domingo, 31 de enero de 2010

Obama, un año después


A la memoria de Howard Zinn, maestro, camarada y amigo

Al cumplir un año la Administración Obama presenta inequívocos signos de deterioro. Según el Rasmussen Report, dedicado a producir un seguimiento día a día de la popularidad de los presidentes de Estados Unidos, en apenas un año la aprobación popular de la gestión de Obama descendió desde un 65 % el día de su inauguración al 47 registrado el 27 de Enero del 2010. [1] En esa misma fecha la encuestadora Gallup le asignaba un porcentaje levemente superior de aprobación popular: 48 %, desde un 69 % inicial. [2]
Las razones de esta rápida declinación son muy variadas: la crisis general capitalista ha generado un profundo descontento popular que las ortodoxas medidas adoptadas por la nueva administración para enfrentar la crisis -fundamentalmente, el multimillonario rescate de los grandes oligopolios a costa del gasto social y la muy injusta repartición de los esfuerzos para superarla- no hacen sino acentuar. En los días previos a su discurso ante el Congreso y golpeado por la inesperada pérdida de la banca senatorial en el Estado de Massachussets, tradicional bastión del partido Demócrata, Obama anunció su intención de establecer regulaciones más estrictas sobre los bancos y el sector financiero y, además, de promover un conjunto de medidas tendientes a favorecer la creación de empleos y facilitar el acceso de las familias de los trabajadores a crecientes niveles de educación.
Estas promesas fueron sin duda impulsadas por la derrota electoral y la pérdida de la estratégica super-mayoría en el Senado (60 votos sobre los 100 que componen ese cuerpo) que, entre otras cosas, le permitiría avanzar con su programa de reforma del sistema de salud. Pero también fueron aguijoneadas por la constatación de la indignación popular desatada por el contraste entre las exuberantes ganancias de los principales operadores bancarios y la caída de los ingresos (y el aumento del desempleo) de los trabajadores. Goldman Sachs, tal vez el más importante banco de inversión del mundo, anunció días atrás que en 2009 había obtenido “una ganancia de US$ 3.385 millones, antes del reparto de dividendos, una cifra que resultó seis veces mayor que el beneficio logrado en 2008.” [3] Es decir, para el capital financiero la crisis fue un espléndido negocio, y por eso los gerentes y directivos de Wall Street serán premiados, tal como lo asegura Robert Reich, con una suma cercana a los 25.000 millones de dólares en bonificaciones anuales que serán distribuidas en los próximos meses entre un puñado de privilegiados. [4] Un verdadero escándalo para un país cuya tasa real de desempleo –es decir, incluyendo a los trabajadores indocumentados, los que trabajan a medio tiempo y los que dejaron de buscar empleo- supera ya la marca del 20 % y en el cual las diferencias de remuneraciones entre la gerencia y los trabajadores se ha disparado a las nubes. Hace unos 25 años los primeros percibían salarios que fluctuaban entre 30 y 40 veces por encima de los del trabajador medio; en la actualidad estudios concretos revelan que esa diferencia alcanzó la astronómica cifra de 344 veces. Magia del mercado, que le dicen. [5]
Llegados a este punto es conveniente preguntarse por las razones que produjeron tan fenomenal polarización entre las remuneraciones de unos y otros. Hay dos causas principales: por una parte, las políticas neoliberales de desregulación y liberalización de la vida económica, que removieron los controles existentes desde la época del New Deal y la posguerra que ponían ciertos límites al despotismo del capital. Ronald Reagan comenzó la demolición y sus continuadores, sin excepción, profundizaron esa política. Por otro lado, el radical debilitamiento de los sindicatos: si en la década de los cincuentas más de la tercera parte de los empleados del sector privado estaban sindicalizados, la legislación anti-laboral (“flexibilización” y precarización de la relación obrero-patronal) promulgada desde los años ochenta hicieron que la proporción de trabajadores encuadrados en organizaciones sindicales se desplomara a un 7 % en los últimos años. Investigaciones empíricas demuestran que en las empresas sin sindicatos los gerentes tienen sueldos y compensaciones un 20 % superiores a las de sus colegas en empresas en donde existen sindicatos; y que los trabajadores en las primeras perciben ingresos muy superiores a los que reciben quienes se desempeñan en otras en las cuales no hay actividad sindical.
Lo anterior revela los alcances del proceso de intensificación de la explotación capitalista en Estados Unidos y la exacerbación de la concentración de la riqueza en manos de la clase dominante. En cierto sentido podría pues decirse que en ese país asistimos a una situación en la cual la lucha de clases se desenvuelve sordamente bajo un espeso velo ideológico que impide a las clases y capas subalternas adquirir una verdadera comprensión de sus propias condiciones de existencia y las causas de sus pesares. Toda la industria cultural norteamericana ha sido diseñada para negar la existencia de las clases y su irreconciliable contradicción. La permanente invocación y exaltación del American Dream -que llegó a su apoteosis con la llegada de un afro-americano a la Casa Blanca- no es sino ese cemento ideológico del cual hablaba Gramsci y mediante el cual los víctimas del sistema se culpabilizan a sí mismas de sus miserias y fracasos e inocentizan al sistema capitalista por sus desdichas y padecimientos. Lucha de clases velada y, además, atrofiada, porque la crisis del movimiento obrero, el derrumbe del sindicalismo y la claudicación del partido Demócrata (que abandonó por completo su antigua pretensión de representar a las capas medias y los trabajadores para entregarse de cuerpo y alma a los yuppies del capital financiero) dejan a la enorme masa de trabajadores asalariados norteamericanos huérfana de toda expresión política y sindical y, por eso mismo, sin capacidad para poner coto a las exacciones a que se ve sometida por la clase dominante. Bajo estas condiciones, los anuncios y la retórica de Obama difícilmente puedan surtir algún efecto: se requiere mucho más que palabras y discursos, y parece que eso es todo lo que aquél puede ofrecer al menos por ahora.
El deterioro de la situación social en los Estados Unidos puede graficarse elocuentemente si se repara que a partir del 2008 “7 millones perdieron su empleo, ... 1 de cada 8 (norteamericanos) se alimenta a través de vales de comida y 1 de cada 5 dice que el año pasado tuvo serios problemas para dar de comer a los suyos.” [6] También, si se tiene en cuenta que “si antes de las reaganomics (en los años 70s ) el 10% más acomodado capturaba menos de un tercio de la riqueza -igual no era poco-, hoy se alza con la mitad.” [7] Esto constituye el telón de fondo de los recientes anuncios de Obama. Son también, por supuesto, factores que explican la abrupta caída en la popularidad presidencial. De todos modos, bastó que aquél hiciera algunos anuncios previos en relación a estos programas para que el establishment norteamericano y sus voceros reaccionaran con virulencia, fulminando al ocupante de la Casa Blanca con el rótulo de “populista” por su fuerte “retórica en contra de los bancos.” [8]
Pero el malestar y la debilidad de Obama tiene también otras fuentes: una de ellas es la generalizada sensación de que la “guerra infinita” de George W. Bush es una pesadilla interminable que se agrava con el paso del tiempo, tal como lo demuestran las fatídicas noticias que a diario llegan de Irak, Afganistán y Pakistán. Y si bien en su alocución al Congreso Obama aseguró que las tropas estacionadas en Irak regresarían a casa en Agosto son pocos los que creen en semejante promesa. Es más, no sería absurdo conjeturar que la creciente militarización de las relaciones hemisféricas -con base en Colombia, convertida en la Israel latinoamericana- podría tener como consecuencia la apertura de un tercer frente bélico, ahora en esta parte del mundo. La obsesión por derrocar a Hugo Chávez y “normalizar” el cuadro político latinoamericano podría llegar a precipitar tal desatino.
A ello agréguese la muy difundida percepción de que la decadencia del “imperio americano” no encuentra en el ocupante de la Casa Blanca el piloto de tormentas que se necesita para enfrentar tan delicada situación agravada, además, por la creciente complejidad de un escenario global caracterizado por: (a) la aparición de nuevas actores dotados de extraordinarios recursos –China, en primer lugar, pero también India, Rusia y la misma Unión Europea- y (b), por el surgimiento de inéditos desafíos, como el cambio climático, la crisis del agua, el terrorismo internacionalizado y el tráfico ilegal de drogas, personas y armas, cuestiones estas que ponen en entredicho la eficacia de los mecanismos tradicionales de intervención en el sistema internacional.
Por eso, a poco andar, las promesas electorales de Obama se fueron abandonando sin mayores explicaciones. Su decepcionante conducta en la Cumbre de Kopenhagen demostró claramente la tibieza de sus afanes innovadores. Y lejos de “desmilitarizar” la política exterior de Estados Unidos lo que hizo Obama, sin fuerzas para sobreponerse a las presiones de sus generales y el “complejo militar-industrial”, fue delegar cada vez más sus prerrogativas como comandante supremo de las fuerzas armadas en manos del establishment . Una buena prueba de ello la ofrece el hecho de que el presupuesto militar aprobado para este próximo año es el mayor de toda la historia de Estados Unidos, superando con largueza el billón de dólares (un millón de millones de dólares) si se consideran los gastos militares efectuados por todos los departamentos de la Administración federal y no sólo por el Pentágono. Lejos de revertir el papel dominante del Departamento de Defensa en la formulación de la política exterior, que es uno de los legados más funestos de la era Bush Jr., lo que hizo Obama fue proseguir en el mismo curso, algo que podía fácilmente pronosticarse a partir de la ratificación de Robert Gates al frente del Pentágono, nombrado como se recordará por su predecesor en reemplazo de Donald Rumsfeld. La gira por Asia mostró, además, a un presidente norteamericano a un paso de la humillación en su visita a China, y con Japón reclamando cada vez con más energía la redefinición de las relaciones nipo-estadounidenses constreñidas aún por los leoninos arreglos de la postguerra y las secuelas de la Guerra Fría.
En lo que hace a esta parte del mundo el desempeño de Obama fluctúa entre la intrascendencia y, otra vez, la continuidad con las políticas de Bush Jr. Pese a sus promesas de cerrar en el plazo de un año la cárcel ilegal que mantiene en la base naval de Guantánamo Obama tuvo que reconocer que tal cosa será imposible, al menos por ahora. La Cuarta Flota sigue navegando nuestras aguas y ahora los marines (unos 14.000 al día de hoy) asumieron el control de una devastada Puerto Príncipe que necesita médicos, trabajadores sociales, ingenieros y arquitectos y no máquinas de matar. El objetivo, claro está, es reforzar hasta el paroxismo su control territorial en la región, y el terremoto y la posterior tragedia haitiana le brindó a Washington una magnífica excusa, al igual que el derrumbe de las Torres Gemelas lo hizo para lanzar los planes belicistas de Bush y compañía. El comportamiento de Obama durante el golpe de Honduras fue, al principio errático, pero luego que la Secretaria de Estado Hillary Clinton fijara la postura de los sectores dominantes del imperio -que encuentran en ella a su más calificada y confiable representante- y caracterizara lo ocurrido en ese país centroamericano como un “interinato” la Casa Blanca se plegó a la línea emanada del “gobierno permanente” de Estados Unidos y, en la actualidad, ha convalidado plenamente el golpe por la vía del reconocimiento de la validez de unas elecciones tan fraudulentas y viciadas que la OEA y el Centro Carter decidieron que no valía la pena monitorear. Como si lo anterior fuera poco Obama no hizo absolutamente nada en relación a la situación de los 5 cubanos prisioneros en las cárceles de Estados Unidos, bajo condiciones que ni siquiera se le aplica al más feroz criminal serial y que fueron sentenciados en un escandaloso juicio que constituye una vergüenza para el sistema judicial norteamericano. En relación al bloqueo a Cuba, condenado por toda la comunidad internacional con la excepción del propio Estados Unidos, su estado-cliente Israel y su protectorado en la Micronesia, Obama no tomó ninguna medida significativa para la eliminación de tan infame política. Como si lo anterior fuera poco firmó con Uribe un tratado por el que se le concede a Estados Unidos el derecho a instalar siete bases militares en Colombia, cuyo objetivo apenas silenciado es el de poder controlar con sus aviones cualquier movimiento significativo que tenga lugar en Sudamérica, hasta las cercanías del Cabo de Hornos. Tal como lo señalara el Comandante Fidel Castro, ese tratado constituye en realidad una anexión de facto de Colombia a los Estados Unidos: sus militares y civiles pueden entrar y salir a voluntad de Colombia, sin utilizar pasaportes. Basta para ello con exhibir un simple carnet de identidad. Los colombianos que quieran ingresar a Estados Unidos, en cambio, son sometido a toda clase de controles y vejaciones. Los cargamentos que los norteamericanos internen o saquen del país no pueden ser sometidos a fiscalización alguna por parte de las autoridades colombianas. Pueden importar armas de destrucción masiva, si se lo proponen; y exportar estupefacientes, cosa que ya hicieron en el pasado (recordar el affaire Irán-Contras). Por si lo anterior no bastara, los estadounidenses establecidos en Colombia gozan de total inmunidad diplomática y no pueden ser llevados a los tribunales colombianos por cualquier delito o crimen cometido en ese país. Y este tratado lo firmó Obama, no Bush. Para resumir: al cabo de un año la gestión Obama revela que es más de lo mismo, a pesar de sus recientes arrestos dialécticos que habrá que ver si son sucedidos por iniciativas concretas, cosa que no parece demasiado probable. Noam Chomsky tenía razón cuando advirtió, mucho antes de su elección, que “Obama es un blanco que tomó demasiado sol.”

