lunes, 31 de octubre de 2016

John Reed y Los diez días que conmovieron el mundo




La capacidad de evocación de John Reed, entre entusiasta y distante creó escuela como se percibe claramente, por ejemplo en el Homenaje a Cataluña de George Orwell. Su prestigio ha sido tal que ha hecho olvidar otras crónicas, como la del menchevique de izquierdas, Nikolai Sujanov, mucho más extensa y también mucho más precisa, y luego injustamente olvidada. Ambas fueron reconocidas por el gobierno revolucionario como el primer material histórico con el que comenzó a urdid una nueva historia, de unos acontecimientos recientes y tan memorables sobre los que a nadie se ha había ocurrido todavía introducir rectificaciones oficiales. Los diez días que conmovieron el mundo pasó a ser una obra legendaria tras la muerte de su muerte del autor, y sobre todo con la tentativa de adaptación efectuada por Einsenstein en 1927 con la película Octubre, obra que, paradójicamente, cerrara el periodo anterior, constituyéndose en la primera victima de una nueva historia oficial en la que el lugar de los cronistas y los historiadores lo ocuparía José Stalin al que Reed solamente menciona una sola vez a lo largo de sus páginas.
John Reed se dispuso a escribir de manera ordenada su obra sobre lo que había presenciado en Petrogrado, el corazón de la revolución cuatro meses después de que se instaurara el gobierno bolchevique, iniciando así lo que más tarde tomó control de Rusia para iniciar un importante experimento de reorganización social. No eran éstas sus primeras palabras sobre la revolución. Desde que llegara a Rusia en septiembre de 1917 hasta su salida en febrero de 1918, sus pareceres, opiniones observaciones habían sido anotados en cuadernos pasado por su máquina de escribir portátil. Sus informes de juntas, discursos, proclamas entrevistas, resoluciones movimiento de tropas, levantamientos escaramuzas fueron escritos a un ritmo frenético por un hombre que iba a todas partes, tratando de ver, sentir, entender describir explicar los complejos acontecimientos de la transformación social. A mediados de marzo, estancado temporalmente en Christiania, Noruega, tuvo tiempo de pronto para mirar con más calma el sentido total de su experiencia.
Como autor que escribía para un público que suponía hostil al ateísmo y el colectivismo de los bolcheviques, Reed recurría con facilidad a imágenes de sencillas fuerzas naturales que operaban sin importarles Ia voluntad humana, luego añadía suficiente historia para mostrar en la revolución de octubre el inevitable resultado de las tendencias históricas. El argumento iba como sigue: Básicamente demócratas y comunistas las masas rusas nunca habían respondido a las ideas avanzadas de Europa occidental que fascinaran a los intelectuales y condujeran a un siglo de abortados movimientos revolucionarios de a clase media. Pasional, voluble, supersticioso, un pueblo oprimido fatalista había seguido paso a paso su propia senda ocasionalmente estallando en espontáneas orgías de violencia: quemando haciendas, matando nobles, degollando sacerdotes. La fuerza de Ia Iglesia lo había tenido parcialmente a raya, pero en años recientes la honda espiritualidad de las masas se las masas se había ido secularizando, cifrada en nuevas fuerzas espirituales como el socialismo. Mientras los lideres intelectuales se dieron a teorizar y jugar a gobernar tras las revoluciones de 1905 y de febrero de 1917, la “mente racial” del pueblo se acercaba lentamente a una decisión. Ésta se produjo en noviembre, La guerra el hambre la corrupción, el desplome total de los servicios sociales: todo esto allanó el camino a los bolcheviques. Como el cambio de estaciones. una vasta metamorfosis había estallado en el país con “tempestad y viento, y luego un agotamiento de rojo florecer”. Los líderes que reformistas fueron “hechos a un lado”, mientras Lenin y Trotsky sobrevivían nadando en una poderosa marejada “la multitud”, como los verdaderos “héroes de la revolución rusa”.
La revolución social podía parecer atemorizante. Aterrada por el “espectáculo de todo un pueblo que sigue su propio indómito camino hacía sus propios fines”, gran parte de la intelectualidad local se había retirado a la oposición, mientras el resto del mundo miraba sin comprender. El escándalo moral por las acciones rusas -la expropiación de la propiedad privada, la cancelación de las deudas internacionales y la negativa a continuar en la guerra- no venía al caso, pues los valores dependían de la cultura: “Es difícil para la burguesía -sobre todo la burguesía extranjera- comprender las ideas que mueven a las masas rusas. Resulta muy fácil decir que no tienen sentido del patriotismo, el deber, el honor que no se someten a la disciplina ni aprecian los privilegios de la democracia, que en suma son incapaces de gobernarse. Pero en Rusia todos estos atributos del Estado demócrata burgués han sido remplazados por una nueva ideología. Hay patriotismo, pero es la fidelidad a la hermandad internacional de la clase trabajadora; hay deber, y por él se muere alegremente, pero el deber hacia la causa revolucionaria; hay honor pero es una nueva especie de honor basada en la dignidad de Ia vida humana y de la felicidad, y no en lo que una imaginaria aristocracia de sangre o de riqueza ha decretado apto para sus “caballeros”; hay disciplina: disciplina revolucionaria (..) y as masas rusas se muestran capaces no sólo de gobernarse sino de inventar toda una nueva forma de civilización.”
La fe del converso no disimulaba los enormes problemas que se le presentaban al régimen: “Sola como se ha la única cosa viva en el universo hay una fuerte probabilidad de que la revolución rusa no logre desafiar la mortal enemistad del mundo.” No importaba. La imaginación e poeta podía tomar vuelo, elevarse más allá de lo que pudiera acontecer en días por venir, y trazar una parábola que abarcara los momentos de gloria que un pueblo había vivido: “Ya sobreviva o perezca, ya sea alterada irremediablemente por aI presión de las circunstancias, habrá mostrado que los sueños pueden hacerse realidad”. Si dichos sueños pertenecían en gran parte a las “masas afanosa”, no hay duda que los de Reed participaban hondamente, infundiendo a las palabras un espíritu de lírica energía, espoleando al cuerpo a sobrepasar la fatiga para llegar al éxtasis del agotamiento convirtiendo en alegría el miedo y la incertidumbre. La revolución era un sueño encarnado; tocados por su espíritu, el hombre, el poeta y el periodista se remontaban al reino de la trascendencia visionaria.
Para Reed -como para la turbulenta Rusia- el sueño había tardado largo tiempo en llegar. Desde la niñez, el romance, la aventura y el colorido habían llenado su imaginación, ayudando a crear a lo largo de su vida una búsqueda de sentido en los grandes hechos de los hombres. El deseo de heroísmo se fusiono con una creciente conciencia social hasta que ambos fueron indiscernibles. Imágenes solapadas se fundían: las hazañas de la literatura clásica, indios primitivos cruzando un bosque fronterizo, un puerto con barcos de altos mástiles y cargas fragantes, a política de un padre que pagó el honor con la vida, el apiñamiento de las metrópolis del Este y sus vecindarios, masas de inmigrantes morenos sombreros de camaradas bajo el cielo del desierto, el cieno de las trincheras y montañas de huesos y carne humana. En 1915 tales visiones convergieron en Rusia, una tierra donde lo anticonvencional brillaba lo suficiente para penetrar la fealdad de un gobierno opresor. En ese tiempo, tratando de escuchar el retumbar del cambio, el anhelante Reed percibía en cada sonido disidente el posible grito natal de un orden nuevo.
Rusia era una tierra extraña para los norteamericanos, y Jack estaba lejos de ser el único que proyectaba en ella las imágenes formadas por sus deseos personales. Entre los bohemios había florecido un culto ruso en el que figuras como Nijinski, Chejov, Stravinsky, Diaghilev y Dostoyevski eran adoradas no sólo por su genio individual, sino también por la manera en que expresaban esa fuerza misteriosa conocida como el alma eslava. Considerada el polo opuesto de los materialistas Estados Unidos, Rusia era amada por su exotismo, su pasión y su espiritualidad. Tal imagen no era precisamente la que tenían los pensadores políticos, quienes reprobaban la autocracia, los pogromos y la corrupción del régimen zarista. Sin embargo, esas creencias empezaron a infiltrarse en la retórica de los dirigentes norteamericanos cuando la revolución de febrero de 1917 derrocó al zar e instauró un gobierno provisional que prometía el advenimiento del constitucionalismo occidental. Producido en un momento oportuno, el levantamiento facilitó la entrada de Estados Unidos en la guerra, pues entonces la pugna mundial parecía librarse claramente entre la democracia y la autocracia. No sólo los periódicos y los liberales belicistas esgrimían este argumento, sino que en su discurso de guerra ante el Congreso, Woodrow Wilson habia pronunciado palabras que Reed hubiera podido escribir un año después. Afirmando que la autocracia “no era de hecho rusa en su origen, carácter o propósito”, el presidente saludaba en Rusia a un país que “siempre fue, de hecho, demócrata de corazón, en todos los hábitos vitales de su pensamiento, en todas las relaciones íntimas de su pueblo que hablan de su instinto natural”.
Las primeras reacciones de Reed ante la revolución de febrero fueron moderadas. Considerándola obra de “nobles provincianos de ideas liberales, negociantes, profesores, editores y oficiales del ejército”, temía exactamente lo que los gobernantes norteamericanos deseaban que el Gobierno Provisional fortalecería al país y prolongase la guerra mundial. Esta opinión empezó a cambiar al hacerse de Ia existencia de un segundo centro de poder político, los Consejos de Delegados Obreros y Militares, que pronto serían nombrados con la palabra rusa “soviets”. Cuando el New York Times llamó a sus miembros “radicales y sindicalistas extremos, equivalentes a los agitadores de la IWW en este país”, el interés de Reed se despertó, y en junio, cuando la agitación soviética en pro de una paz por separado obligó a renunciar a dos ministros conservadores del gobierno provisional, Jack se disculpó por no haber comprendido la revolución: “Nada más veíamos el ‘frente’…la realidad consistía en el levantamiento, por largo tiempo frustrado, de las masas rusas…y su propósito es la fundación de una nueva sociedad humana sobre la tierra;” La máquina para lograrlo serían los soviets, el verdadero corazón revolucionario de la Nueva Rusia”.3
El gran periodista liberal de izquierdas Lincoln Steffens, a su retorno de Rusia a fines de junio, trajo entusiastas reportes de primera mano sobre los soviets como centros de discusión democrática y toma de decisiones, e incluso mencionó un disciplinado partido llamado “Bolchevique”, cuya meta era llevar más allá la revolución. El confuso Jack captó estas palabras, pero no las registró sino hasta después de que Louise decidiera volver a casa. Al desembarcar, en la primera semana de agosto, la mujer se halló en brazos de un marido rebosante del deseo de ir a Rusia. A ella le resultó fácil conectarse con un sindicato de prensa, pero Reed -que un año antes fuera uno de los corresponsales mejor pagados del país- no pudo encontrar un editor dispuesto a contratar a un radical antibelicista. The Masses y el diario socialista The New York Call proporcionaron credenciales, pero ninguno tenía dinero para costear el viaje. Este problema se resolvió cuando Max Eastman y su amigo Eugen Boissevain convencieron a una acaudalada dama de sociedad de donar dos mil dólares para tal fin.
Antes de obtener un pasaporte Reed debía poner en claro el problema del servicio militar. Solicitó comparecer ante la junta de reclutamiento de Croton y el 14 de agosto se sometió a un examen físico y fue declarado en buena salud. Al día siguiente, después de considerar un informe de Johns Hopkins sobre la nefrectomía, la junta lo dispensó del servicio. Luego la oficina de pasaportes lo citó para un interrogatorio especial. En respuesta a un llamado soviético, se reuniría en Estocolmo una conferencia pacifista internacional de socialistas el Departamento de Estado negaba pasaportes a los representantes del partido norteamericano. Incapaces de distinguir entre radicales de distinta estirpe, los funcionarios insistieron en que Reed prestara juramento en el sentido de que no representaría al al partido socialista, dividido sobre la cuestión. Si bien la reunión le interesaba, no era delegado ni miembro del partido, así ue no tuvo dificultad en jurar. Su último artículo antes de zarpar en el barco danés United States se basaba en materiales que Louise había reunido en el continente europeo. Informando de la inconformidad que existía en Francia con respecto a la guerra, y relacionándola con los cambios en Rusia, hizo una predicción: “Grandes. acontecimientos se gestan en Europa, tales como sólo la imaginación de un poeta revolucionario habría podido concebir.”
Desde Nueva York viajaron a Halifax, donde el barco quedó detenido una semana mientras las autoridades inglesas buscaban contrabando. Temiendo que le confiscaran unas cartas de radicales norteamericanos a socialistas extranjeros, Jack las escondió bajo el tapete, y al aparecer un piquete de marinos, los distrajo de la tarea de registrar el camarote compartiendo con ellos una botella de whisky. La travesía fue extrañamente gozosa: la banda tocaba continuamente y la gente se vestía de gala para la cena. Entre los diversos grupos de pasajeros -escandinavos, un grupo de muchachos universitarios que iban a trabajar en la sucursal de un banco norteamericano en Petrogrado, un gran número de judíos pobres, exiliados políticos que volvía a casa; vendedores norteamericanos con la esperanza de ganar los mercados rusos– apenas si se hablaba de la guerra. El interés en la revolución era notable, y de muchas opiniones, la más insólita correspondía a un joven aristócrata ruso: “El pueblo ruso posee el instinto artístico. Han logrado algo grande, magnífico. Han hecho lo que los franceses llaman el grand geste…Es todo lo que me importa en la vida. El ballet, la ópera, las grandilocuentes extravagancias de los ricos: ¿qué son al Iado de esta épica?”
Tras desembarcar en el puerto noruego de Christiania, Jack y Louise abordaron un tren atestado para realizar un incómodo viaje de dieciocho horas, incluyendo una noche, a Estocolmo. Allí se enteraron de que la junta de paz había sido pospuesta. En el cuartel general de la Oficina Socialista Internacional conocieron al secretario general Camille Huysmans, cuyo rostro flaco y demacrado, con delgado bigote, destilaba fatiga. Con calma, pero con firmeza, les aseguró que, pese a las acciones de Estados Unidos, Francia e Italia para impedir que los representantes asistieran a la conferencia, ésta habría de celebrarse pronto. Por lo menos, las líneas estaban claramente marcadas: “Únicamente los gobiernos impiden que los partidos socialistas envíen aquí a sus delegados electos. Ahora, al menos, son los pueblos los que quieren la paz, y los gobiernos los únicos que desean continuar la guerra.”
El cuartel socialista se hallaba repleto de representantes de muchos países continentales; todos rebosaban entusiasmo y planes esperanzados de construir “un mundo nuevo”. Panin, delegado del Consejo Ruso de Obreros y Soldados, enteró a Reed de los orígenes espontáneos de los soviets en 1905 y de su renacimiento a principios de 1917; era un relato “más dramático e infinitamente más inspirador que la historia de los Romanov”. Paul Axelrod, que con sus gruesos anteojos y espesa barba era todo un “profesor alemán distraído”, prodigó noticias sobre los movimientos radicales en Europa central. Ambos informantes recalcaban que la revolución rusa no tardaría en acercarse más al socialismo. Éstas eran felices nuevas, pues querían decir: ‘ Allá como en nuestra propia tierra, los días más grandes están por venir.”
En espera de que el consulado ruso expidiera una visa, Jack y Louise exploraron Estocolmo. La grácil ciudad sobre canales, próspera gracias al comercio bélico, era un abarrotado y alegre punto neutral de reunión para ciudadanos de las naciones beligerantes, un centro de espías, conspiradores y especuladores, santuario para las conferencias secretas de los nacionalistas de Europa oriental. Departiendo en cafés y restaurantes con turcos y rusos, diplomáticos ingleses y alemanes, sudamericanos, polacos, finlandeses y checos, oyeron muchos rumores sobre los sucesos de Rusia. El 10 de septiembre, los periódicos publicaron que Riga, en Latvia, había caído ante el ejército alemán. Temeroso de que cerraran la frontera, Reed preguntó a Panin si seria posible apresurar la visa.
Era posible, y esa misma tarde, “por el poder del Soviet”.Jack y Louise abordaron un tren que partía hacia el norte. Compartían el vagón con una diversidad de pasajeros: un general delgado, alto y silencioso que volvía a casa al cabo de dos años en Inglaterra, varios otros oficiales, un anarquista de barba gris que regresaba de un exilio de treinta y ocho años, media docena de jóvenes rusos graduados en campos británicos de aviación, un general inglés con tres ordenanzas. El campo sueco recordaba la región noroeste del Pacífico norteamericano: cordilleras de cerros cubiertos de oscuros abetos y pinos, troncos llevados por los rabiones, casas de madera y graneros pintados de rojo, terrenos pedregosos con mechones de cebada atados tiesamente a los postes. En el puerto de Haparanda. justamente debajo del círculo ártico, las autoridades registraron el equipaje y confiscaron toda cosa de comer. A continuación, los viajeros abordaron una pequeña embarcación y cruzaron una esquina del Báltico para llegar a Finlandia, donde los sombríos cobertizos de hierro en los muelles y las pulcras torres de iglesia apenas daban indicio de que esto fuera parte de un país, donde el cambio social se hallaba en marcha.
De repente apareció la revolución. Estaba allí en los uniformes de los soldados rusos, con los botones imperiales arrancados y bañas rojas cosidas en las chaquetas, y en el despreocupado comportamiento de los hombres en servicio: un centinela fumando sin hacer el menor movimiento para saludar a un superior, guardias haraganeando en las sillas de la estación ferroviaria, una escuadra de desaseados reclutas en el cuarto de equipajes vigilando a los oficiales para que no aceptaran sobornos, rehusando dar tratamientos preferente al general. En la sala de es era había cartelones donde se anunciaba que unos días antes el general Lavr Kornílov había iniciado una marcha sobre Petrogrado con el fin de suprimir el gobierno provisional de Alexander Kerensky. Nadie sabía qué había ocurrido desde entonces la multitudes discutían a gritos. Los oficiales partidarios de la idea de un hombre fuerte que restaurase la le y el orden eran rebatidos por soldados rasos. Unos cuantos meses antes sabían muy poco de política, pero ahora con los bolsillos llenos de panfletos, hablaban de libertad, democracia y escuchaban atentos “con un patético anhelo de aprender”. Un tren ruso llevó a Jack y Louise al sur, cruzando Finlandia, por anchos campos y tranquilas poblaciones de sólidas casas de madera. En cada estación los recibían rumores inquietantes: Kornilov había capturado Petrogrado, Kerensky había sido asesinado los bolcheviques habían tomado las armas, las calles de la capital’ estaban inundadas de sangre. Escuchando los comentarios pro-Kornílov de los pasajeros de clase alta, Reed empezó a “percibir vagamente que la revolución rusa se había convertido en una lucha de clases. en la lucha de clases”. Anteponiendo el orden a un mayor cambio, la clase media que ayudara a derrocar al zar respaldaba ahora la contrarrevolución. Turbado por fantasías sobre cosacos lanzados a la carga por todo Petrogrado, el pensamiento de Jack se adelantaba, junto con plegarias por la seguridad de la revolución.
La noche fue larga y oscura, con aguaceros. En cada parada el tren era cerrado con llave mientras reclutas con bandas rojas en el brazo escudriñaban periódicos, mirando con insolencia a los oficiales de alto rango. Al día siguiente, pasando el puerto de Abo, los soldados revolucionarios se mostraron francamente hostiles. Caminaban en pequeños grupos a lo largo de los vagones, atisbando por las ventanas y murmurando con ira: ” ¡Burgueses! ” Su conducta trasladó a Reed al pasado: “Me sentí como debe haberse sentido algún viajero inglés que fuera en diligencia de Boloña a París en 1793, cuando el Terror cundía, al detenerse a cambiar caballos en una pequeña posta y ver las fieras caras velludas de la milicia jacobina local asomadas a la ventana.” En Viborg, el terror se hizo realidad. La muchedumbre se arremolinaba en la estación discutiendo los sucesos del día. Cuando un comandante general rehusó obedecer la orden de enviar tropas a defender Petrogrado contra Kornílov, los soldados habían irrumpido en el alto mando y sacado a las calles a varios oficiales para ahogarlos en un canal.
“Si me preguntaran qué considero lo más característico de la revolución rusa, diría: la vasta sencillez de sus procesos. Como la vida rusa que describen Tolstoy y Chejov, como el curso mismo de la historia rusa la revolución parecía dotada de la paciente inevitabilidad de la savia que asciende en primavera, de las mareas oceánicas. La revolución francesa, en sus causas y su arquitectura, siempre me ha parecido esencialmente un asunto humano, criatura del intelecto, teatral; la revolución rusa, en cambio, es como una fuerza de la naturaleza”.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

