente.
El problema al que Trump se enfrentará es que la clase dominante tiene muchas maneras diferentes de controlar a los políticos y presidentes, y tiene suficientes palancas en sus manos para asegurarse de que Trump no escape a su control. Sobre el papel, tiene un enorme poder en sus manos. No sólo los Republicanos controlan ahora la Casa Blanca, también controlan la Cámara de Representantes y el Senado. Ellos están en una posición mucho más poderosa que la que tenía Obama hace ocho años.
El presidente saliente, no sin una nota de anticipación maliciosa, predijo que el señor Trump tendrá que adaptar sus promesas electorales más extravagantes a las realidades del poder. Esa es la ferviente esperanza del Establishment norteamericano e internacional. Si esta esperanza se materializa o no es cuestión de especulación. Los primeros indicios indican ya que Trump está retrocediendo en su demagogia electoral.
Ayer mismo estaba amenazando con poner a Hillary Clinton en la cárcel; después de las elecciones la alabó por su valiente campaña y le dio las gracias por todo lo que ha dado al pueblo estadounidense. Se comprometió a expulsar a once millones de inmigrantes ilegales, pero ahora dice que la cifra será más bien de dos o tres millones. El famoso muro que se va a construir a lo largo del Río Grande resultará ser más bien una valla. Incluso el programa de salud Obamacare, dice, no se abolirá exactamente, sino que sólo será "reformado" (aunque eso probablemente significa la misma cosa).
La propuesta de Trump para revertir el acuerdo de París sobre el cambio climático ha provocado una protesta general. Pero aparte de su efecto sobre el medio ambiente, no provocará los resultados económicos que anticipa. Su promesa de revivir la industria del carbón de Estados Unidos es completamente hueca, ya que es poco probable que alguien vaya a proporcionar la inversión necesaria para que esto se produzca. Tampoco Trump, representante de las grandes empresas, será propenso a tomar medidas que dañen el lucrativo negocio de la energía no fósil que ha florecido en Estados Unidos en los últimos años.
Trump dijo: "esto no era una campaña, sino un gran movimiento”. Pero este movimiento ahora lo ha impulsado al gobierno, y el gobierno, como sabemos, no es un movimiento en absoluto, sino una propuesta de negocios inteligente. El drenaje del pantano de Washington, una promesa clave, de inmediato se ha contradicho con la elección de sus colaboradores, que incluyen a un buen número de caimanes políticos que han pasado toda su vida nadando felices en dicho pantano. Naturalmente, no se ha olvidado de los miembros de su propia familia que ocupan posiciones importantes en su equipo, al mismo tiempo que dirigen sus negocios lucrativos.
En el siglo XIX los vendedores norteamericanos iban de ciudad en ciudad en el medio oeste con estuches completos de medicinas en vagones cerrados. Estos medicamentos, conocidos popularmente como aceite de serpiente, curaban supuestamente todos los males. A falta de atención médica adecuada, muchas personas compraban el citado aceite de serpiente y lo consumían, esperando ansiosamente un resultado rápido y eficaz. Dado que, sin embargo, este medicamento milagroso consistía principalmente de agua coloreada, sus esperanzas se desvanecían pronto, ya fuera porque su condición no mejoraba, o porque empeoraba considerablemente, dependiendo de qué otros ingredientes imaginativos se habían añadido al agua coloreada.
El grado de indignación que seguía se correspondía con las esperanzas que les habían precedido. En muchos casos, el vendedor ambulante era embreado y emplumado y conducido fuera de la ciudad. Donald Trump ha vendido la marca Trump a un electorado desesperado por cambiar, y ansioso por creer lo increíble. Pero éste va a encontrar muy pronto que los productos que le han vendido no son aptos para su propósito.
Al final Donald J. Trump llegará a ser sólo otro presidente derechista conservador, que defiende los intereses de las grandes empresas. Ya los expertos políticos están prediciendo que el presidente Trump será un animal muy diferente al del triunfo de la campaña electoral. Esto producirá el mismo tipo de desencanto entre los votantes Republicanos como el que experimentaron con anterioridad los que pusieron sus esperanzas en Obama.
The Economist ve que Trump va a fracasar y su conclusión es significativa: "El peligro de la ira popular, sin embargo, es que la desilusión con el Sr. Trump sólo servirá para aumentar el descontento que le puso en el puesto de presidente. Si fuera así, su fracaso podría allanar el camino para alguien aún más decidido a romper el sistema". (Énfasis nuestro)
Este proceso llevará un tiempo. Las esperanzas exageradas de un sector considerable de la sociedad americana en la nueva administración pueden durar algún tiempo. En las palabras del poeta, "la esperanza es eterna en el corazón humano". Pero los acontecimientos la desgastarán gradualmente, produciendo una poderosa reacción. En política, como en la mecánica, cada acción tiene una reacción igual y opuesta. Lentamente, pero con seguridad, la rueda gira. El camino estará preparado para una oscilación aún más grande a la izquierda en el futuro.
Muchos de los que votaron a Trump quedaron impresionados por el mensaje socialista de Bernie Sanders y su llamamiento a una "revolución política contra la clase multimillonaria". Habrían estado dispuestos a votar por él, pero no por Hillary Clinton. Pero Sanders fue expulsado por las intrigas de la maquinaria del Partido Demócrata. Su posterior apoyo a Hillary Clinton (como "mal menor"), decepcionó a sus seguidores que, o bien no votaron o votaron por el partido Verde, o incluso por Trump.
Trump tuvo éxito porque él adoptó una actitud desafiante hacia el Establishment Republicano. Si Bernie Sanders hubiera adoptado una actitud similarmente de intransigente hacia el Establishment de la Convención Demócrata [que tenía que elegir entre Clinton o Sanders, NdT], ahora estaría en una posición muy fuerte. Pero eso habría significado romper con los Demócratas. Y ese sigue siendo el único camino a seguir.
Hemos entrado en un período de enorme turbulencia, caos e incertidumbre a escala mundial. La elección de los EEUU es sólo un síntoma de ese hecho. El viejo orden se tambalea y se encamina hacia una caída. Las masas están despertando a la vida política. En las etapas iniciales, inevitablemente habrá confusión. Las masas no aprenden de los libros de texto revolucionarios. Sólo pueden aprender de la experiencia, y será una experiencia muy dolorosa. Pero aprenderán seguro. Las masas en los EEUU están encontrando sus pies. Las nuevas capas de trabajadores y jóvenes son frescas y no están contaminadas por generaciones de direcciones reformistas y estalinistas. Están muy abiertas a las ideas revolucionarias –la campaña de Sanders lo demostró más allá de toda duda.
Este proceso llevará un tiempo. Habrá muchos altibajos: períodos de grandes luchas serán seguidos por derrotas, decepciones, e incluso reacción. No olvidemos que incluso en Rusia en 1917, la revolución de febrero fue seguida por la derrota de las Jornadas de Julio y la reacción kornilovista. Pero eso, a su vez, sólo preparó un nuevo y victorioso repunte que llevó a la Revolución de Octubre. Tarde o temprano, este movimiento encontrará su expresión en un verdadero movimiento en dirección a un cambio social: es decir, en dirección a la revolución socialista. Se están preparando grandes acontecimientos ¡Qué alegría es vivir y luchar en estos tiempos!

Alan Woods
Londres 18 de noviembre