Atilio A. Boron

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[1] http://www.rasmussenreports.com/public_content/politics/obama_administration/obama_approval_index_history
[2] http://www.gallup.com/home.aspx
[3] Obama pone un drástico límite a los bancos y al sector financiero, en Clarín http://www.clarin.com/diario/2010/01/22/elmundo/i-02124926.htm
[4] http://www.clarin.com/diario/2010/01/21/opinion/o-02124068.htm
[5] « Workers Need Added Clout To Close The Pay Gap with CEOs”, en http://www.commondreams.org/view/2008/09/01
[6] Cf. Hinde Pomeraniec, “Gerente o líder”, http://www.clarin.com/diario/2010/01/28/elmundo/i-02128501.htm
[7] Cf. Néstor Restivo, “El lento declive de la clase media y el sueño americano”, en http://www.clarin.com/diario / 2010/01/28/elmundo/i-02128501.htm
[8] “CBS’s Reid calls Obama’s populism ‘more like politics than a real plan’”, en http://businessandmedia.org/articles/2010/20100125145911.aspx

viernes, 29 de enero de 2010

La Doctrina Obama

El 29 de octubre, Obama asistió a la base de Dover (Delaware) de militares de EEUU muertos en Afganistán.
Una de las más perturbadoras escenas de la saga de “Alien”, por las connotaciones filosóficas que siempre implica la claudicación voluntaria del Bien ante el Mal, es aquella en que Sigourney Weber, tras perseguir y ser implacablemente perseguida por la bestia galáctica, se entrega a ella como una rendida enamorada. Mucho antes, aquella misma escena tuvo lugar con otros personajes más terrenales pero no menos trágicos, los de “1984? de George Orwell, en la que un ciudadano, antes rebelde y luego aplastado por el poder totalitario del Gran Hermano, acaba expresándole su más completa admiración y su más inquebrantable fidelidad.
El “Síndrome de Estocolmo” es una realidad, no una fantasmal elucubración de los psiquiatras y psicoanalistas que han tratado a rehenes liberados de sus captores, cuando estos han terminado por apoyarlos y dar por buenas las razones por las cuales los han hecho victimas de su violencia. Una de los que lo sufrió fue Patty Hearst, nieta del multimillonario William Randolph Hearst, padre de la prensa amarilla al servicio de la expansión imperial de su país, quien fue secuestrada en los 70 por un insólito “Ejército Simbiótico de Liberación”, al que terminó uniéndose y para el que ejecutó varios atracos a bancos.
Por estos días no podemos menos que apelar a estos antecedentes para explicarnos la parte psicológica de la vergonzosa claudicación ante sus feroces enemigos neoconservadores del “Presidente del cambio y la esperanza”, y su defensa abierta y definitiva de las razones de la guerra y la expansión imperial que estos propugnan, de todo lo cual fue testigo el mundo, primero desconcertado y luego horrorizado, al escuchar su discurso de aceptación en Oslo del Premio Nobel de la Paz.
Inmediatamente después, un coro de exultantes voces conservadoras, que en esta historia juegan el mismo rol que en su tiempo jugaron Alien, el Gran Hermano y el “Ejército Simbiótico de Liberación”, elevaron sus voces al cielo para felicitar a un Presidente obediente que, al fin, había entrado por la senda del sentido común imperial, o lo que es lo mismo, de la aceptación de las guerras de expansión y de rapiña disfrazadas ahora de guerras defensivas y justas. Y para coronar la jugada y su victoria, los ideólogos neoconservadores proclamaron al mundo que en Oslo se habían perfilado, por vez primera, las líneas esenciales de lo que a partir de ahora ha de ser conocida como “La Doctrina Obama”.
Las doctrinas de los presidentes norteamericanos son, según Wikipedia, “el compendio y la exposición de los objetivos esenciales a lograr en política exterior, la actitudes a asumir y las instancias que deberán ejecutar dichas políticas”. Entre Monroe y Obama, se cuentan 12 doctrinas presidenciales, vinculadas siempre con momentos de expansión imperial o las confrontaciones de la Guerra Fría. Del primer caso son exponentes la Doctrina Monroe (1823), que exigía a las potencias europeas mantenerse alejadas del hemisferio occidental, y el Corolario Roosevelt, que proclamaba a América Latina como vía de expansión de los intereses comerciales estadounidenses, lo que implicaba también que Estados Unidos se consideraba superior a las demás naciones del continente, y que, en consecuencia, tenía la prerrogativa de actuar como una especie de gendarme regional.
Las doctrinas presidenciales del segundo tipo, o sea, las vinculadas con las batallas geopolíticas de la Guerra Fría, van desde la Doctrina Truman (1947) hasta la de Ronald Reagan (1985), e incluye las de Eisenhower (1957), Kennedy (1961), Johnson (1965), Nixon (1969) y Carter (1980). En todas ellas, de una u otra manera, hasta llegar la década de los 80, se planteaba que los Estados Unidos apoyarían con armas, fuerzas o suministros a aquellos países “amenazados por la expansión del comunismo”, o que estén siendo agredidos por “estados controlados por el comunismo internacional”. En este sentido se llegó al extremo, como afirmó Nixon, de que los Estados Unidos garantizarían un escudo, “si alguna potencia nuclear amenazaba la libertad de una nación aliada, cuya supervivencia se considere vital para nuestra propia seguridad”. No obstante, todas ellas, con más o menos belicosidad apelaban al concepto de “contención” como elemento central de sus políticas, lo cual dejaba un margen, por estrecho que fuese, a la convivencia de naciones con diferentes regímenes económico-sociales. Esto fue lo que cambió, radicalmente, la Doctrina Reagan al introducir en su discurso el concepto de “Imperio del Mal” para designar a la URSS y los demás estados socialistas, con los cuales, por profundas razones filosóficas y éticas, no se podía coexistir, y en consecuencia, había que destruir por todos los medios a la mano, desde el despliegue de misiles en Europa, y el apoyo a las guerrillas anticomunistas en Angola, Nicaragua y Afganistán, hasta el apoyo directo a la disidencia interna en los países socialistas, incluyendo el uso de golpes de estado e invasiones militares, como las de Granada y Panamá.
La Doctrina Reagan, ya se sabe, fue preparada concienzudamente por los neoconservadores de Heritage Foundation y el Commitee for Present Danger, los mismos que se opusieron implacablemente a Clinton y retornaron al poder, por la puerta grande, tras la elección fraudulenta de George W. Bush, en el 2000. Precisamente por eso, y especialmente después del 11 de septiembre del 2001, pueden hallarse claras huellas reaganistas en la Doctrina Bush cuando se hablaba del “Eje del Mal” para referirse esta vez al radicalismo islámico y a las infinitas variantes de lo que se entendía en ella por “terrorismo”. Extinta la URSS y los estados socialistas europeos, el objetivo central se dispersaba entre “60 o más oscuros rincones del planeta”, y se cerraba definitivamente el capítulo de “la contención y el apaciguamiento”, ya rechazado por Reagan, para entrar de lleno en la era de las guerras preventivas.
Este era, precisamente el muro de la tradicional política exterior norteamericana y de las anteriores doctrinas presidenciales que se esperaba fuese derribado para siempre por un presidente como Obama. Y ese es el muro que acaba de ser presentado de nuevo en Oslo, tras una astuta sesión de reciclaje y maquillaje, y que constituye, en esencia, el viejo núcleo de la nueva Doctrina Obama.
Con su rendición definitiva ante la razón imperial en Oslo, con esa perturbadora manifestación de su my particular “Síndrome de Estocolmo”, Barack Obama no solo traicionó las esperanzas que la Humanidad depositó sobre sus hombros en el 2008, sino que se traicionó a sí mismo, al menos, al Obama que nos vendió. Durante los debates del 2007, en el seno de su partido, había declarado que “rechazaba cualquier manera doctrinaria de enfocar la política exterior”, y posteriormente, al preguntársele por su doctrina, había afirmado tener… “un punto de vista sobre nuestra seguridad basado en la seguridad global y la prosperidad común a todos los pueblos y países”. Pero muy lejos de estos conceptos, duramente criticados entonces por un neoconservador de fuste, como John Bolton, por “idealista e ingenuo, por buscar el apaciguamiento de los enemigos”, la exposición de la Doctrina Obama en Oslo parte de reconocer la inevitabilidad de las guerras, por estar relacionadas con la cortedad de la razón humana y las imperfecciones del hombre, y concede al gobierno de los Estados Unidos el derecho y el deber de constituirse en gendarme internacional para luchar contra el Mal en sus infinitas encarnaciones, partiendo del supuesto excepcionalismo de la nación.
No importa si Obama haya atemperado su Doctrina con su habitual lenguaje mesiánico y sus citas ineludibles de Gandhi y Martin Luther King, si con su apelación a la existencia de un difuso Mal al que combatir, se afilia, de hecho, y continúa una tradición reaganista y bushista, o sea, descarnadamente agresiva e imperialista.
No importa si habla de derechos globales y la búsqueda de la paz, si, de hecho, su Doctrina contempla la imposibilidad de que su gobierno se cruce de brazos ante la existencia de peligros potenciales para su seguridad, o que perciba como tal, por si y ante sí, al margen de los organismos multilaterales y las leyes internacionales, porque, de hecho, esto es una manera metafórica de afirmar la vigencia del concepto bushista de las guerras preventivas contra los oscuros rincones del planeta.
Unos dicen que con su Doctrina, un astuto Obama busca mezclar ” lo mejor de los dos mundos”, o sea, hacer un compendio selectivo de las doctrinas presidenciales de sus antecesores, lo cual le permitiría, supuestamente, eludir las críticas de unos y otros. No es casual que Don Washington, citando a The Atlantic Political Blog en su artículo “Unveiling the Obama Doctrine”, haya intentado caracterizarla mediante la combinación de los opuestos. “Se trata-afirmaba- de una doctrina multilateralista…con colmillos muy largos.”
¡Qué afortunada definición! Precisamente un socarrón Irving Kristol, considerado “El Padrino” del movimiento neoconservador, nos legó una metáfora parecida. “¿Y qué es un neoconservador-se preguntaba- sino un liberal con unos colmillos muy largos?”