(*) Este trabajo estaba destinado a una efímera e interesante revista sudamericana, y fue redactado en la misma época en que preparé la edición de una antológica de john Reed que con el título Rojos y rojas, editó El Viejo Topo, y que incluía un extenso prólogo amén de un epílogo dedicado a la película Reds/Rojos, de Waren Beatty.

domingo, 30 de octubre de 2016

La crisis del Deutsche Bank subraya el callejón sin salida del capitalismo mundial




El espectro de Lehman Brothers está rondando Europa

Deutche Lehman stock Zerohedge.com El lunes 26 de septiembre los precios de las acciones del Deutsche Bank, el mayor prestamista de Alemania, se desplomaron a su nivel más bajo desde 1983. Siguiendo los pasos de la actual crisis bancaria italiana, del choque del Brexit y de la caída de la bolsa china, una caída de esta magnitud en las acciones de uno de los mayores bancos de Europa tiene implicaciones extremas, no sólo para la zona euro, sino para la totalidad de la economía mundial.
El pánico actual que rodea al Deutsche Bank fue provocado por el anuncio, publicado en la revista Focus de Alemania, de que Angela Merkel había descartado la posibilidad de intervenir en el conflicto en curso del banco con el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DoJ), que recientemente ha amenazado al banco con una multa de 14 mil millones de dólares por la venta indebida de bonos hipotecarios en el periodo previo a la crisis de hipotecas de alto riesgo en 2008.