Eliades Acosta Matos

jueves, 28 de enero de 2010

Patricio Lumumba: el rostro olvidado del genocidio negro


A 49 años de su asesinato

“Ninguna brutalidad maltrato o tortura me ha doblegado porque prefiero morir con la cabeza en alto, con la fe inquebrantable y una profunda confianza en el futuro de mi país, a vivir sometido y pisoteando principios sagrados. Un día la historia nos juzgará, pero no será la historia según Bruselas, París, Washington o la ONU, sino la de los países emancipados del colonialismo y sus títeres”. (Carta escrita a su esposa e hijos por Patricio Lumumba pocos días antes de su muerte).
El mes de enero de cada año, aunque el poder mediático mundial hace lo posible por borrar de la memoria histórica la existencia del genocidio negro en el continente africano, provocado por las potencias occidentales en su afán de hacerse por las grandes riquezas de su pueblos, es meritorio recordar al gran líder negro Patrice E Lumumba.
Hace ya 49 años, Patrice Lumumba, jefe del gobierno de la República del Congo, fue asesinado por una conspiración organizada por el gobierno de Bélgica, con la complicidad de los Estados Unidos, de Gran Bretaña y de las Naciones Unidas. Su cadaver condenó al Congo a la rapaz dictadura de Mobutu y una sucesión de sangrientas guerras civiles. Durante más de cuarenta años se ha mantenido el silencio sobre este crimen, en donde se rumora que su cadáver y el de otros colaboradores, fueron disueltos en ácido sulfúrico para no dejar rastros.
El pensamiento de Lumumba, constituyó un peligro para las potencias occidentales explotadoras de los pueblos africanos, fue Ministro, líder, enemigo del colonialismo y pionero por la unidad de los pueblos africanos y por su liberación. Buscaba la descolonizació n del Congo y destruir totalmente el poder colonialista europeo presente en África, erradicar el ultraje y el expolio que durante siglos había sufrido el continente, una persona así, no merecía continuar viviendo y por eso, se fraguó su asesinado a pocos meses de haber asumido el poder en la República del Congo.
A 49 años del asesinato del líder africano Patrice Lumumba, en su patria, la República Democrática del Congo, la guerra es un genocidio oculto que ha producido más de 5 millones de muertos en los últimos años; este genocidio puede ser detenido, pero la comunidad internacional, las democracias del Norte, no quieren detenerlo, convirtiendo al Congo en un pueblo activamente crucificado.
La ironía: poseer grandes riquezas naturales como las que tiene la República Democrática del Congo, se ha convertido en una tragedia.
En las montañas orientales del Congo hay valiosos minerales como el coltán y niobio, además de oro, diamantes, cobre y estaño. El coltán, abreviatura de colombio-tantalio, está en suelos de una antigüedad de tres mil millones de años. Se usa con el niobio para fabricar los condensadores para manejar el flujo eléctrico de los teléfonos celulares. Cobalto y uranio son elementos esenciales para las industrias nuclear, química, aeroespacial y de armas de guerra. Alrededor del 80% de las reservas mundiales de coltán están en el Congo.
Por el control de estos minerales escasos hay una guerra tremenda. Los poderes multinacionales quieren controlar la minería de la región. Conclusión: “el motivo del genocidio son estos minerales que buscan las corporaciones” y además están destruyendo la segunda área verde del planeta después del también amenazado Amazona.
Cuando se trata de actuar en África, hay una discriminació n inherente”. Lo afirmó el antiguo coordinador de operaciones humanitarias de Naciones Unidas Jan Egeland, quien, junto con otros 15 dirigentes mundiales de conocido prestigio, ha firmado una carta enviada a los jefes de Estado de los países de la Unión Europea llamando la atención sobre la falta de acción internacional en el Este de la República Democrática del Congo.
Jan Egeland, que durante su periodo en Naciones Unidas siempre tuvo una reputación de decir las cosas directamente sin andarse por las ramas, dijo: “Nunca hubo esta indecisión cuando se trató de intervenir en los Balcanes, en Irak o en Oriente Medio”. Ciertamente no la hubo, pero cuando se trata de intervenir en crisis africanas parece como si la vida humana no tuviera el mismo valor en todas partes”. Esta es la doble la moral que practican los abanderados de los derechos humanos en el mundo.
Zenit, agencia de noticias del Vaticano, dijo hace poco que “la crisis humanitaria más olvidada en nuestro planeta es la del Congo”. De vez en cuando en los medios asoma la tragedia pues ya no hay modo de ocultarla. Pero lo que se dice de ella es todavía irrisorio e insultante en comparación con la magnitud de la barbarie y el genocidio. Y no hay llanto, ni pedir perdón, ni propósito de enmienda.
En el fondo, no se trata sólo de que a África se la discrimine cuando ocurren guerras que se ceban en los más inocentes, sino de algo más que merece la pena escarbar y descubrir que detrás de esta guerra se esconden los intereses de potencias como Estados Unidos, Inglaterra, Holanda y Bélgica, quienes apoyan al régimen de Kagame en Ruanda, de cuyos aeropuertos salen para estos países el preciado coltán (indispensable en la fabricación de armamento, teléfonos móviles y ordenadores portátiles de última generación, etc) que los soldados extraen con el trabajo forzado de niños y jóvenes en el Este del Kivu y envían en camiones y helicópteros a Kigali. Es triste constatar que en muchas ocasiones, esas “indecisiones” ante los problemas africanos podrían ser una forma camuflada de dejar que los acontecimientos se desarrollen de forma provechosa para los más poderosos, aunque sea a costa de que mueran millones de inocentes.
Hoy entiendo más que antes las razones por las cuales, un enero de 1961 fue atrozmente asesinado el patriota africano Patrice E. Lumumba, un ser humano así era imposible que continuara con vida, cometió el pecado capital de soñar que Otra Africa era Posible, una África unida en el desarrollo, en combatir la injusticia social y en la cooperación entre países para la educación. Devolver las riquezas del continente al pueblo africano, era su más profundo Sueño. El pensamiento de Lumumba se apoyaba sobre los siguientes tres pilares: la justicia, la independencia y la libertad.
Hoy hace 49 años, murió como un mártir de la lucha de los pueblos contra la injusticia, la expoliación, la humillación impuesta por las potencias europeas que a los cuatro vientos se proclaman democráticas. Es un mártir de la causa popular por un mundo más justo y más humano, por la fraternidad humana. Lumumba fue asesinado pero vivirá siempre en nuestros corazones. Él forma parte del genocidio olvidado de millones de hermanos africanos que han caído en el camino para que en el mundo blanco, unos pocos disfruten de grandes comodidades y amasen fortunas impregnadas de sangre inocente.
Me enorgullezco, al igual que decenas de miles de egresados que habitamos los cinco continentes, de haber estudiado en la Universidad de la Amistad de los Pueblos Patricio Lumumba, centro de estudios universitarios de clase mundial fundado en su memoria y que en febrero próximo cumple 50 años de vida en la preparación de cuadros profesionales para los países en vías de desarrollo.

Carlos Ml. Vega Bolaños (Costa Rica)*

*Egresado Universidad Amistad con los Pueblos Patricio Lumumba

miércoles, 27 de enero de 2010

POR UN HAITÍ LIBRE AYUDA SÍ, TROPAS NO

ACTO POPULAR en MONTEVIDEO

En el marco de una Campaña de APOYO Y SOLIDARIDAD con las víctimas y la lucha del pueblo Haitiano, que acaba de sufrir un terremoto devastador y que soporta una permanente invasión de tropas extranjeras. También se informará sobre la verdadera historia de Haití y lo que actualmente sucede. Esta convocatoria toma el nombre del intelectual JN ANIL LOUIS-JUSTE , patriota recientemente asesinado.

MIERCOLES 27 de Enero, a las 20 hs. en la EXPLANADA de la UNIVERSIDAD
Allí, se presentará el libro
"Haití: la ocupación militar y la tercerización del Imperialismo", Impreso recientemente en Uruguay y que contiene una recopilación de artículos de prestigiosos intelectuales haitianos y amigos de ese pueblo, entre ellos Jn Anil Louis-Juste.
Hablarán: HELIOS SARTHOU, GUSTAVO LÓPEZ, GONZALO ABELLA, IRMA LEITES Y CARLOS AZNÁREZ, y estarán presentes destacadas personalidades de la comunidad afrouruguaya.
Actuará el CORO AFROGAMA y se proyectará un DOCUMENTAL sobre la actual situación en Haití y las consecuencias de la ocupación militar extranjera.
COORDINADORA DE SOLIDARIDAD CON HAITÍ LOUIS-JUSTE,
Más información: 099 792855
postaporteñ@____________________________________________

martes, 26 de enero de 2010

Las oscuras razones de la ocupación de Haití


La grandeza del pueblo haitiano se ha hecho latente en estos días de terror y muerte causados por el terremoto que sacudió la capital del país. Para superar la desgracia, la población supo organizarse barrio por barrio, campamento por campamento creando ollas comunes para poder sobrevivir, y comités cívicos para protegerse tanto de los delincuentes que escaparon de las cárceles como de su propia policía, entrenada para reprimir a los más pobres.
Mientras el presidente René Preval entrega sumisamente el poder a los militares norteamericanos, y el alcalde de Puerto Príncipe, cuya zona metropolitana está destruida en 70 por ciento, expide decretos que prohíben reconstruir ‘chabolas’ (cabañas rústicas). En vez, deberían solucionar la distribución de la ayuda, el entierro de más de 200,000 muertos, el auxilio de 300,000 heridos y la creación de refugios para más de un millón y medio de damnificados. Pero los haitianos con su espíritu de lucha indomable y de solidaridad se ingenian para salir adelante de esta tragedia cuyo origen provoca cada día más polémica.
Muchos se preguntan por qué Estados Unidos manda 20,000 soldados y un sinnúmero de contratistas, en vez de médicos, rescatadores, especialistas en reconstrucción y epidemiólogos, como lo hizo Cuba, para prevenir epidemias. Dicen en Haití que estos militares –armados hasta los dientes– parecen “centuriones en país de esclavos”. De acuerdo a la experta haitiana-americana Marguerite Laurent, “las tropas norteamericanas estaban preparadas para intervenir en Haití con anticipación. Un día antes del terremoto, el Comando Sur ensayaba medidas para ayudar a Haití en caso de desastre. La misma noche del terremoto el segundo en el mando en el Comando Sur, el general P.K. (Ken) Keen ya estaba en la embajada de los EE.UU. en Haití, que no sufrió ningún daño por el terremoto”. Actualmente el general Keen está a cargo de la fuerza de expedición norteamericana en Haití a quien Preval dio autoridad ilimitada.
Lo extraño es que Estados Unidos tiene en el país más pobre del hemisferio occidental, la más grande y mejor fortificada embajada del mundo, después de China, Irak, Irán y Alemania. Y no es tanto por la cercanía a Cuba, sino por los increíbles recursos naturales de este pequeño país. Desde 1905, cuando se encontró petróleo en Haití en Central Plateau y La Gonave, se ha sabido ocultar hábilmente la existencia de grandes reservorios de oro negro, y probablemente también de gas, en este país. A la vez, Haití tiene condiciones ideales para la construcción de terminales petroleras debido a la existencia de puertos de agua profunda. El Gran patrón se supo guardar todo esto ayudando permanentemente a mantener el caos y espantar a otros rivales.
Además, Haití posee uno de los yacimientos más grandes de oro en el mundo. Es abundante en uranio, 235 y 238 y tiene también yacimientos de minerales estratégicos raros como circonio, usado en reactores nucleares, e iridio, imprescindible para la construcción de naves espaciales. Ni qué decir del cobre y diamantes. Los centuriones están allá para asegurarse la riqueza del país mendigo. Pero no cuentan con el espíritu de los haitianos.

Vicky Pelaez

domingo, 24 de enero de 2010

Enviamos médicos y no soldados


En la Reflexión del 14 de enero, dos días después de la catástrofe de Haití que destruyó ese hermano y vecino país, escribí: “Cuba, a pesar de ser un país pobre y bloqueado, desde hace años viene cooperando con el pueblo haitiano. Alrededor de 400 médicos y especialistas de la salud prestan cooperación gratuita al pueblo haitiano. En 127 de las 137 comunas del país laboran todos los días nuestros médicos. Por otro lado, no menos de 400 jóvenes haitianos se han formado como médicos en nuestra Patria. Trabajarán ahora con el refuerzo de médicos nuestros que viajaron ayer para salvar vidas en esta crítica situación. Pueden movilizarse, por lo tanto, sin especial esfuerzo, hasta mil médicos y especialistas de la salud que ya están casi todos allí y dispuestos a cooperar con cualquier otro Estado que desee salvar vidas haitianas y rehabilitar heridos.”
“La situación es difícil -nos comunicó la jefa de la Brigada Médica Cubana- pero hemos comenzado ya a salvar vidas.”
Hora tras hora, de día y de noche, en las pocas instalaciones que quedaron en pie, en casas de campaña o en parques y lugares abiertos, por temor de la población a nuevos temblores, los profesionales cubanos de la salud comenzaron a laborar sin descanso.
La situación era más grave que lo imaginado inicialmente. Decenas de miles de heridos clamaban por auxilio en las calles de Puerto Príncipe, y un número incalculable de personas yacían, vivas o muertas, bajo las ruinas de barro o adobe con que habían sido construidas las viviendas de la inmensa mayoría de la población. Edificios, incluso más sólidos, se derrumbaron. Fue necesario además localizar, en medio de los barrios destruidos, a los médicos haitianos graduados de la ELAM, muchos de los cuales fueron afectados directa o indirectamente por la tragedia.
Funcionarios de Naciones Unidas quedaron atrapados en varios de sus albergues y se perdieron decenas de vidas, incluidos varios de los jefes de la MINUSTAH, una fuerza de Naciones Unidas, y se desconocía el destino de cientos de otros miembros de su personal.
El Palacio Presidencial de Haití se derrumbó. Muchas instalaciones públicas, incluso varias de carácter hospitalario, quedaron en ruinas.
La catástrofe conmovió al mundo, que pudo presenciar lo que estaba ocurriendo a través de las imágenes de los principales canales internacionales de televisión. De todas partes, los gobiernos anunciaron el envío de expertos en rescate, alimentos, medicinas, equipos y otros recursos.
De conformidad con la posición pública formulada por Cuba, personal médico de otras nacionalidades, como españoles, mexicanos, colombianos y de otros países, laboró arduamente junto a nuestros médicos en instalaciones que habíamos improvisado. Organizaciones como la OPS y países amigos como Venezuela y de otras naciones suministraron medicamentos y variados recursos. Una ausencia total de protagonismo y chovinismo caracterizó la conducta intachable de los profesionales cubanos y sus dirigentes.
Cuba, al igual que lo ha hecho en situaciones similares, como cuando el Huracán Katrina causó grandes estragos en la ciudad de Nueva Orleáns y puso en peligro la vida de miles de norteamericanos, ofreció el envío de una brigada médica completa para cooperar con el pueblo de Estados Unidos, un país que, como se conoce, posee inmensos recursos, pero lo que se necesitaba en ese instante eran médicos entrenados y equipados para salvar vidas. Por su ubicación geográfica, más de mil médicos de la Brigada “Henry Reeve” estaban organizados y listos con los medicamentos y equipos pertinentes para partir a cualquier hora del día o de la noche hacia esa ciudad norteamericana. Por nuestra mente no pasó siquiera la idea de que el Presidente de esa nación rechazara la oferta y permitiera que un número de norteamericanos que podían salvarse perdieran la vida. El error de ese Gobierno tal vez consistió en su incapacidad para comprender que el pueblo de Cuba no ve en el pueblo norteamericano un enemigo, ni como culpable de las agresiones que ha sufrido nuestra Patria.
Tampoco aquel Gobierno fue capaz de comprender que nuestro país no necesita mendigar favores o perdones de quienes durante medio siglo han tratado inútilmente de ponernos de rodillas.
Nuestro país, igualmente en el caso de Haití, accedió de inmediato a las solicitudes de sobrevuelo en la región oriental de Cuba y a otras facilidades que requerían las autoridades de Estados Unidos para prestar asistencia lo más rápidamente posible a los ciudadanos norteamericanos y haitianos afectados por el terremoto.
Estas normas han caracterizado la conducta ética de nuestro pueblo que, unido a su ecuanimidad y firmeza, han sido los rasgos permanentes de nuestra política exterior. Eso lo conocen bien cuantos han sido adversarios nuestros en la esfera internacional.
Cuba defenderá firmemente el criterio de que la tragedia que ha tenido lugar en Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental, constituye un reto a los países más ricos y poderosos de la comunidad internacional.
Haití es un producto neto del sistema colonial, capitalista imperialista impuesto al mundo. Tanto la esclavitud en Haití como su ulterior pobreza fueron impuestas desde el exterior. El terrible sismo se produce después de la Cumbre de Copenhague, donde fueron pisoteados los derechos más elementales de 192 Estados que forman parte de la Organización de Naciones Unidas.
Tras la tragedia, se ha desatado en Haití una competencia por la adopción precipitada e ilegal de niños y niñas, que obligó a que la UNICEF tomara medidas preventivas contra el desarraigo de muchos niños, que despojaría a familiares allegados de tales derechos.
El número de víctimas mortales sobrepasa ya las cien mil personas. Una elevada cifra de ciudadanos ha perdido brazos o piernas, o ha sufrido fracturas que requieren rehabilitación para el trabajo o el desenvolvimiento de sus vidas.
El 80% del país debe ser reconstruido y crear una economía suficientemente desarrollada para satisfacer las necesidades en la medida de sus capacidades productivas. La reconstrucción de Europa o Japón, a partir de la capacidad productiva y el nivel técnico de la población, era una tarea relativamente sencilla en comparación con el esfuerzo a realizar en Haití. Allí, como en gran parte de África y en otras áreas del Tercer Mundo, es indispensable crear las condiciones para un desarrollo sostenible. En solo 40 años la humanidad tendrá más de 9 mil millones de habitantes, y enfrenta el reto de un cambio climático que los científicos aceptan como una realidad inevitable.
En medio de la tragedia haitiana, sin que nadie sepa cómo y por qué, miles de soldados de las unidades de infantería de marina de Estados Unidos, tropas aerotransportadas de la 82 División y otras fuerzas militares han ocupado el territorio de Haití. Peor aún, ni la Organización de Naciones Unidas, ni el Gobierno de Estados Unidos han ofrecido una explicación a la opinión pública mundial de estos movimientos de fuerzas.
Varios Gobiernos se quejan de que sus medios aéreos no han podido aterrizar y transportar los recursos humanos y técnicos enviados a Haití.
Diversos países anuncian, por su parte, el envío adicional de soldados y equipos militares. Tales hechos, desde mi punto de vista, contribuirían a caotizar y complicar la cooperación internacional, ya de por sí compleja. Es necesario discutir seriamente el tema y asignar a la Organización de Naciones Unidas el papel rector que le corresponde en este delicado asunto.
Nuestro país cumple una tarea estrictamente humanitaria. En la medida de sus posibilidades contribuirá con los recursos humanos y materiales que estén a su alcance. La voluntad de nuestro pueblo, orgulloso de sus médicos y cooperantes en actividades vitales, es grande y estará a la altura de las circunstancias.
Cualquier cooperación importante que se ofrezca a nuestro país no será rechazada, pero su aceptación estará subordinada por entero a la importancia y trascendencia de la ayuda que se requiera de los recursos humanos de nuestra Patria.
Es justo consignar que, hasta este instante, nuestros modestos medios aéreos y los importantes recursos humanos que Cuba ha puesto a la disposición del pueblo haitiano no han tenido dificultad alguna en llegar a su destino.
¡Enviamos médicos y no soldados!

Fidel Castro Ruz

Enero 23 de 2010

5 y 30 p.m.

sábado, 23 de enero de 2010

LAS NACIONES UNIDAS CON LAS TROPAS ENCABEZADAS POR BRASIL PERO INCLUYENDO A LOS URUGUAYOS, HAN ACTUADO COMO LA GUARDIA DE LOS RICOS EN HAITÍ.


“Lo que es un gran contraste es que los cubanos en las primeras 24 horas hay apoyado un hospital médico que está tratando a cientos de pacientes cada día las 24 horas por día. Y la pequeña delegación cubana ha tratado 20 veces más pacientes que todo el equipo norteamericano que sólo ha tratado a 60 pacientes hasta ahora, entre los miles que están heridos”