Palpitaciones

Ver un banco alemán frente a la ruina potencial como resultado de la orgía de préstamos irresponsables que precedió a la crisis, es doblemente irónico. Cuando la crisis golpeó en un primer momento, fue anunciada por los comentaristas continentales como una “enfermedad anglosajona”. Alemania en particular era vista como inmune a causa de su rechazo nacional a las elevadas transacciones financieras irregulares, al preferir en cambio las operaciones más honestas en la industria y la ingeniería. Entonces, cuando la desilusión chovinista sola no pudo impedir el contagio que se extendía a Europa en 2010, los agujeros gigantes que aparecían en los balances de los bancos alemanes fueron llenados a expensas de “estados deudores” como Grecia, que desde entonces se han visto forzados a su liquidación con la venta de activos (privatizaciones) y profundos recortes de austeridad. Ahora Alemania se enfrenta a su propio “momento Lehman”. Tal vez, la ironía no se perdió en el DoJ cuando éste anunció la multa a principios de este mes.
Pero hay mucho más que simplemente ironía. El efecto que este anuncio podría causar sería un colapso drástico del precio de las acciones del banco, y refleja una falta de confianza no solamente en el Deutsche Bank, sino en las perspectivas de la economía alemana. De una manera similar a la crisis bancaria italiana que estalló durante el verano, las tribulaciones de los bancos de Alemania son síntomas de una crisis mucho más profunda, que no solamente pasa en Alemania.
Alemania es el mayor exportador de Europa y produce alrededor de un 20% del PIB total de la Unión Europea. No es una exageración describirla como el corazón latente de la economía europea y cualquier palpitación producida por Frankfurt está destinada a ser sentida en las capitales y salas de juntas de cada nación europea. Ya, otros bancos europeos han sufrido en los valores de sus acciones esta semana y el FTSE 100 (el índice de la bolsa de Londres) sufrió su mayor caída desde el referéndum de la UE. Un colapso alemán producido en medio de la agitación económica y política en el continente, podría convertirse en un paro cardiaco para el capitalismo europeo, por no hablar de la tambaleante economía mundial.

Crisis permanente

En el pasado, el Deutsche Bank, descrito como una de las “grandes bestias” de las finanzas globales, podía enfrentarse una multa de esta magnitud sin ninguna preocupación sobre de dónde podría conseguir el efectivo. Sin embargo, este es un periodo fundamentalmente diferente a los días gloriosos previos al boom del 2008. El Deutsche Bank ya estaba en una pendiente resbaladiza antes de su más reciente caída. Ha visto la caída de precio de las acciones al 55% desde el comienzo del 2016 y fue identificado por el FMI a comienzos de junio como “la más importante red de contribuyentes a los sistemas de riesgo”. La podredumbre se había establecido claramente antes de que el DoJ anunciara su multa de 14 mil millones de dólares.
La raíz de los problemas del Deutsche Bank se puede encontrar en el nivel de rentabilidad extremadamente bajo del sector financiero alemán. Los bancos alemanes tienen los terceros peores rendimientos de la Unión Europea, tras Grecia y Portugal. Una causa de este problema es el fraccionamiento del sector, el cual como su contraparte italiana, tiene una proliferación de pequeños bancos locales compitiendo unos con otros, elevando los costos y reduciendo de este modo la rentabilidad, una seria desventaja en esta era del monopolio de las finanzas. Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), ha culpado a esta “sobrecapacidad” del sector bancario por su falta de rentabilidad.
Los políticos alemanes, por otro lado señalan como culpable a Draghi, afirmando en una sesión especial de Bundestag, ayer (28 de septiembre) que sus bancos están bajo presión debido a las tasas de interés negativas, que el BCE ha mantenido en vigor desde el 2014. Inicialmente concebido como una medida temporal para evitar la amenaza inminente de deflación [caída prolongada de los precios y de los beneficios empresariales, NdT] en toda Europa, la política dual del BCE de tasas de interés negativas junto con un enorme “programa de compra de activos” de más de 1 billón de euros [compra masiva de deuda pública y privada en la eurozona, NdT], se ha convertido en una especie de política permanente, lo que refleja la falta crónica e insoluble de inversión productiva en la economía europea, por no mencionar el resto del mundo.
Pero esto solamente muestra una parte de la historia. Los bancos alemanes también han sido alcanzados por la inmensa desaceleración del comercio mundial, el cual ha estado estancado desde el comienzo de 2015. El efecto de esta desaceleración en Alemania, que depende de las exportaciones para casi la mitad de su producto interior bruto (PIB), es comparable a una asfixia: a medida que los exportadores y las empresas marítimas alemanas entran en dificultades a causa de la falta de demanda, la devolución de los préstamos falla y, en algún momento, las deudas malas deben darse por perdidas, causando un gran daño a los prestamistas en sus márgenes de ganancia. El Commerzbank, el segundo banco de inversiones alemán más grande, ha tenido ya que condonar un número de préstamos con el fin de ayudar a las empresas marítimas. Una crisis similar puede ser vista en la banca italiana, que acumula más de 360 mil millones de euros en préstamos malos o no rentables.
Los bancos pueden crear toda clase de trucos y mecanismos para conseguir dinero fácil, como muestra la cadena de las multas impuestas al Deustche Bank (dos ejemplos de esto, son el fraude de la tasa Líbor [cuando varios bancos manipularon el Libor, la tasa de préstamos interbancarios en Londres, para sus propios intereses, NdT]; y la violación del embargo sobre los activos rusos), pero al final la salud del sector financiero está ligada a la salud de la economía real, y viceversa. En muchos aspectos, la crisis del Deutsche Bank es un microcosmos de la crisis del capitalismo en todo el mundo, una crisis que representa un dilema insoluble para todos los representantes políticos del capital.

Dilema

El rechazo repetido del gobierno alemán a cualquier plan de rescate del Deutsche Bank (en público al menos) puede parecer desconcertante. Tal vez un compromiso firme para hacer “lo que sea necesario” para estabilizar a un enorme banco de este tipo habría calmado los nervios de los inversores y por lo tanto evitado el pánico sobre la solvencia del banco. Sin embargo, la intransigencia aparente de Merkel es mucho más comprensible si se toma en cuenta las ramificaciones políticas e internacionales de un rescate.
Usar miles de millones de euros del dinero de los impuestos de los contribuyentes para rescatar un banco que ha colapsado debido a su irresponsable política de negocios hipotecarios sería una kriptonita política para muchos gobiernos. Para un gobierno como el de Merkel, el cual ha aconsejado al mundo responsabilidad y disciplina fiscal desde el 2008, esto sería completamente devastador. Este es un golpe político que Merkel no querría recibir en este momento, considerando la derrota embarazosa de su partido a manos del derechista AfD en las elecciones regionales de principios de mes.
De hecho si Merkel pensase que valdría la pena asumir los riesgos políticos de un rescate, probablemente no le preocuparían tanto los posibles efectos en el resto de la zona euro si Alemania rompiese su propia regla de oro. Italia está pasando también por su propia crisis bancaria en este momento, y su primer Ministro Mateo Renzi, se está enfrentando a un dilema insoluble, por un lado rescatar a los bancos con el dinero de los inversores (como se requiere, bajo la ley de la UE) causando indignación y caos político, rescatarlos con dinero público desafiando a la UE, o dejar que quiebren. Renzi ya se ha quejado públicamente sobre “los costos desproporcionados” impuestos por Alemania en una cumbre de la UE el pasado diciembre. Si Alemania, la fuerza impulsora detrás de las regulaciones espartanas de la UE, rompiese sus propias reglas no solo provocaría una ola de indignación en todo el continente, dejaría la “Directiva de Recuperación y Resolución Bancaria” de la UE, elaborada para evitar la posibilidad de una nueva crisis de deuda pública, en absolutamente impotente.
Así que ¿debería dejar que quiebre el Deutsche Bank? Los activos del banco están valorados en alrededor de 1,8 billones de euros, casi la mitad del tamaño del PIB alemán. Si el banco fuera alcanzado con una multa, no lo soportaría (hay varias estimaciones, pero algunas dicen que 6 mil millones de euros sería el límite) y sería incapaz de abastecerse de suficiente capital fresco de los mercados, lo cual es perfectamente posible, y el colapso sería parecido al colapso de Lehman Brothers en el 2008, visto como el comienzo de la crisis financiera. Un evento como éste, no solamente llevaría a Alemania a una crisis, sino que sería probablemente el comienzo de una nueva crisis, más profunda, a escala mundial.
Así que Merkel puede rescatar el Deutsche Bank y provocar potencialmente una vuelta al 2010, o dejarlo caer y provocar un regreso al 2008. Enfrentada a tales opciones ella probablemente no realice ninguna de las dos, prefiriendo encontrar algún tipo de maquillaje que le permita a Berlín apuntalar al banco sin rescatarlo oficialmente. Aunque esto sería preferible a los escenarios apocalípticos aludidos anteriormente, esto no resolverá ninguno de los problemas fundamentales que causaron la crisis original. Más bien, exacerbará el resentimiento y polarización que ya existe con Alemana, y allana el camino para una crisis más profunda al final, como ha demostrado la historia de los últimos 6 años de la UE con una previsibilidad cada vez más trágica.

Depresión Mundial

A comienzos de este año, el Royal Bank de Escocia (RBS) predijo un “año cataclísmico” para la economía mundial. La crisis del Deutsche Bank puede bien probar la confirmación de esta perspectiva. De lo que carecen las perspectivas del RBS y de todos los demás estrategas del capital es de cualquier noción sobre cómo escapar de este ciclo infernal de sobreproducción, falta de rentabilidad y depresión.
La parálisis a la que actualmente se enfrentan gente como Merkel y Renzi, no es accidental, se deriva de la total parálisis del capitalismo global en este periodo. El hecho de que un banco como Deutsche Bank, en un país que hasta ahora había reclamado haber evitado la crisis, haya sido visitado por el fantasma de Lehman Brothers 8 años después de su colapso, es una prueba gráfica de que la crisis desatada en 2008 está lejos de agotarse.
Independientemente de cómo sea manejado el Deutsche Bank en un próximo futuro, la posibilidad de una nueva recesión mundial ocupa un lugar preponderante. Después de años de “flexibilización cuantitativa”, de austeridad, y del mayor programa de inversión keynesiana en la historia por parte de China, el único cambio real en el mundo económico es que los pobres son más pobres y los ricos son más ricos. Esta es la realidad del capitalismo en el siglo XXI. Nosotros debemos poner nuestra vista no en reformarlo, sino en reemplazarlo por una economía planificada sin la anarquía y la injusticia del mercado.

Josh Holroyd

sábado, 29 de octubre de 2016

¿Venezuela en el vórtice?

El siglo XX nos enseñó que todo proceso revolucionario está en riesgo mientras vivamos la fase imperialista del capitalismo.