Chury: Petras, ¿cómo te va?
Petras: Aquí estamos, muy bien, preparando para la entrevista sobre esta acción criminal de las fuerzas norteamericanas que están invadiendo Haití y bloqueando las diferentes expediciones médicas que están tratando de ayudar allá al pueblo que está sufriendo por la catástrofe.
Chury: Un tema realmente grave y está trascendiendo al mundo la actitud asumida por el gobierno de Obama en estas circunstancias porque no hay dos lecturas: Estados Unidos está aprovechando una coyuntura desgraciada para tomar el poder en Haití
Petras: Sí, principalmente una reflexión de la centralidad militar en la política externa norteamericana que no es simplemente en el caso de Afganistán o Irak. No tiene otros medios para intervenir en crisis, siempre mandan las fuerzas militares primero a conseguir el control tanto de las bases militares, el puerto y todos los sistemas de comunicación.
Los franceses y otros países se están quejando fuertemente por el hecho de que sus aviones de ayuda médica no podrían entrar en el aeropuerto. Lo que es un gran contraste es que los cubanos en las primeras 24 horas hay apoyado un hospital médico que está tratando a cientos de pacientes cada día las 24 horas por día. Y la pequeña delegación cubana ha tratado 20 veces más pacientes que todo el equipo norteamericano que sólo ha tratado a 60 pacientes hasta ahora, entre los miles que están heridos.
Y esta intervención militar hay que analizarla porque como no tiene ningunos equipos civiles activos en el exterior, siempre mandan a los militares porque todo el dinero del gobierno está canalizado a la parte militar. Por eso quedan paralizados cuando tienen que actuar como civiles. Y este militarismo tiene una larga historia. Me imagino que los alumnos de escuelas uruguayas recuerdan la invasión de Montevideo por los marines en 1858. Y deben recordar que la principal fuente de entrenamiento para los militares que han creado esta situación de pobreza en Haití eran entrenados por los marines en 1915 que formó la base del poder de la familia Duvalier, la dictadura de 30 años que terminó en 1986. Este sistema dictatorial robó todo dinero de la isla, controlaron miles sino miles de millones de dólares que entraban al tesoro y después por fin el pueblo de Haití eligió un gobierno, de Bèrtrand Arìstide, un ex cura, como presidente; un hombre populista, nacionalista, que no quería privatizar los recursos, el sistema de electricidad y telecomunicaciones entonces el Banco Mundial y el Fondo Monetario no permitieron entrar ningún préstamo y eso también perjudicó al país.
Otro asunto es que como consecuencia de lo que pasó con Arístide, con su popularidad y sus programas sociales, el gobierno de Bush tumbó a Arístide con la invasión y el rapto del presidente Arístide que lo derrocó y pusieron un gobierno títere. Y este gobierno títere, conforme con las presiones del gobierno norteamericano y el Fondo Monetario, siguió la misma política favoreciendo a los ricos y a las empresas maquiladoras. Por eso el país es pobre. Los que hablan de la pobreza en Haití no explican la historia de intervención norteamericana, no explican el apoyo de la dictadura de Duvalier, no hablan de la invasión y rapto del presidente Arístide. Esa es la fuente política de la pobreza. Y un punto más: los ricos se han beneficiado ¿y sabes qué? Las casas en el barrio de los ricos no están tan afectadas por el terremoto, siguen viviendo allá tras de las rejas los grandes ricos. Por eso los marines entraron a proteger la propiedad de los ricos. Y cualquier pobre, cualquier persona con hambre con niños en la familia que se están muriendo de hambre, que trata de conseguir alguna comida en alguna tienda, ahora tiene que enfrentar a los marines y las balas que ya mataron e hirieron a algunos muertos de hambre protegiendo a los ricos. Frente a la catástrofe, la primer consideración es proteger los barrios ricos y los almacenes que están vendiendo la comida en el mercado negro
Chury: Parece ser que el terremoto se puso como un servidor de los Estados Unidos para ocupar definitivamente Haití ¿no?
Petras: Sí, pero fíjate la resistencia. Lo que llaman las pandillas, realmente son una mezcla de gente con hambre, son grupos políticos organizados y pandillas, son una mezcla de todo y todo lo que tienen en común es que quieren comer, quieren agua, quieren reconstruir la casa, la casa, quieren encontrar los familiares bajo las piedras caída y no pueden quedarse con los brazos cruzados mientras las patrullas militares pasan buscando muertos y hay gente que grita bajo los edificios y los marines sólo buscan castigar a cualquier muerto de hambre que trata de conseguir una bolsa de harina.
Eso va a detonar un gran levantamiento. Ya tenemos el caso del terremoto en Managua en el año 72 que provocó un levantamiento, tenemos el caso del terremoto en la ciudad de México que detonó una gran organización de barrios y una fuerza popular en todos los barrios populares de México por la falta de atención del gobierno Federal. Hay que ver cuáles son las consecuencias de esta forma criminal de actuar de Estados Unidos. La gente no va a olvidar que cuando tenían hambre y sed los oficiales del gobierno entregaron los puertos y las facilidades a los marines.
Chury: Pero lamentablemente México hoy está siendo más víctima de los EE.UU. que lo que era en el 62.
Petras: Eso es cierto, pero digo que en el momento que la gente tiene que tomar las medidas en sus propias manos. Y la poca solidaridad que existe en Haití es entre los familiares, entre los barrios, las comunidades, los amigos. Hay solidaridad, hay ayuda para tratar de encontrar cadáveres o heridos. Pero es entre el pueblo la solidaridad y la ayuda, no viene de todos estos oficiales, ONG, funcionarios de ayuda que están organizando reuniones y pasando papeles más que redistribuir comida. La Cruz Roja sólo ha dado 80 mil paquetes de comida. Fíjate que en un país de millones, 80 mil es una gota en el mar. A pesar que han recibido más de 500 millones de dólares, ¿dónde va ese dinero, a qué bolsillos va? ¡Los grandes robos y estafas! Simplemente anuncian que va tanto dinero a Haití, pero no dicen a qué manos va a pasar este dinero. Si pasan 500 millones, hasta que llegue al pueblo en los barrios yo creo que van a ser menos de 50 millones.
Chury: ¿Qué pasa con las Naciones Unidas y Banki Moon?
Petras: Bueno, las Naciones Unidas con las tropas encabezadas por Brasil pero incluyendo a los uruguayos, han actuado como la guardia de los ricos allá protegiendo la política norteamericana y ahora que el terremoto tumbó el edificio de Naciones Unidas no sé cuántos soldados de qué países han muerto. Pero la pregunta es ¿qué están haciendo estas tropas durante tantos años? Porque entraron al país cuando Estados Unidos derrocó al presidente elegido Arístide y desde ahí en adelante sirven como una guardia represora de cualquier movimiento constitucionalista que trata de restaurar en el gobierno al presidente Arístide. Ahora mismo están volviendo a esta función. Los soldados de Naciones Unidas no han hecho nada para alimentar al pueblo y encontrar cadáveres; sólo sirven para circular en los barrios populares tirando balas contra cualquier persona o grupos de personas que buscan comida entrando a algunas tiendas que quedan. Pero ayuda humanitaria, olvídalo.
Chury: Petras, Estados Unidos ha conseguido un nuevo lugar para quedarse con sus fuerzas militares ¿no?
Petras: Sí, por razones de agresión contra Cuba y contra Venezuela. Esa es la razón estratégica. Tienen bases militares en Curazao, en Colombia, en Panamá, en El Salvador y ahora también tiene una base militar con más de 20 mil tropas y marines que están ocupando Haití bajo el pretexto humanitario.
No hay que olvidar que utilizaron el pretexto de intervención humanitaria para establecer bases militares en Kosovo y con la quiebra de Yugoslavia aprovecharon para intervenir, quebrar el país y conseguir un pedazo de territorio en la parte separatista de Kosovo. Eso de ayuda humanitaria es un viejo canto porque con los militares no es humanitaria, es militarista, es imperialista.
Chury: Dejamos por un momento esto estupendamente tratado por tí, pero quería preguntarte tu opinión sobre el resultado final que se produjo en las elecciones de Chile
Petras: Eso hay que ver qué pasó. Yo creo que los diarios hablan de la popularidad de Bachelet pero la realidad es que la figura de Bachelet es una cosa y la política de concertación y su gobierno son otra cosa, porque en realidad las desigualdades en Chile han crecido de una forma muy profunda entre los millonarios y los pobres. Y el derechista Piñera ha utilizado esta brecha para castigar al gobierno. Mucha gente pobre votó para castigar la concertación por el descuido de las reivindicaciones populares.
Hablan de la reducción de pobreza pero pasar de la miseria hacia la pobreza no es un gran salto cuando ves automóviles Jaguar y Mercedes Benz pasando frente a las casas pobres yendo hacia el barrio alto. Las desigualdades son muy profundas en Chile y la arrogancia en las clases altas y clase media alta es un factor emotivo también en Chile. Los intelectuales chilenos pretenden que son algo especial los chilenos. Hablan de que "nosotros somos europeos" y se olvidan que el 50 % de la población tiene descendencia de mapuches.
El abuso de los pobres en Chile es brutal; la represión de huelgas, el asesinato y encarcelamiento por las protestas indígenas, están entre los más brutales en todo el continente. Y lo que hay que ver en Chile es las enormes reservas económicas que los gobiernos han acumulado, mientras hay desinversión en educación, desinversión en pensiones, desinversión en el tratamiento familiar porque hay clínicas pero mal financiadas con colas y esperas para mucha gente. Hay que contrarrestar eso con el discurso oficial que dice que Chile es próspero, que Chile es estable entonces hay un enorme contraste, una provocación entre las condiciones populares y el discurso eufórico del gobierno. Creo que estos factores políticos, sociales y psicológicos han costado bastante al gobierno. La gente debe reconocer que Chile no es un paraíso para los pobres. Ahora, por falta de una alternativa más a la izquierda, la gente votaron a la derecha -por la concertación- o no votaron.
Y vemos que la derecha dura vuelve al poder pero con un condicionamiento porque el nuevo elegido dice que va a continuar la política de los socialistas y democristianos. Las diferencias en la política económica son mínimas. Y sobre la posibilidad de privatizar la única empresa minera importante de cobre que queda, sobre eso sí hay diferencia. Pero de fondo la política neoliberal que el gobierno anterior practicaba va a continuar y por eso las sonrisas y abrazos entre Bachelet y Piñera se entienden entre sí por eso tocan bombos y platillos porque el hecho es que las clases dominantes se sienten tan seguras con el nuevo gobierno como con el viejo. Y yo conozco varios empresarios en Chile que financiaron a ambos candidatos y cuando les preguntaban decían mire, para nosotros son iguales, estamos comprando seguros. Si uno o el otro gana terminamos igual.
Chury: Petras, se nos ha terminado el tiempo. Simplemente te quiero agradecer muchísimo la precisión de tus comentarios. El martes próximo estaremos en contacto nuevamente.
Petras: Una cosa más Chury: si pueden enviarme las transcripciones de la semana pasada y de esta. Y otra cosa: los medios están pidiendo al público canalizar dinero para Haití. Yo digo que hay muchos estafadores manejando estos fondos, muchas instituciones poco eficaces. Yo tengo toda la solidaridad con el pueblo de Haití y quiero que todos canalicemos el máximo. Pero ojo: cualquier dinero o ayuda se canaliza a partir de instituciones no oficiales porque si no la burocracia va a comerse el 80% de estas donaciones y contribuciones.
Si alguna misión por ejemplo de organización popular puede llevar por mano la ayuda, el grano, la comida o lo que sea, y que se pueda controlar la contribución directamente al pueblo y no pase por una docena de bolsillos, es una forma de canalizar la ayuda y no simplemente mandarla por las fuentes oficiales, que como decíamos antes, van a comer la gran parte de esta ayuda humanitaria.
Chury: Está perfecto Petras. Te mando un gran abrazo
Petras: Un abrazo, chau

Comentarios para CX36 Radio Centenario del sociólogo norteamericano, Prof. James Petras desde Estados Unidos. Martes 19 de enero de 2010.

viernes, 22 de enero de 2010

URUGUAY....EN MAYO, ELECCIONES MUNICIPALES

¡Qué época nos tocó vivir! Los Amos del mundo, propietarios casi monopolistas del arma nuclear, maestros nazis de la propaganda alienante, policías genéticos del alimento mundial, espías autolegitimados de la intimidad de todos, saqueadores de la Biodiversidad, genocidas sin precedentes, dueños de la nanotecnología y del mal desarrollo, han encontrado en Obama su más astuto, perverso y traicionero líder político militar.
Ahora se dedican a controlar el clima, producir sequías e inundaciones en países "rebeldes" y zonas liberadas, y hasta pueden crear el vacío atmosférico sobre una ciudad para producir la muerte instantánea de todo lo vivo. A la Geoingeniaría se le suma ahora el llamado "High Frequence Active Auroral Research Program", o sea, la generación en Alaska de poderosas ondas las cuales, reflejadas en satélites, lo mismo alteran un ecosistema que la actividad cerebral de una población. ¿Y qué pasa con los tsunamis y los terremotos?
Lo cierto es que en el cielo, junto a lo colores tradicionales de amaneceres y atardeceres junto con las estelas de hielo de los aviones, aparecen "inexplicables" trazos coloreados. Los pilotos les llaman "chemtrails". Son un anuncio del poder de los Amos del Mundo.
¿Está todo perdido?
La revolución, no la reforma, es el único horizonte de salvación para la Humanidad.
Hay sobrados datos de la realidad continental y tercermundista que demuestran que la liberación nacional de los pueblos es invencible. Por cada golpe recibido hay diez golpes de respuesta, pero su diversidad, y las diferentes culturas en las que estas respuestas se expresan, a veces nos impiden percibir la dimensión y la creatividad de la lucha popular planetaria.
La maraña económica, productiva y financiera de la Organización Mundial del Comercio obliga a los estados liberados a políticas prudentes en la línea insoslayable de la socialización. De todos modos la línea divisoria entre la prudencia revolucionaria y la entrega oportunista de los gobiernos traidores se expresa aún hoy en tres aspectos fundamentales: 1) el tema de la tierra, 2) el armamento popular y 3) la actitud política de los opresores: cuando hay gobierno revolucionario, los opresores se lanzan a la conspiración y al golpismo; cuando huelen claudicación, se llaman a silencio y garantizan la gobernabilidad.
¿Qué podemos hacer en esta coyuntura oriental tan compleja, de demagogia y dobles discursos, cuando somos incomprendidos a veces hasta por algunos hermanos revolucionarios del continente?
En primer lugar mantener en alto la bandera de la solidaridad con todos los que luchan, desde los Sem Terra hasta la iglesia tercermundista, desde las FARC y el EPP paraguayo hasta los estados revolucionarios que iluminan nuestra esperanza, en primer término Cuba, Venezuela y Bolivia. Por encima de serias controversias metodológicas que están instaladas entre nosotros, no podemos perder la brújula del movimiento continental. La solidaridad debe ser práctica, como la que recibió en 1820 aquel chasque artiguista que llegó a Río de Janeiro con dinero para los presos políticos orientales. La solidaridad es reciprocidad y mañana puede ser supervivencia.
Pero no alcanza con la necesaria solidaridad práctica.
A fines de este año el gobierno Mujica-Astori estará profundamente desprestigiado. ¿Qué puesto de lucha podremos ofrecer a sus seguidores de hoy que ya los estarán maldiciendo por entonces?
Para eso es necesario ocupar las tribunas necesarias mientras se trabaja en organización interna, en formación política, en investigación social, en unidad y coordinación local.
Las elecciones municipales de mayo son una tribuna para debatir y comunicarnos con el pueblo trabajador. Lejos de nosotros toda ilusión electoralista. No vamos a legitimar el proceso; vamos a denunciar sistemáticamente su manipulación esencialmente antidemocrática. Pero vamos a estar.
Ya estamos. Con modestia y abnegación revolucionarias un puñado de compañeros están allanando las trabas legales establecidas para jodernos, están pensando en cómo juntar peso a peso la plata necesaria, en cómo romper el muro de silencio que ya conocimos.
Quizás no queden en los libros de Historia los nombres de esos compañeros, pero aunque algunos sean olvidados en el papel, seguirán en el corazón del pueblo; su sacrificio se recordará por siempre. Es más gratificante el discurso encendido que la oscura labor cotidiana ¿pero qué vale lo primero sin lo segundo?
La propia estructura departamental de las elecciones obliga a los núcleos de base de la AP ya consolidados a coordinarse y constituir desde ellos una instancia departamental permanente, embrión de la estructura definitiva de la AP. Allí se van estableciendo candidatos y plataforma electoral departamental, en medio de necesarios y saludables debates en el marco de las 40 medidas ya aprobadas. Allí se consolidará la organización inspirada en el espíritu inclaudicable que nos asegure seguir luchando aún en las condiciones más adversas; allí se hablará de huerta orgánica, deporte y cultura, tierra y vivienda, salud y trabajo, violencia social y organización social de base, se tendrá presente el insulto antidemocrático que hoy representan las cárceles y el INAU. Pero ante todo, se hablará de esperanza. Pensar colectivamente en políticas públicas (sin ilusiones en la institucionalidad burguesa) es una escuela de Poder Popular participativo.
Mayo está ahí. Aunque lo duden algunos compañeros de integridad incuestionable, hermanos en las barricadas del futuro, el camino de la revolución continental, bolivariano y artiguista, pasa también por las municipales de mayo.

Gonzalo Abella

jueves, 21 de enero de 2010

Lo que necesita Haití


Si los corresponsales de la CNN hubieran encontrado en Haití a los doctores norteamericanos haciendo la labor que hacen los cooperantes cubanos, seguramente lo habrían reportado. Sería legítimo y comprensible. Pero, los de su país en abrumadora mayoría son soldados armados que ven enemigos en los hambreados y traumatizados del terremoto y el abandono.
No es el humanismo la virtud del soldado norteamericano cuya indumentaria de por sí remeda a los colosos guerreros romanos listos a intimidar con su apariencia también.
Este miércoles 20 de enero la tendencia noticiosa de los grandes medios privados era la de inducir una vuelta a la calma en Haití proveniente del control militar, obviando esa parte del pueblo haitiano que trata de levantarse, cooperar, ayudarse y muestra disciplina como los autorizados en República Dominicana para ir a asistir a sus familiares.
Tal tesis se vino abajo cuando hubo una réplica del sismo con una intensidad de 6.1 en la escala de Richter, suficiente para profundizar más la ruina de haitiana.
A ocho días del siniestro llegó costas de Haití el muy esperado buque hospital norteamericano "Comfort", dotado con 600 médicos y un millar de camas de hospital y la noticia: ¡de inmediato! comenzó a prestar ayuda. ¿Cuántas vidas pudieron haber salvado a las 24 ó 48 horas del sismo?
Después de la réplica de este día el secretario de Defensa de EE.UU., Robert Gates, ordenó el envío a Haití de un buque especializado en limpieza de puertos, informó la Agencia de Noticias de las Fuerzas Armadas.
O sea, que era preciso tomar el país con miles de soldados, una asignación de 100 millones de dólares que gastarán en avituallamiento militar también y la asistencia decisora de Bush y Clinton, el último como de excusión y en fotos posadas en la descarga de ayuda en el aeropuerto de Puerto Príncipe, ayer.
Solo los cubanos han logrado ya echar a andar 11 puestos médicos y hospitales, cerca de la población durmiendo apenas 4 horas y organizados para prestar asistencia día y noche ininterrumpidamente.
Un médico europeo declaraba, haciendo una comparación gráfica, que desde la primera guerra mundial los servicios sanitarios no habían tenido que amputar a tantas personas. Es una idea de la dimensión y de lo que allí, entre el caos, la ruina, la muerte y el dolor están haciendo médicos, paramédicos, estudiantes y religiosas de numerosos países.

Los norteamericanos despliegan sus militares y alardean de superioridad.

Bienvenido el buque hospital a Haití, pero es una prueba más de prepotencia entre el dolor y la angustia que el mundo contempla o trata de aliviar.
Desde el primer momento del desastre en que los militares norteamericanos se hicieron con el aeropuerto principal de la Isla, las quejas no se han hecho esperar porque los que no podían tener paciencia eran los haitianos. Los primeros en quejarse fueron los franceses al sentirse maltratados por los norteamericanos cuando negaron permiso para aterrizar a un avión con carga humanitaria.
Cualquiera que observe lo que está sucediendo tendrá que apreciar el narcisismo occidental y las peleas de los donadores, que denunció el presidente haitiano René Prevál, antes de dar el beneplácito y la prioridad a los Estados Unidos.
Los militares con su preparación física en momentos de catástrofes pueden ser útiles, pero con fusiles que disparan y disparando es una demostración de lo que aspiran en la tierra de los haitianos.

PROTESTAS POR LA INVASIÓN MILITAR

De modo que las suspicacias tampoco se han hecho esperar. De los países miembros del ALBA se ha alzado la protesta por la invasión norteamericana. El presidente boliviano, Evo Morales Ayma, anunció este miércoles que solicitará una reunión de emergencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para repudiar lo que el mandatario calificó de "invasión militar" de Estados Unidos a Haití bajo el pretexto de ayudar a los damnificados por el seísmo, han reportado varias agencias noticiosas.
"Queremos expresar nuestro repudio, indignación, hacia el Gobierno de Estados Unidos. No es posible que Estados Unidos use una desgracia natural, el fenómeno natural, para invadir y ocupar militarmente Haití", dijo Morales un día después de que el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, que se desplazó este lunes hasta la isla para entregar ayuda humanitaria, denunciara que los soldados estadounidenses allí destacados realizaban labores de "simple ocupación".
"No es posible que EEUU use la desgracia de los pueblos, como el terremoto, para invadir y ocupar militarmente Haití. Todos los pueblos y las fuerzas sociales del mundo deberían pronunciarse contra este hecho", agregó.
El presidente boliviano recordó que el terremoto de 7,3 grados en la escala Richter que sacudió el país la semana pasada y sus sucesivas réplicas han devastado la isla y han acabado con la vida de más de 75.000 personas, por lo que aseveró que "es preciso ir a salvar vidas y no a ocupar militarmente una nación".
Durante su estancia en Haití el propio vicepresidente boliviano instó al ex presidente estadounidense Bill Clinton a modificar la orientación de la cooperación norteamericana para ofrecer ayuda humanitaria en vez de control militar.
"Lo que se requiere para la reconstrucción de Haití es apoyo económico, médico y alimenticio y no tropas militares con equipos de guerra movidos por intereses geopolíticos, geoestratégicos e imperiales. Lo que necesitamos Haití no son tropas armadas, como las que llevó Estados Unidos, sino recursos: dinero, alimento e infraestructura", sentenció García Linera.

NORELYS MORALES AGUILERA

Los pecados de Haití

La democracia haitiana nació hace un ratito. En su breve tiempo de vida, esta criatura hambrienta y enferma no ha recibido más que bofetadas. Estaba recién nacida, en los días de fiesta de 1991, cuando fue asesinada por el cuartelazo del general Raoul Cedras. Tres años más tarde, resucitó. Después de haber puesto y sacado a tantos dictadores militares, Estados Unidos sacó y puso al presidente Jean-Bertrand Aristide, que había sido el primer gobernante electo por voto popular en toda la historia de Haití y que había tenido la loca ocurrencia de querer un país menos injusto.

El voto y el veto

Para borrar las huellas de la participación estadounidense en la dictadura carnicera del general Cedras, los infantes de marina se llevaron 160 mil páginas de los archivos secretos. Aristide regresó encadenado. Le dieron permiso para recuperar el gobierno, pero le prohibieron el poder. Su sucesor, René Préval, obtuvo casi el 90 por ciento de los votos, pero más poder que Préval tiene cualquier mandón de cuarta categoría del Fondo Monetario o del Banco Mundial, aunque el pueblo haitiano no lo haya elegido ni con un voto siquiera.
Más que el voto, puede el veto. Veto a las reformas: cada vez que Préval, o alguno de sus ministros, pide créditos internacionales para dar pan a los hambrientos, letras a los analfabetos o tierra a los campesinos, no recibe respuesta, o le contestan ordenándole:
-Recite la lección. Y como el gobierno haitiano no termina de aprender que hay que desmantelar los pocos servicios públicos que quedan, últimos pobres amparos para uno de los pueblos más desamparados del mundo, los profesores dan por perdido el examen.

La coartada demográfica

A fines del año pasado cuatro diputados alemanes visitaron Haití. No bien llegaron, la miseria del pueblo les golpeó los ojos. Entonces el embajador de Alemania les explicó, en Port-au-Prince, cuál es el problema:
-Este es un país superpoblado -dijo-. La mujer haitiana siempre quiere, y el hombre haitiano siempre puede.
Y se rió. Los diputados callaron. Esa noche, uno de ellos, Winfried Wolf, consultó las cifras. Y comprobó que Haití es, con El Salvador, el país más superpoblado de las Américas, pero está tan superpoblado como Alemania: tiene casi la misma cantidad de habitantes por quilómetro cuadrado.
En sus días en Haití, el diputado Wolf no sólo fue golpeado por la miseria: también fue deslumbrado por la capacidad de belleza de los pintores populares. Y llegó a la conclusión de que Haití está superpoblado... de artistas.
En realidad, la coartada demográfica es más o menos reciente. Hasta hace algunos años, las potencias occidentales hablaban más claro.

La tradición racista

Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó el país hasta 1934. Se retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros. Entonces Robert Lansing, secretario de Estado, justificó la larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma, que tiene "una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización". Uno de los responsables de la invasión, William Philips, había incubado tiempo antes la sagaz idea: "Este es un pueblo inferior, incapaz de conservar la civilización que habían dejado los franceses".
Haití había sido la perla de la corona, la colonia más rica de Francia: una gran plantación de azúcar, con mano de obra esclava. En El espíritu de las leyes, Montesquieu lo había explicado sin pelos en la lengua: "El azúcar sería demasiado caro si no trabajaran los esclavos en su producción. Dichos esclavos son negros desde los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan aplastada que es casi imposible tenerles lástima. Resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro".
En cambio, Dios había puesto un látigo en la mano del mayoral. Los esclavos no se distinguían por su voluntad de trabajo. Los negros eran esclavos por naturaleza y vagos también por naturaleza, y la naturaleza, cómplice del orden social, era obra de Dios: el esclavo debía servir al amo y el amo debía castigar al esclavo, que no mostraba el menor entusiasmo a la hora de cumplir con el designio divino. Karl von Linneo, contemporáneo de Montesquieu, había retratado al negro con precisión científica: "Vagabundo, perezoso, negligente, indolente y de costumbres disolutas". Más generosamente, otro contemporáneo, David Hume, había comprobado que el negro "puede desarrollar ciertas habilidades humanas, como el loro que habla algunas palabras".