Insurrecciones populares triunfantes, movimientos anti colonialistas de masas como en la India, nada puede considerarse irreversiblemente triunfante hasta que lleguemos a una nueva fase del desarrollo de la Humanidad.
Esto no significa que debamos esperar por la coordinación de una revolución mundial simultánea. Cada estado soberano, cada espacio de poder popular conquistado, puede y debe constituirse en una trinchera. Cada proceso popular es a la vez faro y receptoría de la solidaridad entre los pueblos. Cada revolución auténticamente popular es, ante todo, una trinchera de ideas. Y cada proceso es, además, una usina de ideas.
Llegará un tiempo en que la Revolución bolivariana será lectura obligatoria dentro de la mejor historia continental. Será un clásico, hasta por sus peculiaridades únicas. Hoy somos testigos contemporáneos de ese proceso y no siempre es fácil ver su tendencia general, abriéndose paso entre las idas y las vueltas de cada momento.
Entre tantos sueños de la Humanidad hoy postergados, ante tantas urgencias que no encuentran respuesta todavía, pese a los espejismos y los laberintos que nos anteponen los grandes medios, la tendencia actual en Venezuela es un nuevo avance de la revolución. Convaleciente, con un desabastecimiento que fue artificialmente generado, con la amenaza golpista siempre presente, con el imperio moviendo todos los hilos a su alcance, con los Almagro y los Trobo haciendo lo posible para destruirla, Venezuela sobrevive de cara a todos los huracanes. Sobrevive con un pueblo movilizado y organizado, con sus instituciones en alerta permanente.
Quizás más tarde de lo posible, pero por suerte más temprano que lo irremediable, el gobierno de Maduro también encara la lucha contra la corrupción interna y la “boli-burguesía” endógena.
La corrupción es una forma de la lucha de clases, un frente de lucha que el Capitalismo mundial infiltra en el seno de los gobiernos soberanos. Cuando en un Gobierno Popular se enquista un grupo acomodado de corruptos, surge naturalmente el “internacionalismo de los corruptos”. El grupo usa su espacio de poder para enlazarse con los corruptos de fachada revolucionaria o con los corruptos enquistados en otros gobiernos con los que se establecen relaciones.
El daño puede ser importante. Calumniando al todo por los delitos de una pequeña parte, la reacción externa e interna acusa de corrupto al Gobierno Popular. Los que viven de y en la corrupción, simulan estar escandalizados.
Si un gobierno popular vacila ante un brote de corrupción interna, está perdido. Ya se vuelve pro capitalista por definición.
La limpia cara del pueblo trabajador de Venezuela, de sus hombres y mujeres, vuelve a asumir el protagonismo necesario.
Que no se preocupen tanto los agentes del imperio, como Trobo, en sanear Venzuela; mejor saquen la basura de sus propias casas. No creemos ni por un instante en sus anuncios de investigar sólo los casos de corrupción que vinculan a un sector del gobierno venezolano con un sector de jerarcas uruguayos. Los mecanismos que buscan desencadenar cambiarán después el rumbo para sumarse al griterío calumnioso contra la revolución en su conjunto.
La UP será implacable en cada investigación, en el cuidado de los dineros del pueblo, y no tenemos nada que ocultar. Lo hemos demostrado en cada acto. Entendemos además perfectamente los cuidadosos esfuerzos los representantes diplomáticos de los Estados soberanos para llevarse lo mejor posible con el gobierno uruguayo.
Sin esperar ningún reconocimiento público, sin especular si se nos entiende o no, aclaramos que jamás entraremos en ningún juego sórdido contra un pueblo hermano.

Gonzalo Abella

Respuesta de Orlando Zeballos

Detrás de este argumento queda únicamente la certeza de que la trenza es trensa. Trenza para ¿"..ohh paladin defender Venezuela.."? No, no es así, es la acción de no habilitar un comisión investigadora al margen de la intención Trobo (che qué entidad le dan a Trobo). Esto es lo que con su voto Abella haciendo sofisma trata de ocultar:
"La jueza especializada en Crimen Organizado, María Elena Mainard, citó al exintegrante del Comité Central del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), Omar Alaniz, al empresario y administrador del Fondo Raúl Sendic, Carlos Decia y al diputado del Movimiento de Participación Popular (MPP), Daniel Placeres, por las intermediaciones irregulares realizadas por la empresa Aire Fresco en el comercio entre Uruguay y Venezuela".
No se trata de defender Venezuela, se trata de introducir un emotivo discurso, apelando una supuesta solidaridad internacional, no amigo, esto es concreto y lo concreto dice que estamos ante esta situación “hubo una privatización ilegal del comercio exterior hecha en favor de una sociedad anónima privada”, que en este caso es Aire Fresco. Todo lo otro que pretende desarrollar Abella para justificar su apoyo a no investigar es parte de su confusión ideológica, Abella ve revoluciones donde no las hay, claro que lo hace sabiendo que es asi, Bueno en realidad lo hace porque él está ¿convencido? que desde este ESTADO de clase, ESTADO que garantiza la violencia organizada de una clase sobre la otra, para explotarla y sojuzgar, si desde este ESTADO de clase se puede avanzar gradualmente, hoy con un diputado, mañana con otros y así sucesivamente hasta llegar a ganar las próximas elecciones (vaya uno a saber cuando) cargado de deseos y voluntad, puede el y la UP transformar este ESTADO represor en un instrumento de LIBERACIÓN. La imaginería podría ser considerado un género literario, lo es ya, casi que como el "teatro" del absurdo o la literatura del "no-sentido".
Muchos amigos se molestan cuando afirmó que se trata de una organización "oportunista" y no lo es porque lo diga quien esto escribe, lo dice todo su materialismo histórico. Aún sostienen seis puntos de los cuales quedan... ¿queda alguno? si "la lucha armada", la URSS como vanguardia mundial, no ese no, el PCU aliado estratégico, no ese tampoco. Venezuela si, Chávez, Maduro y Socialismo Siglo XXI, concepcion revisionista en lo ideologico, reformista en lo político y aun con esta caracterización (personal, mía y de otros muchos) defender Venezuela es como dice Abella una cuestión de principio. Ahora una cosa es una cosa y otra cosa, es otra cosa, no se confunda Maestro.

Alegatos finales en juicio por Plan Cóndor en Roma




El pasado viernes continuaron los alegatos finales en el juicio contra represores latinoamericanos de las dictaduras en el Cono Sur, en el marco del Plan Cóndor, en la ciudad de Roma.

Luego del pedido de cadena perpetua, por parte de la fiscalía, a 27 represores, entre ellos varios reconocidos represores uruguayos, el último viernes fue el turno de los alegatos de los abogados.
En primera instancia fue el turno para los abogados Ventrella y Mauricio Greco, por parte de la Presidencia del Consejo de los Ministros de Italia. Luego para Andrea Speranzoni, abogado de familiares de María Asunción Artigas, Guillermo Manuel Sobrino, familiares de victimas ítalo chilenas, de la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores, y otros. Ambos grupos de abogados se sumaron al pedido de cadena perpetua para los acusados.

Lesa Humanidad

En los argumentos y pruebas los abogados coincidieron en el carácter de lesa humanidad, la barbarie, la premeditación y la crueldad de los crímenes cometidos. Especial lugar tuvo el papel jugado por la coordinación entre los estados en el marco del Plan Cóndor.
El abogado Ventrella hizo referencia al ejemplo de dolor y violencia que tuvo que atravesar la familia de María Asunción Artigas, cuyo hermano Dardo estaba presente en sala en ese momento y que había declarado como testigo y querellante en el juicio, junto a su sobrina Victoria Moyano Artigas, hija de María Asunción Artigas y Alfredo Moyano.
A su vez Ventrella también alegó las pruebas concluyentes de la participación del FUSNA en la represión contra los GAU desde fines de 1977: “también en el Fusna se moría” y la responsabilidad de Tróccoli en la misma. En referencia a éste último lo comparó con un criminal nazi, en cuando a la justificación que hace de sus crímenes y a la especial inhumanidad de los mismos.

Pacto de silencio

Speranzoni declaró en su alegato acerca del ejemplo de la represión contra los GAU en 1977 que “es evidente que existe un pacto de silencio entre los imputados”. Se concentró también en el caso de María Asunción Artigas, y las pruebas aportadas, entre ellas varias de material fotográfico, hechas hace pocas semanas y , con posterioridad a su muerte por Daniel Rey Piuma, refiriéndose en particular a algunas fotos, incriminatorias para los acusados, que fueron reconocidas por Dardo Artigas, el hermano de María Asunción, presente en sala. También se refirió a la personalidad de María Asunción a través de los testimonios aportados por testigos que la vieron en el Pozo de Banfield, lugar donde nació en cautiverio Victoria Moyano Artigas.
Remató con el ejemplo de la ideología perversa de Tróccoli en su libro “La ira de Leviatán” donde hace apología de sus actos y se autodefine como profesional de la violencia.
Culminando su alegato en dedicación a las víctimas y sus familiares y la lectura de una canción del artista chileno asesinado por la dictadura de Pinochet, Víctor Jara.

Sebastián Artigas

El Sunca y el reclamo de #NiUnaMenos




El pasado martes 25 se conoció la muerte de Ana Petroff de 29 años en Fray Bentos, asesinada de un disparo por su ex pareja, un obrero de la construcción, quien luego se suicidó. El Sindicato de Base del Sunca de esa localidad decidió parar “en solidaridad” con el femicida. Las autoridades del Sunca a nivel nacional mintieron para encubrir el paro reaccionario de su filial. Las responsabilidades sindicales, estatales y la lucha por #NiUnaMenos.

Con mucho dolor vemos cómo en Uruguay ya son 19 los feminicidios en lo que va del 2016. Son mujeres de todas las edades y ocupaciones, algunas de ellas con hijos como Ana, que tenía tres, y que hoy quedaron huérfanos.
Nuevamente aquí, la responsabilidad estatal para que estas mujeres no sean re-victimizadas cuando denuncian la situación, que no hayan podido ser atendidas a tiempo por dispositivos idóneos para abordar situaciones de violencia de género (tanto equipos de contención y asistencia como hogares de estadía, etc.). Y más en general, la situación de desigualdad salarial en las mujeres trabajadoras, con ingresos que no llegan ni a la mitad de la canasta básica.
En el caso de Fray Bentos, las responsabilidades se amplían, ya que el Sunca al que pertenecía el asesino, realizó una medida de paro en solidaridad con él, alegando que “la estaba pasando mal”, que estaba hace meses en el seguro de paro y con varios problemas de salud. Pero nada, nada, puede justificar los “crímenes de odio” como el feminicidio.
El lamentable “paro solidario” del Sunca de Río Negro tiene como primer responsable a su director departamental, Sandro García, quien primero justificó la medida y luego tuvo que disculparse y renunciar inmediatamente.
Pero mayor responsabilidad la tuvo el Sunca a nivel nacional que, para encubrir el hecho, mintió y dijo que el paro fue en solidaridad con el tío de la mujer asesinada, también obrero de la misma empresa constructora.
El gremio del Sunca junto al resto de las organizaciones sindicales, salvo casos excepcionales, no suelen combatir el machismo al interior de las filas de la clase trabajadora. Por ejemplo, frente a las reiteradas situaciones de acoso callejero cuando las mujeres pasamos por las obras de construcción, donde tenemos que soportar todo tipo de groserías (por no decir bestialidades), la dirección sindical, que posa de “comunista”, se calla la boca, y naturaliza el acoso.

¿Por qué el Sunca no llama a un paro contra la violencia machista?

Justamente, porque estos dirigentes pertenecientes en su mayoría al Partido Comunista del Uruguay (PCU) posan de combativos en los actos y manifestaciones, pero cuando hay que cuestionar el machismo en sus propias filas, miran todos para otro lado. En primer lugar porque ellos también son machistas, y correa de transmisión de todos estos prejuicios que fomentan que la mujer es propiedad del hombre y objeto de su satisfacción personal.
Las instituciones del Estado capitalista - sus leyes, sus escuelas, su concepción de familia - son las transmisoras de la cultura machista imperante en amplios sectores de la clase trabajadora. Se transmite la misoginia, la homofobia, la xenofobia y el racismo. Por eso es importante luchar contra esta ideología, para que los trabajadores varones tomen inclusive los reclamos de los sectores más oprimidos.

¿Qué PIT-CNT necesitamos?