La humillación imperdonable

En 1803 los negros de Haití propinaron tremenda paliza a las tropas de Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó jamás esta humillación infligida a la raza blanca. Haití fue el primer país libre de las Américas. Estados Unidos había conquistado antes su independencia, pero tenía medio millón de esclavos trabajando en las plantaciones de algodón y de tabaco. Jefferson, que era dueño de esclavos, decía que todos los hombres son iguales, pero también decía que los negros han sido, son y serán inferiores.
La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La tierra haitiana había sido devastada por el monocultivo del azúcar y arrasada por las calamidades de la guerra contra Francia, y una tercera parte de la población había caído en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación recién nacida fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía.

El delito de la dignidad

Ni siquiera Simón Bolívar, que tan valiente supo ser, tuvo el coraje de firmar el reconocimiento diplomático del país negro. Bolívar había podido reiniciar su lucha por la independencia americana, cuando ya España lo había derrotado, gracias al apoyo de Haití. El gobierno haitiano le había entregado siete naves y muchas armas y soldados, con la única condición de que Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había ocurrido. Bolívar cumplió con este compromiso, pero después de su victoria, cuando ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que lo había salvado. Y cuando convocó a las naciones americanas a la reunión de Panamá, no invitó a Haití pero invitó a Inglaterra.
Estados Unidos reconoció a Haití recién sesenta años después del fin de la guerra de independencia, mientras Etienne Serres, un genio francés de la anatomía, descubría en París que los negros son primitivos porque tienen poca distancia entre el ombligo y el pene. Para entonces, Haití ya estaba en manos de carniceras dictaduras militares, que destinaban los famélicos recursos del país al pago de la deuda francesa: Europa había impuesto a Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haber cometido el delito de la dignidad.
La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones de tragedia, es también una historia del racismo en la civilización occidental.

Eduardo Galeano
Brecha

Publicado en el número 556 de la revista Brecha (Uruguay), el 26 de julio de 1996.

miércoles, 20 de enero de 2010

Estados Unidos: ¿ayudar a las víctimas o controlar militarmente a Haití?


Aunque la ayuda humanitaria comienza a fluir con un poco más de rapidez, el caos y la inseguridad siguen imperando en Haití a una semana del devastador terremoto y, donde el gran despliegue de tropas por Estados Unidos ha provocado críticas de muchas naciones.
De acuerdo con las informaciones, la magnitud de la tragedia hace aún difícil el acceso al agua, alimentos y asistencia médica para los miles de heridos, al tiempo que cada día son menos las esperanzas de encontrar a sobrevivientes del sismo, que dejó entre 100 000 y 200 000 muertos.
Un total de 52 equipos de rescate de varios países continúan afanosamente la búsqueda y en la semana transcurrida desde que la tierra tembló, han logrado sacar a 90 personas con vida de debajo de los escombros en Puerto Príncipe, la capital haitiana.
Ahora otro peligro se cierne sobre el empobrecido estado caribeño. Las enfermedades podrían ser el próximo desafío para los decenas de miles de heridos sin hogar. Los equipos médicos que laboran en esa nación advirtieron sobre la amenaza inmediata que presentan el tétano y la gangrena, así como el contagio de sarampión, meningitis y otras infecciones.
Entretanto, la ONU intenta retomar el control de la situación, en medio de crecientes denuncias a las pretensiones de Estados Unidos de apropiarse del mando en ese país devastado con el envío de un considerable número de soldados, bajo el pretexto de garantizar la seguridad y la ayuda humanitaria.
La ocupación del aeropuerto de Puerto Príncipe por los efectivos norteamericanos desató una ola de críticas, ya que al priorizar los controladores aéreos el movimiento de los militares, se obstaculizó considerablemente la llegada de la asistencia a los damnificados.
Al respecto, el vicepresidente boliviano, Álvaro García, afirmó que Haití necesita ayuda humanitaria y no intereses geopolíticos y geoestratégicos estadounidenses, después de ser devastado por un fuerte sismo.
Francia, Brasil, la Comunidad del Caribe e incluso la Unión Europea cuestionaron el proceder de Estados Unidos ante la crisis que vive hoy Haití. Los países europeos exigieron que sea la ONU la que determine el papel que le corresponde a cada parte.
Para muchos no está claro cuál es en definitiva el papel de Washington en esta tragedia. Lo cierto es que los militares norteamericanos responden como siempre a un mando propio, cuando deberían estar coordinados por la MINUSTAH, Misión de Estabilización de la ONU en Haití, para viabilizar la entrega de las donaciones.
La realidad es que más de 13 000 efectivos militares estadounidenses están desplegados en territorio haitiano, incluyendo unos 2 200 marines. Todo parece indicar como denunciaron los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Nicaragua, Daniel Ortega, que Estados Unidos está aprovechando la tragedia en Haití para ocupar militarmente el país.

María Josefina Arce

Elecciones en Chile: triunfo electoral de la derecha y el neoconservadurismo


El candidato de la coalición de centro izquierda Eduardo Frei, no pudo remontar el más de 20% que necesitaba para alcanzar la presidencia.
Obtuvo un 48.4 %, mientras que su opositor, el candidato de la centro derecha y el neoconservadurismo, Sebastián Piñera obtuvo el 51.6%
La campaña del NO en contra de la derecha no funcionó esta vez en Chile, fundamentalmente porque casi un 30 % de los votos de la tercera fuerza que obtuvo un 20 % de adhesión en primera vuelta votaron por la derecha.
Por primera vez en la historia de Chile, en los últimos 70 años, una coalición estrictamente de derecha, gana una elección. En la elección de 1958 el liberal Jorge Alessandri había vencido con apoyo de partidos de centro y además lo habían “convertido” en senador para postular a la presidencia.
En un sentido estricto, la derecha en Chile había llegado al poder desde la década de los años 30 por golpes de estado.
Esta vez le corresponde a una presidenta socialista, Michelle Bachelet, que ha obtenido el más alto índice de popularidad en los gobernantes de Chile, entregarle la banda presidencial a un presidente de derecha que representa a la esencia del neoconservadurismo.
El pronóstico es que el ajuste estructural y sus ejes principales de privatizar, desregular y apertura indiscriminada de mercados, se reinstala en Chile con apoyo del estado, como en la época de la dictadura militar.
No es que regrese la dictadura, pero los principios rectores y el anticomunismo no son diferentes.
Sin embargo, no todo es responsabilidad de la concertación de centroizquierda como algunos personeros de la izquierda extraparlamentaria han manifestado.
En una declaración en el diario La Tercera, Jorge Arrate, el candidato a presidente de la izquierda extraparlamentaria, cuyos votos apoyaron a Eduardo Frei en segunda vuelta, expresó que esta derrota era responsabilidad de la concertación.
Esta declaración refleja en esencia el problema de la izquierda en Chile, que no asume responsabilidades colectivas.
Así como alude a la concertación como principal responsable del regreso de la derecha al poder del estado, exime de errores a la izquierda extraparlamentaria que permanentemente acechó a la concertación como otra derecha, o como una prolongación de la dictadura militar.
La concertación que había gobernado con una agenda social demócrata respetable había contenido algunos ímpetus del ajuste de los 80, pero al final la presión fue tanta que cedió y no pudo mantener el control de la situación.
Una etapa inconclusa
Las victorias electorales por lo general distorsionan el análisis de vencedores.
Siempre es igual y se ha dicho que de las derrotas se obtienen las lecciones más importantes, y no al revés.
Con el grado de seguridad que otorgan las victorias electorales, lo peor que podría sucederle a la derecha y el neoconservadurismo que recupera el poder después de 20 años, es pensar en las siguientes situaciones.
Primero, que la Concertación de centro izquierda ha sido derrotada políticamente.
Por el contrario. La concertación ha salido fortalecida políticamente después de esta elección en la cual obtiene un 48.4 de los votos.
Fue claramente derrotada en la primera vuelta, por enfrentar a tres fuerzas que incuestionablemente, por trayectoria en algunos casos y vehemencia coyuntural en otro, se manifestaron en contra de su continuidad en el poder.
Derecha, Izquierda Extra parlamentaria y una tercera fuerza emergida del neoconservadurismo de la propia izquierda, se plantaron en una campaña sistemática en estigmatizar los errores de la concertación y de paso estigmatizar el conjunto de su proyecto democratizador y social.
Es así que el apoyo electoral de 48.4 % de segunda vuelta, después de una campaña para derribarla del poder y quebrarla, - como quedó demostrado en los mensajes de los tres candidatos opositores en la primera vuelta-, es extraordinario, más allá de las especulaciones con base estadística del origen de esta votación.
Segundo, que el triunfo electoral de las características que obtuvo la Alianza neoconservadora, abre un período de transformaciones y de cambio en políticas de estado ya asentadas.
“El término de una etapa histórica”, frase mencionada por el presidente Ricardo Lagos el domingo en la sede del comando de la Concertación, es en otra dimensión, el cierre de una etapa inconclusa.
Como en forma inconclusa han quedado varias iniciativas de la Concertación abortadas por la oposición de derecha y el clima neoconservador, que no ha cesado de presionar el ámbito político chileno.
Como que la propia Concertación no hubiera estado convencida de la validez del formidable proyecto social demócrata que se estaba construyendo.
Y tercero y quizás lo más clave. Que la alianza de derecha neoconservadora continúe divulgando que la Concertación “realmente gobernó”, y pudo implementar sus programas.
Es una falacia continuar divulgado que los gobiernos de la Concertación contaron con el apoyo constructivo de la oposición de derecha y de algunos de sus mismos miembros muchas veces en posiciones antagónicas a la Concertación, que abortaron los propios proyectos.
La Concertación cooptó la democracia haciéndola depender de un sistema político altamente distorsionado como el binominalismo.
No es que haya hecho fracasar su proyecto democratizador de mutuo propio. Sino que estiró la permisibilidad del sistema, hasta los límites del cogobierno.
El cogobierno no va a ser admitido y es respetable. Sin embargo hay que reconocer que corresponde a fisuras que permanecen, y que son propias de un sistema político que no ha restablecido sus garantías plenas y que nació de un sistema autoritario militar.
Es un sistema político todavía blindado por el autoritarismo de muchos años y que talvez ni siquiera provenga exclusivamente del gobierno militar, sino del tipo de democracias de excepción que la región ha mantenido por muchas décadas debido a la debilidad intrínseca de sus sociedades y sus constituciones. Este punto tiene páginas y páginas de estudio, y comencemos con Brian Loveman y Steve Ropp.
Finalmente los factores que jugaron en contra de la Concertación en esta elección
1.Una oposición de derecha implacable, desde el primer minuto en que la Concertación asume en 1989. ¿O no?
2.Una oposición condicionada, pero constante de la izquierda extraparlamentaria.
3.Los desajustes internos de la concertación, propios de su pluralismo y composición política multifacética.
No asumieron a cabalidad el proyecto social demócrata de tercera vía que era observado mundial mente como un modelo. Se enredaron en la irresponsabilidad del individualismo propio de la cultura mediterránea. Les faltó ascetismo.
4.Los medios. Un capítulo aparte. Pocas veces en el escenario de la región, casi el 100% de los medios, estuvo en contra permanente del desempeño de gobiernos que han sido juzgados de exitosos por las encuestas. A su vez, la Concertación, no contó con ningún medio que equilibrara ese desnivel. Los medios daban la sensación que Chile estaba al borde del desastre. Inaudito.
5.La escasa capacidad analítica del elector chileno, demostrada en varios indicadores, algunos de las encuestas.
No conectó Concertación, con su candidato y con una presidenta popular de la misma coalición. Todo es muy básico, y ese elector, al menos en un alto porcentaje falló.
No conectó, los logros de la Concertación, en la previsión de jubilados, en el nuevo sistema de salud Auge que permite a los enfermos de cáncer con escasos recursos tener curaciones gratis, en el beneficio a las mujeres, en el bienestar social, y otros beneficios, con lo que estaba votando.
6. No se conectó a si mismo que es lo más grave, y fue aprisionado por la propaganda.
El término de la etapa histórica mencionada por el Ex Presidente Ricardo Lagos, es el llamado a restablecer la etapa inconclusa, y “que el sueño de la democracia de las grandes alamedas que se abrieron no se interrumpa”.
El tropiezo de la tercera vía en Chile con el regreso del neoconservadurismo de los 80, es un indicador del clima mundial generado por la crisis del capitalismo.
Nunca fue diferente. Ni en la década de 1900, ni en la década de los años 20 o de los años 70, o en esta del 2000.