Por más que el PIT-CNT tenga su Secretaría de Género, Equidad y Diversidad Sexual, no es más que una formalidad ya que en los hechos sigue permitiendo que las mujeres ganen menos que los hombres por igual tarea, sigue acordando con las patronales y el gobierno la precariedad laboral, sigue garantizando la división en las filas obreras, y sigue manteniendo los salarios sumergidos a miles de mujeres trabajadoras que continúan en la pobreza.
Pero qué bueno sería que el Sunca, que tiene a la mayoría de sus afiliados varones, y todo el PIT-CNT convocaran a un paro por y para las mujeres, lo cual sería un paro totalmente progresivo. Tomando el ejemplo argentino del pasado 19 de Octubre, ¡qué mensaje distinto darían a sus afiliados si adhirieran activamente a la lucha contra la violencia machista y participaran de las alertas por #NiUnaMenos!
El problema del machismo es, como sabemos un problema social y cultural reforzado por el capitalismo para oprimir más y mantener a las clases explotadas divididas. Por tanto, excede a cualquier sindicato o federación. Pero, una dirección del movimiento obrero consecuente debería tratar de combatir el machismo y la homofobia en sus afiliados, y tomar la causa de los sectores más oprimidos, porque hay que unir lo que la burguesía divide, porque hay que romper con la ideología actual de la clase trabajadora, que no es otra lamentablemente que la ideología de la clase dominante.
Por eso es tan importante exigir al Sunca y al PIT-CNT que marchen por #NiUnaMenos, y por eso es tan importante construir nuevas direcciones para la clase trabajadora y recuperar los sindicatos para la lucha de los trabajadores y las trabajadoras, superando a estas direcciones oficialistas y machistas.

Karina Rojas
Montevideo

jueves, 27 de octubre de 2016

Deutsche Bank: el Lehman Brothers europeo




Nuevo salto en la bancarrota capitalista

El derrumbe accionario del Deutsche Bank ha encendido luces de alarma a nivel mundial. Es el banco más grande de Alemania y de Europa y tiene negocios compartidos con grandes agencias de inversión de las mayores plazas financieras del mundo, en particular de Inglaterra. En el mundo de las finanzas se empieza a hablar del “nuevo Lehman Brothers”, en alusión a la entidad que entró en bancarrota en 2008 y dio el puntapié inicial para el estallido de la crisis.
Un “Lehman Brothers europeo”, dejaría al borde de la bancarrota a bancos del Viejo Continente que se encuentran en una situación de fuerte debilidad, al punto que se los ha empezado a llamar el grupo de los “zombie banks”

Lucha interimperialista

Este anuncio se conoce en momentos en que asistimos a un recrudecimiento de las rivalidades y choques interimperialistas. La sanción, que le acaba de aplicar la Justicia estadounidense se produce apenas semanas después de que a Apple se le impusiera una multa de 13.000 millones de euros en Irlanda por elusión de impuestos, y su gobierno anunciara que estaba estudiando los casos de otras corporaciones americanas. Se ha interpretado a la multa de la Justicia estadounidense contra el Deutsche como una represalia frente a esta decisión adoptada en suelo europeo. Además, los tribunales norteamericanos venían de imponerle una multa multimillonaria a Wolksvagen por infringir en sus modelos las normas ecológicas en vigencia, lo que fue interpretado como una tentativa para poner un freno a la creciente competencia alemana en el mercado yanqui. Estos hechos son una señal inequívoca del auge de las tendencias proteccionistas y de la guerra comercial creciente en el corazón del capitalismo. Muy pocas semanas atrás, se conoció la noticia sobre el fracaso de las tratativas entre Estados Unidos y Europa en torno al tratado de libre comercio que se negociaba desde hacía varios años. El Brexit se inscribe en esa misma dirección.

Crisis capitalista

El Deustsche habría conseguido reducir la multa a una tercera parte en el marco de una negociación con la Justicia estadounidense. Pero está lejos de resolver la situación comprometida del banco, porque la multa es apenas la punta del iceberg.
El Deustsche cuenta con activos totales por 1,85 billones de euros contra apenas unos 56.000 millones de capital, una relación que apenas supera el 3 por ciento. Su estructura financiera es dermasiado débil, no sólo para afrontar la amenaza de esta sanción sino cualquier mínima necesidad de saneamiento: sus activos totales multiplican casi por 40 sus recursos propios de primera categoría. Esa extrema vulnerabilidad financiera -incluso en comparación con otros bancos del continente- se ha potenciado como consecuencia de la bancarrota capitalista. Europa arrastra una recesión y está al borde de la depresión. El parate ha multiplicado la cartera de créditos de dudosa cobrabilidad o directamente incobrables. Las empresas no pueden devolver los préstamos, que se fueron incrementando vertiginosamente debido a sucesivos refinanciamientos. Según los cálculos del FMI, el monto de la los créditos con riegos de cobrabilidad se aproxima a un billón de dólares.
Los bancos italianos se hunden bajo el peso de créditos dudosos. Se estima que las necesidades de recapitalización del Unicredit y del Monti dei Paschi oscilarían entre los 85.000 y los 100.000 millones de euros. España no ha logrado revertir las secuelas de su burbuja inmobiliaria y financiera, mientras Portugal debe hacer frente al colapso del banco Santo Espirito. El sistema bancario griego está al borde del abismo, pese a los sucesivos rescates.
Este cuadro se potencia con la generalización de los intereses negativos, fenómeno que ha terminado por socavar los márgenes de rentabilidad de los bancos y pone en jaque a todo el sistema financiero. “Una de las fuentes de ingresos de los bancos consistió durante años en refinanciarse a corto plazo a tasas menores de las que exigían para prestar a largo plazo. La política monetaria del BCE puso todas las tasas muy cerca de 0% eliminando prácticamente ese negocio” (Clarín; 1/10).

El rescate

Una de las medidas a la que ha apelado la banca para contrarrestar la crisis es reducir sus costos operativos mediante recortes de personal y cierre de sucursales. El Commerzbank, el segundo banco alemán, ha despedido al 20% de su personal. Idéntica "racionalización" aplican el banco belga ING y la banca italiana. Ello ahonda la crisis social y el número de desocupados, pero no alcanza para revertir el descalabro. Las autoridades del BCE europeo plantean como salida una serie de fusiones. En esa línea , el gobierno alemán promueve la unión entre el Deutsche y el Commerzbank. Pero el remedio podría ser peor que la enfermedad, pues se trata de dos bancos en dificultades.
Este empantanamiento ha puesto en la orden del día la necesidad y urgencia de un rescate. Pero, lejos de haber un criterio común, esta cuestión ha abierto una gran deliberación en las filas de la clase capitalista. Hay quienes proponen que el Estado socorra a los bancos, y se enfrentan con aquellos quienes plantean que los platos rotos deben pagarlos los propios accionistas y acreedores. Las normas en vigencia prohíben el uso de fondos públicos para el salvataje de los bancos. Esa reglamentación, votada hace sólo dos años, fue impulsada por el gobierno alemán, que no estaba dispuesto a cargar sobre sus espaldas el rescate económico de sus socios continentales. Además, abandonarlos a su propia suerte era una vía para acentuar el copamiento económico del continente, en pos de transformar a Europa en un protectorado alemán.
La alemana Merkel y su gobierno se ven enredados en un gran dilema. Si el Estado auxilia al Deutsche, sería imposible evitar el efecto contagio, pues en la lista de espera para un rescate está anotada una parte importante de la banca europea. Por lo pronto, el premier italiano reclama desesperadamente la inyección de fondos públicos para salvar a la banca de su país.El costo de ese rescate será pagado por los trabajadores mediante el aumento de la carga tributaria, del ajuste y una mayor carestía a partir de una expansión de la emisión monetaria. Precisamente por eso Merkel evita comprometerse con un salvataje, a sabiendas del rechazo que esto provoca entre la población
Pero si no se abre la canilla, el perjuicio puede resultar peor aún. Colocar el rescate en manos de los acreedores y los depositantes sería el pasaporte seguro a una quiebra, lo cual iría de la mano de un gran despojo y confiscación de los ahorristas. La caída de un banco de semejantes dimensiones desataría una corrida bancaria ingobernable y dejaría en la cornisa al conjunto del sistema financiero. El gobierno procura eludir estas opciones extremas, pero la demora en una definición podría conducir a que la salida a ese impasse sea impuesta por los ”mercados”.
La bancarrota capitalista hace su trabajo implacable de topo y se lleva puestos gobiernos y regímenes políticos enteros. Alemania no escapa a esta tendencia. Merkel y sus gobierno deberán probar si son capaces de pilotear una crisis de esta envergadura. El derrumbe de una institución emblemática como el Deutsche es un golpe a al corazón de la Unión Europea y al conjunto de las relaciones sociales capitalistas.

Pablo Heller

miércoles, 26 de octubre de 2016

El último Batlle




Jorge Batlle fue quien encabezó un giro anti-estatista (o “neoliberal”) dentro del Partido Colorado y el Batllismo. Su padre en la década del ‘50, y su abuelo en las primeras décadas del siglo XX, condujeron distintas experiencias de tipo nacionalista –aplicando políticas proteccionistas y estatizantes.
José Batlle y Ordoñez fue el que puso en pie las principales empresas públicas. Frente al raquitismo de la burguesía industrial, Batlle disputaba la renta nacional al capital financiero a través de las empresas estatales. Era un período en que Inglaterra iba cediendo su dominio a los EE.UU. en la zona –y en el plano internacional. La crisis del ‘29 le puso fin a este ciclo político, lo que se expresó en el golpe de Estado del “batllista” Gabriel Terra (1933). Luis Batlle Berres (sobrino del anterior presidente, y padre de Jorge) encabezó el llamado “neo-batllismo” en la segunda posguerra. Debió enfrentar la oposición de sus primos –hijos del antiguo líder colorado, y directores del diario El Día fundado por Batlle y Ordoñez. Esta nueva tentativa de industrialización con las muletas estatales condujo a un nuevo fracaso a fines de la década de 1950.
Tras la muerte de Batlle Berres, su hijo Jorge encabezó a la “lista 15” de su padre. Había sido la lista más “progresista” dentro del partido Colorado. Jorge Batlle condujo un viraje muy marcado en favor del capital financiero internacional.
En 1966 fue electo el general Gestido (colorado) que chocó contra el FMI. Jorge Batlle –fuera del gobierno— jugaba a favor de un acuerdo con el Fondo Monetario. Era un período de aguda crisis económica y bancaria. Gestido finalmente capitulará frente al FMI, y luego de su muerte será sustituido por su vice Pacheco Areco. Jorge Batlle integrará el gobierno derechista de Pacheco, que enfrentará brutalmente las luchas obreras y estudiantiles, en un contexto en que la burguesía uruguaya vio en riesgo su dominación ante la agudización de la lucha de clases. En esa época se asesinó a estudiantes en manifestaciones, se militarizó a los bancarios y los trabajadores de la energía (UTE) –encarcelando a sus dirigentes– y se gobernó sistemáticamente bajo “medidas prontas de seguridad” (Estado de sitio, suspensión de las garantías constitucionales). La lista 15 estuvo todo el tiempo aliada a Pacheco, que además arrasaba con la autonomía de la educación –Sanguinetti, en ese entonces ministro por la lista 15, fue el creador de la reaccionaria ley de enseñanza.
En esos años, Batlle fue denunciado de diversos ilícitos económicos. En particular se lo acusó de la famosa “infidencia”, que consistió en aprovecharse de una inminente devaluación del peso (del 100%) que conoció por integrar el gobierno.
Con la elección de Bordaberry en 1971, la lista 15 mantuvo presencia en el gabinete de un gobierno que militarizaba cada vez más al régimen político –votación de la Ley de Seguridad y del Estado de Guerra Interno, que atacaban al movimiento obrero y a la izquierda de conjunto, con el pretexto de combatir la “subversión” tupamara. Las disputas internas en el seno de las FF.AA. condujeron a que en 1972 Jorge Batlle fuera detenido ilegalmente en un cuartel, para ser investigado de “ilícitos ecónomicos” por una fracción del ejército, al mismo tiempo que la lista 15 mantenía ministros en el gabinente. Las tratativas entre fracciones militares y el MLN-Tupamaros había conducido a una tregua e incluso a una connivencia en fracciones de ambos bandos. Ante la detención de Batlle, los ministros de la 15 (como Sanguinetti) se retiran del gobierno. Batlle será liberado poco después, y tras diversas crisis entre el ejército y el presidente Bordabery el proceso culminará en un acuerdo que condujo al golpe de junio de 1973. La lista 15 se declaró en contra del golpe y Batlle será proscripto durante la dictadura militar. La realidad es que la burguesía se había alineado masivamente con el golpismo, dado que el régimen de los partidos “tradicionales” ya no daba garantías a su dominación. La dictadura militar permitió una caída del 50% del salario real, gracias a la prohibición de los sindicatos (decenas de miles de sindicalistas y militantes de izquierda pasaron por las brutales cárceles de la dictadura).
Batlle fue opositor a la dictadura, y siguió proscripto incluso en las elecciones de 1984, por lo que el pacto del Club Naval –firmado por colorados y frenteamplistas con los mandos militares– condujo al gobierno de Sanguinetti (aún de la lista 15 en esa época). En este período se producirá un distanciamiento entre el líder de la 15 –impulsor furibundo de las privatizaciones y la completa entrega al capital financiero– y el sanguinettismo que ponía ciertas limitaciones a este proceso, en representación de la burguesía industrial, que temía desaparecer con el planteo radicalmente “neoliberal” de Batlle.
Jorge Batlle y Luis Lacalle Herrera fueron los abanderados uruguayos de la liquidación de las empresas públicas –al estilo de Menem en la Argentina– aunque no pudieron completar su programa político. En 1992, bajo la presidencia de Lacalle (aliado a Batlle), un frente de hecho entre el Frente Amplio y el sanguinettismo le puso un freno al planteo privatizador “radical”, derrotándolos en un referéndum. Los opositores defendían un camino de privatizaciones “parciales”, manteniendo por ejemplo el monopolio estatal en la telefonía básica y otras áreas “estratégicas”. De hecho, en 1995 Sanguinetti volverá a la presidencia y aprobará una reforma de la seguridad social que establece un régimen “mixto” –semi estatal y semi privado.
Batlle, tras varias décadas y cinco intentos fallidos, llegará a la presidencia en 1999 –tras vencer en un balotaje a Tabaré Vázquez– precisamente cuando se desataba una nueva crisis económica. La devaluación brasileña en 1998, y la quiebra de la “convertibilidad” argentina en 2001, fueron dos expresiones de esa crisis, que tuvo su momento más agudo en Uruguay en la corrida bancaria de 2002. En apenas unos meses, el 55% de los depósitos bancarios se retiró de los bancos, provocando la quiebra de varios bancos, y un “corralito” parcial. No se trataba de una crisis apenas “importada”. La plaza financiera montevideana estaba asociada hacía tiempo a los capitales argentinos, que lavaban dinero y evadían impuestos utilizando los bancos uruguayos. Este entrelazamiento había sido promovido por los gobiernos blancos y colorados, en los cuales la Asociación de Bancos tenía una gran influencia.
El momento más recordado de su gobierno fue cuando lloró ante cámaras en la Casa Rosada, luego de pedir perdón a Duhalde por declarar que “los argentinos son todos unos ladrones del primero hasta el último”.
Batlle logró remontar la situación con el auxilio de un préstamo enviado por el propio Bush (el FMI era reacio a este rescate). A nivel internacional, en 2002 comenzó una relativa reactivación, lo cual también ayudará a la “salida” a esta crisis. El que no saldrá de la misma, sin embargo, fue el Partido Colorado. En las elecciones de 2004 triunfó el Frente Amplio, y los colorados quedaron en tercer lugar. Y la caída se ha profundizado con posterioridad. En la actualidad, ronda el 8% de la intención de voto, según las encuestas. Batlle queda así asociado al hundimiento de un partido que llegó a estar asociado al propio Estado uruguayo –en 1958, cuando su padre fue derrotado en las elecciones por el Partido Nacional, los colorados llevaban 94 años de gobierno ininterrumpido.
El dirigente del Frente Amplio Danilo Astori, vicepresidente en 2005 y ministro de Economía desde 2010, ha elogiado públicamente la “salida uruguaya” impulsada por Batlle, que implicó –rechazando el ‘default’ que impulsaba el FMI– “un camino que garantizara ser un deudor serio”. Marcando la continuidad con aquella política, Astori llegó a afirmar que “si Uruguay está teniendo buenos resultados económicos, en gran parte se debe al camino que se eligió” (la diaria, 2/9/11). La realidad es que la deuda externa, que tanto Batlle como Vázquez y Mujica honraron, sigue siendo una hipoteca monumental sobre la economía nacional.
Jorge Batlle no es sólo el último de una estirpe, como dice la prensa. También es la expresión del fracaso del nacionalismo y el estatismo que expresó en Uruguay el batllismo, es decir, de las tentativas de la burguesía nacional para industrializar a nuestros países con el subsidio y el apoyo del Estado. Jorge Batlle tempranamente le dio la espalda a ese planteamiento, e intentó llevar a fondo la orientación opuesta (apertura económica total, acuerdos comerciales con el imperialismo, privatización de las empresas públicas y de las jubilaciones). La vía “neoliberal” fracasó en forma tanto o más estrepitosa. América Latina tiene salida únicamente a través de una reorganización social, expropiando al latifundio, nacionalizando la tierra y los recursos naturales, estableciendo una federación de repúblicas obreras y campesinas.

Rafael Fernández

martes, 25 de octubre de 2016

Murió a los 89 años el ex Presidente Jorge Batlle




En el día de ayer, y a consecuencia de los daños sufridos en un accidente ocurrido la semana pasada durante una actividad política en Tacuarembo, murió el dirigente colorado y ex Presidente de la República Jorge Batlle.

Perteneciente a una familia con larga tradición política; en uno de los dos partidos políticos con que la burguesía uruguaya gobernó por más de 170 años, fue el cuarto Batlle presidente del país y también un protagonista importante de los hechos sociales y políticos que marcaron la segunda mitad del Uruguay del siglo XX.
Mientras su padre y su tío abuelo fueron exponentes y creadores del batllismo uruguayo, corriente con cierto énfasis en el proteccionismo y la presencia del estado; Jorge desde joven tuvo una visión mucho más liberal de la sociedad.

Batlle en los 60 y 70

Líder de la lista 15 del partido colorado, su sector participó del gabinete del electo presidente Gestido y luego de Pacheco Areco a fines de la década del 60. Durante este gobierno se aplicaron medidas antipopulares, a las que Batlle siempre adhirió, y se reprimió la resistencia y movilización obrera estudiantil y también a la naciente guerrilla del MLN, anticipando lo que luego sería la época sangrienta de la dictadura cívico militar.
Coherente con estas posiciones a favor del ajuste y la persecución del movimiento obrero que estaba a la ofensiva, la lista de 15 de Batlle participó con 3 ministros del gabinete de Juan Maria Bordaberry a comienzos de la década del 70.
Proscripto durante la dictadura fue sin embargo un defensor del Pacto del Club Naval con el que se acordó la transición hacia la democracia y la impunidad para los militares violadores de los derechos humanos.
En la década del 90, Jorge Batlle profundizó su concepción neoliberal de la economía. Después del plebiscito por las empresas públicas de 1992, la Lista 15 fue uno de los pocos sectores en seguir acompañando a un gobierno de Lacalle debilitado por la derrota.

Batlle presidente

Finalmente y luego de varios intentos infructuosos Jorge Batlle llegó a la presidencia en el año 2000.
Durante su mandato una de las crisis económicas y sociales más grande de la historia de abatió sobre el país. Como cualquier político burgués su proyecto fue que el costo de la crisis lo pagaran los trabajadores y el pueblo y fue así que a consecuencia de las medidas económicas implementadas el número de pobres y desempleados creció exponencialmente en poco tiempo, en medio de la inflación la disparada del dólar, la crisis regional y los cierres de mercados internacionales a consecuencia de la aftosa.
Su impopular gobierno dio paso al triunfo del Frente Amplio y a votaciones muy bajas del Partido Colorado situación que aún no han podido dejar atrás.

La Izquierda Diario Uruguay

Radiografía de Haití: símbolo del neocolonialismo y el lucro con la pobreza




Un repaso por la situación estructural en Haití, el país más pobre de la región que sigue pagando por el pecado de haber sido el primero en independizarse. El rol de las tropas de ocupación de la ONU y el desastre humanitario que dejó el huracán Matthew. Mientras la “comunidad internacional” mira para otro lado, las ONG´s se relamen para seguir lucrando con la pobreza.

Haití fue el primer país de América Latina y el Caribe en liberarse del yugo colonial y en tener una revolución negra en el año 1803, enfrentando a las tropas napoleónicas. Hoy, 213 años después, sigue estando ocupado. Las grandes potencias nunca le perdonaron ese germen de rebeldía y haber sido pionero en romper las cadenas de la dominación.
En 1914, el presidente de los Estados Unidos, Woodrom Wilson, en un claro acto injerencista, tomó el Banco Nacional de Haití mediante el envío de soldados, y robó 500 mil dólares para “custodiarlos” en Nueva York. El país había cambiado pero la dominación seguía. Ya en guerra fría, los estadounidenses -en su lucha contra el “comunismo”- impusieron la dictadura de François Duvalier, conocido como “Papa Doc”, para luego apoyar a su hijo Jean-Claude Duvalier “Baby Doc”. La dinastía dictatorial gobernó por más de 30 años.
A pesar de que la guerra fría terminó, Haití siguió sufriendo los ataques de los grandes poderes mundiales. En 2004, Jean Bertrand Aristide, primer presidente elegido democráticamente en la historia, más de 200 años después de obtener su independencia, fue derrocado por un golpe militar apoyado, nuevamente, por Estados Unidos y Francia. Este golpe fue el que le abrió la puerta a la llegada de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH) de la ONU, con unos 20 mil soldados en una población de 9 millones de habitantes.
Esta misión, que para mantener la paz envía tropas de ocupación, está acusada por violaciones de los derechos humanos y abusos sexuales contra jóvenes y mujeres por parte de sus soldados. Además, fue la responsable de la propagación del cólera, importada por los soldados nepaleses, ocasionando la muerte de más de ocho mil personas desde 2010. Recién este año, al revelarse un documento probatorio, la ONU tuvo que admitir su responsabilidad en la propagación de la enfermedad.
A pesar de estos antecedentes, la MINUSTAH acaba de ser prorrogada otros seis meses, por el Consejo de Seguridad de la ONU, es decir hasta abril del 2017. Actualmente cuenta con 2.370 militares y más de 2.600 policías.
El pueblo haitiano se mantiene en lucha contra este nuevo colonialismo. La Plataforma de Organizaciones Haitianas para los Derechos Humanos (POHD) denunció recientemente: “La presencia de la MINUSTAH supone una de las principales violaciones de derechos humanos en nuestro país. Atenta contra el artículo primero del Pacto de Derechos Civiles y Políticos, ya que constituye un ataque a la soberanía nacional y una violación del derecho de autodeterminación del pueblo haitiano. Entre febrero de 2004 y 2011, la MINUSTAH ha realizado muchas operaciones en ciertos barrios populares de la capital haitiana que han ocasionado múltiples casos de violaciones (de los derechos humanos) sobre la población civil, incluyendo muertos, heridos, destrucción de bienes privados, malos tratos, etc.”.
Teniendo en cuenta estas demandas, en 2011 el Instituto para la Justicia y la Democracia en Haití demandó a la ONU, pero tres años más tarde la Justicia de Estados Unidos denegó la demanda porque consideró que no era posible investigar y procesar a las Naciones Unidas.