Juan Francisco Coloane

lunes, 18 de enero de 2010

El fiasco de la Cumbre del Clima de Copenhague

Evitar la destrucción del medio ambiente sólo es posible cambiando el sistema

Del 7 al 18 de diciembre de 2009 representantes de 192 estados se han reunido en Copenhague para preparar un nuevo tratado mundial "legalmente vinculante" sobre el cambio climático. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (conocido como COP 15) supone la culminación de dos años de negociaciones después de la Conferencia de Bali, con las que se pretende llegar a un acuerdo antes de que expire el Protocolo de Kioto en 2012 por el que se consiga la reducción entre el 25% y el 40% de los niveles de CO2 existentes en 1990. El resultado ha sido el esperado: el texto aprobado no tiene ninguna validez jurídica y todo son buenas intenciones. De hecho no obliga a cumplir el protocolo de Kioto a los países que no lo firmaron. Hablan de recortes drásticos en las emisiones, pero sólo emplaza a que los países fijen antes del 1 de febrero de 2010 su cifra de reducción para 2020.
Otro de los temas era la compensación a los países más pobres. Una cifra de referencia era que estos países necesitan 50.000 millones de dólares anuales. Pues bien, el acuerdo promete un fondo de 30.000 millones de dólares en tres años que irán principalmente a los estados isleños y a países africanos afectados por la sequía, desertificación, inundaciones, etc. Esto se completaría con otra partida de 100.000 millones de dólares anuales que se pretende conceder a partir de 2020. Pero no es un acuerdo vinculante y como se preguntaba un representante de EEUU en una rueda de prensa, ¿cómo convencemos al Senado para dar 27.000 millones que es lo que nos correspondería?

Es necesario reducir ya las emisiones de gases de efecto invernadero

Como explicamos en un artículo de El Militante nº 214, de marzo de 2008, escrito después de la Conferencia de Bali, los efectos del calentamiento global en la salud humana, en la economía, el impacto en el ambiente, son motivos de gran preocupación entre la mayoría de los científicos. Algunas especies pueden ser forzadas a emigrar de su hábitat para evitar su extinción debido a las condiciones cambiantes. Conforme el clima se haga más cálido, la evaporación se incrementará. Esto causaría un aumento de las precipitaciones lluviosas y más erosión.
El nivel de CO2 actual en la atmósfera es ya de 380 partes por millón, principalmente por quema de hidrocarburos. Se sospecha que existe un umbral (de temperatura, o de contenido de CO2 en la atmósfera) más allá del cual nada de lo que hagamos podrá evitar que la Tierra llegue irreversiblemente a un nuevo estado de calentamiento. Aunque se dejase de inmediato de agredir a la Tierra, tardaría más de mil años en recuperarse. El despilfarro caótico marcado por la búsqueda de beneficio privado inmediato provoca que se extraiga energía cientos de veces más rápido de lo que la Tierra puede reponerla en forma natural. En su búsqueda de rentabilidad a corto plazo, los capitalistas han sacrificado cualquier plan serio de invertir en el cuidado de la naturaleza y del clima.
Como explica un artículo publicado en Rebelión: "El Protocolo de Kyoto era tremendamente limitado en los porcentajes acordados y dañino en la forma de cumplirlos: acepta como reducción el pago de créditos de carbono, que en realidad no es tal, sino sencillamente nuevos negocios, sobre todo para las empresas más grandes y contaminantes. Un pequeño ejemplo: en Copenhague tomé un taxi que anunciaba ‘este taxi es carbono-neutral'. Le preguntamos al conductor qué quería decir y se rió. Dijo que era lo mismo de siempre, pero pagaba una cantidad que se enviaba a Nigeria para que allí las empresas petroleras plantaran unos arbolitos, que se supone absorbían el equivalente del carbono de su taxi. No se lo creía, pero desde que tenía ese cartel, tiene más clientes y gana mucho más de lo que paga a Nigeria. El problema, explicó, es que es muy buen negocio y no hay que hacer nada, entonces muchos querrán hacerlo y habrá demasiada competencia. Que la Shell en Nigeria desplaza y mata a los indígenas que allí viven y aprovechan sus tierras, tanto para la explotación petrolera como para las plantaciones -que les resultan un excelente y subsidiado negocio allí y en otros países-, no figuraba en su ecuación" (Nuevo clima en Copenhague de Silvia Ribeiro, 20/12/09).

Los gobiernos pretendían avarse la cara

Todo esto, teóricamente, se pretendía corregir con la Conferencia de Copenhague. El gobierno danés organizó una reunión en la que parecía que todo el mundo iba a poder dar su opinión: gobiernos, campesinos del tercer mundo, indígenas de las selvas amazónica e indonesia, etc., y por supuesto las ONGs y las organizaciones ecologistas de todo tipo. Prepararon un local para unas 18.000 personas y dieron acreditaciones a 45.000. Éste fue el primer problema: colas para entrar, tensión, termómetros bajo cero y al final manifestaciones que el "democrático" gobierno danés reprimió de la manera más salvaje y que se saldó con 1.700 personas detenidas "de manera preventiva". Fueron 191 jefes de Estado, la mayoría para hacer el paripé, pero hubo una serie de gobiernos que mostraron rápidamente que la Conferencia no iba a llegar a buen puerto.
Los distintos gobiernos querían capitalizar políticamente la lógica preocupación, muy extendida en la sociedad, por la destrucción acelerada de la naturaleza y el carácter irreversible que puede llegar a tener este proceso. Por eso todos querían salir en la foto y demostrar que es un tema que tratan de resolver. Sin embargo, el margen real de actuación de estos gobiernos está determinado por los intereses de las multinacionales de la industria, el transporte, la energía y (detrás de todas ellas) los bancos, que no quieren desperdiciar la más mínima posibilidad de hacer negocio y conseguir beneficios. Por otro lado, los países emergentes como China, India o Brasil, no quieren que los acuerdos sobre control de emisiones, acuerdos para evitar la desforestación, etc. sean un obstáculo para el desarrollo de su economía.
En una conferencia de prensa el 19 de diciembre de 2009, Yvo de Boer (que dirigía la Cumbre), describió el acuerdo de Copenhage como "un acuerdo impresionante". Luego enumeró sus problemas: no es jurídicamente vinculante; no establece metas de reducciones de emisiones para los países industrializados; no indica qué harán los grandes países en desarrollo; menciona un financiamiento de 30.000 millones de dólares, pero no dice nada sobre quién asumirá la responsabilidad de recaudar el dinero.
Desde que se fueron conociendo los borradores del acuerdo que se querían negociar todos se dieron cuenta que las reivindicaciones de los verdaderamente afectados por el cambio climático: los campesinos, los indígenas de las zonas de grandes bosques y los habitantes de países como Bangladesh, Maldivas, etc. no iban a ser tomadas en cuenta
Fueron los países bolivarianos, sobre todo Venezuela y Bolivia, los que tomaron en sus manos la defensa de estas reivindicaciones. Hubo un encuentro de Hugo Chávez, Evo Morales y el representante de Cuba con los activistas llegados a la cumbre en el que explicaron lo que sucedía dentro de la cumbre. Chávez, entre otras cosas planteó: "En esas mesas se discute de todo y vienen los países más poderosos, como siempre, a tratar de ofrecer, de engañar, haciendo ofrecimientos que no van a cumplir, además. Manipulando las regiones, aplicando la tiranía mundial y se discute ahí hasta el sexo de los ángeles, que si el mercado del carbono, que si la reducción de las emisiones, que si los números y porcentajes y en eso se va el tiempo y se quiere evadir el tema de fondo, como Evo lo dijo aquí y en la Cumbre, se trata de ir a las causas del problema, porque el cambio climático no es el único problema del mundo. El hambre que mata a millones de niños todos los días es otro problema del mundo, el analfabetismo, las enfermedades que matan a los pobres, el sida, la tuberculosis, la malaria; los niños que mueren recién nacidos por falta de atención médica. Los niños que antes de nacer están desnutridos en el vientre, condenados antes de venir al mundo".
Al finalizar la cumbre Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua y Sudán se negaron a dar el visto bueno al acuerdo que negociaron EEUU, China y Brasil denunciándolo por antidemocrático, negociado a espaldas de la mayoría de las delegaciones y sin ninguna fuerza ni legal ni moral para obligar a los gobiernos a cumplirlo.

Bajo el capitalismo no se van reducir las emisiones

Uno de los problemas de la humanidad en el que se ve con más claridad la necesidad de acabar con el sistema capitalista es el generado por la emanación de los gases de efecto invernadero. Como explica el artículo Balance y Estadísticas de Energía Mundial / ECOFYS Generación Potencial: "Estadísticas del 2006 dicen que de toda la energía producida en ese año un 0,02% fue solar, 0,68% eólica, otros renovables 1,37%, hidráulica 16.41% y recursos no renovables 81,51%. En ese mismo año se produjo 19.015 teravatios, pero la electricidad que podría generarse en el mundo a partir de recursos renovables son 975.010 teravatios (cercano a un millón de teravatios) que se distribuiría de la siguiente forma 6.000 teravatios eólica marítima, 12.500 en geotérmica, 13.889 hidráulica, 91.398 oceánica (por marea y oleaje), 105.278 eólica (en tierra), 275.556 concentración solar, 470.278 fotovoltaico solar (J. A. Hernández, www.elmilitantevenezuela.org)".
Pero generar energía de estas diferentes maneras requiere inversiones a muy largo plazo que los capitalistas no están dispuestos a llevar adelante. Por otro lado, no quieren arriesgarse en invertir en investigar otras posibilidades de captación de energía que no sea a través de los combustibles fósiles o de la energía nuclear y por eso se está retrasando el desarrollo de las energías renovables.

Es imprescindible luchar por el socialismo

En la sociedad capitalista los burgueses necesitan abaratar los costes de producción atacando los niveles de vida de los trabajadores y aumentando su ritmo de explotación para así generar más ganancias que les permitan acumular más capital, necesitan cada vez ganar más invirtiendo menos. Sólo expropiando a los capitalistas, y poniendo los medios de producción en manos de la clase obrera es posible reorganizar la forma de producir en la sociedad, y combatir el problema del calentamiento mundial y la contaminación del medioambiente. La plusvalía, es decir esa enorme masa de recursos económicos que produce la clase obrera y que va a los capitalistas iría de nuevo a la sociedad, por lo tanto bajo una economía planificada democráticamente en poco tiempo se puede revertir la situación ambiental actual. Con todas las herramientas de la economía en manos de los trabajadores se podría planificar todo el trabajo en la sociedad en base a las necesidades reales de la población y no a las del mercado.
Es necesario nacionalizar la banca, la gran industria, monopolios y los latifundios para ponerlos bajo control democrático de los trabajadores.Esa es la tarea de la revolución socialista

Miguel Mitxitorena