El negocio de la “reconstrucción”

En enero del 2010, la naturaleza atacó a Haití con un terremoto de 7,3 grados provocando más de 300 mil muertos. El capitalismo mundial y los grandes poderes vieron una nueva excusa para seguir dominando a Haití, en este caso con la supuesta “reconstrucción”, ahora con el rol protagónico de las ONG´s. La gravedad de esta catástrofe natural fue tal que estas organizaciones, fundaciones, empresas y organismos internacionales recaudaron, teóricamente para brindar en forma de ayuda, más de 4 mil millones de dólares.
Lo cierto es que de ayuda llegó poco y nada al pueblo caribeño. El gobierno haitiano denunció en más de una ocasión que sólo recibió el 1% del total recaudado, es decir menos de un centavo por cada dólar. Bill Quigley y Amber Ramanauskas, enviado especial de la ONU para Haití, en el artículo “Siete lugares a donde fue y no fue el dinero del terremoto”, afirman que el 34% fue reembolsado a los propios donantes civiles y militares, el 28% se le dio a las agencias de las Naciones Unidas y ONG´s para determinados proyectos. Otro 26% fue entregado a los contratistas privados, un 6% se presentó como servicios en especial a los beneficiarios, el 5% a la comunidad internacional y las sociedades nacionales de la Cruz Roja. Sólo el 1% restante fue para Haití.
La desviación de los fondos obtenidos no fue lo único con lo que se especuló tras el terremoto. Recientemente, unos mails filtrados demostraron que una asesora de la hoy candidata a la presidencia de EE.UU., Hillary Clinton, dio prioridad a las empresas especializadas en ayuda humanitaria calificadas como “amigos de Bill Clinton” o “personas de interés de William Jefferson Clinton”. Los mensajes de Caitlin Klevorick, funcionara del Departamento de Estado, decían: “Necesito que indiquen cuando las personas son amigas de William Jefferson Clinton. Es probable que pueda identificar a la mayoría, pero no a todos”. Donde hay un problema, el capitalismo ve un negocio. El terremoto en el 2010 y hoy el Huracán Matthew son una clara demostración.
Esto no fue todo: en 2015 una investigación reveló que la Cruz Roja recibió 500 millones de dólares para un proyecto que tenía como objetivo la construcción de viviendas para los damnificados. El problema es que hasta ahora sólo se construyen seis casas. Extremadamente poco teniendo en cuenta que hubo más de un 1,5 millones de damnificados. El rol de las ONG´s lo graficó Ricardo Seitenfus, representante de la OEA en Haití: “Hay una relación causa-efecto entre la infelicidad de los haitianos y la felicidad de las ONG´s”.

Huracán Matthew, nueva oportunidad de lucro

Hace unas semanas, Haití fue nuevamente devastado por la naturaleza, pero ahora por el huracán Matthew. Ante una nueva catástrofe natural, el capitalismo volvió a ver su oportunidad. Así fue como las grandes agencias de noticias mundiales, entre ellas Reuters, informaban que la cantidad de muertos ascendía a más de mil personas, pero lo cierto es que la cifra oficial cerca de la mitad. Ante este intento de legitimar una nueva intervención colonialista por las empresas informativas, el presidente interino de Haití, Jocelerme Privert, denunció públicamente que se aumentaba el número real de víctimas fatales para engrosar el negocio financiero de las ONG´s.
Privert denunció en una entrevista con Le Nouvelliste que no necesitan botellas con agua potable o bolsas de arroz, sino que necesitan la infraestructura para poder realizarlo ellos mismos. Pero pareciera que las grandes potencias no quieren que Haití cuente con sus propias fábricas y mucho menos con una posible soberanía nacional. Prefieren seguir explotándolo. El ministro del Interior, François Anick Joseph, también se sumó a la denuncia: “Ellos quieren mostrar que la situación es más grave para recaudar fondos. Fondos que, como viene sucediendo desde hace años, no se destinan a ayuda humanitaria sino a inflar los bolsillos de un `capitalismo del desastre´”.
Mientras el capitalismo mundial se reparte la torta y juega con las vidas humanas, la población hatiana sufre las consecuencias del neocolonialismo y del calentamiento global. “Contemplo mi vida y no sé qué hacer. Parece que alguien recibe ayuda pero no somos nosotros”, relata Watson Hypolite, vecino del Beaumont.
Mientras, Haití sigue siendo el país más pobre del continente, con una esperanza de vida de 60 años y una tasa de desempleo superior al 65%, con más de la mitad de la población en la extrema pobreza y con una deuda externa que ya supera los mil millones de dólares. La pobreza en Haití tiene sus responsables: son los mismos que hacen de ella un gran negocio.

Lucio Garriga Olmo

domingo, 23 de octubre de 2016

Prontuario de guerra del Nobel de paz




Un recorrido por la trayectoria belicista del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, a quien le acaban de otorgar el Nobel de la Paz. Acusado internacionalmente por ordenar el bombardeo de un país hermano, tuvo responsabilidad política en ejecuciones de jóvenes inocentes y abanderó la política de “Seguridad Democrática” que aterrorizó al pueblo colombiano hace apenas una década. Pero desde Noruega, parece, sólo se ven las más recientes camisas blancas.

Un animal político. “Un cyborg programado desde chiquito para ser presidente”, afirma la periodista Juanita León. Hijo de una de las familias dueñas del país, niño mimado de la oligarquía cachaca, con pregrados y maestrías en EEUU e Inglaterra, sobrino nieto de presidente, primo de vicepresidente, ministro de Hacienda, de Defensa, y finalmente presidente promotor de acuerdos de paz. “Si algo quiere Juan Manuel Santos es pasar a la historia”; la caracterización de Juanita León es de 2010, cuando aún debía ganar las presidenciales. Véanlo ahora, recibiendo el Nobel: pasó a la historia, nomás. Bien programado, después de todo, el cyborg.
La primera vez que Santos habló de un acuerdo de paz con comandantes de las FARC fue durante el gobierno de Samper, en los 90; habló también con Carlos Castaño de las Autodefensas Unidas de Colombia, y tanto a guerrilleros como a paramilitares les hizo una propuesta de paz, con una preacuerdo explícito: solicitar la renuncia del entonces presidente, que le había negado la embajada en Washington, escalón que él consideraba fundamental para su incipiente carrera. Después fue crítico inflexible del gobierno de Pastrana, hasta que en el año 2000 éste le ofreció el ministerio de Hacienda. En 2006 pidió a Uribe el ministerio de Defensa, el cargo de mayor exposición para catapultar su carrera a la presidencia.
“Algunos le recomendaban a Santos que no fuera ministro porque Uribe sólo tenía viceministros”, relata Juanita León en La Silla Vacía, pero, analiza, “quizás sea el único ministro de defensa que ha logrado un verdadero poder sobre los militares; entró a mandar”. Con esa impronta que nadie pone en duda, es difícil que Santos pudiera esquivar su responsabilidad en los crímenes de la doctrina de Seguridad Democrática que por años enlutaron al país.
Su gestión signó el período de mayor ofensiva bélica y violaciones de los Derechos Humanos de las Fuerzas Militares a su mando. Fue la época de injerencia más directa de los EEUU en los asuntos internos de un país latinoamericano “democrático”, por medio del Plan Colombia primero (que ya se había iniciado bajo la gestión Pastrana) y el Plan Patriota después; el mando estratégico de la “guerra contra el narcoterrorismo” durante la doctrina de la Seguridad Democrática recayó en manos de las criminales Agencias de Seguridad de los gobiernos norteamericano e israelí.

Que lo capture Interpol

De todas las atrocidades cometidas durante la Seguridad Democrática del gobierno de Uribe y de la gestión de Santos al frente de las Fuerzas Militares, el hecho que causó mayor conmoción internacional fue el bombardeo de territorio ecuatoriano. En 2008, el Ejército, unidades de operaciones especiales de Infantería de Marina y de la Fuerza Aérea colombianas atacaron el país vecino produciendo numerosas muertes, entre ellas un ciudadano ecuatoriano, cuatro mexicanos y varios colombianos. La operación se denominó Fénix; tuvo como excusa atacar a un campamento de las FARC y dar muerte a uno de sus comandantes, Raúl Reyes. A raíz de tamaño atropello a la soberanía de un país hermano, un juez ecuatoriano solicitó orden de captura contra Santos y otros miembros de la cúpula militar colombiana; el presidente Rafael Correa, por su parte, defendió el pedido de captura y solicitó a la Interpol el arresto del ministro colombiano, hoy Nobel de paz (El hecho quedó impune, después de todo).
El bombardeo sobre el campamento de Reyes fue la ofensiva bélica más notoria, pero otras tantas acciones de tierra arrasada se desarrollaron en los años de Santos al frente del ministerio de Defensa contra numerosos frentes guerrilleros de las FARC; centenares de miembros de la guerrilla fueron aniquilados por la acción coordinada de Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Policía, provocando un clima de guerra en las comunidades del país complementado por ataques y asesinatos a líderes sociales, masacres de las fuerzas militares regulares o paramilitares, bajo una estrategia común de aniquilamiento de la insurgencia. Santos dejó el ministerio en 2009, sólo para lanzar su candidatura presidencial.

Falso, todo falso

Durante su gestión al frente de una de las etapas más terribles de la guerra en Colombia, se destapó el doloroso escándalo de los “falsos positivos”: jóvenes campesinos o de extracción popular ejecutados por el ejército y presentados después como guerrilleros abatidos.
El caso más emblemático fue el de Soacha, en las afueras de Bogotá. Un grupo de jóvenes fue llevado al otro extremo del país, donde fueron asesinados y después de eso vestidos como guerrilleros. Cuando Santos asumió el ministerio en 2006 la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU ya había alertado sobre esas ejecuciones extrajudiciales de las tropas bajo su conducción política, pero durante los primeros años dejó hacer.
En septiembre de 2008 el Fiscal de Ocaña afirmó que los 9 jóvenes aparecidos en esa ciudad norteña habían caído en combate, y lo mismo dijo el de Cimitarra, refiriéndose a otros dos cuerpos encontrados allí. Pero eran los jóvenes de Soacha; con esa información, el director de la Oficina de Derechos Humanos de la Vicepresidencia llamó al ministro, y la situación ya no se pudo disimular. Cuando se conoció el escándalo, dos años después de estar al frente de un ejército que tuvo como práctica habitual la presentación de “falsos positivos”, recién entonces Santos creó una unidad especial de fiscales para investigar.
Hace nada, tres días apenas, las Madres de Soacha se instalaron una vez más a reclamar justicia en los tribunales. “No vamos a esperar más, estamos cansadas, nos tienen hasta la coronilla. A nosotros nos están viendo la cara de qué, ¿de pendejas?”, expresó ofuscada Carmenza Gómez, madre de Víctor Fernando, uno de los jóvenes que apareció fusilado en Ocaña, Norte de Santander.
Carmenza no faltó a ninguna de las audiencias desde 2008; ella y las otras madres deberán seguir reclamando contra la impunidad que reina en Colombia ante la infinidad de crímenes cometidos por el Estado… pero ahora posando la mirada en un premio Nobel de la Paz.

Pablo Solana, miembro del Equipo Editor de Lanzas y Letras, integrante del Instituto José Martí de Bogotá – Escuela Nacional Orlando Fals Borda – Colombia.

Fidel en La historia me absolverá




Tan importante fue el alegato de Fidel en lo político, como en cuanto a los argumentos jurídicos que expuso

«¡Gracias por la seria y amable atención que me están prestando! ¡Ojalá tuviera delante de mí todo el Ejército!». Es el doctor Fidel Castro Ruz, el «principal encartado» de la Causa 37 por el asalto al Moncada, quien lo expresa du­rante su alegato de autodefensa, el 16 de octubre de 1953. Está frente al Tribunal de Urgencia que lo juzga en la pequeña sala de estudios de las alumnas de enfermería del entonces hospital provincial Saturnino Lora, de Santiago. Al igual que el 21 de septiembre en que se inició el juicio del Moncada, en la inmensa Sala del Pleno del Palacio de Justicia, la mayor audiencia que lo rodea la integran soldados con bayonetas caladas.
En aquella ocasión esa guardia excesiva lo escuchó durante dos sesiones sucesivas, pues a partir de la tercera fue excluido de ese paraninfo y el proceso siguió para los demás acusados. La selección de soldados para custodiar la salita de las enfermeras debió ser muy «selecta», porque en las sesiones anteriores, durante dos horas de respuestas al interrogatorio de los magistrados al doctor Fidel Castro, y luego en el ejercicio como abogado —togado—, interrogando él a sus propios compañeros sobre crímenes cometidos por el mando y la soldadesca el 26 de julio y en días sucesivos; se había convertido en un tormento para el régimen de Batista, no solo para el mando del Moncada. Los papeles se in­virtieron: de acusado devino acusador.
De ahí que tenía que ser retirado de aquella sala donde, además de los soldados, había público civil y 25 periodistas, sin contar con los dirigentes de partidos políticos de la oposición involucrados en la Causa 37, aunque nada tu­vieron que ver con el asalto al Moncada, y ob­viamente negaron los hechos.
En la pequeña salita de las enfermeras, Fidel detalla los hechos de cómo fue retirado del mencionado juicio en la Audiencia. La orden fue que los médicos del penal firmaran un documento que acreditara que él estaba enfermo y no podía asistir a las sesiones. Y él revela aquí, durante el alegato, que los médicos le explicaron que el co­ronel Chaviano les dijo que él «le estaba ha­ciendo en el juicio un daño terrible al Gobierno».
De ahí que, sin duda, Fidel había alcanzado la primera victoria, tras el 26 de julio de aquel año.
El hecho de que los soldados prestaran tan­ta atención a sus palabras el 16 de octubre tenía un significado grande.
Se desmoronaban las mentiras «como un castillo de naipes», dijo él mismo en la salita de las enfermeras: destruyó definitivamente las ale­vosas calumnias contra sus compañeros, de­nunció los crímenes espantosos cometidos por la soldadesca obediente, denunciaba a la nación y al mundo, con pruebas irrebatibles, la verdad, y daba a conocer, pormenorizadamente, el programa de la Revolución, luego de de­nunciar la situación política, económica y so­cial de la nación. Ello podría revertirse con una revolución que, de hecho, había comenzado el 26 de julio.
En uno y otro espacio —el Palacio de Jus­ticia y la salita de estudios de las enfermeras del hospital— proclamó a José Martí, a su pensamiento y acción, como el autor intelectual del Moncada. Y dijo, enfático:
«Vivimos orgullosos de la historia de nuestra patria; la aprendimos en la escuela, y hemos crecido oyendo hablar de la libertad, de la justicia, y de derechos. Se nos enseñó a venerar desde temprano el ejemplo glorioso de nuestros héroes y de nuestros mártires. Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez y Martí fueron los primeros nombres que se grabaron en nuestro cerebro; se nos enseñó que el Titán (An­to­nio Maceo) había dicho que la libertad no se mendiga. Sino que se conquista con el filo del machete». Y mucho más que desde aquel m­omento no cupo duda, ni para los más jóvenes, como quien escribe, que aquel hecho era, ni más ni menos, que la continuidad histórica de nuestras guerras de independencia.
El alegato del 16 de octubre de 1953 es también, y hay que subrayarlo, el más minucioso y ambicioso programa social y económico de una revolución triunfante.
El Tribunal no lo interrumpió. El Fiscal ha­bía sido brevísimo al iniciarse esa sesión del juicio, pues pensaba que así el «principal encartado», al asumir su propia defensa, no tendría oportunidad de rebatirle sus acusaciones. Erró. Había expuesto que se le pedía al acusado 30 años de cárcel por haber atentado contra los Po­deres Constitucionales del Estado. Craso error: el propio golpe militar del 10 de marzo, perpetrado por Batista, había abolido la Constitución y solo regían unos estatutos de­cretados por el go­bierno de facto. Final­mente fue condenado a 15 años de prisión.
Tan importante fue el alegato de Fidel en lo político, como en cuanto a los argumentos jurídicos que expuso.
Luego, en Isla de Pinos, Fidel reconstruyó, como se sabe, aquella pieza excepcional, im­presa y distribuida clandestinamente en 1954. Misión que le encomendó a Haydée Santa­maría y Melba Hernández.
Sería asombroso para aquellos que, extrañamente, le prestaron tanta atención en la salita del juicio oír en la voz del acusado tantos sueños del pueblo como, por ejemplo, la erradicación del latifundio y la Ley de Reforma Agraria, la prioridad de la enseñanza, de la atención a la salud del pueblo, la nacionalización de los emporios ex­tranjeros como la United Fruit Company y la West Indian que unían la costa norte con la costa sur de Oriente, la entonces provincia más ancha de Cuba. El defensor de la Patria no omitió ni una posibilidad de cambio económico y social. Ni la importancia de la llamada industria del ocio quedó fuera. Dijo Fidel en su autodefensa que «el turismo podría ser una enorme fuente de riqueza». Claro, no pensaba en el turismo de casinos y gansters que existió hasta el triunfo de la Revolución, apenas seis años después.

Marta Rojas Rodríguez | marta@granma.cu

sábado, 22 de octubre de 2016

Neruda, un laurel de gloria para el pueblo




Hoy se cumplen 45 años del Premio Nobel al poeta comunista

A primeras horas de la mañana del jueves 21 de octubre de 1971 decenas de periodistas se aglomeraron ante la puerta de la Embajada de Chile en Francia, ubicada en el número 2 de la avenida de La Motte-Picquet. Una noticia procedente de Estocolmo, anhelada durante largos años por Pablo Neruda y retrasada por las maniobras de la CIA en el marco de la guerra fría cultural, empezaba a dar la vuelta al mundo: la Academia Sueca había concedido el Premio Nobel de Literatura al creador de Canto general.
Acompañado por Matilde Urrutia y Louis Aragon, Neruda ofreció unas primeras declaraciones a la prensa, que interrumpió para conversar con el Presidente Allende por teléfono. “Quisiera que este Premio beneficie la lucha por la libertad en América Latina, la riqueza de la cultura latinoamericana y el desarrollo del potencial creador de nuestro continente”, comentó a los periodistas. Fue el tercer escritor latinoamericano y el sexto en lengua española que logró un galardón que entonces estaba dotado con cuatrocientas cincuenta mil coronas suecas, unos noventa mil dólares. Una parte la donaría a su Partido para la compra de la nueva imprenta de la sociedad Horizonte.
Aquella misma tarde, Augusto Olivares, director de Televisión Nacional, logró conversar por teléfono con Neruda, quien le manifestó: “Estoy como aplastado… pero aplastado por una felicidad que me desborda”. “Este premio se lo dedico a todos los chilenos. Ojalá que se sientan tan orgullosos como yo”.
En Chile, el Premio Nobel fue acogido como un gran logro nacional. A la una de la tarde, el Presidente Allende leyó una declaración ante los medios de comunicación en la que destacó: “Este galardón, que incorpora a la inmortalidad a un hombre nuestro, es la victoria de Chile y de su pueblo, y, además, de América Latina”. “Por la poesía de Neruda pasa Chile entero, con sus ríos, montañas, nieves eternas y tórridos desiertos…”. Destacó su condición de embajador en Francia del Gobierno de la Unidad Popular y de militante comunista. “Fue mi compañero de muchas giras, en el norte, centro y sur de Chile, y siempre recordaré con emoción cómo el pueblo, que oía nuestros discursos políticos, escuchaba con emoción, en un silencio expectante, la lectura que hacía Pablo de sus versos”.
Desde Arica a Magallanes, fue festejada la noticia procedente de la nieve de Estocolmo. El cardenal Raúl Silva Henríquez, el presidente de la Corte Suprema, los rectores universitarios, el presidente de la Central Única de Trabajadores y dirigentes de todas las tendencias políticas celebraron la noticia. “La buena nueva emocionó y conmovió a Chile, que sintió con orgullo nacional el alborozo por la suprema distinción literaria otorgada a un hombre suyo que ha sabido expresar con belleza y verdad el sentimiento más íntimo de su humanidad, la odisea de sus trabajadores, los antiguos sueños y las nuevas esperanzas de los pueblos de América Latina”, señaló con legítimo orgullo la declaración difundida por el Partido Comunista. El Premio Nobel era “un laurel de gloria sobre la frente de toda nuestra Patria”.
En el mundo de la cultura la reacción también fue unánime. El científico Alejandro Lipschutz proclamó que solo por haber escrito Alturas de Macchu Picchu ya merecía tal honor. “El más grande poeta de la hora contemporánea ha recibido un premio que merecía desde hace treinta años (…) ha sido reconocido el talento americano y universal de poeta que ha cantado todos los temas de la tierra y del hombre”, afirmó, por su parte, Volodia Teitelboim. En Parral, las autoridades municipales ordenaron que se engalanara la ciudad con la bandera nacional y visitaron el museo local, instalado en la que fue casa natal del poeta. En la Población “Pablo Neruda” de Conchalí, la emoción embargó a sus modestos habitantes, que también enviaron un telegrama al poeta.
La prensa internacional acogió de manera favorable la noticia. El 22 de octubre, The New York Times le dedicó una página y uno de los artículos portaba un título que debió llenarle de orgullo por la mención a uno de sus poetas predilectos: “Un Walt Whitman latinoamericano”. Por su parte, el diario comunista francés L’Humanité destacó: “Es, sin duda, el más universal de todos los poetas”.
El sábado 23 de octubre, Pablo Neruda dirigió, a través de las cámaras de Televisión Nacional, un mensaje de agradecimiento a su país. En primer lugar, al Presidente Salvador Allende y a su esposa, Hortensia Bussi, también al Cardenal Silva Henríquez y a los mineros, a los campesinos, incluso a los carteros… “por los centenares y centenares de telegramas que he recibido”. Su mensaje finalizó con un fervoroso llamamiento al compromiso del pueblo chileno con la Unidad Popular.
Aquel mismo día, TVN grabó en su residencia oficial una conversación con Gabriel García Márquez. “Quiero mandarle al pueblo chileno una felicitación por la merecidísima distinción que se ha hecho a un poeta que, para mí, es el más grande poeta del siglo XX, en todos los idiomas”, dijo el novelista colombiano, quien obtendría el Nobel en 1982.

Mario Amorós